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2- El cerebro trino.
De acuerdo a la teoría de la evolución el ser humano es el último
eslabón de una cadena que nos emparienta con el resto de los seres vivos.
Dentro de esa concepción y según una teoría científica propuesta por
Mc Lean (3), el cerebro humano tiene tres partes o capas:
a- el complejo reptiliano, que compartimos con
“nuestros antepasados” reptiloides y que se hace cargo de nuestros
comportamientos rituales y jerárquicos;
b- el sistema límbico, que compartimos con “nuestros
ascendientes” mamíferos y que regula nuestras emociones;
c- el neocórtex, que apenas compartimos con los
primates superiores y con los cetáceos, y que es la sede del intelecto o razón;
allí se generan nuestros valores, así como las pautas morales y el derecho;
representa alrededor del 85% de la masa total de nuestro cerebro humano.
2
Lo que conduce a la siguiente pregunta:¿no será que los jueces tienen bastante con el deber
de sentenciar, para encima ser protagonistas de métodos alternativos de solución de
controversias en tanto y en cuanto éstos estén paralelamente en funcionamiento? A ello apunta
la mediación prejudicial.
3
Tomado de Karl SAGAN “Los dragones del Edén”, Ed.Grijalbo, Bs.As., 1982,
pág. 75.
3- Los conflictos internos.
Lo expuesto antes explica por qué ante un suceso determinado
muchas veces experimentamos impresiones contradictorias. Por ejemplo,
nuestras emociones nos hacen desear algo, pero nuestros valores nos dicen
que no podemos o no debemos. O viceversa, con múltiples variantes.
Ello es así porque nuestro cerebro produce respuestas distintas en
sus diferentes partes, no siempre alineadas en la misma dirección.
¿Quién no ha experimentado esa sensación de encrucijada en su
interior, ese conflicto entre dos o más opciones que parecen contar –todas- con
el “apoyo” de una parte y el “rechazo” de otra parte de nosotros?
En cierto sentido podríamos decir que cada uno de nosotros es más
que uno, al mismo tiempo.
4- Las emociones.
4.1. ¿Cómo funcionan?
¿Cómo funcionan las emociones? (4)
Las emociones predisponen para la acción. Son reactivas y
específicas, es decir, suceden como respuesta a un suceso que nos afecta. Si
nos sacamos la lotería no “elegimos” alegrarnos, simplemente la emoción
(alegría) nos toma; si experimentamos alguna clase de pérdida personal, no
“elegimos” entristecernos, simplemente la emoción (tristeza) nos asalta.
Eso sí, desaparecida la circunstancia que la genera, desaparece la
emoción.
Si queremos entender como funciona una emoción tenemos que
detectar el acontecimiento que la produce.
Si queremos evitar una emoción debe evitar el acontecimiento que la
produce.
4
Tomado de Rafael ECHEVERRÍA, “Ontología del lenguaje”, Ed. Granica,
Santiago de Chile, 1998, capítulos VIII y IX.
Si queremos reiterar una emoción debemos reiterar el acontecimiento
que la produce.
Aquí es donde se vincula la emoción con la acción, puesto que para
reiterar o evitar el acontecimiento que produce la emoción hay que accionar o
actuar.
No podemos evitar las emociones. A lo sumo, haciendo de ellas un
ámbito de diseño, desde el cuerpo o el lenguaje podemos prolongar o acortar
su duración. (5)
5
Veamos algunos ejemplos.
Todos sabemos que si estamos ocasionalmente deprimidos una buena
solución es caminar, practicar algún deporte, bailar. El cuerpo sirve entonces para
“trabajar” nuestras emociones.
También sabemos que si no nos sentimos bien, sostener una conversación
con alguien de nuestra confianza, para “descargarnos” nos hace sentir mejor. El
lenguaje también es útil para “moldear” nuestras emociones.
6
Tomado de Fredy KOFMAN, “Metamanagement”, Ed. Granica, Bs.As., 2001,
t.3, capítulo 22 “Inteligencia emocional”.
e- Gratitud.
Parte de la alegría o el entusiasmo, con el juicio de quien los generó
hizo algo por uno que no tenía por qué haber hecho. El orgullo es una variante:
es el agradecimiento hacia sí mismo, cuando uno cree que hizo algo que no
tenía por qué hacer y con ello produjo o puede llegar a producir algo valioso
para otros o para sí mismo.
f- Enfado.
Parte de la tristeza o el miedo, con el juicio de quien los generó hizo
algo que no debía haber hecho, transgrediendo ciertos límites significativos
para uno. La culpa es una variante: es el enfado hacia sí mismo, cuando uno
cree que hizo algo que no debía y que con ello alguien (otro o uno mismo) sufrió
o puede sufrir la pérdida de algo valioso (un piensa que transgredió sus límites
y ha causado consecuencias no deseadas).
5- ¿Qué es el resentimiento?
La persona que lo experimenta interpreta que ha sido víctima de una
acción injusta, que tenía el derecho a obtener algo que le fue negado o que
simplemente merecía algo mejor que lo obtenido. Pero "alguien" se interpuso
impidiéndolo. Ese "alguien" pasa a ser el "culpable" de lo que nos sucede.
El resentimiento no se detiene allí: sea quien sea el "alguien"
"culpable", la persona resentida se convence de que es necesario hacer justicia,
de que tarde o temprano debe pagarlo (7). El espíritu de venganza es un
subproducto habitual del resentimiento (8).
La persona "en" resentimiento se ve afectada por un sufrimiento
penetrante y permanente, que se manifiesta en múltiples dominios de la vida.
No hay alegría, no hay felicidad verdadera para las personas que viven en
resentimiento.
7
Entre el enfado y el resentimiento existe una diferencia de expresión: el
enfado se demuestra sin especulación, abiertamente, en general adoptando forma
de ira; el resentimiento se esconde para aparecer en “mejor” momento y en lo
posible sin que nadie se dé cuenta: para actuar en resentimiento siempre habrá
una excusa tendiente a continuar con la ocultación de la “verdadera razón” de
nuestro comportamiento.
8
Mucha gente que pide justicia en realidad quiere venganza.
Nietzsche ha sido el gran filósofo del tema del resentimiento. Según él,
el resentimiento envenena la vida y corroe la convivencia con los otros. Pero,
por sobre todo, se trata de una emoción que encadena al ser humano, le
arrebata su libertad. El resentimiento, nos dice Nietzsche, nos constituye en
esclavos, pues convierte a aquél contra quien estamos resentidos en el amo de
nuestra existencia. Aquello que juzgamos como una injusticia se transforma en
guía y obsesión de nuestra vida. La persona en resentimiento se desplaza, nos
dice Nietzsche, como la tarántula, esperando el momento propicio para
descargar su veneno. A través del odio, el otro, incluso sin saberlo, adquiere
poder sobre nuestra vida.
9
ECHEVERRÍA, Rafael “Ontología del lenguaje”, Ed. Granica, Santiago de
Chile, 1998, pág. 321 y sgtes.
10
Un ejemplo de la vida cotidiana: me cruzo en la calle contigo y tengo la
expectativa que me saludes. No me saludas. Me quedo molesto contigo
(resentido): me las vas a pagar de algún modo, en algún momento, en algún
lugar... (a menos que te reivindiques o nada más se me pase el resentimiento).
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Muchas veces, como juez, he tenido la sensación que la gente encontraba a
la justicia más culpable que al culpable
proceso prolonga la insatisfacción. La justicia “es” lenta y así se erige
también en objeto de resentimiento.
La justicia despertará menos resentimiento popular cuanto más
oportuna y efectiva (12), aunque dure lo mismo (13).
12
En mi libro “Reingeniería procesal” (Ed. Platense, año 2005) propongo
técnicas para lograr una mayor oportunidad y efectividad del servicio de justicia,
siempre dentro de las reglas del debido proceso. Ver también "La Reingeniería
procesal", en Revista del Colegio de Abogados de La Plata, año XXXIX, nro. 60,
enero/diciembrede 1999 y en www.lex-doctor.com 11/8/99. Asimismo
“Reingeniería procesal: la garantía del debido proceso y la norma de habilitación”,
en Doctrina Judicial del 16-2-2005.
13
Rapidez no es sinónimo de oportunidad y efectividad (lo desarrollo también
en “Reingeniería procesal”, op. cit. en nota anterior)
Cuando el justiciable acude a la justicia, pide en concreto y
para su caso particular la satisfacción de un interés sustancial
jurídicamente tutelable que aduce le corresponde y que, por lo general, ya
ha sido lesionado. Si esto último ocurre, la justicia empieza tarde, dado
que la inquietud del justiciable –consistente en que se respetaran sus
derechos- ya ha sido desconocida ilícitamente –según su versión- por
otra persona.
Como el servicio de justicia se ofrece en abstracto y en general
como alternativa civilizada para restablecer la vigencia de la ley, entre ese
pedido del justiciable –ya tardío, porque su inquietud està insatisfecha- y esta
oferta de la justicia nace un compromiso, cuyo cumplimiento generará
confianza y su incumplimiento resentimiento.
Ese compromiso que queda asumido por el servicio de justicia es
el de brindar una respuesta jurisdiccional efectiva y oportuna. Si no se
cumple el compromiso, se genera resentimiento; si se cumple, brota la
confianza.
Si el servicio judicial no puede actuar la ley en forma efectiva y
oportuna, al resentimiento inicial que trae el actor respecto del accionado
porque le atribuye la lesión de sus derechos, se suma el resentimiento que le
genera el servicio de justicia por no proporcionar una respuesta efectiva y
oportuna.
Pero si el servicio judicial puede actuar la ley en forma efectiva y
oportuna, ello generará la confianza del accionante en la justicia y –por vìa de
sumatoria y consecuencia- de la sociedad en la justicia. (14)
(*) tesosa@live.com.ar
14
¿Cómo hacerlo? Reenvío a mi libro “Reingeniería procesal” (ver nota
preanterior). La acción preventiva, la tutela anticipatoria, la condena de futuro, etc.
son algunas de las herramientas recomendables.
BIBLIOGRAFIA