Está en la página 1de 10

La antesala del proceso judicial: las emociones del justiciable

(la Justicia como fuente de resentimiento o de confianza)


Por Toribio E. Sosa (*)

La antesala del proceso judicial: las emociones del justiciable.........................1


(la Justicia como fuente de resentimiento o de confianza).............................1
1- Las emociones y el proceso.............................................................................1
2- El cerebro trino..................................................................................................2
3- Los conflictos internos.......................................................................................3
4- Las emociones.................................................................................................3
4.1. ¿Cómo funcionan?.....................................................................................3
4.2. Las básicas................................................................................................4
5- ¿Qué es el resentimiento?................................................................................5
BIBLIOGRAFIA....................................................................................................10

1- Las emociones y el proceso.


Nuestra cultura racionalista no pone demasiada atención en las
emociones.
La ciencia jurídica al parecer tampoco.
Se soslaya así una dimensión esencial de la naturaleza humana. (1)
Las emociones predisponen conductas y algunas conductas no son
posibles bajo ciertas emociones. Por ej. si mientras escribo apareciera un león
hambriento, no podría seguir escribiendo porque sólo dos acciones serían
posibles para mí ya invadido por el miedo: o huir o, si no me es posible,
defenderme como pueda.

Acaso el neocórtex, más reciente en la evolución biológica, “no se


1

enorgullezca” de su -más primitivo- compañero de cráneo –el sistema límbico-, y


por eso su producción -la cultura en general, el derecho en particular- trate de
ignorar a las emociones. O sea ¿será que la cultura occidental racionalista deja de
lado de las emociones, por la vergüenza que el vetusto sistema límbico provoca al
más flamante neocórtex?
Para encarar el proceso judicial, y con más razón cualquier
negocación previa o dentro de él, hay que entender qué sucede
emocionalmente con una persona que se topa con la necesidad de acudir
al proceso judicial para procurar tutela jurídica.
Abogados y jueces sólo doctos en normas jurídicas podrían funcionar
inefectivamente si no atienden a las emociones de los justiciables (ej. fracaso
de intentos conciliatorios, éxito aparente y formal a través de acuerdos sin
voluntad sincera de cumplimiento, etc ) 2.

2- El cerebro trino.
De acuerdo a la teoría de la evolución el ser humano es el último
eslabón de una cadena que nos emparienta con el resto de los seres vivos.
Dentro de esa concepción y según una teoría científica propuesta por
Mc Lean (3), el cerebro humano tiene tres partes o capas:
a- el complejo reptiliano, que compartimos con
“nuestros antepasados” reptiloides y que se hace cargo de nuestros
comportamientos rituales y jerárquicos;
b- el sistema límbico, que compartimos con “nuestros
ascendientes” mamíferos y que regula nuestras emociones;
c- el neocórtex, que apenas compartimos con los
primates superiores y con los cetáceos, y que es la sede del intelecto o razón;
allí se generan nuestros valores, así como las pautas morales y el derecho;
representa alrededor del 85% de la masa total de nuestro cerebro humano.

2
Lo que conduce a la siguiente pregunta:¿no será que los jueces tienen bastante con el deber
de sentenciar, para encima ser protagonistas de métodos alternativos de solución de
controversias en tanto y en cuanto éstos estén paralelamente en funcionamiento? A ello apunta
la mediación prejudicial.

3
Tomado de Karl SAGAN “Los dragones del Edén”, Ed.Grijalbo, Bs.As., 1982,
pág. 75.
3- Los conflictos internos.
Lo expuesto antes explica por qué ante un suceso determinado
muchas veces experimentamos impresiones contradictorias. Por ejemplo,
nuestras emociones nos hacen desear algo, pero nuestros valores nos dicen
que no podemos o no debemos. O viceversa, con múltiples variantes.
Ello es así porque nuestro cerebro produce respuestas distintas en
sus diferentes partes, no siempre alineadas en la misma dirección.
¿Quién no ha experimentado esa sensación de encrucijada en su
interior, ese conflicto entre dos o más opciones que parecen contar –todas- con
el “apoyo” de una parte y el “rechazo” de otra parte de nosotros?
En cierto sentido podríamos decir que cada uno de nosotros es más
que uno, al mismo tiempo.

4- Las emociones.
4.1. ¿Cómo funcionan?
¿Cómo funcionan las emociones? (4)
Las emociones predisponen para la acción. Son reactivas y
específicas, es decir, suceden como respuesta a un suceso que nos afecta. Si
nos sacamos la lotería no “elegimos” alegrarnos, simplemente la emoción
(alegría) nos toma; si experimentamos alguna clase de pérdida personal, no
“elegimos” entristecernos, simplemente la emoción (tristeza) nos asalta.
Eso sí, desaparecida la circunstancia que la genera, desaparece la
emoción.
Si queremos entender como funciona una emoción tenemos que
detectar el acontecimiento que la produce.
Si queremos evitar una emoción debe evitar el acontecimiento que la
produce.

4
Tomado de Rafael ECHEVERRÍA, “Ontología del lenguaje”, Ed. Granica,
Santiago de Chile, 1998, capítulos VIII y IX.
Si queremos reiterar una emoción debemos reiterar el acontecimiento
que la produce.
Aquí es donde se vincula la emoción con la acción, puesto que para
reiterar o evitar el acontecimiento que produce la emoción hay que accionar o
actuar.
No podemos evitar las emociones. A lo sumo, haciendo de ellas un
ámbito de diseño, desde el cuerpo o el lenguaje podemos prolongar o acortar
su duración. (5)

4.2. Las básicas.


Veamos a continuación en qué consisten algunas de las emociones
más frecuentes (6):
a- Alegría.
Uno tiene alegría cuando cree que sucedió o que sucederá algo
considerado bueno (obtener algo deseado, conseguir un resultado, etc.).
b- Tristeza.
Uno siente tristeza cuando cree que sucedió o que sucederá algo
considerado malo (ej. una pérdida, no conseguir un resultado, etc.).
c- Entusiasmo.
Uno siente entusiasmo cuando cree que existe la posibilidad de que
algo bueno suceda o haya sucedido.
d- Miedo.
Uno siente miedo cuando cree que existe la posibilidad de que algo
malo suceda o haya sucedido.

5
Veamos algunos ejemplos.
Todos sabemos que si estamos ocasionalmente deprimidos una buena
solución es caminar, practicar algún deporte, bailar. El cuerpo sirve entonces para
“trabajar” nuestras emociones.
También sabemos que si no nos sentimos bien, sostener una conversación
con alguien de nuestra confianza, para “descargarnos” nos hace sentir mejor. El
lenguaje también es útil para “moldear” nuestras emociones.
6
Tomado de Fredy KOFMAN, “Metamanagement”, Ed. Granica, Bs.As., 2001,
t.3, capítulo 22 “Inteligencia emocional”.
e- Gratitud.
Parte de la alegría o el entusiasmo, con el juicio de quien los generó
hizo algo por uno que no tenía por qué haber hecho. El orgullo es una variante:
es el agradecimiento hacia sí mismo, cuando uno cree que hizo algo que no
tenía por qué hacer y con ello produjo o puede llegar a producir algo valioso
para otros o para sí mismo.
f- Enfado.
Parte de la tristeza o el miedo, con el juicio de quien los generó hizo
algo que no debía haber hecho, transgrediendo ciertos límites significativos
para uno. La culpa es una variante: es el enfado hacia sí mismo, cuando uno
cree que hizo algo que no debía y que con ello alguien (otro o uno mismo) sufrió
o puede sufrir la pérdida de algo valioso (un piensa que transgredió sus límites
y ha causado consecuencias no deseadas).

5- ¿Qué es el resentimiento?
La persona que lo experimenta interpreta que ha sido víctima de una
acción injusta, que tenía el derecho a obtener algo que le fue negado o que
simplemente merecía algo mejor que lo obtenido. Pero "alguien" se interpuso
impidiéndolo. Ese "alguien" pasa a ser el "culpable" de lo que nos sucede.
El resentimiento no se detiene allí: sea quien sea el "alguien"
"culpable", la persona resentida se convence de que es necesario hacer justicia,
de que tarde o temprano debe pagarlo (7). El espíritu de venganza es un
subproducto habitual del resentimiento (8).
La persona "en" resentimiento se ve afectada por un sufrimiento
penetrante y permanente, que se manifiesta en múltiples dominios de la vida.
No hay alegría, no hay felicidad verdadera para las personas que viven en
resentimiento.
7
Entre el enfado y el resentimiento existe una diferencia de expresión: el
enfado se demuestra sin especulación, abiertamente, en general adoptando forma
de ira; el resentimiento se esconde para aparecer en “mejor” momento y en lo
posible sin que nadie se dé cuenta: para actuar en resentimiento siempre habrá
una excusa tendiente a continuar con la ocultación de la “verdadera razón” de
nuestro comportamiento.
8
Mucha gente que pide justicia en realidad quiere venganza.
Nietzsche ha sido el gran filósofo del tema del resentimiento. Según él,
el resentimiento envenena la vida y corroe la convivencia con los otros. Pero,
por sobre todo, se trata de una emoción que encadena al ser humano, le
arrebata su libertad. El resentimiento, nos dice Nietzsche, nos constituye en
esclavos, pues convierte a aquél contra quien estamos resentidos en el amo de
nuestra existencia. Aquello que juzgamos como una injusticia se transforma en
guía y obsesión de nuestra vida. La persona en resentimiento se desplaza, nos
dice Nietzsche, como la tarántula, esperando el momento propicio para
descargar su veneno. A través del odio, el otro, incluso sin saberlo, adquiere
poder sobre nuestra vida.

6- Resentimiento y lentitud de la justicia: la demanda, ese pedido


tardío.
Si estoy esperando un colectivo en la esquina y estoy muy apurado,
el tiempo que el colectivo tarda en recorrer las últimas cuadras hasta llegar a mi
parece lento.
Si estoy esperando un colectivo y estoy interesado en que tarde lo
más posible (ej. no deseo marcharme), el tiempo que el colectivo tarda en
recorrer las últimas cuadras hasta llegar a mi, parece rápidamente transcurrir.
¿Por qué la justicia es vivenciada como lenta?
Dure lo que dure el proceso, la sensación de lentitud será
inevitable mientras el esquema sea que primero se acuse la lesión a un
derecho subjetivo, recién luego se inicie el proceso judicial, se aguarde
hasta la sentencia previo debate y luego finalmente se obtenga el
cumplimiento de la misma.
¿Por qué?
Porque la persona que afirma que un derecho subjetivo le ha sido
conculcado tenía la expectativa de que ese derecho suyo no hubiera sido
conculcado, es decir, v.gr. tenía la expectativa de que el contrato hubiera
sido cumplido por la contraparte o la expectativa de regresar sano y
salvo a su casa sin que nadie lo hubiese dañado en un accidente de
tránsito.
La emoción humana que se produce cuando una expectativa se
frustra se llama resentimiento (9). El resentimiento se produce cuando se
frustra una expectativa (10).
Como con todas las emociones, no se elige tenerlas, simplemente
ellas nos tienen a nosotros cuando sucede el hecho que las dispara. Y
prolongan su duración, como estados de ánimo, mientras dure la situación de
hecho que las hizo nacer.
Desde sucedida la alegada afectación del derecho subjetivo y
hasta su efectiva reparación, el titular del derecho vive en resentimiento,
el cual naturalmente es extendido al accionar de la justicia que no pone o
“tarda” en poner las cosas en su lugar. (11). Cuando a alguien le chocan el
coche lo quiere tener arreglado ya: cualquier otro tiempo es vivenciado como
“tardío”. Y la justicia que tarda más allá del “ya”, es cómplice y por tanto nuevo
“blanco” del resentimiento de la gente que la necesita.
Las alternativas son dos: o evitar la lesión al derecho subjetivo (donde
el énfasis recae en la faz preventiva), o achicar los tiempos entre la lesión y la
efectiva reparación. No hay más.
Lo ideal es que no se produzca lesión al derecho subjetivo. Pero
producida la lesión, lo óptimo procesalmente oportuno es la reparación del
derecho subjetivo ni bien se produce la lesión, pero en un esquema procesal
tradicional transcurren tiempos entre: la lesión y la demanda, la demanda y
la sentencia, la sentencia y su ejecución. La demanda ya llega tarde. El

9
ECHEVERRÍA, Rafael “Ontología del lenguaje”, Ed. Granica, Santiago de
Chile, 1998, pág. 321 y sgtes.
10
Un ejemplo de la vida cotidiana: me cruzo en la calle contigo y tengo la
expectativa que me saludes. No me saludas. Me quedo molesto contigo
(resentido): me las vas a pagar de algún modo, en algún momento, en algún
lugar... (a menos que te reivindiques o nada más se me pase el resentimiento).
11
Muchas veces, como juez, he tenido la sensación que la gente encontraba a
la justicia más culpable que al culpable
proceso prolonga la insatisfacción. La justicia “es” lenta y así se erige
también en objeto de resentimiento.
La justicia despertará menos resentimiento popular cuanto más
oportuna y efectiva (12), aunque dure lo mismo (13).

7- El compromiso de la justicia y sus consecuencias:


resentimiento o confianza.
Reclama alguna mayor precisión la idea de que la justicia se
desenvuelve en una sensación de lentitud desde que comienza a actuar,
porque empieza tarde.
Y bien, en la vida dejamos que los acontecimientos sucedan o
actuamos interviniendo en los acontecimientos.
¿Por qué actuamos? ¿Qué nos mueve a actuar?
Una insatisfacción, un desasosiego, vinculado con necesidades vitales
(comida, abrigo) o deseos o encontrarle sentido a nuestra existencia.
Las acciones humanas se hacen cargo de algo.
¿Por qué alguien dice o hace algo? Debemos interpretarlo (la
inquietud del otro vive en nuestra interpretación).
De la forma en que me haga cargo de las inquietudes del otro, y el
otro de las mías, dependerá la calidad de relación que tenga.
El ideal es que el otro funcione en transparencia: si tiene que pedir,
ya se produjo su insatisfacción.
El pedido nace de una inquietud insatisfecha.

12
En mi libro “Reingeniería procesal” (Ed. Platense, año 2005) propongo
técnicas para lograr una mayor oportunidad y efectividad del servicio de justicia,
siempre dentro de las reglas del debido proceso. Ver también "La Reingeniería
procesal", en Revista del Colegio de Abogados de La Plata, año XXXIX, nro. 60,
enero/diciembrede 1999 y en www.lex-doctor.com 11/8/99. Asimismo
“Reingeniería procesal: la garantía del debido proceso y la norma de habilitación”,
en Doctrina Judicial del 16-2-2005.
13
Rapidez no es sinónimo de oportunidad y efectividad (lo desarrollo también
en “Reingeniería procesal”, op. cit. en nota anterior)
Cuando el justiciable acude a la justicia, pide en concreto y
para su caso particular la satisfacción de un interés sustancial
jurídicamente tutelable que aduce le corresponde y que, por lo general, ya
ha sido lesionado. Si esto último ocurre, la justicia empieza tarde, dado
que la inquietud del justiciable –consistente en que se respetaran sus
derechos- ya ha sido desconocida ilícitamente –según su versión- por
otra persona.
Como el servicio de justicia se ofrece en abstracto y en general
como alternativa civilizada para restablecer la vigencia de la ley, entre ese
pedido del justiciable –ya tardío, porque su inquietud està insatisfecha- y esta
oferta de la justicia nace un compromiso, cuyo cumplimiento generará
confianza y su incumplimiento resentimiento.
Ese compromiso que queda asumido por el servicio de justicia es
el de brindar una respuesta jurisdiccional efectiva y oportuna. Si no se
cumple el compromiso, se genera resentimiento; si se cumple, brota la
confianza.
Si el servicio judicial no puede actuar la ley en forma efectiva y
oportuna, al resentimiento inicial que trae el actor respecto del accionado
porque le atribuye la lesión de sus derechos, se suma el resentimiento que le
genera el servicio de justicia por no proporcionar una respuesta efectiva y
oportuna.
Pero si el servicio judicial puede actuar la ley en forma efectiva y
oportuna, ello generará la confianza del accionante en la justicia y –por vìa de
sumatoria y consecuencia- de la sociedad en la justicia. (14)

(*) tesosa@live.com.ar

14
¿Cómo hacerlo? Reenvío a mi libro “Reingeniería procesal” (ver nota
preanterior). La acción preventiva, la tutela anticipatoria, la condena de futuro, etc.
son algunas de las herramientas recomendables.
BIBLIOGRAFIA

ECHEVERRÍA, Rafael “Ontología del lenguaje”, Ed. Granica,


Santiago de Chile, 1998

KOFMAN, Fredy “Metamanagement”, Ed. Granica, Bs.As., 2001

SAGAN, Kagan “Los dragones del Edén”, Ed.Grijalbo, Bs.As., 1982

SOSA, Toribio E. “Reingeniería procesal”, Ed. Platense, La Plata,


2005
SOSA, Toribio E. "La Reingeniería procesal", en Revista del Colegio
de Abogados de La Plata, año XXXIX, nro. 60, enero/diciembrede 1999 y en
www.lex-doctor.com 11/8/99

SOSA, Toribio E. “Reingeniería procesal: la garantía del debido


proceso y la norma de habilitación”, en Doctrina Judicial del 16-2-2005.

También podría gustarte