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FSTUDIO Eterna Caperucita La renovacion del imaginario colectivo por Teresa Colomer* LLL Ppee Los cuentos populares forman parte del imaginario colectivo de la sociedad al que acceden también los ninios. Este referente literario compartido ha sido reinterpretado alo largo de la historia de (a literatura infantil segin las preocupaciones sociales y literarias de cada momento. Un ejemplo emblemdtico de ello lo constituye Caperucita Roja, uno de los cuentos mds reinterpretados de este siglo. Su trayectoria permite, ademas, analizar algunos aspectos importantes de la evolucion de la literatura infantil. 1 folklore participa activamente dei imaginario cultural de. la sociedad al que acceden actual ‘mente nifios y niias. Este referent lite rario compartdo ha sido reinterpretado 80 largo de Ia historia de la literatura infantil scgiin las preocupaciones soci lesy lterarias de cada momento. Cape- rucita Roja es un buen ejemplo pars mostrar esta evolucién, ya que aparece en uno de los primeros libros de Ia Titeratura infantil y es uno de los cuentos ESTUDIO mis reinterpretados de este siglo, con mas de cien versiones de autor distintas desde Ta 11 Guerra Mundial Del cuento popular al cuento moral La primera versin escrita de Caperu- cita Roja fue publicada por Charles Perrault en 1697. Allprovenir dela litera- tura de tradicién oral, algunos de sus motives y elementos se hallan en otras obras que comparten este sustrato lite- ratio. Asi, por ejemplo, el didlogo enu- erative del lobo y Caperucita sobre las partes del cuerpo coincide con el pasaje de los Edda’ en que Loki dialoga con et sorpreadido gigante Thrym sobre las partes del cuerpo de Thor, que se ha ves ido de mujer para vencerle; 0 bien podemos encontrar el motivo de los héroes que reaparecen del vientre de monstruos que les han devorada en la Teogonia de Hesiod, en el mito de Cro- has devorando a sus hijos, o en cl pasa Je biblico de Jonds y la ballena. ¥'tam. bién s¢ ha sefialado la descrip: tuna nifia vestida de rojo y en compaiia de lobos en la Recunda ratis, de Egberio de Lieja ‘Al margen de estas reutilizaciones, Coperucita Roja presents coincidences om otros cuentos populares en la version fijada por los Grimm en 1812-15. De Las siete cabririllas y et lobo proviene la muerte del lobo; con la colocacién de Piedras en su vientre; y de Los tres cer ditos y ef lobo el episodio det segundo lobo que es vencido haciéndole caer des, deel tejado a una artesa llena de agua Pero en las recopilaciones fotkloricas izadas cn el siglo XIX y XX apare cen versiones populares con elementos rouy distintos de la Caperucita Roja de Perrault y Grimm. Estas versiones pet tenecen al tipo «El glotén» (n® 333) de la clasificaciOn de Aarne a causa de sus ¢lcmentos de devoracidn, ya que en ellas, adernits del apetito del lobo, se harra eémo el lobo ofrece @ Caperucita la carne de st abuela como cornida y Ia sangre vertida en una botella, como bebida. La nina los come y una voz (un gato, ec.) le advierte de la transgresion cometiday Otros elementos divergentes en las distintas versiones populares son precisamente in ausencia de la caperu 2a roja, a disyuntiva entre si tomar los caminos ade las agujas o de los alfile res», la accion progresiva de desnudar se e it artojando los vestidos de Cape rucita al fuego, y el hecho de que la cape al peligro de ser devornda de una artimana: pide permisa para ir a satisfacer dad urgente y, aunque est que lo haga en ia misma came te la deja salir atin “aperuita la ata 2 un tbo! y escapa, Puede comprobarse, puss, que estas exsiones populares cumplen caracteris- cas folkléricas que van a ser vulnera- as tan pronto como son fijadas por la seriture Para adecuarse al nuevo publi- 9, Perrault censura algunos aspectos 2omo el canibalismo, el sirip-tease rea zado por Caperucita antes de meterse 11la cama ole escatologia), aumente el salismo y la cohereneia en detrimento lo maravilloso y absurdo (como la disyuntive agujas/alfileres) e introduce Ja moralidad de la historia, Estos cambios resultan muy significa- tivos para la historia de Ia literatura infantil, y para la construccién del mito colective de Caperucita Roja. Respecta ale literetura infantil, porque ajustan la literatura dirigida a los nifios a una de sus constantes: Ja niecesidad de cumplit uuna funcién educativa y de no traspasar los limites de lo conveniente. Respecto 2 la construceién del mito, porque impone explicitamente el tema de la violacién sobre la versién popular, de manera que se sustituye el temor a ser devorado por el temor a perder Ia honrs. La Caperucita resultante se aparta del folklore para presentar las caracteris- ticas de un cuento moral. La pasividad de Ia heroina y, por contca, su responsa- bilidad en la transgresién, son elemen. tos bien reveladores de la adscripcién literaria culta de la versiOn escrita, El ‘mensaje se dirige a instruir # las joven- citas sobre como funcionan las teglas sociales de] control de la sexualidad, ya que ellas «no saben lo peligroso que es detenerse a escuchar a.un lobo», como nos dice Perrault. Se construye asi un ‘uento sobre le seduccién, en el que e lobo actiie como tentador de los placeres frente a la necesidad de represién. La versi6n literaria de Perrault se hizo enormemente conocida, especialmente a partir de su publicacién en la Bibliothé- que Bleue, de los primitivos libros de bolsillo, leidos en voz alta en las veladas, populares. De esta forma el cuento retorné a la tradiciGn oral, lo cual reve- Ja la enorme commplejidad entre las rela- ciones de la literatura oral y eserita y los, problemas inherentes a la recopilacion folklorica, Este tema resulta especial- mente candente al tratar Ja version de Caperucita Roja de los Grimm que ha completado la creacién del ceferente colectivo. A partir de los estudios reali- zados’, no parece haber dudas de que Caperucita Roja llegé x Alemania a tra- és de los hugonotes que huian de las rsecuciones francesss, Al habérsele iadido las secuencias finales de otros cuentos, los Grimm no advirtieron que no se trataba de un cuento oral alemin, sino del cuento literario de Perrault. La principal diferencia en la version de los Grimm radica, pues, en estas secuencias: la salvacion de las mujeres por parte de un cazador y el castigo del lobo, asi mo el ataque de un segunda labo, y la victoria de la abuela y le nifa sobre é! 1819, los Grimm publicaron una aueva edicién de su obra dirigiéndola explicitamente los nilios y nifias, © introdujeror cuarla al destin suprimieron entonces los desnucias (el lobe se voloca vestides de la abuela y no pide a perucita que se desvista) ys dujo le advertencia explicita de la made, lo cual permite el propésito Final de enmienda: «Caperucita Roja pensé: yano te volverds a desviar del camino si tw madre te lo ha proibidon. El cuento continué, pues, bajo su forme explicita mente aleccionadora, aunque el tema sexual dejera de estar en primer plano. Caperucita Roja se convirtié en un ‘cuento definitivamente infantil, con un final feliz y un mensaje educativo sobre le obediencia debida, Distintas perspectivas interpretativa: El origen y ta importancia cultural de Jos cuentos ‘pop jado lugar @ distintas teorias expiicativas, El evento {ue nos ocupa, en concreto, ha sido ans izado desde varias diseiplinas. Ens primer lugar pouewuios cia ias lew rias centradas en el estudio del origen de los cuentos populares. Desde esta pe pectiva Caperucita Roja fue interpreta da.a partir de In tearia indoeuropensta d Miiller, sepin Ia cual los cwentos se ESTUDIO a refleren alos mitos cosmolégicos aris. Hhusson* (1874) In aplicd alos cventos de Perrault, considerados como mitos solaes,e itezpret6 a Caperucita como Je aurora devorada por esol 0 por la oscuridad Desde la etnografia, I tori ritais- ta de Saintyves" (1923) se ocipe de Caperueita para interpretetia como recuerdo de la cleccion de la reine de mayo, costumbre que supone, a su vez, in pervivencia de un clto de primavera emparentado con el culto de Maie en Roma, En Ia misma linea, las torias antropol6gicas ubicaron diversos moti- vos presentes en Caperucita Roja. Rela- eionaron os motivos de devoracion y el ofrecimiento de comida por parte de animales o magas, a los ritos de ini- Giacién con el paso del héroe at mundo de los muertos; sefalaron ef motivo del 30 al héroe para impedir la devors in de puri li priciea de compart 2 joven en ln casa de iniclacign de los guereros aque dara lugar al motivo dela princesa seevestcada por un animal Por otra parte, Ia psicoto 10 ae \ AMER AME FLARE Ma W188, los cuentos populares un magnifice vi para explorar y ejemplificar sus teoris sobre la psique humana, Los estudic més famosos se inscriber en las corrie, tes psicoanaliticas, a partir de las cual, Caperucita Roja’ fue analizada pi Fromm (1951)? en clave de lengua simbélico del inconsciente colectivo. 1 ‘cédigo de su lectura se refiere a la cap: Tuza como menstruacién, la botel como virginidad —con la advertenc de fa madre sobre su rotura— y las pi dras en el vientre del lobo como esterit dad o castigo por la transgresibn sexue Pero la interpretacién mas inflayen ha sido la ortodoxa freudiana de Bette heim (1975)"., A diferencia de los ant riores estudios psicoanaliticos, el « Bettelheim no analiza la génesis de Ie cuenios, como producta de le activid: psiquica, sino que insiste en su fincic en los receptores infantiles. Su anilis de Caperucite Roja vesalta el cout originado por el dominio del princip de placer de Caperucita, su forma 1 ingenidrselas para satisfacer las fant sias edipicas, las identific valentes entre pa e-lobolpadre y madre-abuela, y el triunfo final del ego con el someiimiento del ello. Sin embargo, mis que a su anilisis porme- norizado de fa Caperucita de los Grimm, su repercusiOn se debe a la considera cién del beneficio que obtienen los nifios ynifias dela recepcién de estas historias, ‘A partir de Bettelheim, los cuentos populares pasaron a considerarse un legado idéneo para la educacién infantil en la ctapa edipica, y se defendié la nnevesidad de transmitizselos en su forma original, tal como la tradicion habria ido decantando los motivos-e imagenes que ims satisfacian simbélicamente [as nevesidades psiquicas de resolucién de los contictos vitales de los oyentes, Las interpretaciones psicoanaliticas recibicron muy pronto innumerables i ticas por el hecho de dirigir la atencion hacia la mente del lector, y olvidar la gran cantidad de problemas suscitados or unos textos de“los:que se ignoran lantos aspectos. Por ejemplo, los avata- res de su transmision slo que los Hleva a basarse en detalles inexistentes en las versiones primitivas a la vez que margi- ‘nan otros aspectos, critica esta altima especialmente evidente si se toma la Caperucita Roja de los Grimm que, pot ho tencr, no tiene ni siquiera una cape- ruza roja en la tradicién oral, Le inter pretacidn sociohistorica de los cuentos populares sefiald, asi, que los psicoana. listas parten de cuatro premisas falsas ts intemporatidad de los cuentos, su des tinacién infantil, el final feliz. como ras- 20 constitutivo, y su independencia de las concreciones cultural. En este linea, Soriano describe los cuentos como el reflejo de la mentalidad de una época y, desde este punto de vis- ta, Caperucita Roja responde al hambre ya la dureza de las condiciones de vida de los campesinos basta el siglo XVit, al peligro real de los lohos, y a la compl- ccencia popular en el triunfo del débil frente al poderoso. El paso de la Cape- rucita folkiérica desde la inocencia a la ingenuidad fingida para poder escapar, cer otra moral tangible que la astucia para sobrevivir, ensefianza bien alejadz del sometimiento materno © de la desconfianza frente a los extra- jios de las versiones literarias. Por otza parte, los extrafios de los cuentos popu- lames resultan ser ayudantes 0 adversa- tos de una forme absolutamente aleato. Fia, de la que no puede derivarse leceién alguna Sobre la ideologia transmitida Paradéjicamente, el contexto socio: cultural de los cuentos populares pasé a ser el de su pertenencia a la literatura infantil, de manera que, a pesar de les eas al psicoanalisis, la reflexién sobre su influencia en la formacién de la personalidad no hizo mas que aumen. tar. Asi, durante la década de los 80, se produjeron una gran cantidad de esta- ios sobre la ideologia transmitida, Una parte de ellos proviene de la reflexién Sociologica de inspiracién marxista y se ha caracterizado por su denuncia de los eventos como producto de una sociedad jal y parictitada quie, en consecuer cia, deberian ser abolidos, tal como \efiende Cerda (1985)" El principal impulso de ta interpreta cidn ideolégica, sin embargo, provendra de la critica feminista, especialmente ¢ ESTUDIO la anglossona", En est linea, Zipes y ros autres han sedalato que Perrault y Guim fueron eseitores masculinos Earopeos que proyectaron las necesiday des valores de au sexo y de sv tpoce sobre un gener literario Convencion, Yue cambiaron el evento popular de aperucta pars nararuna vation en Ja qua heroina es oblignda a ser It cul pable, Ya que el desconocimiento feme- nino sobre le necesidad de contol eso Causa dela raged el evento sirve para expresar la culpabiizacion social dela imijer en las agresiones.sexuales, el milo maseulno dela mujer quien gus ta de ser aeucida y viola, Exios andlisis Man resaltado. que le Visita @ la abuela no es peruibids come tna verdacera miston dela protagonist, ino que és se drige a un encuerig intime con el lobo que fs sitia en una misma actiud (Yaga) se reconve: Iiento de la sesvalidad y de inconfor. tnismo vow las norms Sociales (ras ono si fuera ala escuclay aqui cr el bosque es tado tan divertidonn) La racia de Caperutta proviene de que Is curiostad y fo sensu idad femecina Son inaceptabes para el orn paar 12 masculine, Caperucita es eémplice culpable de! ataque del lobo —ya que hhubiera obedecido no habria pasac nado, y Jos hombres quedan asi ex neradas de las consecuencias dest deseos sexuales, porque son las mujer «las que provocan». En definitive, hnéroe real serd el cazador, el hombre qt gobiemna y restablece el ofden domestic alterado por la claudicacién ante li necesidades naturales, de manera que solucién de fos Grimim satisface a tod el mundo, El cuento ensefa alas niias ‘oultar sus deseos y @ abandonar el esp: cio de la aventura, —el bosque donc hhabitan las fuerzas masculinas del lobo el cazador—, pare permanecer en» espacio de la Casa, propio de las mujere indefensas. La critics feministe, sin embargo, n ha preconizado la abolicién de fos cust tos. populares, tal vez. porque en + momento de su aparicién, en la décac de los £0, lacreencia de su bondad en) Formacién de la personalidad y del i ginario cultural Se hallaba ya muy £61 Gamente enraizeda. Se ha dirigido, m bien a reflexionar sobre las formas ¢ imtervencién en la produceién y teansm sign de los cuentos. MacDonald re me en tres las opciones posibles: preset tar los cuentos inalterados y tater I posibles consecuencias danas. poste riormente; reescribirlos, alterando Ic aspectos perjudiciales; o tomar algune de elementos para crear cuentos dist tos. La produccién de eventos no diset :inatorios se adscribié con entusiasmo ta aplicacién de la segunda via. El resu tado puede englobarse, en gran part, ¢ js denominada literatura infantil @1 Giawtoritario» y su posieidn tedrica put de seguirse en Ia prolongacién actual 3 ta defensa de una literature «politic mente correcta ‘No tardaron en Megar las criticas esta posicién. Desde los sectores fem. nistas, que se decantaron por la «tercer opeién» de Macdonald, y desde todo aquellos otros que sefalaron el camnin temprendio como el de ur nuevo diac Tismo de corte progresista, Hooglanc’ por ejemplo, en su critica @ las versione feministas, rechaza la interpretacion d Caperucita como una justificacion de | ley y el orden masculinos y defiende qu cel tema central es una oposicién.—-la.d Ia inocencia expuasta al peligro— que implies al lector de forma ambivalente El lobo muestra la vida del bosque a Caperucita, seduce con la posibilidad de placer, pero el lector sabe que es un lobo, Yy experimenta la tensién entre cutiosi- dad y placer/apreensién, apetencia de seguridadiriesg0, que le ayuda a explo- rat y expresar sus tiedos y descos Este tipo de critica ideolbgica viene a coincidir en muchos casos con la linea de interpretacién de los cuentos popula- res como relatos lterarios,especialmen- te eficaces y senzllos, que favorecen la educacién literaria, Se sitian aqui los estudios que se circunscriben al texto para analizar los aspectos que han fail tado su pervivencia. Desde esta perspe: tiva, Caperucita Roja destaca por la potencia de las imagenes (rojo. sobre negro), Ia modelacién de 1a intriga (la victima que camina hacia su devorador, © el didlogo enumerative que tensa la escena), 10s motivosliterarios de la ino- cencia y la debilidad frente a la perver- sida yl poder, ec En los ltimos tiempos, e] anélisis de Jos textos ha corrido paralelo al de las ilustraciones que los acompafian casi siempre en la literatura infantil. Si le ex tica ideoldgice ha hallada muy 2 menu- o en la ilustraci6n un reflejo ain mas descarnado de los valores vehiculados por el texto, la critica lteraria ha resal- tado la coordinacién entre ambos siste- mas en la construccién de la obra, Asi, bor ejemplo, las ilustraciones de Cape ucita Roja coinciden en subrayar los nomentos claves del cuento, especial- niente el encuentro de Caperucita y el obo, 0 resaltan los elemento de la inti- 3a —como en La vision de la cass de la abusla desde la perspectiva exterior de nif que se acerea— ntegracién del cuento popular on la literatura infantil Durante Al cuvacar se lo Hevavon los guardias por matar al allime lobo. ¥ desde entonces en aquel pueblo, slo quedan lobos en los ruentos de Caperucita Roja Sem) ratura infantil come vo, Por ello, [8 ver dominante de tal instrumento educe on moral de la. Caperueita fj6 8 nivel de imagen la interpretacion Perrault fue prferida® lade los Grimm textual del tucate® popular hecha po pricticamente hasta la It Guerra Mune Perrault. En el dibujo de Dore ( ial, Sia embargo, le misma versign de Flustsacidn 7) podentos ver Ia rept Perrault vo que Sufi también un pro. lacion de un lobo come fuerza mascll a 13 inguiets pos el misterio, ya que no le vemos la cara, mientras que é si ve cornpletamente a la aia y ta eubre con 5u sombra, Los dos personajes se miran 4 los oj05 y sus euerpos forman un cir culo que exeluye al lector que queda situado coma tn voyeur Las posibilidades técwicas de producir cutentos ilustrados avanzaron enorme, ‘mente durante el siglo xix y promtn crs ESTUDIO cularon cientos de ediciones. ilustradas Ge! cuento, pero sus imagenes muestran una sorprendente unamimidad en las estenas escogidas y en In Forma de repre sentarlas, todas ellas deucloras de ln ect. (era interpretacion de Doré. Dos de los momentos representadas siempre son la advertencia de la madre (véase Musina cida 2} —incluso. a pesat de que tal adverteneia no se prakice en el eget 1A Perrault, y ta escena de! lecho, | Siguiente (vease Musiractén 3) pou ‘apreciar un ejemplo de esta ditima cs. fa tratada con un grado de brutal sexualidad impensable tiempo desjue en Ja literatura infantil, Efectivamente, desc finales de si-k XIX se produjo Una progresiva cemn que traié de suavizar e} tema sexual avés de ta infantilizacién de Caperucs fa y de la neutratizacién del lobe a by de convertirlo casi en tin perrito, ee d {e una Figura antropomorfa o de vestiri En el siglo xx se esterilizé definitivs mente-el aspecto sexual, como pric: verse, por ejemplo, en ta’ Tlustiacion donde In estandarizacién y la caricatur zacién convierten a los personajes «1 muitecos, La reformulacién moderna del cuento popular En la segunda mitad del siglo se pros Gujeron cambios decisivos en la produc ion de la literatura infantil, perieets- mente detectables en las micvas versiones del cuento de Caperacita Roja que se spartaron sustancialmente de las cteadas Por Perrauh y los Grimm. La evolucion del euento se vio condicioneda por des Fenanenos distntos —Por las distintas teorias, citadas anteriormente, sobre el valor educative e los eventos populares La nueva pedagogia de adscripeién racionalista, que triumfa en los ats 50. 60 y la vision de los euentos populares como expresion de una sociedad peri clitada llevaron a su rechazo en general, ¥ 2 a inposibilidad de aceptar a moral represiva de Caperucita Roja en patti ular. A este clima responden las ver. siones que intentan suprimir ta carga de Violeneia y sumisién, para introducit valores de imaginacion, perdon reconciliacién. E. Fortan ya habia tea lizado una versi6n de Caperucita ev los ‘ios 30, en la que el lobo se come solo cl reflgo ve Caperucita en el espejo Pronto aparecieron las versiones lon, de I abuela no es devorata, sino que Se esconile en un armario, y Antonio robles, desde su exilio mexicano en 1967, publied otea version en Ia qe ol fobo pasa Un aio en ta carcel sujeto a regimen vegetariano y se hace amigo de Caperucita, quien fi intercedidn fn se favor durante ol juicio. Enel protogo de Sus cusntos dice este autor: ejCue her ‘ose semill, paca la serena justeia del taliana, aprender a perdonat al labo en ln infancy A mediados de los aiios 70, ef impac- to de las tcorias psicoanalitcas ae como un desencadenante de la reivindi-_ cacion educatva dela faninsia€ instal la idee de que sblo tas formas tradicio, aalescurmplen la fncion educative. mente requerida por los miios niles {La vuelta de! folkiore se prod, pues, de forma entusiastay, par ejempio a genetalizé su presencia en le excdela infantil Para ‘Caperncita, Roja. este fetor0 a los origenes Nevo aparejado un cambio: ta sistemitioa prefefencra de [n versién de los Grimm por encima de Ie de Perrault, causa de su moral, exces Yainente represiva y punitiva para los " College English 34, 363-93, 1972. T3.R. MaePonalé «The tale retold: Feminist {aly slesy en Children’ lteranure essoctoion Quately, 1982 (pp. £20). TA. Es coneret s ln versibnrealizads por la Mersayaide Fairy Story Collet C. Hoot Band (1994) aial wolves in those bushes dors take dangerous joumeye sth Litie Red Riding Hoods. Cancion Childrens Lieraur 13,7 15) Bn Bspota, a primera traduccion de Perral en 1830, en Valencia, relizads por Cabrero, aunque sin nombre de auto, yc 1862, se publien Is de. Call Veh, Cutan de Heda 16. Vizce CL. Malarte: 2 Pett Chperon Row fe un jeu Wimagess en Jeux graphique dans pour jeuneste Paris: CROP heat de Crete Unversté Pars Nord, 1991 pp. 123 136, 17. Def mismo sotor pues verse también comié el lobo 0 Caperncta? Ses Conferan pars movores con tomar de leroturt infant México DE, 1942 18. Prucha de esta popula ex queef Museo {ela Caneis de San Praniseo puede ecowcharse ‘una martacioninigtligibie de Capevesa Roja {ue Ios noe y nfs ide fcan sn problemas, 19. Veas po somplo la Capers foo, Cape ‘mein Horde de pars ls primers cdades 0 Cape ‘wcita Roja en Manhattan de Martin Gale (en Sues) para fos letore mayor 20. ANIberg AE! carters simpaice, Barcelona, Destin, 1951 21, Cane, CU. Gust Made rut, 1994 Garcia Sanchez, JL, I. Pe timo Lobo y Caper, Labor, 53; Dahl, Rl Quentin Blake, Cuentosen ve 0 pora iis perversor, Mac Altes, 1985 34 Garnet, LF Coen fos’ nike LA BICICLETA ae A parti de 12 anys CUENTOS DE PERRAULT Edicién facsimil + Belloso Cubierta: Jav © de esta edicibn: Compaiia Literaria ef Padilla, 29. 28006 Madrid B (91) 576 18 78 LS.B.N.: 84-8213-010-2 Dep. Legal:M. 34,921-1994 Impreso en Grificas Muriel of Buhigas, sin, Poligono Industrial El Rosén 28908 Getafe LOS CUENTOS DE PERRAULT APERUCITA ENCARNADA Era vez de una nifia hermosisima, como nadie pudo imaginarla jamas, que vivia en una aldea con su madre, la cual la queria tanto, que estaba loca con ella, y su abuela mas loca todavia. Esta buena mujer habia dado 4 su nieta un gorrito encarnado que la sentaba 4 las mil maravillas, y por esta razon la Hamaban Caperucita Encarnada Un dia que su madre habia cocido en el horno sabrosos bollos la Mamé y la dijo: — Mira, me han dicho que tu abuelita esté mala; ve 4 verla y lévala este bollo y esta orcila de manteca, Caperucita de su abuelita, la cual Encarnada se dirijié en seguida hécia la cas vivia en otra aldea de las inmediaciones. Al pasar por el bosque, encontré 4 maese Lobo, 4 quien se le pasaron soberanas ganas de comérsela; pero no se atrevié hacerlo a causa de un lefiador que se hallaba cerca de aque! sitio. Sin embargo. { t 2 CAPERUGITA ENCARNADA la ditijié la palabra, preguntindola dénde iba. La pobre nifia, que no sabia lo peligroso que es detenerse 4 escuchar 4 un Lobo, respondi —Yoy 4 casa de mi abuelita 4 Wevarle un bello y una orcita de manteca que mi madre la envia. _ Vive muy léjos? — replied el Lobo. — Bastante léjos, — dijo Caperucita Eneatnada;—¢ve usted aquel molino que hay allé abajo? pues al otro lado, en Ia primera casa de la aldea, — Precisamente— repuso el Lobo —yo tambien tengo qne ir alld; congue echa td por ese camino y yo por este otro, y verémos quién de los dos lega primero. El Lobo eché 4 corer con toda Ja fuerza de sus piernas por el camino mas corto, y la nifia siguié por el mas largo, entreteniéndose en cojer avellanas, en perseguir mariposas y hacer ramilletes de las florecillas que encontraba al paso. No tardé mucho el Lobo en Megar 4 casa dela abuela: detiivose, y tras, tras. — gQuién esté ahi? — Soy yo, su nieta, — respondis el Lobo finjiendo la voz— Caperucita Encarnada que viene 4 traer 4 usted ‘un bollo y una orcita de manteca de parte de mi madre. La pobre abuela, que estaba en su cama porque se hallaba un poco enferma, le grit: —Alza el pestillo y empuja la puerta, El Lobo alzé el pestillo y la puerta se abri En seguida se arrojé sobre la buena mujer y la devoré en un abrir y cerrar de ojos, porque el maldito tenia bambre de tres dias, Hecho esto, cerré la puerta y faé 4 acostarse on Ja cama de la abuelita, esperando 4 que llegase Caperucita Encarnada, la cual no tardé en lamar. —Tras, tras. — Quign esté abi? Al escuchar la ronca voz del Lobo, Caperucita Encarnada tuvo miedo; pero se repuso pensando que su abuela estaria resfriada, y respondi soy yo, abuelita, yo quevengo 4 traerla de parte de mi madre un bollo y una orcita de manteca, CAPERUCITA ENCARNADA 3 El Lobo duleifieé un poco la voz, y dijo: — Alza el pestillo y empuja la puerta. Caperucita Encarnada alzé el pestillo y la puerta se abri6. Viéndola entrar, el Lobo se rebujé entre las sdbanas, y afiadié: — Pon el bollo y la orcita de manteca sobre la hucha y ven 4 acostarte conmigo. Caperucita Encarnada se desnudé, y se metid en la cama, causindola gran estrajieza el cambio que se habia operado en el cuerpo de su abuelita. ¥ enténces la dijo: —Abuelita, qué brazos tan largos tiene usted! —Es para abrazarte mejor, hija mia. Abuelita, qué piernas tan grandes tiene usted! — Es para correr con mas lijereza, hija mia. — e¥ estas orejas tan grandes, abuelita? — Para oir mejor. — Y estos ojos tan grandes? — Para ver con mas claridad. — g¥ por qué tiene usted estos dientes tan enormes, abuelita? — Para comerte! Y diciendo estas palabras, el indino Lobo se arrojé sobre Caperucita Encarnada y MORALEJA [Ninas, cuando ustedes sean hermosas joveaes, descontion siempre do los lobos: — en este undo ‘hay muchos melilues y eleguates, cuyo lenguajo es caritoso y seductor, y esos prec de Iu raza mas peligross. peote son los CAPERUCITA ROJA Y EL LOBO Estando una mafiana haciendo el bobo le entro un hambre espantosa al Sefior Lobo, asi que,,para echarse algo a la muela, se fue corriendo a casa de la Abuela. «@Puedo pasar, Sefiora?», pregunto. La pobre anciana, al verio, se asust6 pensando: «jEste me come de un bocado!». Y, claro, no se habia equivocado: se convirtié la Abuela en alimento én menos tiempo del que aqui te cuento. Lo malo es que era flaca y tan huesuda que al Lobo no le fue de gran ayuda: «Sigo teniendo un hambre aterradora... iTendré que merendarme otra sefiora!». Y, al no encontrar ninguna en Ja nevera, grufié con impaciencia aquella fiera: «jEsperaré sentado hasta que vuelva Caperucita Roja de la Selva!» —que asi llamaba al Bosque la alimaiia, creyéndose en Brasil y no en Espaiia— Y porque no se viera su fiereza, se disfrazé de abuela con presteza, se dio laca en las ufias y en el pelo, se puso la gran falda gris de vuelo, zapatos, sombrerito, una chaqueta y se sentd en espera de la nieta. Dab€ RowrOot (195$) Gorter en Wlto fete ater pelvelio* figalcot Bltes CAPERUCITA ROIA Y EL LOBO CAPERUCITA ROJA Y EL LOBO 6 por fin Caperu a mediodia «Cémo estas, abuela mia? bor cierto, jme impresionan tus orejas!». «Para mejor oirte, que las viejas somos un poco sordas». «jAbuelita, qué ojos tan grandes tienes!». «Claro, hijita, son las lentillas nuevas que me ha puesto para que pueda verte Don Ernesto el oculista», dijo el animal mirdndola con gesto angelical mientras se Ie ocurtia que la chica iba a saberle mil veces mas rica que el rancho precedente. De repente Caperucita dijo: «jQué imponente abrigo de piel llevas este invierno!». El Lobo, estupefacto, dijo: «jUn cuerno! O no sabes el cuento o ti me mientes: iAhora te toca hablarme de mis dientes! {Me estds tomando el pelo...? Oye, mocosa, te comeré ahora mismo y a otra cosa». Pero ella se senté en un canapé y se saco un revolver del corsé, con calma apuntd bien a la cabeza y —ipam!— alli cayé la buena pieza. eee Al poco tiempo vi a. Caperucita cruzando por el Bosque... ;Pobrecita! {Sabéis lo que Ilevaba la infeliz? Pues nada menos que un sobrepelliz que a mi me parecié de piel de un lobo que estuvo una mafiana haciendo el bobo. e CAPERUCITA ROJA Y EL LOBO Caperucita Roja Erase una vez una pequefia y dulce muchechita, que en cuan to se la veia se la amaba, pero sobre todo la queria su abuela, que no sabia qué darle a la nifia. Un buen dia le regalé una caperucita de terciopelo rojo, y como ie sentaba muy bien y no quer botella de vino; llévaselo a la abuela, que est énferma y débil, y se sentird aliviada con esto. Prepérate antes de que haga mucho calor, y cuando salgas ve con culdado y no te apartes del sendero, sino, te caerés y romperés la botella, y la abuela se quedara sin nada, Y cuando llegues no te jes de darle los buenos dias, y no te pongas a curio- sear antes por todas las es- quinas. —Lo haré todo bien jo Caperucita a su madre, y le dio la mano a‘ continuacién La abuela vivia muy den: tro del bosque, a una media hora de distancia del pueblo. Cuando Caperucita llegé al bos- que, se tropez6 con el lobo. Pero Caperucita, que adn no sabia lo icho que es el lobo, no tuvo Caperucita Roja —Buenos dias, Caperuci ta Roja —dij —Muchas gracias, lobo. —éAdénde tan temprano, Caperucita? —A ver a la abuela, —£Qué llevas debajo del delantal? —Pastel y vino, Ayer lo hicimos, Con esto ia abuela, que esté algo débil, se alimen: tard y se fortalecera. —Caperucita, édénde vive tu abuela? —Todar a un buen cuarto de hora andando por el bosque. Debajo de tres grandes encinas, esté su casa; abajo estan los setos del nogal como sabrés. El lobo pensaba para sit «Esta joven y tierna presa es un dulce bocado y sabré mucho mejor que la vieja; tengo que haceric bien desde ei principio para cazar a iguié andando un rato junto a Caperucita Roja —Caperucita, mira"las hermosas flores que estén alrededor de ti, épor qué no echas una ojeada a tu alrededor? Creo que no te fijas en lo bien que cantan los pajai le escuela y aqui en el bosque es todo tan divertide. Caperucita Roja abrié los ojos y cuando vio cémo los reyos del sol batlaban de un lado a otro a través de los rboles y céme todo estaba tan lleno de flotes, pensé: «Si le | n ramo de flores, se alegraré; atin es pronto y podré llegar Y se desvié del sendero, adentrandose en el bosque para coae flores. Cogié una y, pensando que més adentro las hibria mosas, cada vez se internaba més en el bosque. El lobo, en c: se fue directamente a casa de la abuela —éQuién es? —Caperucita Roja, traigo past eve el picaporte! —grité la abuela—. Estoy muy débil y no puedo levantarme. El lobo movis el picaporte, la puerta se abrié y é!, sin dec palabra, fue directamente a ia cema de la abuela y se le tr Luego se puso sus vestides y su cofia, se matié en le cama y rrié las cortinas. woo ‘seipaid sein aquowepide: 91609 efoy eyonsedes “sexdsax od OU Ise> anbune “enn UgIq we} Bjange e| gI/es OBan| A ounaso Anu oper eqeis9 ogo} [ap eBuseq eB ug jetuay oysns nb "én — eypeyanu B oMfes ‘souros sojueno soun opep eigey opuen “eB 8Q | Ogo} Je xeler e gzuauI0D & s222(9 $3} 91509 anb outs ‘guedistp ou anb ise “reales efpod e] as une Jofaws o| © 4 'ejange 2] © opaionep 4aqey eipod ogo] ja anb gsuad o1ad ejadoosa ns 1e61e9 osinb sesuoyuy pOpugISNg ona}! OULoD odwan oe]! 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Cuando éste despert6, quiso irse ltando, pero las piedras eran tan pesadas que se cayé y muri, A. consecuencia de esto estaban los tres muy felices. El caza- dor le quité al lobo la piel y se la lievd a casa; la abuela se comid el pastel y bebié el vino que habia traido Caperucita Roja y se re- cuperé de nuevo. Caperucita Roja pens6: «Ya no te volverds a desviar en toda tu vida del camino, si tu madre te lo ha prohibido» Se cuenta también que, una vez, Caperucita Roja le llevé de 0a la abuela pastas, y otro lobo le hablé y la quiso desviar del camino. Caperucita Roja se guardé de hacerlo y siguié directa- mente su camino, y le dijo a la abuela que se habia encontrado bo, que le los buenos dias, pero que la habia con tan malos ojos, que si no hubiera estado en un lugar la hubiera devorado. —Ven —dijo la abuela—, vamos a cerrar la puerta para que no pueda entrar. Poco después llamé el lobo y —iAbre, abuela, soy Caperucita Roja y te traigo pastas! Ellas petmanecieron en silencio y no abrieron la puerta. El ca: beza gris dio varias vueltas alrededor de la casa, finalmente salt6 al tejado y quiso esperar hasta que Caperucita Roja se fuera por la noche a casa; entonces él la seguiria y se la zamparia en la os- curidad. Pero la abuela se dio cuenta de lo que le rondaba por la cabeza. Ante la casa habia una gran artesa de piedra, y le dijo a la nifia: —Coge el cubo, Caperucita; ayer cocf salchichas, trae el agua en la que las he cocido y échalo en la artese, Caperucita Roja trajo agua hasta que le gran artesa estuvo ilena. Luego empezé el olor de las salchichas a llegarle a la na riz al lobo, olisqued, miré hacia abajo, y finalmente estiré tanto el cuello, que no pudo sujetarse mas y comenzé a resbalar, de modo que se cayé del tejado precisa. mente dentro de la artesa y se ahogé. Caperucita Roja se fue feliz 2 casa y nadie le hizo dafio. Los miisicos de Bremen Un hombre tenfa un asno que durante muchos afios le habi llevado los sacos al molino pacientemente, pero sus fuerzas est. ban llegando a su fin, de tal manera que cada die era menos apt para el trabajo. El amo pens6 entonces deshacerse de él, pero el asno se dio cuenta de que no soplaban vientos javorables y se es cap6 poniéndose en camino hacie Bremen; alli pensaba que po- dia hacerse mtisico municipal. Cuando habia andado un poco se encontré a un perro de caza tirade en la cuneta del cemino, jadeando como quien se he cansado de tanto correr —Bueno, écémo jadeas tanto, mordedor? —pregu: jo el perro—, Como ya soy viejo y cada ya no puedo ir de caza, mi amo me ha querido m asi que he tomado las de Villadiego, pero écémo me voy a ganar mi sustento? —<éSabes una cosa? —dijo el asno—. Yo voy a Bremen 2 cerme miisico municipal; vente conmigo y haz que te acepten también como miisico. Yo tocaré id y ti las 1S,

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