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Consenso Español sobre

Evaluación y Tratamiento
de la Esquizofrenia

Sociedad Española de Psiquiatría


1998
Sociedad Española de Psiquiatría
S.E.P.

Junta Directiva
Presidente: S. Cervera Enguix (Pamplona)

Vicepresidenta: C. Leal Cercós (Valencia)

Secretario: J. Saiz Ruiz (Madrid)

Vicesecretario: F. Cañas de Paz (Madrid)

Tesorero: C. Carbonell Masiá (Madrid)

Vocales: M. Gutiérrez Fraile (Vitoria)


A. Medina León (Córdoba)
E. Alvarez Martínez (Barcelona)
F. Vidal Pardo (Lugo)
J. Sanjuan Arias (Valencia)
R. Gracia Marco (Tenerife)

Vocales permanentes:
F. Llavero Avilés
E. Amat Aguirre
C. Ruiz Ogara
J.J. López-Ibor Aliño
V. Conde López
D. Barcia Salorio
S. Cervera Enguix
A. Ledesma Jimeno
J. Giner Ubago

Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia


Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia

Coordinación
José Giner Ubago

Relatores
Enrique Baca Baldomero Miguel Gutiérrez Fraile
Julio Bobes García Maribel Montero Piñar
Manuel Camacho Víctor Peralta Martín

Comité de expertos
Carlos Ballús Pasard José Giner Ubago
Demetrio Barcia Salorio Manuel Gómez Beneyto
Miguel Bernardo Arroyo José Mª González Infante
Alfonso Blanco Picabia Mariano Hernández Monsalve
Salvador Cervera Enguix Elena Ibañez Guerra
Antonio Colodrón Alvarez Carmen Leal Cercós
Valentín Conde López Tomás Palomo Alvarez
José María Costa Molinari Miguel Roca Benasar
Eduardo Cuenca Fernández Julio Vallejo Ruiloba
Juan Gibert Rahola José Luis Vázquez Barquero

Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia


Prefacio

Prof. Salvador Cervera Enguix


Presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría

La presente edición del Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la


Esquizofrenia es el resultado de muchas horas de trabajo, individual y de grupo,
que ha realizado un grupo de expertos con el propósito de ofrecer, al psiquiatra
o al profesional de la salud mental interesado por el tema, el estado de la cues-
tión desde una perspectiva eminentemente clínica.
No cabe duda que en relación con un tema de tanta trascendencia y magnitud
como es la evaluación y el tratamiento de la esquizofrenia, se dispone de abun-
dante bibliografía y documentación. Es más, recientemente, la American
Psychiatric Association ha publicado unas Directrices Prácticas relacionadas
con el tema que nos ocupa; pero, sin ánimo de infravalorar la importancia de
esta edición, de indudable interés y prestigio, el grupo de expertos de la Socie-
dad Española de Psiquiatría ha querido mostrar, pese a todo, su punto de vista,
significando que también podría resultar de interés ofrecer una visión desde la
realidad clínica en que nos movemos y a través de la experiencia personal que
nos aportan nuestros enfermos. Se debe tener también en cuenta que las normas
de atención médica que se establecen en este libro a partir de los documentos
bibliográficos consultados, son sólamente orientaciones que ofrecemos al lector
y que, en definitiva, será el propio psiquiatra quien deba establecer un juicio
definitivo acerca del procedimiento clínico que estime conveniente utilizar.
Como es habitual en estos casos, el Consenso Español se ha desarrollado de
acuerdo con las normas y directrices sobre dicha modalidad de trabajo: un gru-
po de psiquiatras en activo, así como profesionales universitarios o investigado-
res, que destinan parte de su tiempo a la atención clínica del enfermo
esquizofrénico, seleccionaron en su momento una serie de aspectos atendiendo a
los siguientes criterios: a) grado de importancia; b) interés para la práctica de la
Psiquiatría; c) información disponible; d) trabajos ya realizados; y e) área en
que una mayor atención y participación del psiquiatra podría resultar útil. A
continuación, se delimitaron los conceptos fundamentales que debían ser anali-
zados en profundidad y, tras la elaboración de una propuesta presentada por un
relator, se estableció el consenso por el grupo de expertos, tras varias sesiones
de debate.
El resultado -a nuestro entender muy positivo- es esta publicación en la que se
expresan las reflexiones de un grupo de profesionales, y no la aportación de

Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia


varios autores, que han pretendido compaginar el conocimiento científico con la
experiencia clínica, fruto de su labor profesional.
Quede constancia, finalmente, nuestro agradecimiento a Janssen-Cilag por haber-
nos proporcionado en todo momento los medios materiales y de infraestructura
indispensables para la ejecución del trabajo. Colaboraciones de este tipo honran y
enaltecen a las empresas en su relación con las sociedades profesionales.

Pamplona, Octubre de 1998

Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia


Indice

I. Evaluación Clínica de la Esquizofrenia ................................................... 5


I.1. Introducción .......................................................................................... 5
I.2. La anamnesis ......................................................................................... 6
I.2.1. Historia de la enfermedad ................................................................ 6
I.2.1.1. Edad y forma de comienzo ......................................................... 6
I.2.1.2. Formas de evolución .................................................................. 6
I.2.1.3. Episodio actual .......................................................................... 7
I.2.2. Historia personal ............................................................................. 8
I.2.2.1. Desarrollo psicomotor y cognitivo ............................................... 8
I.2.2.2. Personalidad previa .................................................................... 8
I.2.3. Historia social, familiar y laboral ........................................................ 8
I.2.4. Historia médica general ................................................................... 9
I.2.5. Antecedentes familiares ................................................................... 9
I.3. Examen del estado mental actual. Exploración psicopatológica ................... 9
I.3.1. Características generales .................................................................. 9
I.3.2. Técnica de la entrevista .................................................................. 10
I.3.3. Dificultades para la exploración psicopatológica ................................. 11
I.3.4. Evaluación de síntomas específicos .................................................. 11
I.4. Evaluación de situaciones clínicas especiales:
riesgo de suicidio y violencia ................................................................. 16
I.5. Evaluación psicopatológica mediante instrumentos estandarizados ........... 17
I.5.1. Evaluación diagnóstica mediante entrevistas estructuradas ................. 18
I.5.2. Evaluación polidiagnóstica ............................................................... 18
I.6. Evaluación psicométrica ........................................................................ 19
I.6.1. Evaluación clínica vs evaluación psicométrica .................................... 19
I.6.2. Escalas de psicopatología general .................................................... 20
I.6.3. Escalas de psicosis ......................................................................... 21
I.6.4. Escalas de esquizofrenia ................................................................. 21
I.6.5. Comparación entre las escalas de esquizofrenia ................................ 23
I.6.6. Escalas de síntomas específicos ....................................................... 24

II. Evaluaciones Complementarias ............................................................ 32


II.1. Biopatología ......................................................................................... 32
II.2. Electrofisiología .................................................................................... 33
II.2.1. Electroencefalograma (EEG) ............................................................ 34
II.2.2. Cartografía Cerebral ........................................................................ 34
II.2.3. Potenciales Evocados (PE) ............................................................... 34

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II.3. Neuroimagen ....................................................................................... 34
II.3.1. Tomografía Axial Computerizada (TC): .............................................. 35
II.3.2. Resonancia Magnética Nuclear (RM): ............................................... 36
II.3.3. Técnicas Funcionales de Neuroimagen: ............................................ 37

III. Evaluación Cognitiva ......................................................................... 42


III.1. Evaluación clínica vs evaluación psicométrica .......................................... 42
III.2. Evaluación del nivel de funcionamiento intelectual ................................... 42
III.3. Diagnóstico diferencial .......................................................................... 43
III.4. Evaluación del deterioro cognitivo .......................................................... 43
III.5. Evaluación de alteraciones cognitivas específicas..................................... 44
III.5.1. Evaluación de las funciones ejecutivas .............................................. 44

IV. Evaluación Psicosocial ....................................................................... 46


IV.1. Evaluación de las discapacidades ........................................................... 46
IV.2. Valoración de las necesidades ............................................................... 47
IV.3. Evaluación de la calidad de vida ............................................................ 48

V. Factores Ambientales ........................................................................ 50


V.1. Estrés psicosocial ................................................................................. 50
V.2. Apoyo social ........................................................................................ 51
V.3. Carga familiar ...................................................................................... 52

VI. Tratamiento de la Esquizofrenia.


Principios del Tratamiento y Alternativas ............................................. 55
VI.1. Aspectos Generales .............................................................................. 55
VI.2. Tratamientos farmacológicos ................................................................. 55
VI.2.1. Fármacos antipsicóticos .................................................................. 56
VI.2.1.1. Antipsicóticos clásicos .............................................................. 56
VI.2.1.2. Antipsicoticos atípicos .............................................................. 57
VI.2.1.3. Objetivos y eficacia de los fármacos antipsicóticos ..................... 58
VI.2.1.4. Efectos indeseables de los antipsicóticos clásicos ....................... 60
VI.2.1.5. Efectos indeseables de los antipsicóticos atípicos ....................... 60
VI.2.1.6. Aspectos de Implementación .................................................... 60
VI.2.1.7. Manejo de los efectos secundarios ............................................ 61
VI.2.1.8. Otros fármacos ........................................................................ 62
VI.3. Terapia electroconvulsiva ...................................................................... 62

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VII. Tratamientos Psicológicos e Intervenciones Psicosociales ..................... 65
VII.1. Tratamiento Psicoterápico ..................................................................... 65
VII.1.1. Psicoterapia individual .................................................................... 65
VII.1.2. Psicoterapia de grupo ..................................................................... 66
VII.1.3. Intervenciones familiares ................................................................ 68
VII.1.4. Rehabilitación ................................................................................ 69
VII.1.4.1. Tratamiento de los déficits cognitivos y síntomas residuales ........ 69
VII.1.4.2. Entrenamiento en habilidades sociales ....................................... 70
VII.1.4.3. Rehabilitación ocupacional ........................................................ 70
VII.2. Case Management ................................................................................ 71
VII.2.3. Grupos de autoayuda ..................................................................... 72
VII.3. Dispositivos asistenciales ...................................................................... 72

VIII. Situaciones Clínicas Singulares que Influyen en el Tratamiento ............ 80


VIII.1. Rasgos Psicopatológicos ...................................................................... 80
VIII.1.1.Primer Episodio .............................................................................. 80
VIII.1.2.Subtipos / Síntomas deficitarios ....................................................... 81
VIII.1.3.Implicaciones terapéuticas de los trastornos
relacionados con el uso/abuso de sustancias ..................................... 81
VIII.1.4.Implicaciones terapéuticas de otras
situaciones clínicas concurrentes ...................................................... 82
VIII.1.4.1. Implicaciones terapéuticas del embarazo y la sexualidad ............ 82
VIII.1.4.2. Implicaciones terapéuticas del riesgo de suicidio ........................ 82
VIII.1.4.3. Implicaciones terapéuticas de la conducta violenta ..................... 82
VIII.1.4.4. Síntomas depresivos ................................................................ 83
VIII.2. Implicaciones terapéuticas de las variables demográficas y psicosociales . 83
VIII.2.1.Implicaciones terapéuticas de los indigentes ..................................... 83
VIII.2.2.Implicaciones terapéuticas de los factores culturales .......................... 84
VIII.2.3.Implicaciones terapéuticas de los estresores psiocosociales ................ 84
VIII.3. Implicaciones terapéuticas de la comorbilidad somática general .............. 85

IX. Formulación y Aplicación de un Plan de Tratamiento ............................ 87


IX.1. Consideraciones previas ........................................................................ 87
IX.2. Fase aguda .......................................................................................... 87
IX.2.1. Elección del dispositivo asistencial .................................................... 87
IX.2.2. Manejo psiquiátrico e intervención en: ............................................. 88
IX.2.2.1. Paciente .................................................................................. 88
IX.2.2.2. Familia .................................................................................... 88

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IX.2.3. Utilización de fármacos antipsicóticos y de otros fármacos .................. 88
IX.2.4. Utilización de TEC ........................................................................... 88
IX.2.4.1. Clasificación diagnóstica ........................................................... 88
IX.2.4.2. Esquizofrenia ........................................................................... 89
IX.3. Fase de continuación ............................................................................ 89
IX.4. Fase de estabilización o mantenimiento .................................................. 89
IX.4.1. Elección del dispositivo asistencial .................................................... 89
IX.4.2. Manejo psiquiátrico (violencia, autolisis, contención) ......................... 90
IX.4.3. Utilización de fármacos antipsicóticos ............................................... 90
IX.4.4. Utilización de otros fármacos ........................................................... 90
IX.4.5. Tratamientos psicológicos ................................................................ 90
IX.5. Aspectos específicos del manejo de pacientes ......................................... 90
IX.5.1. Resistentes al tratamiento ............................................................... 90
IX.5.2. Enfermedad dual ............................................................................ 91
IX.5.3. Programas de prevención de recaídas .............................................. 91
IX.6. Programas de prevención de conducta autolítica ..................................... 92

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
I. Evaluación Clínica de la Esquizofrenia

I.1. Introducción
A pesar de sus limitaciones, la psicopatología descriptiva sigue siendo la base fundamental para
el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades mentales en general y de la esquizofrenia en
particular. En la esquizofrenia, al igual que en otros trastornos mentales, la entrevista clínica
constituye la herramienta fundamental para la evaluación psicopatológica, siendo además la
base para la aplicación de la mayoría de los instrumentos estandarizados de valoración.
La evaluación clínica tiene dos aspectos que se solapan: la valoración diagnóstica y la
psicopatológica -ó estimación del estado mental actual-. Ambos tipos de evaluación se deben
realizar en el marco de la historia clínica. Cada paciente debería tener una evaluación inicial que
incluyera una completa anamnésis (médica y psiquiátrica), una exploración psicopatológica (exa-
men del estado mental) y una exploración física con una evaluación neurológica.
En la esquizofrenia la realización de la historia clínica debe seguir los mismos principios generales
de la historia clínica psiquiátrica (APA, 1986). Sin embargo, y como también ocurre en otros
trastornos mentales, en la esquizofrenia se producen ciertas características particulares. Mientras
que existen numerosas descripciones de los componentes de la historia clínica y de la exploración
psiquiátrica general tanto en los textos de psiquiatría como en libros específicos, no se encuentran
apenas publicaciones sobre las características específicas de la historia clínica y la exploración
psicopatológica en la esquizofrenia. Éstas aparecen en los textos clásicos sobre la enfermedad
(Kahlbaum, Kraepelin, Bleuler, Schneider, Leonhard) y siguen siendo un modelo descriptivo de la
enfermedad aun no superado. Recientemente Barcia (1997) ha recopilado importantes trabajos de
autores españoles que incluyen excelentes descripciones psicopatológicas de la esquizofrenia.
La evaluación clínica de los pacientes esquizofrénicos varía en cuanto a la forma y extensión, en
función de la finalidad y circunstancias en que se realiza. No es lo mismo la evaluación de un paciente
que es visto por primera vez, que cuando es conocido y es evaluado en una sesión de revisión, o la
evaluación de un paciente agudo que la de un paciente crónico. Tampoco es lo mismo una evaluación
con fines diagnósticos que otra en la que se demanda la resolución de un problema puntual. La valora-
ción también depende del contexto en el que se ve al paciente (hospitalario, ambulatorio, de urgencia).
Por lo tanto, la entrevista y evaluación psicopatológicas en los pacientes esquizofrénicos dependerán
en gran medida de su finalidad y del contexto en el que se realizan. Debido a la variedad de situaciones
en las que puede realizarse la evaluación de los pacientes esquizofrénicos, los aspectos de la estima-
ción que aquí se comentan, deberán ser necesariamente generales.
La entrevista clínica básicamente se compone de dos aspectos que en el caso de la esquizofrenia
están bien diferenciados en función de las fuentes de información: la anamnesis y la evaluación
del estado mental actual. En general, la evaluación clínica tiene 5 funciones básicas que se
solapan y complementan entre sí: (1) diagnóstica, (2) determinar la gravedad y tipo de síntomas
o de situaciones clínicas concretas, (3) establecer el tratamiento, (4) evaluar los cambios clínicos
en el estado psicopatológico producidos por el tratamiento y (5) reforzar la alianza terapéutica.
Tanto la anamnesis como la exploración psicopatológica son necesarias e imprescindibles en la
valoración de todo paciente esquizofrénico.

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
I.2. La anamnesis
Las características de la anamnesis que se describen a continuación hacen referencia a principios
que se pueden aplicar de manera general y que son relativamente independientes de la situación
clínica y de la finalidad de la evaluación. Así mismo, se hace especial referencia a las particula-
ridades que a menudo se observan en los pacientes esquizofrénicos.
Muy raramente se puede llevar a cabo una anamnesis completa únicamente con la información
proporcionada por los pacientes esquizofrénicos. Es un hecho bien constatado que estos enfermos
tienden a minusvalorar o a negar sus trastornos, por lo que es imprescindible contar con fuentes
externas de información. Si el paciente aun convive con sus padres, lo más deseable es realizar la
anamnesis con ellos ya que son los que pueden proporcionar la información más fiable sobre los
datos premórbidos y sobre las características de la enfermedad o del episodio. Si el paciente no
convive con los padres, la información sobre la historia de la enfermedad nos la pueden propor-
cionar las personas más allegadas (esposa, amigos...). Si el paciente ha estado en tratamiento
con anterioridad, los registros médicos proporcionan una información indispensable para eva-
luar la historia natural de la enfermedad.

I.2.1. Historia de la enfermedad

I.2.1.1. Edad y forma de comienzo

Al establecer el comienzo de la enfermedad, es útil la diferenciación entre el inicio de los


síntomas positivos y negativos. La edad de comienzo generalmente se establece atendiendo
al momento en que debutaron los síntomas positivos o psicóticos. La edad de inicio del
trastorno obtenida de esta manera es bastante fiable, ya que los síntomas psicóticos habi-
tualmente provocan una ruptura en la vida del paciente que es fácilmente identificable por
sus allegados. Por el contrario, la aparición de los síntomas negativos suele anteceder en
meses o años a la de los positivos. Estos síntomas negativos suelen aparecer de forma insi-
diosa y provocan cambios muy graduales en la conducta de los pacientes, por lo que en los
estadios iniciales suelen pasar desapercibidos. La identificación de la edad de inicio de di-
chos síntomas negativos tiene importancia ya que el comienzo insidioso se considera un
factor de mal pronóstico.

I.2.1.2. Formas de evolución

Periodos de reagudización
En la evaluación del episodio se debe realizar una detallada descripción de los sínto-
mas, de su duración, del grado de repercusión en la conducta y del patrón de aparición
y remisión (p.e. agudo vs subagudo). Al investigar la historia de los tratamientos reci-
bidos hay que registrar -en la medida de lo posible- patrones diferenciales de respuesta
(qué tipo de síntomas responden a que tipo de tratamientos), así como sus efectos
secundarios.
Por la posibilidad de prevenir las recaídas, es necesario analizar los posibles factores
desencadenantes y las manifestaciones prodrómicas de los episodios. Aunque no se ha de-

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mostrado ningún factor desencadenante específico de la esquizofrenia, la irrupción de la
enfermedad (y de los episodios sucesivos) coincide en ocasiones con situaciones de estrés
psicosocial: abandono del hogar, servicio militar, nuevo empleo, pérdida afectiva,
conflictividad familiar (Malla et al, 1990). Entre los factores desencadenantes de tipo
orgánico, destaca por su importancia el consumo de tóxicos. Un tercer tipo de
desencadenantes del episodio es el abandono de la medicación.
La identificación de las manifestaciones prodrómicas del episodio psicótico es importan-
te, ya que de ello depende la pronta instauración o regulación del tratamiento y la posi-
bilidad de yugular el episodio lo antes posible. Los pacientes suelen tener manifestacio-
nes prodrómicas que anteceden en días, semanas y en menor medida en meses, a la eclo-
sión de la psicosis. Entre las manifestaciones prodrómicas más frecuentes se incluyen
cambios sutiles en el comportamiento, irritabilidad, nerviosismo, deterioro del funciona-
miento y formas atenuadas de síntomas positivos (Malla y Norman, 1994; Jackson et al,
1995). No es infrecuente que los pacientes presenten manifestaciones prodrómicas de
tipo idiosincrásico que se repiten en los episodios sucesivos y que son fácilmente
identificables por la familia.
Periodos de remisión
En las fases de estabilización hay que evaluar el grado de recuperación en función del nivel
premórbido alcanzado. Es necesario evaluar el grado de adaptación familiar, laboral y
social, así como los principales factores implicados en dicha adaptación (como pueden ser
las dificultades en asumir la enfermedad, la colaboración con el tratamiento o las actitudes
de rechazo por parte de los demás). En las fases de estabilización pueden aparecer síntomas
que no son característicos de la esquizofrenia tales como ansiedad, desmoralización, pre-
ocupaciones específicas, y dificultades concretas para afrontar problemas. Es importante
explorar estos síntomas ya que pueden tener un efecto significativo en la capacidad de
adaptación de los pacientes.
Patrón evolutivo
Es necesario establecer el patrón de evolución de los síntomas, tanto en los episodios
agudos como en los periodos de remisión. Hay que precisar el patrón longitudinal de
evolución de la enfermedad: episódica vs continua, remisión completa vs remisión par-
cial, episódica con defecto estable vs episódica con defecto progresivo, así como aquellas
de evolución idiosincrásica. Es también útil diferenciar las formas con defecto leve de las
que cursan con defecto grave. Entre las primeras hay que diferenciar los defectos esta-
bles (rigidez psíquica, no modulación afectiva, aislamiento) de los progresivos en los que
hay marcado embotamiento e indiferencia afectiva y persisten los síntomas de la fase
productiva. Los cuadros con defecto grave se caracterizan por un marcado deterioro
cognitivo, pobreza del lenguaje, conducta extravagante y un grave deterioro en la afecti-
vidad, espontaneidad e intereses.

I.2.1.3 Episodio actual

En lo que concierne al episodio actual, vale todo lo mencionado en el apartado 2.1.2. “perio-
dos de reagudización”.

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
I.2.2. Historia personal
En esta parte de la anamnesis se revisan las etapas de la vida del paciente, con especial aten-
ción a los momentos claves del desarrollo y principales circunstancias biográficas (adolescen-
cia, matrimonio, trabajo...). Incluye los patrones de respuesta e interacción con respecto a los
principales acontecimientos vitales.

I.2.2.1. Desarrollo psicomotor y cognitivo

Los pacientes esquizofrénicos no infrecuentemente suelen presentar trastornos en el desarro-


llo de la psicomotricidad, retraso en la adquisición del lenguaje o alteraciones específicas
del mismo, y retraso en el control de esfínteres.

El examen de la etapa de la escolarización nos permite examinar dos importantes caracte-


rísticas que a menudo presentan los pacientes con predominio de síntomas negativos: el
retraso en el aprendizaje y las dificultades en la socialización (Dworkin et al, 1993). Es
importante constatar el nivel superior de educación alcanzado por el paciente ya que es un
buen índice del nivel intelectual premórbido.

I.2.2.2. Personalidad previa

La información aportada por otros apartados de la historia clínica (historia personal y bio-
grafía) nos proporciona información muy valiosa sobre las características de la personalidad
del paciente. No obstante, es necesaria una exploración sistemática de los rasgos alterados
de la personalidad y su grado de repercusión en la conducta. Además, se deben evaluar las
principales características psicológicas de los pacientes. Éstas incluyen necesidades, creen-
cias, deseos, estilo cognitivo, patrones de adaptación y principales mecanismos psicológicos
utilizados tanto en la vida cotidiana como en situaciones de estrés. Aunque con frecuencia la
esquizofrenia es una enfermedad devastadora que transforma profundamente la personali-
dad de los pacientes, el conocimiento -tanto de los rasgos anormales de la personalidad como
de las características psicológicas premórbidas- nos permite comprender mejor muchas ca-
racterísticas clínicas de la enfermedad, como por ejemplo los procesos y mecanismos de
adaptación a la enfermedad así como el origen y mecanismos de producción de determinados
síntomas (personalidad paranoide/delirios de perjuicio, personalidad esquizoide/síntomas
negativos).

I.2.3. Historia social, familiar y laboral


Incluye la descripción de la frecuencia y calidad de las relaciones sociales que ha mantenido el
paciente a lo largo de su vida, así como las relaciones significativas en el momento actual. La
evaluación de la estructura de la familia y el patrón de relaciones intrafamiliares es muy
importante para establecer un plan terapéutico. De especial importancia es el análisis de las
relaciones familiares y sociales que son relevantes con respecto a la enfermedad. Hay que
examinar tanto las situaciones que pueden actuar como factores de estrés o vulnerabilidad (por
ejemplo una alta expresividad emocional en la familia) como de protección (una estructura
familiar estable).

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
La historia laboral incluye el máximo nivel laboral alcanzado, el funcionamiento en el empleo
y las relaciones significativas en el trabajo. Ya que la mayoría de los pacientes presentan un
deterioro de su estatus laboral, es importante conocer las dificultades específicas que han
motivado dicho deterioro de cara a una posible rehabilitación vocacional.

I.2.4. Historia médica general


La historia médica debe de comenzar con los antecedentes obstétricos y perinatales. Existe una
notable evidencia de que los pacientes esquizofrénicos han sufrido más complicaciones obsté-
tricas y perinatales que la población general, e incluso que pacientes con otras enfermedades
mentales. En estas complicaciones se incluyen una amplia variedad de trastornos que aparecen
en el transcurso del embarazo, parto y periodo neonatal (McNeil, 1995).
Se deben incluir en la historia los posibles antecedentes de consumo de drogas (tanto ilegales
como legales) y de los trastornos médicos asociados a dicho consumo. Es importante constatar
si la ingesta de tóxicos comenzó antes de la enfermedad, los patrones de relación entre el
consumo de tóxicos y los síntomas, así como los motivos del consumo (como pueden ser por
reducir la ansiedad, por necesidad de estimulación, para elevar el ánimo, etc.).

La investigación de la presencia de determinadas patologías somáticas es importante de cara


al tratamiento farmacológico, como antecedentes de alergias a medicamentos, enfermedad
cardio-vascular, hepática o renal que pueda interferir en el metabolismo de la medicación, y
crisis comiciales. Una historia de antecedentes neurológicos en el paciente y en su familia
puede ser de ayuda para el diagnóstico diferencial.

I.2.5. Antecedentes familiares


La historia clínica familiar abarca la información disponible de enfermedades médicas y psi-
quiátricas en los familiares del paciente, incluyendo los trastornos que puedan ser de carácter
genético o influir de forma significativa en el entorno del paciente. Se debe realizar un árbol
genealógico de la familia. Han de incluirse de forma más específica y precisa los antecedentes
de psicosis y sus características clínicas (tipo de síntomas, respuesta al tratamiento, evolu-
ción). Más concretamente, se debe poner énfasis en la identificación de trastornos esquizofrénicos
y su espectro (trastorno esquizotípico, esquizoafectivo, del humor con síntomas psicóticos, psi-
cosis cicloides y psicosis atípicas). Aunque no existe una clara tendencia a la homotipia en la
transmisión de subtipos de la esquizofrenia (Kendler et al, 1994), en caso de existencia de
antecedentes familiares de esquizofrenia, la precisa identificación del tipo de psicosis en la
familia puede ser de ayuda tanto para el diagnóstico como para el tratamiento del paciente.

I.3. Examen del estado mental actual. Exploración psicopatológica

I.3.1. Características generales


La evaluación psicopatológica consiste en una descripción lo más objetiva posible de las viven-
cias y de la conducta anómala de los pacientes, es decir de los síntomas. Se debe realizar una
exploración psicopatológica completa que no se limite a la simple recogida de criterios.

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
Así como en la realización de la historia clínica, la información aportada por los familiares u
otras personas allegadas es la más fiable. En la evaluación del estado mental actual la infor-
mación obtenida a través de la entrevista directa con el paciente es la fuente principal de
información (Dixon y King, 1995). No obstante, raramente la información que proporciona un
paciente esquizofrénico es lo suficientemente fiable como para hacernos una idea exacta de su
estado psicopatológico. Por lo tanto, es siempre deseable complementar la exploración
psicopatológica individual con las confidencias proporcionadas por la familia, amigos u otro
tipo de allegados. En el caso de pacientes ingresados, la información que proporcionan las
enfermeras y cuidadores es muy importante para evaluar los trastornos psicopatológicos y el
funcionamiento cotidiano del paciente en diversas áreas, como pueden ser las relaciones
interpersonales, la agresividad, el autocuidado, etc. Es un hecho bien constatado, que en el
marco de una entrevista clínica, muchos pacientes no verbalizan sus síntomas psicóticos, y sin
embargo sí lo hacen a sus allegados, a las enfermeras, e incluso a otros pacientes.
Con frecuencia, cuando un paciente no es previamente conocido por el médico, una sola entre-
vista no es suficiente para establecer el estado psicopatológico de una forma fiable. Por lo
tanto, es en ocasiones deseable la realización de más de una entrevista, especialmente cuando
el paciente se muestra poco colaborador.
La frecuencia de las evaluaciones clínicas dependerá del estado del paciente y de la fase de la
enfermedad en que se encuentre. Durante el episodio agudo y en el contexto de una «unidad de
agudos», los pacientes deberán ser vistos diariamente o incluso más de una vez al día. Durante
el periodo de estabilización, las visitas se pueden espaciar un mes (si el paciente está tomando
neurolépticos depot), y si no hay razones clínicas que justifiquen las visitas se pueden espaciar
durante periodos más largos de tiempo (APA, 1997).

I.3.2. Técnica de la entrevista


No existen técnicas de entrevista específicas para los pacientes esquizofrénicos. La manera en
que se conduce la entrevista (técnica y estructura) variará en función del medio en el que se
realiza, el propósito de la evaluación y el estado clínico del paciente. Como norma general, la
estrategia de la entrevista deberá ser lo más flexible posible y estará en función directa del tipo
y gravedad de los síntomas, así como del grado de colaboración del paciente.
Una técnica de entrevista que sigue los patrones recomendados para la mayoría de los trastor-
nos mentales (Othmer y Othmer, 1996a) y que se integra perfectamente en una entrevista
clínica normalizada, es la que sirve de base para la PANSS (Kay et al, 1987). Ésta es flexible
y progresa de menos a más en cuanto a su grado de estructuración. Puede ser aplicada en la
mayoría de las situaciones clínicas, aunque es especialmente útil cuando se valora a un pacien-
te por primera vez. Consta de cuatro fases. Se debe comenzar realizando preguntas abiertas
con el objetivo de establecer un contacto adecuado y permitir que el paciente hable de sus
temas de interés, procurando dirigir progresivamente la entrevista hacia las áreas de conflicto.
En la segunda fase se exploran detenidamente los indicios de los trastornos que nos ha aporta-
do el paciente o de los que tengamos noticias por otra fuente de información. Por ejemplo, si el
paciente tiene una conducta de suspicacia, habrá que investigar de la forma más precisa posi-
ble las razones de dicha conducta (alucinaciones, delirios). La tercera fase es la más estructurada

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y en ella se investiga específicamente la presencia de síntomas explorados en la fase anterior.
En la última fase se intentan aclarar las dudas que hayan surgido sobre la presencia de ciertos
síntomas, y si se estima oportuno se confronta al paciente con sus trastornos al objeto de
evaluar su criterio de realidad y conciencia de enfermedad.

I.3.3. Dificultades para la exploración psicopatológica


Hay tres circunstancias en las que el examen psicopatológico es especialmente difícil: (1) la
falta de conciencia de enfermedad, (2) la actitud suspicaz y de desconfianza, y (3) la presencia
de determinados síntomas que impiden la exploración de los contenidos del pensamiento.
Ante un paciente que no tiene conciencia de enfermedad o que se muestra suspicaz es esencial
intentar ganarnos su confianza. No hay que abordar directamente los síntomas psicóticos y
menos aun intentar rebatirlos. Se debe de comenzar a hablar de temas que interesen al pacien-
te o de circunstancias de la vida del paciente con un valor afectivo neutro. Esto nos obliga a
adoptar distintas estrategias de entrevista, tales como la exploración “en espiral” por medio de
la que intentaremos una valoración tangencial pero progresiva de los síntomas psicóticos. Cuando
a pesar de dicha estrategia el paciente sigue sin verbalizar los síntomas psicóticos, puede ser de
utilidad la confrontación del paciente con la conducta que nos hace sospechar su presencia, y la
exploración mediante preguntas directas (como. ¿que le dicen las voces?) (Othmer y Othmer,
1996a).
La presencia de trastornos formales del pensamiento (marcada desorganización conceptual) o
de síntomas catatónicos (p.e. mutismo o negativismo) dificulta o impide la evaluación de posi-
bles contenidos anómalos del pensamiento tales como alucinaciones o delirios. En algunos
pacientes los delirios o alucinaciones pueden ser tan intensos que dominan totalmente los con-
tenidos de la conciencia, haciendo difícil la exploración de otros contenidos del pensamiento.
En estas circunstancias, la evaluación de los contenidos del pensamiento se puede realizar de
forma retrospectiva una vez que hayan remitido los trastornos que impedían el abordaje del
estado subjetivo de los pacientes.

I.3.4. Evaluación de síntomas específicos


Habitualmente existe una tendencia a explorar únicamente aquellos síntomas que son relativa-
mente característicos de la esquizofrenia, como por ejemplo los incluidos en los criterios diag-
nósticos. Sin embargo, los pacientes esquizofrénicos pueden presentar virtualmente todo tipo
de síntomas psiquiátricos. Por lo tanto, la exploración psicopatológica debe abarcar todo el
espectro de la psicopatología y en este sentido no se diferencia de una exploración psicopatológica
general.
Cuando la exploración psicopatológica tenga una finalidad diagnóstica, la valoración de los
síntomas específicos deberá adaptarse a los criterios diagnósticos empleados para hacer el
diagnóstico.
Es importante tener en cuenta que no todos los síntomas se exploran de la misma manera. Así,
hay síntomas que se exploran mediante la observación, otros se manifiestan durante la conver-
sación, otros precisan de una exploración activa y por último, hay síntomas que no se pueden

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explorar en el marco de una entrevista clínica con el paciente y para su evaluación es necesaria
la información proporcionada por un observador externo. En la Tabla 1 se muestran los princi-
pales síntomas y el método de exploración. Teniendo en cuenta las fuentes de evaluación de los
diferentes tipos de síntomas se puede reducir considerablemente la variación de la información
obtenida entre distintos evaluadores.

Síntoma Método de evaluación predominante


Observación Conversación Exploración Activa Información Externa

Conciencia +
Apariencia +
Colaboración + +
Atención y Concentración + +
Orientación + +
Memoria + +
Percepción +
Afectividad (contenidos) + +
Afectividad (expresión) +
Estado de ánimo + + +
Nivel de energía y actividad + + + +
Contenidos del pensamiento + +
Lenguaje y pensamiento +
Capacidad de juicio + +
Capacidad ejecutiva + +
Capacidad relacional + + +
Comportamiento psicomotor + +
Trastornos de conducta + +
Control de los impulsos + +
Conciencia de enfermedad +

Tabla 1. Evaluación psicopatológica: síntomas y métodos de la evaluación

Como norma general, la evaluación de los diferentes tipos de síntomas se debe realizar aten-
diendo a las evidencias positivas y directas de su presencia y no según suposiciones o conjetu-
ras. Así por ejemplo, de una expresión absorta del paciente no se puede deducir de forma
inequívoca que tenga alucinaciones o delirios, sino que hay que disponer de evidencias concre-
tas para aseverar su presencia.

Alucinaciones

La evaluación de las alucinaciones no debe iniciarse con preguntas directas, ya que al prin-
cipio, el paciente puede negar su presencia. Es útil comenzar con preguntas abiertas y gené-
ricas como pueden ser ¿a veces tiene ruidos o murmullos en los oídos?, ¿tiene una sensibili-
dad especial para el oído?, ¿nota olores extraños, ¿tiene sensaciones extrañas en el cuerpo?.
Si el paciente da indicios de trastornos de la percepción hay que pedirle que explique más
detenidamente sus experiencias, hasta poder identificar claramente las alucinaciones. Siem-

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pre hay que cerciorarse de que los presuntos trastornos de la percepción no tienen una base
real. Un problema psicopatológico no resuelto lo constituyen las alucinaciones cenestésicas
ya que muy frecuentemente no es fácil diferenciarlas de las sensaciones corporales normales,
de unas sensaciones anormales reales (disfunción somática), y de las sensaciones corporales
propias de los trastornos somatomorfos.

Tradicionalmente se suele poner énfasis en la modalidad sensorial de las alucinaciones y en


el caso de las alucinaciones auditivas en su contenido. Sin embargo, existen otros aspectos
que tienen mucha importancia clínica (por ejemplo para prever la posibilidad de ‘paso a la
acción’) tales como la conciencia de realidad, la repercusión vivencial y conductual, los
mecanismos de defensa ante las mismas y su relación con los delirios.

Delirios

Al igual que en el caso de las alucinaciones, los delirios (especialmente los paranoides) no
deben ser investigados de forma directa. Se debe comenzar con preguntas abiertas sobre los
principales contenidos delirantes, y en función de la colaboración del paciente, ir progresan-
do a preguntas más cerradas y específicas. En algunas ocasiones los enfermos no quieren
hablar abiertamente de sus delirios. Los intentos de abordaje y sobre todo la confrontación
pueden aumentar la angustia del paciente y su desconfianza hacia el entrevistador. En estas
circunstancias conviene posponer la investigación de los delirios para cuando el paciente
esté menos receloso o el estado clínico haya mejorado.

Los delirios habitualmente se clasifican (y se exploran) por su contenido. Esto es importante,


ya que no tiene las mismas implicaciones clínicas un delirio de perjuicio que otro de tipo
hipocondríaco. Sin embargo, también es importante la consideración de otras característi-
cas de las experiencias delirantes tales como el grado de extensión en la vida del paciente -
repercusión en la conducta-, el carácter extraño, el grado de sistematización y el de implica-
ción afectiva (Kendler et al. 1983).

Síntomas de Primer Rango (SPR)

Los síntomas de primer rango tienen un importante valor diagnóstico en la esquizofrenia, tal y
como se refleja por su destacado peso específico en los criterios diagnósticos (CIE 10 y DSM-
IV). Por ello es muy importante explorarlos de forma adecuada. Schneider (1975) describió los
SPR de un modo discursivo, más que descriptivo. De ahí que, no es de extrañar la falta de
acuerdo sobre el número de SPR, así como la modesta fiabilidad interobservador que presen-
tan, especialmente aquellos que reflejan una “pérdida de los límites del Yo” (Spitzer et al,
1993). Una cosa sí dejó clara Schneider: “tan solo se pueden considerar válidos los datos
absolutamente claros y unívocos”. Ésto significa que dicho tipo de síntomas deben ser clara-
mente verbalizados por los pacientes, debiendo cuidarse mucho el evaluador de no sugerirlos.

Otro problema es que los límites de los SPR no siempre están bien definidos y puede haber
formas transicionales. Koehler (1979) ha elaborado criterios para una definición amplia vs.
restrictiva de estos síntomas, que es clínicamente muy útil. Cuando se exploran estos sínto-
mas con fines diagnósticos, probablemente es más apropiada una definición conservadora

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(restrictiva) al objeto de evitar falsos diagnósticos positivos de esquizofrenia (O’Grady, 1990).
Una excelente aproximación a la problemática de la evaluación de los SPR ha sido realizada
por Mellor (1991). De forma esquemática, los principales problemas de la evaluación de los
SPR según este autor, son los siguientes:

1. Dificultades del paciente


A. Escasa cooperación
a. por interferencia de otros síntomas que hacen difícil la relación entre paciente y
entrevistador
b. preocupación por explicaciones delirantes que desvían la atención del paciente de
las experiencias primarias
B. Dificultad en la actualización de los contenidos de conciencia
(por ejemplo, escasa capacidad de introspección)
C. Dificultad en verbalizar los contenidos de conciencia
(por ejemplo, desorganización conceptual)

2. Dificultades del entrevistador


A. Empleo inadecuado del método fenomenológico
B. Ausencia de criterios definidos para la identificación de los síntomas

Desorganización del pensamiento

Este grupo de trastornos se evalúan mediante la observación de la conducta verbal a lo largo


de la entrevista. Es necesario dejar hablar al paciente sin interrupciones durante varios
minutos, ya que las preguntas sucesivas pueden interrumpir el flujo patológico del pensa-
miento. Los trastornos más frecuentes son la incoherencia, el pensamiento ilógico, el desca-
rrilamiento, la tangencialidad y la pérdida de la meta. En su conjunto, estos trastornos
también se conocen como desorganización conceptual. La desorganización del pensamiento
tiende a darse conjuntamente con la desorganización de la conducta y la disociación entre
los procesos afectivos y expresivos (afectividad incongruente).

Síntomas negativos

Este tipo de síntomas reflejan una pérdida de función que está normalmente presente. Se
exploran mediante la observación de la conducta. La pérdida funcional puede afectar a
diferentes ámbitos: a la expresividad afectiva (embotamiento afectivo), al pensamiento (po-
breza de lenguaje, pobreza de contenido del pensamiento, aumento de la latencia de respues-
ta), al nivel de energía y actividad (apatía) y a la capacidad para relacionarse (disminución
de las relaciones sociales).

En la esquizofrenia, la distinción entre los síntomas negativos por un lado y la depresión y


aquinesia/parkinsonismo secundaria a los neurolépticos por otro, no siempre es fácil y
puede representar un problema de diagnóstico diferencial importante. Ello es debido a que

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los tres grupos de trastornos comparten manifestaciones fenomenológicas similares: el
síndrome de pobreza psicomotora (hipoquinesia, apatía, disminución de la expresividad
afectiva). Incluso, existe una notable evidencia de que este síndrome puede tener un meca-
nismo fisiopatológico común en los tres procesos -esquizofrenia, depresión y Parkinson-
(Bermanzohn y Siris, 1992). La diferenciación fenomenológica entre los tres síndromes
ha de hacerse en función del curso del síndrome de pobreza psicomotora, de su relación
temporal con la administración de neurolépticos, de la presencia de síntomas cognitivos
de la depresión, y de la respuesta diferencial al tratamiento. Aun así, muchas veces la
delimitación de los distintos componentes del síndrome de pobreza psicomotora de la
esquizofrenia no es posible.

Síntomas catatónicos

Es un hecho bien establecido que la forma catatónica de la esquizofrenia ha disminuido en


su prevalencia; sin embargo, la presencia de los síntomas catatónicos sigue siendo relati-
vamente importante. Ello presumiblemente es debido a que este tipo de síntomas ha dismi-
nuido en intensidad, lo que probablemente ha conducido a que se confundan con los sínto-
mas negativos (Kanofsky et al, 1987) y con los efectos extrapiramidales de los neurolépticos
(Marsden, 1982). Existe una notable evidencia de la existencia de síntomas
“extrapiramidales” en pacientes esquizofrénicos que nunca han tomado neurolépticos
(Caligiuri et al, 1993) y que con toda probabilidad se corresponden con síntomas catatónicos
mitigados.

Mientras que algunos síntomas catatónicos son evidentes por la simple inspección (estupor,
posturas, manierismo, ecopraxia) o conversación (mutismo, ecolalia, palilalia), otros deben
explorarse activamente (rigidez, flexibilidad cérea, negativismo/oposicionismo, obediencia
automática, imantación). La exploración activa de los síntomas catatónicos debe realizarse
especialmente cuando estamos ante un paciente con marcados síntomas negativos o
“extrapiramidales”.

Conciencia de enfermedad

La falta de conciencia de enfermedad es uno de los síntomas más prevalentes de la


esquizofrenia. Debe ser explorada de forma sistemática y activa, ya que tiene una gran
importancia práctica por su influencia en la colaboración con los tratamientos y en la evolu-
ción de la enfermedad. Actualmente existe un consenso de que en la falta de conciencia de
enfermedad existen tres componentes que se solapan: la falta de conciencia de enfermedad
propiamente dicha, la falta de conciencia de síntomas individuales, y el rechazo del trata-
miento (Davis, 1992). Es conveniente explorar la conciencia de realidad que tiene el pacien-
te de los principales síntomas de la enfermedad, así como la capacidad de integrar las dife-
rentes manifestaciones del trastorno en un concepto más o menos preciso de enfermedad. La
colaboración con el tratamiento se explora evaluando la necesidad percibida de recibir tra-
tamiento, la conciencia sobre los efectos beneficiosos del mismo, así como el grado de cola-
boración con el tratamiento.

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Síntomas extrapiramidales

Es conveniente explorar este tipo de síntomas ya que la mayoría de los paciente vistos en
consulta están en tratamiento con neurolépticos. Ya se ha mencionado la importancia de
distinguir los síntomas parkinsonianos de los negativos y catatónicos. La acatisia es otro
efecto secundario de los neurolépticos que a veces es difícil de distinguir de la angustia e
inquietud psicomotriz primarias y que hay que explorar regularmente. Aunque mucho menos
frecuente que el parkinsonismo y la acatisia, la presencia de disquinesias, especialmente las
de tipo tardío debe ser tenida en cuenta. Éstas son a veces difíciles de evaluar, especialmente
en personas mayores.

Para la exploración de los efectos extrapiramidales de los neurolépticos es muy útil el em-
pleo de escalas ya que nos permiten cuantificar los trastornos y medir el cambio de los
mismos en función del tipo y de la dosis del tratamiento (Barnes y Kane, 1994). Las escalas
estándar para evaluar el parkinsonismo, acatisia y discinesia tardía, son respectivamente la
escala de Sympson-Angus, la escala de Barnes y la escala AIMS.

Otros síntomas

La descripción de los síntomas de la esquizofrenia no se agota con los anteriormente


expuestos. Muy al contrario, en la esquizofrenia se han descrito más de un centenar de
síntomas individuales (Leonhard, 1986). Entre estos síntomas destacan algunos que tradi-
cionalmente han sido considerados muy importantes por una u otra razón, tales como el
sentimiento precoz, la percepción delirante, los delirios primarios, la despersonalización/
desrealización, el autismo, y la ambivalencia. La evaluación de estos síntomas ha caído en
el olvido probablemente debido a la creencia (mantenida por cierta orientación
psicopatológica) de que su evaluación es poco fiable. Sin embargo, no hay evidencia de
que esto sea así, tal y como se ha demostrado en el caso de la ambivalencia (Raulin y
Brenner, 1993).

I.4. Evaluación de situaciones clínicas especiales: riesgo de suicidio y


violencia
Debido a las consecuencias potenciales del suicidio y la violencia, la valoración de ambas situa-
ciones debe formar parte de la evaluación clínica rutinaria. Ni el riesgo de suicidio, ni el de
violencia están en función exclusiva de factores aislados; siendo una suma de los factores que se
producen juntos la que nos dará una idea de la probabilidad aproximada de que se produzcan
estas conductas.

Suicidio
Los pacientes esquizofrénicos a menudo presentan conductas autolíticas a lo largo de su evolu-
ción. Una tercera parte presenta intentos autolíticos (Allebeck et al, 1987) y un 10% llegan a
suicidarse (Tsuang, 1978), siendo esta la causa de muerte prematura más frecuente en los pacien-
tes esquizofrénicos. Los factores de riesgo que se han descrito son: sexo masculino, edad menor de
30 años, el desempleo, el curso crónico con exacerbaciones, el consumo de drogas, el alta recien-

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te, antecedentes de intentos autolíticos y presencia de síntomas depresivos (Allebeck et al, 1987;
Roy, 1982), el subtipo paranoide y el nivel educativo alto (Fenton y McGlashan, 1991).
Aunque la conducta suicida está multideterminada la presencia de un estado depresivo es pro-
bablemente el factor determinante más importante, ya que entre un 35% y un 79% de los
pacientes esquizofrénicos que realizan un intento de suicidio tienen síntomas depresivos asocia-
dos (Roy, 1996). Por otra parte, la prevalencia de los síntomas depresivos en la esquizofrenia
oscila entre un 19% y un 81% dependiendo del método empleado para su valoración y de la
fase de la enfermedad considerada. Estos datos sugieren claramente que la depresión es una
parte integral de la enfermedad esquizofrénica (Leff, 1990; Kay y Sing, 1990). No se ha com-
probado que las escalas de evaluación del riesgo de suicidio sean de utilidad en la esquizofrenia.

Violencia
La conducta violenta parece ser relativamente poco frecuente en la esquizofrenia, aunque no
hay datos fiables sobre su prevalencia real. No obstante debido a las potenciales consecuencias
de esta conducta, es muy importante la valoración del riesgo de aparición para su adecuada
prevención y tratamiento. La probabilidad de presentación de una conducta violenta depende
de un balance entre los factores propios del paciente -determinados en gran medida por las
características de la enfermedad- y del ambiente. Aunque los más importantes son los factores
del paciente, los ambientales no deben de ser soslayados. Los factores de riesgo que se han
descrito en los pacientes esquizofrénicos incluyen: el sexo masculino, el ser joven, el bajo nivel
socio-económico, el consumo de tóxicos, los antecedentes de conducta violenta, la reagudización
reciente con presencia de delirios y alucinaciones, presencia de alteraciones de la afectividad
(disforia, angustia, miedo) y la agresividad verbalmente manifiesta o latente (Taylor, 1995;
Junginger, 1996).
Aunque no hay estudios sobre el riesgo relativo de cada uno de estos factores, el más importan-
te es probablemente la presencia de un estado psicótico. Especialmente relevante es la presen-
cia de delirios, siendo los de tipo paranoide, especialmente si están sistematizados, los más
relacionados con el riesgo de violencia. Dentro de las alucinaciones, son las auditivas de tipo
imperativo las que más se han asociado con violencia; sin embargo, a este respecto la impor-
tancia de las alucinaciones es mucho menor que la de los delirios paranoides.
Existen varias escalas para la evaluación específica de la conducta agresiva que pueden ser
útiles para el diagnóstico y prevención de violencia en pacientes esquizofrénicos (Yudofsky et
al, 1986; Palmstierna y Wistedt, 1987). La escala PANSS (Kay, 1986) contiene una subescala
-no incluida en la versión española- para la evaluación del riesgo potencial de violencia.

I.5. Evaluación psicopatológica mediante instrumentos estandarizados


A diferencia de la evaluación clínica, la evaluación del diagnóstico o de la psicopatología me-
diante instrumentos estandarizados no es imprescindible. Mientras que en determinadas situa-
ciones clínicas la evaluación estandarizada puede ser conveniente y de alguna utilidad, como
norma general este tipo de evaluación es accesoria. En ningún caso debe sustituir a la explora-
ción clínica, sino que por el contrario la complementa.

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I.5.1. Evaluación diagnóstica mediante entrevistas estructuradas
El diagnóstico de esquizofrenia mediante entrevistas estructuradas tiene una limitada aplica-
ción en la práctica clínica debido al tiempo que requieren para su administración. Además,
muchas veces son incompatibles con situaciones clínicas reales que requieren una gran flexibi-
lidad en el abordaje exploratorio. Estas entrevistas tienen en la investigación su ámbito de
aplicación. No obstante, son una herramienta de aprendizaje sobre como explorar los sínto-
mas, y pueden ser utilizadas como apoyo diagnóstico y algunas de ellas como evaluación
psicopatológica. Su principal ventaja es que reducen la “varianza de información” diagnóstica,
ya que uniforman tanto las fuentes de información como el tipo y número de síntomas evalua-
dos (Rubinson y Asnis, 1991).
Las entrevistas estructuradas para el diagnóstico se pueden clasificar en generales, de psicosis
y de esquizofrenia. Entre las entrevistas generales destacan el Diagnostic Interview Schedule
(DIS, Robins et al, 1981), el Composite International Diagnostic Interview (CIDI, Robins et al,
1988), el Structured Clinical Interview for DSM-IIIR (SCID, Spitzer et al, 1992) y el Shedule
for Clinical Assessment in Neuropsychiatry (SCAN, Wing et al, 1990). El DIS y el CIDI tienen
su ámbito de aplicación en estudios epidemiológicos en población general. El CIDI es una
combinación del DIS y del PSE, siendo la entrevista diagnóstica más ampliamente utilizada en
estudios epidemiológicos. El DIS no parece ser muy adecuado para su empleo como herramien-
ta diagnóstica debido a su baja concordancia con el diagnóstico clínico de esquizofrenia (Wittchen
et al, 1985).
EL SCID y el SCAN están diseñados para ser utilizados en muestras clínicas. Ambas entrevis-
tas tienen una construcción modular, por lo que pueden ser aplicados selectivamente para la
evaluación clínica y diagnóstica de la esquizofrenia.
Las entrevistas de psicosis incluyen el Schedule for Affective Disorders and Schizophrenia
(SADS, Endicott y Spitzer, 1978 y el Comprehensive Assessment of Symptoms and History
(CASH; Andreasen, 1987) que incluyen la evaluación y diagnóstico del espectro de los trastor-
nos esquizofrénicos y del humor. El SADS está principalmente orientado al diagnóstico me-
diante criterios RDC, y el CASH a criterios DSM-IIIR, sin embargo, dado el elevado número de
síntomas que evalúan, ambos instrumentos se pueden adaptar a otros criterios diagnósticos
tales como el DSM-IV y la CIE 10. Ambos, además de su aplicación diagnóstica, también son
apropiados para evaluaciones psicopatológicas, especialmente el CASH. Esta entrevista inclu-
ye las escalas para la evaluación de los síntomas positivos (SAPS) y negativos (SANS), sínto-
mas depresivos, maníacos, catatónicos y cognitivos.

I.5.2. Evaluación polidiagnóstica


Una aproximación interesante al diagnóstico de esquizofrenia y sus trastornos relacio-
nados es la polidiagnóstica. Básicamente consiste en diagnosticar a un paciente median-
te varios sistemas diagnósticos que se corresponden con definiciones alternativas de la
enfermedad (Berner et al, 1982). Esta metodología es especialmente relevante en el
campo de la esquizofrenia, ya que desconocemos los límites precisos de la enfermedad
en relación con otros trastornos, así como el verdadero valor diagnóstico de sus sínto-
mas. Por otra parte, los criterios diagnósticos operativos realizados por consenso (CIE

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10, y DSM-IV) no dejan de ser arbitrarios en lo que respecta a la delimitación de la
esquizofrenia, como lo refleja el hecho de ser muy diferentes entre sí (Mason et al,
1997). Al objeto de evitar este problema, se han desarrollado dos grupos de instrumen-
tos de evaluación polidiagnóstica que se componen de un listado de síntomas de los que
se extraen varios criterios diagnósticos. El primer grupo de instrumentos están dirigi-
dos específicamente a la esquizofrenia, y el segundo grupo a las psicosis funcionales en
general.
Los instrumentos polidiagnósticos específicos de la esquizofrenia son el Manual for the
Assessment of Schizophrenia (MAS; Landmark, 1982) que contiene 12 sistemas diagnós-
ticos de esquizofrenia, y el Liste d’Items à visée Diagnostique et Evolutive (LIDE; Dollfus
et al, 1994) que incluye 14 sistemas diagnósticos. Una versión ampliada del MAS que
incluye 21 criterios diagnósticos de esquizofrenia ha sido desarrollada en nuestro país
(Peralta y Cuesta, 1992).
El segundo grupo de instrumentos aplica la aproximación polidiagnóstica a todo el espec-
tro de psicosis funcionales. Incluye el Poly Diagnostic evaluation of affective and
schizophrenic disorders (PODI, Philipp y Maier, 1986), el sistema OPCRIT (McGuffin et
al, 1991) y el Royal Park Multidiagnostic Instrument for Psychosis (RPMIP, McGorry et
al, 1990). Este último instrumento es el más completo incluyendo 29 definiciones de psi-
cosis abarcando la práctica totalidad de definiciones, tanto históricas como operativas
recientes de las psicosis funcionales. Estos instrumentos polidiagnósticos han sido escasa-
mente empleados, y el que ha alcanzado una aplicación relativamente mayor ha sido el
OPCRIT.

I.6. Evaluación psicométrica

I.6.1. Evaluación clínica vs evaluación psicométrica


El objetivo fundamental de la evaluación psicométrica no es tanto el diagnóstico, sino la
cuantificación psicopatológica. El empleo de instrumentos estandarizados de evaluación no
sustituye a la exploración psicopatológica clínica, sino que por el contrario la complementa.
Si bien el empleo de escalas de evaluación no es indispensable desde el punto de vista clínico,
en determinadas situaciones clínicas su empleo puede ser de utilidad y proporciona un tipo
de información que otros clínicos pueden seguir fácilmente (APA, 1997). Las escalas de
evaluación son un instrumento útil para transmitir la información clínica y pueden servir
como un lenguaje clínico común.
Los principales objetivos de la cuantificación de síntomas son, 1) evaluar la intensidad de los
síntomas, 2) ayudar en la administración de tratamientos específicos/ diferenciales, 3) con-
trolar el grado de respuesta al tratamiento, 4) evaluar con más detalle y precisión cierto tipo
de síntomas, 5) ayudar en la clarificación del diagnóstico, y 6) monitorizar la evolución
natural de la enfermedad. (Sweeney et al, 1991; Barnes y Nelson, 1994).
Existe una gran variedad de escalas que se han empleado en la esquizofrenia, como pueden
ser las que hacen mención a la psicopatología general, o aquellas que siguen a listas de
síntomas específicos. El empleo de una escala determinada dependerá de los objetivos clíni-

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cos relevantes. Las que se describen más adelante han sido elegidas en función de alguno de
los siguientes criterios: traducción y eventual validación al castellano, importancia científi-
ca y frecuencia de empleo.

I.6.2. Escalas de psicopatología general


Este tipo de escalas se corresponde con instrumentos de evaluación psicopatológica gene-
ral, que por supuesto, incluye síntomas esquizofrénicos. La más empleada en nuestro me-
dio es la CPRS (Comprehensive Psychopathological Rating Scale; Asberg et al, 1978) y el
AMDP (Arbeitsgemeinschfat für Methodik und Dokumentation in der Psychiatrie, 1978).
Existen otras escalas de psicopatología general pero apenas se han aplicado en pacientes
esquizofrénicos (p.e. el SCL-90). Una excepción es la NOSIE (Nurses’s Observation Scale
for Inpatient Evaluation; Shatin y Freed, 1955). Esta escala está diseñada para la evalua-
ción por parte del personal que está en contacto con los pacientes. Se ha empleado con
relativa frecuencia en Estados Unidos para la evaluación de pacientes esquizofrénicos,
incluso en estudios farmacológicos. Cuando el personal evaluador ha sido entrenado, la
escala ha mostrado una buena fiabilidad interobservador.

CPRS

La escala CPRS consta de 67 items generales. Presenta una adecuada fiabilidad


interobservador, aun para profesionales poco entrenados. Los análisis factoriales han
mostrado que se puede extraer una escala de esquizofrenia que es sensible al cambio
(Montgomery et al, 1978). El empleo de esta escala ha estado muy restringido a deter-
minados países europeos, y actualmente está en desuso.

AMDP

El sistema AMDP fue desarrollado en países germanoparlantes, existiendo traducciones


a varios idiomas, entre ellos el español (Lopez-Ibor, 1980). Consta de 5 ejes: datos
demográficos, eventos vitales, anamnesis psiquiátrica, síntomas psicopatológicos (100
items) y síntomas somáticos. No se han publicado algoritmos diagnósticos, y su empleo
más difundido ha sido como instrumento de exploración psicopatológica general. Aun-
que es una escala de exploración psicopatológica general, fue pensada para la evalua-
ción de trastornos psicóticos como se evidencia por el hecho de que los síntomas psicóticos
están sobrerrepresentados. Esto la hace muy apropiada para la evaluación de los tras-
tornos psicóticos. Es una escala más amplia que el CPRS, y en general ha demostrado
superiores propiedades psicométricas (Luckner et al, 1985). Se han descrito varias
subescalas o síndromes de la esquizofrenia -hostilidad, paranoide/alucinatorio y
catatónico- (Bobon et al, 1983). El AMDP ha sido bastante utilizado en Europa, inclu-
yendo España, en los años ochenta, pero actualmente ha caído en un relativo desuso.
Recientemente ha aparecido una nueva versión con una definición más precisa del an-
claje de los items (AMDP, 1995).

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I.6.3. Escalas de psicosis
Se han descrito en el apartado de entrevistas diagnósticas. Son las escalas correspondientes al
SADS y CASH.

I.6.4. Escalas de esquizofrenia


Existen 4 escalas que se han desarrollado específicamente para la evaluación psicopatológica
de la esquizofrenia: la Brief Psychiatric Rating Scale -BPRS- (Overall y Gorham, 1963), la
escala de Manchester o de Krawiecka (1977), las Scales for the Assessment of Positive and
Negative Symptoms -SAPS, SANS- Andreasen (1984a y 1984b) y la Positive And Negative
Syndrom Scale -PANSS- (Kay et al, 1987a). En la Tabla 2 se muestra de una forma compara-
tiva la composición sintomática de estas cuatro escalas.

SAPS/SANS PANSS Krawiecka BPRS

Delirios x x x x
Alucinaciones x x x x
Trast. formales pensamiento x x x x
Conducta extraña x p - p
Excitación p x - x
Grandiosidad p x - x
Suspicacia p x - x
Hostilidad p x - x
Embotamiento afectivo x x x x
Alogia x x x x
Abulia-apatía x p - -
Anhedonia-insociabilidad x p - -
Retraimiento emocional p x - x
Contacto pobre p x - -
Dif. pensamiento abstracto - x - -
Pensamiento estereotipado p x - -
Afectividad inapropiada x p p p
Depresión - x p p
Retardo motor - x - x
Ansiedad - x x x
Síntomas catatónicos - x - -
Conciencia de enfermedad - x - -
Desorientación - x - x
Atención x x - -

- no evaluado, x = evaluado, p = evaluado parcialmente

Tabla 2. Composición sintomatológica de las principales escalas de evaluación de la esquizofrenia

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BPRS

La versión original incluye 16 ítems, pero existen varias y sucesivas modificaciones al


objeto de mejorar la definición de los síntomas y la fiabilidad interobservador (Woerner et
al, 1988). Los síntomas de esta escala abarcan un amplio espectro de psicopatología, si
bien muchos síntomas importantes están definidos por un solo ítem, por ejemplo, los deli-
rios y los trastornos formales del pensamiento. Es de fácil aplicación y se basa en la
entrevista clínica. Su ámbito de utilidad fundamental ha sido en psicofarmacología; en
mucha menor medida ha sido empleada como instrumento de evaluación clínica. Esta
escala se compone de 4 factores dimensionales: psicosis, negativo, suspicacia/hostilidad y
depresión-ansiedad.

Escala de Manchester

Es la más sencilla de todas las escalas de evaluación de los síntomas esquizofrénicos, ya


que se compone de 8 ó 9 items, dependiendo de si la afectividad incongruente se diferencia
o no de la afectividad aplanada. Se ha empleado sobre todo en Gran Bretaña, tanto en
estudios de respuesta al tratamiento como en la evaluación clínica de pacientes
esquizofrénicos crónicos. Existe traducción y validación al español (Pérez Fuster 1989a,
1989b). Además de síntomas ‘esquizofrénicos’ incluye dos items para evaluar depresión y
ansiedad. El rango de puntuación es de 0 (ausente) a 4 (grave). La escala tiene, en gene-
ral, adecuadas propiedades psicométricas y es fácil de aplicar pero tiene el importante
inconveniente del escaso número de síntomas evaluados. La composición factorial de la
escala no está bien definida, aunque se han descrito tres factores similares a los encontra-
dos en las escalas SAPS/SANS (ver posteriormente).

SAPS y SANS

Estas escalas fueron desarrolladas por Andreasen con dos objetivos: (1) como instrumen-
tos descriptivos de los principales síntomas esquizofrénicos, y (2) la operacionalización
del concepto de síntomas positivos y negativos de Crow. Con el tiempo se han convertido
en los instrumentos de evaluación clínica de la esquizofrenia más ampliamente utilizados
en todo el mundo. Aunque estas escalas pueden emplearse de forma independiente, habi-
tualmente se utilizan de forma conjunta. Existen traducciones al español (Obiols J et al,
1985) así como varios estudios de validación (Peralta et al, 1995, Vázquez Barquero et
al. 1996). Los síntomas de estas escalas fueron extraídos de descripciones clásicas de la
enfermedad, fundamentalmente de Bleuler y Schneider. Su gran inconveniente es que a
pesar de estar compuestas por un elevado número de items (50 en total), el contenido de
los mismos está limitado a aquellos de carácter ‘positivo’ o ‘negativo’. El análisis factorial
de estas escalas en cuanto a síntomas (puntuaciones globales de las subescalas) ha permi-
tido la demostración de que los que las componen se agrupan estadísticamente en torno a
tres síndromes: psicosis (delirios, alucinaciones), desorganización (trastornos formales
del pensamiento, conducta extraña, afecto inapropiado) y negativo (embotamiento afecti-
vo, alogia, apatía y anhedonia-insociabilidad). Este agrupamiento sintomático ha sido

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
recogido por el DSM-IV como un sistema alternativo de evaluación dimensional de la
esquizofrenia. No obstante, la verdadera estructura factorial de estas escalas -derivada
del análisis a nivel de items- es aun desconocida.

PANSS

Fue desarrollada a partir de la BPRS con el objeto de mejorar sus propiedades psicométricas
y ampliar notablemente la evaluación de los síntomas negativos. Existe una traducción y
validación al español (Peralta y Cuesta, 1994). Consta de tres subescalas: positiva, nega-
tiva y psicopatología general. Esta última subescala permite la evaluación de numerosos
síntomas, además de los positivos y negativos. Dentro de las escalas de esquizofrenia es la
que contiene un mayor tipo de síntomas (que no de items). A diferencia de las otras escalas
de esquizofrenia -que se puntúan atendiendo a una entrevista clínica no estructurada-, la
PANSS requiere una entrevista semiestructurada pero que se integra perfectamente en la
entrevista clínica habitual. Los síntomas positivos y negativos están perfectamente balan-
ceados, lo que permite el diagnóstico del subtipo positivo y negativo en función de la
valencia de la puntuación diferencial de ambas subescalas. Las versiones americana y
española disponen de valores normativos, lo que permite calibrar las definiciones de los
síndromes en función de la sensibilidad/ especificidad deseados.

Esta escala es quizá la que mejor ha sido estudiada desde el punto de vista psicométrico.
El hecho de que contenga una gran diversidad de síntomas permite una evaluación
multidimensional de la esquizofrenia. Actualmente existe consenso (Lindenmayer et al,
1994) de que la mayoría de los síntomas de la escala se agrupan en torno a 5 síndromes:
psicosis, desorganización (o cognitivo), negativo, excitación y afectivo (depresivo).

I.6.5. Comparación entre las escalas de esquizofrenia


Existen numerosos estudios psicométricos de las escalas individuales así como varios estu-
dios comparativos entre las escalas. En la Tabla 3 se expone un resumen de los datos
disponibles actualmente sobre las propiedades comparativas entre las escalas. Todas las
escalas poseen una adecuada fiabilidad interobservador. Desde un punto de vista descrip-
tivo, los síntomas positivos están mejor descritos y representados en la SAPS; sin embar-
go, la escala que contiene más diversidad de síntomas es la PANSS, que incluye al menos
5 dimensiones clínicas de la esquizofrenia. El síndrome negativo evaluado con la PANSS
es el que tiene la consistencia interna más alta. Todas las escalas son fáciles de aplicar en
la práctica clínica, si bien la PANSS requiere algo más de tiempo debido al elevado núme-
ro de síntomas que evalúa y a que requiere una entrevista semiestructurada. La PANSS es
la única escala que nos permite tipificar directamente a los pacientes en el subtipo positi-
vo vs negativo de la esquizofrenia. La escala de Manchester tiene el inconveniente de que
evalúa muy pocos síntomas. Existen muy pocos estudios psicométricos comparativos de las
escalas de Manchester y BPRS.

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SAPS/SANS PANSS Manchester BPRS

Nº de síntomas positivos 4 7 3 4
Nº de síntomas negativos 5 7 3 3
Síntomas Psicopatol. General 0 16 2 11
Comprensividad de la escala ++ +++ + +
Definición de items +++ +++ ++ ++
Anclajes de los items ++ +++ ++ +
Fiabilidad interobser vador +++ +++ ++ +
Consistencia interna S.positivo ++ ++ ++ ?
Consistencia interna S.negativo ++ +++ ++ ?
Fiabilidad test-retest ++ ++ ++ ?
Validez factorial +/- +/- +/- +/-
Validez concurrente +++ +++ ++ ?
Validez de criterio (externa) p p p p
Validez discriminante + + ? ?
Derivación de modelos multidimensionales ++ +++ ++ ++
Derivación de subtipos de la esquizofrenia ++ +++ + +
Adaptación española sí sí sí tr
Percentiles/Normalidad no sí no no
Tiempo de aplicación 30’ 30-45’ 20’ 15’
Forma de entrevista libre semiestruct. Libre libre
Aplicabilidad clínica +++ ++ +++ +++

+++= muy buena; ++=buena; +=regular; +/-=dudosa; p=parcial; tr=traducción

Tabla 3. Características generales y psicométricas de las escalas de evaluación psicopatológica


de la esquizofrenia

La escala de más fácil aplicación es la de Manchester, la que contiene un mayor número de


dimensiones psicopatológicas es la PANSS, y las SAPS/SANS las que proporcionan un ma-
yor poder descriptivo de los síntomas psicóticos y negativos.

I.6.6. Escalas de síntomas específicos


Por su propia especificidad estas escalas no son de utilización generalizada. Sin embargo, cuando se
emplean en pacientes concretos en los que nos interese evaluar más específicamente un grupo de
síntomas, pueden ser muy útiles al aumentar el poder descriptivo. Seguidamente se describen aque-
llas escalas que más se emplean en la evaluación de un determinado síntoma o grupo de síntomas,
así como aquellos instrumentos que aporten concepciones originales en la evaluación psicopatológica.

Delirios

Existen numerosas escalas de evaluación de los delirios que se basan en la descripción más o
menos extensa de las experiencias delirantes en base a su contenido. Estas escalas no aportan
ventajas substanciales con respecto a la SAPS, en la que los delirios están relativamente bien
recogidos por su contenido.

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Una aproximación distinta de la mera evaluación de las experiencias delirantes por su con-
tenido, está representada por la evaluación de dimensiones de la experiencia delirante. Kendler
et al. (1983) han elaborado un instrumento para la evaluación de 5 dimensiones de los
delirios (extensión, carácter extraño, sistematización e implicación). En la misma línea de
pensamiento Garety y Hemsley (1987) han desarrollado una escala con 11 características o
dimensiones de la experiencia delirante que son evaluadas por el propio paciente. La concep-
ción multidimensional tiene implicaciones para la conceptualización de la estructura del
delirio, el curso temporal y la resolución de la experiencia psicótica.

Alucinaciones

Al igual que lo que ocurre con los delirios, la mera descripción de los trastornos de la
percepción atendiendo a la modalidad sensorial afectada es insuficiente para capturar la
complejidad de las alucinaciones. Recientemente se han desarrollado diversos procedimien-
tos para la evaluación de los trastornos perceptivos a un nivel más fino y multidimensional
(Carter et al, 1995; Oulis et al, 1995). Uno de los ejemplos más interesantes de esta aproxi-
mación está representado por la escala de alucinaciones de Chen y Berrios (1996). Estos
autores han elaborado una escala, que además del tipo de modalidad sensorial, evalúa 11
características de las alucinaciones. La estructura de los síntomas se evalúa de forma com-
plementaria a la del contenido, configurando un modelo multidimensional que puede variar
de síntoma a síntoma.

Trastornos formales del pensamiento

Existen varias escalas para la evaluación de este tipo de síntomas, pero con mucho la más
empleada y más estudiada desde el punto de vista psicométrico es la escala T.L.C. (Thought,
Language, and Communication Scale; Andreasen, 1979). Esta escala consta de 18 ítems
que se corresponden con descripciones clásicas de los trastornos formales del pensamiento.
Existen tanto una traducción al español (Obiols JE et al, 1985) así como un estudio de
validación en nuestro país (Peralta et al, 1992).

Síntomas negativos

Como consecuencia del interés por este tipo de síntomas, en los últimos años se han desarro-
llado varias escalas para su evaluación. Con mucho, la SANS es la más empleada, habiéndo-
se convertido en la de referencia. Otras escalas son la Scale for Emotional Blunting (SEB;
Abrams y Taylor, 1978), la Negative Symptom Rating Scale (NSRS; Iager et al, 1985) y la
Negative Symptoms Assessment (NSA; Raskin et al, 1993). Existen escalas de síntomas
negativos derivadas del CPRS (Lindström y Lindström, 1996), del AMDP (Wogon et al,
1994), y del PSE (Maurer, 1990).

Un enfoque distinto en la evaluación y diagnóstico del síndrome negativo ha sido desarrolla-


do por Carpenter et al (1988) al diferenciar entre síntomas negativos primarios y secunda-
rios y entre transitorios y persistentes. Cuando los síntomas negativos son primarios (no
debidos a depresión, aquinesia por neurolépticos o deprivación social) y persistentes (presen-
tes durante al menos un año) conforman un síndrome defectual. Este síndrome es definido de

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manera categorial (presente vs ausente) e independiente de la presencia de síntomas positi-
vos. Al objeto de valorar con más precisión y fiabilidad los síntomas negativos del síndrome
defectual, Kirkpatrick et al. (1989) han desarrollado el ‘Schedule for the Deficit Syndrome’;
sin embargo, la diferenciación entre síntomas negativos primarios y secundarios aun no ha
sido definida de forma satisfactoria.

Síntomas catatónicos

Hasta muy recientemente no se disponía de instrumentos estandarizados para la evaluación


específica de estos síntomas. Rosebush et al (1990) han operacionalizado los síntomas moto-
res descritos por Kahlbaum y elaborado criterios para el diagnóstico categorial del síndrome
catatónico. Recientemente Bush et al (1996) y Bräuning et al (1998) han desarrollado sen-
das escalas que contienen respectivamente 23 y 21 síntomas catatónicos. Probablemente la
escala más completa de síntomas catatónicos es la escala modificada de Rogers (McKenna
et al, 1991) que evalúa 36 síntomas catatónicos. Consta de dos subescalas que tienen por
objeto la diferenciación entre síntomas motores secundarios a los neurolépticos y síntomas
catatónicos primarios. De esta última escala existe una traducción española. Hasta la fecha,
y dado que las disponibles no han sido extensivamente utilizadas, no existen datos compara-
tivos sobre que escala es la más apropiada para la evaluación de los síntomas catatónicos.

Síntomas depresivos

Los síntomas depresivos son evaluados con diferente grado de amplitud por las escalas BPRS,
PANSS y de Krawiecka. En la esquizofrenia se ha utilizado con relativa frecuencia la escala
de Hamilton para la depresión y en menor medida la de Montgomery-Asberg. Estas escalas,
sin embargo, tienen el inconveniente de que se componen de síntomas como inhibición moto-
ra, apatía, anhedonia y disminución de las relaciones sociales, todos los cuales se solapan
con los síntomas negativos. Por esta razón Addington et al. (1992) han desarrollado la
escala de Calgary, siendo hasta ahora la única escala de depresión específicamente diseñada
para su empleo en pacientes esquizofrénicos. Esta escala se compone fundamentalmente de
síntomas cognitivos de la depresión, y ha demostrado la ausencia de solapamiento con los
síntomas negativos. Existen varias traducciones de esta escala al español. Probablemente
esta escala es la más apropiada para la evaluación de los síntomas depresivos en la
esquizofrenia.

Experiencias subjetivas

Además de los delirios y alucinaciones, en la esquizofrenia existe gran variedad de síntomas


subjetivos o trastornos de la experiencia que son muy prevalentes en las diferentes fases de la
enfermedad. La mayoría de estos síntomas son experiencias de tipo cognitivo de áreas tales
como la pérdida de control, de percepción, de lenguaje, de pensamiento, motórica, la pérdi-
da de automatismo y la sobreestimulación sensorial. Si no son explorados activamente, estos
síntomas raramente son referidos por los pacientes de forma espontánea, por lo que deben
ser evaluados mediante instrumentos estandarizados. Existen numerosas escalas para la
evaluación de estos síntomas (revisadas por Peralta y Cuesta, 1994) pero hasta la fecha no

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hay ningún instrumento que se pueda considerar estándar. Por su valor descriptivo destaca el
Inventario Psicopatológico de Frankfurt (Süllwold, 1986), que ha sido empleado con relati-
va frecuencia en nuestro país.

Falta de conciencia de enfermedad

Los tres principales componentes de la falta de conciencia de enfermedad (falta de concien-


cia de enfermedad propiamente dicha, la falta de conciencia de síntomas individuales, y el
rechazo al tratamiento) se pueden evaluar mediante los tres items correspondientes del AMDP.
Davis (1990) ha desarrollado una escala semiestructurada para la evaluación específica de
estos tres aspectos de la conciencia de enfermedad. En los últimos años se han elaborado
numerosas escalas entre las que destaca por su amplitud la Scale to Assess Unawareness of
Mental Disorder (SUMD; Amador et al, 1993). Esta escala tiene la ventaja de ofrecer una
detallada descripción de la falta de conciencia, tanto de la enfermedad como de síntomas
individuales. Su principal inconveniente es que requiere un elevado tiempo de aplicación.

Estudios comparativos entre las escalas de esquizofrenia:

Thieman et al (1987), Kay et al (1987a), Kay et al (1987b), Kay (1990), Gur et al (1991),
Czobor et al (1991), Dollfus et al (1991), Bell et al (1992), Fenton y McGlashan (1991),
Silver et al (1993), Peralta et al (1995), Norman et al (1996).

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
II. Evaluaciones Complementarias

II.1. Biopatología
En el momento actual no existen pruebas de laboratorio específicas para la esquizofrenia, a
diferencia de otras enfermedades (Lembreghts, M. et al., 1993). En función de cada pacien-
te, sus peculiaridades clínicas, el diagnóstico diferencial a realizar y, sobre todo, en función
de la utilización de psicofármacos, el clínico deberá seleccionar las pruebas a realizar (A.P.A.,
1997).
Un protocolo de exploración deberá incluir pruebas básicas para todos los casos y otra serie de
pruebas que sólo se realizarán en casos especiales (Tabla 4).

Hematología - Series blanca y roja Bioquímica - Glucemia


- Hematócrito General - Uremia
- Hemoglobina - Creatinina
- Valor corpuscular medio - Acido Urico
- Plaquetas - Colesterol
- Estudio coagulación - Tiglicéridos
- Velocidad de sedimentación - Proteínas totales
- Albúmina
- Trans-oxalacética
- Trans-pirúvica
- Fosfatasa alcalina
- Láctico deshidrogenasa
- Calcio
- Fósforo inorgánico
- Bilirrubina directa y total
- - CGT, Glutamiltranspeptidasa

Estudio de - Densidad Otras - T3, T4 y TSH


Orina - pH Pruebas - Función hepática
- Proteínas - Función renal
- Glucosa - Test gestación
- Cuerpos cetónicos
- Bilirrubina
- Hematíes
- Nitritos
- Urobilinógeno
- Leucocitos
- Sedimento urinario

Tabla 4: Pruebas de laboratorio

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La realización de las siguientes pruebas es aconsejable para un buen diagnóstico diferencial,
sobre todo en los casos de presentación de cuadros confusionales y alteraciones episódicas de los
estados de conciencia (Frances, A. et al., 1996):
1. Estudio hematológico: series blanca y roja, hematocrito, hemoglobina, valor corpuscular
medio, velocidad de sedimentación y estudio de coagulación y plaquetario.
2. Bioquímica general: glucemia, uremia, creatinina, ácido úrico, colesterol, triglicéridos, proteí-
nas totales, albúmina, transaminasas oxalacética y pirúvica, fosfatasa alcalina, ácido láctico
deshidrogenasa, calcio, fósforo inorgánico, bilirrubina directa y total y glutamiltranspeptidasa.
3. Estudio de orina: densidad, pH, proteínas, glucosa, cuerpos cetónicos, bilirrubina, nitritos,
urobilinógeno y sedimento urinario.
4. Otras pruebas:
Deberán realizarse en los casos en que en el cuadro clínico estén presentes síntomas de posi-
ble etiología somática. Los más frecuentes son los trastornos confusionales, los episodios de
estados de conciencia crepuscular, las alucinaciones visuales, etc. También es preciso reali-
zarlas cuando se sospecha la concomitancia de un proceso somático, en especial los cuadros
infecciosos y las intoxicaciones, sin olvidar que los pacientes esquizofrénicos en tratamiento
con psicofármacos pueden desarrollar alteraciones en la funcionalidad de determinados ór-
ganos (hígado, riñón, sistema endocrino, etc...).
La pruebas más habituales a realizar son:
- Función tiroidea: de T3, T 4 y TSH.
- Función hepática.
- Función renal.
- Test de gestación.
En todos los casos de enfermedad somática es conveniente seguir los protocolos de pruebas de
laboratorio que recomienda el buen hacer de la patología médica (Hales, R., 1996).

II.2. Electrofisiología
La actividad bioeléctrica constante del cerebro, no solamente en el estado de vigilia, sino tam-
bién durante el sueño, permite alcanzar una extensa fuente de información sobre la función
cerebral. La forma como se genera la actividad eléctrica a partir de la actividad neuronal queda
aun por dilucidar. Es posible captar la señal eléctrica cuando se recogen territorios neuronales
amplios y mediante técnicas adecuadas ampliar la señal y establecer registros útiles para el
estudio de la actividad cerebral.
La actividad eléctrica generada por los procesos que tienen lugar en el cerebro constituye la base
de estudio para las técnicas neurofisiológicas. El descubrimiento por Berger en 1929 de la
electroencefalografía supuso el inicio de la neurofisiología, que en la actualidad cuenta con otras
técnicas más desarrolladas, como la cartografía cerebral, los potenciales evocados relacionados
con acontecimientos y el registro de los movimientos oculares.
Las técnicas neurofisiológicos presentan unas ventajas indudables para el estudio de la actividad
cerebral al no ser invasivas, permitir recogida de señales en intervalos de tiempo muy cortos, y
ser de bajo coste técnico.

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II.2.1. Electroencefalograma (EEG):
Su aplicación al terreno de la Psiquiatría ha permitido contar con un medio técnico eficaz para
el diagnóstico de la enfermedad orgánica cerebral subyacente, así como el de enfermedades
neuropsiquiátricas.
En la esquizofrenia no se ha encontrado ningún patrón de registro específico, por lo que su utili-
dad es escasa. No obstante, el uso clínico del EEG está suficientemente extendido -en especial en
los primeros episodios de la enfermedad (Sponheim, S.R., et al., 1994)-, ya que coadyuva a
establecer el diagnóstico diferencial con otras enfermedades. Tiene especial importancia su utili-
zación en todos los casos en que por las manifestaciones clínicas se sospecha la presencia de una
afectación cerebral, como pueden ser los procesos vasculares cerebrales, tumores, infecciones,
intoxicaciones, epilepsia, etc. De manera más específica la EEG en la esquizofrenia ha desplaza-
do su énfasis al estudio de las anomalías del lóbulo temporal (Hughes, J.R., 1996).
La incorporación de las técnicas de EEG computerizado, facilitará el estudio de las posibles
alteraciones cerebrales, sin que hasta el momento haya mostrado una utilidad específica en el
diagnóstico de la esquizofrenia (A.P.A., 1991).

II.2.2. Cartografía Cerebral:


Constituye una técnica neurofisiológica derivada del EEG convencional. La nueva tecnología
permite el almacenamiento de mayor cantidad de información de la actividad eléctrica cerebral y
su conversión en mapas que en función del color reflejan la actividad de diferentes zonas cerebra-
les. No obstante, es necesaria aun una mayor depuración de la técnica que elimine los múltiples
artefactos que contaminan los trazados actuales (Bilder, R.M., 1996).
Su aplicación está aun relegada a los centros de investigación en la enfermedad mental, puesto
que la información suministrada no añade nada sustancial al registro del EEG convencional.

II.2.3. Potenciales Evocados (PE):


La utilidad de esta técnica en la clínica psiquiátrica se extiende al estudio de los procesos
demenciales y al diagnóstico diferencial entre proceso funcional u orgánico.
En la esquizofrenia no ha sido posible encontrar un patrón de trazado específico. Los estudios de
investigación se centran en la actualidad en la aplicación de esta técnica para profundizar en las
posibles alteraciones del procesamiento de la información, que se muestra como un trastorno
posiblemente ligado a la patología esquizofrénica (Bilder, R.M., 1996).

II.3 Neuroimagen
El desarrollo de las técnicas de Neuroimagen permite en la actualidad disponer de métodos
exploratorios muy adecuados para el diagnóstico de la enfermedad esquizofrénica. La posibili-
dad de conocer el nivel funcional y/o estructural del cerebro supone un mayor acercamiento a la
neurofisiopatología del cerebro. Los permanentes avances en estas técnicas y sus aplicaciones
clínicas no siempre van seguidas de hallazgos consistentes. Es necesario establecer criterios para
el clínico que le orienten en la utilización de estas pruebas especialmente en la vertiente diagnóstica,
no siempre similares a la investigadora.

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Las técnicas más importantes para el estudio de la estructura cerebral son la tomografía axial
computarizada (TC) y la resonancia magnética (RM). Las técnicas funcionales disponibles en el
momento actual son la tomografía computarizada por emisión de fotones únicos (SPECT) y la
tomografía por emisión de positrones (PET). Existen otras técnicas para el estudio funcional del
cerebro que se encuentran aun en vías de investigación, como la resonancia magnética
espectroscópica (RMS) o la resonancia magnética funcional (fRMI).

II.3.1. Tomografía Axial Computerizada (TC):


Desarrollada en 1970, su introducción en la clínica supone el abandono de la histopatología
y la neumoencefalografía, únicas técnicas disponibles hasta entonces. Desde los primeros
estudios realizados en esquizofrenia en 1976 la utilización de la TC está ampliamente difun-
dida en el campo de la clínica, siendo los hallazgos encontrados muy diversos. Debido a la
proliferación de estudios de investigación realizados con distintas metodologías en cuanto a
las poblaciones de esquizofrénicos estudiadas, así como con distintas técnicas y parámetros
iconográficos, es necesaria una recopilación y análisis para llegar a definir cuáles son los
hallazgos constantes en la mayoría de los estudios y cuáles no han sido suficientemente
replicados.
Los hallazgos que parecen más contrastados se refieren al ensanchamiento de los ventrículos latera-
les y del tercer ventrículo, incremento de los surcos corticales (atrofia), atrofia cerebelosa, asimetría
cerebral invertida y anomalías en la densidad cerebral (Andreasen. N.C., et al., 1990; Andreasen,
N.C. et al., 1992; Falkai, P. et al., 1995; Kotrla, K.J. et al., 1995; Travis, M. et al., 1997).
El ensanchamiento del sistema ventricular y la disminución de los surcos cerebrales son el
signo de una atrofia cerebral. Sin embargo, estos hallazgos no pueden ser tomados como una
prueba diagnóstica para la esquizofrenia (Chua, S.E. et al., 1995).
Las alteraciones estructurales cerebrales están presentes en un número muy elevado de pacien-
tes desde el primer episodio de su enfermedad (Gewirtz, G. et al., 1994, Delisi, L.E., et al.,
1995; Nopoulos, P., et al., 1995; Vázquez-Barquero, J.L. et al., 1995). Aun cuando no se ha
podido establecer una relación con los tipos clínicos clásicos, hay evidencia de una correlación
con la presencia de síntomas negativos (SchroedeR, J. et al., 1995; Turestsky, B., et al., 1995).
No se ha conseguido hasta la fecha establecer los hallazgos de la TC como predictores de
respuesta al tratamiento (Schroeder, J., et al., 1993).
La consistencia de los trastornos estructurales cerebrales en los pacientes esquizofrénicos ha
dado lugar a la formulación de hipótesis explicativas sobre la etiopatogenia de la enferme-
dad (Royston, M.C., et al., 1993). Las hipótesis que parecen más admitidas se refieren a la
existencia de un proceso degenerativo o a un trastorno del desarrollo neuronal (disgenesia).
En el caso de la degeneración los datos que la apoyan son la atrofia cortical cerebral encon-
trada desde los primeros episodios, así como el hecho de que dicha atrofia no progrese con el
curso de la enfermedad. Por su parte la hipótesis de la disgenesia se apoyaría en que los
trastornos estructurales se localizan especialmente en la línea media, junto con la constata-
ción de una disminución del tamaño craneal. Estas hipótesis necesitan ser contrastadas y
ampliadas con los estudios provenientes de otras técnicas de neuroimagen.

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II.3.2. Resonancia Magnética Nuclear (RM):
Desde la segunda mitad de la década de los 80 se encuentra disponible esta técnica que supuso
un avance en el estudio estructural del cerebro, con grandes ventajas sobre la TC. Permite
realizar cortes en cualquier plano, tiene una más alta resolución y no expone al paciente a
radiaciones como la TC.
La RM ha permitido confirmar los hallazgos obtenidos con la TC. Además facilita una mayor
precisión en la localización de las zonas cerebrales más afectadas por la atrofia. El lóbulo
temporal, el hipocampo, el caudado y el lóbulo frontal parecen ser las estructuras cerebrales
más afectadas por la reducción del tamaño (Andreasen, N.C., et al., 1986; Bogerts, B. et al.,
1990, Delisi, L.E., et al., 1991). Otros hallazgos que van apareciendo con determinada consis-
tencia se refieren a una asimetría cerebral anormal a expensas de la disminución selectiva de
las regiones temporal izquierda y frontal derecha, una reducción de la sustancia gris, con
persistencia del volumen de sustancia blanca en el giro temporal anterior y una agenesia del
cuerpo calloso (Frazier, J.A. et al., 1996; Woodruff, P.W., et al., 1995).
Por otra parte se han podido establecer correlaciones entre estos hallazgos y otros datos clíni-
cos como la presencia de deterioro cognitivo, síntomas negativos y pobre ajuste premórbido.
También existe una alta correlación con la mala respuesta al tratamiento con antipsicóticos y
la mayor predisposición a la aparición de síntomas extrapiramidales.
En la actualidad se pueden sintetizar los avances en la investigación de la neuroimagen estruc-
tural de la esquizofrenia en los siguientes términos.
a) El hallazgo más consistente es la dilatación ventricular, con una mayor evidencia de una
pérdida de la sustancia gris.
b) La correlación de estas alteraciones con determinados síntomas, especialmente con los
síntomas negativos, sigue siendo un objetivo de la investigación.
c) Se estudia si estos cambios estructurales son específicos de la esquizofrenia o forman
parte de un proceso patológico general que está en la base de todas las enfermedades
mentales «mayores».
d) Se presta mayor atención a los estudios en primeros episodios y en los inicios en edades
tempranas, así como su progresión con el curso de la enfermedad.
El paso de estas técnicas del campo de la investigación al clínico como instrumento diagnóstico
es un hecho bastante generalizado. El clínico debería plantearse la conveniencia y utilidad de
su aplicación en el campo de la esquizofrenia, a pesar de que no constituyan una prueba
diagnóstica positiva. Su uso, pues, debería comprender aquellos casos en los que es preciso
hacer un diagnóstico diferencial con una enfermedad orgánica cerebral, en especial con enfer-
medad ligada a los lóbulos temporal y frontal. Es conveniente practicar estas pruebas en los
casos de diagnóstico cierto de esquizofrenia, cuando se trata de un primer episodio y ante la
presencia de una sintomatología con predominio de síntomas negativos (Ananth, J., et al.,
1993; Frances, A. et al., 1996).
La elección de una de estas técnicas estructurales de neuroimagen vendrá determinada por una
serie de variables a valorar en cada caso. En general existen ventajas de una técnica frente a

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otra, que el clínico podrá tener en cuenta en el momento de elegir la más adecuada para cada
caso (Garber, H.J., et al., 1988), (Tabla 5).

Ventajas de la TC Ventajas de la RM

Más económica que la RM Mejor visualización de lesiones ubicadas en fosa pos-


terior, tronco cerebral y áreas temporales y apicales

Es útil cuando no existe focalidad Mejor visualización enfermedades


neurológica, pero hay sospechas clínicas desmielinizantes

Mejor detección de lesiones Superior a la TC en detección de anomalías


cerebrales calcificadas cerebrales asociadas a focos epilépticos

Más útil ante la sospecha de tumores Mejor que la TC en la detección de tumores (excep-
meníngeos o enfermedad hipofisaria to meníngeos) y de malformaciones vasculares

Puede utilizarse en pacientes con No requiere empleo de rayos X


marcapasos o con implantes metálicos
en la cabeza

No presenta el «efecto balístico»


asociado a la RM (atracción de objetos
metálicos por el imán)

Induce menos ansiedad que la RM

Requiere menos cooperación del paciente

Puede tener un único papel útil en la evaluación de T.C.E.

(GARBER, HJ., et al., 1988)

Tabla 5: Técnicas estructurales de neuroimagen

II.3.3. Técnicas Funcionales de Neuroimagen:


Un considerable avance en la imaginería cerebral lo constituye el estudio de la neuroquímica,
metabolismo y, en general, de la fisiología cerebral. Esto es hoy posible gracias a las técnicas
funcionales, en especial la tomografía computarizada por emisión de positrón único (SPECT) y
la tomografía por emisión de positrones (PET). Al ser técnicas aun en vías de desarrollo pre-
sentan dificultades metodológicas en el terreno instrumental (elevado coste, escasa disponibili-
dad de radiofármacos que mejoren la calidad de la resolución) y en el clínico. En éste último
quedan por establecer patrones específicos para las diferentes enfermedades mentales, incluso
para población normal en función de edad, sexo y otras variables.

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La técnica de SPECT ha aportado un instrumento valioso a los estudios previos de flujo sanguí-
neo cerebral, sobre todo con la utilización de marcadores «estáticos» (I 123IMP, Tc 99HMPAO).
La medición del flujo sanguíneo cerebral no puede hacerse de forma dinámica, por lo que no
puede llegarse a parámetros cuantitativos. Las estimaciones se realizan a partir de la relación
entre la región objeto de estudio y otra supuestamente neutra desde el punto de vista metabólico.
El estudio con SPECT no queda limitado al flujo sanguíneo cerebral (Yuasa, S. et al., 1995), sino
que está siendo aplicado al estudio de los neuroreceptores. Esto supone una valiosa aportación al
conocimiento de la dinámica de la neurotransmisión, así como al estudio más concreto de la
farmacocinética de los antipsicóticos (Farde, L. et al. 1990; Nordstrom, A. L. et al., 1995).
Por último, la investigación con SPECT abre unas grandes posibilidades en el estudio de las
funciones neuropsicológicas estableciendo relaciones entre las imágenes obtenidas en situación
basal y las detectadas en realización de tareas de tipo cognitivo (Schuckit, M.A., 1992).
La aportación de una nueva técnica funcional, como es la tomografía por emisión de positrones
(PET) radica en una más alta resolución de las imágenes y una mayor precisión en la localiza-
ción de la actividad cerebral. Son ventajas evidentes frente al SPECT, aunque su desarrollo
técnico se encuentra en vías de depuración y su alto coste la hace inaccesible a la aplicación
habitual en la clínica (Sedvall, G., 1992).
El hallazgo más constante encontrado en la investigación con técnicas funcionales en la
esquizofrenia es la disminución de la actividad en el lóbulo frontal, la hipofrontalidad (Yurgelun-
Todd, D.A. et al., 1996). Los estudios de estimulación cognitiva parecen confirmar este dato
que, hasta el momento, no parece relacionarse con la cronicidad, ni con el tratamiento
psicofarmacológico. Al mismo tiempo no aparece una clara correlación con los llamados sínto-
mas negativos. A pesar de que los estudios no permiten una explicación suficiente para este
hallazgo, la hipótesis que establece una relación entre corteza frontal y esquizofrenia adquiere
mayor relevancia, así como la existencia de un déficit en la filtración de la información senso-
rial (Buchsbaum, M.S. et al., 1996).
En los estudios sobre neuroreceptores (Wong, D.F., et al., 1986), las técnicas funcionales han
supuesto un giro en la importancia de la hipótesis dopaminérgica de la esquizofrenia. La cons-
tatación de que los receptores D2 no se encuentran aumentados, como cabría esperar en base a
dicha hipótesis, ha obligado a replantear el modelo bioquímico de la enfermedad esquizofrénica.
La utilización de las pruebas complementarias en el diagnóstico y tratamiento de la esquizofrenia
debe seguir las líneas maestras de la práctica médica. Son pruebas que en ningún caso deben
sustituir a la historia clínica ni a las exploraciones somática, neurológica y psicopatológica. Es
el diagnóstico clínico el que debe dirigir la elección de las pruebas complementarias a realizar,
bien para confirmar el diagnóstico, bien para ayudar a la diferenciación en caso de duda (Frances,
A. et al. 1996; A.M.P., 1996).
La atención al paciente esquizofrénico, por otra parte, supone multitud de factores a conside-
rar además del propio proceso diagnóstico. En este sentido, las pruebas complementarias debe-
rán utilizarse en el seguimiento terapéutico y en todas aquellas vicisitudes del curso que requie-
ran una intervención médica, como la necesidad de hospitalización, la resistencia al tratamien-
to o la aparición de síntomas somáticos, no atribuibles a su enfermedad esquizofrénica.

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Con objeto de facilitar al clínico una orientación en la utilización de las pruebas complementa-
rias que se han expuesto, se recogen diversas situaciones que pueden presentarse en la clínica
(Tabla 6) y las exploraciones complementarias a realizar en cada caso (Tabla 7).

Hematología Bioquímica EEG TAC RM

Proceso diagnóstico N N N C

Hospitalización N N N C

Predominio síntomas negativos C

Edad inicio precoz N N N C

Lesión cerebral reciente N N C

Cuadro confusional N N N N C

Formas atípicas N N C

Procesos somáticos N N N N

1ª Revisión mes N N

Revisión anual N N C

N = es necesaria su realización; C = es conveniente su realización

Tabla 6: Exploraciones complementarias para la esquizofrenia

Analítica TC RM

Revisión semestral Edad comienzo temprana Edad comienzo temprana

Procesos somáticos Predominio sintomatología Predominio sintomatología


concomitantes negativa negativa

Resistencia a tratamiento

Tabla 7: Pruebas complementarias aconsejables

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
III. Evaluación Cognitiva

III.1. Evaluación clínica vs evaluación psicométrica


La evaluación del estado cognitivo es importante ya que una parte sustancial de los pacientes
esquizofrénicos presentan déficits cognitivos. La evaluación cognitiva tiene dos aspectos, la eva-
luación clínica que se deriva de los datos proporcionados por la historia clínica y más concreta-
mente de la exploración psicopatológica, y la evaluación psicométrica. La exploración
psicopatológica nos proporciona información sobre el estado de la atención/ concentración, orien-
tación, memoria, lenguaje (expresivo y receptivo), pensamiento abstracto y funciones ejecutivas.
La evaluación psicométrica consiste en la aplicación de pruebas neuropsicológicas estandarizadas
al objeto de cuantificar los rendimientos cognitivos.
Las causas de las alteraciones cognitivas de la esquizofrenia son complejas y variadas. Es un
hecho generalmente aceptado que las alteraciones cognitivas son intrínsecas a la propia enfer-
medad. Sin embargo, otros factores también están implicados: elementos premórbidos (nivel
educativo e intelectual), grado de motivación, tipo de síntomas predominantes (mas deterioro en
pacientes con síntomas de desorganización y negativos), cronicidad (mayor deterioro en pacien-
tes crónicos), la institucionalización (debido a la pobreza de estímulos) y el tratamiento
(neurolépticos, TEC). Es por lo tanto importante tener en cuenta estos factores cuando se evalúa
el estado cognitivo. En muchas ocasiones los síntomas cognitivos están encubiertos o exacerba-
dos por otros síntomas esquizofrénicos hasta tal punto que la evaluación del estado cognitivo ha
de hacerse una vez que la sintomatología aguda ha remitido, y mejor aun, durante el periodo de
estabilización de la enfermedad.
La evaluación estandarizada de los rendimientos cognitivos no está indicada de manera rutina-
ria, y no forma parte de las exploraciones complementarias necesarias en la esquizofrenia. Sin
embargo, existen situaciones clínicas en las que es conveniente e incluso necesario una evalua-
ción de este tipo. Las principales indicaciones para la realización de una evaluación cognitiva
estandarizada son: (1) la estimación del nivel de funcionamiento intelectual actual, (2) el diag-
nóstico diferencial con trastornos orgánico-cerebrales, (3) la presencia de un deterioro cognitivo
clínicamente significativo y (4) el primer episodio de la enfermedad. La evaluación cognitiva en
los primeros episodios es muy recomendable ya que además de las indicaciones expuestas ante-
riormente, sirve como punto de referencia para la evaluación comparativa de la evolución del
deterioro cognitivo.

III.2. Evaluación del nivel de funcionamiento intelectual


Un motivo frecuente para evaluar el nivel intelectual es la planificación de un programa de
rehabilitación acorde con las capacidades intelectuales del paciente. El conocimiento del nivel
intelectual también es importante a la hora de establecer el grado de comprensión e implicación
que el paciente puede tener para cualquier otro tipo de terapia.
Los métodos más empleados para evaluar clínicamente el nivel intelectual son la extensión del
vocabulario y la capacidad para interpretar proverbios. Ya que el vocabulario está estrechamente
relacionado con el nivel educativo premórbido, la interpretación de proverbios parece ser el método

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más adecuado para evaluar clínicamente el nivel de funcionamiento intelectual (Nelson, 1994).
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que algunos pacientes esquizofrénicos pueden interpretar los
proverbios en función de relaciones semánticas idiosincrásicas propias de su trastorno.
El test de funcionamiento intelectual más empleado es el WAIS. Es el test mejor estudiado y el
que nos proporciona una medida más completa de la inteligencia, a la vez que se le considera una
auténtica prueba neuropsicológica. Sin embargo es poco apropiado para medir el cambio de
funcionamiento intelectual en cortos periodos de tiempo debido al efecto del aprendizaje. Las
matrices progresivas de Raven proporcionan una estimación del CI, que a diferencia del WAIS
no depende del nivel previo de conocimiento y es muy útil para medir cambios en el funciona-
miento intelectual a lo largo del tiempo (Nelson, 1994).

III.3. Diagnóstico diferencial


El empleo de la neuropsicología en el diagnóstico diferencial entre esquizofrenia y trastornos
mentales orgánicos no es muy útil debido a dos razones. En primer lugar, no existe un perfil de
deterioro cognitivo característico de la esquizofrenia. En segundo lugar, se ha descrito que un
subgrupo de pacientes esquizofrénicos crónicos puede alcanzar rendimientos cognitivos que es-
tán en el rango de los trastornos orgánicos cerebrales (Heaton et al, 1978). Datos como la falta
de progresión del deterioro cognitivo, e incluso las oscilaciones de los rendimientos cognitivos sin
incremento global con la edad, pueden tener más importancia que la propia evaluación
neuropsicológica realizada en un momento determinado.

III.4. Evaluación del deterioro cognitivo


Aunque no existe un acuerdo generalizado, actualmente se admite que en la esquizofrenia existe un
deterioro cognitivo global, sobre el que destaca la alteración de tres funciones nucleares: atención,
memoria y funciones ejecutivas (Goldberg y Gold, 1995). Basándonos en esta distinción del deterio-
ro cognitivo en la esquizofrenia (global vs específico), las pruebas cognitivas que lo evalúan se
pueden clasificar en baterías neuropsicológicas (para estudiar el deterioro cognitivo global) y tests
de funciones individuales (para estudiar el deterioro de funciones cognitivas específicas).
Las baterías neuropsicológicas van de las más sencillas como el mini examen cognoscitivo (MEC,
Lobo et al, 1979) hasta muy complejas como las baterías de Luria-Nebraska (Golden, 1981),
Halstead-Reitan (Reitan y Davison, 1974) y el test Barcelona (Peña-Casanova, 1990). Esta últi-
ma batería tiene la ventaja de estar estandarizada para nuestro país. Las ventajas e inconvenien-
tes de la aplicación de estas pruebas vienen dadas por su extensión. Así, mientras que el MEC es
fácilmente aplicable y puede ser útil para evaluar el cambio, su principal inconveniente es que
proporciona una idea demasiado global y a menudo poco fiable del deterioro cognitivo. Por el
contrario, las baterías complejas nos proporcionan una información muy detallada del estado
cognitivo, pero son difíciles de aplicar en la práctica clínica, y menos apropiadas aun para eva-
luar el cambio.
El WAIS ha sido frecuentemente empleado para evaluar el deterioro cognitivo en función del
decalaje existente entre la puntuación verbal y la manipulativa. Esto se basa en que los subtests
de información y vocabulario son considerados como un índice relativamente fiable de la inteli-
gencia premórbida y son los que menos se afectan por el deterioro cognitivo (Nelson, 1994).

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En una reciente conferencia de consenso sobre los rendimientos cognitivos en la esquizofrenia
(Harvey et al, 1997), se recomienda el empleo de una batería que sea a la vez comprehensiva y
aplicable en un contexto clínico y que incluya la evaluación de 6 funciones cognitivas básicas (a)
memoria de trabajo, (b) aprendizaje seriado y memoria diferida, (c) funciones ejecutivas, (d)
vigilancia, (e) fluencia verbal y categorial, y (f) velocidad visuo-motora.

III.5. Evaluación de alteraciones cognitivas específicas


En la esquizofrenia se han empleado innumerables tests neuropsicológicos para evaluar los ren-
dimientos cognitivos específicos. Los tests que miden funciones específicas son los más emplea-
dos, si bien el número y tipo de funciones cognitivas evaluadas es muy variable. Esta situación se
ve complicada por el hecho de que se emplean diferentes tests para evaluar una misma función,
y porque a veces a un determinado test se le atribuye la exploración de funciones diferentes
(Keefe, 1995). La elección de las pruebas neuropsicológicas aplicadas en la esquizofrenia ha sido
en gran medida arbitraria y ha estado en relación a los fines para los que se han empleado (la
mayoría en el ámbito de la investigación) y de las funciones cognitivas evaluadas. Hasta la fecha
no existe una batería neuropsicológica que se pueda considerar estándar para su aplicación en
pacientes esquizofrénicos. Una descripción detallada de otras pruebas cognitivas que han sido
utilizadas en la esquizofrenia puede encontrarse en Kolb y Whishaw (1983).

III.5.1. Evaluación de las funciones ejecutivas

Los tests de funciones frontales o ejecutivas son los más empleados en la esquizofrenia. Las
funciones ejecutivas se han relacionado con la actividad funcional del lóbulo frontal. El número
de test empleados para la evaluación de funciones frontales es muy numeroso (mas de una
docena), y han sido empleados en el ámbito de la investigación. Recientemente la investigación
en este área se está focalizando al estudio de la relación entre los rendimientos cognitivos
frontales y diversos aspectos clínicos, como por ejemplo la relación con síntomas, función
laboral, deterioro cognitivo, funcionamiento en la vida cotidiana, predicción del nivel de reha-
bilitación alcanzable, y de recaídas.

El Test de elección de tarjetas de Wisconsin (Wisconsin Card Sorting Test - WCST) es con
mucho el más empleado, y puede considerarse el instrumento estándar de la evaluación de las
funciones frontales en pacientes esquizofrénicos. La finalidad del test es la evaluación de la
capacidad de formar categorías abstractas y de cambiar de categorías mediante ensayo-error
en función de la información proporcionada. Las puntuaciones de este test se han reducido a
tres factores, tanto en muestras mixtas (Sullivan, 1993) como en esquizofrénicos (Cuesta et al,
1995a). Se han descrito tres factores, uno de «perseveración», que mediría como su propio
nombre indica la tendencia a la repetición, otro factor de «errores no perseverantes» y un
tercero de «estrategia o elección ineficaz». De éstos el primero es el que con mayor probabili-
dad se podría relacionar con funcionalidad dorsolateral prefrontal (Sullivan, 1993).

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
IV. Evaluación Psicosocial
Los aspectos psicosociales deben ser evaluados en todos los casos, pudiéndose efectuar a través
del interrogatorio del paciente y de otros informantes. Cuando sea imprescindible la recomenda-
ción de instrumentos, éstos deben cumplir los siguientes requisitos:
a. Tener establecidas y adecuadamente contrastadas las propiedades psicométricas básicas en
la población española.
b. Tener explicado el nivel de capacitación para su aplicación y corrección.
c. Ser fácilmente aplicable en la practica clínica habitual.
d. Ser aplicable a población esquizofrénica española.
e. Contemplar la posibilidad de otro informante y la validez de esa información.

IV.1. Evaluación de las discapacidades


El eje II de la CIE-10 está destinado a valorar las discapacidades en relación a las tareas y a las
funciones que se espera que realice el individuo en su específica situación socio-cultural.
Una discapacidad es cualquier restricción o falta de capacidad para llevar a cabo una actividad
como consecuencia de una anomalía, de la manera o con el nivel considerado como normal para
un individuo en su situación socio-cultural específica (Internat. Classification of Impairements,
Dissabilities and Handicaps, 1983). Las normas y los valores varían de una comunidad a otra y la
aceptabilidad de una conducta específica suele ser el resultado de negociaciones entre aquellos
implicados.
La medida de discapacidad así entendida, debe de separarse de la valoración psicopatológica.
Por ejemplo, oír voces o sentirse perseguido no debe automáticamente llevar a evaluar un cierto
grado de discapacidad; sin que por ello pueda olvidarse que la discapacidad debe darse en el
contexto de un problema de salud, psíquica en este caso.
En general, todos los instrumentos de medida y evaluación de discapacidades, permiten que el
clínico decida sobre el periodo de tiempo que quiere cubrir con la puntuación, dependiendo del
objetivo de la misma. Puede referirse al momento en que esté haciendo la evaluación, «actual»,
el «último mes», «el último año» y «otro periodo (especificar tiempo)».
La discapacidad del paciente en sus áreas específicas de funcionamiento en el periodo de tiempo
elegido debe de ser evaluada junto al presumible funcionamiento «de nivel medio» o «normal» de
una persona del mismo sexo, de similar edad y de formación y situación cultural parecida.
La información puede obtenerse de tres fuentes: del propio/a paciente, de un informante (gene-
ralmente un miembro de la familia) y de un experto o profesional de la salud mental. Cada una de
las fuentes tiene sus ventajas e inconvenientes que influyen en la fiabilidad y validez de la evalua-
ción final. Aunque la naturaleza y gravedad de los síntomas pueda influir negativamente, el
paciente debe ser siempre interrogado ampliando o confirmando con las otras fuentes, la infor-
mación aportada.

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Por lo que se refiere a los métodos empleados para la recopilación de la información se utilizan
tanto cuestionarios autoadministrados, aunque en el caso de pacientes esquizofrénicos no es
aconsejable por problemas de infraestimación como resultado de la sintomatología, así como
entrevistas personales, prefiriéndose en este caso las entrevistas semiestructuradas por ser el
método más flexible.
Las publicaciones científicas recogen diferentes instrumentos que varían en la descripción de los
términos para definir los roles sociales o en el número de los mismos, aunque parece existir un cierto
consenso sobre las áreas que deben ser incluidas: «cuidado personal» (que abarca higiene personal,
la apariencia, alimentación), «funcionamiento ocupacional» (se refiere a las funciones como trabaja-
dor, ama de casa, estudiante...), «funcionamiento en la familia» (incluye tanto el rol marital, pater-
nal... como el grado y nivel de participación en actividades de mantenimiento de la casa), «funciona-
miento en contexto social más general» (tanto en actividades sociales, relaciones sociales, activida-
des de ocio). Cada una de estas áreas describe dominios de roles y estatus, y a su vez, cada una de
estas áreas generales, debe de subdividirse en dominios de conducta más restringidos.
La investigación sobre discapacidades sociales basada en la evaluación de roles y funcionamiento
social en población esquizofrénica se considera bastante satisfactoria, dado el grado de acuerdo
interobservadores y en los t-retest, el grado de validez interna y externa, su capacidad para tener
en cuenta el trasfondo socio-cultural del paciente además de mostrarse sensible al cambio.
La CIE-10 propone la utilización de la escala de discapacidad de la OMS en su versión abreviada
(DAS-S) (WHO, 1996). Este sencillo instrumento diseñado para registrar la valoración clínica
de las discapacidades causadas por trastornos mentales es una entrevista semiestructurada, don-
de las puntuaciones deben de estar basadas en el juicio clínico, tras la información obtenida de
familias, informantes o documentos clínicos y de la propia observación.
Puede ser administrada por un psiquiatra, un psicólogo clínico u otro profesional de la salud con
experiencia previa en valoraciones del comportamiento y que esté familiarizado con el uso del
instrumento.
Al valorar las discapacidades el clínico tendrá en cuenta la gravedad y la intensidad, así como la
duración. Las puntuaciones incluyen una escala de 6 puntos, donde el - 0 - representa la ausencia
de discapacidad y el - 5 -, la discapacidad máxima.
La escala de la OMS (WHO DAS-S) se acompaña de una serie de instrucciones para su correcta
utilización, incluyendo una breve definición de los contenidos específicos de las áreas de funcio-
namiento, un listado de aspectos importantes de discapacidades específicas a tener presentes en
la evaluación y puntuación y unas preguntas a modo de guía para la exploración de áreas especí-
ficas de funcionamiento.

IV.2. Valoración de las necesidades


Las condiciones en las que se desarrolla la vida del paciente son de obligada exploración, ya que
aportan datos imprescindibles para establecer programas de rehabilitación así como las ayudas
psicosociales pertinentes, incidiendo todo ello en el pronóstico.
El Camberwell Assessment of Needs (CAN) está actualmente en proceso de validación para España.

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IV.3. Evaluación de la calidad de vida
La pertinencia de este apartado depende del valor que se estime necesario dar a la vivencia del
paciente esquizofrénico en el conjunto de evaluaciones de la enfermedad. Al margen de discusio-
nes teóricas, lo que ya sí está claro en el terreno de la calidad de vida relacionada con la salud,
es que se trata de una evaluación del impacto subjetivo que tienen la enfermedad y los tratamien-
tos sobre el paciente tal y como éste expresa dicho impacto.
En cualquier caso la calidad de vida parece afianzarse cada vez más como medida de resultados
y es, entre otras cosas, básica para establecer el coste-utilidad de los procedimientos.
Es discutible que en la evaluación de la calidad de vida del paciente esquizofrénico sea una
medida fiable el empleo de instrumentos genéricos en la medida que estos están diseñados para
población general.
En el campo de los instrumentos específicos los propuestos para los esquizofrénicos pecan, en
muchos casos, de sesgos culturales y además suelen incluir datos objetivos con la evaluación
subjetiva del paciente, mezclando así aspectos que serían incluibles dentro de lo que es nivel de
equipamientos, red social o disponibilidad de recursos con la calidad de vida propiamente dicha.
El desarrollo de un instrumento español específico para la medida de la calidad de vida en el
paciente esquizofrénico, que presenta adecuadas propiedades psicométricas en los estudios preli-
minares puede orientar su elección como instrumento de exploración normalizado de estos as-
pectos. Dicho instrumento es el «Cuestionario Sevilla de calidad de vida (CSCV) de Giner y cols.»
(1996).
El CSCV consta de dos escalas (D y F) que miden respectivamente aspectos «desfavorables» y
«favorables» de la calidad de vida del paciente y que se evalúan mediante una escala tipo Likert
de cinco posibilidades (desde «completo acuerdo» a «completo desacuerdo»). El cuestionario es
autoaplicado aunque el paciente puede ser ayudado a cumplimentarlo.
La escala «D» tiene 46 items y la escala «F» 13 items.
Las propiedades psicométricas (validez de constructo, fiabilidad y sensibilidad al cambio) están
demostradas.
También se han empleado otros instrumentos en España. Fundamentalmente los siguientes:
a. QLS (Quality of Life Scale) de Heinrichy cols (1984). La versión española es de Rodríguez
Fornells y cols (1992). Es una entrevista semiestructurada con 21 items valorados de 0 a 6
puntos. Los items incluyen aspectos objetivos y subjetivos y la escala es heteroaplicada.
b. (QLI) (Quality of Life Interview- short versión) de Lehman (1973). La versión española es de
Bobes y cols (1995). Es una escala heteroaplicada que mezcla datos objetivos y subjetivos y
tiene diez secciones.

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
V. Factores Ambientales
La evaluación de las circunstancias sociales y familiares del paciente esquizofrénico son relevan-
tes para su cuidado, el establecimiento de estrategias realistas de intervención y la predicción
pronóstica del caso.
Su valoración ha de atenerse a los siguientes principios generales:
a. Determinación de la importancia del cuadro clínico actual.
b. Determinación de su intensidad y del impacto efectivo sobre la vida del paciente.
c. Establecimiento de su duración y predicción realista de las posibilidades de modificación.
La valoración de estos factores ha de formar parte de la exploración clínica general del paciente.
La existencia de instrumentos estandarizados no obliga a la utilización de los mismos ni exime
de su recogida clínica.

V.1. Estrés psicosocial


Hasta la fecha se han publicado más de 15 estudios sistemáticos que analizan de forma específi-
ca el efecto del estrés, concretamente el derivado de los acontecimientos de la vida (AV) en la
etiología y/o en el curso de la esquizofrenia.
Existe una tendencia generalizada a olvidar acontecimientos que han ocurrido, y obviamente la
capacidad para recordar varía entre los individuos. La enfermedad mental interfiere con la capaci-
dad para recordar y esto es particularmente evidente en pacientes esquizofrénicos en fases agudas.
Algunos han intentado subsanar este problema retrasando la entrevista hasta que el paciente esté
clínicamente recuperado, pero cuanto mayor sea el intervalo de tiempo transcurrido mayor será
el riesgo de distorsión y de olvido. Otros se han apoyado en la figura clave/familiar cercano, para
corroborar las respuestas del paciente, pero el problema surge cuando existen discrepancias
entre ambos.
Con la intención de minimizar estos sesgos, se propone recoger los AV a través de un inventario,
donde previamente se han definido los AV, construyendo un listado de diferentes tipos de AV. Entre
los inventarios más conocidos está el desarrollado por Holmes y Rahe (1967) adaptado a nuestro
medio por González de Rivera (1983). Se trata de presentar al paciente un listado de AV, escritos
o de forma oral, y que éste identifique a aquellos a los que ha sido expuesto en un determinado
período de tiempo. Ofrece la ventaja de tratarse de un sistema relativamente rápido y sencillo así
como fácilmente cuantificable, pero a su vez tiene la desventaja de ofrecer una tasa cruda comple-
tamente divorciada de las circunstancias específicas que rodearon a un determinado caso.
La otra alternativa, es medir los AV a través de entrevistas semiestructuradas, como la desarrolla-
da por Brown y Harris, 1978: LEDS: Life events and difficulty schedule, de la que existen muchas
modificaciones a la misma y una versión española (I. Gaminde, 1993). En este caso, se van identi-
ficando a través de la entrevista, las experiencias recientes y aquellas que cumplan criterios, tras
ser discutidas en un panel, se categorizan como «acontecimiento», adscribiéndose una puntuación
en función de su gravedad. De esta forma las circunstancias que rodearon al «acontecimiento»
quedan recogidas, lo que de alguna forma permite una individualización de las respuestas.

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
Otro aspecto muy debatido hace referencia al número y calidad de las dimensiones de los AV:
cambio, impacto emocional, amenaza, grado de pérdida, así como «intrusismo» dimensión de espe-
cial relevancia en relación a la reagudización de la sintomatología psicótica. Y esto último estable-
ce una relación potencial con algunos fenómenos subyacentes del Clima emocional familiar (CEF).
La CEF es una medida de calidad de la interacción social entre el paciente y su cuidador; se
valora a través de la información verbal y vocal obtenida tras una entrevista semiestructurada,
Camberwell family interview (CFI). La entrevista se administra separadamente a cada miembro
adulto de la familia que convive con el paciente, aunque para su clasificación se toma en consi-
deración a aquel que alcance la puntuación más elevada. De la entrevista se derivan cinco esca-
las, siendo tres de ellas, hostilidad, comentarios críticos y sobreimplicación emocional, las que
hasta el momento han mostrado una mayor capacidad predictiva.
Tradicionalmente, las escalas se han venido utilizando como categorías: alta CEF y baja CEF,
pero el empleo de datos categóricos de esta naturaleza ha sido ampliamente criticado en los
últimos años, pero está tan institucionalizado que la mayoría de los estudios continúan em-
pleándolos.
Se ha podido comprobar como la asociación CEF-Recidivas es más potente cuando la CEF es
medida durante los episodios agudos de enfermedad, por lo que se recomienda que sea durante la
crisis o lo más cercano a ella, el período de elección para su valoración.
Aunque el instrumento con el que se mide la CEF está validado y su fiabilidad está establecida,
su aplicación en la práctica clínica se ve muy limitada por el tiempo que consume, 60-90 minutos
su administración y otros 90-120 adicionales para su corrección y valoración. De otro lado, la
accesibilidad de los profesionales también está limitada al ser necesario un entrenamiento ex-
haustivo antes de empezar a utilizarse.
En los últimos años ha habido varios intentos de desarrollar otros instrumentos de medida que
sin perder capacidad predictiva, fueran más sencillos, accesibles y breves. Algunos se aventuran
como alternativas prometedoras, entre ellas, la Five minute speech sample una vez resuelva
algunos de los problemas psicométricos. La medida de la CEF es sólo un punto de partida de una
serie de técnicas que permitan evaluar este tipo de interacciones interpersonales.

V.2. Apoyo social


El apoyo social se viene conceptualizando como un «factor de protección» en la esquizofrenia al
interaccionar con los acontecimientos vitales estresantes y moderar su impacto.
La principal fuente de apoyo, tanto instrumental como emocional para los sujetos que sufren una
esquizofrenia, es la familia, por lo que sus redes sociales son reducidas, dominadas por un fami-
liar clave y con relaciones de dependencia.
Surgen dificultades importantes a la hora de medir el apoyo social ya que, aunque la estructura
de la red social es relativamente fácil de valorar, no ocurre lo mismo con la dimensión funcional.
Las redes sociales y el apoyo social en los pacientes esquizofrénicos puede ser medido con los
mismos instrumentos que se utilizan para valorar estos aspectos en otros problemas, es decir
técnicas de mapa, cuestionarios estructurados, observación, instrumentos estandarizados... La
valoración debe incluir el análisis de los apoyos reales potenciales y disponibles así como las

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
limitaciones y dificultades de la red, describiendo los más conflictivos y ambivalentes y los más
intensos, que para aquellos que sufren una esquizofrenia suelen coincidir.
La calidad de las interacciones surgidas diariamente es importante al igual que el establecer su
cantidad. Desde una vertiente clínica, la descripción del sistema de apoyo puede añadirse a la
información proporcionada por la familia: número de miembros que la componen, frecuencia de
contactos, así como tipo de interacciones que se producen, de forma que progresivamente se
pueda ir dirigiendo el interrogatorio hacia la fuerza e intensidad de la relación, la presencia de
un confidente y el grado en que esta cualidad es recíproca.
La entrevista posteriormente se puede dirigir a buscar redes sociales más amplias, amigos, veci-
nos, compañeros, siendo muy útil preguntar por interacciones sociales recientes, su naturaleza y
contexto.
La mayoría de las mediciones de salud y de calidad de vida, incluyen preguntas de apoyo social y
de actividades sociales realizando mediciones indirectas de apoyo social.
Como medida específica de apoyo social, una escala pionera fue el índice de Berle. Con posterio-
ridad se han desarrollando otras, algunas de ellas adecuadamente validadas, pero sólo algunas
tienen en cuenta la naturaleza compleja y multidimensional del apoyo social (Vázquez, 1997) sin
que sea posible, por el momento, encontrar un escala que por su validez y coste-efectividad pueda
ser elegida entre todas las propuestas en la literatura.

V.3. Carga familiar


El término carga ha sido acuñado para hacer referencia a la presencia de problemas, dificultades
y acontecimientos adversos que afectan a la vida de los familiares de los pacientes psiquiátricos,
principalmente esquizofrénicos, como consecuencia de hacerse cargo de su cuidado.
Se contemplan dos aspectos de esta sobrecarga: la «carga objetiva» que es todo tipo de aconte-
cimiento discruptivo que ocurre en la vida familiar en relación a la enfermedad del paciente y
que puede ser observable y verificable; y la «carga subjetiva» que responde más a la experiencia
de sobrecarga, de algo opresivo o pesado, al sentimiento de sobrellevar una carga.
Han sido varios los instrumentos desarrollados para valorar la carga, siendo quizá los más am-
pliamente utilizados Burden of Care Schedule y el Social Behaviour Assessment Scale, aunque
pocos han sido utilizados de forma plenamente satisfactoria.
Aunque la tendencia es cada vez mayor a utilizar instrumentos más complejos donde se incluyan los
diferentes aspectos derivados del cuidado del paciente, sobrecarga, repercusión emocional, estilo de
afrontamiento, grado de satisfacción derivado del papel de cuidador, como el Experience of care-
giving inventory (ECI), desarrollado recientemente por Szmukler y cols. (1996), algunos se siguen
centrando en el nivel de carga subjetiva. En este caso puede valorarse a través del grado de males-
tar psicológico que produce, por medio de instrumentos autoadministrados como el General Health
Questionnaire (GHQ) (Goldberg, 1972) o bien de entrevistas psiquiátricas estructuradas.
Hasta la fecha no han sido suficientemente analizadas las implicaciones de la carga familiar en
el tratamiento del paciente esquizofrénico.

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
VI. Tratamiento de la Esquizofrenia
Principios del Tratamiento y Alternativas

VI.1. Aspectos Generales


En relación al tema que se aborda, parecen ponerse de manifiesto una serie de problemas que
influyen de forma determinante a la hora de obtener un máximo beneficio cuando se pretende
articular adecuadamente un tratamiento del síndrome esquizofrénico. Así, se considera que los
antipsicóticos están indicados para el tratamiento de esta enfermedad, sin perjuicio de que un
25-30 % de pacientes no se beneficie de una manera clara de esta medida. Se han señalado en
este sentido como variables importantes, el deficiente cumplimiento de la terapia o la modifica-
ción de las posologías pautadas, los tiempos de medicación y la duración de los tratamientos con
antipsicóticos, además de revelarse como sustancialmente importantes como variables predictivas
de éxito, las condiciones del mismo, en el sentido de tratarse de abordajes en circunstancias
habituales o tratarse de ensayos clínicos controlados. Por ello, en un próximo futuro, cobrarán
especial interés los estudios observacionales en población esquizofrénica tratada, así como el
establecimiento de consensos elaborados por los profesionales sobre tratamiento de la esquizofrenia.
Circunstancias como un cierto escepticismo frente a la eficacia de los psicofármacos, como la
negación de la propia enfermedad o el temor ante los eventuales efectos secundarios de las medica-
ciones, pueden resultar determinantes a la hora de comprender estos problemas, sin entrar a anali-
zar determinadas actitudes sociales, interesadas o no, que generan estados de opinión muy críticos
hacia la utilización de psicofármacos en general para tratar las enfermedades mentales, sin que al
mismo tiempo proporcionen alternativas eficaces para abordar estas enfermedades.
Se detectan, sin embargo, problemas más relacionados con la prescripción médica, en el sentido
de manejo de dosis inapropiadas (sobredosificaciones que causan efectos secundarios importan-
tes en el enfermo y limitan gravemente el desarrollo de una vida en límites de normalidad), de
prescripción de neurolépticos no adecuados en función de una estrategia de prevención de recaí-
das, de recomendar tratamientos excesivamente cortos en el tiempo, etc. Por otra parte, un
cierto numero de psiquiatras desconocen la magnitud del riesgo de recaída en esta enfermedad,
detectándose una tendencia a minusvalorarlo y paralelamente a sobrevalorar el riesgo de efectos
secundarios, (Kissling, W, 1991). En este sentido este autor destaca la importancia del acceso a
una información actualizada sobre el tema por parte del psiquiatra general y la importancia del
establecimiento de protocolos farmacológicos dirigidos a la prevención de recaídas, con especial
referencia a la duración de los tratamientos y a las posologías mínimas eficaces.
En todo caso, parece muy importante motivar y educar y para ello hace falta dedicar tiempo al
enfermo y su familia, en función de la importancia y necesidad de respetar las condiciones del
tratamiento farmacológico. Determinados programas psicoeducacionales se han mostrado ex-
traordinariamente útiles en este sentido.

VI.2. Tratamientos farmacológicos


Se incluyen en este apartado los llamados antipsicóticos (APS) clásicos y los nuevos antipsicóticos
o atípicos, además de otros fármacos que han podido resultar útiles en el tratamiento de este

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cuadro, casi siempre asociados a fármacos antipsicóticos. Además de los antipsicóticos, otros
tratamientos han demostrado ser eficaces en la esquizofrenia, entre ellos, la educación y el
apoyo familiar y la realización de programas de tratamiento comunitario asertivo.

VI.2.1. Fármacos antipsicóticos


Los tratamientos para la esquizofrenia han evolucionado ya que esta enfermedad tiene múlti-
ples formas clínicas, que corresponden a distintos sustratos biológicos, y es evidente que un
único antipsicótico (o varios que actúen de la misma manera) no puede ser igualmente eficaz en
todos los enfermos. Por otra parte, la clínica de la esquizofrenia se modifica a lo largo de la
evolución de la enfermedad.
Los avances en el tratamiento de la esquizofrenia se deben a:
- Una mejor diferenciación de la sintomatología
- Un mejor conocimiento de la neurobiología
- Los nuevos medicamentos
- Los nuevos objetivos

VI.2.1.1.Antipsicóticos clásicos

Son medicamentos utilizados para el tratamiento de las diversas formas de esquizofrenia.


También se utilizan en la manía y cuadros de agitación entre otros.
Los antipsicóticos clásicos se caracterizan por ser antagonistas competitivos de los recepto-
res dopaminérgicos, aunque también actúan sobre receptores de otros neurotransmisores
(adrenérgicos, muscarínicos, serotonérgicos, etc). Además son eficaces frente a la
sintomatología productiva y menos en la defectual, producen muchos efectos indeseables y,
en general, no son muy bien aceptados por los pacientes.

Son poco eficaces sobre la sintomatología negativa. Al carecer la vía dopaminérgica mesocórtico-
prefrontal de autorreceptores dopaminérgicos, estos fármacos no actuarían sobre ella y prácti-
camente no tendrían eficacia terapéutica sobre los síntomas negativos primarios.

No todos los antipsicóticos clásicos son iguales. Si consideramos su actividad sedativa e


incisiva (acción antiesquizofrénica), podemos clasificarlos de más sedativo a menos y de
menos incisivo a más de la siguiente manera:

+ SEDATIVOS Levomepromacina
Tioridacina
Clorpromacina
Flufenacina
Haloperidol
Tioproperacina
+ INCISIVOS

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Los de baja potencia precisan ser administrados a altas dosis para lograr el efecto terapéu-
tico deseado, por lo que predomina su acción sedante. Los de alta potencia, en cambio,
precisan dosis inferiores y muestran mayores efectos neurológicos.

Existen diferencias en su perfil de acción clínica. El perfil de efectos adversos puede deter-
minar la elección de un antipsicótico con un efecto predominantemente anticolinérgico (por
ejemplo tioridazina) o extrapiramidal (por ejemplo haloperidol), según las características
del paciente (edad, deterioro intelectual, estado físico).

El efecto sedativo de los antipsicóticos clásicos puede ser interesante para otras indicaciones y
así, en pacientes agitados o de elevado nivel de ansiedad, los antipsicóticos de alto poder sedati-
vo (clorpromacina, levopromacina, tioridacina, zuclopentixol) son los fármacos de elección.

VI.2.1.2. Antipsicoticos atípicos

Se han desarrollado una serie de nuevos fármacos antipsicóticos buscando el aumento de la


selectividad antidopaminérgica (como sulpiride, amisulpride) o medicamentos que sean
antiserotonérgicos y antidopaminérgicos (como clozapina, risperidona, olanzapina, sertindol,
quetiapina y ziprasidona). Estos fármacos se llaman antipsicóticos atípicos y tienen las si-
guientes características generales:
- Baja incidencia de EPS.
- Incremento de la eficacia.
- Útiles en síntomas negativos.
- Menor incremento de prolactina.

Desde el punto de vista experimental los antipsicóticos atípicos se caracterizan por tener poca
capacidad de producir catalepsia pero bloquean potentemente la hiperlocomoción inducida por
d-anfetamina, mientras que los antipsicóticos clásicos son equipotentes en ambos modelos.

El bloqueo simultáneo de los receptores DA y 5-HT por los nuevos antipsicóticos se traduce
en una acción eficaz tanto sobre los síntomas positivos como sobre los negativos.

Entre las características que tienen los nuevos antipsicóticos podríamos enumerar:
1) Son eficaces tanto sobre los síntomas positivos como negativos.
2) Son eficaces en pacientes resistentes a tratamientos clásicos.
3) Son eficaces en las formas agudas y crónicas.
4) Producen menos efectos indeseables (afectan menos a la PRL y tienen pocos efectos
extrapiramidales y, al parecer, poca incidencia de discinesia tardía).
5) Disminuye el riesgo de recaídas.
6) La aceptación por parte del pacientes mayor.
7) Disminuyen los días de hospitalización y es mejor la integración sociolaboral y familiar.
8) Son fármacos de primera elección y no únicamente para casos resistentes.

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APS atípicos no selectivos: - Clozapina Sedantes
- Olanzapina
- Quetiapina
- Risperidona No sedantes
- Sertindol
- Ziprasidona

Entre las indicaciones más aceptadas de los nuevos antipsicóticos están:


- Tratamiento de pacientes que no toleran otros antipsicóticos.
- Pacientes con predominio de síntomas negativos.
- Pacientes resistentes.
- Pacientes esquizoafectivos.
- Demencia con psicosis.
- Psicosis en enfermedad de Parkinson.
- Misnusvalías psíquicas con psicosis.

VI.2.1.3. Objetivos y eficacia de los fármacos antipsicóticos

Los objetivos del tratamiento antipsicótico tanto con los clásicos como con los atípicos son
fundamentalmente:
- El control de los síntomas tanto productivos como defectuales.
- El evitar las recaídas.
- La integración socio-laboral y familiar del paciente esquizofrénico.

Las estrategias de dosificación tienen como objetivo el control de los síntomas que faci-
lite el desarrollo de una adecuada vida social y familiar, reducir los efectos adversos,
mejorar el cumplimiento de la medicación y reducir los costes de tratamiento. La rela-
tiva seguridad de los antipsicóticos depende de cada fármaco, de la dosis y de la vía de
administración.

Las altas dosis de antipsicóticos clásicos se asociaban con mayores efectos indeseables,
cardiotoxicidad y en ocasiones muerte. Lo descrito con Tioridazine es un ejemplo de lo
anterior (Mehtonen et al., 1991). No hay datos suficientes en la actualidad, salvo los
procedentes de ensayos clínicos, referidos a los nuevos antipsicóticos, a este respecto.
La administración parenteral de fármacos bloqueadores alfa-adrenérgicos está vincula-
da a la producción de hipotensiones peligrosas.

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Las dosis mínimas profilácticas en esquizofrenia son difíciles de establecer y, al mismo
tiempo, son de especial importancia. Se deben tener en cuenta, para facilitar el cumpli-
miento de la terapia, que se produzcan los mínimos efectos secundarios posibles y que se
afecte lo menos posible la capacidad del individuo para llevar tareas a cabo.

Las dosis bajas de neurolépticos aumentan el riesgo de recaída (Kane et al, 1983), si bien
estos pacientes presentan menos riesgos de discinesia tardía y sus recaídas suelen ser de
moderada intensidad. Marder et al. (1987) y Hogarty et al. (1988), recalcan lo mismo.
Johnson et al., (1976), consideran que la reducción de la medicación comporta un excesi-
vo riesgo de recaída en este tipo de pacientes. Kreisman, (1988), refiere encontrar mayor
tasa de recaídas en el grupo tratado con dosis bajas pero, sin embargo, considera que este
grupo presentó mejor ajuste social que el tratado con dosis altas o estándar.

De la misma manera, los tratamientos intermitentes, parecen conllevar excesivos ries-


gos de recaídas, (Carpenter et al.,1990; Jolley et al., 1989 y 1990) y se han fundamen-
tado habitualmente en el abordaje precoz de síntomas que se interpretan como
prodrómicos de recaída. Por otra parte, algunos autores señalan mayores riesgos de
discinesia tardía en los tratamientos intermitentes, (Levine et al., 1990; Jeste et
al.,1979). Se ha observado también, que esquizofrénicos estables que han sufrido una
recaída tras la interrupción de la medicación pueden tener muchas dificultades para
recuperar los niveles previos de estabilización que presentaban antes de la recaída,
(Wyatt RJ, 1991; Ruskin, 1992).

En lo que se refiere específicamente a la eficacia de los antipsicóticos, cabría sintetizar


la información actualmente existente, de la siguiente manera.

En episodios agudos la respuesta es del 70%-75%, mientras que sólo responden un 25%
con placebo. En el tratamiento de mantenimiento las recaídas son de un 20%-25%de
aquellos pacientes que están bajo tratamiento antipsicótico, y de un 55% con placebo.

La mayoría de los pacientes deben seguir tratamiento con antipsicóticos durante largos
períodos de tiempo. El perfil típico de los pacientes con alto riesgo de recaída se carac-
teriza por la baja conciencia de enfermedad, gran inquietud al tomar medicación, áni-
mo expansivo en las recaídas y familias de alta expresividad emocional.

En todo caso, a la hora de considerar si un tratamiento antipsicótico es eficaz, debemos


establecer las siguientes consideraciones:

En 6 y 8 semanas se sabe si un paciente es un verdadero «no respondedor».

Se necesitan entre 3 a 6 meses para determinar la eficacia global en un «respondedor».

Los niveles plasmáticos de los antipsicóticos, permiten identificar a los no cumplidores


o metabolizadores rápidos, a los pacientes con niveles altos y efectos indeseables que se
confunden con la psicopatología, pero ello sólo es posible para algunos antipsicóticos.

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VI.2.1.4. Efectos indeseables de los antipsicóticos clásicos

- Sedación (cuando no se busca).


- Hipotensión.
- Sequedad de boca.
- Estreñimiento.
- Visión borrosa.
- Retención urinaria.
- Alteraciones cardíacas.
- Reacciones alérgicas.
- Alteraciones hormonales:
Disminución de H. sexuales femeninas: alteración del ciclo menstrual.
Aumento de la prolactina: galactorrea y ginecomastia.
Disminución de la hormona del crecimiento.
- Alteraciones neurológicas:
Extrapiramidalismo farmacológico.
Acatisia.
Reacciones discinéticas agudas.
Discinesia tardía.
Síndrome neuroléptico maligno.

VI.2.1.5. Efectos indeseables de los antipsicóticos atípicos

Los nuevos antipsicóticos producen menos efectos extrapiramidales, sin embargo, su perfil
de otros efectos secundarios parece similar a los neurolépticos clásicos. Cada vez se cuestio-
na más el empleo de altas dosis de neurolépticos en función de su eficacia clínica y de su
seguridad. Además la aplicación intramuscular debe ser evitada en fármacos con actividad
antagonista alfa-adrenérgica. En este sentido, la sedación como efecto indeseable, atribuida
al antagonismo alfa-1-adrenérgico y posible antagonismo histamínico, es un efecto frecuen-
te en los nuevos antipsicóticos. La hipotensión postural se debe también a un antagonismo de
la función alfa-1-adrenérgica y la clozapina, risperidona, melperona, quetiapina y sertindole
se comportan en este sentido parecido a las antiguas fenotiacinas, (Lieberman, 1993). De la
misma manera, pueden esperarse reacciones adversas anticolinérgicas de fármacos como
olanzapina y clozapina. Otro tipo de reacciones adversas como el síndrome neuroléptico
maligno, la agranulocitosis, anemia aplásica, miocarditis, etc., que no pueden predecirse,
deben ser tenidas en cuenta, incluso cuando empleamos antipsicóticos conocidos.

VI.2.1.6. Aspectos de Implementación

Conviene establecer diferentes criterios para episodios agudos o tratamientos a largo


plazo, de la misma manera que quizás debiéramos tener en cuenta la circunstancia de
que fuera o no un primer episodio.

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En episodios agudos para la mayoría de las ocasiones se pretende la instauración de un
tratamiento que proporcione el efecto antipsicótico de forma rápida, (vía parenteral, si pro-
cediera), dosis única diaria, cierto efecto sedativo inicial, que se produzcan menos efectos
neurológicos que los habituales con los antipsicóticos clásicos y buena tolerancia local.

En enfermos crónicos se desea la eficacia en sintomatología defectual, que produzca pocos


efectos neurológicos y endocrinos, que haya menor probabilidad de discinesia tardía, facili-
dad de administración, formulación depot con posibilidad de completar con formulación de
acción rápida o intermedia, buena tolerancia local, etc.
Los pacientes esquizofrénicos con mucha frecuencia plantean problemas de cumplimiento de
medicación. El cumplimiento es bajo, especialmente debido a los efectos indeseables de los
antipsicóticos clásicos, y esta falta de cumplimiento es la principal causa de recaídas. En
aquellos casos en los que se constate un mal cumplimiento es conveniente instaurar medica-
ción depot (de acción prolongada) o alternativamente comenzar la utilización de los
antipsicóticos atípicos, que en este sentido ofrecen indudables ventajas.

VI.2.1.7. Manejo de los efectos secundarios

Una cuestión interesante es el manejo de los efectos secundarios de los medicamentos


antipsicóticos y así, siempre en el supuesto de que se estuvieran utilizando fármacos adecua-
dos y dosis adecuadas, se recomienda el cambio de la medicación y utilizar antipsicóticos
atípicos en casos de bradicinesia persistente y rigidez muscular. En acatisia persistente, se
prescribirán benzodiacepinas, propanolol o antipsicóticos atípicos. Ante efectos sexuales o
amenorrea, reducir dosis o cambiar el antipsicótico. La aparición de discinesia tardía justi-
ficaría el cambio a clozapina u otro atípico, al igual que el desarrollo de un síndrome
neuroléptico maligno.

La utilización profiláctica de antiparkinsonianos sólo debe considerarse en aquellos pacien-


tes que toman antipsicóticos típicos de alta potencia, y que presenten antecedentes de cua-
dros extrapiramidales agudos de manera que pudieran afectar no sólo a la seguridad del
paciente sino también al cumplimiento del tratamiento.

Ante las faltas de cumplimiento de medicación debidas a efectos extrapiramidales, está


recomendado el cambio de medicación, eligiendo fármacos tipo risperidona, olanzapina,
sertindol u otros atípicos . Cuando las faltas de cumplimiento se deben a otras causas, parece
razonable pensar en formas depot de los medicamentos antipsicóticos.

La elección del antipsicótico ha de hacerse siguiendo criterios de eficiencia y seguridad.


Para una mejor prescripción de los mismos debemos considerar los siguientes aspectos:
1. Relacionados con el paciente: historia médica y psiquiátrica, historia familiar, trata-
mientos previos, cumplimiento.
2. Relacionados con las propiedades farmacocinéticas y farmacodinámicas de la medica-
ción: efectos secundarios, reacciones adversas medicamentosas, metabolismo.
3. Relacionados con aspectos socioeconómicos: costes directos, costes indirectos.

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
VI.2.1.8. Otros fármacos

- Litio (ausencia de antecedentes familiares de esquizofrenia, escasa sintomatología nega-


tiva, útil en 30-50% de los pacientes, curso episódico de la enfermedad, antecedentes
personales y familiares de trastornos afectivo).
- Carbamacepina (impulsividad, agresividad).
- Acido valproico (alteraciones E.E.G.).
- Benzodiacepinas (ansiedad, agitación psicótica, insomnio, acatisia, signos de atrofia ce-
rebral prefrontal). La utilización de benzodiacepinas en esquizofrenia es una práctica
común por parte de los psiquiatras.
En general debemos aceptar que estos fármacos, frecuentemente asociados a antipsicóticos,
en casos de deficiente respuesta terapéutica, no se han mostrado más eficaces que la clozapina
y que por ello debe reservarse su uso para aquellos casos en que los tratamientos con clozapina
o en su caso, por asimilación, con antipsicóticos atípicos, no sean eficaces.

VI.3. Terapia electroconvulsiva


En la actualidad, a pesar de su conocida eficacia y seguridad en el tratamiento de algunas
enfermedades psicóticas, la terapia electroconvulsiva continúa siendo un tratamiento de uso
limitado, por la controversia social generada en los últimos años, y su aplicación se hace princi-
palmente en los hospitales docentes y privados.
Las dos principales indicaciones que se aceptan en el presente, dentro del campo de los trastor-
nos esquizofrénicos son:
- trastornos catatónicos
- formas agudas de esquizofrenia
Se pueden asumir los siguientes principios y pautas guía del “TASK FORCE” en tratamientos
electroconvulsivantes, de la Asociación Americana de Psiquiatría:
En el presente, la TEC se valora generalmente para casos resistentes a los fármacos o casos de
intolerancia, particularmente cuando los episodios psicóticos se caracterizan por catatonia o
síntomas afectivos o cuando existe historia de respuesta positiva a la TEC. En particular en
pacientes jóvenes, pueden existir dificultades para determinar si el episodio es una manifesta-
ción de un trastorno afectivo o esquizofrénico. Investigaciones controladas recientes han de-
mostrado que algunos episodios de esquizofrenia responden rápidamente a la TEC, especial-
mente cuando los síntomas afectivos son prominentes (Taylor y Fleminger 1980; Brandon et
al. 1985. Además, recientes comparaciones prospectivas de pacientes semejantes, tratados
con fármacos antipsicóticos o TEC, han encontrado resultados equivalentes para los dos (Bagadia
et al. 1983, Janakiramaiah et al. 1982). Otros han obtenido buenos resultados con
esquizoafectivos o trastornos esquizofreniformes (Tsuang et al. 1979; Ries et al. 1981. Otra
área de reciente investigación ha sido la potenciación de la respuesta a la TEC con neurolépticos
(Janakiramaiah et al. 1982). Tales datos requieren, por otra parte, corroboración antes de
poder sacar conclusiones firmes.

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
Los casos crónicos, o aquellos sin la presencia de perfiles sintomatológicos favorables, son consi-
derados menos sensibles a la TEC (Salzman 1980; Small 1985), aunque puede obtenerse una
eficacia comparable a la de los neurolépticos en tanto exista una psicosis (May 1968). En efecto,
la limitación de la TEC a casos refractarios en algunos ensayos clínicos puede tender a estima-
ciones minimizadas de la eficacia de la TEC en una población más general de esquizofrénicos
(Weiner y Coffey 1987).

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
VII. Tratamientos Psicológicos e
Intervenciones Psicosociales
El tratamiento psicofarmacológico del paciente esquizofrénico, aunque útil e imprescindible para
el control de los síntomas psicóticos y para la reducción de la vulnerabilidad a las recaídas, no
parece, por el momento, tan eficaz a la hora de disminuir los síntomas residuales cognitivos y los
déficits sociales. Además, no supone un remedio eficaz para afrontar los conflictos, problemas o
tensiones interpersonales o biográficas, ni tampoco para analizar o modificar estilos perceptivos
o mecanismos de defensa.
Todo ello conduce a la necesidad de intervenciones psicoterapéuticas que palien las limitaciones
de un abordaje exclusivamente psicofarmacológico.
Las intervenciones psicosociales son una serie de medidas dirigidas a minimizar la vulnerabi-
lidad del paciente a las situaciones de estrés y a reforzar su adaptación y funcionamiento
social. Estas intervenciones pueden, por tanto, aportar beneficios adicionales en áreas como la
prevención de recaídas, adquisición de habilidades sociales y adecuado funcionamiento social
y ocupacional.
Hasta los años 80 se contaba con poca evidencia que sostuviera que los tratamientos psicosociales
incidían en el curso de la esquizofrenia. Hoy contamos con estudios que pueden informarnos
sobre su eficacia y orientarnos a la hora de integrar las intervenciones psicosociales en los cuida-
dos globales del paciente esquizofrénico.
La elección de un abordaje u otro va a estar determinada tanto por el paciente, su condición
clínica, sus necesidades, capacidades y preferencias, como por los recursos existentes en un
momento dado.
En la revisión de cada uno de los tratamientos se ha tenido en cuenta, los objetivos, su eficacia,
las limitaciones o en su caso los efectos adversos de su aplicación y si existen bases suficientes
para recomendar su inclusión en la práctica psiquiátrica cotidiana.

VII.1. Tratamiento Psicoterápico


Aunque el modo de agrupar las diferentes modalidades terapéuticas pueda ser variable, aten-
diendo a la orientación, al formato, a su encuadre, a su frecuencia o la existencia o ausencia de
contrato terapéutico, optamos por agruparlas en función del formato.

VII.1.1. Psicoterapia individual


Bajo este concepto se encuentran una amplia variedad de intervenciones que van desde la
psicoterapia orientada al insight, hasta las psicoterapias de soporte y apoyo o las terapias
cognitivas y conductuales. Sin embargo, históricamente la psicoterapia individual ha hecho
referencia especialmente a la psicoterapia dinámica que busca incrementar el insight, o a la
psicoterapia de apoyo, cuyo objetivo es la reconstrucción del yo.
Los resultados de los estudios de eficacia son difíciles de interpretar y sus conclusiones escasa-
mente generalizables. Los pocos estudios controlados que existen no apoyan la eficacia de la

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psicoterapia individual en la esquizofrenia al no jugar un papel en la reducción sintomatológica,
ni conseguir una reducción en la frecuencia de las rehospitalizaciones ni mejorar el ajuste
comunitario del paciente esquizofrénico. Incluso algunos sugieren una ocasional nocividad al
incrementar el riesgo de recidivas y la posibilidad de prolongar la desorganización psicótica de
pacientes en fase aguda (Mueser and Berenbaum, 1990).
Existen algunos hallazgos que sugieren que la psicoterapia de apoyo tiene un impacto en la
reducción de la sintomatología y en la tasa de rehospitalizaciones, mejorando el ajuste social y
ocupacional de algunos subgrupos de pacientes esquizofrénicos (Hogarthy y cols., 1995), sien-
do por tanto más eficaz que la psicoterapia centrada en el insight. De todas formas, la psicote-
rapia de apoyo es una categoría descrita en términos vagos, que requiere la descripción de su
estructura, de sus componentes, así como de las fases de su desarrollo. Para su recomendación
en la clínica debe de mostrarse más eficaz que el apoyo y monitorización proporcionado por
otro tipo de intervenciones, sean estas parte del manejo de caso como de la supervisión y
seguimiento farmacológico.
Terapia Cognitiva
Recientemente se han desarrollado estrategias cognitivas semejantes a las que se desarrollaron
inicialmente para el tratamiento cognitivo de la depresión, orientadas a la modificación de
síntomas psicóticos, en pacientes refractarios al tratamiento neuroléptico.
En la terapia cognitiva se construye una relación positiva de «empirismo colaborador» entre el
paciente y el terapeuta para ayudar al primero a dominar los síntomas positivos. Se centra
directamente en la creencia, en el malestar que conlleva y en las evidencias para mantenerla,
invitando posteriormente al paciente a considerar otras alternativas y significados. El abordaje
cognitivo de las alucinaciones auditivas parte de la hipótesis de que tanto los síntomas como la
conducta de los pacientes son con frecuencia secundarios a la creencia de las voces, que tienden
a ser bastante estereotipadas e inquietantes.
En general estas técnicas se muestran más eficaces en la reducción de la intensidad y gravedad
de los delirios que de las alucinaciones. De todas formas, la mejoría de los síntomas no se ve
reflejada en la mejoría de otros aspectos, como los síntomas negativos, el estado de ánimo, ó
incluso el ajuste y funcionamiento social, lo que limita su efectividad.
Aunque los resultados hasta el momento son esperanzadores, se precisa de estudios de réplica,
con un mayor volumen de pacientes tratados en diferentes estructuras asistenciales y con con-
troles adecuados antes de poder llegar a conclusiones definitivas.

VII.1.2. Psicoterapia de grupo


Como en la psicoterapia individual, una variedad de modelos pueden desarrollarse bajo el
formato grupal, incluyendo abordajes psicoanalíticos, interpersonales y educativos, así como
también terapias de entrenamiento en habilidades sociales, terapias cognitivas, intervenciones
familiares y grupos de autoayuda.
Una clasificación operativa simple de las psicoterapias grupales más clásicas, clasifica las
intervenciones en tres grandes grupos. El primero, los «orientados a la interacción», tiene
como principal objetivo mejorar la capacidad de los pacientes para relacionarse mejor con los

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otros, a través del aquí y ahora de la interacción de los miembros del grupo y/o la discusión de
sus problemas personales y sus posibles soluciones.
En el segundo grupo, «orientado al insight» el principal objetivo es mejorar el autoconocimiento
del paciente a través de la exploración de los aspectos evolutivos y dinámicos mediante técnicas
de desvelamiento e interpretación de la transferencia.
Los datos sugieren que los grupos «orientados a la interacción» se muestran más efectivos que
los «orientados al insight» en la psicoterapia de grupo de pacientes esquizofrénicos.
La tendencia actual de las psicoterapias de grupo utilizadas en el tratamiento de los pacientes
esquizofrénicos camina hacia enfoques integradores y eclécticos, con modelos globales de estos
trastornos y con formatos grupales diversos, adaptados a las características de los pacientes,
con objetivos terapéuticos concretos.
Las terapias de grupo juegan un papel importante en los programas asistenciales de la
esquizofrenia, introduciendo factores que facilitan el tratamiento de estos pacientes: ofrecen
un contexto realista y especifico de referencia, promueven la alianza y relación terapéutica y
proporcionan un mejor conocimiento y autoconocimiento de los miembros del grupo.
Clásicamente se han venido separando aquellas psicoterapias desarrolladas en el medio
intrahospitalario de aquellas otras llevadas a cabo en un ambiente ambulatorio. En pacientes
hospitalizados la psicoterapia de grupo de orientación psicoanalítica no ha mostrado ser más
eficaz que otros abordajes, incluso algunos señalan el riesgo de exponer a pacientes agudos y
desorganizados a una multitud de estímulos potencialmente intrusivos y a la confrontación. En
cambio, los grupos «orientados a la interacción», son útiles para ayudar al paciente al manejo de
los síntomas, a iniciar y practicar a relacionarse en un ambiente controlado y a desarrollar estra-
tegias de alianza terapéutica con el equipo tratante, siendo los resultados en el 67% de los casos,
significativamente mejores que cuando el tratamiento se llevaba a cabo sin psicoterapia de grupo.
Generalmente han sido diseñadas y utilizadas para formar parte del tratamiento de la
esquizofrenia en la comunidad o en unidades de media y larga estancia. Existe poca informa-
ción sobre su aplicación sistemática en unidades psiquiátricas de corta estancia, aunque en
aquellos centros donde ha sido aplicado lo valoran especialmente útil, por posibilitar un marco
de contención y acogida, así como proporcionar un observatorio privilegiado de conductas que
facilitan el diagnóstico.
Los grupos psicoterápicos ambulatorios no parecen mostrar un efecto consistente en la reduc-
ción de la psicopatología ni en la frecuencia ni en el número de reingresos. En cambio sí
parecen tener un efecto positivo en pacientes pobremente socializados, posiblemente como
consecuencia del efecto de pertenencia al grupo. Y una ventaja adicional es que al tratarse de
sesiones frecuentes y regulares, y no limitadas en el tiempo, permiten la monitorización de la
sintomatología.
Las psicoterapias grupales utilizan diferentes técnicas, desde abordajes conductuales muy
estructurados hasta abordajes de apoyo y poco estructurados. Pacientes con buen nivel de ajuste
social y recuperación moderada o total de sus funciones cognitivas, podrían beneficiarse de una
terapia grupal de tipo interaccional, de orientación analítica, ya que su objetivo sería el de acele-
rar su integración social y ocupacional a través de una comprensión en profundidad de sus rela-

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ciones con los otros, utilizando para ello el microcosmos del grupo pequeño. Por el contrario, los
esquizofrénicos más crónicos, y con peor ajuste pueden verse sobreestimulados en la confronta-
ción interpersonal. Esta población puede beneficiarse más de un enfoque cognitivo y de modifica-
ción de conducta, más estructurado, de apoyo... Aquí, los pacientes, a través de técnicas sencillas,
como de refuerzos sociales y generalización a situaciones de la vida real, pueden aprender formas
de comunicación, de resolución de problemas y de relaciones interpersonales.

VII.1.3. Intervenciones familiares


Un principio ampliamente aceptado es que las familias desempeñan el papel de cuidadoras y
que por lo tanto se pueden beneficiar de la información, del apoyo y de la ayuda, así como de un
entrenamiento específico para el manejo de situaciones concretas derivadas de la convivencia
con el paciente esquizofrénico. En nuestro medio la familia es el lugar natural de convivencia,
por lo que ésta se convierte en un apoyo fundamental en la recuperación y rehabilitación del
enfermo mental.
En los últimos años se han llevado a cabo varios estudios sobre programas psicoeducativos en
familias de pacientes esquizofrénicos, que en general han mostrado tener un impacto positivo en
la prevención de recaídas psicóticas. Los primeros estudios surgen para confirmar la hipótesis de
la influencia del clima emocional familiar en la evolución del trastorno. Posteriormente, se han
llevado a cabo otros estudios controlados que ponen de manifiesto la eficacia de las intervencio-
nes familiares, junto con la utilización de dosis óptimas de medicación neuroléptica, en la reduc-
ción de las recidivas psicóticas, en el funcionamiento familiar y en el ajuste social del paciente, no
habiéndose puesto de manifiesto efectos adversos de los mismos. (Mari JJ, Striner D, 1996).
De todas formas conviene señalar que aquellas modalidades donde el paciente está presente
deben de postponerse hasta que el paciente esté en condiciones de procesar información, evi-
tando sesiones familiares estresantes donde el enfermo pueda verse sobreestimulado.
Este tipo de intervenciones se aparta de las terapias familiares que les dieron origen, al no
considerar a la familia implicada etiológicamente, poniendo el acento en la carga que resulta
para la familia la convivencia diaria con una persona afectada de esquizofrenia.
Los programas tienen elementos comunes, de hecho todas las intervenciones combinan la infor-
mación acerca de la enfermedad, con algún tipo de abordaje de resolución de problemas más o
menos estructurado, y el apoyo que proporciona el propio medio terapéutico, pero de hecho
varían ampliamente y tienen diferentes formatos que van desde aquellos que incluyen al pacien-
te y a la familia como una unidad familiar hasta otros que están destinados a grupos de fami-
liares, pero no se ha demostrado todavía la superioridad de una modalidad terapéutica sobre
otra. Sin embargo, las revisiones sistemáticas permiten concluir que los programas educativos
breves tienen un efecto significativo pero limitado sobre las actitudes de los familiares siendo el
beneficio general muy escaso.
Queda por confirmar su efectividad en condiciones clínicas cotidianas, donde ya parece detec-
tarse un número importante de pacientes y familias que no se adhieren al tratamiento. Con el
fin de minimizar su número se proponen diferentes estrategias, entre ellas la de iniciar la
intervención tras una situación de crisis cuando el grado de motivación puede ser mayor, así
como también el que las sesiones iniciales se lleven a cabo en el domicilio del paciente.

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Este tipo de intervenciones debe ofertarse como un conjunto de medidas terapéuticas para el
cuidado multidimensional del paciente esquizofrénico, conjuntamente y de forma integrada,
con el tratamiento farmacológico y el seguimiento psiquiátrico, debiéndose iniciar lo antes
posible, aunque puede estar indicada en fases posteriores del proceso. La diversidad de carac-
terísticas familiares y de los pacientes y sus diferentes necesidades y preferencias hacen nece-
sario ser flexible a la hora de ofertar una intervención familiar.

VII.1.4. Rehabilitación
La rehabilitación psiquiátrica empezó en los hospitales psiquiátricos, pero en gran medida fue
desarrollada por el cambio de la «psiquiatría institucional» a la «psiquiatría comunitaria».
Dentro del hospital psiquiátrico, la rehabilitación consistía en enseñar a los pacientes las habi-
lidades necesarias para establecerse en la comunidad. Actualmente, lo que se necesita es un
enfoque integrado que combine la rehabilitación y los cuidados en la comunidad.
La rehabilitación psicosocial es un conjunto de métodos con el objetivo de conseguir el máximo
de funcionamiento social y minimizar las incapacidades resultantes de la enfermedad mental,
por lo tanto, la esencia de la rehabilitación psiquiátrica en la esquizofrenia es la readaptación
o el desarrollo de nuevas habilidades para compensar las incapacidades.

VII.1.4.1. Tratamiento de los déficits cognitivos y síntomas residuales

Los déficits cognitivos son frecuentes entre los pacientes que sufren una esquizofrenia; entre
ellos, la distraibilidad, los déficits de memoria, la reducción de la capacidad de atención y de
concentración, las dificultades en la planificación y en la toma de decisiones. Un aspecto
ampliamente aceptado es que estos déficits específicos son los responsables, al menos en
parte, de las habilidades sociales deficitarias. Y esta premisa es la que ha revitalizado la
búsqueda de estrategias cognitivas rehabilitadoras, dando paso a diferentes programas, tam-
bién conocidos como «rehabilitación cognitiva».

Los resultados parecen esperanzadores, aunque no se dispone por el momento de estudios


bien diseñados que demuestren su eficacia.

De todas formas ya se detectan limitaciones importantes de estas técnicas: de un lado, la


mayoría de los programas centran su diseño en un dominio específico, lo que no corresponde
al amplio rango de déficits cognitivos característicos de la esquizofrenia. De otro, no existen
programas sistemáticos que consigan establecer si la rehabilitación cognitiva es generalizable
a niveles de funcionamiento más complejos, siendo escaso el apoyo, por el momento, a la
hipótesis de si un incremento en el nivel de funcionamiento cognitivo provoca de forma
concomitante, una mejoría en la adquisición de habilidades sociales o del funcionamiento
social del paciente.

La falta de confirmación de su eficacia, el elevado coste, dado que en la mayoría de progra-


mas se plantean como abordajes individuales, y el hecho de ser técnicas recientes sometidas
a frecuentes modificaciones, hacen que sea prematuro recomendar su inclusión en la prácti-
ca clínica diaria.

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
VII.1.4.2. Entrenamiento en habilidades sociales

Este apartado está centrado en remediar las incapacidades específicas del funcionamiento
social del paciente. Son abordajes muy estructurados, orientados a enseñar sistemáticamente
conductas y destrezas claves para la interacción social, a través del modelado, juego de
roles, feed-back, técnicas de refuerzo y asignación de tareas destinadas a practicar la habi-
lidad fuera de la sesión.

La mayoría se realizan en grupo, pero pueden desarrollarse individualmente.

Existen diferentes modelos: de enseñanza de habilidades sociales básicas, modelo de resolu-


ción de problemas y de focalización de atención.

De los estudios controlados se desprende en primer lugar que los pacientes esquizofrénicos
son capaces de aprender nuevas habilidades sociales; en segundo lugar, que la mejoría
detectada en las habilidades sociales se asocia a la terapia. Y en tercer lugar, que el
entrenamiento en habilidades sociales no son más eficaces que los controles para retrasar
la aparición de recidivas. Respecto a la capacidad de reducción de la sintomatología
psicótica, los datos no son concordantes, aunque se puede concluir que cuando se detecta
una mejoría sintomatológica ésta está limitada en el tiempo y restringida sólo a determi-
nadas categorías de síntomas.

Una de las limitaciones importantes es que lo aprendido no siempre se generaliza, es decir


no se extiende el efecto de lo aprendido a conductas en el medio social natural, y por lo tanto
no se traduce en una mejora en el funcionamiento en la comunidad. Se han propuesto diver-
sas estrategias para facilitar su generalización.

Es recomendable mantener el entrenamiento continuado y con menor intensidad, o sesiones


de afrontamiento periódicas durante períodos prolongados, o incluso la combinación de am-
bas estrategias, con el fin de mantener los beneficios y aprender nuevas habilidades.

Los datos actuales parecen apoyar una mejor respuesta cuando estos abordajes se llevan a
cabo de forma integrada, sobre todo con las intervenciones familiares.

VII.1.4.3. Rehabilitación ocupacional

Durante los últimos años ha habido un aumento del interés respecto a la rehabilitación
ocupacional de los pacientes esquizofrénicos. Actualmente existen diversos abordajes que
difieren en el modelo específico pero comparten un objetivo común, el de conseguir el máxi-
mo nivel de funcionamiento y ajuste ocupacional para un paciente concreto.

No hay datos que apoyen la relación entre terapia ocupacional intrahospitalaria y un mejor
ajuste laboral posterior. Es más, algunos plantean el riesgo de potenciar la dependencia
institucional.

En general los programas ocupacionales pueden clasificarse en dos grandes grupos. En pri-
mer lugar están aquellos que proporcionan empleo a minusválidos psíquicos. Incluyen una

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
gama entera de trabajos competitivos y protegidos. Y en segundo lugar tenemos aquellos
programas que promueven la integración del paciente en el mercado laboral. Éstos pueden
incluir orientación vocacional, entrenamiento y clubes de trabajo. Otros programas están a
mitad de camino entre ambos grupos, situándose más cerca de la promoción o de la provisión
dependiendo de factores individuales y de recursos y orientación asistencial.

Aunque se han venido desarrollando y poniendo en práctica diversos programas basados en


los diferentes modelos de terapia ocupacional, no es posible, por el momento, recomendar
uno específico. La mayoría consigue sus objetivos pero por períodos relativamente cortos de
tiempo, precisándose de estudios de seguimiento para valorar su impacto a más largo plazo.

Los talleres protegidos proporcionan un ambiente estructurado, con jornadas cortas y tareas
sencillas, siendo su indicación los pacientes muy incapacitados y por períodos largos de
tiempo. También como una etapa dentro de un continuum de rehabilitación para muchos
pacientes esquizofrénicos, pero con frecuencia no consiguen ayudar a progresar hacia un
trabajo más competitivo.

Para pacientes no institucionalizados, sin grandes déficits y con historia ocupacional previa,
se viene proponiendo un modelo de «trabajo protegido», según el cual, tras un período rela-
tivamente breve, el paciente pasaría a desempeñar un trabajo remunerado en la comunidad.
Este abordaje suele requerir una colaboración con empresas previamente seleccionadas.
Algunos estudios sugieren que la eficacia de este método puede verse reforzada si queda
integrado en un programa de cuidados comunitarios más amplio.

Otras alternativas como el «club de trabajo» pueden resultar beneficiosas para pacientes que
han demostrado su capacidad para soportar las demandas del ambiente laboral, pero preci-
san de orientación y ayuda para encontrar empleo de acuerdo a sus intereses y capacidades.
Esta modalidad ofrece además de ayuda práctica, entrenamiento específico en aspectos ta-
les como la solicitud de empleo o el desarrollo y mantenimiento de una entrevista de trabajo.

Algunas de estas experiencias han mostrado su eficacia, pudiendo ser muy beneficiosas para
los pacientes, debiéndose plantear individualmente y con la flexibilidad necesaria para po-
derse adaptar de acuerdo a las cambiantes necesidades de los pacientes a lo largo de sus
vidas. De todas formas, los datos son preliminares y requieren más estudio y réplica.

VII.2. Case Management


Tienen como objetivo fundamental la coordinación y planificación de un modo individualizado de
las actividades que se realizan para proveer de una atención integral a los enfermos mentales
crónicos y gravemente incapacitados.
Se han desarrollado diferentes modelos que incluyen los centrados en el caso entre cuyas tareas
se encuentra el control de la adherencia al tratamiento y el control de tratamientos protocolizados,
las entrevistas de apoyo y asesoramiento, la actividad psicoeducativa y control de las condiciones
de alojamiento, los centrados en el entorno, entre cuyas tareas cabe distinguir la coordinación
entre los dispositivos, la consulta con la familia o el personal cuidador...como aquellos orienta-
dos a garantizar la atención en la crisis.

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
La mayoría de los programas han mostrado su eficacia sobre todo en la reducción de ingresos
hospitalarios y en una disminución del número de días de hospitalización. Lo que resulta prema-
turo es la elección del tipo de modelo a proponer, que va a depender más de las necesidades y de
los recursos que se disponga, que de los datos existentes sobre la efectividad comparativa entre
los diferentes programas. De hecho, los escasos estudios que comparan distintas modalidades de
servicios son poco consistentes, probablemente debido a problemas metodológicos derivados de
los diferentes diseños.
Se propone como pieza clave para el correcto aprovechamiento de redes complejas de atención a
enfermos mentales crónicos sobre todo en grandes núcleos urbanos. Pueden surgir problemas
cuando se desarrollan programas de case management sin que existan los servicios y recursos
asistenciales necesarios para los cuidados adecuados del paciente.

VII.2.3. Grupos de autoayuda


Cada vez más el paciente y su familia toma una posición más activa en el proceso terapéutico.
Los grupos de autoayuda tienen como objetivo influir en la planificación del tratamiento y el
que éste se lleve a cabo, ser menos dependientes de los profesionales, disminuir el estigma
social asociado a la enfermedad mental y buscar ayudas para mejorar la asistencia y la inves-
tigación de la enfermedad mental.
Aunque se pueden diferenciar tres categorías, en nuestro medio la más extendida es la Asocia-
ción de Familiares de Enfermos Mentales, integrada por familiares, y cuyos objetivos incluyen
el incremento de la calidad de los servicios prestados, la información y orientación práctica
para el manejo del paciente en casa así como el conseguir recursos, sobre todo sociales.
La Organización de Pacientes, es una organización independiente, centrada en el propio pa-
ciente y cuyo objetivo principal es la defensa de los derechos del paciente en la selección del
tratamiento, incluido el rechazo a cualquier tipo de tratamiento.
Y los Grupos de Autoayuda, propiamente dichos, que siguen una metodología educativa, inte-
grando elementos cognitivos y cuya eficacia está por establecer.
Algunos estudios han puesto de manifiesto que proporcionar ayuda a las familias e involucrarlas
en los servicios, se asocia a mejores resultados en el proceso terapéutico.
En algunos casos se advierte sobre potenciales efectos adversos, al poder rechazar un paciente
un determinado tipo de tratamiento, que puede ser el de elección en ese momento.

VII.3. Dispositivos asistenciales


Los pacientes esquizofrénicos reciben tratamiento en diferentes ámbitos asistenciales. La red
asistencial debe contar con lugares o «escenarios» diferenciados para poder hacer una oferta de
prestaciones diversificada e integrada. La elección de éstos va a depender de la condición clínica
del paciente y de las demandas del plan terapéutico, así como de las características de los recur-
sos disponibles, muy dispares entre las diferentes zonas, dado que en el proceso de
desinstitucionalización encontramos modos de entender, de organizar y de actuar, diferentes
según las diversas comunidades autónomas, por lo que no es posible su generalización.

• 72 •
Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
Centros de Salud Mental
Los centros de salud mental se encargan del seguimiento de pacientes crónicos y de la correcta
identificación y tratamiento de los nuevos pacientes esquizofrénicos. En muchas comunidades
además del tratamiento en régimen ambulatorio les corresponde la programación y control glo-
bal de la atención de los pacientes psicóticos, encargándose de la atención domiciliaria, y apli-
cando programas especiales de atención comunitaria.
Hospital
La hospitalización continúa siendo un paso casi inevitable en la evolución de los pacientes
esquizofrénicos; son infrecuentes los casos en los que el paciente puede resolver todas las crisis
ambulatoriamente sin precisar nunca el ingreso.
El hospital tiene la ventaja de proveer de un ambiente seguro, estructurado y supervisado ofre-
ciendo la posibilidad de observar y monitorizar los síntomas y su gravedad, el nivel de funciona-
miento, la respuesta al tratamiento y los efectos secundarios del mismo.
Entre las razones para hospitalizar a un paciente esquizofrénico están el peligro de que éste se
lesione a sí mismo o a los demás, el rechazo a proporcionarse o a que le proporcionen cuidados
básicos o la necesidad de realizar exploraciones o tratamientos especiales difícilmente aplicables
en otro tipo de alternativa asistencial. Cuando un paciente suponga un riesgo para él mismo o
para los demás y rechace su hospitalización será necesario recurrir a un ingreso involuntario.
Ante la decisión de un ingreso hay que sopesar los riesgos y beneficios de la hospitalización
frente al tratamiento ambulatorio, teniendo en cuenta los resultados de la evaluación clínica y
social del paciente, su nivel de ajuste familiar, apoyos sociales y recursos terapéuticos disponi-
bles en la comunidad, así como las preferencias del paciente y de su familia, en el caso de
disponer de ella.
Los estudios que evalúan la eficacia de los cuidados hospitalarios se pueden categorizar en tres
grupos: aquellos centrados en la evaluación de los programas desarrollados en el medio hospita-
lario; los estudios que comparan tiempos de estancia y aquellos otros que comparan el tratamien-
to hospitalario con otras formas alternativas de cuidados.
Poco se conoce sobre la eficacia de los diferentes programas de tratamiento intrahospitalario. De
todas formas, y dado que el objetivo principal de una hospitalización en fase aguda es la rápida
resolución de la sintomatología en un ambiente seguro y protegido, el clima asistencial debe ser
organizado de forma tal que facilite al paciente alcanzar su objetivo lo antes posible.
Por lo que respecta a la duración de la estancia hospitalaria, el conjunto de los estudios sugiere
que los cuidados hospitalarios breves obtienen buenos resultados al alta del paciente, aunque el
mantenimiento de los mismos está asociado a la provisión de servicios tras el alta.
¿Hasta que punto puede reducirse la estancia hospitalaria sin que exista un impacto negativo en
la calidad de vida de los pacientes? Este punto no parece aun contestado en la literatura. En
cambio, sí parece existir un consenso respecto a que los ingresos prolongados no añaden benefi-
cios ni en la sintomatología ni en el ajuste social, con una tendencia cada vez más generalizada
a aceptar que las estancias hospitalarias prolongadas no parecen tener lugar en la provisión de
cuidados rutinarios al paciente esquizofrénico.

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
Las estancias breves están especialmente indicadas en pacientes esquizofrénicos cuyos síntomas
responden rápidamente a la medicación neuroléptica, que muestren una capacidad de adherencia
al plan terapéutico de seguimiento y donde se disponga de los recursos asistenciales necesarios
para la continuación de su tratamiento.
En cambio, de estancias prolongadas pueden beneficiarse pacientes que no responden a los trata-
mientos o con mala respuesta a los mismos, en un ambiente altamente estructurado y con desa-
rrollo de programas específicos.
Hospital de Día
Los hospitales de día suponen una alternativa al tratamiento hospitalario en pacientes
esquizofrénicos en fase aguda, así como también en pacientes en fase de estabilización tras un
ingreso breve.
Algunos estudios controlados informan que esta modalidad asistencial puede ser igual o más
efectiva que el tratamiento intrahospitalario al alcanzar tasas más bajas de readmisión hospi-
talaria, tener mayor impacto en la sintomatología y sobre todo en los niveles de funcionamien-
to social.
La indicación más frecuente suele ser en pacientes con respuesta rápida al tratamiento tras un
breve ingreso hospitalario, que muestren una mínima capacidad para cooperar en el tratamiento
y que cuenten con algún recurso, familiar o comunitario, que facilite su cuidado.
Unidades o Centros de Rehabilitación (Centro de Día)
Dispositivo destinado a la rehabilitación y adquisición de hábitos sociales en pacientes crónicos,
mal ajustados, en fase de estabilización de su enfermedad.
Los centros de rehabilitación, en jornada continuada de día, ofrecen tratamiento fundamental-
mente rehabilitador, con énfasis en actividades recreativas y ocupacionales, con programas que
no suelen estar limitados en el tiempo. En general los datos sugieren que los pacientes que han
seguido tratamiento obtienen mejores resultados sobre todo en niveles de funcionamiento y ajuste
social, que aquellos otros que siguen tratamiento ambulatorio tradicional.
Se han descrito efectos indeseables, con algunos subgrupos de pacientes, como aquellos que
muestran un nivel elevado de ansiedad, con tendencia al aislamiento y con retardo psicomotor,
cuando los programas rehabilitadores son intensivos, estando expuestos a un mayor riesgo de
recidivas psicóticas.
Estructuras Alternativas Intermedias
Se trata de un conjunto de dispositivos distintos que se configuran como espacios de convivencia
y lugares de vida que dan soporte y acogimiento necesario para evitar el desamparo, pero al
mismo tiempo, se organizan con el propósito de promover las interacciones con el entorno.
Estas estructuras intermedias se agrupan en distintos tipos y modalidades que establecen objeti-
vos diferenciados. En general, su clasificación se ordena según el tipo de cobertura que prestan,
las características de su organización y la forma de sus intervenciones.
Esta modalidad de estructuras es necesaria para completar los procesos de superación de los
hospitales psiquiátricos y facilitar el paso de una institución total a vivir en la comunidad. Pero

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
son, así mismo, útiles para muchos pacientes esquizofrénicos con trastornos persistentes, para
los que no son suficientes una respuesta médica ni hospitalaria puntual.
Para ser eficaces tienen que estar integrados en la red de servicios de salud mental y no quedar
limitados a un espacio separado, con funciones de « descarga»; así mismo deben de tener una
fácil interacción con el entorno, evitando reproducir rutinas de asilo.
Servicios de Apoyo Social
Por lo que respecta a los servicios de apoyo social, para la integración social del enfermo mental
crónico, su desarrollo es siempre relativo al contexto territorial y temporal., por lo que existen
diferencias importantes entre las distintas comunidades autónomas.
Podemos agruparlos en:
a. Área residencial: con diferentes niveles de apoyo y protección; como los «pisos protegidos» y
los hogares, residencias ó familias sustitutas para un grupo de pacientes.
b. Estructuras ocupacionales y laborales: talleres y centros ocupacionales de empleo normaliza-
do, programas de formación profesional, centros de empleo, programa de apoyo y empresas
sociales.
c. Estructuras de apoyo a las actividades de ocio y resocialización, como centros sociales, para
pacientes con mayores dificultades de acceso a recursos normales, ofreciendo un lugar de
encuentro y socialización y mecanismos de apoyo en la permanencia en la comunidad.

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
VIII. Situaciones Clínicas Singulares que
Influyen en el Tratamiento

VIII.1. Rasgos Psicopatológicos

VIII.1.1. Primer Episodio


En el tratamiento de primeros episodios se debe tener en cuenta: la necesidad de realizar un
protocolo de los primeros episodios que incluye:
Evaluación psicopatológica (determinación pormenorizada de síntomas dominantes),
neuropsicológica (es frecuente encontrar déficit neuropsicológico, antecedentes de com-
plicaciones obstétricas, menor nivel inteligencia premórbida),ajuste social (comienzo pre-
coz de la enfermedad, sobre todo en varones). Evaluación de la personalidad, adaptación
premórbida (puede existir peor adaptación premórbida, correlación con: complicaciones
obstétricas, deterioro en funcionamiento infancia/adolescencia, comienzo más precoz e
insidioso de la enfermedad). Estudio de Complicaciones obstétricas (ajuste premórbido
peor, más síntomas negativos, peor rendimiento neuropsicológico).Examen médico y
despistaje de drogas (por la frecuencia de diagnósticos duales y consumo de tóxicos en la
población esquizofrénica).Variable sexo a considerar, (peor funcionamiento premórbido en
hombres, índice de deterioro, peor adaptación sexual , edad de comienzo, presentación
insidiosa más frecuente, diferencias evidentes, en fases tempranas, incluso en el periodo
premórbido).
Cuestiones a tener en cuenta
1. Una intervención correcta debe ser capaz de modificar el curso de la enfermedad, (Breier
et al., 1991)
2. Dosis relativamente bajas de antipsicótico se muestran eficaces en estos casos.
3. Mayor sensibilidad a la hora de desarrollar efectos secundarios en estos pacientes.
4. Empleo de antipsicóticos clásicos actualmente en cuestión, sin perjuicio de su eficacia
(pueden afectar negativamente no sólo produciendo efectos secundarios, sino afectando a
la cumplimentación del tratamiento como consecuencia de lo anterior).
5. Se recomiendan antipsicóticos atípicos.
Se recomienda prolongar el tratamiento de los primeros episodios psicóticos, como se ha seña-
lado anteriormente, entre 12-24 meses, si hay una buena remisión de síntomas y más tiempo o
incluso indefinidamente cuando está bien establecido el diagnóstico de esquizofrenia y se pre-
sentan múltiples episodios o existen síntomas persistentes.
Kissling (1991), recomienda extender el tratamiento hasta 2 años, dado el gran riesgo de
recidiva que estos pacientes presentan, apenas inferior al de los pacientes con episodios múlti-
ples y se debe prevenir el deterioro social grave que producen ulteriores recidivas.

• 80 •
Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
A. Frances, J. Docherty y D. Kahn (1996) recomiendan la utilización de antipsicóticos clásicos,
de los considerados de alta potencia (haloperidol) o en su caso antipsicóticos serotoninérgicos
(tipo risperidona) en los primeros episodios psicóticos, teniendo en cuenta la predominancia de
síntomas positivos o negativos en el cuadro clínico, de la misma manera que hacen parecida
recomendación, en este caso considerando la posible utilización de medicaciones depot, en
excerbaciones clínicas debidas al deficiente cumplimiento de medicación. También contemplan
el empleo de TEC.
En algunos informes (APA, 1997), se previene, sin embargo, acerca de los riesgos de los fármacos
antipsicóticos en estas situaciones y la frecuencia de complicaciones extrapiramidales, hasta el
punto de considerar el empleo de antiparkinsonianos de forma profiláctica en pacientes jóve-
nes. Parece evidente la necesidad de estudiar de forma completa el papel que los antipsicóticos
atípicos tendrán en estas situaciones clínicas, de la misma manera que actualmente resulta
dudoso el empleo de anticolinérgicos de forma sistemática.

VIII.1.2. Subtipos / Síntomas deficitarios


La cronicidad de la enfermedad esquizofrénica está probablemente unida a la existencia de
síntomas deficitarios, son los más cercanos a los observados a lo largo del periodo premórbido
(Kolakowska et al. 1985), y los que responden peor al tratamiento (Crow, 1980) así como los
más vinculados a anomalías biológicas (Andreasen et al., 1986). Como señala Lecrubier
(1994), el no tener en cuenta esto, explica los resultados de Angst (1988) o de McGlashan et
al (1988), que sugieren que los neurolépticos solo mejoran parcialmente el pronóstico de la
esquizofrenia.
Los distintos subtipos esquizofrénicos probablemente requieren estrategias terapéuticas di-
ferentes.
¿Hay diferencias entre los antipsicóticos clásicos y los atípicos en cuanto a eficacia sobre
síntomas negativos?
- Primarios: poca respuesta o incluso negativa a antipsicóticos clásicos.
- Secundarios: mejor respuesta a antipsicóticos clásicos.
- Ambos tipos responden mejor a antipsicóticos con acción serotonérgica o atípicos.

VIII.1.3. Implicaciones terapéuticas de los trastornos relacionados


con el uso/abuso de sustancias
Entre el 25-50 % de pacientes esquizofrénicos consumen sustancias tóxicas.
Requieren un diagnóstico correcto y con mucha frecuencia su integración en programas especí-
ficos para tratamiento de pacientes con trastornos duales.
El abuso de sustancias se asocia muy frecuentemente con el incumplimiento del tratamiento en
estos pacientes, lo que aumenta el riesgo de recaída, de ahí la importancia de efectuar trata-
mientos correctos y valorar el problema adecuadamente.

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VIII.1.4. Implicaciones terapéuticas de otras situaciones
clínicas concurrentes

VIII.1.4.1. Implicaciones terapéuticas del embarazo y la sexualidad

Se deben tomar las precauciones normales y la evaluación continua teniendo en cuenta la


relación riesgo/ beneficio. Los antipsicóticos no son, en principio, sustancias teratógenas,
pero se deben utilizar, al menos en los tres meses primeros de embarazo, con extrema pru-
dencia y siempre como fármacos de segunda elección. Los efectos sobre la sexualidad, des-
critos en diferentes estudios referidos a fármacos antipsicóticos, deberán ser tenidos en cuenta
a la hora de procurar una pauta farmacológica confortable para el paciente y que cause los
menores efectos secundarios posibles.

VIII.1.4.2. Implicaciones terapéuticas del riesgo de suicidio

Entre el 7-10 % de los pacientes esquizofrénicos se suicidan. Se considera necesario añadir


una medicación antidepresiva o TEC, en aquellos pacientes que presentan un descenso grave
del estado de ánimo que es persistente y cuando existen ideaciones suicidas.

La conducta previa del paciente en este sentido también debe orientar la estrategia del
tratamiento.

La constatación de conductas parasuicidas deben conllevar la hospitalización del pa-


ciente y todas aquellas medidas protectoras al uso en estos casos (nivel máximo de
vigilancia de enfermería, colaboración familiar, reorientación del tratamiento
farmacológico, etc)

VIII.1.4.3. Implicaciones terapéuticas de la conducta violenta

A corto plazo
- Contemplar el abordaje farmacológico que incluya sedación con antipsicóticos y/o sus-
tancias asociadas (benzodiacepinas, carbamazepina, etc).
- Medicamentos de absorción rápida.
- Vías de administración que faciliten lo anterior.
- Monitorización o vigilancia médica.
- Contención mecánica, como medida excepcional, con protocolo de indicación y aplica-
ción, así como control de la misma.
- Medidas de protección legal.
A medio/ largo plazo
- Cobertura antipsicótica (oral o depot)
- Medidas de protección legal.
- Institucionalización si procede.

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VIII.1.4.4. Síntomas depresivos

Aproximadamente la mitad de los enfermos esquizofrénicos sufrirá, a lo largo del curso


de su enfermedad, un episodio depresivo significativo, muy frecuentemente tras una
recaída (depresión postpsicótica). Por ello, su detección y diagnóstico es muy importan-
te, en la medida que la depresión constituye un importante factor que aumenta el riesgo
de suicidio.

La medicación antidepresiva, en ocasiones, contribuye al acortamiento de la recaída psicótica.

VIII.2. Implicaciones terapéuticas de las variables


demográficas y psicosociales

VIII.2.1. Implicaciones terapéuticas de los indigentes


Este grupo de población se considera más vulnerable para desarrollar la enfermedad mental.
La pérdida de las redes de apoyo familiares, la disolución de afiliaciones y de roles sociales y el
ser constantemente objeto de proyecciones negativas del grupo social circundante, pueden in-
crementar el riesgo. De todas formas, la frecuencia de enfermedad mental establecida es muy
variable entre los diferentes estudios epidemiológicos y donde la esquizofrenia alcanza tasas en
torno al 12% (Goldfinger, 1990).
A pesar de presentar déficits e incapacidades similares a aquellos pacientes ingresados por
períodos largos de tiempo en hospitales psiquiátricos, la mayoría no han experimentado
estancias prolongadas, ni son el resultado de la desinstitucionalización tras la «reforma
psiquiátrica».
Su perfil corresponde al de la población de indigentes: es decir, tienen una edad en torno a
los cuarenta años, son desorganizados, con múltiples incapacidades y una importante
comorbilidad por abuso de sustancias. Además suele ser habitual este sector de población, la
baja utilización de servicios, la falta de adherencia a los tratamientos y una historia de
infracciones menores de la ley.
Se cuenta con pocos estudios controlados que evalúen la eficacia de los programas diseñados
específicamente para este grupo de pacientes, aunque todos afirman la necesidad de ofertar
servicios continuados y siempre teniendo presente que cubrir las necesidades básicas son la
primera prioridad.
Al inicio de cualquier programa el equipo terapéutico debe estar preparado para trabajar con
estos pacientes en ambientes diferentes a los clínicos: la calle, espacios públicos, refugios...,
siendo importante las actitudes de comprensión, tolerancia y persistencia, dadas las caracterís-
ticas de estos pacientes donde el temor y el rechazo a los servicios de salud mental son prácti-
camente una constante.
La mayoría de los estudios recomiendan establecer programas de seguimiento de caso, con
servicios de apoyo, atención de urgencias durante las 24 horas, medicación, ayudas económi-
cas y asistencia a las actividades diarias.

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VIII.2.2. Implicaciones terapéuticas de los factores culturales
Los factores culturales no sólo afectan al diagnóstico de la esquizofrenia sino que su influencia
se extiende a la concepción de la enfermedad, a su pronóstico e incluso a la planificación del
tratamiento. (Karno, Jenkins,1993).
La influencia de los factores culturales en el tratamiento es más marcada para aquellos abordajes
terapéuticos, que por estar desarrollados en otras sociedades contravengan normas culturales.
Las intervenciones muy estructuradas, con programas activos, que incluyen aspectos directivos
y ejercicios que son culturalmente distónicos, pueden ser experimentadas como intrusivas y
estresantes. Por ejemplo, algunos pacientes esquizofrénicos de raza gitana expresan malestar
por los ejercicios de entrenamiento en adquisición de habilidades de comunicación que incluyen
contacto ocular y expresión de sentimientos negativos hacia una figura autoritaria.
Las importantes diferencias en la estructura social y familiar de las diferentes sociedades
permite sugerir que los patrones más favorables de curso de enfermedad entre pacientes emi-
grantes procedentes de países menos desarrollados, van a depender del grado en el que esta
población mantiene sus valores culturales tradicionales y la cohesión intragrupo.
También se ha venido considerando la influencia de factores étnicos, que confieren una suscep-
tibilidad diferencial de efectos secundarios a los neurolépticos en algunos individuos.

VIII.2.3. Implicaciones terapéuticas de los estresores psiocosociales


El modelo de vulnerabilidad-estrés junto con la interacción de factores de protección ofrece un
marco conceptual muy útil para la planificación del tratamiento.
Desde este modelo se postula que la esquizofrenia es el resultado de una interacción dinámica
entre una persona biológicamente vulnerable y una exposición a estresores ambientales, pu-
diendo estos últimos precipitar el desarrollo inicial o las sucesivas recurrencias sintomatológicas.
Estos estresores pueden ser de diferente naturaleza, biológica o psicosocial incluyendo desde
los acontecimientos de la vida, a las situaciones más crónicas como las derivadas del contacto
diario con un medio crítico, hostil o sobreimplicado emocionalmente.
Las investigaciones realizadas hasta la fecha en pacientes esquizofrénicos muestran que la
exposición a ciertos factores ambientales, tales como altos niveles de expresividad emocional
familiar y/o la presencia de acontecimientos vitales en ausencia de medicación neuroléptica, se
asocia a altas tasas de recaídas psicóticas.
De todas formas el impacto de los acontecimientos vitales no tiene un efecto inmediato durante
el período de riesgo tras la supresión o abandono del tratamiento farmacológico, pero los
pacientes que se han mantenido sin tratamiento neuroléptico por períodos más largos de tiem-
po, o los que nunca lo han recibido, tienen un riesgo considerablemente más elevado de recaída
tras experimentar un acontecimiento vital que aquellos otros que van protegidos con
neurolépticos.
Los tratamientos biológicos permiten elevar el umbral de vulnerabilidad biológica al estrés,
previniendo las recaídas.

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Las intervenciones psicoeducativas en familias de pacientes que sufren esquizofrenia, tratan de
reducir la expresividad emocional familiar y con ello las recidivas, a través de aumentar la
información en torno a la enfermedad y a su tratamiento, mejorando las destrezas para mane-
jar el ambiente, con una reducción de las dificultades y de los acontecimientos no deseables.
El impacto de los acontecimientos vitales ya sucedidos puede verse reducido a través de ciertas
intervenciones psicoterápicas estructuradas e incluso mediante una mejora de las capacidades
adaptativas del paciente para lograr hacer frente al estrés (aproximación cognitivo-conductual).
Una labor de prevención consiste en utilizar los acontecimientos vitales como signo de alerta
para buscar ayuda lo más rápidamente posible y cortar así las potenciales reacciones en cadena
que podrían derivarse.

VIII.3. Implicaciones terapéuticas de la comorbilidad somática general


- Tener en cuenta interacciones farmacológicas entre los antipsicóticos y otros fármacos.
- Tener en cuenta perfil de efectos secundarios de los medicamentos antipsicóticos.
- Contemplar la posibilidad del ingreso en un hospital general si ello facilita el tratamiento o la
colaboración de otros especialistas médicos en el nivel extrahospitalario.

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
IX. Formulación y Aplicación de un Plan de Tratamiento

IX.1.Consideraciones Previas
En lo que se refiere a la elección del fármaco, consideraremos la potencia antipsicótica, su efecto
sobre otros sistemas neurotransmisores y el estado del paciente. Para la escuela americana todos
los antipsicóticos son similares en cuanto a su potencia antipsicótica y sólo difieren en sus efectos
secundarios o acompañantes. En Europa se consideran diferencias significativas en su perfil de
acción clínica y además la elección de un antipsicótico estará en función de las características
del paciente y de su perfil de efectos secundarios.
El papel de los antipsicóticos en el tratamiento de la esquizofrenia parece ser incuestionable, si
bien se discute la eficacia del empleo de dosis bajas, dosis intermitentes, tratamientos breves o
tratamientos prolongados, la necesidad de un buen ajuste de la medicación antipsicótica, el papel
de determinados neurotransmisores, la influencia de niveles de antipsicóticos en sangre, la me-
diatización de los efectos secundarios de los antipsicóticos en las recaídas, el beneficio del con-
trol de los síntomas, etc. En todo caso, parece demostrado que las recaídas llevan asociadas, muy
frecuentemente, deficientes cumplimientos de la medicación antipsicótica.
En lo que se refiere a la duración del tratamiento, parece razonable continuar el mismo durante
1-2 años en aquellos pacientes que han sufrido un único brote esquizofrénico y han evolucionado
favorablemente, (Frances et al., 1996); prolongarlo durante 5 años en aquellos pacientes que
han sufrido varios brotes y hacerlo de forma indefinida en aquellos enfermos que durante sus
descompensaciones han mostrado comportamientos peligrosos para sí mismos o para los demás,
(Kissing, 1991; Hogarty et al., 1976; Johnson DAW, 1976).

IX.2.Fase Aguda

IX.2.1.Elección del dispositivo asistencial


El tratamiento de un episodio agudo en el medio especializado no tiene mucho que ver con la
organización de un tratamiento a medio o largo plazo, destinado a tratar síntomas residuales, a
prevenir recaídas, a mejorar la calidad de vida del paciente y a permitirle una integración sociofamiliar
satisfactoria. El dispositivo asistencial debe ser elegido con la finalidad de garantizar la seguridad
del paciente y la efectividad del tratamiento, sopesando los riesgos y beneficios de cada posibilidad,
teniendo en cuenta las condiciones del paciente -tras una correcta evaluación-, la necesidad de un
tratamiento en particular, el funcionamiento familiar, el soporte social que tenga el paciente, las
preferencias del paciente y su familia y los recursos de que se dispongan.
Los criterios de hospitalización se establecen en relación con varios factores:
- Psicopatológicos (intensidad psicopatológica).
- Peligrosidad (agresividad, suicidio).
- Condicionantes psicosociales (familiares, sociales).
- Condicionantes legales (orden judicial, autorización judicial).

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
Indicaríamos la hospitalización en aquellas situaciones en que el paciente presenta peligrosi-
dad para sí mismo o para los demás, en aquellas circunstancias en que sea incapaz de cuidarse
a sí mismo o en las que concurran trastornos médicos o psiquiátricos que nos hagan pensar que
un nivel de cuidados menor limitarían la efectividad del tratamiento, siempre tratando de
conseguir una hospitalización voluntaria.
Entre los criterios de tratamiento ambulatorio, se deben contemplar
- Antecedentes previos del paciente (recaídas leves).
- Recaídas en pacientes con medicación a dosis bajas (cambios de medicación).
- Condicionantes psicosociales (disponibilidad de camas, familia, trabajo).
- Condicionantes legales.
Se considerarán otras alternativas (hospital de día, residencias, centros de día, etc.), para
aquellos pacientes que no requieran hospitalización, pero necesiten una intensidad de actuacio-
nes mayor que la que se puede proporcionar en consultas ambulatorias convencionales o que
sean candidatos a programas terapéuticos específicos.

IX.2.2. Manejo psiquiátrico e intervención en:

IX.2.2.1. Paciente

Elaboración de un proyecto terapéutico fundamentado en los resultados de la evaluación


diagnóstica, psiquiátrica, médica y social.

Consentimiento informado si procede.

IX.2.2.2. Familia

Información sobre el proyecto terapéutico, sobre las condiciones de tratamiento y sobre


funcionamiento del hospital o del centro ambulatorio.

Consentimiento informado si procede

IX.2.3. Utilización de fármacos antipsicóticos y de otros fármacos


Según criterios anteriormente expuestos

IX.2.4.Utilización de TEC

IX.2.4.1. Clasificación diagnóstica

Gran parte de la información concerniente a la eficacia de la TEC, procede de períodos


previos a la presente terminología diagnóstica, que ha sido adoptada por la Asociación Ame-
ricana de Psiquiatría en 1980 y revisada en 1987 (APA 1980, 1987). Muchas enfermedades
descritas en la nueva clasificación son reminiscencias de antiguas tipologías, pero otras son

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más complejas, y las traducciones son difíciles. En consecuencia, debe entenderse que no hay
estudios controlados que estén disponibles para cada entidad diagnóstica.

IX.2.4.2. Esquizofrenia

La TEC ha sido ampliamente utilizada para pacientes con esquizofrenia (Asociación Ameri-
cana de Psiquiatría 1978; Shugar et al. 1984), aunque en los últimos años su utilización ha
sido cuestionada (Klein et al. 1980). En las primeras décadas de su uso, la terapia convulsiva
ha sido vista como un tratamiento efectivo para manifestaciones psicóticas en pacientes con
demencia precoz, particularmente para aquellos en los que la duración de su enfermedad ha
sido relativamente breve (Meduna 1987; Kalinowsky y Hoch 1961; Sargan y Slater 1964).

IX.3. Fase de continuación


Problemas de cambios de medicación o reducción de dosis.
Se deben contemplar aspectos como el tipo de antipsicótico (más o menos sedante, por ejemplo)
y la dosis empleada antes de planificar un cambio de medicación a fin de evitar recaídas u otro
tipo de complicaciones. En la práctica clínica no es infrecuente emplear estrategias de disminu-
ción progresiva de un fármaco, el que se pretende retirar, junto a la instauración progresiva del
que se ha seleccionado para continuar el tratamiento.
De la misma manera, se debe tener en cuenta si se está utilizando otra medicación asociada
(anticolinérgicos, benzodiacepinas, antidepresivos, etc), a la hora de efectuar cualquier modifi-
cación.
Cuando se pasa de medicación depot a medicación oral, se debe prever el tiempo de actuación del
primero e iniciar antes de su finalización la pauta oral que se haya seleccionado.

IX.4. Fase de estabilización o mantenimiento


El objetivo fundamental de esta fase es la disminución del estrés del paciente y procurarle el
apoyo suficiente para disminuir el riesgo de recaída y facilitar su adaptación a la vida en comu-
nidad, al mismo tiempo que se continúa la reducción de síntomas y consolida la remisión del
cuadro clínico.

IX.4.1. Elección del dispositivo asistencial


De la misma manera que cuando nos referimos a la fase de tratamiento agudo, también en esta
fase de tratamiento emplearemos determinados criterios de hospitalización y ello se efectuará
en relación con varios factores: psicopatológicos (intensidad psicopatológica), peligrosidad (agre-
sividad, suicidio), condicionantes psicosociales (familiares, sociales), condicionantes legales
(orden judicial, autorización judicial) y proyecto terapéutico.
Los criterios de tratamiento ambulatorio se elaboran en función de los antecedentes previos del
paciente (recaídas leves, buena respuesta a tratamientos previos, buena tolerancia a la medica-
ción), recaídas en pacientes con medicación a dosis bajas (cambios de medicación), condicionantes
psicosociales (disponibilidad programas, familia, trabajo) y condicionantes legales.

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
IX.4.2. Manejo psiquiátrico (violencia, autolisis, contención)
- Criterios de hospitalización.
- Estrategias de medicación.
- Protocolos de contención mecánica.
Todo ello según criterios ya expuestos.

IX.4.3. Utilización de fármacos antipsicóticos


Ante un tratamiento a largo plazo, deberá prescribirse la dosis mínima eficaz del medicamento
correspondiente, establecida de forma individualizada -si ello es posible- en función de los
antecedentes del enfermo y en caso de optar por cambio de medicación, llevar a cabo una
reducción gradual lenta (entre 2-4 semanas de duración).

IX.4.4. Utilización de otros fármacos


- En casos de depresión postpsicótica, se recomienda añadir antidepresivos, inhibidores
selectivos de la recaptación de serotonina o tricíclicos.
- En casos de agitación o insomnio grave, parece razonable añadir benzodiacepinas, au-
mentar las dosis del antipsicótico, introducir un antipsicótico más sedativo o asociar
antihistamínicos, como maniobras más frecuentes.

IX.4.5. Tratamientos psicológicos


Una vez remitida la fase aguda de la enfermedad y mitigada la sintomatología más florida, hay
que utilizar en este periodo de mantenimiento nuevas estrategias terapéuticas ante otros sínto-
mas o discapacidades que en un primer momento eran menos relevantes.
Así es necesario atender los aspectos personales, familiares, laborales y sociales del paciente
con nuevos recursos como la psicoterapia de grupo o individual (algunas de tan reciente aplica-
ción en este campo como la terapia cognitiva), las intervenciones en la familia, la rehabilita-
ción ocupacional, el tratamiento de los déficits cognitivos y de los síntomas residuales, el entre-
namiento en habilidades sociales, los grupos de autoayuda y los programas de seguimiento.

IX.5. Aspectos específicos del manejo de pacientes

IX.5.1. Resistentes al tratamiento


En casos considerados resistentes a un correcto tratamiento con antipsicóticos convencionales, se
sugiere la posibilidad de ensayar fármacos tipo clozapina u otros atípicos. Los tratamientos deben
mantenerse al menos entre 5-12 semanas si obtenemos respuesta parcial y entre 3-8 semanas si
no obtenemos respuesta, antes de optar por un cambio de medicación y en este sentido se debe
contemplar la utilización de otros antipsicóticos, añadir litio, en caso de sintomatología positiva
persistente, o añadir antidepresivos, en caso de sintomatología negativa persistente.

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
IX.5.2. Enfermedad dual
Entre el 25-50 % de pacientes esquizofrénicos consumen substancias tóxicas.
Requieren un diagnóstico correcto y con mucha frecuencia su integración en programas especí-
ficos para tratamiento de pacientes con trastornos duales.
El abuso de substancias se asocia muy frecuentemente con el incumplimiento de medica-
ción en estos pacientes, lo que aumenta el riesgo de recaída, de ahí la importancia de
efectuar tratamientos correctos y valorar el problema adecuadamente. La utilización de
antipsicóticos atípicos puede facilitar precisamente este aspecto de cumplimentación del
tratamiento.

IX.5.3. Programas de prevención de recaídas


Las recidivas en la esquizofrenia son muy frecuentes. A pesar de que los antipsicóticos son
fármacos muy eficaces (75% frente a 15% placebo en tratamientos a un año), hay un 50% de
recidivas. Tras el primer episodio, la mayoría de los pacientes reingresan 2 veces los 5 años
siguientes y sólo hay un 16% sin recidivas los 5 primeros años.
La recuperación tras cada recidiva puede no ser total, lo que lleva hacia un empeoramiento
progresivo del estado basal.
Las causas más frecuentes de las recidivas son:
- Falta de cumplimiento terapéutico (50%).
- Prescripción incorrecta (duración o tratamiento insuficiente).
- Factores de mal pronóstico.
- Falta de información.
- Falta de apoyo y motivación.
- Factores de estrés psicosocial.
- Factores familiares (alta expresividad emocional).
- Factores socioculturales.
- Efectos indeseables.
- No utilización de terapéuticas combinadas.

Volveremos a recordar que a la hora de prevenir las recidivas, la duración del tratamiento es
muy importante y en este sentido se recomienda mantenerlo:
- Tras un primer episodio: mínimo 1-2 años.
- Tras episodios múltiples: mínimo 5 años.
- Antecedentes de intento de suicidio o conducta agresiva/violenta: >5 años o
indefinido.

• 91 •
Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
Pero hay otros factores como la forma de administración que también puede influir y así se
recomienda:
- Hasta controlar sintomatología, pautar una medicación de acción rápida (i.m. o i.v.)
antipsicóticos solos o en asociación con otros fármacos.
- Durante el periodo de estabilización: antipsicóticos depot o atípicos.
- Si se suspende la medicación: siempre progresivamente.
- Las dosis profilácticas deben ser las mínimas eficaces
Los efectos indeseables influyen en el tratamiento de mantenimiento y a tal efecto su control es
muy importante y pueden suponer el abandono o mal cumplimiento del tratamiento.

IX.6. Programas de prevención de conducta autolítica


El suicidio constituye la causa más frecuente de muerte prematura en esquizofrenia, con una
prevalencia vital de suicidios consumados en torno al 10%, existiendo un número mucho ma-
yor de pacientes esquizofrénicos, aproximadamente 40-55%, que realizan tentativas, con las
consecuentes pérdidas socio-económicas tanto a nivel individual, como familiar y comunitario
(APA, 1997; Haas, 1997; Roy, 1997).
A pesar de que la conducta suicida es un hecho relativamente común entre los pacientes
esquizofrénicos, tiende a ser infraestimada, en parte debido a que la tasa de suicidios resultan-
te de esta enfermedad no es demasiado alta y en parte debido a que los trastornos depresivos
(más prevalentes que la esquizofrenia), tienden a caracterizar la mayoría de suicidios entre los
pacientes psiquiátricos (Haas, 1997).
Otra dificultad sobreañadida viene determinada por la evidencia de que los factores de riesgo
de conducta suicida no son uniformes para todos los grupos de alto riesgo, lo cual complica la
predicción de riesgo de suicidio en esquizofrenia (Haas, 1997).
Dado que las conductas suicidas no constituyen un hecho infrecuente entre los pacientes
esquizofrénicos, la evaluación sistemática del riesgo de suicidio asociado con factores clíni-
cos, biológicos y psicosociales tiene importantes implicaciones para el tratamiento de la
esquizofrenia y la prevención del suicidio en esta población (APA, 1997; Haas, 1997; Fenton
et al, 1997; Rodríguez Martínez, 1997; Roy, 1997).

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Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
Factores Asociados con Riesgo de Suicidio en la Esquizofrenia

Características demográficas:
• Sexo: Los varones representan aproximadamente el 75-90% de casos de suicidio en esquizofrenia. No obstante, las
mujeres que padecen esquizofrenia cuentan con un elevado riesgo relativo de cometer suicidio.
• Edad: En la esquizofrenia, el suicidio es particularmente común entre los jóvenes. Los pacientes esquizofrénicos que
mueren por suicidio tienden a ser más jóvenes que aquellos suicidios diagnosticados de otros trastornos psiquiátricos. No
obstante, aunque el suicidio es más común durante las fases iniciales de la enfermedad, el riesgo relativo asociado con la
edad tiende a permanecer constante durante toda la vida.

Características clínicas:
• Estadio de la enfermedad: El suicidio tiende a producirse durante las primeras fases de la enfermedad, con las tasas más
elevadas durante los primeros 10 años tras el diagnóstico inicial.
• Historia de conducta suicida durante el curso de la enfermedad: En general el mejor predictor de conducta suicida en la
esquizofrenia es la existencia de antecedentes de conducta suicida.
• Fase del tratamiento: La primera tentativa suicida ocurre generalmente tras la primera admisión hospitalaria para el
tratamiento de la esquizofrenia. Por otra parte, el riesgo de comisión de conductas suicidas se exacerba tras producirse la
descarga hospitalaria.
• Exacerbación de síntomas psicóticos agudos: La exacarbación de síntomas psicóticos puede actuar precipitando la reali-
zación de tentativas de suicidio. Además, el riesgo de suicidio a largo plazo se correlaciona con una historia de frecuentes
hospitalizaciones y recaídas.
• Presencia de síntomas positivos y negativos: La presencia de un síndrome deficitario se asocia con un menor riesgo de realiza-
ción de actos suicidas. Por el contrario, la existencia de un elevado nivel de suspicacia en ausencia de síntomas negativos define
a un grupo de pacientes de moderado / alto riesgo de comisión de actos suicidas. En este sentido, un factor de riesgo adicional
sería la presencia de alucinaciones auditivas de órdenes que indican al paciente que se quite la vida. Concretamente, la esquizofrenia
paranoide es el subtipo esquizofrénico con mayor riesgo de realización de este tipo de conductas.
• Sintomatología depresiva: A pesar de que el síndrome depresivo no es específico de los pacientes esquizofrénicos que
fallecen por suicidio, un episodio actual o pasado que cumpla criterios de depresión mayor debería alertar al clínico de
riesgo elevado a corto o largo plazo de suicidio. La presencia de ideación suicida y de desesperanza deben ponernos en
sobreaviso, ya que ambas tienden a estar presentes en aquellos individuos que cometen suicidio, incluso aunque hubiesen
experimentado “mejoría” en el momento de la descarga hospitalaria.
• Otros factores de riesgo específicos en el paciente esquizofrénico: Coeficiente intelectual elevado, grandes aspiraciones,
alto grado de logros académicos previos a la enfermedad, un curso crónico y con un deterioro progresivo con múltiples
exacerbaciones, o una percepción de la pérdida de capacidades funcionales.
• Efectos relacionados con la medicación antipsicótica: El suicidio se da con más frecuencia entre aquellos sujetos tratados
con bajas dosis de antipsicóticos y/o aquellos no cumplidores. De igual modo los individuos no-respondedores pueden tener
más riesgo de cometer este tipo de conductas. Otro hecho importante, es la reciente evidencia de que los nuevos antipsicóticos
parecen ofrecer resultados prometedores en lo que a reducción de riesgo de conductas suicidas se refiere en esta población.

Factores biológicos:
• Estudios preliminares sugieren la existencia de anomalías serotoninérgicas en pacientes esquizofrénicos que cometen
conductas suicidas. Existen diversos estudios de seguimiento que han demostrado que la constatación de bajos niveles del
metabolito de la serotonina (ácido 5-hidroxiindolacético -5-HIAA-) en LCR tiene un valor predictor de comisión de actos
suicidas en pacientes esquizofrénicos (Cooper et al, 1992; Faustman et al, 1993; Roy, 1993).

Factores psicosociales:
• Factores precipitantes y dificultades a largo plazo: En la esquizofrenia, el suicidio parece asociarse con determinados
aspectos psicosociales como son: presencia de tensiones en el núcleo familiar, aislamiento interpersonal, pérdida de sopor-
te familiar, pérdida importante reciente, dependencia de sustancias químicas y/o rechazo del cumplimiento terapéutico.

No obstante, hay que recordar que, desgraciadamente, es imposible predecir si un paciente concreto se
quitará la vida, dado que muchos pacientes que presentan uno o varios de los factores de riesgo
expuestos con anterioridad, no se suicidan ni intentan suicidarse, mientras que otros pueden hacerlo de
manera inesperada sin que existan indicios previos de un riesgo importante. No hay que olvidar que
una parte importante de los suicidios de pacientes esquizofrénicos se producen durante un período de
remisión después de 5 a 10 años de enfermedad, como reflejo de una “percepción de desesperación
respecto a su propia enfermedad” que puede aparecer sin ningún signo de alarma (APA, 1997).

• 93 •
Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
Actualmente está fuera de toda duda la importancia que las medidas de tipo preventivo pueden
tener a la hora de tratar de evitar posibles desenlaces fatales en el paciente esquizofrénico,
motivo por el cual se exponen los puntos más importantes de dicha prevención:

Prevención de la Conducta Suicida en el Paciente Esquizofrénico


Recomendaciones generales (Drake et al, 1984):
• Diagnóstico temprano y correcto tratamiento de la enfermedad.
• Valorar circunstancias de ingreso y alta, sobre todo en los jóvenes (con grandes esperanzas de alcanzar un futuro sin
enfermedad): ideas o amenazas de suicidio han de ser muy tenidas en cuenta. La desesperanza es signo de alto riesgo
• Valorar cambios de personas clave para el paciente.
• El propio ingreso puede actuar como agravante por potenciar conciencia de enfermedad: se recomienda vigilancia y
medicación sedativa.
• Mayor soporte psicoterapéutico tras el alta hospitalaria.
• No ofrecer falsas expectativas de curación y recuperación de capacidades.

Recomendaciones específicas (APA, 1997):


• Evaluación del riesgo de suicidio inicialmente y de manera regular como parte de la evaluación psiquiátrica del paciente.
• Las ideas suicidas o las amenazas de suicidio han de evaluarse en el contexto de la historia clínica proporcionada por el
propio paciente, por sus familiares y por el terapeuta.
• Aquellos pacientes en los que se detecta un alto riesgo de suicidio han de ser hospitalizados y deben aplicarse las precau-
ciones necesarias para evitar el suicidio.
• Optimizar el tratamiento somático de las psicosis y la depresión, así como abordar la ideación suicida del paciente de
manera directa, mostrándole empatía y apoyo.
• Estrecha vigilancia de los pacientes de riesgo durante los períodos de crisis personal, de modificaciones importantes de su
entorno o periodos de gran dificultad o depresión.
• Durante los periodos de especial vulnerabilidad (por ejemplo, tras un alta hospitalaria reciente) ha de incrementarse el
número de visitas ambulatorias.

Recomendaciones psicofarmacológicas:
• Diagnóstico temprano y correcto tratamiento
• En los pacientes con antecedentes de intentos de suicidio o conducta agresiva o violenta puede estar indicado un trata-
miento de mantenimiento con antipsicóticos durante un período superior a los 5 años, e incluso de manera indefinida
(Kissling et al, 1994).
• La medicación depot, al menos en las condiciones de tratamiento habituales, asegura generalmente un mejor cumplimien-
to del tratamiento y, como consecuencia una tasa de recidivas inferior (Davis, 1988).
• La utilización de antidepresivos puede ser útil en pacientes esquizofrénicos estabilizados (“psicosis residuales”) afectos
de un estado de ánimo depresivo, sobre todo en lo concerniente a la prevención de trastornos del humor y de conductas
suicidas (Kane y Marder, 1993; Federación francesa de Psiquiatría, 1994).
• Incentivar la vinculación del paciente a programas rehabilitadores (hospitales o centros de día, cursos especializados,
asociaciones de enfermos...).
• Son muy eficaces los programas destinados a incrementar la autoestima y autonomía del paciente (resolución de proble-
mas, manejo de estrés, entrenamiento en habilidades sociales...) (Bellack y Mueser, 1993).
• Los programas psicoeducativos destinados a la prevención de recaídas, dirigidos tanto al paciente esquizofrénico como a
sus familiares, pueden ser fundamentales para el mejor conocimiento y evolución de este trastorno, evitando así gran
parte del riesgo suicida que puede asociarse a la recidiva de estos pacientes (González et al, 1997).

Es necesario remarcar que, recientemente, el Expert Consensus Panel for Schizophrenia (1996),
en sus directrices prácticas dirigidas a pacientes esquizofrénicos y a sus familiares, hace especial
hincapié en dos puntos:
- Que el riesgo de suicidio es más elevado durante los primeros años de la enfermedad, precisa-
mente cuando la familia menos lo espera. En este sentido, Goldstein (1993), afirma que el
tratamiento óptimo de la esquizofrenia se alcanza utilizando la educación familiar junto a la
medicación adecuada, de modo combinado.

• 94 •
Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
- Una detección temprana de la posible sintomatología suicida y de un adecuado diagnóstico
diferencial son básicos a la hora de disminuir el riesgo de posibles desenlaces fatales, dado
que el riesgo de suicidio es susceptible de tratamiento.
Como consecuencia del papel primordial que en ocasiones la familia puede tener a la hora de evitar
el riesgo suicida, se resumen los puntos que la American Suicide Foundation (1996) considera
fundamentales para el abordaje por parte de los familiares de la persona con riesgo suicida:

Abordaje por Parte de la Familia del Riesgo Suicida


Conocimiento de factores que indican riesgo:
• Historia de tentativas previas (entre el 20-50% de pacientes esquizofrénicos que se suicidan tienen historia de tentativas
previas).
• El riesgo de suicidio es mayor en los primeros años de la enfermedad.
• El suicidio aparece con frecuencia cuando menos se lo espera la familia.
• Hay que tomarse en serio cualquier tipo de amenaza que haga el paciente.

Hay que tener en cuenta lo siguiente:


• 3/4 de los que se suicidan dan alguna señal de aviso a familiares y amigos.
• Afortunadamente la conducta suicida puede tratarse.

Involucrarse activamente en la búsqueda de ayuda profesional:


• Ayudar a la persona a darse cuenta de que los pensamientos de suicidio son un síntoma de la enfermedad y que desapare-
cerán a medida que el tratamiento sea efectivo.
• Siempre que se pueda, se recomienda hacer hincapié en la importancia que la vida del paciente representa para Ud. y para
otras personas y que el suicidio supondría una pérdida dramática y no un alivio.
• Animar a la persona a solicitar inmediatamente ayuda profesional.
• Puede ayudarse a la persona a buscar al profesional idóneo y/o el tratamiento adecuado.

En caso de crisis aguda llevar al enfermo a un servicio de urgencias o a un hospital psiquiátrico:


• No dejar a la persona sola hasta que se disponga de ayuda.
• Alejar del potencial suicida todos aquellos útiles y/o drogas que pueda utilizar para su fin.
• Puede ser necesaria medicación y/o hospitalización inmediata, hasta que la crisis se regule

Participar activamente en el tratamiento del paciente:


• El paciente suicida puede a menudo dudar acerca de la idoneidad del tratamiento.
• Si se le prescribe medicación, puede ser importante tomar un papel activo y estar seguro de que el paciente cumple la
prescripción.

• 95 •
Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
Bibliografía
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*** American Suicide Foundation: What to do if you suspect a loved one may be contemplating suicide. American Suicide
Foundation, 1996.
* Bellack AS, Mueser KT: Psychosocial treatment for schizophrenia. Schizophrenia Bulletin 1993, 19 (2): 317-336.
* Cooper S, Kelly C, King D: 5-hydroxyindoleacetic acid in cerebrospinal fluid and prediction of suicidal behavior in
schizophrenia. Lancet 1992, 340: 940-941.
* Davis JM: Maintenance medication. En: Depot Neuroleptics: A Consensus. Barnes TRE (ed.). London: Mediscript,
1988.
* Drake RE, Gates C, Cotton PG, Whitaker A: Suicide among schizophrenics: Who is ar risk?. Journal of Nervous and
Mental Disease 1984, 172: 613-617.
* Faustman W, Ringo D, Faul K: An association between low levels of 5-HIAA and HVA in cerebrospinal fluid and early
mortality in a diagnostically mixed psychiatry sample. Br J Psychiat 1993, 163: 519-521.
*** Federación Francesa de Psiquiatría: Stratégies thérapeutiques a long terme dans les psychoses schizophréniques.
Texte du consensus. Paris: Union Nationale des Amis et Familles de Malades Mentaux, 1994.
* Fenton W, McGlashan T, Victor B, Blyler C: Symptoms, subtype, and suicidality in patients with schizophrenia spectrum
disorders. Am J Psychiat 1997; 154: 199-204.
* Goldstein M: La educación y el tratamiento de la familia impide la recaída. Importancia del Cumplimiento del
Tratamiento en la Esquizofrenia. Simposio Lundbeck. Copenhague, Noviembre 1993.
*** González MP, Sáiz PA, Bousoño M, Bobes J: Programas para grupos de alto riesgo. En: Prevención de las Conductas
Suicidas y Parasuicidas. Bobes J, González JC, Sáiz PA (eds.). Barcelona: Masson, S.A., 1997.
** Haas G: Suicidal behavior in schizophrenia. En: Review of Suicidology, 1997. Maris RW, Silverman MM, Canetto SS
(eds.). New York: The Guilford Press, 1997.
* Hogarty GE, Ulrich RF, Mussare F, Aristigueta N. Drug discontinuation among long-term successfully maintained
schizophrenic outpatients. Dis Nerv Syst. 37:494-500. 1976.
* Johnson DAW. The duration of maintenance therapy in chronic schizophrenia. Acta Psychiat Scand. 53:298-301. 1976.
*** Kane JM, Marder SR: Psychopharmacologic treatment of schizophrenia. Schizophrenia Bulletin 1993; 19 (2): 287-302.
*** Kissling W, Kane JM, Barnes TRE et al: Diretrices para la prevención de recidivas de la esquizofrenia con neurolépticos:
Avances hacia un consenso. En: Diretrices para la Prevención de Recidivas de la Esquizofrenia con Neurolépticos.
Kissling W (ed.). Barcelona: Springer-Verlag Ibérica, 1994.
*** Rodríguez Martínez A: El suicidio en la esquizofrenia. En: La conducta suicida. Ros Montalban S (ed.). Madrid:
Editorial Libro del A_o SL, 1997.
** Roy A: Serotonin, suicide and schizophrenia. Can J Psychiat 1993, 38: 369.
** Roy A: Suicide in schizophrenia. En: Suicide: Biopsychosocial approaches. Botsis AJ, Soldatos CR, Stefanis CN
(eds.). Amsterdam: Elsevier, 1997.
*** The Expert Consensus Panel for Schizophrenia: Expert consensus treatment guidelines for schizophrenia: A guide for
patients and families. Journal of Clinical Psychiatry 1996; 57 (supl. 123): 51-58.

• 96 •
Consenso Español sobre Evaluación y Tratamiento de la Esquizofrenia
Consenso Español de Expertos para

Recomendaciones de Actuación en el
Tratamiento de la Esquizofrenia

Sociedad Española de Psiquiatría


2000
Consenso Español de Expertos para
Recomendaciones de Actuación en el
Tratamiento de la Esquizofrenia

Comité director: Prof. José Giner


Prof. Salvador Cervera
Prof. Carmen Leal

Grupo consultor: Dr. Enrique Alvarez


Prof. Enrique Baca
Dr. Miguel Bernardo
Prof. Julio Bobes
Prof. Manuel Camacho
Prof. Valentín Conde
Prof. Juan Gibert
Prof. Miguel Gutiérrez
Dr. José Manuel Olivares
Dr. Víctor Peralta
Dr. Eduard Vieta
Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

Panel de expertos para el Consenso de la Esquizofrenia


Para la realización del Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la
Esquizofrenia fueron consultados un total de 304 psiquiatras españoles y para su identificación se utilizaron diversos
criterios tanto académicos como de experiencia clínica en el campo de la esquizofrenia. De los 304 expertos que
recibieron el cuestionario respondieron 212 (un 70%). Las recomendaciones de este consenso reflejan la opinión de
un número importante de expertos y no necesariamente la opinión de cada individuo con respecto a cada pregunta.

A COSTA LÓPEZ, Alfonso CARRASCO PEREA, José Luis FERRE NAVARRETE, Francisco
A GUERA ORTIZ, Luis CASAIS MARTÍNEZ, Leonardo FRAGA LISTE, Julia
A GUILAR GARCÍA-ITURROSPE, Eduardo CASAS BARQUERO, Nieves FRANCH VALVERDE, Juan Ignacio
A LBERNI CODERCH, Joan CASAS BRUGUÉ, Miguel FRANCO FERNÁNDEZ, Mª Dolores
A LBERT VILA, Remei CASAS LOSADA, Alfonso FRANCO MARTÍN, Manuel
A LONSO LÓPEZ, Dolores CASTRO DONO, Carlos FRUGONI PERDOMO, Angel
A LVAREZ M ARTÍNEZ, Enric CASTRO LUNA, José FUENTENEBRO DE D IEGO, Filiberto
A NTÓN FRUCTUOSO, Pedro CERVERA ENGUIX, Salvador GALÁN MORENO, Fernando
A RGENTE DEL CASTILLO, Adrian CHAMORRO GARCÍA, Lorenzo GALINDO MENÉNDEZ, Alfredo
A RIAS BAL , Manuel CHINCHILLA MORENO, Alfonso GARCÍA CAMPAYO, Javier
A RIAS HORCAJADAS, Francisco COLODRÓN ALVAREZ, Antonio GARCÍA CASTELLANO , Enrique
A RRUGAT NEBOT, Francisco Javier CONDE LÓPEZ, Valentín GARCÍA MAHIA, Carmen
B ACA BALDOMERO, Enrique CORNES IGLESIAS, José Manuel GARCÍA PARÉS, Gemma
B ALBO AMBROSOLI , Eduardo CORTELL SIVERA, Alfredo GARCÍA RIBERA , Carlos
B ALLSELLS V ALLS, Merçè COSTA MOLINARI, Josep María GARCÍA RUÍZ, Francisco
B ARCELÓ IRANZO, Manuel COTRINA DE LUNA, Esteban GARRIDO MARTÍNEZ, Alfonso
B ARCIA SALORIO , Demetrio CRISOSTOMO PIZARRO , Ricardo GASCÓN BARRACHINA, Josep
B ARREIRO M ARÍN, Pedro CRUZ M ONTES, Antonio GASTÓ FERRER , Cristobal
B ENAVENTE MARTÍN, José Luis CUEVAS MUÑOZ , Pastora GEIJO U RIBE, Soralla
B ERCHE CRUZ, Carles DE ARCE CORDÓN, Rosario GIBERT RAHOLA , Juan
B ERNARDO ARROYO , Miguel DE LA GANDARA MARTÍN, Jesús GIMENO TEJEDOR, Antonio
B LANCO BLANCO, Javier DE LA TORRE HIGUERAS, Carlos GINER UBAGO , José
B LANCO GARROTE , José Antonio DE LAS H ERAS LIÑERO, Elena GÓMEZ GIL, Esther
B LANCO LOBEIRAS, José Manuel DE LINARES SCHMITERLÖW, Carlos GÓMEZ PÉREZ, Isidro
B LANCO PICABIA, Alfonso DE L INARES SCHMITERLÖW, Francisco GÓMEZ ROBINA, Felisa
B LANCO PRADAS, Fernando DE SANTIAGO SASTRE, José GONZÁLEZ DE CHÁVEZ, Manuel
B LASCO MARTÍNEZ, Julia DEL MORAL DEL OLMO, Enrique GONZÁLEZ DE PABLOS, Emilio
B OATAS ENJUANES, Fernando DELGADO CRIADO, Manuel GONZÁLEZ HERNÁNDEZ, Luis
B OBES GARCÍA, Julio DELGADO CRUZ, Luis GONZÁLEZ INFANTE, José Manuel
B ORREGO HERNANDO, Olga DELGADO GONZÁLEZ, José GONZÁLEZ JOVELLAR, Susana
B ORT RUÍZ , Juan DÍEZ M ANRIQUE, Juan Francisco GONZÁLEZ LLERA, Fernando
B OSQUE GABARRE, Clara DOCASAR BERTOLO, Luis GONZÁLEZ OLIVEROS, Rubén
B OUSOÑO GARCÍA, Manuel DOURDIL PÉREZ, Federico Antonio GONZÁLEZ PINTO, Ana
B USTO A RENAS, Javier DURÁN GARRIDO, Lucía GONZÁLEZ SEIJO, Juan Carlos
C ABO SUAREZ , Alejandro EGUILUZ URUCHURTU, José Ignacio GONZÁLEZ TORRES, José Miguel
C ADEVALL DIÉGUEZ, Joan ELIZAGARATE ZABALA, Edorta GOTOR D ÍAZ, Pablo
C AMACHO LARAÑA, Manuel ELORZA GUISASOLA, Julian GRACIA MARCOS, Ramón
C AMACHO MUÑOZ , Manuel ELVIRA CRUAÑES, V. Juan GRAU MORILLO, Monteserrat
C ÁMARA TERUAL, José M. ENRÍQUEZ CONCEPCIÓN , Rita GUERRO CERRATO, Delio
C AMIRUAGA BILBAO , Carmen ESCUDERO NAFS, Antonio GUIMÓN UGARTECHETA, José
C AMPO GUERRA, Fernando ESPARZA RODRÍGUEZ, Jaime GUIRAL TORNER, Albert
C AMPORRO ROCES, Beatriz EZCURRA SÁNCHEZ , Jesús GUTIÉRREZ CASARES, José Manuel
C ANO V ALERO, Julia FABREGAT, Vicente GUTIÉRREZ FRAILE, Miguel
C AÑAS=DE PAZ , Fernando Nota:LIRIA
FERNÁNDEZ , Albertode primera línea incluye
GUTIÉRREZ MOYANO , Luis
* Tratamiento de elección;
C ARBONELL M ASIA, Carlos
= Sin consenso El porcentaje
FERNÁNDEZ MORAL, Antonio
el porcentaje del tratamiento
HERNÁNDEZ MARTÍNEZ, José
de elección

C ARO REBOLLO, Francisco FERNÁNDEZ-VILLAMOR ORTIZ, Raúl HERNÁNDEZ MONSALVE, Mariano

4
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

H ERNÁNDEZ ROSELL, Rodolfo PALAU VIDAL, Diego SALGADO MÉNDEZ , María


H ERRERA ARROYO , José PALICIO G ONZÁLEZ, Leandro SALGADO SERRANO, Purificación
H OSPITAL B ALADA, Dolors PALMER VICIEDO, Ramón SAMADA ROMERO, Pilar
IBAÑEZ GUERRA, Elena PALOMO ALVAREZ, Tomás SAN MOLINA, Luis
IGLESIAS RODRÍGUEZ, Felipe PARAMO FERNÁNDEZ, Mario SÁNCHEZ GARCÍA, Milagros
INDURAIN EGUILLOR, Alfonso PARELLADA RODÓN, Eduard SÁNCHEZ SAHIS, Ignasi
JIMÉNEZ ARRIERO, Miguel Angel PAZ GONZÁLEZ, María SANJUAN ARIAS , Julio
JUAN BERNA, José Antonio PEDRÓS ROSELLO, Alfonso SANTAMARIA PÉREZ, Luis
JULIÁ ZAPATA, Jordi PELLEJERO M ORENO, Adolfo SANTO-DOMINGO CARRASCO , Joaquín
LASA, Alberto PENASA LÓPEZ, Blanca SANTOS GÓMEZ, José Luis
LEAL CERCOS , Carmen PERALTA MARTÍN , Victor SANZ MENARGUEZ, José Antonio
LEAL H ERRERO, Fernando PERALTA RODRIGO, Concepción SARRI CLOSA, Carmen
LIZARRAGA SOBRINO, Jon PEREA SAENZ, José Manuel SARRÓ MALUQUER, Salvador
LONJEDO M ONZO, José PÉREZ ALFEREZ, Nicolás S EGOVIA LÓPEZ, José Miguel

LÓPEZ GONZÁLEZ, Eliseo PÉREZ BRAVO, Avelina S ERRALLONGA PAREU, Joan

LÓPEZ MANZANO , Juan Carlos PÉREZ CRESPO, Francisco S ERRANO V ÁZQUEZ, Manuel

LÓPEZ-IBOR ALIÑO, Juan José PEREZ DE HEREDIA FLORES, José Luis S EVA DÍAZ, Antonio

LUCAS ROIG, Ricardo PÉREZ ESPINOSA, Mª Teresa S OLÁ CASTELLÓ, Albert

LUQUE LUQUE, Rogelio PÉREZ JIMÉNEZ, Jesús S OLER INSA, Pere Antón

MACHO VIVES, José Luis PÉREZ SENDINO, Agustín S ORIA G ARCÍA, Juan Manuel

MADARAIAGA ZAMALLOA , Iñaki PÉREZ SOLÁ, Víctor S ULEIMAN RASHID , Jehad Kamel

MADRIGAL GALICIA, Juan José PÉREZ-IÑIGO GANCEDO, José Luis S ZERMAN BOLOTNER, Nestor

MANERO L ÓPEZ, Eliseo PINTOR PÉREZ, Luis T ABARES DOMÍNGUEZ, Pascual

MANZANERA LÓPEZ, Francisco J. PLA VIDAL, Jorge T EIXIDÓ PERRAMÓN , Cristina

MARIANO GALLETERO, José PONCE DE LEÓN HERNÁNDEZ, Carmen T IFFON DOMENECH, Luisa

MARTÍNEZ A CIEN, Carlos PONS VILLANUEVA, Alex T OLEDO ROMERO, Francisco


TOLOSA OYARBIDE , Marcos
MARTÍNEZ GARCÍA, José Javier POYO CALVO, Felix
TORRE GARNICA, Pedro
MARTÍNEZ LARREA, Alfredo PRETEL PIQUERAS, Juan
TORRES GONZÁLEZ, Francisco
MARTÍNEZ ROIG, Miguel PRIETO M AESTRE, Nieves
TORTAJADA BONASELT , Ignacio
MARTÍNEZ VILLAMARÍN, José PRIETO VIVES, Jesús
TOTORICA PAGALDAY, José Luis
MASEGOZA PALMA, Manuel PUCHADEZ MUÑOZ, Paz
TRUJILLO CUBAS, Angel
MATARREDONA CATALÁ , José QUIROGA YAÑEZ, Pablo
UGARTE M AUROLAGOITIA, Juan Jesús
MATEO M ARTÍN, Ildefonso RAMÍREZ NEBREDA, Nicolás
UQUERELLA BENABENT, Miguel Angel
MAYORAL MOYANO, Sacramento RICO G ARCÍA, Pilar
URIARTE URIARTE, José
MEJIAS DEL ROSAL, Fernando RIOS RIAL, Berta VALENCIANO PÍO, Rafael
MENCHÓN M AGRIÑÁ, José Manuel RIVERA VILLAVERDE, Alvaro VALLE CABRERA, José R.
MENGUAL PRIMS, Alfonso ROCA BENNASAR, Miguel VALLE FERNÁNDEZ , Jesús
MERINO AGUADO, Javier RODAO GARCÍA, José María VALLEJO RUILOBA, Julio
MIRA SEMPERE, Ramón RODRIGO TORRIJOS, Fernando VALLÉS CALLOL , Vicenç
MIRÓ AGUADE, Emilio RODRÍGUEZ CALVÍN, José Luis VALMISA GÓMEZ DE LARA, Eulalio
MONEDERO CAÑAS, Gonzalo RODRÍGUEZ DEL TORO, Carmen VARONA MARTÍNEZ, Alberto
MONLEÓN MONZONIS, Vicente RODRÍGUEZ LINDE, Enrique VÁZQUEZ BARQUERO, José Luis
MONS R EVILLA, Juan RODRÍGUEZ M ARTÍNEZ, Alfonso VEGA PIÑERO , Miguel
MURO ROMERO, José Juan RODRÍGUEZ M ARTÍNEZ, José Manuel VÉLEZ NOGUERA, Juan Luis
MURRAIZ BURRIANA, Miguel RODRÍGUEZ PULIDO, Francisco VERDEGUER DUMONT, Miguel
N ARBONA VERGARA, Guillemo ROJO MORENO, Juan VICENTE SOBRINO, María José
N IETO RODRÍGUEZ, Evaristo ROS M ONTALBÁN, Salvador VICO CANo, Diego
O BIOLS LLANDRICH, Jordi ROYUELA LÓPEZ, Angel VIDAL PARDO, Francisco
O LIVARES D ÍAS, José M. RUBIO LARROSA, Vicente VIETA PASCUAL , Eduard
O RTA RODRÍGUEZ, José RUFO CAMPOS, José Antonio VILLAGRAN MORENO, José María
O RTEGA RUÍZ, Rosa Arancha RUIZ CARAZO, F. Javier VILLAR GARCÍA, Mariano
O RTIGOSA DIGÓN, Juan Carlos RUIZ MERINO, Antonio YAÑEZ SÁNCHEZ, José Julio
O RTIZ-CAÑAVATE CEBALLOS, Inmaculada RUIZ SANZ, Francisco YLLA SEGURA, Luis
* = Tratamiento de elección;
PADIAL M OLINA, Enrique
= Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección
SAINZ CORTÓN, Enrique ZARRANZ HERRERA-ORIA, I. María
PADILLA MENDIVIL , Pablo SALA AYMA, José María ZUBIA ZUBIA, Begoña

5
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

Indice general

A. Introducción ..................................................................................................................... 9
Justificación .................................................................................................................................... 9
Metodología y procedimientos .......................................................................................................11
Ventajas e Inconvenientes de las recomendaciones consensuadas ................................................ 12

B. Resumen del Consenso .................................................................................................. 14

1. Manejo psicofarmacológico en episodio psicótico agudo ...................................................... 14


1A: Selección del antipsicótico ..................................................................................................... 14
1B: Selección de un tratamiento coadyuvante .............................................................................. 14

2. Respuesta inadecuada al tratamiento antipsicótico ............................................................... 15


2A: Respuesta insuficiente al tratamiento antipsicótico convencional ......................................... 15
2B: Respuesta insuficiente al tratamiento antipsicótico atípico .................................................... 15

3. Hospitalización de un episodio psicótico agudo ..................................................................... 16

4. Facilitando el alta hospitalaria ............................................................................................... 17

5. Tratamiento de mantenimiento ............................................................................................... 18

6: Otros aspectos durante la fase de mantenimiento .................................................................. 18


6A: Frecuencia y tipo de asistencia ambulatoria ........................................................................... 18
6B: Intervenciones programadas ................................................................................................... 19

7. Apoyo a la adherencia del tratamiento ................................................................................... 20

8. Evaluación médica y de situaciones especiales ...................................................................... 21


8A: Evaluación médica ................................................................................................................. 21
8B: Evaluación de situaciones especiales ..................................................................................... 22

9. Selección del tratamiento coadyuvante ................................................................................... 23

10. Tratamiento de los efectos secundarios de los antipsicóticos .............................................. 24


10A: Efectos secundarios extrapiramidales persistentes con antipsicóticos convencionales ........ 24
10B: Discinesia tardía y síndrome neuroléptico maligno ............................................................. 24
10C: Otros efectos secundarios ..................................................................................................... 25
10D: Efectos sobre la función sexual ............................................................................................ 25
10E: Efectos secundarios de los antipsicóticos atípicos ................................................................ 25

C. Algoritmo para el tratamiento de la esquizofrenia ..................................................... 26

D. Resultados de las preguntas .......................................................................................... 29

7
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

Introducción

Justificación
En 1998, la Sociedad Española de Psiquiatría, publicó el Consenso de Expertos sobre Evaluación y Tratamien-
to de la Esquizofrenia (1) con el propósito de ofrecer a los profesionales de la salud mental, a los propios
enfermos y a sus familiares una revisión actualizada de la situación, desde una perspectiva eminentemente
clínica.
En los últimos dos años, se han producido avances en la investigación que hacen necesaria una revisión de las
pautas de actuación que se vienen utilizando en la clínica psiquiátrica. Este es precisamente el propósito de la
presente edición del Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actualización en el Tratamiento
de la Esquizofrenia.
Los avances en la investigación, especialmente los relacionados con el tratamiento farmacológico de la enfer-
medad, han seguido dando frutos disponiéndose en la actualidad de nuevos fármacos que están aportando
mejoras considerables en cuanto a las posibilidades de recuperación de la enfermedad, por lo que las personas
que padecen esquizofrenia pueden progresar en su calidad de vida, lo que está facilitando la posibilidad de
tener una vida más independiente y productiva. Además, se dispone de numerosas publicaciones de estudios
controlados en el ámbito de la efectividad de la combinación de abordajes psicosociales, junto con diversos
tratamientos farmacológicos, en el contexto de un abordaje integral de patologías como la esquizofrenia, que
conviene tener en cuenta.
Por tanto, parece oportuno revisar y actualizar las pautas de actuación clínica a la luz de las nuevas herramien-
tas disponibles, para poder proponer recomendaciones de actuación consensuadas que tengan en cuenta los
nuevos conocimientos disponibles.
Desde que hace cincuenta años se comercializó el primer fármaco con propiedades antipsicóticas como trata-
miento eficaz de esta patología, han aparecido numerosos medicamentos que podemos agrupar en dos catego-
rías: antipsicóticos clásicos y antipsicóticos atípicos o de nueva generación.
Los primeros son muy eficaces pero no están exentos de efectos secundarios graves y molestos; los segundos
son los más recomendados actualmente por los expertos como tratamiento de elección para la mayoría de los
pacientes con esquizofrenia, por su eficacia y por tener menos probabilidades de producir los efectos secunda-
rios tan molestos propios de los antipsicóticos clásicos.
Eficacia, mínimos efectos indeseables y cumplimentación correcta del tratamiento son los tres factores más
relevantes a considerar en la elección del tratamiento antipsicótico utilizado para las diversas formas de esqui-
zofrenia. Esto es lo que determina los cuatro objetivos fundamentales del tratamiento antipsicótico: control de
los síntomas, evitar las recaídas, mejora de la calidad de vida y facilitar la integración socio-laboral y familiar
del paciente esquizofrénico.
Por otro lado, se sabe que la esquizofrenia detenta múltiples formas de presentación, con mayor o menor
predominio de síntomas positivos, síntomas negativos y/o síntomas de desorganización, que posiblemente se
corresponden con distintos substratos biológicos, y muestran distintos grados de manifestación - fase aguda, de
estabilización, de mantenimiento, de recuperación - a lo largo de la evolución de la enfermedad. Por estos
hechos es evidente que un único antipsicótico o grupo de antipsicóticos que actúen de la misma forma no
pueden ser igualmente eficaces en todos los enfermos.
Debido a la variabilidad de las respuestas de los pacientes a los distintos tratamientos, los clínicos nunca
deberían sentirse obligados a utilizar solamente pautas terapéuticas consistentemente establecidas, tampoco
sería aconsejable embarcarse en acciones no estandarizadas, sino que lo recomendable es, cuando los casos que
se tratan se van complicando y personalizando, asegurar que la decisión de pauta a tomar se base en criterios

9
Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

suficientemente documentados y en recomendaciones de expertos que orientan sobre como ayudar mejor a un
paciente que no está respondiendo bien al tratamiento o que muestra complicaciones importantes, que sugieren
una modificación del plan terapéutico establecido.
Como no siempre se puede tener cerca a un experto, e incluso en el caso de que se disponga de uno, no se puede
saber si su opinión es la más acertada para el caso que nos ocupa, la solución a un problema concreto puede no
ser fácil.
Esta es la razón principal por la que se ha elaborado este Consenso Español de Expertos para Recomendaciones
de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia en el que las pautas de actuación que se proponen están
basadas en una encuesta amplia dirigida a un numeroso grupo de psiquiatras españoles y con un procedimiento
previamente estructurado que sea de ayuda en el trabajo clínico diario.
Conviene tener en cuenta que las recomendaciones que se proponen reflejan las opiniones de los expertos y no
necesariamente la opinión de cada individuo con respecto a cada tema.
Este Consenso de Expertos, basado en aportaciones anteriores de otros estudiosos del tema (2), difiere de otros
consensos para el tratamiento de la esquizofrenia actualmente disponibles (1) en lo siguiente:
1. Las preguntas que se formulan se centran en las decisiones terapéuticas más específicas, para las que no
se suelen encontrar recomendaciones detalladas en los consensos actualmente disponibles.
2. Las opiniones que se reflejan se han obtenido a partir de una amplia muestra de expertos consultados
entre los que se ha obtenido un elevado porcentaje de respuestas. Las recomendaciones que han resulta-
do de este proceso, representan la opinión actual de una amplia muestra de expertos españoles.
3. Las respuestas de los expertos a cada una de las preguntas se presentan de manera detallada y cuantifica-
da, en un formato sencillo, con el propósito de que el lector pueda evaluar el nivel de apoyo de los
expertos a cada una de las recomendaciones.
4. Las recomendaciones se presentan de una manera sencilla y práctica con objeto de facilitar la localiza-
ción exacta del problema del paciente que se quiere consultar y facilitan el seguimiento de lo que los
expertos sugieren hacer a continuación.
Este planteamiento establecido, en el que se basan las decisiones terapéuticas actuales en el consenso de los
expertos, puede considerarse que margina los estudios relevantes de tratamientos realizados en ensayos clíni-
cos que se encuentran en la literatura científica. No es así, ambos procedimientos son complementarios y útiles
para la finalidad que se propone: la de constituir una ayuda en el trabajo clínico diario.
Las razones sobre las que se basa esta opinión son tres:
1. La mayoría de los ensayos clínicos son difíciles de generalizar en la práctica clínica debido a que priori-
zan la validez interna sobre cualquier otro parámetro y requieren unos criterios de selección de la mues-
tra de pacientes muy rigurosos. En la práctica clínica, el típico paciente que más preocupa suele presen-
tarse con trastornos comórbidos y con un historial terapéutico lleno de fracasos, que ha requerido varios
tratamientos diferentes, dados en combinación o secuencialmente. Este tipo de pacientes suelen ser
excluidos de los ensayos clínicos.
2. Los ensayos clínicos controlados disponibles, no pueden tener en cuenta todas las posibilidades y con-
tingencias que surgen en la práctica clínica. En este sentido, son necesarios protocolos elaborados por
expertos, porque la práctica clínica es tan complicada que constantemente está generando muchas más
cuestiones que las que proporciona la investigación clínica, menos extensa por ser más sistemática.
3. Los cambios que suelen ocurrir en la práctica clínica son mucho más rápidos que los necesariamente más
lentos esfuerzos científicos que se realizan para ofrecer la documentación adecuada para justificar di-
chos cambios
Por todo ello, la opinión de los expertos es un puente crucial entre la literatura científica clínica y la práctica
clínica a la hora de desarrollar recomendaciones de actuación prácticas (3).

10
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

Finalmente, unas breves consideraciones sobre la validez de las opiniones que se presentan en estos protocolos.
No cabe duda que la opinión de los expertos no es un hecho contundente o paradigmático sino que está sujeto
a revisiones continuas en función del avance científico de nuestros conocimientos. También puede ocurrir que
las recomendaciones que se exponen a continuación no estén basadas en una información científica del todo
completa y puede ser necesario revisarlas periódicamente, pero como son fruto de la experiencia personal, a
pesar de todo el tener en cuenta la opinión de los expertos es a menudo el mejor medio que tenemos para
establecer recomendaciones consensuadas. No cabe duda que la cuantificación de las opiniones de un amplio
número de expertos será probablemente más fiable que las opiniones de cualquier grupo más pequeño de
expertos o que la de un solo individuo (3).
Bibliografía:
1. Consenso español sobre evaluación y tratamiento de la esquizofrenia. Sociedad Española de Psiquiatría. Madrid, 1998
2. Protocolos del Consenso de Expertos. Tratamiento de la esquizofrenia. A. Frances, J. P. Docherty, D.A. Kahn. The
Journal of Clinical Psychiatry. Suplemento 12B. Vol. 57. 1996
3. Guías de consenso y recomendaciones de expertos. Tratamiento de la esquizofrenia. J.. Mc Evoy, P.L. Scheifer y A.
Frances. The Journal of Clinical Psychiatry. Suplemento 11. Vol. 60. 1999

Metodología y procedimientos
Se identificaron 334 expertos españoles en el campo de la esquizofrenia, de los que 304 aceptaron ser consul-
tados. Se recibieron 212 cuestionarios. De estos, se eliminaron un total de nueve por considerarse no válidos (5
en blanco y 4 no valorables por posible violación de la confidencialidad), analizándose un total de 203 (68% de
los consultados).
Dada la confidencialidad de las respuestas no es posible identificar quién contestó el cuestionario. Por ello en
el panel de expertos se cita a todos los consultados.
Para realizar la encuesta con el mayor rigor, se aleatorizó el orden en que las preguntas eran formuladas a los
consultados.

Descripción del cuestionario


El cuestionario empleado constó de 55 situaciones clínicas para las cuales se debió puntuar cada una de las
diversas opciones terapéuticas que se detallaban en función del grado de adecuación de las mismas según el
criterio de los expertos que participaron en la encuesta.
El grado de adecuación se puntuó de 1 a 5 considerando cada valor de la siguiente manera:
1= Extremadamente inapropiado: un tratamiento que nunca utilizaría
2= Normalmente inapropiado: un tratamiento de tercera línea que raramente utilizaría
3= Ambiguo: tratamiento de tercera línea que utilizaría alguna vez (ejemplo: si fallara el tratamiento de
primera línea)
4= Apropiado: tratamiento de primera línea que utilizaría a menudo
5= Extremadamente apropiado: es mi tratamiento de elección (puede haber más de uno por pregunta)

Resultados de la encuesta
En el informe de resultados se muestran los resultados de la encuesta en su totalidad. Se incluyen:
• Las opciones de tratamiento ordenadas según la puntuación dada por los expertos
• Un gráfico de barras que muestra los intervalos de confianza para cada una de las elecciones
• Una tabla con los valores numéricos

11
Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

Los intervalos de confianza del 95%


Para cada ítem valorado en cada una de las 55 situaciones clínicas planteadas, primero se determinó la media,
la desviación estándar y el intervalo de confianza del 95% (IC). El IC es un intervalo estadísticamente calcula-
do que explica que en el caso de que la encuesta se volviera a pasar a otro grupo similar de expertos hay una
probabilidad del 95% de que la media quedara comprendida dentro de ese intervalo.
Los intervalos de confianza del 95% se muestran como barras horizontales para cada opción de tratamiento.
Cuando las barras no se solapan, ello indica que existe una diferencia estadísticamente significativa entre las
puntuaciones medias de las dos opciones.

Categorías de puntuación
Para cada ítem en el que hubo consenso, se designó un valor de primera, segunda o tercera línea. Este valor se
determinó por la categoría en la que se situaba el IC de su media. Para ser valorado en la categoría de primera
línea, el IC al completo tenía que ser igual o mayor a 3,5. Para ser puntuado en la categoría de segunda línea, el
IC tenía que situarse entre 3,5 y 2,5. Para la tercera línea, una parte del IC tenía que ser igual o menor a 2,5. Al
asignar una puntuación para cada ítem, se siguió una regla rígida para evitar la probabilidad de sobreestimar un
ítem. Por ello, se asignó la puntuación más baja dentro de la que caía el IC. Por ejemplo, si la parte más baja del
IC incluso rozaba la categoría menor siguiente, se consideró el ítem como parte del grupo más bajo.
Los tratamientos de elección (los ítems puntuados con un 5 por, al menos, la mitad de los expertos) están
indicados con una estrella. Para evaluar los ítems que no alcanzaron consenso, se empleó la prueba de χ 2,
calculada con el programa SPSS versión 9.0, aplicado a la distribución entre las tres categorías. Los ítems que
según dicha prueba resultaron no presentar consenso se muestran en los gráficos con barras de IC sin sombrear.

Valores numéricos
A continuación del gráfico, se muestra una tabla de valores numéricos para la puntuación media ( ) y para la
desviación estándar (DE) de cada ítem, y el porcentaje de expertos que puntuaron la opción como de primera,
segunda o tercera línea, así como el tratamiento de elección*. Para obtener estos resultados se utilizó el progra-
ma Excel 97.0 con el que para obtener los porcentajes se utilizó el sistema de redondeo a un decimal.
*Nota: el porcentaje para el tratamiento de elección también está incluido en el porcentaje total de la primera línea

Ventajas e Inconvenientes de las recomendaciones consensuadas


El Consenso Español para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia es el resulta-
do del acuerdo de un importante número de psiquiatras españoles expertos en el manejo de los pacientes
esquizofrénicos acerca de las actuaciones terapéuticas más recomendables para el abordaje de este trastorno.
La utilidad de disponer de recomendaciones consensuadas radica en poner al servicio de los clínicos de una
herramienta útil a la que acudir en el proceso de toma de decisiones. Dichas recomendaciones resumen la
opinión mayoritaria de psiquiatras tanto clínicos como académicos respecto a las pautas a utilizar en el trata-
miento de la esquizofrenia basadas tanto en datos de la bibliografía disponible hasta el momento, así como en
la práctica clínica actual.
Se han examinado las opiniones de una amplia muestra de expertos españoles de primera línea, consiguiéndose
un porcentaje muy elevado de respuestas, lo que garantiza que las recomendaciones son autorizadas y repre-
sentan la opinión actual de los expertos.
Las situaciones clínicas sobre las que se consultó (55 preguntas), también fueron seleccionadas mediante con-
senso en función de su importancia y frecuencia en la clínica cotidiana. En cada una de las situaciones se
adjuntaron las posibles alternativas terapéuticas disponibles en España.

12
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

Las recomendaciones generadas por el Consenso de Expertos responden a una necesidad de los clínicos por
resolver situaciones complejas de pacientes que a veces son difíciles de clarificar con los datos procedentes de
la bibliografía disponible. Los pacientes de la práctica clínica habitual con frecuencia se aproximan muy poco
a los pacientes del ensayo clínico controlado. En muchas ocasiones, las conclusiones de estudios sistemáticos,
controlados, no pueden dar respuestas útiles a la hora de resolver problemas habituales de pacientes frecuentes
en la práctica cotidiana que presentan una realidad clínica mucho más compleja.
Además, los cambios que suelen ocurrir en la atención asistencial son mucho más rápidos que los que se
producen en el avance de la documentación científica que los soporte. Por todo ello, la opinión de los expertos
constituye un puente crucial entre la literatura científica y la práctica clínica, siendo de gran utilidad a la hora
de dar respuesta a situaciones clínicas cotidianas.
Las recomendaciones, resultado del consenso, no constituyen en ningún caso pautas rígidas de actuación y
presentan la limitación de que pueden no ser apropiadas o válidas en algunos casos. En este sentido, su cumpli-
miento no garantiza un resultado satisfactorio en todos los pacientes, por lo que los profesionales que las
consulten deben tener presente siempre su propio juicio clínico a la hora de tratar a sus pacientes.
Los autores del Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la
Esquizofrenia no asumen ninguna obligación ni se hacen responsables de los problemas que pudieran surgir de
su utilización.
Obviamente, estas recomendaciones nunca pueden sustituir el buen juicio clínico y el sentido común. El obje-
tivo último de este trabajo no es otro que el de tratar de mejorar la atención y por lo tanto la calidad de vida de
los pacientes esquizofrénicos.
No obstante hay que insistir en que la medicina basada en pruebas (Evidence Based Medicine) establece que
las recomendaciones construídas sobre la elaboración estadística de la experiencia personal de un grupo de
clínicos, por muy amplio que este sea, han de ser consideradas con un valor relativo y nunca han de ser vistas
como una prueba con validez científica. Como se dice repetidamente en la introducción del presente trabajo su
principal justificación radica en ser, por una parte, representativo de la práctica de un numeroso y significativo
grupo de psiquiatras españoles y por otra ilustrar al clínico práctico sobre la concordancia o discrepancia de su
propia práctica en relación a la opinión mayoritaria.

13
Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

Resumen del Consenso

I. Episodio psicótico agudo


1. Manejo psicofarmacológico en episodio psicótico agudo
1A: Selección del antipsicótico Resumen: Los expertos recomiendan risperidona como tratamiento de elec-
ción en el primer episodio psicótico, en las dos situaciones planteadas (predo-
Preguntas: 1, 2, 3 minio de los síntomas positivos o predominio de los síntomas negativos). Las
recomendaciones de primera línea en estas dos situaciones clínicas son, en el
primer caso, antipsicóticos convencionales de alta potencia (como el haloperi-
dol) y olanzapina; y en el segundo cuando predomina la sintomatología nega-
tiva, olanzapina fue recomendado de primera línea.

P rim er e piso dio ps ic ót ico c o n P rim er e piso dio ps ic ót ico c o n R ea g ud iz ac ió n tr as


sínt om a s p os itivo s sínt om a s n eg at iv os in c um p lim ien to t er a pé ut ic o

P rim er a • Risperidona • R isperidona • Volver a instaurar el


líne a tratamiento anteriorm ente
• Antipsicóticos convencionales • Olanzapina
establecido, que fue eficaz
de alta potencia
(p.ej., haloperidol) • Risperidona

• Olanzapina
S eg un d a • Zuclopentixol acufase • Olanzapina
líne a
• Depot

• Antipsicóticos convencionales
de alta potencia
(p.ej., haloperidol)

1B: Selección de un tratamiento Resumen: Los expertos recomiendan añadir una benzodiazepina al antipsicó-
tico para tratar el insomnio inicial y la inquietud y la utilización de un trata-
coadyuvante miento anticolinérgico profiláctico cuando se utilizan antipsicóticos conven-
Preguntas: 4, 5 cionales de alta potencia.

Inquietud inicial e insomnio Tratamiento anticolinérgico profiláctico

Primera • Añadir una benzodiazepina al antipsicótico • Antipsicótico convencional de alta potencia


línea (p.ej., loracepam)

• Añadir un antipsicótico más sedante


Segunda
línea

En cursiva y negrita = tratamiento de elección

14
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

2. Respuesta inadecuada al tratamiento antipsicótico

2A: Respuesta insuficiente al tra- Resumen: Risperidona es el tratamiento de elección recomendado en pacien-
tes con una exacerbación aguda de la esquizofrenia, que no responden adecua-
tamiento antipsicótico con- damente a una dosis y un tiempo de tratamiento adecuado con antipsicóticos
vencional convencionales, tanto si la sintomatología persistente es predominantemente
positiva como si es predominantemente negativa.
Preguntas: 6, 7, 8, 9 En un segundo escalón y como tratamientos de primera línea, tanto si predo-
mina la sintomatología positiva o negativa, se recomienda cambiar a olanzapi-
na. Otra opción a tener en cuenta es el cambio a clozapina.
Los expertos sugieren que en aquellos pacientes con un episodio agudo de
esquizofrenia, que presenta muy poca o ninguna respuesta terapéutica al fár-
maco antipsicótico de elección se debe mantener el tratamiento inicial durante
un período mínimo 2 semanas y poco más de 3 semanas como máximo.
En los pacientes que presentan una respuesta parcial después de una semana
de tratamiento con el antipsicótico de elección, el período de espera mínimo
recomendado, antes de cambiar de estrategia farmacológica, es de 3 semanas y
el máximo, de 6 semanas.

Psicopatología positiva persistente Psicopatología negativa persistente


Primera • Cambiar a risperidona • Cambiar a risperidona
línea
• Cambiar a olanzapina • Cambiar a olanzapina
Segunda • Cambiar a clozapina • Cambiar a clozapina
línea

Recom endaciones complementarias para 2A y 2B:


1. Los expertos sugieren que en aquellos pacientes con un episodio agudo de esquizofrenia, que presenta muy poca o ninguna
respuesta terapéutica al fármaco antipsicótico de elección se debe mantener el tratamiento inicial durante un período mínimo 2
semanas y máximo de 3 semanas como mucho6.
2. En los pacientes que presentan una respuesta parcial después de una semana de tratamiento con el antipsicótico de elección, el
período de espera mínimo recomendado, antes de cambiar de estrategia farmacológica, es de 3 semanas y, el máximo, de 6
semanas7.

2B: Respuesta insuficiente al tra- Resumen: Cuando la situación planteada a los expertos es la respuesta
insuficiente a un tratamiento antipsicótico atípico, si la sintomatología
tamiento antipsicótico atípico predominante es positiva, la recomendación como tratamiento de elec-
ción es añadir un antipsicótico convencional de alta potencia (como
Preguntas: 10, 11 haloperidol o zuclopentixol) al fármaco atípico. También se recomien-
da como primera línea el cambio a otro fármaco atípico.
Si la síntomatología persistente es predominantemente negativa, el cambio a
otro atípico (clozapina, risperidona u olanzapina) es la estrategia de elección y
como segunda línea se recomienda añadir un antidepresivo al antipsicótico
inicial.

Psicopatología positiva persistente Psicopatología negativa persistente

Primera • Añadir un antipsicótico convencional de • Cambiar a otro antipsicótico atípico


línea alta potencia (p.ej., haloperidol o zuclopentixol) (clozapina, risperidona, olanzapina)

• Cambiar a otro antipsicótico atípico


Segunda • Añadir un antidepresivo al antipsicótico inicial
línea

En cursiva y negrita = tratamiento de elección

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Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

3. Hospitalización de un episodio psicótico agudo


Preguntas: 12, 13, Resumen: Cuando la hospitalización es necesaria debido a una exacerbación aguda de una esquizofrenia cróni-
14, 15 ca, asociada a factores estresantes psicosociales e incumplimiento terapéutico, los expertos recomiendan de
elección, un internamiento breve (1-2 semanas) y que tenga como objetivo fundamental la remisión de los
síntomas y trabajar conjuntamente con el equipo ambulatorio en la identificación de los factores estresantes y
los factores que puedan determinar el cumplimiento. Se destaca la importancia de un contacto temprano (prime-
ros tres días hábiles) con la familia durante el internamiento con el objetivo primario de obtener una historia del
tratamiento previo y de la respuesta del paciente, y también evaluar las interacciones familiares. Ofrecer al
paciente psicoeducación sobre la enfermedad y su tratamiento y las estrategias cognitivo-conductuales se consi-
deran también fundamentales durante la hospitalización.

Plan terapéutico en paciente esquizofrénico crónico con exacerbación aguda, tras factores estresantes
psicosociales e incumplimiento terapéutico
Primera • Hospitalización (1-2 semanas), centrándose en la remisión de los síntomas y la identificación de
línea estresores situacionales y factores de cumplimiento. Trabajar con el equipo ambulatorio estos
aspectos.

• Hospitalización (3-4 semanas) que permita una remisión sustancial de los síntomas. Identificar y
comenzar el tratamiento de los estresores situacionales y de los factores de cumplimiento
Segunda • Hospitalización (< 1 semana), centrándose en la remisión de los síntomas. Derivar al equipo de
línea consultas para evaluación y tratamiento de los estresores psicosociales y los factores de cumplimiento

Enfoque terapéutico de la Plan de contacto con la familia Objetivos del contacto con la
psicoterapia individual durante durante el ingreso familia
la hospitalización
Primera • Psicoeducación (esquizofrenia • Visita en los 3 primeros • Obtener una historia del
línea y su tratamiento) días hábiles tratamiento previo del
paciente y la respuesta
• Visita durante la primera
semana • Evaluar las interacciones
familiares
Segunda • Abordaje • Contacto telefónico en los • Coordinar recursos
línea cognitivo-conductual 3 primeros días asistenciales

• Contacto telefónico el
primer día

En cursiva y negrita = tratamiento de elección

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Sociedad Española de Psiquiatría 2000

II. Tratamiento de seguimiento y mantenimiento


4. Facilitando el alta hospitalaria
Preguntas: 16, 17, 18 Resumen: Quizá el aspecto más importante en la organización del alta del paciente es asegurar que durante los
primeros días este bien controlado y que acuda a la primera consulta ambulatoria. En este sentido, se recomien-
da programar desde el hospital la primera cita del paciente con el equipo ambulatorio, en un plazo de una o dos
semanas tras del alta. Así mismo, se considera importante facilitarle el informe de alta al paciente y al equipo
ambulatorio además de suministrar al paciente la suficiente medicación hasta la primera visita.
Desde los dispositivos ambulatorios, la disponibilidad de un horario telefónico para consultar y cubrir eventua-
les problemas en los primeros días tras el alta y el seguimiento telefónico del paciente si no acude a la primera
cita, también se consideran muy importantes para facilitar la continuación del tratamiento tras el alta hospitala-
ria. Otros aspectos importantes son todos aquellos que facilitan de alguna forma la comunicación con el enfermo
(dar al paciente la medicación suficiente hasta la primera cita ambulatoria, ofrecer un horario de disponibilidad
telefónica para cubrir posibles problemas hasta la primera cita ambulatoria, si el paciente no acude a la cita
telefonear...)

Tiempo máximo para la Servicios proporcionados por el Servicios proporcionados por el


primera cita ambulatoria, tras personal hospitalario antes del personal ambulatorio
ingreso hospitalario por alta
reagudización psicótica
Primera • 1 semana después del alta • Programar la primera visita • Si el paciente no acude a la
línea ambulatoria para el paciente primera vista, telefonear a la
familia/residencia y solicitar
• Dar el informe de alta al
su apoyo
paciente y enviar copia al
médico del ambulatorio • Ofrecer un horario de
disponibilidad telefónica para
• Dar al paciente la suficiente
cubrir posibles problemas hasta
medicación hasta la primera
la primera cita ambulatoria
cita ambulatoria
• Si el paciente no acude a la
• Ofrecer un horario de
primera cita, telefonear para
disponibilidad telefónica para
una segunda
cubrir posibles problemas hasta
la primera cita ambulatoria
• Facilitar la visita del paciente
al centro ambulatorio, antes
del alta
Segunda • 2 semanas después del alta • Si el paciente no se presenta a la
línea cita ambulatoria, visitarle en su
• De 2 a 4 días laborables
domicilio/residencia asistida
tras el alta
• Telefonear al paciente después
• 3 semanas después del alta
del alta, para recordar su primera
visita ambulatoria

• Visita al paciente en el
hospital antes del alta

En cursiva y negrita = tratamiento de elección

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Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

5. Tratamiento de mantenimiento
Preguntas: 19, 20, 21 Resumen: Uno de los aspectos primordiales en el éxito del tratamiento de la esquizofrenia es la adecuación y
mantenimiento del tratamiento a largo plazo, con el objetivo de prevenir o retrasar las recaídas. Los expertos consi-
deran que, en el primer episodio que ha evolucionado muy favorablemente al tratamiento farmacológico, este debe
mantenerse durante períodos prolongados (24 meses, 12 meses e incluso, durante períodos mayores de 3 a 5 años).
En el caso de pacientes con varios episodios de esquizofrenia y con buena respuesta terapéutica, los expertos
recomiendan períodos de mantenimiento todavía más amplios, de más de 5 años e, incluso, durante toda la vida.

Duración del tratamiento framacológico de Duración del tratamiento framacológico de


mantenimiento, en un paciente con un primer mantenimiento, en un paciente con varios
episodio psicótico con muy buena respuesta episodios de esquizofrenia con muy buena
terapéutica respuesta terapéutica
Primera • 24 meses • Más de 5 años
línea
• 12 meses • Toda la vida
Segunda • 3-5 años • Entre 2 y 5 años
línea

Recom endaciones complementarias:


1. No hubo consenso en la pauta de disminución de la dosis de antipsicótico de mantenimiento, en un paciente estable y con
efectos adversos (sedación excesiva y síntomas extrapiramidales)21. La pauta más aceptada por los expertos fue disminuir una
dosis equivalente a 10 mg/día de haloperidol, cada 2 semanas (tiempo total de 6 semanas), partiendo de una dosis de
mantenimiento equivalente a 40 mg/día de haloperidol y hasta alcanzar 10 mg/día.

6: Otros aspectos durante la fase de mantenimiento

6A: Frecuencia y tipo de asisten- Resumen: En función de la respuesta y cumplimiento de la medicación los
expertos recomiendan abordajes terapéuticos más intensos en los casos con
cia ambulatoria mal cumplimiento y más laxos en los pacientes con mejor respuesta y cumpli-
miento. En los casos resistentes a la medicación consideran de primera línea
Preguntas: 22, 23, 24 programas de hospital de día con control de la medicación.

Respondedor a la medicación y Respondedor a la medicación y Resistente a medicación


cumplidor no cumplidor

Primera • Visitas ambulatorias cada 4 sem • Programa de hospital de día • Programa de hospital de
línea con control de la medicación día con control de la
• Rehabilitación sociolaboral
medicación
con control de la medicación • Centro de actividades
psicosociales, con control
• Centro de actividades
de la medicación
psicosociales, con control
de la medicación
Segunda • Abordaje cognitivo-conductual • Visitas cada dos semanas • Visitas clínicas semanales
línea
• Rehabilitación sociolaboral • Visitas clínicas cada 2 semanas
con control de la medicación
• Centro de actividades
• Visitas clínicas semanales psicosociales, con control
de la medicación

En cursiva y negrita = tratamiento de elección

18
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

6B: Intervenciones programadas Resumen: Los expertos recomiendan intervenciones psicosociales centradas
en el consumo de sustancias, rehabilitación ocupacional y laboral. De elección
Preguntas: 25, 26, 27 programas de psicoeducación a la familia sobre aspectos claves de la enferme-
dad.

Mejora del funcionamiento Conflicto familiar Consumo de sustancias


ocupacional

Primera • Programa laboral de transición • Ofrecer a la familia • Tratamiento para el consumo


línea o de apoyo, especial para psicoeducación centrada de sustancias integrado en el
pacientes con enfermedad en el cumplimiento de la programa estándar de
mental grave medicación, la evitación de tratamiento de la esquizofrenia
estrés, y la identificación
• Centro Especial de Trabajo • Tratamiento para la
de signos de recaída
(CET) con entidad propia y esquizofrenia integrado en el
que permita una contratación • Enseñar a la familia programa estándar para el
equiparable a una empresa habilidades de afrontamiento consumo de sustancias
con una tutela adecuada para reducir la carga que
supone cuidar de una persona
• Programa de hospital de día
con enfermedad mental
con enfoque ocupacional
• Tratar de reducir los niveles
de "expresividad emocional"
en la familia centrándose en
los comentarios críticos y en
la sobreimplicación
Segunda • Acordar grupos • Tratamiento ambulatorio
línea multifamiliares para estándar para la esquizofrenia,
disminuir el aislamiento además de un programa
entre las familias y aumentar separado que ofrezca un
el apoyo mutuo tratamiento estructurado
estándar para el consumo de
• Identificar e interpretar la
sustancias
dinámica familiar
problemática que está
contribuyendo a la
psicopatología del paciente

En cursiva y negrita = tratamiento de elección

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Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

7. Apoyo a la adherencia del tratamiento


Preguntas: 28, 29, 30 Resumen: Las recomendaciones para facilitar el cumplimiento del tratamiento se dirigen a minimizar efectos
secundarios con antipsicóticos atípicos como risperidona y a garantizar la administración del antipsicótico con
fórmulas depot. De hecho cuando se plantea la indicación de la fórmula depot el incumplimiento del tratamiento
prescrito es la indicación de elección. Mientras que el rechazo a la medicación antipsicótica, falta de conciencia
de enfermedad y escaso soporte familiar son indicaciones de primera línea.

Recomendaciones para mejorar la adherencia al tratamiento

Efectos secundarios EPS Paciente no cumplidor Adecuación medicación depot

Primera • Cambiar a risperidona • Tratamiento antipsicótico • Incumplimiento del


línea depot tratamiento prescrito
• Cambiar a olanzapina
• Educación familiar y apoyo • Rechazo a la medicación
terapéutico antipsicótica

• Valoración cuidadosa de los • Falta de conciencia de


antipsicóticos convencionales enfermedad
para minimizar los efectos
• Escaso soporte socio-familiar
secundarios
Segunda • Cambiar a depot • Uso de risperidona • Síntomas positivos de
línea evolución crónica
• Uso de olanzapina

• Tratamiento intensivo de los


casos que necesiten vigilancia
directa para el cumplimiento
de las prescripciones médicas

• Dispensación vigilada de
medicación incluida en el
programa de tratamiento
ambulatorio

• Programas de tratamiento
comunitario intensivo con
observación de la ingesta
de la medicación

• Residencias asistidas u
otros programas
residenciales apropiados

En cursiva y negrita = tratamiento de elección

20
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

III. Aspectos generales del tratamiento


8. Evaluación médica y de situaciones especiales
8A: Evaluación médica Resumen: Los expertos recomiendan como esenciales la realización de un
análisis de detección de drogas, una analítica general y un hemograma com-
Preguntas: 31 pleto. Las otras pruebas de evaluación fueron consideradas como útiles. Los
expertos consideran que no pueden olvidarse las causas orgánicas de la enfer-
medad.

Pruebas o procedimientos diagnósticos de en pacientes con un primer episodio psicótico

Primera • Análisis de detección de drogas


línea
• Analítica general
• Hemograma completo
Segunda • Examen neuropsicológico
línea
• Técnicas de Neuroimagen
• Electrocardiograma (ECG)
• Exámenes psicológicos generales
• Test de embarazo
• Electroencefalograma (EEG)
• Análisis de orina
• Screening de neurosífilis

En cursiva y negrita = tratamiento de elección

21
Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

8B: Evaluación de situaciones especiales


Preguntas: 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38

Resumen: En los casos de agitación durante los primeros días de hospitalización los expertos recomiendan ante
la mínima sospecha de mala cumplimentación el cambio de vía de administración o forma galénica. También de
primera línea recomiendan añadir una benzodiazepina al antipsicótico convencional o un antipsicótico más
sedante.
En pacientes agresivos con la familia no aparecen recomendaciones terapéuticas de primera línea.
En pacientes con alto riesgo de suicidio recomiendan como tratamiento de primera línea añadir un antidepresivo
al antipsicótico así como el uso de terapia electroconvulsiva.
En embarazadas durante el primer trimestre que presentan una reagudización de la esquizofrenia la terapia
electroconvulsiva es recomendada como tratamiento de primera línea.
La megadosis de antipsicóticos no se recomienda como estrategia de primera línea en ninguna situación clínica.
En aquellos pacientes con ingesta compulsiva de agua recomiendan cambiar el antipsicótico convencional por
risperidona como único antipsicótico de primera línea.
Los pacientes en tratamiento con un antipsicótico depot que presentan exacerbaciones agudas y analíticas posi-
tivas para alcohol y/o cocaína se recomienda en primer lugar comenzar un programa psicosocial para consumo
de sustancias sin cambiar la pauta farmacológica.

Agitación primeros días de Agresividad en la familia Alto riesgo de suicidio


hospitalización

Primera • Cambiar la vía de administración • Añadir un antidepresivo


línea o la forma galénica ante
• Terapia electroconvulsiva
la mínima sospecha de
mala cumplimentación

• Añadir una benzodiazepina


al antipsicótico añadir un
antipsicótico más sedante
Segunda • Añadir un acufase • Añadir una benzodiazepina • Cambiar a risperidona
línea al antipsicótico convencional
• Aumentar la dosis del • Cambiar a olanzapina
agente antipsicótico • Comenzar un enfoque
psicoterapéutico
• Cambiar a un antipsicótico
• Cambiar a risperidona
más sedante
• Añadir carbamazepina al
antipsicótico convencional
• Cambiar antipsicótico conven-
cional más sedante (o añadir 1)
• Cambiar a olanzapina
• Cambiar a clozapina

En cursiva y negrita = tratamiento de elección

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Sociedad Española de Psiquiatría 2000

Reagudización en el primer Megadosis de antipsicótico Ingesta compulsiva de agua


trimestre de embarazo

Primera • Terapia electroconvulsiva • Cambiar a risperidona


línea

Segunda • Neurolépticos • Bajos niveles plasmáticos de • Cambiar a olanzapina


línea convencionales antipsicótico

• Antipsicóticos atípicos • Agresividad manifiesta en un


primer episodio psicótico agudo

• Esquizofrenia que no
responde a dosis habituales

• Riesgo de suicidio

Exacerbaciones agudas con depot y analíticas positivas para alcohol y/o cocaína

• No cambiar la farmacoterapia inicial y empezar un programa psicosocial para el consumo de sustancias

9. Selección del tratamiento coadyuvante


Preguntas: 39, 40, 41, Resumen: Los expertos recomiendan como tratamiento de elección en pacientes con depresión añadir un anti-
42, 43, 44, 45 depresivo al antipsicótico clásico y dentro de éstos consideran de elección los ISRS y de segunda línea venla-
faxina o antidepresivos tricíclicos. Cambiar el antipsicótico convencional por risperidona es considerado como
buena estrategia de segunda línea. Abordajes no farmacológicos (psicoterapia rehabilitadora, psicoeducación)
son opciones con escasa relevancia según los expertos.
Para la excitación persistente consideran de primera línea añadir una benzodiazepina al antipsicótico convencio-
nal, cambiar el antipsicótico a olanzapina o risperidona, sin ser ninguna de elección.
Cuando la situación clínica es ansiedad persistente consideran de elección añadir una benzodiazepina. El cam-
bio a olanzapina, risperidona o un antipsicótico más sedante (o añadir) son buenas opciones de primera línea y
por detrás el cambio a clozapina.
La terapia electroconvulsiva se recomienda como tratamiento de elección en pacientes con esquizofrenia catatónica
con importante sintomatología estuporosa y de primera línea en pacientes con riesgo elevado de suicidio o embara-
zadas en primer trimestre. En esquizofrenia resistente a antipsicóticos atípicos es una opción de segunda línea.
La adecuación del uso de dos antipsicóticos asociados (incisivo y sedante) solo la consideran de primera línea en
aquellos pacientes con insomnio pertinaz. En menor proporción y como segunda línea en aquellos pacientes
muy angustiados, sin que exista consenso en los casos con inquietud psicomotriz y en los que tienen anteceden-
tes de conducta agresiva.

Depresión Excitación Ansiedad persistente

Farmacoterapia Psicoterapia • Añadir una • Añadir una


benzodiazepina al benzodiazepina
Primera • Añadir un antidepresivo • Terapia antipsicótico convencional
línea y como tratamiento de rehabilitadora
elección un ISRS • Cambiar a olanzapina

• Cambiar a risperidona

Segunda • Cambiar a risperidona • Psicoeducación • Cambiar a clozapina • Cambiar a olanzapina


línea explicativa de la • Cambiar a risperidona
• Cambiar a olanzapina
enfermedad
• Cambiar a un antipsicótico
• Terapia interpersonal convencional más sedante
• Terapia cognitivo- (o añadir)
conductual • Cambiar a clozapina

En cursiva y negrita = tratamiento de elección

23
Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

Terapia electroconvulsiva Adecuación dos antipsicóticos (incisivo y sedante)


Primera • Esquizofrenia catatónica con importante • Paciente con insomnio pertinaz
línea sintomatología estuporosa

• Riesgo elevado de suicidio

• Paciente psicótica en el primer trimestre de


embarazo
Segunda • Esquizofrenia resistente a los antipsicóticos • Paciente muy angustiado
línea atípicos

• Cuadros esquizofrénicos con intensa agitación

10. Tratamiento de los efectos secundarios de los antipsicóticos

10A: Efectos secundarios Resumen: Ante la presencia de efectos secundarios extrapiramidales persis-
tentes en pacientes tratados con antipsicóticos convencionales, los fármacos
extrapiramidales persistentes de elección fueron risperidona y olanzapina en caso de presentar bradicinesia
con antipsicóticos y rigidez importante. Estos dos antipsicóticos fueron elegidos de primera línea
en caso de acatisia persistente y rigidez muscular persistente.
convencionales
Preguntas: 46, 47

Bradicinesia persistente y rigidez Acatisia persistente y rigidez muscular


resistente a anticolinérgico resistente a anticolinérgico
Primera • Cambiar a risperidona • Cambiar a risperidona
línea
• Cambiar a olanzapina • Cambiar a olanzapina
Segunda • Cambiar a clozapina • Añadir una benzodiacepina
línea
• Cambiar a clozapina

• Añadir propanolol

10B: Discinesia tardía y síndrome Resumen: En pacientes con discinesia tardía grave los antipsicóticos atípicos
son los recomendados de primera línea por los expertos, en el siguiente orden
neuroléptico maligno clozapina, olanzapina y risperidona. En los casos con síndrome neuroléptico
maligno se recomienda por este orden: risperidona, clozapina y olanzapina.
Preguntas: 48, 49

Dicinesia tardía Síndrome neuroléptico maligno

Primera • Cambiar a clozapina • Cambiar a risperidona


línea
• Cambiar a olanzapina • Cambiar a clozapina

• Cambiar a risperidona • Cambiar a olanzapina


Segunda
línea

En cursiva y negrita = tratamiento de elección

24
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

10C: Otros efectos secundarios Resumen: Risperidona es el antipsicótico recomendado de elección en pa-
cientes con importante sedación.
Preguntas: 50

Importante sedación
Primera • Cambiar a risperidona
línea

Segunda • Cambiar a olanzapina


línea
• Cambiar a otro antipsicótico convencional

10D: Efectos sobre la función Resumen: En mujeres con efectos secundarios sobre la función sexual se re-
comienda como tratamiento de primera línea olanzapina. Olanzapina y risperi-
sexual dona son buenos tratamientos de segunda línea en pacientes varones.

Preguntas: 51, 52

Hombres Mujeres
Primera • Cambiar a olanzapina
línea

Segunda • Cambiar a olanzapina • Cambiar a risperidona


línea
• Cambiar a risperidona • Disminuir la dosis del antipsicótico convencional

• Disminuir la dosis del antipsicótico convencional • Cambiar a clozapina

• Añadir sildenafilo

• Cambiar a clozapina

10E: Efectos secundarios de los Resumen: Cuando un paciente presenta efectos secundarios con antipsicóti-
cos atípicos los expertos recomiendan disminuir la dosis del fármaco, tratar
antipsicóticos atípicos específicamente los efectos secundarios y en último lugar cambiar el antipsi-
cótico por otro atípico, opción considerada de primera línea cuando los efectos
Preguntas: 53, 54, 55 secundarios son debidos a olanzapina.

Clozapina Risperidona Olanzapina

Primera • Bajar la dosis del antipsicótico • Bajar la dosis del antipsicótico • Bajar la dosis del
línea antipsicótico
• Tratar específicamente los • Tratar específicamente los
efectos secundarios efectos secundarios • Tratar específicamente los
efectos secundarios

• Cambiar a otro antipsicótico


atípico
Segunda • Cambiar a otro antipsicótico • Cambiar a otro antipsicótico
línea atípico atípico

En cursiva y negrita = tratamiento de elección

25
Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

Algoritmo para el tratamiento de la esquizofrenia

Episodio psicótico agudo

Agente elegido: risperidona. Respuesta adecuada,


Continuar durante al menos 2 semanas sin complicaciones

Efectos secundarios Bajar la dosis o tratar los


efectos secundarios

Inquietud o insomnio Añadir benzodiazepina

Respuesta parcial a las 3 semanas Continuar medicación al


de la psicofarmacología menos hasta 6 semanas

No respuesta a las 2-3 semanas


de la psicofarmacología

Respuesta inadecuada ó efectos Respuesta adecuada y


secundarios intolerables efectos secundarios tolerables

Añadir un antipsicótico convencional de


alta potencia
Cambiar a otro antipsicótico atípico

Respuesta adecuada y efectos Mantener la medicación


adversos tolerables antipsicótica

En cursiva y negrita = tratamiento de elección

26
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

Seguimiento y mantenimiento

Responde a la medicación y Visitas ambulatorias o rehabilitación sociolaboral o


cumplidor centros psicosociales con control de la medicación

Responde a la medicación y Control de la medicación en hospital de día,


no cumplidor centro de actividades psicosociales y visitas clínicas
Cumplimentación

Programa de hospital de día con manejo de medicación y


Resistente a la medicación ofrecer a la familia psicoeducación

Mal cumplidor con


antipsicóticos convencionales Cambiar a risperidona
por efectos extrapiramidales

No cumplimiento Formulación depot

Continuar con el mismo tratamiento farmacológico y


Consumo de sustancias empezar programa psicosocial para consumo de sustancias

Depresión Añadir un ISRS; considerar terapia rehabilitadora


Aspectos Clínicos

Ansiedad persistente Añadir una benzodiazepina

Añadir benzodiazepina o cambiar


Excitación persistente a olanzapina o risperidona

Sintomatología estuporosa Terapia electroconvulsiva

Efectos extrapiramidales Cambiar a risperidona u


persistentes con un antipsicótico olanzapina
convencional
Efectos Secundarios

Discinesia tardía ó SNM con


Cambiar a antipsicóticos atípicos
antipsicótico convencional

Importante sedación Cambiar a risperidona

Efectos secundarios con


Bajar la dosis o tratar específicamente los efectos secundarios
antipsicóticos atípicos

En cursiva y negrita = tratamiento de elección

27
Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

Situaciones especiales

Agitación primeros Asegurar correcta cumplimentación o añadir una


días de hospitalización benzodiazepina o un antipsicótico más sedante

Alto riesgo de suicidio Añadir un antidepresivo o terapia electroconvulsiva

Reagudización en el primer Terapia electroconvulsiva


trimestre de embarazo

Megadosis de antipsicótico No se justifica como tratamiento de elección ni de primera línea

Ingesta compulsiva de agua Cambiar a risperidona

Exacerbaciones agudas con


Empezar programa psicosocial para consumo de alcohol
depot y consumo de alcohol

En cursiva y negrita = tratamiento de elección

28
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

Resultados de las preguntas


I. Episodio psicótico agudo
1. Manejo psicofarmacológico en episodio psicótico agudo

1A. Selección del antipsicótico

1 Por favor, puntúe cada ítem como tratamiento farmaco-


lógico inicial para un paciente con un comienzo agudo de
un primer episodio de esquizofrenia con psicopatología pre-
Comentarios: Risperidona fue recomendado como tratamiento
farmacológico inicial de elección en el primer episodio psicóti-
co, de comienzo agudo y con predominio de psicopatología po-
dominantemente positiva. sitiva. Los antipsicóticos convencionales de alta potencia y la
olanzapina también son tratamientos de primera línea.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Risperidona 4,7 0,6 74% 96% 3% 2%


Antipsicóticos convencionales de alta potencia
3,9 0,9 27% 67% 27% 6%
(p. ej., haloperidol)
Olanzapina 3,8 1,0 27% 69% 19% 12%
Zuclopentixol acufase 3,3 1,1 12% 41% 36% 22%
Combinación de antipsicótico
3,2 1,2 15% 43% 32% 25%
convencional y anticolinérgico
Combinación de fenotiazina con butirofenona
2,7 1,1 7% 21% 35% 44%
(ejemplo: tioridazina + haloperidol)
Clozapina 2,3 1,1 4% 15% 29% 56%
Antipsicóticos convencionales de baja potencia
2,0 0,9 1% 4% 21% 75%
(p. ej., clorpromacina)
1 2 3 4 5 % % % %

2 Por favor, puntúe cada uno de los siguientes ítems como


tratamiento farmacológico inicial para un paciente con
un comienzo insidioso de un primer episodio de esquizofre-
Comentarios: Cuando el comienzo del primer episodio psicóti-
co es insidioso y con predominio de la psicopatología negativa,
el tratamiento farmacológico inicial de elección seleccionado por
nia con psicopatología predominantemente negativa. los expertos, fue risperidona.
Por otra parte, olanzapina se consideró como tratamiento de pri-
mera línea. Ninguna otra opción fue considerada válida.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Risperidona 4,7 0,6 81% 97% 2% 1%


Olanzapina 4,2 0,8 38% 83% 12% 5%
Clozapina 2,6 1,2 10% 24% 35% 41%
Antipsicótico convencional de
2,6 1,0 2% 15% 36% 50%
alta potencia (p. ej., haloperidol)
Antipsicótico convencional de
2,0 0,9 1% 6% 19% 76%
baja potencia (p. ej., clorpromacina)
Combinación de fenotiazina con butirofenona
2,0 0,8 0% 5% 22% 72%
(ejemplo: tioridazina + haloperidol)
Zuclopentixol acufase 1,8 0,9 0% 4% 21% 75%
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

29
Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

3 ¿Cuál sería su actitud terapéutica inicial ante un paciente


ingresado que padece una reagudización de su esquizo-
frenia tras varios meses de incumplimiento terapéutico? Por
Comentarios: En cuanto a la actitud inicial ante una reagudiza-
ción debido a incumplimiento terapéutico, el tratamiento de elec-
ción fue volver a instaurar el tratamiento anteriormente estableci-
favor, puntúe cada una de las siguientes estrategias terapéu- do que fue eficaz. También risperidona se consideró tratamiento
ticas. de primera línea.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Volver a instaurar el tratamiento anteriormente


4,4 1,0 61% 83% 10% 7%
establecido, que fue eficaz
Risperidona 4,0 0,9 28% 78% 16% 6%
Olanzapina 3,5 0,9 11% 55% 32% 13%
Depot 3,5 1,4 31% 57% 19% 24%
Antipsicótico convencional de
3,1 0,9 4% 32% 40% 28%
alta potencia (p. ej., haloperidol)
Zuclopentixol acufase 2,8 1,1 8% 29% 31% 40%
Clozapina 2,4 1,0 3% 11% 33% 57%
Antipsicótico convencional de
1,9 0,8 1% 2% 20% 79%
baja potencia (p. ej., clorpromacina)
1 2 3 4 5 % % % %

1B. Selección de un tratamiento coadyuvante para tratar el insomnio inicial y la inquietud


durante un episodio agudo

4 Por favor, puntúe cada una de las estrategias terapéuticas


siguientes para controlar la inquietud y el insomnio, du-
rante los 2-3 primeros días de hospitalización en un paciente
Comentarios: Para controlar la inquietud y el insomnio en los
primeros días de hospitalización, de un paciente en tratamiento
antipsicótico, la estrategia de elección de los consultados resultó
que ya está recibiendo dosis terapéuticas de un antipsicótico. ser la de añadir una benzodiacepina. La adicción de un antipsi-
cótico más sedante fue considerada también de primera línea.
95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª
Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Añadir una benzodiazepina al


4,8 0,5 80% 97% 2% 1%
antipsicótico (p. ej., loracepam)
Añadir un antipsicótico más sedante 3,9 1,1 34% 74% 14% 12%
Cambiar a un antipsicótico más sedante 2,7 1,0 6% 22% 36% 42%
Aumentar la dosis del agente antipsicótico 2,6 1,1 5% 21% 33% 45%
Añadir carbamazepina al antipsicótico 1,9 0,9 1% 3% 24% 73%
Añadir litio al antipsicótico 1,6 0,7 1% 1% 11% 88%
1 2 3 4 5 % % % %

5 Por favor, puntúe la adecuación del tratamiento antipar-


kinsoniano anticolinérgico profiláctico (por ejemplo, en-
tre 2-4 mg/día de biperideno) cuando se está utilizando uno
Comentarios: Los expertos consideran que el uso de antipsicó-
ticos convencionales de alta potencia conlleva la indicación de
fármacos antiparkinsonianos como profiláctico. Por el contrario,
de los siguientes antipsicóticos como tratamiento de la exa- no se aconseja su uso profiláctico cuando se indiquen antipsicó-
cerbación aguda de la esquizofrenia. ticos convencionales de baja potencia o antipsicóticos atípicos.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Antipsicótico convencional de
4,3 0,9 54% 86% 11% 4%
alta potencia (p. ej., haloperidol)
Antipsicótico convencional de
2,6 1,1 3% 20% 33% 47%
baja potencia (p. ej., clorpromacina)
Risperidona 2,4 1,0 3% 14% 33% 53%
Olanzapina 1,7 0,8 1% 3% 14% 84%
Clozapina 1,4 0,7 1% 2% 8% 91%
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

30
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

2. Respuesta inadecuada al tratamiento antipsicótico

2A. Respuesta insuficiente al tratamiento antipsicótico convencional

6 En un paciente con un episodio agudo de esquizofrenia,


que presenta muy poca o ninguna respuesta terapéutica
al fármaco antipsicótico de elección, ¿cuántas semanas espe-
Comentarios: En los casos de no respuesta a un tratamiento los
expertos consideran que es necesario mantenerlo durante al me-
nos 2 semanas y, como máximo 3 semanas, antes de cambiar de
raría, desde el momento en que empezó el tratamiento, hasta tratamiento antipsicótico, aunque la respuesta inicial obtenida
que apareciera una respuesta adecuada antes de decidirse a sea muy poca o ninguna.
cambiar de estrategia farmacológica?. (Indique con una cruz
el número de semanas)

95% INTERVALOS DE CONFIANZA X DE

Como máximo 3,5 1,7

Como mínimo 2,0 1,0

1 3 5 7 9 11 13 15

7 En un paciente con un episodio agudo de esquizofrenia


que presenta una respuesta parcial después de una sema-
na en tratamiento con el antipsicótico de elección, ¿cuántas
Comentarios: Ante una repuesta parcial, la recomendación de
los expertos fue esperar como mínimo 3 semanas y como máxi-
mo 6 semanas antes de cambiar de estrategia farmacológica.
semanas esperaría, desde el momento en que empezó el tra-
tamiento, a que apareciera una respuesta adecuada antes de
decidirse a cambiar de estrategia farmacológica? (Indique
con una cruz el número de semanas)

95% INTERVALOS DE CONFIANZA X DE

Como máximo 6,1 2,7

Como mínimo 3,2 1,5

1 3 5 7 9 11 13 15

8 Tras la administración de un antipsicótico convencional


como tratamiento de la exacerbación aguda de la esquizo-
frenia, el paciente continúa mostrando psicopatología predo-
Comentarios: Los expertos recomendaron la risperidona como
estrategia de elección ante pacientes que no responden adecua-
damente a antipsicóticos convencionales y padecen exacerbación
minantemente positiva. (Asuma que ha seleccionado la dosis aguda con predominio de síntomas positivos. Por otra parte, olan-
terapéutica máxima). Por favor, puntúe cada uno de los si- zapina se consideró un tratamiento de primera línea. El cambio a
guientes ítems como su siguiente estrategia de tratamiento. otro antipsicótico convencional produjo una dispersión en las
respuestas.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Cambiar a risperidona 4,5 0,7 59% 88% 10% 2%


Cambiar a olanzapina 3,8 0,9 22% 70% 22% 8%
Cambiar a clozapina 3,6 0,9 16% 59% 32% 10%
Cambiar a otro antipsicótico convencional 3,0 1,2 12% 32% 36% 31%
Terapia electroconvulsiva 2,6 1,2 7% 25% 31% 45%
Añadir valproato al antipsicótico seleccionado 1,8 0,8 0% 4% 11% 85%
Añadir litio al antipsicótico seleccionado 1,8 0,8 1% 4% 13% 83%
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

31
Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

9 Tras el tratamiento antipsicótico y antiparkinsoniano en


la exacerbación aguda de la esquizofrenia, el paciente
muestra una psicopatología predominantemente negativa. No
Comentarios: Cuando predominan los síntomas negativos tras
el control de la reagudización aguda el cambio a risperidona es la
estrategia de elección. El cambio a olanzapina fue también una
hay signos predominantes de psicopatología positiva, depre- opción de primera línea.
sión ni acinesia. Por favor, puntúe cada uno de los siguientes
ítems como su siguiente estrategia de tratamiento.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Cambiar a risperidona 4,5 0,7 62% 92% 8% 1%


Cambiar a olanzapina 4,1 0,9 36% 82% 13% 5%
Cambiar a clozapina 3,4 1,0 14% 47% 38% 15%
Espera controlada 2,7 1,3 9% 25% 28% 47%
Añadir un antidepresivo del tipo
2,5 1,0 1% 15% 37% 48%
ISRS al antipsicótico incial
Cambiar a otro antipsicótico convencional 2,1 0,9 1% 7% 23% 70%
Añadir otro tipo de antidepresivo al
2,1 0,9 1% 3% 29% 68%
antipsicótico inicial
Añadir litio 1,7 0,7 0% 1% 11% 88%
Añadir un fármaco dopaminérgico
1,5 0,7 0% 0% 9% 91%
(p. ej.,bromocriptina, amantadina, L-DOPA)
Añadir un estimulante (p. ej., dextroanfetamina) 1,3 0,6 0% 0% 7% 93%
1 2 3 4 5 % % % %

2B. Respuesta insuficiente al tratamiento antipsicótico atípico

10 Tras la administración de un antipsicótico atípico (clo-


zapina, risperidona, olanzapina) como tratamiento de
la exacerbación aguda de la esquizofrenia, el paciente conti-
Comentarios: Ante una respuesta insuficiente en sintomatolo-
gía positiva a un antipsicótico atípico la estrategia de elección es
añadir un neuroléptico convencional de alta potencia. El cam-
núa mostrando psicopatología predominantemente positiva. biar de antipsicótico atípico también es una alternativa de prime-
(Asuma que ha seleccionado la dosis terapéutica máxima). ra línea.
Por favor, puntúe cada uno de los siguientes ítems como su
siguiente estrategia de tratamiento.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Añadir un neuroléptico convencional de alta potencia


4,4 0,9 54% 88% 7% 5%
(p. ej., haloperidol o zuclopentixol)
Cambiar a otro antipsicótico atípico 4,0 1,0 32% 72% 20% 8%
Terapia electroconvulsiva 2,7 1,2 7% 25% 35% 41%
Añadir valproato al antipsicótico seleccionado 2,1 0,9 1% 7% 23% 70%
Añadir litio al antipsicótico seleccionado 2,0 0,9 1% 8% 17% 75%
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

32
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

11 Tras el tratamiento con un antipsicótico atípico (cloza-


pina, risperidona, olanzapina) en la exacerbación agu-
da de la esquizofrenia, el paciente muestra una psicopatolo-
Comentarios: Cuando la sintomatología negativa no responde
al uso de un antipsicótico atípico, los expertos consideran como
única opción plausible el cambio de antipsicótico atípico.
gía predominantemente negativa. No hay signos predominan-
tes de psicopatología positiva, depresión ni acinesia. Por fa-
vor, puntúe cada uno de los siguientes ítems como estrategia
de tratamiento siguiente.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Cambiar a otro antipsicótico atípico


4,4 0,8 55% 88% 10% 3%
(clozapina, risperidona, olanzapina)
Añadir un antidepresivo al antipsicótico inicial 3,4 1,2 13% 50% 27% 23%
Añadir litio 2,2 0,9 1% 7% 27% 66%
Añadir un fámaco dopaminérgico (p. ej.,
1,8 0,8 1% 4% 13% 83%
bromocriptina, amantadina, L-DOPA)
Añadir un estimulante (p. ej., dextroanfetamina) 1,6 0,8 0% 2% 14% 84%
1 2 3 4 5 % % % %

3. Hospitalización de un episodio psicótico agudo

12 Por favor, puntúe cada uno de los siguientes planes de


actuación terapéutica para un paciente esquizofrénico
crónico con exacerbación psicótica aguda, que recientemen-
Comentarios: Los expertos consideran lo más adecuado una hos-
pitalización breve, entre una y dos semanas, siempre y cuando se
consiga una cierta remisión de los síntomas y un cierto cambio
te ha padecido factores estresantes de tipo psicosocial y no ha de los factores situacionales. Por ello, también se considera ade-
cumplido con el tratamiento prescrito. cuado que el tratamiento se prolongue durante tres o cuatro se-
manas con tal de que se consiga el mismo objetivo. Obviar el
control de los factores estresantes es considerado como una se-
gunda opción aunque acorte el periodo de hospitalización.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Hospitalización durante 1-2 semanas, centrándose


en la remisión de los síntomas y la identificación
de factores estresantes situacionales y factores de
cumplimiento. Trabajar con el equipo del 4,5 0,7 60% 90% 9% 2%
ambulatorio para conseguir modificar los
cambios de los estresores situacionales y
los factores de cumplimiento
Hospitalización durante 3-4 semanas que permita
una remisión sustancial de los síntomas. Identificar y
3,9 0,9 27% 68% 26% 7%
comenzar el tratamiento de los factores estresantes
situacionales y de los factores de cumplimiento
Hospitalización durante menos de una semana,
centrándose únicamente en la remisión de los
síntomas. Derivar al equipo de consultas para la 2,9 1,0 5% 24% 42% 34%
evaluación y tratamiento de los factores estresantes
de tipo psicosocial y los factores de cumplimiento.

1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

33
Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

13 Por favor, puntúe cada uno de los siguientes enfoques


terapéuticos dirigidos a las sesiones de psicoterapia in-
dividual, en el caso de un paciente esquizofrénico que se en-
Comentarios: Los expertos consideran la estrategia psicoedu-
cativa como la técnica psicoterapéutica más adecuada durante el
ingreso de un enfermo psicótico. El abordaje cognitivo-conduc-
cuentra hospitalizado durante unos días por un episodio psi- tual también es una opción a tener en cuenta. Es de señalar el
cótico agudo. La psicoterapia individual se define como una poco acuerdo que suscitan el uso de otras estrategias psicotera-
sesión programada, tú a tú, entre el paciente y un profesional péuticas como el abordaje interpersonal y el entrenamiento en
que utiliza una o más técnicas específicas. Es una actividad habilidades sociales.
independiente de los grupos diarios o de otras actividades de
“millieu”. Por favor, puntúe de 1 a 5 la(s) estrategia(s) más
adecuada(s), dando valores más bajos a las otras estrategias,
según su criterio.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Psicoeducación que ofrezca información sobre la


4,0 1,0 31% 68% 21% 11%
naturaleza de la esquizofrenia y su tratamiento
Abordaje cognitivo-conductual centrado en
estrategias orientadas a la realidad, 3,6 1,1 17% 52% 30% 18%
para mejorar la esquizofrenia
Abordaje interpersonal para entender los problemas
3,0 1,2 14% 34% 33% 33%
en las relaciones importantes
Entrenamiento en habilidades sociales utilizando
estrategias conductuales para mejorar la conducta 3,0 1,1 10% 33% 35% 33%
interpersonal y otras habilidades
Ninguna; utilizar únicamente la terapia de “millieu” 2,2 1,3 8% 22% 15% 63%
Abordaje psicodinámico de apoyo, para clarificar
2,1 1,2 5% 16% 10% 74%
las emociones y los conflictos
1 2 3 4 5 % % % %

14 Por favor, puntúe la adecuación de cada uno de los si-


guientes programas de visita de los familiares en el caso
de un paciente ingresado hace pocos días debido a exacerba-
Comentarios: Los expertos consideraron muy importante el con-
tacto temprano con la familia durante la hospitalización, tenien-
do en cuenta la situación ideal de una familia disponible y res-
ción aguda de la esquizofrenia. Considérese que la familia ponsable. La recomendación de elección fue establecer un con-
está disponible y se responsabiliza. Considerar en las pun- tacto en los tres primeros días hábiles o al menos en la primera
tuaciones el “realismo” de dicho programa, tanto con respec- semana del ingreso. La opción del contacto telefónico se consi-
to a la disponibilidad del equipo asistencial como de las fami- dera aceptable pero no suficiente.
lias.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Visita en los tres primeros días


4,2 1,0 54% 76% 15% 9%
hábiles después del ingreso
Visita durante la primera
3,8 1,1 24% 70% 18% 12%
semana tras el ingreso
Contacto telefónico en los tres
3,5 1,2 19% 58% 18% 24%
primeros días tras el ingreso
Contacto telefónico el primer día
3,5 1,5 34% 55% 17% 28%
hábil tras el ingreso
Contacto telefónico durante la
2,8 1,3 13% 27% 36% 37%
primera semana tras el ingreso
Visita en las dos semanas tras el ingreso 2,4 1,2 7% 15% 30% 55%
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

34
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

15 Por favor, evalúe la adecuación de los siguientes obje-


tivos para un contacto familiar, en el caso de un pa-
ciente que lleva ingresado poco tiempo debido a una exacer-
Comentarios: El objetivo prioritario del contacto temprano con
la familia fue obtener una historia del tratamiento previo y de la
respuesta del paciente a dicho tratamiento. Obtener una evalua-
bación aguda de su esquizofrenia. ción de las interacciones familiares también fue considerado un
objetivo de primera línea. Destaca la falta de acuerdo sobre si
éste es el momento oportuno para iniciar un programa psicoedu-
cativo.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Obtener una historia del tratamiento previo del


4,8 0,5 84% 98% 1% 1%
paciente y la respuesta a dicho tratamiento
Obtener una evaluación de las 3,9 0,8 24% 72% 21% 7%
interacciones familiares
Coordinar recursos asistenciales 3,2 1,1 12% 46% 31% 23%
Iniciar un programa psicoeducacional 3,1 1,1 10% 35% 35% 30%
Comenzar una terapia familiar centrada en
2,3 1,0 2% 9% 28% 62%
temas conflictivos y de comunicación
1 2 3 4 5 % % % %

II. Tratamiento de seguimiento y mantenimiento


4. Facilitando el alta hospitalaria

16 Se da de alta a un paciente estabilizado después de ser


tratado por exacerbación aguda de su esquizofrenia.
El paciente ha mostrado una buena recuperación y vivirá con
Comentarios: En opinión de los expertos, la primera cita ambu-
latoria tras un ingreso hospitalario, debe establecerse pronto, con-
siderándose una semana lo más adecuado. Parece poco recomen-
sus padres o en una residencia asistida. Por favor, puntúe la dable al día siguiente del alta o después de cuatro semanas.
adecuación de los siguientes tiempos máximos para la prime-
ra cita ambulatoria de este paciente.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

1 semana después del alta 4,1 1,0 42% 72% 18% 10%
2 semanas después del alta 3,6 1,1 28% 60% 25% 15%
De 2 a 4 días laborables después del alta 3,1 1,4 21% 39% 20% 41%
3 semanas después del alta 2,8 1,2 10% 33% 28% 40%
Primer día laborable después del alta 2,3 1,3 8% 18% 16% 66%
4 semanas después del alta 2,2 1,1 4% 16% 20% 65%
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

35
Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

17 Se va a dar de alta a un paciente esquizofrénico para


derivarlo a asistencia ambulatoria. Por favor, puntúe
cada uno de los siguientes servicios a dar por el personal hos-
Comentarios: Los expertos consideran que el personal hospita-
lario debe facilitar al máximo la asistencia del paciente a la pri-
mera cita ambulatoria tras el alta. Para ello, programar la prime-
pitalario antes del alta. Puntúe los servicios que cree que son ra cita con el equipo ambulatorio desde el hospital, fue conside-
más esenciales para asegurar la continuidad en la asistencia, rado muy importante. Dar el informe de alta al paciente y enviar
dando puntuaciones inferiores a otros servicios que crea me- copia al médico del centro ambulatorio, también resultó una es-
nos esenciales. trategia de elección.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Programar la primera visita


4,9 0,4 86% 98% 1% 1%
ambulatoria para el paciente
Dar el informe de alta al paciente y enviar
4,7 0,6 71% 94% 4% 2%
copia al médico de ambulatorio que le corresponda
Suministrar al paciente la suficiente medicación
4,2 1,1 51% 78% 12% 10%
hasta la primera visita ambulatoria
Ofrecer un horario de disponibilidad telefónica para
cubrir posibles problemas que le surjan al paciente 4,1 1,0 45% 78% 15% 7%
entre el alta y la primer visita ambulatoria
Facilitar la visita del paciente al
3,8 1,2 42% 62% 23% 15%
centro ambulatorio, antes del alta
Telefonear al psiquiatra del centro ambulatorio para
2,8 1,2 7% 24% 33% 42%
comprobar si el paciente acudió a la primera visita
Telefonear al paciente después del alta, para
2,6 1,1 5% 19% 30% 51%
recordarle su primera visita ambulatoria
Telefonear al paciente para comprobar
2,4 1,0 3% 9% 34% 57%
si acudió a la primera visita
1 2 3 4 5 % % % %

18 A un paciente esquizofrénico se le ha dado de alta hos-


pitalaria para hacer seguimiento ambulatorio. Por fa-
vor, puntúe cada uno de los siguientes servicios que deberían
Comentarios: La continuidad terapéutica es para los expertos
tan importante que cualquier estrategia que ayude a ella está bien
considerada. Se considera muy importante el papel del personal
ser ofrecidos por el personal ambulatorio, siempre que este ambulatorio para facilitar el seguimiento tras un ingreso. En este
servicio asegure la continuidad de la asistencia. sentido, los expertos consideran que el equipo ambulatorio debe,
al menos, contactar telefónicamente con la familia o la residen-
cia del paciente si éste no ha acudido y programar otra cita, e
incluso ofrecer un horario telefónico para cubrir posibles proble-
mas entre el alta y la primera cita ambulatoria.
Para conseguir la continuidad terapéutica se recomienda como
segunda opción la visita domiciliaria e incluso la visita en el hos-
pital antes del alta o el recordatorio telefónico para que acuda a
la visita.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Si el paciente no acude a la primera visita,


telefonear a la familia o a la residencia del 4,3 0,8 43% 87% 10% 3%
paciente para solicitar su apoyo
Ofrecer un horario de disponibilidad telefónica para
cubrir posibles problemas que le surjan al paciente 4,3 0,9 47% 82% 12% 6%
entre el alta y la primera visita ambulatoria
Si el paciente no acude a la primera cita,
4,0 0,9 32% 73% 20% 7%
telefonear para una segunda
Si el paciente no se presenta a la cita ambulatoria, 3,6 1,1 25% 53% 30% 17%
visitarle en su domicilio o en la residencia asistida
Telefonear al paciente después del alta, para
3,2 1,1 15% 39% 35% 26%
recordarle su primera visita ambulatoria
Visita al paciente en el hospital antes del alta 3,2 1,3 19% 45% 23% 32%
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

36
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

5. Tratamiento de mantenimiento

19 Un paciente con un primer episodio de esquizofrenia


ha tenido una respuesta terapéutica muy favorable al
tratamiento farmacológico y ha podido volver a trabajar a
Comentarios: Ante una respuesta muy favorable hasta el punto
de la recuperación laboral ad integrum, los expertos consideran
que el tratamiento debe prolongarse como mínimo entre 12 y 24
tiempo completo. Por favor, puntúe la adecuación de los si- meses. Una segunda opción a tener en cuenta es el mantenimien-
guientes periodos de tiempo para un tratamiento farmacoló- to entre 3 y 5 años.
gico de mantenimiento, después del alta hospitalaria, antes
de disminuir, hasta suprimir, la medicación antipsicótica del
paciente.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

24 meses 3,8 1,0 31% 64% 23% 13%


12 meses 3,7 1,4 35% 58% 16% 26%
3-5 años 2,9 1,4 21% 39% 24% 37%
6 meses 2,2 1,3 8% 18% 12% 70%
Tratamiento farmacológico de por vida 1,8 1,0 3% 12% 16% 71%
3 meses 1,4 0,8 1% 5% 8% 88%
1 2 3 4 5 % % % %

20 Un paciente con varios episodios de esquizofrenia ha


tenido una respuesta terapéutica muy favorable al tra-
tamiento farmacológico. Por favor, puntúe la adecuación de
Comentarios: Los expertos consideran que en el caso de un en-
fermo con varios episodios, aunque tenga buena respuesta, hay
que mantener la medicación más de 5 años, incluso de por vida.
los siguientes periodos de tiempo para un tratamiento far- No se acepta realizar menos de 2 años de tratamiento de mante-
macológico de mantenimiento, hasta suprimir, la medicación nimiento.
antipsicótica del paciente.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Más de 5 años 4,1 0,9 37% 81% 11% 8%


Toda la vida 3,7 1,3 39% 69% 15% 17%
Entre 2 y 5 años 3,3 1,2 18% 38% 42% 20%
Entre 1 y 2 años 2,1 1,1 5% 12% 9% 79%
Menos de un año 1,1 0,5 1% 2% 1% 97%
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

37
Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

21 Suponga que el paciente está recibiendo una dosis equi-


valente a 40 mg/día de haloperidol y acude a su consul-
ta, por primera vez, para tratamiento de mantenimiento. El
Comentarios: Probablemente ante el amplio abanico de posibi-
lidades de elección no se facilitó el acuerdo, de todas formas
queda claro que los expertos recomiendan la disminución de la
paciente presenta una psicopatología mínima y estable. Debi- dosis en un tiempo que oscila entre 3 semanas y 3 meses.
do a que el paciente está excesivamente sedado y presenta sín-
tomas de bradicinesia-rigidez, usted decide disminuir progre-
sivamente la dosis (hasta un equivalente de 10 mg diarios de
haloperidol), realizando tres disminuciones de dosis, cada una
equivalente a 10 mg diarios. Por favor, puntúe cada una de los
siguientes períodos de tiempo para disminuir la dosis.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Una disminución de dosis cada dos semanas


3,6 1,2 24% 56% 22% 23%
(tiempo total, 6 semanas)
Una disminución de dosis a la semana
3,5 1,3 29% 54% 18% 29%
(tiempo total, 3 semanas)
Una disminución de dosis al mes
3,0 1,4 17% 41% 20% 40%
(tiempo total de 3 meses)
Una disminución de dosis cada dos meses
2,3 1,2 5% 21% 19% 60%
(tiempo total, 6 meses)
Una disminución de dosis cada dos días
2,2 1,3 10% 17% 19% 64%
(tiempo total, 6 días)
Una disminución de dosis cada tres meses
1,9 1,0 3% 7% 15% 78%
(tiempo total, 9 meses)
Disminuir bruscamente la dosis a 10 mg/día 1,5 1,0 4% 8% 6% 86%
de una sola vez

1 2 3 4 5 % % % %

6. Otros aspectos durante la fase de mantenimiento

6A: Frecuencia y tipo de asistencia ambulatoria

22 Por favor, puntúe las siguientes opciones terapéuticas


de mantenimiento para un paciente con esquizofrenia,
que responde a la medicación y que habitualmente la toma.
Comentarios: En aquellos pacientes con buena respuesta y buen
cumplimiento, los expertos consideran conveniente el seguimiento
ambulatorio con una frecuencia de visitas mensual, participar en
Al puntuar, considere la correcta utilización de los recursos programas de rehabilitación sociolaboral y la asistencia a un centro
específicos así como las necesidades del paciente. de actividades psicosociales, todo ello para favorecer el control
de la medicación y la ayuda psicoterapéutica.
Visitas clínicas más frecuentes o programas más intensivos pro-
dujeron una dispersión de opiniones o incluso un rechazo.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Visitas clínicas cada 4 semanas (control de la


medicación y terapia individual o de grupo) 4,3 0,8 49% 87% 9% 3%
Rehabilitación sociolaboral con 3,8 1,0 26% 68% 20% 13%
control de la medicación
Centro de actividades psicosociales 3,8 1,0 31% 69% 20% 11%
con control de la medicación
Visitas clínicas cada dos semanas (control de la
3,1 1,1 9% 36% 35% 29%
medicación y terapia individual o de grupo)
Programa de hospital de día con 2,9 1,1 9% 28% 31% 40%
control de la medicación
Programa de tratamiento intensivo comunitario 2,5 1,0 4% 14% 41% 45%
Visitas clínicas semanales (control de la
2,4 1,0 4% 11% 32% 57%
medicación y terapia individual o de grupo)
Derivar a un dispositivo residencial terapéutico 1,7 0,9 1% 6% 15% 79%

1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

38
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

23 Por favor, puntúe las siguientes opciones de tratamiento


de mantenimiento para un paciente esquizofrénico que
responde a la medicación pero que no cumple siempre con
Comentarios: Ante un enfermo que responde bien a la medica-
ción pero es poco cumplidor los expertos recomiendan progra-
mas más intensivos, como son programas en hospital de día y
las visitas programadas y con las pautas de la medicación. A centro de actividades psicosociales con control de la medicación.
la hora de puntuar, considere la correcta utilización de re-
cursos.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Programa de hospital de día con 4,1 1,0 44% 77% 14% 9%


control de la medicación
Centro de actividades psicosociales con 3,8 1,0 26% 69% 22% 9%
control de la medicación
Visitas clínicas cada 2 semanas (control de la
3,7 1,0 20% 62% 21% 17%
medicación y terapia individual o de grupo)
Rehabilitación sociolaboral con 3,6 1,0 20% 53% 32% 15%
control de la medicación
Visitas clínicas semanales (control de la
3,3 1,2 20% 42% 31% 27%
medicación y terapia individual o de grupo)
Visitas clínicas cada 4 semanas (manejo de la
3,0 1,1 8% 34% 34% 32%
medicación y terapia individual o de grupo)
Programa de tratamiento intensivo comunitario 2,9 1,1 9% 31% 34% 35%
Derivar a un dispositivo residencial asistido 2,2 1,0 2% 10% 26% 63%
1 2 3 4 5 % % % %

24 Por favor, puntúe las siguientes opciones de tratamiento


de mantenimiento para un paciente resistente a la me-
dicación que presenta psicopatología importante, incluso
Comentarios: En caso de un enfermo resistente los expertos
valoran como primera elección la atención del enfermo en hospi-
tales de día con manejo de la medicación. Otras opciones como
cuando cumple con las prescripciones médicas. A la hora de las visitas ambulatorias frecuentes o las actividades psicosocia-
puntuar considere la correcta utilización de los recursos li- les han de ser tenidas en cuenta.
mitados así como las necesidades del paciente.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Programa de hospital de día con


4,4 1,0 57% 86% 6% 8%
manejo de la medicación
Visitas clínicas semanales (control de la medicación
3,5 1,2 21% 55% 22% 22%
y terapia individual o de grupo)
Visitas clínicas cada 2 semanas (control de la
3,4 1,1 13% 53% 25% 21%
medicación y terapia individual o de grupo)
Centro de actividades psicosociales con 3,2 1,1 10% 44% 31% 25%
control de la medicación
Programa de tratamiento intensivo comunitario 3,2 1,1 10% 39% 31% 30%
Derivar a un dispositivo residencial asistido 3,0 1,1 10% 36% 29% 35%
Visitas clínicas cada 4 semanas (control de la
2,6 1,1 7% 17% 41% 43%
medicación y terapia individual o de grupo)
Rehabilitación vocacional con 2,4 0,9 1% 9% 35% 56%
control de la medicación
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

39
Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

6B: Intervenciones psicosociales programadas

25 Por favor, puntúe los enfoques siguientes para mejo-


rar el funcionamiento ocupacional de un paciente es-
quizofrénico que está estable y sigue tratamiento ambulato-
Comentarios: Ante una cuestión fundamental, como la rehabili-
tación ocupacional del paciente, las respuestas reflejan que cual-
quier opción es buena, para proporcionar ocupación al paciente.
rio. Destacan como primeras opciones programas laborales de tran-
sición, centros especiales de trabajo con contratación equipara-
ble a empresas con tutela y programas de hospital de día con
enfoque ocupacional.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Programa laboral de transición o de apoyo, especial


4,3 0,8 43% 84% 10% 7%
para pacientes con enfermedad mental grave
Centro Especial de Trabajo (CET) con entidad propia
y que permita una contratación equiparable a una 4,1 1,0 42% 71% 21% 8%
empresa con una tutela adecuada
Programa de hospital de día con enfoque ocupacional 3,8 0,9 27% 58% 34% 9%
Programa de rehabilitación vocacional tradicional 3,1 1,0 7% 30% 41% 29%
Psicoterapia de apoyo en grupo 3,0 1,1 7% 31% 37% 32%
Agencia de colocación para prestar 2,9 1,0 4% 26% 39% 35%
servicios voluntarios no remunerados
Programa de tratamiento intensivo comunitario 2,8 1,0 6% 27% 36% 38%
Programa de apoyo individual 2,7 1,1 7% 22% 31% 47%
1 2 3 4 5 % % % %

26 Por favor, puntúe los siguientes enfoques para trata-


miento familiar durante el tratamiento de manteni-
miento de un paciente con esquizofrenia crónica, que conti-
Comentarios: La psicoeducación de la familia, centrada en los
factores de cumplimiento farmacológico, evitación del estrés e
identificación de signos de recaída fue la estrategia de elección
nua con psicopatología episódica que conduce a conflictos indicada por los expertos consultados. Otras, como enseñar a la
familiares. Asuma que no todos los enfoques pueden llevarse familia a reducir la carga como cuidadores de un enfermo mental
a cabo, debido a las limitaciones reales de tiempo que sufre el y tratar de disminuir la alta expresividad emocional y la sobre-
personal. implicación, se consideraron también de primera línea.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Ofrecer a la familia psicoeducación centrada en el


cumplimiento de la medicación, la evitación de 4,6 0,6 65% 93% 5% 2%
estrés y la identificación de signos de recaída
Enseñar a la familia habilidades de afrontamiento
para reducir la carga que supone cuidar de una 4,2 0,8 40% 84% 13% 3%
persona con enfermedad mental
Tratar de reducir los niveles de “expresividad
emocional” en la familia centrándose en los 3,9 0,9 33% 66% 27% 7%
comentarios críticos y en la sobreimplicación
Acordar grupos multifamiliares para
disminuir el aislamiento entre 3,5 0,9 13% 53% 33% 14%
las familias y aumentar el apoyo mutuo
Identificar e interpretar la dinámica familiar
problemática que está contribuyendo a 3,3 1,1 14% 49% 25% 26%
la psicopatología del paciente
Acordar encuentros familiares a petición de 3,0 1,0 6% 29% 41% 30%
la familia o frente a las crisis
Ninguna estrategia. El tratamiento familiar no es 1,2 0,5 0% 1% 4% 95%
necesario durante la fase estable de mantenimiento
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

40
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

27 Por favor, puntúe cada una de las siguientes conside-


raciones para el tratamiento de un paciente con esqui-
zofrenia crónica y consumo de sustancias.
Comentarios: Ante una situación de patología dual, los exper-
tos no consideran especialmente problemático el abordaje tera-
péutico a nivel teórico, puesto que es igual tratar la esquizofrenia
en un programa standard de consumo de sustancias o a la inver-
sa, es decir tratar el consumo de sustancias en un programa stan-
dard de esquizofrenia, o incluso hacer un tratamiento standard
de ambas entidades.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Tratamiento para el consumo de sustancias


integrado en el programa estándar de 4,2 1,0 48% 72% 17% 11%
tratamiento de la esquizofrenia
Tratamiento para la esquizofrenia integrado en el
3,8 1,0 29% 64% 25% 11%
programa estándar para el consumo de sustancias
Tratamiento ambulatorio estándar para la
esquizofrenia, además de un programa separado que 3,7 1,0 22% 61% 28% 11%
ofrezca un tratamiento estructurado estándar para
el consumo de sustancias
Tratamiento ambulatorio estándar para la
esquizofrenia, además de derivación a 2,5 1,1 6% 19% 31% 50%
Alcohólicos Anónimos o a Narcóticos Anónimos
1 2 3 4 5 % % % %

7. Apoyo a la adherencia al tratamiento

28 Un paciente en tratamiento con un antipsicótico con-


vencional de alta potencia por vía oral, acude a su con-
sulta para tratamiento de mantenimiento después de un alta
Comentarios: Ante un enfermo poco cumplidor y que se queja
de síntomas extrapiramidales los expertos consideran que el cam-
bio a risperidona es la estrategia de elección.
hospitalaria. Este paciente ha mostrado una buena respuesta El cambio a olanzapina se valoró como una estrategia de primera
terapéutica, pero no es buen cumplidor del tratamiento, y se línea.
ha quejado de efectos extrapiramidales. Por favor, puntúe
cada una de las siguientes estrategias de mantenimiento, te-
niendo en cuenta tanto la profilaxis de recaída como de los
efectos secundarios. Asuma un tratamiento óptimo con agen-
tes adyuvantes antiparkinsonianos.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Cambiar a risperidona 4,3 0,8 50% 90% 7% 3%


Cambiar a olanzapina 3,9 1,0 33% 74% 18% 9%
Cambiar a depot 3,7 1,1 26% 58% 28% 15%
Cambiar a clozapina 2,9 1,0 6% 29% 38% 33%
Continuar con la presente medicación, 2,1 1,1 4% 12% 19% 69%
sin cambios
Cambiar a un antipsicótico
2,0 0,9 0% 4% 27% 69%
convencional de baja potencia
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

41
Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

29 Por favor, evalúe cada uno de los siguientes métodos


para manejar de forma eficiente el incumplimiento de
medicación, bajo un sistema de consolidación global, en pa-
Comentarios: Ante un enfermo mal cumplidor la estrategia de
primera elección para los expertos es la formulación depot del
antipsicótico. La educación familiar y la valoración cuidadosa
cientes con esquizofrenia. Por favor, tenga en cuenta el coste de antipsicóticos convencionales también son elegidos como pri-
de cada propuesta, dando su puntuación más alta al trata- mera línea.
miento o tratamientos que considere más esenciales.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Tratamiento antipsicótico depot 4,4 0,7 55% 90% 8% 3%


Educación familiar y apoyo terapéutico 4,2 0,8 37% 81% 16% 3%
Valoración cuidadosa de los
antipsicóticos convencionales para 3,8 0,9 19% 67% 24% 9%
minimizar los efectos secundarios
Uso de risperidona 3,6 1,0 19% 63% 28% 10%
Uso de olanzapina 3,5 0,9 14% 58% 30% 12%
Tratamiento intensivo de los casos que
necesiten vigilancia directa para el 3,4 1,0 15% 48% 35% 16%
cumplimiento de las prescripciones médicas
Dispensación vigilada de medicación incluida
3,3 1,0 14% 47% 34% 19%
en el programa de tratamiento ambulatorio
Programas de tratamiento comunitario intensivo
3,0 0,9 6% 28% 45% 27%
con observación de la ingesta de medicación
Tratamiento paralelo de problemas
2,9 1,1 7% 29% 36% 35%
potenciales por consumo de sustancias
Uso de clozapina 2,9 1,0 6% 26% 40% 34%
Residencias asistidas u otros
2,7 0,9 3% 18% 39% 43%
programas residenciales apropiados
1 2 3 4 5 % % % %

30 Puntúe la adecuación del uso de la medicación depot,


en las siguientes situaciones clínicas.
Comentarios: Las formulaciones depot, según los expertos, son
de elección en pacientes con mala cumplimentación. Su uso es
también de primera línea en el caso de rechazo a la medicación
antipsicótica, falta de conciencia de enfermedad y escaso sopor-
te socio-familiar.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Incumplimiento del tratamiento prescrito 4,6 0,6 69% 96% 3% 1%


Rechazo a la medicación antipsicótica 4,2 0,9 45% 84% 11% 5%
Falta de conciencia de enfermedad 4,0 0,9 29% 74% 20% 5%
Escaso soporte socio-familiar 3,7 0,9 20% 64% 25% 11%
Antecedentes médico-legales 3,1 1,1 10% 38% 33% 29%
Síntomas positivos de evolución crónica 2,9 1,0 6% 25% 45% 30%
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

42
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

III. Aspectos generales del tratamiento


8. Evaluación médica y de situaciones especiales

8A. Evaluación médica

31 Por favor, puntúe la adecuación de cada una de las si-


guientes pruebas o procedimientos durante la evalua-
ción diagnóstica de un paciente con un primer episodio de
Comentarios: Los expertos consideran como esenciales la reali-
zación de un análisis de detección de drogas, una analítica gene-
ral y un hemograma completo. Las otras pruebas de evaluación
esquizofrenia. Utilice puntuaciones de 4 a 5 para las pruebas fueron consideradas como útiles.
o procedimientos esenciales durante la evaluación diagnósti-
ca, puntuaciones de 3 para aquellos que pueden ser útiles
pero que no son esenciales, y puntuaciones de 1 a 2 para los
que no es probable que aporten información útil.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Análisis de detección de drogas 4,3 0,8 48% 82% 14% 4%


Analítica general (func. hepática y renal, CPK, etc.) 4,0 1,2 46% 68% 22% 10%
Hemograma completo 3,8 1,3 42% 63% 24% 14%
Examen neuropsicológico 3,6 1,0 19% 52% 34% 14%
Técnicas de Neuroimagen 3,3 1,0 16% 41% 42% 17%
Electrocardiograma (ECG) 3,3 1,2 17% 44% 29% 28%
Exámenes psicológicos generales 3,2 0,9 9% 37% 42% 21%
Test de embarazo 3,2 1,2 17% 42% 31% 27%
Electroencefalograma (EEG) 3,0 1,0 10% 29% 45% 26%
Análisis de orina 2,8 1,3 13% 30% 24% 46%
Screening de neurosífilis 2,7 1,1 6% 30% 32% 38%
Punción lumbar 1,9 0,8 0% 2% 22% 77%
1 2 3 4 5 % % % %

8B. Evaluación de situaciones especiales

32 Por favor, puntúe cada una de las estrategias terapéu-


ticas siguientes para controlar la agitación, durante los
2-3 primeros días de hospitalización en un paciente que ya
Comentarios: Los expertos valoraron como primera línea el cam-
bio de vía de administración ante la mínima sospecha de mala
cumplimentación. También son de primera línea la adicción de
está recibiendo dosis terapéuticas de un antipsicótico. una benzodiazepina o un antipsicótico más sedante. La utiliza-
ción de un acufase es una opción a tener en cuenta.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Cambiar la vía de administración (i.m.) o la forma


galénica (gotas o solución) ante la mínima 4,1 1,0 46% 82% 10% 8%
sospecha de mala cumplimentación
Añadir una benzodiazepina
4,0 1,1 34% 70% 17% 13%
(p. ej., loracepan) al antipsicótico
Añadir un antipsicótico más sedante 3,8 1,0 27% 70% 18% 12%
Añadir un acufase 3,7 1,2 28% 64% 21% 15%
Aumentar la dosis del agente antipsicótico 3,1 1,1 10% 42% 32% 27%
Cambiar a un antipsicótico más sedante 2,9 1,0 4% 29% 37% 34%
Utilizar dosis elevadas de
1,9 0,9 1% 9% 20% 72%
un antipsicótico no sedante
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

43
Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

33 Un paciente discute con frecuencia y se comporta de


forma agresiva en casa, a pesar del tratamiento con
antipsicóticos convencionales de alta potencia. Las entrevis-
Comentarios: Es evidente que las conductas agresivas en casa
por parte de un paciente esquizofrénico no conlleva una fácil
estrategia terapéutica, de ahí la falta de acuerdo entre las opcio-
tas y evaluaciones no indican presencia de efectos secunda- nes planteadas.
rios extrapiramidales. Durante la visita, el paciente se mues-
tra irritable, sin que aparezca psicopatología positiva o nega-
tiva prominente. Por favor, evalúe cada una de las siguientes
estrategias como tratamiento inicial para este problema.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Añadir una benzodiazepina al


3,6 1,0 21% 55% 32% 13%
antipsicótico convencional
Comenzar un enfoque psicoterapéutico 3,4 1,2 18% 49% 26% 25%
Cambiar a risperidona 3,4 1,1 15% 50% 27% 23%
Añadir carbamacepina al
3,4 1,1 13% 47% 35% 19%
antipsicótico convencional
Cambiar antipsicótico convencional
3,4 1,1 16% 47% 31% 23%
más sedante (o añadir uno)
Cambiar a olanzapina 3,3 1,1 11% 42% 34% 24%
Añadir valproato al antipsicótico convencional 3,0 1,1 7% 34% 31% 35%
Cambiar a clozapina 2,7 1,1 6% 28% 29% 43%
Añadir litio al antipsicótico convencional 2,5 1,0 3% 16% 34% 50%
Añadir un inhibidor de la recaptación de
2,0 1,1 3% 8% 17% 75%
serotonina al antipsicótico convencional
No cambiar la farmacoterapia inicial 1,9 1,1 5% 14% 13% 73%
Añadir betabloqueantes (propanolol) al
1,9 1,0 2% 7% 17% 77%
antipsicótico convencional
Añadir trazodona al antipsicótico convencional 1,8 0,8 1% 2% 21% 77%
Terapia electroconvulsiva 1,4 0,7 0% 3% 5% 92%
1 2 3 4 5 % % % %

34 Por favor, puntúe las siguientes opciones de tratamiento


ante un enfermo esquizofrénico en tratamiento con un
antipsicótico convencional, que plantea un alto riesgo de sui-
Comentarios: Las opciones de primera línea elegidas por los
expertos en caso de riesgo de suicidio fue añadir un antidepresi-
vo o aplicar terapia electroconvulsiva. Como opción de segunda
cidio, y que no presenta sintomatología positiva ni negativa línea se plantea el cambio a risperidona u olanzapina.
de forma predominante en el momento de la consulta.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Añadir un antidepresivo 4,0 1,1 43% 80% 11% 9%


Terapia electroconvulsiva 3,8 1,2 35% 62% 23% 15%
Cambio a risperidona 3,4 1,1 16% 49% 31% 21%
Cambio a olanzapina 3,2 1,0 8% 40% 36% 24%
Cambio a clozapina 2,9 1,1 6% 24% 39% 38%
Megadosis del tratamiento actual 1,9 1,0 2% 7% 17% 77%
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

44
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

35 Evalúe los diferentes tratamientos en una paciente es-


quizofrénica, con reagudización de su sintomatología
psicótica, estando en el primer trimestre del embarazo.
Comentarios: Sin existir un tratamiento de elección, parece cla-
ro que la terapia electroconvulsiva en una paciente esquizofréni-
ca embarazada (1º trimestre) fue considerada por los expertos
como la opción más recomendable. Otras opciones consideradas
como de segunda línea fueron el uso de neurolépticos conven-
cionales y antipsicóticos atípicos.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Terapia electroconvulsiva 4,0 1,2 47% 72% 15% 14%


Neurolépticos convencionales 3,3 1,3 19% 45% 27% 28%
Antipsicóticos atípicos 3,0 1,0 9% 29% 41% 30%
Psicoterapia 2,4 1,3 7% 22% 15% 64%
1 2 3 4 5 % % % %

36 Indique el grado de pertinencia de la utilización de me-


gadosis de antipsicótico, en cada una de las siguientes
situaciones clínicas.
Comentarios: El uso de megadosis no fue considerado ni como
tratamiento de elección ni como primera línea en ninguna de las
situaciones expuestas.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Bajos niveles plasmáticos de antipsicóticos 3,6 1,2 25% 62% 23% 15%
Agresividad manifiesta en un primer
3,5 1,2 24% 55% 25% 21%
episodio psicótico agudo
Esquizofrenia que no responde a dosis habituales 3,4 1,2 20% 53% 24% 23%
Riesgo de suicidio 3,0 1,2 10% 29% 34% 37%
1 2 3 4 5 % % % %

Comentarios: Los expertos recomiendan como tratamiento de


37 Un paciente con esquizofrenia crónica desarrolla in-
gesta compulsiva de agua -lo que produce disminución
de la concentración de sodio en plasma- durante el tratamiento
primera línea para un paciente con ingesta compulsiva de agua el
cambio a risperidona. Olanzapina aparece como una opción de
de mantenimiento con un antipsicótico convencional a la do- segunda línea, mientras que el uso de clozapina plantea dudas e
sis mínima efectiva. Por favor, evalúe cada una de las siguien- interrogantes ante este problema.
tes estrategias de tratamiento para este problema.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Cambiar a risperidona 3,8 1,1 30% 64% 26% 11%


Cambiar a olanzapina 3,5 1,1 18% 59% 26% 15%
Cambiar a clozapina 3,1 1,1 12% 37% 35% 28%
Añadir democlociclina al antipsicótico convencional 2,0 1,1 3% 9% 25% 66%
Añadir un IECA (inhibidor del enzima convertidor
1,9 1,0 2% 6% 18% 76%
de la angiotensina) al antipsicótico convencional
Añadir litio al antipsicótico convencional 1,5 0,8 0% 3% 11% 86%
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

45
Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

38 Un paciente con esquizofrenia crónica tiene exacerba-


ciones agudas breves y frecuentes, a pesar del trata-
miento de mantenimiento con un antipsicótico depot. Los
Comentarios: La estrategia terapéutica recomendada por los
expertos en primera línea es la de no cambiar la farmacoterapia
inicial y empezar un programa psicosocial para el consumo de
análisis sanguíneos muestran con frecuencia resultados posi- sustancias. Destaca la dispersión en las respuestas que dificulta
tivos en la detección de alcohol y/o cocaína. Por favor, puntúe el consenso en la intervención terapéutica.
cada una de las siguientes estrategias como tratamiento ini-
cial para este problema.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

No cambiar la farmacoterapia inicial y empezar un


4,2 0,9 44% 81% 13% 6%
programa psicosocial para el consumo de sustancias
Cambiar a risperidona 3,0 1,1 9% 30% 41% 30%
Añadir acamprosato 2,9 1,1 5% 31% 30% 39%
Cambiar a olanzapina 2,8 1,1 4% 24% 39% 37%
Añadir naltrexona 2,5 1,2 3% 24% 21% 55%
Aumentar la dosis del antipsicótico depot para 2,5 1,1 5% 20% 28% 52%
contrarrestar los efectos del consumo de sustancias
Cambiar a clozapina 2,2 0,9 2% 8% 31% 61%
Añadir amantadina 1,5 0,6 1% 1% 8% 91%
Interrumpir el tratamiento antipsicótico
para evitar las interacciones potenciales 1,3 0,6 0% 2% 4% 95%
con el consumo de sustancias
1 2 3 4 5 % % % %

9. Selección del tratamiento coadyuvante

39 Un paciente tratado con un antipsicótico convencio-


nal, presenta depresión persistente (caracterizada por
tristeza, desesperanza y sentimientos de culpa) después de
Comentarios: Los expertos valoran como tratamiento de elec-
ción añadir un antidepresivo al antipsicótico clásico. La risperi-
dona es una buena segunda opción, aunque no llega a ser consi-
recuperarse de una exacerbación aguda de la esquizofrenia. derada de primera línea. La olanzapina es una opción de segunda
La entrevista y la exploración para detectar efectos secunda- línea.
rios extrapiramidales son negativas, y tampoco destaca una
psicopatología positiva ni negativa. Por favor, puntúe cada
una de los siguientes ítems como estrategias iniciales de tra-
tamiento para este problema.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Añadir un antidepresivo al antipsicótico clásico 4,5 0,8 62% 87% 11% 2%


Cambiar a risperidona 3,6 1,1 22% 63% 20% 17%
Cambiar a olanzapina 3,2 1,1 11% 37% 36% 27%
Cambiar a clozapina 2,6 1,0 2% 15% 38% 47%
Añadir litio al antipsicótico clásico 2,4 0,9 2% 10% 36% 55%
No cambiar la farmacología inicial.
2,4 1,1 3% 13% 28% 59%
Comenzar psicoterapia para tratar la depresión
Terapia electroconvulsiva 1,9 1,0 2% 9% 21% 70%
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

46
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

40 Por favor, puntúe cada una de los siguientes antide-


presivos como tratamiento para la depresión de un
paciente con esquizofrenia. Intente que sus puntuaciones re-
Comentarios: Como tratamiento de elección para el manejo de
la depresión de un paciente con esquizofrenia los expertos reco-
miendan de manera mayoritaria el uso de un inhibidor de la re-
flejen el orden que Ud. sigue en la actualidad en la utilización captación de la serotonina. El uso de la venlafaxina fue conside-
de estos fármacos, seleccionando una puntuación entre 4 y 5 rado como una buena alternativa aún sin llegar a ser considerada
para los fármacos que preferiría administrar primero (pue- de primera línea. Los antidepresivos tricíclicos fueron una clara
de puntuar más de un fármaco con la misma puntuación). elección de segunda línea.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Inhibidor de la recaptación de serotonina 4,6 0,7 73% 93% 5% 2%


Venlafaxina 3,6 0,9 13% 62% 30% 8%
Antidepresivo cíclico 3,2 1,1 12% 42% 34% 24%
Mirtazapina 2,8 1,1 5% 31% 27% 42%
Reboxetina 2,5 1,0 2% 19% 33% 48%
Nefazodona 2,3 1,0 2% 11% 34% 55%
Inhibidores de la monoaminoxidasa 1,4 0,6 0% 0% 7% 93%
1 2 3 4 5 % % % %

41 Ud. decide utilizar psicoterapia (adicionalmente a la


estrategia farmacológica) en un paciente con esquizo-
frenia crónica y depresión. El paciente reflexiona sobre las
Comentarios: La terapia rehabilitadora para dominar las habili-
dades de la vida cotidiana fue considerada por los expertos como
la opción de primera línea. La psicoeducación, la terapia inter-
discapacidades funcionales y la pérdida de relaciones que la personal y la cognitivo-conductual fueron valoradas como bue-
enfermedad le ha producido y se siente desesperanzado de nas opciones de segunda línea.
cara al futuro. Por favor, puntúe cada una de las técnicas
siguientes (modificándola para adaptarla a un paciente con
esquizofrenia) con el fin de tratar esta desmoralización per-
sistente.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Terapia rehabilitadora, orientada hacia la actividad


para ayudar al paciente a dominar las habilidades 4,2 0,8 40% 81% 17% 3%
de la vida cotidiana
Psicoeducación que presenta la enfermedad como
un trastorno cerebral “sin responsables”, 3,6 1,1 23% 56% 28% 17%
de la que no se culpa al enfermo
Terapia interpersonal centrada en los problemas 3,5 1,0 13% 52% 32% 16%
concretos en las relaciones
Terapia cognitivo-conductual dirigida a 3,4 1,1 16% 49% 33% 18%
disminuir la autocrítica
Apoyo no específico dirigido al 2,5 1,0 4% 15% 25% 60%
control de la medicación
Terapia psicodinámica de apoyo que trate los conflictos
2,0 1,2 5% 12% 16% 72%
y las reacciones relacionados con la enfermedad
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

47
Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

42 Después de recuperarse de una exacerbación aguda de


su esquizofrenia, un paciente que está siendo tratado
con un antipsicótico convencional de alta potencia, muestra
Comentarios: La elección de primera línea para tratar una exci-
tación persistente queda repartida entre tres opciones terapéuti-
cas: añadir una benzodiazepina al antipsicótico convencional,
una excitación persistente (caracterizada por inquietud psi- cambiar a olanzapina y cambiar a risperidona, si bien ninguna
comotriz e insomnio). No padece efectos secundarios extrapi- alcanzó el status de tratamiento de primera elección.
ramidales ni psicopatología positiva o negativa prominente.
Por favor, puntúe cada una de las siguientes estrategias de
tratamiento para este problema.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Añadir una benzodiazepina al


4,2 0,8 45% 81% 17% 3%
antipsicótico convencional
Cambiar a olanzapina 3,7 1,0 23% 58% 30% 12%
Cambiar a risperidona 3,7 0,9 19% 57% 30% 13%
Cambiar (o añadir) un antipsicótico 3,1 1,1 10% 44% 28% 28%
convencional más sedante
Cambiar a clozapina 2,8 1,0 5% 22% 36% 41%
Añadir betabloqueantes (propanolol) 2,3 1,2 4% 13% 23% 64%
Añadir estabilizadores del estado del ánimo
2,3 1,2 5% 18% 22% 61%
(litio, valproato y carbamacepina) al antipsicótico
Aumentar la dosis de antipsicótico convencional 2,1 1,2 3% 14% 17% 69%
Añadir trazodona al antipsicótico convencional 1,9 0,9 0% 4% 18% 78%
Terapia electroconvulsiva 1,4 0,7 1% 2% 5% 93%
1 2 3 4 5 % % % %

43 Después de recuperarse de una exacerbación aguda de


su esquizofrenia, un paciente que está siendo tratado
con un antipsicótico convencional de alta potencia, presenta
Comentarios: Los expertos consideran como tratamiento de elec-
ción el uso de una benzodiazepina añadida al antipsicótico con-
vencional con el que estaba siendo tratado el paciente. El cambio
ansiedad persistente (caracterizada por preocupación, mie- a olanzapina o risperidona fueron consideradas buenas opciones
do y tensión física). No padece efectos secundarios extrapira- de segunda línea. El cambio a un antipsicótico más sedante o a
midales ni psicopatología positiva o negativa prominente. Por clozapina fueron consideradas claramente como una segunda lí-
favor, puntúe cada una de las siguientes estrategias de trata- nea.
miento para este problema.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Añadir una benzodiazepina 4,7 0,6 70% 90% 7% 3%


Cambiar a olanzapina 3,5 0,9 15% 51% 36% 13%
Cambiar a risperidona 3,4 1,0 15% 44% 39% 17%
Cambiar a un antipsicótico convencional
3,3 1,1 9% 53% 25% 23%
más sedante (o añadir)
Empezar un abordaje psicoterapéutico
2,9 1,0 4% 30% 38% 32%
para tratar esta ansiedad
Cambiar a clozapina 2,8 1,0 3% 21% 41% 38%
Añadir un betabloqueante 2,3 1,0 1% 16% 29% 55%
Añadir un antidepresivo 2,2 1,1 3% 14% 24% 62%
Aumentar la dosis de antipsicótico convencional 2,2 1,1 3% 14% 24% 62%
Añadir buspirona 2,0 1,0 1% 9% 23% 68%
Añadir antihistamínico 1,7 0,8 0% 2% 14% 84%
Añadir litio 1,6 0,7 0% 2% 8% 90%
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

48
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

44 Indique la adecuación de la Terapia electroconvulsiva


en las siguientes situaciones clínicas.
Comentarios: La terapia electroconvulsiva fue considerada como
tratamiento de elección en el caso de una esquizofrenia catatóni-
ca con sintomatología estuporosa. Igualmente dicha terapia fue
considerada como primera línea ante la existencia de un elevado
riesgo de suicidio o una paciente psicótica en el 1º trimestre de
embarazo. Como una buena opción de segunda línea se reco-
mienda ante una esquizofrenia resistente a los antipsicóticos atí-
picos.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Esquizofrenia catatónica con


importante sintomatología estuporosa * 4,7 0,6 79% 94% 4% 2%

Riesgo elevado de suicidio 4,1 0,9 41% 77% 17% 6%


Paciente psicótica en el primer 4,0 1,1 40% 68% 21% 12%
trimestre de embarazo
Esquizofrenia resistente a los antipsicóticos atípicos
3,5 1,1 19% 50% 31% 19%
(clozapina, risperidona, olanzapina)
Cuadros esquizofrénicos con intensa agitación 3,1 1,1 11% 39% 33% 27%
Esquizofrenia resistente a los
2,7 1,1 5% 23% 32% 45%
antipsicóticos convencionales
Primer episodio psicótico 1,6 0,8 2% 3% 14% 83%
1 2 3 4 5 % % % %

45 Por favor, puntúe la adecuación de la estrategia tera-


péutica consistente en administrar dos antipsicóticos
diferentes, uno más incisivo durante el día junto a otro más
Comentarios: Esta estrategia fue considerada como de primera
línea en el caso de un paciente con insomnio pertinaz. En el caso
de un paciente muy angustiado fue considerada como de segun-
sedante en la cena, por ejemplo: haloperidol y sinogan. da línea. En cualquier caso esta estrategia no fue considerada en
ninguna circunstancia como tratamiento de elección.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Paciente con insomnio pertinaz 4,1 1,1 48% 79% 11% 10%
Paciente muy angustiado 3,2 1,0 10% 43% 32% 25%
Paciente con inquietud psicomotora 3,0 1,1 8% 31% 37% 31%
Paciente con antecedentes de conducta agresiva 2,9 1,1 6% 31% 33% 36%
Paciente que duerme en habitaciones colectivas 2,3 1,2 3% 18% 27% 54%
Paciente resistente 2,2 1,2 3% 15% 20% 65%
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

49
Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

10. Tratamiento de los efectos secundarios de los antipsicóticos

10A. Efectos secundarios extrapiramidales persistentes

46 Por favor, puntúe cada una de las siguientes estrate-


gias de tratamiento para un paciente que, tratado con
un antipsicótico convencional a la dosis más pequeña consi-
Comentarios: Ante un enfermo con efectos extrapiramidales
persistentes tratado con un antipsicótico convencional a dosis
mínimas suficientes, los expertos consideraran que el tratamien-
derada como suficiente, desarrolla bradicinesia persistente y to de elección debe ser el cambio a risperidona o a olanzapina.
molesta, además de rigidez muscular, a pesar de estar reci- La clozapina aparece como una buena opción de segunda línea.
biendo tratamiento concomitante con un agente anticolinér-
gico antiparkinsoniano a una dosis que produce síntomas
molestos de sequedad de boca.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Cambiar a risperidona 4,5 0,7 57% 91% 8% 1%


Cambiar a olanzapina 4,4 0,7 52% 88% 10% 3%
Cambiar a clozapina 3,5 1,1 20% 51% 32% 17%
Cambiar a un antipsicótico convencional
2,6 1,0 3% 17% 35% 48%
de baja potencia
Cambiar a un anticolinérgico diferente 2,2 1,1 2% 9% 29% 62%
Añadir amantadina 1,9 0,9 1% 5% 24% 71%
Aumentar la dosis de anticolinérgico 1,6 0,8 1% 2% 8% 90%
Añadir un antihistamínico 1,5 0,7 1% 1% 6% 93%
1 2 3 4 5 % % % %

47 Por favor, puntúe cada una de las siguientes estrate-


gias de tratamiento para un paciente que, tratado con
un antipsicótico convencional de alta potencia a la dosis más
Comentarios: La opción terapéutica considerada de primera lí-
nea para el tratamiento por los expertos fue el cambio a risperi-
dona o el cambio a olanzapina en el caso de un paciente que
baja considerada como eficaz, desarrolla acatisia persistente desarrolla una acatisia persistente y molesta, además de rigidez
y molesta, además de rigidez muscular, a pesar de estar reci- muscular. Añadir una benzodiacepina es una buena opción de
biendo tratamiento concomitante con un agente anticolinér- segunda línea.
gico antiparkinsoniano a una dosis que produce síntomas mo-
lestos de sequedad de boca.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Cambiar a risperidona 4,3 0,8 46% 84% 13% 3%


Cambiar a olanzapina 4,2 0,8 41% 84% 12% 4%
Añadir una benzodiazepina 3,7 1,1 23% 61% 22% 17%
Cambiar a clozapina 3,4 1,0 15% 49% 38% 13%
Añadir propranolol 2,8 1,3 12% 30% 23% 47%
Cambiar a un antipsicótico
2,7 1,0 3% 18% 38% 44%
convencional de baja potencia
Cambiar a un agente anticolinérgico diferente 2,6 1,1 2% 16% 35% 50%
Aumentar la dosis de anticolinérgico 1,9 1,0 1% 7% 21% 71%
Añadir amantadina 1,9 0,9 1% 4% 22% 74%
Añadir un antihistamínico 1,8 0,8 0% 2% 17% 81%
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

50
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

10B. Discinesia tardía y síndrome neuroléptico maligno

48 Un paciente con esquizofrenia crónica desarrolla dis-


cinesia tardía grave (DT) durante el tratamiento de
mantenimiento con un antipsicótico convencional. Ud. dis-
Comentarios: Las estrategias de primera línea para el abordaje
de la discinesia tardía grave fueron el cambio a antipsicóticos
atípicos (clozapina, olanzapina o risperidona), si bien ninguna
minuye la dosis de antipsicótico convencional a la dosis míni- alcanzó la consideración de tratamiento de elección. El resto de
ma efectiva, pero tres meses más tarde la discinesia tardía las alternativas no fueron tomadas en cuenta por los expertos
grave todavía está presente. Por favor, evalúe cada una de las como opciones válidas.
siguientes estrategias de tratamiento para este problema.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Cambiar a clozapina 4,0 1,1 42% 71% 20% 10%


Cambiar a olanzapina 3,9 0,9 27% 72% 20% 8%
Cambiar a risperidona 3,9 1,0 31% 67% 23% 11%
Añadir vitamina E al antipsicótico convencional 2,6 1,1 4% 22% 27% 51%
Añadir amantadina al antipsicótico convencional 2,4 1,0 2% 12% 32% 56%
Aumentar la dosis del antipsicótico convencional
1,9 1,0 1% 7% 21% 72%
para suprimir la DT
No cambiar la farmacoterapia. No existen estrategias
1,7 1,0 2% 9% 15% 76%
farmacológicas para aliviar la DT
1 2 3 4 5 % % % %

49 Un paciente con esquizofrenia crónica, desarrolló un


síndrome neuroléptico maligno (SNM) durante el tra-
tamiento de mantenimiento con un antipsicótico convencio-
Comentarios: Al igual que ante la discinesia tardía, ante el pro-
blema de un episodio previo de síndrome neuroléptico maligno
los expertos optan por recomendar el cambio a risperidona, clo-
nal. El antipsicótico clásico se interrumpió y el paciente se zapina u olanzapina.
recobró del episodio de SNM. Ahora, el paciente empeora de
su psicosis. Por favor, evalúe cada una de las siguientes estra-
tegias de tratamiento para este problema.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Cambiar a risperidona 4,1 0,9 37% 76% 19% 6%


Cambiar a clozapina 4,0 1,0 39% 72% 19% 9%
Cambiar a olanzapina 4,0 0,8 31% 78% 17% 5%
Terapia electroconvulsiva de mantenimiento 2,5 1,3 7% 25% 22% 53%
Cambiar a un antipsicótico
2,2 1,1 2% 12% 23% 65%
convencional de baja potencia
Instaurar de nuevo el tratamiento con el antipsicótico
1,6 0,9 0% 5% 11% 85%
convencional original a dosis más bajas
Cambiar a litio 1,4 0,7 0% 2% 6% 92%
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

51
Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

10C. Otros efectos secundarios

50 Un hombre joven afecto de esquizofrenia se queja in-


sistentemente de una importante sedación. No hay sig-
nos predominantes de sintomatología negativa, depresión o
Comentarios: Ante un paciente con quejas por sedación la alter-
nativa recomendada por los expertos como tratamiento de elec-
ción fue el cambio a risperidona. Otras alternativas como el cam-
acinesia. Por favor, puntúe cada una de las siguientes estra- bio a olanzapina o a un antipsicótico convencional fueron consi-
tegias de tratamiento para este problema. deradas de segunda línea.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Cambiar a risperidona 4,6 0,6 66% 95% 4% 1%


Cambiar a olanzapina 3,4 1,1 14% 51% 30% 19%
Cambiar a otro antipsicótico convencional 2,7 1,0 4% 21% 42% 37%
Cambiar a clozapina 2,4 1,1 4% 16% 31% 52%
Cambiar a otro antipsicótico de baja potencia 2,3 1,1 3% 12% 30% 58%
Añadir antidepresivo tipo IRSR 1,9 1,1 2% 9% 16% 75%
Añadir otro antidepresivo 1,7 0,8 0% 3% 11% 86%
Añadir un estimulante 1,3 0,6 0% 2% 3% 95%
1 2 3 4 5 % % % %

10D. Efectos sobre la función sexual

51 Un hombre joven afecto de esquizofrenia se queja de


disminución persistente de la libido y dificultad de erec-
ción durante el tratamiento de mantenimiento con un antip-
Comentarios: Ante una disminución persistente de la libido y
dificultad de erección ninguna estrategia terapéutica fue consi-
derada de primera línea. Los tratamientos recomendados como
sicótico convencional, y afirma que va a interrumpir el trata- de segunda línea fueron el cambio a olanzapina, el cambio a ris-
miento a menos que se corrijan estos problemas. Por favor, peridona, disminución de la dosis del antipsicótico convencio-
puntúe cada una de las siguientes estrategias de tratamiento nal, añadir sildenafilo y el cambio a clozapina
para este problema.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Cambiar a olanzapina 3,7 1,0 19% 59% 29% 12%


Cambiar a risperidona 3,6 1,1 23% 58% 28% 14%
Disminuir la dosis del antipsicótico convencional 3,4 1,1 16% 49% 34% 16%
Añadir sildenafilo 3,3 1,3 22% 48% 22% 30%
Cambiar a clozapina 3,0 1,0 6% 26% 41% 34%
No cambiar la farmacoterpia porque Ud. cree
que los riesgos de cambiarla no 2,2 1,1 5% 12% 25% 63%
compensan los posibles beneficios
Cambiar a clozapina 1,7 0,8 1% 3% 14% 84%
Añadir amantadina 1,5 0,7 1% 1% 5% 94%
Interrumpir el tratamiento antipsicótico para
evitar las interacciones potenciales 1,4 0,6 0% 1% 6% 93%
con el consumo de sustancias
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

52
Sociedad Española de Psiquiatría 2000

52 Una mujer joven con esquizofrenia crónica se queja


de disminución persistente de la libido y desaparición
de las menstruaciones durante el tratamiento de mantenimien-
Comentarios: Ante una situación similar, en el caso de una pa-
ciente femenina, se optó por el cambio a olanzapina como trata-
miento de primera línea, quedando la risperidona como la mejor
to con un antipsicótico convencional, y afirma que va a inte- opción de segunda línea.
rrumpir el tratamiento a menos que se corrijan estos proble-
mas. Por favor, puntúe cada una de las siguientes estrategias
de tratamiento para este problema.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Cambiar a olanzapina 3,9 0,9 26% 73% 19% 8%


Cambiar a risperidona 3,7 1,0 24% 60% 26% 14%
Disminuir la dosis del antipsicótico convencional 3,5 1,3 27% 54% 26% 20%
Cambiar a clozapina 3,1 1,1 10% 37% 38% 25%
Añadir anticonceptivos orales
2,2 1,1 3% 14% 28% 59%
cíclicos estrógeno/progesterona
No cambiar la farmacoterapia porque Ud. cree
que los riesgos de cambiarla 1,9 1,1 2% 13% 17% 70%
no compensan los posibles beneficios
Añadir amantadina 1,7 0,8 0% 2% 13% 85%
1 2 3 4 5 % % % %

10E. Efectos secundarios de los antipsicóticos atípicos

53 Un enfermo esquizofrénico tratado con clozapina se


encuentra controlado desde el punto de vista psicopa-
tológico pero se queja de efectos secundarios. Puntúe la ade-
Comentarios: En el abordaje de un paciente tratado con cloza-
pina que se queja de efectos secundarios, los expertos recomen-
daron en primera línea la disminución de la dosis del antipsicóti-
cuación de las siguientes alternativas. co o el tratamiento específico de los efectos secundarios. El cam-
bio a otro antipsicótico atípico fue considerada una muy buena
opción de segunda línea

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Bajar la dosis del antipsicótico 4,3 0,9 48% 84% 10% 7%


Tratar específicamente los efectos secundarios 4,0 0,9 31% 73% 21% 6%
Cambiar a otro antipsicótico atípico 3,7 1,0 22% 62% 26% 13%
Cambiar a un neuroléptico convencional 2,0 0,8 0% 2% 31% 67%
Terapia electroconvulsiva 1,4 0,7 1% 2% 7% 91%
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

53
Consenso Español de Expertos para Recomendaciones de Actuación en el Tratamiento de la Esquizofrenia

54 Un enfermo esquizofrénico tratado con risperidona se


encuentra controlado desde el punto de vista psicopa-
tológico pero se queja de efectos secundarios. Puntúe la ade-
Comentarios: La disminución del tratamiento antipsicótico con
risperidona y el tratamiento de los efectos secundarios aparecen,
por este orden, como las alternativas de primera línea para el
cuación de las siguientes alternativas. abordaje terapéutico de este paciente. El cambio a otro antipsi-
cótico atípico fue una buena opción de segunda línea.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Bajar la dosis del antipsicótico 4,3 0,8 49% 89% 7% 4%


Tratar específicamente los efectos secundarios 4,3 0,7 44% 84% 13% 2%
Cambiar a otro antipsicótico atípico 3,6 0,9 11% 53% 38% 9%
Cambiar a un neuroléptico convencional 2,0 0,8 0% 1% 28% 71%
Terapia electroconvulsiva 1,4 0,6 1% 1% 6% 94%
1 2 3 4 5 % % % %

55 Un enfermo esquizofrénico tratado con olanzapina se


encuentra controlado desde el punto de vista psicopa-
tológico pero se queja de efectos secundarios. Puntúe la ade-
Comentarios: En el abordaje de un paciente tratado con olanza-
pina que se queja de efectos secundarios, los expertos recomen-
daron como tratamiento de elección la disminución de la dosis
cuación de las siguientes alternativas. del antipsicótico. El tratamiento específico de los efectos secun-
darios y el cambio a otro antipsicótico atípico fueron en este caso
considerados como primera línea.

95% INTERVALOS DE CONFIANZA Tr. de 1ª 2ª 3ª


Tercera línea Segunda línea Primera línea X DE elección línea línea línea

Bajar la dosis del antipsicótico 4,3 0,9 50% 87% 8% 5%


Tratar específicamente los efectos secundarios 4,2 0,7 37% 78% 18% 4%
Cambiar a otro antipsicótico atípico 3,7 0,9 19% 63% 31% 7%
Cambiar a un neuroléptico convencional 2,1 0,8 1% 2% 30% 68%
Terapia electroconvulsiva 1,4 0,6 0% 1% 6% 94%
1 2 3 4 5 % % % %

* = Tratamiento de elección; = Sin consenso Nota: El porcentaje de primera línea incluye el porcentaje del tratamiento de elección

54
Centro Web de la Sociedad Española de Psiquiatría

TRASTORNOS MENTALES Y DEL COMPORTAMIENTO DE LA


DÉCIMA REVISIÓN DE LA CLASIFICACIÓN INTERNACIONAL DE
LAS ENFERMEDADES (CIE-10)

F20-29 ESQUIZOFRENIA, TRASTORNO ESQUIZOTIPICO Y


TRASTORNOS DE IDEAS DELIRANTES

F20 Esquizofrenia

F20.0 Esquizofrenia paranoide


F20.1 Esquizofrenia hebefrénica
F20.2 Esquizofrenia catatónica
F20.3 Esquizofrenia indiferenciada
F20.4 Depresión post-esquizofrénica
F20.5 Esquizofrenia residual
F20.6 Esquizofrenia simple
F20.8 Otra esquizofrenia
F20.9 Esquizofrenia sin especificación

Quinto caracter para especificar la forma de evolución:

F20.x0 continua
F20.x1 episódica con defecto progresivo
F20.x2 episódica con defecto estable
F20.x3 episódica con remisiones completas
F20.x4 con remisión incompleta
F20.x5 con remisión completa
F20.x8 otra forma de evolución
F20.x9 con período de observación menor de
un año

F21 Trastorno esquizotípico

F22 Trastornos de ideas delirantes persistentes

F22.0 Trastorno de ideas delirantes


F22.8 Otros trastornos de ideas delirantes persistentes
F22.9 Trastorno de ideas delirantes persistentes sin
especificación

F23 Trastornos psicóticos agudos y transitorios

F23.0 Trastorno psicótico agudo polimorfo sin síntomas de


esquizofrenia

file:///C|/Documents%20and%20Settings/Equipo%201/Mis%...umentos/9%20septiembre/SEP/CIE%2010/Esquizofrenia.htm (1 of 23)09/09/2003 8:31:45


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F23.1 Trastorno psicótico agudo polimorfo con síntomas de


esquizofrenia
F23.2 Trastorno psicóico agudo de tipo esquizofrénico
F23.3 Otro trastorno psicótico agudo con predominio de
ideas delirantes
F23.8 Otros trastornos psicóticos agudos transitorios
F23.9 Trastorno psicótico agudo transitorio sin especificación

F24 Trastorno de ideas delirantes inducidas

F25 Trastornos esquizoafectivos

F25.0 Trastorno esquizoafectivo de tipo maníaco


F25.1 Trastorno esquizoafectivo de tipo depresivo
F25.2 Trastorno esquizoafectivo de tipo mixto
F25.8 Otros trastorno esquizoafectivos
F25.9 Trastorno esquizoafectivo sin especificación

F28 Otros trastornos psicóticos no orgánicos

F29 Psicosis no orgánica sin especificación

Introducción

La esquizofrenia es el cuadro más frecuente y más importante de este


grupo. El trastorno esquizotípico tiene muchos de los rasgos
característicos de los trastornos esquizofrénicos y es probable que esté
genéticamente relacionado con ellos, sin embargo, en él estan ausentes
las alucinaciones, las ideas delirantes y los trastornos importantes del
comportamiento propios de la esquizofrenia, por lo que no siempre
acaban recibiendo atención médica. La mayoría de los trastornos
delirantes no están relacionados con la esquizofrenia, aunque puede ser
difícil diferenciarlos en la clínica, en especial en los estadios iniciales.
Forman un grupo heterogéneo y no bien diferenciado en los que por las
características de su duración puede distinguirse un grupo de trastornos
psicóticos agudos y transitorios. Este último parece ser especialmente
frecuente en los países en desarrollo. Las subdivisiones de este capítulo
deben ser consideradas como provisionales y los trastornos
esquizoafectivos se incluyen en ellas a pesar de lo controvertido de su
naturaleza.

F20 ESQUIZOFRENIA

Los trastornos esquizofrénicos se caracterizan por distorsiones


fundamentales y típicas de la percepción, del pensamiento y de las
emociones, estas últimas en forma de embotamiento o falta de
adecuación de las mismas. En general se conservan tanto la claridad de
la conciencia como la capacidad intelectual, aunque con el paso del
tiempo pueden presentarse déficits cognoscitivos. El trastorno
compromete las funciones esenciales que dan a la persona normal la
vivencia de su individualidad, singularidad y dominio de sí misma. El
enfermo cree que sus pensamientos, sentimientos y actos más íntimos
son conocidos o compartidos por otros y pueden presentarse ideas
delirantes en torno a la existencia de fuerzas naturales o sobrenaturales

file:///C|/Documents%20and%20Settings/Equipo%201/Mis%...umentos/9%20septiembre/SEP/CIE%2010/Esquizofrenia.htm (2 of 23)09/09/2003 8:31:45


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capaces de influir, de forma a menudo bizarra, en los actos y


pensamientos del individuo afectado. Este se siente el centro de todo lo
que sucede. Son frecuentes las alucinaciones, especialmente las
auditivas, que pueden comentar la propia conducta o los pensamientos
propios del enfermo. Suelen presentarse además otros trastornos de la
percepción: los colores o los sonidos pueden parecer excesivamente
vívidos o tener sus cualidades y características alteradas y detalles
irrelevantes de hechos cotidianos pueden parecer más importantes que
la situación u objeto principal. Es frecuente ya desde el comienzo una
perplejidad, la cual suele acompañarse de la creencia de que las
situaciones cotidianas tienen un significado especial, por lo general
siniestro y dirigido contra el propio enfermo. En el trastorno del
pensamiento característico de la esquizofrenia los aspectos periféricos e
irrelevantes de un concepto, que en la actividad mental normal están
soterrados, afloran a la superficie y son utilizados en lugar de los
elementos pertinentes y adecuados para la situación. Así el
pensamiento se vuelve vago, elíptico y oscuro y su expresión verbal es
a veces incomprensible. Son frecuentes los bloqueos e interpolaciones
en el curso del pensamiento y el enfermo puede estar convencido de
que un agente extraño está grabando sus pensamientos. Las
características mas importantes de la afectividad son la superficialidad,
su carácter caprichoso y la incongruencia. La ambivalencia y el
trastorno de la voluntad se manifiestan como inercia, negativismo o
estupor. Pueden presentarse también síntomas catatónicos. El comienzo
puede ser agudo, con trastornos graves del comportamiento conducta o
insidioso con un desarrollo gradual de ideas y de una conducta
extrañas. El curso también presenta una gran variabilidad y no es
inevitablemente crónico y deteriorante (debe especificarse con un
quinto carácter). Un porcentaje de casos, que varía en las diferentes
culturas y poblaciones, evoluciona hacia una recuperación completa o
casi completa. Ambos sexos se afectan aproximadamente por igual,
pero el comienzo tiende a ser más tardío en las mujeres.

Aunque en sentido estricto no se han identificado síntomas


patognomónicos, ciertos fenómenos psicopatológicos tienen una
significación especial para el diagnóstico de esquizofrenia, los cuales
suelen presentarse asociados entre si. Estos son:

a) Eco, robo, inserción del pensamiento o difusión del


mismo.

b) Ideas delirantes de ser controlado, de influencia o de


pasividad, claramente referidas al cuerpo, a los
movimientos de los miembros o a pensamientos o acciones
o sensaciones concretos y percepción delirante.

c) Voces alucinatorias que comentan la propia actividad,


que discuten entre ellas sobre el enfermo u otros tipos de
voces alucinatorias que proceden de otra parte del cuerpo.

d) Ideas delirantes persistentes de otro tipo que no son


adecuadas a la cultura del individuo o que son
completamente imposibles, tales como las de identidad
religiosa o política, capacidad y poderes sobrehumanos (por
ejemplo, de ser capaz de controlar el clima, de estar en
comunicación con seres de otros mundos).

e) Alucinaciones persistentes de cualquier modalidad,

file:///C|/Documents%20and%20Settings/Equipo%201/Mis%...umentos/9%20septiembre/SEP/CIE%2010/Esquizofrenia.htm (3 of 23)09/09/2003 8:31:45


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cuando se acompañan de ideas delirantes no estructuradas


y fugaces sin contenido afectivo claro, o ideas
sobrevaloradas persistentes, o cuando se presentan a diario
durante semanas, meses o permanentemente.

f) Interpolaciones o bloqueos en el curso del pensamiento,


que dan lugar a un lenguaje divagatorio, disgregado,
incoherente o lleno de neologismos.

g) Manifestaciones catatónicas, tales como excitación,


posturas características o flexibilidad cérea, negativismo,
mutismo, estupor y

h) Síntomas "negativos" tales como apatía marcada,


empobrecimiento del lenguaje, bloqueo o incongruencia de
la respuesta emocional (estas últimas habitualmente
conducen a retraimiento social y disminución de la
competencia social). Debe quedar claro que estos síntomas
no se deban a depresión o a medicación neuroléptica.

i) Un cambio consistente y significativo de la cualidad


general de algunos aspectos de la conductas personal, que
se manifiestan como pérdida de interés, falta de objetivos,
ociosidad, estar absorto y aislamiento social.

Pautas para el diagnóstico

El requisito habitual para el diagnóstico de esquizofrenia es la presencia


como mínimo de un síntoma muy evidente o dos o mas si son menos
evidentes, de cualquiera de los grupos uno a cuatro o síntomas de por
lo menos dos de los grupos referidos entre el cinco y el ocho hayan
estado claramente presentes la mayor parte del tiempo durante un
período de un mes o más. Los cuadros que reúnan otras pautas pero de
una duración menor a un mes (hayan sido tratados o no) deberán ser
diagnosticados en primera instancia como trastorno psicótico agudo de
tipo esquizofrénico (F23.2) y reclasificados como esquizofrenia si el
trastorno persiste por un período de tiempo más largo.

Mirando retrospectivamente, puede aparecer de forma clara una fase


prodrómica en la cual ciertos síntomas y el comportamiento en general,
como pérdida de interés por el trabajo y la actividad social, descuido de
la apariencia e higiene personales, ansiedad generalizada y grados
moderados de depresión y preocupación, precede al inicio de los
síntomas psicóticos en semanas o incluso meses. Dada la dificultad para
delimitar en el tiempo el inicio de la enfermedad, la pauta de un mes de
duración se refiere únicamente a los síntomas específicos señalados
más arriba y no a cualquiera de los que aparecen en la fase prodrómica
no psicótica.

El diagnóstico de esquizofrenia no deberá hacerse en presencia de


síntomas depresivos o maníacos relevantes, a no ser que los síntomas
esquizofrénicos antecedieran claramente al trastorno del humor
(afectivo). Si los síntomas de trastorno del humor y los esquizofrénicos
se presentan juntos y con la misma intensidad, debe recurrirse al
diagnóstico de trastorno esquizoafectivo (F25), aun cuando los síntomas
esquizofrénicos justificaran por sí solos el diagnóstico de esquizofrenia.
Tampoco deberá diagnosticarse una esquizofrenia en presencia de una
enfermedad cerebral manifiesta o durante una intoxicación por

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sustancias psicotropas o una abstinencia a las mismas. Los trastornos


similares que se presentan en el curso de una epilepsia o de otra
enfermedad cerebral deberán codificarse de acuerdo conla categoría
F06.2 y aquéllos inducidos por sustancias psicotropas como F1x.5.

Formas de evolución

La forma de evolución de los trastornos esquizofrénicos se clasificará


según las siguientes categorías de cinco caracteres:

F20x.0 continua
F20x.1 episódica con defecto progresivo
F20x.2 episódica con defecto estable
F20x.3 episódica con remisiones completas
F20x.4 remisión incompleta
F20x.5 remisión completa
F20x.8 otra forma de evolución
F20x.9 período de observación menor de un año

F20.0 Esquizofrenia paranoide

Es el tipo más frecuente de esquizofrenia en la mayor parte del mundo.


En el cuadro clínico predominan las ideas delirantes relativamente
estables, a menudo paranoides, que suelen acompañarse de
alucinaciones, en especial de tipo auditivo y de otros trastornos de la
percepción. Sin embargo, los trastornos afectivos, de la voluntad, del
lenguaje y los síntomas catatónicos pueden ser poco llamativos.

Las ideas delirantes y alucinaciones paranoides más características son


las siguientes:

a) Ideas delirantes de persecución, de referencia, de celos,


genealógicas, de tener una misión especial o de
transformación corporal.

b) Voces alucinatorias que increpan al enfermo dándole


órdenes, o alucinaciones auditivas sin contenido verbal, por
ejemplo, silbidos, risas o murmullos y

c) Alucinaciones olfatorias, gustatorias, sexuales u de otro


tipo de sensaciones corporales. Pueden presentarse
también alucinaciones visuales, pero rara vez dominan.

El trastorno del pensamiento puede ser importante en la crisis aguda,


pero no tanto como para impedir que las ideas delirantes y las
alucinaciones sean descritas con claridad. Lo normal es que la
afectividad esté menos embotada que en otras formas de esquizofrenia,
pero suele ser frecuente una cierta incongruencia afectiva, al igual que
una cierta irritabilidad, ira, y suspicacia y un cierto temor. También
pueden aparecer, pero no predominan en el cuadro clínico, síntomas
negativos como embotamiento afectivo y trastornos de la voluntad.

El curso de la esquizofrenia paranoide puede ser episódico, con


remisiones parciales o completas, o crónico. En esta última variedad los
síntomas floridos persisten durante años y es difícil distinguir episodios
aislados. El comienzo tiende a ser más tardío que en las formas
hebefrénica y catatónica.

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Pautas para el diagnóstico

Deben satisfacerse las pautas generales para el diagnóstico de


esquizofrenia (ver la introducción a F20) y además deben destacar las
alucinaciones o las ideas delirantes y ser relativamente poco llamativos
los trastornos de la afectividad, de la voluntad y del lenguaje y los
síntomas catatónicos. Normalmente las alucinaciones son del tipo
descrito en b) y c). Las ideas delirantes pueden ser casi de cualquier
tipo, pero las más características son las ideas delirantes de ser
controlado, de influencia, de dominio y las ideas de persecución de
diversos tipos.

Incluye:

● esquizofrenia parafrénica

Excluye:

● estado paranoide involutivo (F22.8)


● paranoia (F22.0)

Diagnóstico diferencial

Es importante excluir las psicosis epilépticas y las inducidas por


sustancias psicotropas y recordar que las ideas delirantes de
persecución tienen poco valor diagnóstico, en especial en personas de
países o culturas diferentes a la propia del lugar.

F20.1 Esquizofrenia hebefrénica

Se trata de una forma de esquizofrenia en la que los trastornos


afectivos son importantes, las ideas delirantes y las alucinaciones son
transitorias y fragmentarias y es frecuentes un comportamiento
irresponsable e imprevisible y de manierismos. La afectividad es
superficial e inadecuada y se acompaña con frecuencia de risas insulsas
o sonrisas absortas como de satisfacción de sí mismo, de un modo
despectivo de actuar, de muecas, manierismos, burlas, quejas
hipocondriacas y de frases repetitivas. El pensamiento aparece
desorganizado y el lenguaje es divagatorio e incoherente. Hay una
tendencia a permanecer solitario y el comportamiento carece de
propósito y de resonancia afectiva. Esta forma de esquizofrenia
comienza por lo general entre los 15 y los 25 años de edad y tiene un
pronóstico malo por la rápida aparición de síntomas negativos, en
especial de embotamiento afectivo y de abulia.

Además de las alteraciones afectivas y de la voluntad, destaca el


trastorno del pensamiento. Pueden aparecer alucinaciones e ideas
delirantes pero no son predominantes. Se pierden la iniciativa y la
determinación, se pierde cualquier tipo de finalidad de tal forma que el
comportamiento del enfermo parece errático y vacío de contenido.
Además la preocupación superficial y manierística por temas religiosos,
filosóficos u otros abstractos puede hacer difícil al que escucha seguir el
hilo del pensamiento.

Pautas para el diagnóstico

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Deben satisfacerse las pautas generales para el diagnóstico de


esquizofrenia (ver la introducción a F20). La hebefrenia se diagnosticará
inicialmente únicamente en adolescentes y adultos jóvenes. Lo mas
característico, pero no indispensable, es que la personalidad premórbida
haya sido más bien tímida y solitaria. Para un diagnóstico seguro de
hebefrenia normalmente es necesario un período de dos o tres meses
de observación continua para asegurarse de que persiste el
comportamiento característico.

Incluye:

● esquizofrenia desorganizada
● hebefrenia

F20.2 Esquizofrenia catatónica

La característica predominante y esencial de la esquizofrenia catatónica


es la presencia de trastornos psicomotores graves, que varían desde la
hipercinesia al estupor o de la obediencia automática al negativismo.
Durante largos períodos de tiempo pueden mantenerse posturas y
actitudes rígidas y encorsetadas. Otra característica notable de este
trastorno puede ser la intensa excitación.

Por razones oscuras la esquizofrenia catatónica es poco frecuente en los


países industrializados, a pesar de que sigue siendo frecuente en otras
partes del mundo. Las manifestaciones catatónicas pueden
acompañarse de estados oneiroides con alucinaciones escénicas muy
vívidas.

Pautas para el diagnóstico

Deben satisfacerse las pautas generales para el diagnóstico de


esquizofrenia (ver la introducción a F20). Pueden aparecer síntomas
catatónicos aislados y transitorios en el contexto de cualquier otro tipo
de esquizofrenia. Para el diagnóstico de esquizofrenia catatónica deben
predominar en el cuadro clínico uno o más de uno de los siguientes
tipos de comportamiento:

a) Estupor (marcada disminución de la capacidad de


reacción al entorno y reducción de la actividad y de los
movimientos espontáneos) o mutismo.

b) Excitación (actividad motriz aparentemente sin sentido,


insensible a los estímulos externos).

c) Catalepsia (adoptar y mantener voluntariamente


posturas extravagantes e inadecuadas).

d) Negativismo (resistencia aparentemente sin motivación a


cualquier instrucción o intento de desplazamiento o
presencia de movimientos de resistencia).

e) Rigidez (mantenimiento de una postura rígida contra los


intentos de ser desplazado).

f) Flexibilidad cérea (mantenimiento de los miembros y del

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cuerpo en posturas impuestas desde el exterior y

g) Obediencia automática (se cumplen de un modo


automático las instrucciones que se le dan) y perseveración
del leguaje.

En enfermos mutistas, con manifestaciones catatónicas, el diagnóstico


de esquizofrenia tendrá que ser provisional hasta que haya información
suficiente sobre la presencia de otros síntomas. También es vital
recalcar que los síntomas catatónicos no son por sí mismos
patognomónicos de la esquizofrenia. Los síntomas catatónicos pueden
también aparecer en lesiones cerebrales, en trastornos metabólicos, ser
inducidos por el alcohol u otras sustancias psicotropas y también
aparecer en los trastornos del humor (afectivos).

Incluye:

● Estupor catatónico
● Catalepsia esquizofrénica
● Catatonía esquizofrénica
● Flexibilidad cérea esquizofrénica

F20.3 Esquizofrenia indiferenciada

Se trata de un conjunto de trastornos que satisfacen las pautas


generales para el diagnóstico de esquizofrenia (ver la introducción a
F20) pero que no se ajustan a ninguno de los tipos F20.0-F20.2 o
presentan rasgos de más de uno de ellos, sin que haya un claro
predominio de uno en particular. Esta categoría deberá utilizarse
únicamente para los cuadros psicóticos (excluyendo pues a la
esquizofrenia residual, F20.5 y a la depresión postesquizofrénica, F20.4)
y sólo después de haber intentado clasificar el cuadro clínico en alguna
de las tres categorías precedentes.

Pautas para el diagnóstico

Esta categoría debe reservarse para enfermos que:

a) Satisfacen las pautas para el diagnóstico de


esquizofrenia.

b) No satisfacen las pautas de los tipos catatónico,


hebefrénico o paranoide y

c) No reúnen las pautas para la esquizofrenia residual o la


depresión postesquizofrénica.

Incluye:

● esquizofrenia atípica

F20.4 Depresión postesquizofrénica

Se trata de un trastorno de tipo depresivo, a veces prolongado, que


surge después de un trastorno esquizofrénico. Durante él pueden
persistir algunos síntomas esquizofrénicos, pero no predominan en el

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cuadro clínico. Estos síntomas esquizofrénicos persistentes pueden ser


"positivos" o "negativos", aunque estos últimos son los mas frecuentes.
No está claro, aunque resulta intranscendente para el diagnóstico,
determinar hasta qué punto los síntomas depresivos se han revelado
simplemente al resolverse los síntomas psicóticos, son de nueva
aparición, forman parte intrínseca de la esquizofrenia o son una
reacción psicológica a la misma. Rara vez son lo suficientemente graves
o duraderos para satisfacer las pautas de un episodio depresivo grave
(F32.2 y F32.3) y a menudo es difícil decidir qué síntomas del enfermo
son debidos a una depresión, cuáles a la medicación neuroléptica y
cuáles son expresión del trastorno de la voluntad y del
empobrecimiento afectivo de la esquizofrenia por sí misma. Estos
estados depresivos se acompañan de un alto riesgo de suicidio.

Pautas para el diagnóstico

El diagnóstico sólo deberá hacerse si:

a) El enfermo ha tenido en los últimos doce meses una


enfermedad esquizofrénica que satisfacía las pautas
generales de esquizofrenia (ver la introducción a F20)

b) Persisten algunos síntomas esquizofrénicos y

c) Los síntomas depresivos son destacados, fuente de


malestar y cumplen al menos las pautas de un episodio
depresivo (F32) y han estado presentes por lo menos
durante dos semanas.

Si el enfermo no tiene ningún síntoma esquizofrénico en el momento de


la entrevista, deberá diagnosticase de episodio depresivo (F32). Si los
síntomas esquizofrénicos todavía son floridos y predominantes deberá
mantenerse el diagnóstico del tipo esquizofrénico adecuado (F20.0,
F20.1, F20.2, ó F20.3).

F20.5 Esquizofrenia residual

Se trata de un estado crónico del curso de la enfermedad


esquizofrénica, en el que se ha producido una clara evolución progresiva
desde los estados iniciales (que incluyen uno o más episodios con
síntomas psicóticos que han satisfecho las pautas generales de la
esquizofrenia) hacia los estadios finales caracterizados por la presencia
de síntomas "negativos" y de un deterioro persistente, aunque no
necesariamente irreversibles.

Pautas para el diagnóstico

Para un diagnóstico fiable deben satisfacerse las siguientes pautas:

a) Presencia de síntomas esquizofrénicos "negativos"


destacados, por ejemplo, inhibición psicomotriz, falta de
actividad, embotamiento afectivo, pasividad y falta de
iniciativa, empobrecimiento de la calidad o contenido del
lenguaje, comunicación no verbal (expresión facial,
contacto visual, entonación y postura) empobrecida, un
deterioro del aseo personal y del comportamiento social.

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b) Evidencia de que en el pasado ha habido por lo menos


un episodio claro que ha reundo las pautas para el
diagnóstico de una esquizofrenia.

c) Un período de por lo menos un año durante el cual la


intensidad y la frecuencia de la sintomatología florida (ideas
delirantes y alucinaciones) han sido mínimas o han estado
claramente apagadas, mientras que destacaba la presencia
de un síndrome esquizofrénico "negativo" y

d) La ausencia de una demencia u otra enfermedad o


trastorno cerebral orgánico, de una depresión crónica o de
institucionalización suficiente como para explicare el
deterioro.

Si no puede obtenerse información adecuada sobre los antecedentes del


enfermo, y por lo tanto no pueden satisfacerse las pautas para una
esquizofrenia en el pasado, puede ser necesario hacer un diagnóstico
provisional de esquizofrénica residual.

Incluye:

● esquizofrenia crónica no diferenciada


● estado esquizofrénico residual "Restzustand"

F20.6 Esquizofrenia simple

Se trata de un trastorno no muy frecuente en el cual se presenta el


desarrollo insidioso aunque progresivo, de un comportamiento
extravagante, de una incapacidad para satisfacer las demandas de la
vida social y de una disminución del rendimiento en general. No hay
presencia evidente de alucinaciones y ni de ideas delirantes y el
trastorno es no tan obviamente psicótico como los tipos hebefrénico,
paranoide y catatónico. Los rasgos "negativos" característicos de la
esquizofrenia residual (por ejemplo, embotamiento afectivo, abulia)
aparecen sin haber sido precedidos de síntomas psicóticos claramente
manifiestos. El creciente empobrecimiento social puede conducir a un
vagabundeo, los enfermos se encierran en sí mismos y se vuelven
ociosos y pierden sus objetivos.

Pautas para el diagnóstico

El diagnóstico de esquizofrenia simple es difícil de concretar de manera


evidente, dado que depende de que se pueda establecer de una manera
clara el desarrollo progresivo de los síntomas "negativos" característicos
de la esquizofrenia residual (ver mas arriba F20.5), sin que hayan
existido antecedentes de alucinaciones, de ideas delirantes ni de otras
manifestaciones de un episodio psicótico pasado, con cambios
significativos en la conducta personal manifestados con una marcada
pérdida de interés, ociosidad y aislamiento social.

Incluye:

● esquizofrenia simplex

F20.8 Otra esquizofrenia

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Incluye:

● esquizofrenia cenestopática
● trastorno esquizofreniforme sin especificación

Excluye:

● trastorno psicótico agudo de tipo esquizofrénico (F23.2)


● esquizofrenia cíclica (F25.2)
● esquizofrenia latente (F23.2)

F20.9 Esquizofrenia sin especificación

F21 TRASTORNO ESQUIZOTIPICO

Se trata de un trastorno caracterizado por un comportamiento


excéntrico y por anomalías del pensamiento y de la afectividad que se
asemejan a las de la esquizofrenia, a pesar de que no se presentan, ni
se han presentado, las anomalías características y definidas de este
trastorno. No hay síntomas predominantes o característicos, pero
pueden aparecer algunos de los siguientes rasgos:

a) La afectividad es fría y vacía de contenido, y a menudo


se acompaña de anhedonia.

b) El comportamiento o la apariencia son extraños,


excéntricos o peculiares.

c) Empobrecimiento de las relaciones personales y una


tendencia al retraimiento social.

d) Ideas de referencia, ideas paranoides o extravagantes,


creencias fantásticas y preocupaciones autísticas que no
conforman claras ideas delirantes.

e) Ideas paranoides o suspicacia.

f) Rumiaciones obsesivas sin resistencia interna, a menudo


sobre contenidos dismórficos, sexuales o agresivos.

g) Experiencias perceptivas extraordinarias como ilusiones


corporales somato-sensoriales u otras ilusione o
manifestaciones de despersonalización o desrealización
ocasionales.

h) Pensamiento y lenguaje vagos, circunstanciales,


metafóricos, extraordinariamente elaborados y a menudo
estereotipados, sin llegar a una clara incoherencia o
divagación del pensamiento.

i) Episodios ocasionales casi psicóticos transitorios con


alucinaciones visuales y auditivas intensas e ideas pseudo-
delirantes, que normalmente se desencadenan sin
provocación externa.

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Este trastorno tiene un curso crónico con fluctuaciones de intensidad.


Ocasionalmente evoluciona hacia una esquizofrenia clara. No hay un
comienzo definido y su evolución y curso son normalmente los de un
trastorno de la personalidad. Es mas frecuente en individuos
genéticamente emparentados con esquizofrénicos y se cree que es una
parte del espectro genético de la esquizofrenia.

Pautas para el diagnóstico

Esta categoría diagnóstica no se recomienda para uso general, porque


no está claramente diferenciada de la esquizofrenia simple o de los
trastornos de personalidad esquizoides o paranoides. Para recurrir a
este término deben estar presentes de una manera continuada o
episódica durante al menos dos años, tres o cuatro de los rasgos
característicos enumerados mas arriba. Además el enfermo nunca habra
reunido las pautas para un diagnóstico de esquizofrenia. Unos
antecedentes de esquizofrenia en familiares de primer grado es un
apoyo adicional para el diagnóstico, aunque no es un requisito necesario.

Incluye:

● esquizofrenia latente
● esquizofrenia limítrofe ("borderline")
● esquizofrenia prepsicótica
● esquizofrenia prodrómica
● esquizofrenia pseudo-neurótica
● esquizofrenia pseudopsicopática
● trastorno esquizotípico de la personalidad
● reacción esquizofrénica latente

Excluye:

● trastorno esquizoide de la personalidad (F60.1)


● síndrome de Asperger (F84.5).

F22 TRASTORNOS DE IDEAS DELIRANTES PERSISTENTES

Este grupo incluye una variedad de trastornos en los cuales la


característica clínica única o más destacada la constituyen ideas
delirantes consolidadas durante bastante tiempo, que no pueden ser
clasificadas como orgánicas, esquizofrénicas o afectivas. Se trata
probablemente de un grupo heterogéneo que parece no tener relación
con la esquizofrenia, mal definido, y la importancia relativa en su
génesis de los factores genéticos, de los rasgos de la personalidad y las
circunstancias vitales no es clara y probablemente será diversa.

F22.0 Trastorno de ideas delirantes

Se trata de un grupo de trastornos, caracterizado por la aparición de un


único tema delirante o de un grupo de ideas delirantes relacionadas
entre sí que normalmente son muy persistentes, y que incluso pueden
durar hasta el final de la vida del individuo. El contenido del tema o
conjunto de ideas delirantes es muy variable. A menudo es de tipo de
persecución, hipocondriaco o de grandeza, pero también puede referirse
a temas de litigio o de celos o poner de manifiesto la convicción de que
una parte del propio cuerpo está deformada o de que otros piensan que
se despide mal olor o que se es homosexual. Lo mas característico es

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que no se presente otra psicopatología, pero pueden aparecer de modo


intermitente síntomas depresivos y, en algunos casos, alucinaciones
olfatorias y táctiles. Las voces alucinatorias, los síntomas
esquizofrénicos tales como las ideas delirantes de ser controlado, el
embotamiento afectivo y la presencia de una enfermedad cerebral son
incompatibles con este diagnóstico. Sin embargo, alucinaciones
auditivas ocasionales o transitorias, no típicamente esquizofrénicas y
que no constituyen una parte pricipal del cuadro clínico, noexcluyen el
diagnóstico en enfermos ancianos. El trastorno suele comenzar hacia la
edad media o avanzada de la vida, pero algunas veces, especialmente
en casos de creencias sobre deformaciones del cuerpo, surge en el inicio
de la madurez. El contenido de las ideas delirantes y el momento en el
que aparecen y suele poder tener relación con algunas situaciones
biográficas significativas, por ejemplo, ideas delirantes de persecución
en personas que pertenecen a minorías sociales. Fuera del
comportamiento directamente relacionado con el tema de las ideas o
sistema delirante, son normales la afectividad, el lenguaje y el resto de
la conducta.

Pautas para el diagnóstico

El tema o conjunto de ideas delirantes deben ser la manifestación


clínica única o la mas destacada y deben de estar presentes durante por
lo menos tres meses y ser claramente particulares al enfermo, es decir,
no depender de factores culturales. Pueden presentarse síntomas
depresivos de una manera intermitente e incluso un episodio depresivo
completo (F32) siempre y cuando las ideas delirantes no coincidan con
las alteraciones del estado de ánimo. No hay evidencia de lesión
cerebral, de voces alucinatorias ocasionales y de antecedentes de
síntomas esquizofrénicos (ideas delirantes de ser controlado, difusión
del pensamiento, etc.).

Incluye:

● parafrenia (tardía)
● paranoia
● estado paranoide
● psicosis paranoide sin especificación
● delirio sensitivo de referencia

Excluye:

● trastorno paranoide de la personalidad (F60.0)


● psicosis paranoide psicógena (F23.3)
● reacción paranoide (F23.3)
● esquizofrenia paranoide (F20.0)

F22.8 Otros trastornos de ideas delirantes persistentes

Es esta una categoría residual para los trastornos de ideas delirantes


persistentes que no reúnen las pautas de un trastorno de ideas
delirantes (F22.0). Deben codificarse aquí los trastornos en los cuales el
tema o conjunto de ideas delirantes se acompañen de voces
alucinatorias o de síntomas esquizofrénicos en grado insuficiente para
satisfacer las pautas de esquizofrenia (F20). Los trastornos delirantes
que han durado por lo menos más de tres meses pero menos de seis,
deben, no obstante, ser codificados, al menos transitoriamente de

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acuerdo con F23.

Incluye:

● estado paranoide involutivo


● paranoia querulante
● dismorfofobia delirante

F22.9 Trastorno delirante persistente sin especificación

F23 TRASTORNOS PSICOTICOS AGUDOS Y TRANSITORIOS

Aún no se dispone de información clínica sistemática para facilitar la


descripción de pautas definitivas para la clasificación de los trastornos
psicóticos agudos. Los datos existentes son limitados y la tradición
clínica no proporciona conceptos claramente definidos y delimitados. En
ausencia de un sistema multifacético o multiaxial validado, el método
utilizado para evitar confusiones diagnósticas se basa en construir una
secuencia diagnóstica la cual refleja el orden de prioridad asignado a
características claves del trastorno. El orden de prioridad utilizado es el
siguiente:

a) Comienzo agudo (menos de dos semanas), como


característica que define al grupo en general.

b) Presencia de síndromes típicos.

c) Presencia de estrés agudo.

Sin embargo, la clasificación está adaptada para que aquellos que no


estén de acuerdo con este orden de prioridades puedan de todas formas
identificar los trastornos psicóticos agudos mediante una de estas
características especificadas.

Asimismo se recomienda utilizar para todos los trastornos de este grupo


otra subdivisión para identificar un comienzo súbito (en el plazo de 48
horas), cuando ello sea pertinente. El comienzo agudo se define como
un cambio desde un estado sin características psicóticas a otro
claramente anormal y psicótico en un período de dos semanas o menos.
Hay evidencia de que el comienzo agudo es signo de buen pronóstico y
es posible que cuanto más súbito sea el inicio, mejor será el desenlace.
Por ello se recomienda que se especifique cuando sea posible si el
comienzo fue súbito (en el plazo de 48 horas o menos).

Los síndromes típicos seleccionados son, primero, el estado


rápidamente cambiante y variable, llamado aquí "polimorfo", el cual ha
sido descrito en los trastornos psicóticos agudos en varios países y, en
segundo lugar, la presencia de síntomas esquizofrénicos típicos.

La presencia de estrés agudo puede también especificarse con un quinto


caracter, teniendo en cuenta su relación tradicional con la psicosis
aguda. La escasa evidencia disponible, sin embargo, indica que una
proporción importante de trastornos psicóticos agudos aparecen sin
relación con un estrés y por lo tanto se ha previsto el poder anotar la
presencia o ausencia de estrés. El estrés agudo asociado significa que
los primeros síntomas psicóticos se presentaron no más allá de dos
semanas después de uno o más acontecimientos que serían vivenciados

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como estresantes por la mayoría de personas en circunstancias


similares dentro del ambiente cultural en cuestión. Acontecimientos
típicos de esta clase son duelos, pérdidas inesperadas de compañeros o
de trabajo, contraer matrimonio, o el trauma psicológico del combate,
terrorismo y la tortura. Las dificultades o problemas crónicos no deben
ser considerados en este contexto como fuente de estrés.

La recuperación completa tiene lugar generalmente dentro del plazo de


dos o tres meses, a menudo en pocas semanas e incluso días, y sólo
una pequeña proporción de enfermos con estos trastornos desarrollan
estados persistentes e invalidantes. Desgraciadamente el estado actual
de nuestros conocimientos no permite la predicción precoz de esta
pequeña proporción de enfermos que no tendrán una recuperación
rápida.

Se proponen estas descripciones clínicas y pautas para el diagnóstico


asumiendo que van a ser usadas por clínicos que necesitan hacer un
diagnóstico al evaluar y tratar enfermos a los pocos días o semanas del
comienzo del trastorno, sin saber cual va a ser su duración. En
consecuencia, se han incluido un cierto número de indicaciones respecto
a los límites de duración y del paso de uno a otro trastorno para
recordar a quiénes recojan los diagnósticos la necesidad de mantenerlos
actualizados.

La nomenclatura de estos trastornos agudos es tan dudosa como su


nosología, pero se ha hecho un esfuerzo para utilizar términos simples y
familiares. "Trastorno psicótico" se usa como termino práctico para
todas las entidades de este grupo (el término "psicótico" se define en la
introducción general, página xx, añadiendo un calificativo adicional para
indicar la característica principal de cada uno de los tipos, tal y como
aparece en la secuencia referida más arriba.

Pautas para el diagnóstico

Ninguno de los trastornos de este grupo satisface las pautas de un


episodio maníaco (F30) o depresivo (F32), aunque los cambios
emocionales y los síntomas afectivos individuales puedan estar de vez
en cuando en primer plano.

Estos trastornos se definen también por la ausencia de una causa


orgánica, tal como de conmoción cerebral, delirium o demencia. A
menudo se observa perplejidad, preocupación o falta de atención hacia
la conversación inmediata pero si estos sistemas son tan marcados o
persistentes como para sugerir delirium o demencia de causa orgánica,
el diagnóstico debe ser pospuesto hasta que las exploración o la
evolución hayan aclarado este punto. De forma parecida, los trastornos
de F23 no deben ser diagnosticados en presencia de una intoxicación
evidente por sustancias psicotropas o alcohol. Sin embargo, un
aumento reciente y moderado en el consumo de, por ejemplo, alcohol o
cánnabis, sin evidencia de intoxicación grave o desorientación, no debe
descartar el diagnóstico de uno de estos trastornos psicóticos agudos.

Una precisión importante acerca de las pautas temporales (tanto en lo


que se refiere a las dos semanas como a las 48 horas) es que éstas no
se refieren a el tiempo de máxima gravedad y perturbación, sino a
plazos en los cuales los síntomas psicóticos han llegado ser obvios y
desorganizadores de al menos algunos aspectos de la vida diaria y del
trabajo. El apogeo del trastorno puede tener lugar en ambos casos más

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tarde. Los síntomas y las alteraciones deben de ser obvios sólo en los
plazos citados, en el sentido de que normalmente habrán llevado al
individuo a buscar algún tipo de ayuda o de intervención médica. Los
períodos prodrómicos de ansiedad, depresión, aislamiento social o
trastornos de comportamiento leves no deben incluirse en estos plazos
de tiempo.

Puede utilizarse un quinto carácter para indicar si el trastorno psicótico


agudo se asocia a una situación estresante aguda:

● F23.x0 no secundario a situación estresante aguda


● F23.x1 secundario a situación estresante aguda

F23.0 Trastorno psicótico agudo polimorfo (sin síntomas de


esquizofrenia)

Se trata de un trastorno psicótico agudo en el cual las alucinaciones, las


ideas delirantes y las alteraciones de la percepción son evidentes pero
marcadamente variables y cambiantes de un día para otro e incluso de
una hora a otra. También suele estar presente un estado de confusión
emocional con intensos sentimientos fugaces de felicidad y éxtasis o de
angustia e irritabilidad. Este cuadro clínico cambiante, polimorfo e
inestable, es característico y aunque a veces destacan síntomas
individuales de tipo afectivo o psicótico, no se satisfacen las pautas para
episodio maníaco (F30), episodio depresivo (F32) o esquizofrenia (F20).
Este trastorno suele tener un comienzo súbito (menos de 48 horas) y
una rápida resolución de los síntomas. En un elevado número de casos
no existe un claro estrés precipitante.

Si los síntomas persisten más de tres meses, el diagnóstico debe


cambiarse (probablemente los más adecuados sean entonces el F22,
Trastorno delirante persistente (F22) o F28, otro trastorno psicótico no
orgánico).

Pautas para el diagnóstico

Para un diagnóstico preciso se requiere que:

a) El comienzo sea agudo (pasar desde un estado no


psicótico a un estado claramente psicótico en el plazo de
dos semanas o menos).

b) Estén presentes varios tipos de alucinaciones o ideas


delirantes, variando de tipo e intensidad de un día para otro
o dentro del mismo día.

c) Exista un estado emocional cambiante de forma similar y

d) Apesar de la variedad de los síntomas, ninguno esté


presente con la suficiente consistencia como para satisfacer
las pautas de esquizofrenia (F20) o de un episodio maníaco
o depresivo (F30 ó F32).

Incluye:

● "Bouffée délirante" sin síntomas de esquizofrénia o no

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especificada. Psicosis cicloide sin síntomas de esquizofrénia o no


especificada.

F23.1 Trastorno psicótico agudo polimorfo con síntomas de


esquizofrenia

Se trata de un trastorno psicótico agudo en el que se satisfacen las


pautas diagnósticas del trastorno psicótico agudo polimorfo (F23.0) y en
el que están presentes de forma consistente síntomas típicos de la
esquizofrenia.

Pautas para el diagnóstico

Para un diagnóstico preciso se requiere que: se cumplan las pautas a)


b) y c) del trastorno psicótico agudo polimorfo (F23.0) y que además
hayan estado presentes síntomas que satisfacen las pautas de la
esquizofrenia (F20) durante la mayor parte del tiempo desde que el
cuadro clínico se estableció de forma evidente.

Si los síntomas esquizofrénicos persisten más de un mes, el diagnóstico


debe ser cambiado por el de esquizofrenia (F20).

Incluye:

● "Bouffée délirante" con síntomas de esquizofrenia\ Psicosis


cicloide con síntomas de esquizofrenia

F23.2 Trastorno psicótico agudo de tipo esquizofrénico

Se trata de un trastorno psicótico agudo en el cual los síntomas


psicóticos son comparativamente estables y satisfacen las pautas de la
esquizofrenia (F20), pero cuya duración ha sido inferior a un mes.
Puede estar presente hasta cierto punto una inestabilidad o variabilidad
emocional, pero no con la extensión descrita en el trastorno psicótico
agudo polimorfo (F23.0).

Pautas para el diagnóstico

Para un diagnóstico preciso se requiere que:

a) El comienzo de los síntomas psicóticos sea agudo (desde


un estado no psicótico a otro claramente psicótico en dos
semanas o menos).

b) Hayan estado presentes síntomas que satisfacen las


pautas de la esquizofrenia (F20) durante la mayor parte del
tiempo desde que el cuadro clínico psicótico se estableció
de forma evidente y

c) No se satisfacen las pautas del trastorno psicótico agudo


polimorfo.

Si los síntomas esquizofrénicos duran más de un mes, este diagnóstico


deberá sustituirse por el de esquizofrenia (F20).

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Incluye:

● Esquizofrenia aguda (indiferenciada)


● Esquizofrenia aguda
● Trastorno o psicosis esquizofreniforme breve
● Reacción esquizofrénica

Excluye:

● Trastorno de ideas delirantes (esquizofreniforme) orgánico


(F06.2)
● Trastorno esquizofreniforme sin especificación (F20.8)

F23.3 Otro trastorno psicótico agudo con predominio de ideas


delirantes

Se trata de trastornos psicóticos agudos en los cuales la característica


principal es la presencia de ideas delirantes o alucinaciones
comparativamente estables pero que no satisfacen las pautas de la
esquizofrenia (F20). Las ideas delirantes de persecución o de referencia
son frecuentes y las alucinaciones son generalmente auditivas (voces
que hablan directamente al enfermo).

Pautas para el diagnóstico

Para un diagnóstico preciso se requiere que:

a) El comienzo de los síntomas psicóticos sea agudo (desde


un estado no psicótico a otro claramente psicótico en dos
semanas o menos).

b) Las ideas delirantes o alucinaciones hayan estado


presentes durante mayoría del tiempo desde que el cuadro
clínico comenzó a manifestarse y

c) No se satisfacen las pautas de la esquizofrenia (F20) ni


del trastorno psicótico agudo polimorfo (F23.0).

Si las ideas delirantes persisten más de tres meses, el diagnóstico debe


cambiarse por el de trastornos de ideas delirantes persistentes (F22). Si
son sólo las alucinaciones las que persisten más de tres meses, el
diagnóstico debe cambiarse por el de otros trastornos psicóticos no
orgánicos (F28).

Incluye:

● Reacción paranoide
● Psicosis psicógena paranoide

F23.8 Otros trastornos psicóticos agudos y transitorios

Se incluyen aquí los trastornos psicóticos agudos no clasificables en los


apartados precedentes (tales como cuadros psicóticos agudos en los
cuales aparecen claras alucinaciones o ideas delirantes, pero que
persisten por muy poco tiempo). Los estados de excitación no

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diferenciados deben ser también codificados aquí cuando no se


disponga de más información acerca del estado mental del enfermo,
siempre que haya evidencia de que no existe una causa orgánica que
justifique los síntomas.

F23.9 Trastorno psicótico agudo y transitorio sin especificación

Incluye:

● psicosis reactiva (breve) sin especificación

F24 TRASTORNO DE IDEAS DELIRANTES INDUCIDAS

Se trata de un trastorno de ideas delirantes, poco frecuente, compartido


por dos o mas personas que comparten estrechos lazos emocionales.
Sólo uno de los afectados padece un auténtico trastorno psicótico. En el
otro o los otros las ideas delirantes son inducidas y normalmente
remiten cuando se les separa. El trastorno psicótico del individuo
dominante suele ser una esquizofrenia, pero esto no es algo ni
necesario ni constante. Tanto las ideas delirantes originales de la
persona dominante como las inducidas en la otra, son crónicas, de
naturaleza persecutoria o de grandeza. Las creencias delirantes sólo son
trasmitidas de esta manera en circunstancias extraordinarias poco
frecuentes. Casi siempre las dos personas son familiares cercanos,
aislados del entorno por su lengua, su cultura o por factores
geográficos. Las personas en las cuales las ideas delirantes son
inducidas suelen ser también dependientes o tienen una relación de
servidumbre con la que padece la psicosis genuina.

Pautas para el diagnóstico

El diagnóstico de un trastorno delirante inducido sólo deberá hacerse si:

a) Dos o mas personas comparten el mismo tema o sistema


de ideas delirantes y se apoyan mutuamente en sus
creencias.

b) Ambas comparten una relación extraordinariamente


estrecha, del tipo descrito mas arriba y

c) Hay evidencia temporal y circunstancial de que las ideas


delirantes están inducidas en la persona pasiva (dominada)
de la pareja por el contacto con la activa (dominante).

No son frecuentes las alucinaciones inducidas, pero éstas no invalidan el


diagnóstico. Sin embargo, si existen razones para creer que dos
personas que viven juntas sufren sendos trastornos psicóticos, estos no
deben ser codificados aquí, aunque se comparta alguno de los temas
delirantes.

Incluye:

● Trastorno paranoide inducido


● psicosis simbiótica "folie à deux"

Excluye:

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● "folie simmultanée"

F25 TRASTORNOS ESQUIZOAFECTIVOS

Se trata de trastornos episódicos en los cuales tanto los síntomas


afectivos como los esquizofrénicos son destacados y se presentan
durante el mismo episodio de la enfermedad, preferiblemente de forma
simultánea o al menos con pocos días de diferencia entre unos y otros.
No es clara aún su relación con los trastornos del humor (afectivos)
(F30-F35) y con los trastornos esquizofrénicos (F20-F24) típicos. Se
codifican en una categoría aparte debido a que son demasiado
frecuentes como para ser ignorados. Otros cuadros en los cuales los
síntomas afectivos aparecen superpuestos o forman parte de una
enfermedad esquizofrénica preexistente, o en los cuales coexisten o
alternan con otros tipos de trastornos de ideas delirantes persistentes
se clasifican bajo la categoría adecuada de F20-F29. Las ideas
delirantes o alucinaciones no congruentes con el estado de ánimo en los
trastornos del humor (afectivos) (F30.2, F31.5, F32.3 ó F33.3) no
justifican por si solas un diagnóstico de trastorno esquizoafectivo.

Los enfermos que sufren episodios esquizoafectivos recurrentes, en


particular aquellos cuyos síntomas son de tipo maníaco más que de tipo
depresivo, generalmente se recuperan completamente y sólo rara vez
desarrollan un estado defectual.

Pautas para el diagnóstico

El diagnóstico de trastorno esquizoafectivo debería hacerse sólo cuando


las manifestaciones de ambos tipos de síntomas, esquizofrénicos y
afectivos, son claras y destacadas y se presentan simultáneamente o
con un plazo de pocos días entre unos y otros, dentro del mismo
episodio de la enfermedad, y cuando, como consecuencia de lo anterior,
el episodio de enfermedad no satisface las pautas ni de esquizofrenia ni
de episodio depresivo o maníaco. El diagnóstico no debería aplicarse a
aquellos enfermos que presentan síntomas esquizofrénicos y afectivos
solo en diferentes episodios de la enfermedad. Es frecuente, por
ejemplo, que los esquizofrénicos presenten síntomas depresivos tras un
episodio psicótico (ver F20.4, Depresión postesquizofrénica). Algunos
enfermos presentan episodios esquizoafectivos recurrentes, los cuales
pueden ser de tipo maníaco, depresivo o mixtos. Otros presentan uno o
dos episodios esquizoafectivos intercalados entre episodios maníacos o
depresivos típicos. En el primer caso el diagnóstico adecuado es el de
trastorno esquizoafectivo. En el segundo, la aparición de un episodio
esquizoafectivo de forma ocasional no invalida el diagnóstico de
trastorno bipolar o trastorno depresivo recurrente si el cuadro clínico es
típico en otros aspectos.

F25.0 Trastorno esquizoafectivo de tipo maníaco

Se trata de un trastorno en el cual los síntomas esquizofrénicos y los


maníacos son destacados en el mismo episodio de enfermedad. La
alteración del humor es generalmente en forma de euforia acompañada
de aumento de la estimación de sí mismo e ideas de grandeza, pero a
veces son más evidentes la excitación o irritabilidad, acompañadas de
un comportamiento agresivo y de ideas de persecución. En ambos casos
existe un aumento de la vitalidad, hiperactividad, dificultades de
concentración y una pérdida de la inhibición social normal. Pueden estar

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presentes ideas delirantes de referencia, de grandeza o de persecución ,


pero se requieren otros síntomas más típicamente esquizofrénicos para
establecer el diagnóstico. El enfermo puede insistir, por ejemplo, en que
sus pensamientos están siendo difundidos o interceptados, o que
fuerzas extrañas están tratando de controlarlos, o puede referir oír
voces de varias clases o expresar ideas delirantes extrañas que no son
sólo de grandeza o de persecución. Se requiere a menudo un
interrogatorio minucioso para establecer que el enfermo está realmente
experimentando esto fenómenos mórbidos y no sólo bromeando o
hablando de forma metafórica. Los trastornos esquizoafectivos de tipo
maníaco son con frecuencia psicosis floridas con un comienzo agudo,
pero la recuperación completa suele tener lugar en pocas semanas, a
pesar de que el comportamiento esté alterado de un modo llamativo.

Pautas para el diagnóstico

Debe existir una exaltación marcada del humor, o una exaltación menos
evidente del humor acompañada de una la irritabilidad o excitación.
Deben hallarse claramente presentes dentro del mismo episodio, por lo
menos uno y preferiblemente dos síntomas característicos de la
esquizofrenia (tal y como se especifica en las pautas uno a cuatro para
el diagnóstico de F20, esquizofrenia).

Esta categoría debería usarse tanto para un solo episodio


esquizoafectivo de tipo maníaco como para un trastorno recurrente en
el cual la mayoría de episodios fueran esquizoafectivos de tipo maníaco.

Incluye:

● Psicosis esquizofreniforme de tipo maníaco\ psicosis


esquizoafectiva de tipo maníaco

F25.1 Trastorno esquizoafectivo de tipo depresivo

Se trata de un trastorno en el cual los síntomas esquizofrénicos y


depresivos son destacados en el mismo episodio de enfermedad. La
depresión del humor suele acompañarse de varios síntomas depresivos
característicos o de trastornos del comportamiento tales como inhibición
psicomotriz, insomnio, pérdida de vitalidad, de apetito o de peso,
reducción en los intereses habituales, dificultades de concentración,
sentimientos de culpa, de desesperanza e ideas de suicidio. Al mismo
tiempo o dentro del mismo episodio están presentes otros síntomas
típicamente esquizofrénicos. El enfermo puede insistir, por ejemplo, en
que sus pensamientos están siendo difundidos o interceptados, o en
que fuerzas extrañas están tratando de controlarlo. Puede estar
convencido de estar siendo espiado o de ser víctima de un complot que
no se justifica por su comportamiento, o de oír voces que no son
únicamente despectivas o condenatorias sino que hablan de matarlo o
comentan entre ellas su comportamiento. Los trastornos
esquizoafectivos de tipo depresivo suelen ser habitualmente menos
floridos y alarmantes que los episodios esquizoafectivos de tipo
maníaco, pero tienden a durar más y el pronóstico es menos favorable.
Aunque la mayoría de enfermos se recuperan completamente algunos
desarrollan con el tiempo un deterioro esquizofrénico.

Pautas para el diagnóstico

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Debe existir humor depresivo marcado, acompañado por lo menos por


dos síntomas depresivos característicos o de trastornos del
comportamiento enumerados en el episodio depresivo (F32). Además,
deben hallarse dentro del mismo episodio, por lo menos uno y
preferiblemente dos síntomas típicamente esquizofrénicos (tal y como
se especifica para F20, Esquizofrenia en las pautas para el diagnóstico
a) a d).

Esta categoría debería usarse tanto para un único episodio


esquizofrénico de tipo depresivo como para un trastorno recurrente en
el cual la mayoría de episodios son esquizoafectivos de tipo depresivo.

Incluye:

● Psicosis esquizofreniforme de tipo depresivo


● Psicosis esquizoafectiva de tipo depresivo

F25.2 Trastorno esquizoafectivo de tipo mixto

Codificar aquí trastornos en los cuales los síntomas esquizofrénicos


(F20) coexisten con los de trastorno bipolar, episodio actual mixto
(F31.6).

Incluye:

● Esquizofrenia cíclica
● Psicosis mixta esquizofrénica y afectiva

F25.8 Otros trastornos esquizoafectivos

F25.9 Trastorno esquizoafectivo sin especificación

Incluye:

● Psicosis esquizoafectiva sin especificación

F28 OTROS TRASTORNOS PSICOTICOS NO ORGANICOS

Se clasifican aquí:

a) Los trastornos psicóticos que no satisfacen las pautas para


esquizofrenia (F20) o para los tipos psicóticos de trastornos del humor
(afectivos) (F30-F39) y

b) Los trastornos psicóticos que no satisfacen las pautas sintomáticos


para trastorno de ideas delirantes persistentes (F22).

Incluye:

● Psicosis alucinatoria crónica sin especificación

F29 PSICOSIS NO ORGANICA SIN ESPECIFICACION

Incluye:

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● Psicosis sin especificación

Excluye:

● Trastorno mental sin especificación (F99)


● Psicosis orgánica o sintomática sin especificación (F09)

Actualizado 11 Septiembre, 2002 - Sociedad Española de Psiquiatría

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