El termino craneosacral se refiere a la terapia en la que el profesional se
concentra en la columna vertebral, en los huesos de la cabeza o el cráneo, y en la amplia estructura final de la columna, el sacro. Como herramienta de evaluación y supervisión, esta práctica presta una atención especial al ritmo craneosacral, y realiza una ligera expansión y contracción de los huesos de la cabeza y una rotación del esqueleto alrededor de un eje central a cada lado del cuerpo.
Este movimiento uniforme es generado, aparentemente, por los cambios
de presión en la cabeza y la columna vertebral durante la producción y absorción del fluido cerebroespinal. El ritmo craneosacral puede palparse en el cuerpo humano a una velocidad de entre 6 a 12 ciclos por minuto. Esto nos ofrece un indicio sobre la condición del tejido suave y las articulaciones del cuerpo, y compone un diagrama de los patrones de dolor e incomodidad.
No obstante, este importante indicador de equilibrio y desequilibrio
interior apenas es utilizado, o reconocido, por los profesionales medico modernos. Como he mencionado anteriormente, debido a la sutilidad del ritmo craneosacral, la dificultad para percibirlo constituye uno de los principales obstáculos para acceder a las amplias esferas que se abren a través de la práctica craneosacral. La paciencia y cierto grado de armonía interior son las claves más poderosas para que el estudiante pueda llegar a ellas. Otro elemento importante en esta práctica es la fascia. Cada parte del cuerpo esta revestida de una red de tejido conectivo fibroso. Este varia, y puede presentar la forma de una especie de telaraña muy delgada o de muchas capas de membranas especializadas. La más obvia de ellas es la membrana cutánea, nuestra piel. Cuando se encuentra en el interior, estas variadas membranas protectoras reciben el nombre de fascias.
La materia nerviosa del cerebro y de la medula espinal está cubierta, en
toda su superficie, por una fascia especializada, que se extiende al interior de los nervios y ayuda a modular las características eléctricas de estos.
En el interior del cuerpo humano, parece que los patrones de tensión y
constricción en los músculos y el tejido conectivo fibroso son el resultado de una incorrecta disposición de los huesos. La tensión y la rigidez prolongada de la fascia o los músculos crean una ligera pero constante presión en los huesos, restringiendo sus movimientos e incluso modificando su correcta alineación. Esto se experimenta como recurrente, propensión a sufrir lesiones en el mismo lugar y resistencia a una sencilla manipulación durante un tratamiento. Si un profesional cualificado realinea los huesos, el alivio podría ser solo temporal, debido a que los tejidos conectivos están transmitiendo a los huesos un conjunto de fuerza que, gradualmente, volverán a desalinearlos de nuevo. La práctica craneosacral se dirige e especial al tejido conectivo. La práctica craneosacral se dirige en especial al tejido conectivo. De esa forma, alivia el estrés interno y permite que el sistema al completo redescubra una alineación más armoniosa.
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