El plan Bolonia: una visión crítica

Enjuiciamiento de una crónica anunciada

JAUME GUBIANAS

El autor, profesor universitario y miembro activo del movimiento anti-Bolonia, argumenta que, tras el objetivo

de convergencia europea, se esconde la hegemonía del neoliberalismo sobre el proceso educativo. Ello se traduce
en un sistema universitario que camina hacia la privatización, ha renunciado a todo pensamiento crítico y entiende

al docente como un mero operario. Y todo ello se produce en una institución que lucha por su supervivencia

económica y que, por tanto, deberá implementar la reforma a coste cero.

SERGIO VILLALBA JIMÉNEZ

Profesor Titular de Escuela Universitaria. Dpto
de Didáctica de la Expresión Plástica y
Musical de la Universidad de Sevilla. Miembro
de la “Plataforma por una Universidad
Pública, Democrática y de Calidad. Stop
Bolonia”, de la misma universidad.
Correo-e: svj@us.es
E
n cualquier trayectoria personal es
importante que haya un compo-
nente de autocrítica y de compro-
miso ético con las propias actuaciones.
Pero, además, en una relación docente,
es cabal entender la estrecha e insepara-
ble relación que existe entre las implica-
ciones profesionales y las obligaciones
éticas de cualquier ser humano.
Este texto es un paradigma de esa re-
lación entre vida y profesión. No es sólo
un artículo en sí mismo, es la necesidad
de decir en voz alta lo que podemos con-
siderar uno de los mayores atentados per-

28 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº 403 MONOGRÁFICO } Nº IDENTIFICADOR: 403.004


petrados contra la institución universitaria
pública en este país: la aplicación del lla-
mado proceso de Bolonia o Espacio Eu-
ropeo de Educación Superior.
Desde el visceral compromiso
y la realidad vivida
Corría el año 2001 y faltaba poco para
las elecciones generales. Profesores (entre
los que me cuento) y alumnos estábamos
encerrados en el Paraninfo de la Univer-
sidad de Sevilla cuando, en el programa
radiofónico de Iñaki Gabilondo (hermano
del actual ministro de Educación), José
Luis Rodríguez Zapatero proclamó en di-
recto que, si ganaba las elecciones, de-
rogaría la ley que había de implementar
el Plan Bolonia. Faltó a la verdad, como
todo mal político sabe hacer. En ese mo-
mento “la izquierda” (concepto ya más
que relativo) criticaba duramente una LOU
(Ley Orgánica de Universidades) del Par-
tido Popular que, en esencia, es la que
más tarde perpetuó el propio PSOE du-
rante los años siguientes, en concreto hace
ya prácticamente una década.
Fueron tiempos duros por el desgaste
con la autoridad política, que, de forma
implacable, imponía sus doctrinas; por la
ignorancia y desidia de medios de comu-
nicación, sindicatos y buena parte de una
sociedad que entendía el movimiento “No
a Bolonia” de forma criminalizada e inclu-
so inmovilista; pero también lo fue por la
cantidad de “compañeros” profesores y
cargos académicos que, o bien aplaudían
sin reparo esta reforma, o bien callaban
en la más cobarde de las actitudes.
El cénit, y a la vez el ocaso, del esfuer-
zo organizativo (plataformas de docentes,
actuación conjunta con el alumnado, re-
dacción de textos y manifiestos, petición
de reuniones informativas o foros de dis-
cusión oficiales, etc.) fue la creación de la
Coordinadora de Asambleas de PDI (Per-
sonal Docente e Investigador) y PAS (Per-
sonal de Administración y Servicios) de
las Universidades Públicas Españolas que,
tras arduas acciones combativas, consiguió
cierto estatus de interlocutor con el go-
bierno estatal. En el año 2009 se celebra-
ron varias entrevistas y contactos con
Màrius Rubiralta (secretario de Estado de
Universidades) y Ángel Gabilondo (minis-
tro de Educación). En mi opinión, todas
ellas fueron políticamente correctas, todas
medidas en su riesgo potencial (me refie-
ro al del propio gobierno), todas acabadas
en el afianzamiento de sus posturas ini-
ciales y todas revestidas de esa falsa de-
mocracia que ostenta quien sabe segura
su postura y los intereses a los que servir.
Versiones encontradas
Sobrepasaría la dimensión de este tex-
to pormenorizar las supuestas virtudes de
un proceso que creemos, en cambio, que
se basa en un engaño generalizado, bien
organizado y, sobre todo, camuflado
como una necesaria reforma del ámbito
educativo. Son muchas las personas, ins-
tituciones y documentos que han servido
a este propósito de forma premeditada,
primero desde la discreción, ahora desde
la clara desfachatez.
La versión oficial de Bolonia, incluida
en los documentos y proyectos que la
gestaron (Declaración inicial de 1999, su-
cesivos encuentros ministeriales, Proyec-
to Tuning, Informe Bricall, etc.), habla de
un acuerdo entre países que opta por: la
reforma homologada de las titulaciones
en base a grado y postgrado; un nuevo
tipo de crédito metodológico; la movili-
dad del alumnado; un proceso de verifi-
cación de calidad en todo su desarrollo;
y la necesidad de implementar la compe-
titividad y la formación en el marco de
una sociedad globalizada, frente a las eco-
nomías emergentes.
Los primeros documentos ya recogían
algunos aspectos concretos que después
hemos podido constatar: el aumento del
poder en la figura del rector, con plantea-
mientos restrictivos para su elección; re-
configuraciones del Consejo Social, en el
que se incluían nuevos “agentes sociales”,
una interminable carrera docente (subor-
dinando la investigación a la docencia)
que hace casi impensable la estabilización
funcionarial; el “control” de la calidad
otorgado a una agencia “externa” –que
viene demostrando, desde su inicio, lo
relativo y parcial de sus acreditaciones y
evaluaciones–; o el establecimiento de una
laxa regulación para las universidades pri-
vadas que favorece su estatus y propaga-
ción (Manzano y Andrés, 2007:25).
La realidad es que cada país plantea el
grado en un número variable de años. El
creditaje ECTS coincide en esencia con
las traducciones de las anteriores estruc-
turas a las “nuevas” arquitecturas educa-
tivas. Y, además, la movilidad se basa en
monográfico
la exigencia del mercado y en el hecho
de que el hoy-alumno y mañana-trabaja-
dor asuma los procesos laborales precarios
y deslocalizadores propios de esa econo-
mía de mercado; y estas condiciones la-
borales, asumidas perfectamente por eco-
nomías tipo China o India, son el sueño
de todo empresario voraz.
Lo que verdaderamente impone esta
reforma es la hegemonía de la globaliza-
ción y el neoliberalismo sobre los procesos
educativos. Nos referimos a la influencia
implacable del empresariado en conteni-
dos y formación de personal; a la privati-
zación sistemática de la educación supe-
rior mediante la competencia feroz entre
universidades (Campus de Excelencia,
Mención de Calidad como ranking com-
petitivo); y al elitismo y falta de acceso
general de la ciudadanía a una cualifica-
ción profesional que ahora pasa por el
imprescindible postgrado o las becas prés-
tamo. Se configura así un panorama ideo-
lógico ya experimentado en otros espacios
del orbe, que acaba con los pocos vesti-
gios de un verdadero progresismo edu-
cativo en el contexto europeo.
“El valor emana únicamente del funcio-
nalismo económico, sólo es valioso lo que
el mercado decreta como tal. Ese totali-
tarismo de mercado enhebra los hilos del
nihilismo contemporáneo” (Polo, 2009:81).
La imposición del sistema ha tenido lu-
gar de arriba-abajo, descubriendo una au-
sencia de pensamiento crítico que parece
ser el rasgo definitorio de los tiempos fu-
turos, lo cual puede conllevar pérdida de
libertad de cátedra y autonomía política.
Parece entenderse la figura de los “nue-
vos” docentes universitarios como opera-
rios de un sistema que tiende a ser en
extremo burocratizado y deslocalizado. A
través de la panacea TIC, se impulsa una
educación a distancia contradictoria (su-
puestamente mayor atención tutorial sin
el consiguiente aumento de las dotacio-
nes), aséptica en valores y “operativa” res-
pecto a las necesidades del mercado. Pa-
rece que se buscan perfiles que adquieran
el concepto de competitividad entendida
como meritocracia. No se otorga la debi-
da importancia a la labor docente, una
labor centrada en unos planes de estudio
que no son otra cosa que reforma de los
actuales y reparticiones de una nueva tar-
ta. Se producen circunstancias a todas lu-
ces ilógicas, como la creación de postgra-
dos antes que los propios grados o el
hecho de obviar alternativas más baratas
{ Nº 403 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. 29
 JAUME GUBIANAS
y eficaces para determinadas problemáti-
cas. Por ejemplo, hubiera sido preferible
establecer unos itinerarios pedagógicos
en las titulaciones con proyección educa-
tiva a implantar un desastroso Máster de
Educación Secundaria.
Para mayor vergüenza, todo ello coin-
cide con la falta de implementación eco-
nómica en las universidades, sujetas a su
supervivencia y autonomía económica.
Esto implica una reforma a coste cero que,
sin duda, empieza a sacrificar las piezas
más débiles del tablero, con despidos de
personal, contrata de servicios externos,
subidas de las tasas de matrícula, posibi-
lidad de cierre de facultades por falta de
“demanda”, prácticas en empresas, a car-
go del propio alumnado, etc. Es obvio
que, además, la crisis económica agudi-
zará los recortes en el ámbito universitario
igual que lo ha hecho en el terreno labo-
ral, donde se han recuperado condiciones
propias del siglo XIX, como las jornadas
semanales de 65 horas o la reducción de
la educación general a una formación bá-
sica. La empresa privada –y en especial
los grandes sectores como la banca– ha
30 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº 403 }
sido la principal beneficiaria de un ban-
quete al que hasta el momento tenía el
acceso restringido; ahora, por ejemplo,
se optimizarán las patentes e investiga-
ciones realizadas con dinero público para
beneficio de intereses privados y se finan-
ciarán sólo aquellos proyectos que resul-
ten de su interés.
La continuidad del proceso parece im-
placable: la información oficial ha ido en
aumento progresivo y acumulativo hasta
la sobresaturación. La reglamentación ac-
tual (traducida en textos propios de cada
universidad) se enmarca en la llamada Es-
trategia Universidad 2015, en la cual se
concretan aspectos como la gobernanza
de la universidad, su financiación, los Pla-
nes de Renovación de Metodologías Do-
centes y los Planes Estratégicos, así como
diversos reglamentos y estatutos PDI, PAS
y de alumnos. Todo ello, además, se
acompaña de una propaganda sin deba-
te real, pero apoyada en auténticos textos
panfletarios, como los que elaboró la Red
Universitaria de Asuntos Estudiantiles.
En esta línea algo ha cambiado sustan-
cialmente. El error de base ideológica que
algunos trasnochados (que diría otro la-
mentable presidente español) advertíamos
en los primeros balbuceos del proceso,
ya es hoy un clamor a cara descubierta. Y
a él se añade un terrible temor: si todo
este proceso lo ha hecho un sector-go-
bierno político que se considera progre-
sista, ¿qué tendrán guardado en la man-
ga los ámbitos ultraconservadores de este
país para cuando, más tarde o más tem-
prano, alcancen el poder? Es interesante
advertir que, en un clima de crispación
como el vivido en los últimos diez años,
los dos partidos mayoritarios no han pro-
tagonizado ni una sola polémica respecto
al espacio universitario, lo que demuestra
la consonancia entre ambos.
Juicios y agradecimientos
He aquí los responsables del proceso:
desde el propio sistema neoliberal y el
conjunto de la UE hasta los responsables
políticos españoles que lo empezaron o
culminaron: José María Aznar, Pilar del
Castillo, José Luis Rodríguez Zapatero,

Cristina Garmendia (con aquel engendro
transitorio de ministerio de Ciencia, Inno-
vación y Tecnología) y los actuales res-
ponsables ministeriales con competencia
directa, Ángel Gabilondo y Màrius Rubi-
ralta. Les siguen en colaboracionismo ac-
tivo los sectores privados de la patronal
que han presionado y contribuyen a esta
reforma, los gobiernos autonómicos y
aquellos equipos rectorales y decanales
que han asentido al respecto. Sus respon-
sabilidades no se remiten exclusivamente
a un hecho puntual, sino que hablamos
de un desastre generacional que influirá
en el devenir de generaciones futuras, con
consecuencias difícilmente solucionables.
Igualmente, no debe exculparse la pasi-
vidad de la mayoría de la comunidad uni-
versitaria. No hay posibilidad de justificar-
se en una suerte de ley de obediencia
debida, ni en una inactividad por necedad
palpable.
“La universidad es cronológicamente
el último pilar del sistema educativo y uno
de los principales del sistema social y la-
boral. Para el que lo quiera ver, los cam-
bios que se producen son sintomáticos
del tipo de formación y, por tanto, del
individuo y conjunto social que se quiera
lograr, condicionando a generaciones fu-
turas de forma irremediable. Aceptar esta
ideología y sus consecuencias es una res-
ponsabilidad que se le podrá inculpar his-
tóricamente a los promotores y colabora-
cionistas actuales” (Villalba y de Alba,
2005:100).
Los que han querido actuar de forma
activa, valiente y voluntaria así lo han he-
cho. Llena de emoción y orgullo valorar
la actuación de alumnado y docentes que,
sacrificando aspectos de su promoción e
interés personal, sin manipulación política
y con un claro sentimiento de unidad y
acción, han conseguido llamar la atención
del conjunto social. Aunque sea esa mis-
ma sociedad, apática y servil, la que no
quiere darse por enterada de los riesgos
y peligros de un colapso total del sistema.
“Muchos de los que antes defendieron
el proceso de Bolonia empiezan ahora a
reconocer que la implantación del EEES
ha sido un completo fracaso. Dentro de
unos años, cuando el desastre sea ya tan
irremediable como llamativo, habrá mu-
chos otros que dirán que se trataba de
una “excelente idea” pero que, desdi-
chadamente, no pudo llevarse a la prác-
tica, porque faltaron medios, financiación,
voluntad política, o porque se interpuso
la crisis económica o vaya usted a saber
qué” (Fernández Liria y Serrano García,
2009: 18).
monográfico
para saber más
X Fernández Liria, Carlos y Serrano
García, Clara (2009): El Plan Bolonia,
Madrid: Los Libros de la Catarata. Serie
Mínima.
X Manzano, Vicente y Andrés Zambrana,
Luís (2007): El Diseño de la Nueva Uni-
versidad Europea. Algunas Causas. Algu-
nas Consecuencias. Andalucía: Coedición
Fundación Estudios Marxistas-Universi-
dad y Compromiso Social-Atrapasueños
Editorial.
X Polo Blanco, Jorge (2009): “El Plan
Bolonia o la Economización Exhaustiva
de la Universidad”. Alegre, Luís y Moreno,
Víctor (coords): Bolonia no Existe. La
Destrucción de la Universidad Europea.
Hondarribia: HIRU, S.L. Colección Sedi-
ciones. (pp. 79-91).
X Villalba Jiménez, Sergio y de Alba
Fernández, Nicolás (2005): “Universidad
y Europa: No al Servilismo Neoliberal”.
Revista Internacional de Investigación e
Innovación Escolar. Nº 57. Sevilla: Díada
Editora S.L. (pp 99-100).