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PLURALISMO Y DIVERSIDAD COLOMBIANA: HABILIDADES SOCIALES EN LA

AFROCULTURA

Una breve trayectoria por la coordinación cultural en el contexto académico de

una IES, permite realizar el abordaje argumentado de la evidencia de ciertos

productos de la interacción con artistas de la región pacifica colombiana, en las que

se posibilita caracterizar algunas particularidades. Por esta razón, el objetivo de este

capítulo, es efectuar el acercamiento desde una perspectiva psicológica a ciertas de

estas características, que señalan la importancia de la afrocultura (AC) en la región

caucana. Los valiosos aportes brindados desinteresadamente por quienes durante

este periodo permitieron la aproximación a sus actividades, a su concepción de la

cultura, a sus vidas. Con el firme propósito de dar a conocer notables expresiones

sociales, que fortalecen constantemente la labor cultural realizada en la región, no

solo en el contexto académico, sino también en todas las esferas de acción social.

Así entonces, surge la incógnita ¿de qué manera se puede evidenciar la armonía

entre tres factores: cultura, sociedad e individuo? ¿Qué surge en el afrocolombiano,

a partir de su experiencia artístico – cultural?

El interés manifiesto por profundizar en temas de identidad afrocolombiana, tiene

como base personal el auge de información respecto a fenómenos nacionales como

el biocentrismo, específicamente en la Colombia negra, la Colombia olvidada, la

desigual, la vulnerable. Especialmente en la región caucana.

La inmensa riqueza cultural existente en Colombia, permite dar abordaje a un

sinnúmero de temáticas, que de manera positiva involucran historia, creencias,

identidad y tradición, tal como lo propone la Constitución Política de 1991 en el

Artículo 7, afirmando “que el estado reconoce y protege la diversidad étnica y


cultural de la nación… por tanto, los integrantes de los grupos étnicos tendrán

derecho a una formación que respete y desarrolle su identidad cultural” consolidando

un punto de encuentro en este contexto tan azotado por diferentes situaciones

negativas. Por esta razón, se facilita afirmar que, en la cosmovisión global se resalta

esta región como un paraíso cultural en el que no supone la lógica concebir por

aparte costumbres, organización social, expresión artística e identidad.

Es acertado brindar especial atención a los procesos de inclusión y exclusión que

se han venido desarrollando desde los inicios de la nación, literalmente hablando,

desde los sucesos de la conquista de Europa en América, “La cosmovisión de los

pueblos ancestrales es la fuente principal inspiradora de principios y valores éticos

que pueden asegurar prácticas sostenibles y convivencia armónica con la

naturaleza” (Cortés, 2002. P. 220) los atropellos de costumbres y la imposición de

otras, que curiosamente enriquecieron enormemente lo que hoy conocemos como

multiculturalidad en el país. Esta fue la iniciativa estratégica para someter a la

deculturación a los esclavos, generando total parcialidad y dependencia de ellos, y

así aumentar su vulnerabilidad.

Se aclara que, cuando se habla de pluralidad, diversidad o multiculturalidad, se

hace referencia “al conocimiento y la apreciación de las características étnicas y

culturales de los diferentes grupos sociales que coexisten en el territorio nacional,

las desigualdades socioeconómicas y la crítica de las relaciones sociales

discriminatorias y excluyentes que impregnan la sociedad” (Oriá, 1995, p.5)


Igor, B. (2012). Sobre el Concepto Afrocolombiano

Cuando se observa la riqueza artística expuesta por la AC es posible hacer

realmente un acercamiento al nivel de influencia que se genera a partir de la

exposición continua de sus raíces, sobresaliendo la alegría, la danza, la vigorosidad,

la energía y el amor por sus actividades. Entendiendo que “la cultura está integrada

por los significados, valores y normas de conducta que se aprenden y transmiten en

una sociedad dominante y dentro de sus grupos sociales” (Roca, 2010, p. 145) es

aquí, que se refleja el propósito real de dar continuidad a su patrimonio, no perder la

esencia de sus raíces, pero también influenciar positivamente a la comunidad en

general, enriquecer la diversidad cultural del país, quitando valor a la palabra

minoría.

La percepción manifestada en la actualidad, por parte de afrodescendientes de la

región caucana, en la que se auto reconocen como supervivientes de la cultura, y

declaran ser el fruto de toda la transmisión que la descendencia de esclavos

africanos traídos por los españoles en la conquista puede significar, facilita entender

que “La relación entre pueblos afro-descendientes y la naturaleza está determinada

por unos mandatos ancestrales, que recogen unos criterios conservados de nuestros

ancestros africanos, otros apropiados de las culturas indígenas y criterios que fueron

definidos en el proceso de reconstrucción social y cultural en los territorios donde se

había conquistado la libertad” (Cortés, 2002, p. 218) esto es una importantísima

muestra de lo que en la actualidad se establece como AC, caracterizándose por una

variedad de tradiciones en las que se resalta el altísimo sentido de pertenencia hacia

las mismas, el amor, la pasión, la energía, la entrega y la facilidad para expresar

externamente constructos internos, por tanto, se va aclarando la importancia del

reconocimiento, en términos de autoestima y autoconcepto en la etnia negra.


Otro punto trascendental es el impacto que esta genera en la sociedad,

entendiendo que la alta influencia artística que al pasar del tiempo continua vigente

en Colombia, ocupando en muchos campos el primer lugar, como en la danza y la

música, pero extendiendo la palabra cultura, el futbol, el atletismo y en general el

deporte, ocuparía también un importante papel en la AC colombiana, lo cual

presume aumentar el dogma de lo positivo que se ofrece, lo inmenso de su

naturaleza mental y física, y el nivel de importancia de su rol en el cauca y en

general en Colombia.

El conjunto de rasgos particulares y características, no solo físicas, que

diferencian la AC de cualquier otro tipo de cultura, permiten evidenciar de primera

mano lo magnifico de la identidad negra. Distinguiendo personas y momentos en el

tiempo, que se vinculan a la influencia social positiva (ISP) en la que la vistosidad es

generadora de gracia, adulación, pero sobretodo admiración.

La idea de admirar la AC en el contexto colombiano, es particularmente relevante

desde una perspectiva social comunitaria, debido a la transmisión y el legado de la

riqueza ancestral de algunos de nuestros primeros exponentes culturales en

Colombia. Muestra de ello, son las festividades o celebraciones que conmemoran la

pluralidad cultural, en la que sobresale la participación masiva de negros, mestizos,

indios y colombianos en general que “contribuyeron extraordinariamente desde el

inicio en la cultura de Colombia. Los turbantes, los rasgos físicos, los peinados y la

ideología son propios de esta comunidad. Al emplear la palabra Afro puede se

puede remitir a una infinidad de pensamientos” (Muñoz, Granados & Villamil, 2018,

p. 107)
“para mi es importante aportar a mi comunidad, desde lo que yo sé; todo lo que

aprendí y sigo aprendiendo se lo debo a las prácticas culturales en mi

comunidad, también entiendo que todo se mueve día a día, que el cambio es

constante, pero, siempre se conserva la tradición, la forma de hacer y decir las

cosas sigue intacta, por eso lo que yo sé, es lo que saben mis abuelos y lo que

sabrán mis nietos” E.V.

A pesar de este hecho indiscutible, que gracias a nuestras referencias históricas,

sociales y políticas somos una nación multirracial y multiétnica, de inmensa

diversidad cultural, observada y admirada mundialmente, existen irrefutables

evidencias de los abismos creados por los mismos actores. “De esta forma la cultura

afrodescendiente se enmarca en fenómenos históricos que perduran a través del

tiempo, que se caracterizan por momentos de ruptura, continuidades,

deconstrucción y reconstrucción” (Muñoz, et al, 2018, p. 114). Lo que predominará

es el sentido “de la distinción entre los grupos sociales y, por supuesto, entre los

territorios que habitan, ya que ella se produce y reproduce en directa relación con los

espacios en los que acontece la vida social, condicionando el que aparezcan rasgos

distintivos, particulares y definitorios”, (Montoya, 2010, p.46) La exclusión social, la

minimización del valor artístico y la falta de empatía con la sociedad. Es de marcar

que, no se ha logrado un pleno aprendizaje vivencial con esta realidad, por tanto, la

dificultad de relación con el otro cada vez va a ser más cogestionada. Esto hasta

entender el rol de la AC de distintas clases sociales colombianas, para el

mejoramiento de los procesos de ISP en Colombia.

Posiblemente la manera oportuna de extender lo positivo de la AC en el país, sea

seguir compartiendo las experiencias artísticas, luchando por resguardar los

procesos de tradición, con metodologías activas en las que se proyecte socialmente


el producto cultural de la misma comunidad. así enfocar los esfuerzos urbanos en el

mejoramiento de las condiciones de vida de todos. Los comportamientos y

pensamientos sociales, consciente e inconscientemente, con frecuencia son

enseñados y aprendidos a lo largo del ciclo vital, partiendo del aprendizaje continuo

“nunca se deja de aprender” por lo que algunas de estas conductas de los niños y

adolescentes afrocolombianos para relacionarse con su entorno, ser amable con los

adultos o reaccionar agresivamente, entre otras, depende casi que obligatoriamente

del proceso de socialización e interacción con su esfera social, “que se recibe versus

que se otorga”.

Habilidad social como herramienta de supervivencia cultural

Con el producto de la AC se busca inicialmente mitigar el fenómeno de la

exclusión racial en un país tan diverso, étnicamente hablando, así, despojar a la

población afro de eventualmente un posible complejo de inferioridad, logrando

fomentar el orgullo de pertenecer a una etnia tan rica en variables artísticas. Cuando

se logra infundir la idea en la que la igualdad, equidad y justicia primen, se

conseguirá encontrar el valor existente en las diferencias, reconociendo a las

personas negras bellas, interesantes e importantes desde su interior, desde su

diferencia racial.

La creación de habilidades sociales en la comunidad afro, puede concebirse

como uno de los trabajos sociales más sencillos, desde un punto de vista

psicológico, puesto que las raíces y el sentido de pertenencia de la AC, serán

grandes virtudes a la hora de abordar este tema. Es importante resaltar que, Cuanto

“mayores sean nuestras habilidades sociales y cuanto mayor sea la coherencia de

nuestros comportamientos con lo que pensamos y sentimos y con los valores que
defendemos, mejor será la evaluación externa que recibiremos en cuanto a nuestra

competencia social” (Del Prette, 2001, p. 36) por tanto, la relacion existente entre

cultura y habilidad social se enmarca en el amor propio y lo que el individuo

manifiesta hacia lo que considera como suyo, como se empodera de su entorno,

empleando aprendizajes adquiridos a lo largo de su experiencia.

Aclarando el panorama, de acuerdo a Caballo, las habilidades sociales se

intentan transmitir de acuerdo a los potenciales trabajados con cada individuo,

teniendo como punto de partida la subjetividad encontrada en la singularidad. Pero

de ahí se consolidarán “con el fin de fomentar una sensación de autocontrol y de

maximizar la probabilidad de que los individuos sean capaces de utilizar sus

habilidades de afrontamiento” (Caballo, 1991, p. 139). En cualquier situación que

represente una puesta en riesgo de sus raíces, de su idiosincrasia, de su origen

étnico; de su legado social.

Habib, Y. (2017). El ser Afro Latino


El tema de las habilidades y competencias sociales, “está relacionado a diversos

temas como los de asertividad, expresividad emocional, comunicación interpersonal,

inteligencia emocional y otros constructos no siempre bien diferenciados” (Del

Prette, 2001, p. 39). Entendiendo esta relación como un obligatorio suceder de las

adecuadas pautas de comportamiento social, expresando salud mental y bienestar

psicológico desde la asertividad, no solo en cuanto a comunicación, sino también en

comportamientos y conductas sociales observadas en la AC colombiana.

Persiguiendo la idea de fortalecer uno de los componentes de la estructura mental

humana, la influencia generada por el ambiente, por la cultura, por el proceso de

identificación con el otro.

El alto dominio cultural generado en Colombia por la AC, puede ser uno de los

resultados más vistosos en el proceso de identificación humana, no es en vano

relacionar la emoción y la energía con una danza afro, o la risa escandalosa y alegre

con el que participa en esa muestra artística, y un afrocolombiano. Es asertivo

pensar en el otro, de una forma honesta y correcta, con infinitas diferencias, pero

con grandes similitudes mentales o constructos internos.

La asertividad, “pretende ayudarnos a ser nosotros mismos, a desarrollar nuestra

sana autoestima y a mejorar nuestra comunicación interpersonal, haciéndola más

directa y honesta” (Roca, 2014, p. 9), por tal motivo se pretende entenderla no solo

como el resultado, sino también como el camino para la adquisición de

competencias en cuanto al contexto social se refiere. Es de vital importancia conocer

el margen del alcance propio frente a los procesos que no pertenecen a lo

codificable, a lo manipulable, un claro ejemplo es comparar el significado de

sociedad para un nativo europeo y para un esclavo africano en la época de la


conquista, sin embargo, el camino para aclarar el panorama podría considerarse

similar.

Se presenta un conjunto de situaciones, denominadas como los espacios de

reconocimiento, los cuales “se refieren a aquellos encuentros donde los miembros

de la organización social afrocolombiana, realizan acciones que permiten la

aceptación mutua de sus particularidades personales” (Valderrama, 2008, p. 7) y

permitir asi, un avance de lo singular a lo plural, siendo tambien un importante

componente para alcanzar y fortalecer el sentido de pertenencia étnica, puesto que

en ellos se catapultan las construcciones de la misma. es importante resaltar que,

bajo este constructo, la identidad étnica de la AC se construye, adapta y sostiene

desde lo colectivo.

Se hace pertinente relacionar las cogniciones con los tres ejes principales sobre

los que se desarrolla esta idea, el individuo, la influencia y la cultura contextual. De

esta forma llegar a trabajar sobre el resultado de los supuestos, siendo las creencias

condicionadas y arraigadas a la AC expresadas en posibles situaciones. “La

inteligencia practica se relaciona más con el sentido común y la perspicacia para

captar situaciones de la calle, mientras que la inteligencia individual, supone

operaciones formales del pensamiento sobre temas generalmente ajenos a la

experiencia cotidiana del sujeto” (Gonzalez, 2009, p. 48).

Gonzales (2009) promueve las reacciones de influencia generadas a partir de la

convivencia en sociedad o comunidad, aclarando el panorama en cuanto a la

generacion de identificacion con otros sujetos. Asertando en el bienestar psicologico

generado a partir de ello, manifestando que:

“El interés por el tema se vincula al hecho indiscutible de que los sujetos pasan

gran parte de su tiempo con otros, en interacción. Esta necesidad de vínculos


interpersonales se asocia al hecho de que las relaciones sociales positivas son

unas de las mayores fuentes de satisfacción y bienestar personal” ( p. 48)

Por otra parte, es indiscutible el hecho de estar en presencia de situaciones que

causen malestar tanto a nivel personal como grupal y social. Lo realmente

importante es vincular estas situaciones a herramientas de superación de

circunstancias negativas, partiendo de la base de pensamiento que cualquier

individuo propiamente plantea, ir en búsqueda de placer para sí mismo, entendiendo

este placer en términos de bienestar psicológico y salud mental.

Entendiendo que el individuo afrocolombiano continuamente se ve expuesto a

situaciones difíciles, que implican darles una solución, involucrando el plano

biológico, y el constructo psicológico individual y social, se requiere vincular las

herramientas necesarias, tanto individuales como colectivas, para afrontar

apropiadamente dicha situación. Es aquí, que la construcción mental del individuo

juega un papel preponderante, identificando, pero también inmediatamente poniendo

en acción los mecanismos innatos y aprendidos para reparar y resolver. En el

momento en que la dificultad sobrepasa el margen de los recursos con los que se

combate, se produce el estrés individual y colectivo, alterando de esta forma la salud

mental. En muchas ocasiones se puede considerar incluso, que alguna de estas

situaciones sin solución, ha dado paso a tabúes culturales, que pasan del marco de

asimilarlo como una diferencia o diversidad a involucrar temas raciales, y agrandar a

un conflicto.

Cuando se comprende el papel que juega el ambiente, la cultura y en si el

contexto social en el que se presenta el desarrollo del individuo, es adecuado

establecer un orden jerarquico tanto para la adaptacion como para la adquisicion de

problematicas sociales que desencadenen dificultades mas grandes o de un manejo


mas especializado, conociendo que “el hombre es esencialmente un “animal social”.

Así pues, pocos trastornos psicológicos habrá en los que no esté implicado, en

mayor o menor medida el ambiente social que rodea al sujeto con esos problemas”

(Gomez, 2005, p. 3). Pero de esta manera es gratificante mencionar que la cultura

social cumple con el doble rol tanto de juzgar las problematicas singularmente en

cada sujeto, como permitir la busqueda de soluciones que no limiten simplemente a

diagnosticar una problemática social.

Indiscutiblemente existen factores que afectan directamente el desarrollo de la

cotidianidad en una sociedad, convocando armonía o dificultades. Respecto a las

variables positivas y su huella en ella, una fuerza que se logra evidenciar en los

movimientos AC, es el bienestar comunitario, contemplado como la capacidad

individual y colectiva de garantizar prosperidad territorial, colectividad, afinidad,

armonía y libertad de pensamiento, pero la libertad de expresión puede ser el bien

más anhelado, partiendo de los factores que perturban el desarrollo de la sociedad.

Es por esto, que las muestras artísticas son sumamente valoradas desde muy corta

edad, consecuentemente generando fortalecimiento de identidad en una

determinada comunidad afrocolombiana.

Una idea que tristemente se involucra siempre en el discurso racial colombiano,

es la exclusión social, por este motivo, se puede inferir una constitución de identidad

nacional (país) pero también una identidad local o regional (comunidad afro) por lo

que se propone “reflexionar acerca de las relaciones de dominación entre los

territorios y las territorialidades concebidas desde el centro del proyecto de estado

nación moderno colombiano, que ha provocado la subalternización y exterminio de

‘otras’ lógicas territoriales y culturales” (Montoya, 2010, p. 45) imponiendo en

ocasiones la generalización del pueblo negro, sin aterrizar posibles diferencias. La


identidad cultural es sin duda alguna, la principal característica para diferenciar

grupos sociales, claramente teniendo en cuenta el territorio habitado y su población.

DNP, (2018) Primero los niños y las niñas.

Los pensamientos o ideas generados por el afrocolombiano, que participa de

movimientos culturales, racionalmente hablando, pueden definir en gran medida el

pensamiento del afrocolombiano en general, tal vez a raíz de esto, se concibe la

idea de una mejor calidad de vida en su entorno, en donde se puede vivir más y

mejor, con felicidad. Particularmente por elegir por si mismas ciertos valores,

creencias y propósitos, metas o ideales grupales que de esa misma manera son el

producto de la felicidad de identidad. Empleando una eficaz forma, guiada por el

aprendizaje empírico de alcanzar estos ideales.

En la actualidad, se resalta el gran aumento de muestras artísticas de la AC,

sobresaliendo las diferentes practicas musicales, de danza y en general de

emprendimiento afro, dadas como una alternativa muy interesante para niños y

adolescentes afro. Por lo que supone garantizar el aumento en su riqueza cultural,

conservando la identidad característica de esta población. Transmitiendo

características propias, fomentando el sentido de pertenencia, aumentando el claro


potencial existente en la afrocolombianidad respecto a las historias que nos

simbolizan como país, como sociedad.

La necesidad de explicar el porqué de los procesos de identificación y sentido de

pertenencia en la AC, se puede realizar al entender que no es una fórmula

matemática, por tanto, la conexión o el vínculo no se presenta necesariamente en la

totalidad de los participantes de la misma, no es un hecho. Sin embargo, las

condiciones sociales tradicionales fortalecen e incrementan la posibilidad de crear tal

relación. Se otorga importancia a lo mencionado anteriormente como interacción

social, siendo el articulador entre una y otra.

Es posible discriminar variables de la diversidad colombiana, específicamente en

la AC, aproximando a que los componentes de orden social cada vez son más

plurales, haciendo especial referencia a condiciones académicas, socioeconómicas,

y de influencia contextual geográfica. Pero también es preciso resaltar que, a pesar

de tantos y tan frecuentes cambios en lo que constantemente influencia a una

determinada comunidad, no se pierde la esencia, no se deja de lado la raíz, no se

resta importancia a la tradición.

La continuación de espacios que permitan construir y reconstruir, pero también

fortalecer las prácticas culturales, es de vital importancia para edificar métodos de

historicidad y de memoria colectiva, siempre en pro de recuperar, pero también

apropiar tradiciones. De las vivencias, los lugares, las experiencias y los productos

de las mismas. Complementando la comunidad y su organización como tal. Por este

motivo, es relevante contemplar estos espacios como un margen importante para la

AC, y un camino para conocer el pasado, fortalecer el presente y preparar el futuro y

lo que posiblemente se va a enseñar.


Para caracterizar estos espacios, se tiene en cuenta una posible bifurcación,

entre los que se encuentran inmersos en el interior de la comunidad o sociedad,

pasado como legado de generación a generación, pero así mismo, los espacios

buscados y encontrados en las participaciones artístico – culturales, generando

vistosidad, lo que llama constantemente la atención, convirtiéndose en nueva

experiencia aprendida y enseñada.

Es viable afirmar que, el reconocimiento de los elementos que hacen parte de la

creación y fortalecimiento de la identidad en la AC, como la música, la espiritualidad,

la gastronomía, la danza, el vestir, el acento, etc. Por parte de los más jóvenes,

promuevan el respeto y la admiración por la multiculturalidad, por la diversidad, por

lo distinto. Fomentando así, procesos de inclusión social, mitigando un poco los

fenómenos de rechazo a lo extraño, a lo nuevo.

“Si, porque todos somos territorio afro y todos debemos conservar nuestras

tradiciones, sí, porque como ellos también hacen parte de la raza afro para la cual

tal vez no los prepararon. Sí, porque ellos saben que la identidad cultural es algo

importante para los Afro y ellos respetan las tradiciones y costumbres… con una

risa o un aplauso también aportan a lo que somos, así perdurará lo que hacemos,

así seguiremos dando historia” E.V.

La identificación de los afrocolombianos con su cultura, y lo que esta representa y

simboliza globalmente, desde una visión externa, aparentemente se simplifica a la

transmisión de conocimientos y experiencias, de generación a generación. Pero,

¿Qué ocurre con la población afro que no entra en contacto pleno con dichas

costumbres y tradiciones? Pues bien, no en vano el mencionado proceso de

identificación con el otro, se fortalece si existe el mínimo de filiación respecto a la


AC. Prueba de esto es la marcada necesidad de fundamentar el consumo cultural en

las manifestaciones más sencillas, pero asociándolas a su origen, a sus ideas, a sus

inicios, su construcción de realidad.

La transformación social, construida y reconstruida a diario, se ve

constantemente permeada por la AC, aportando lo necesario para generar un

impacto positivo, a tal escala, que la generalización internacional, puede asociar al

colombiano con el café, las flores, la belleza de sus mujeres, pero innegablemente

con la sonrisa del afro, su simpatía, su facilidad para manifestarse artísticamente, la

identidad colombiana es una muestra característica de la ISP. Sin dejar de lado la

cercanía que constantemente se tiene a los flagelos que como país se han

construido, pero aseverando que lo positivo es mayor a lo negativo.

Lo que realmente se quiere exponer, es que la identidad cultural, específicamente

en la AC, conserva un alto sentido social, en el que sus particularidades, sus

dialectos, sus costumbres, sus valores y sus creencias, definen un perfil transmitido

generacionalmente. Es de vital importancia tener presente la concepción que tiene el

afro de lo que para él es. Así pues, se puede inferir que es algo representativo desde

edades muy jóvenes, que los muestra y que los define como comunidad, como

sociedad. La participación es esencial, sentir su cultura, vivirla, crear sentido de

pertenencia, recibiendo lo que más adelante se transmitirá.

Gratamente se puede apreciar que, en la actualidad, la globalización de

tendencias cada vez más ricas artísticamente hablando, enriquecen el valor de la

cultura tradicional, puesto que la alta influencia que esta ejerce en ellas, reafirma la

importancia de la identidad cultural. Todo esto se enmarca en la sana defensa y

supervivencia cultural manifestada por el pueblo afrocolombiano, caracterizado por

el reconocimiento de lo que es, a partir del otro, es decir, que papel se desempeña y
que influencia se genera, pero también que es lo que se recibe y se asimila de la

sociedad.

Con el hecho indiscutible, que, como país existe una amplia y exquisita gama de

antecedentes históricos y sociales, que permiten hablar de una nación multirracial y

multiétnica, de importante diversidad cultural, en donde la AC ocupa un papel

preponderante. Se considera, por lo tanto, otorgar fundamentalmente importancia a

incluir la enseñanza de la historia de los orígenes afrocolombianos en la escuela

básica. Al conocer de primera mano el rol que desempeña la institución escolar

respecto a eliminar los prejuicios y mitigar los fenómenos de exclusión social, al

fomentar la potenciación de actitudes, aptitudes y valores básicos para la formación

ciudadana. Tal como manifiesta Muñoz en 2018:

“La diversidad cultural es la riqueza de la humanidad. Para cumplir con su tarea

humanista, la escuela necesita mostrar a los estudiantes que existen otras

culturas distintas a la suya. Por lo tanto, la escuela debe ser local, como punto de

partida, pero debe ser internacional e intercultural, como punto de llegada” (p.9)

Por tanto, no debe ser negociable, debe ser contemplado con firmeza el hecho de

proporcionar la importancia que requiere implementar metodologías, que, por medio

de la educación en todos sus niveles, direccione al conocimiento de la riqueza

cultural, exquisita diversidad y pluralidad étnica en Colombia. Así como la

inmensidad artístico – cultural comprendida en el patrimonio histórico. De esta

forma, continuar en la contribución de la multiculturalidad, formando individuos que

por medio de la conciencia faciliten la transformación social.


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