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Hispanoamérica necesita el retorno a las ideas, y el alejamiento de las

ideologías.

Por Oscar Báez i

Menos ideología, más doctrina.

Incipit

No es para mi tarea sencilla la de tomar dos trabajos de prestigiosos analistas

políticos locales, e intentar desmenuzarlos, debido principalmente a que

abarcan diferentes ámbitos, perspectivas, bases y prospectivas. Por un lado, el

primero que abrió el fuego en un matutino de gran repercusión, refrendó su

análisis diciendo “Ningún país de Sudamérica necesita tanto de las ideas de

izquierda, como el Paraguay”1.Días después éste recibe una respuesta desde

la otra vereda intelectual titulada “Latinoamérica necesita más liberalismo” 2 .

Quizás el lector de ambos, pueda quedar con una perspectiva y conclusión en

la que el debate se agotó, debido al paradigma de análisis moderno ya

largamente repetido es “capitalismo vs socialismo”, “liberalismo vs marxismo”,

etc. Y es allí donde quiero apuntar, aportar y acaso debatir algunas ideas

sueltas.

Decían los clásicos initium doctrinae sit consideratio nominis (antes de

considerar la doctrina, consideremos los nombres) por lo que es necesario, en

1
Ver Boccia, Alfredo “La certeza cartesiana de la izquierda”, https://www.ultimahora.com/la-certeza-
cartesiana-la-izquierda-n2864300.html

2
Ver Nakayama, Eduardo “Latinoamérica necesita más liberalismo,
https://www.academia.edu/41693645/LATINOAM%C3%89RICA_NECESITA_M%C3%81S_LIBERALISMO?
email_work_card=title
ajustada rigurosidad, establecer ciertos parámetros para enmarcar dentro de la

doctrina tanto socialismo, como liberalismo. Para ello, evidentemente que este

espacio no será utilizado a modo de numerus extensus, sino de numerus

clausus, es decir, las definiciones serán directas, pero cortas, por lo que huelga

decir que podrían extenderse pero ese no será el caso. Además, una no más

extensa mirada histórica, para entender el contexto que hace surgir a ambas

perspectivas.

Perspectiva Histórica del pensamiento liberal.

Al decir de Alvaro D’ors 3 es fundamental establecer coordenadas históricas

dentro del estudio del desarrollo de las ideas políticas. En ese tren, no es

posible situar fuera de las coordenadas del surgimiento del Estado como

artefacto al decir de Carl Schmitt 4 y que fue resultado de una serie de

categorías conceptuales que dieron paso a la erección de un nuevo modelo

político, situado por Elías de Tejada 5 cronológicamente en el año 1648, año de

la firma del Tratado de Westfalia que según la historiografía más repetida dio

fin a las guerras entre Católicos y luteranos, pero a criterio del filósofo

madrileño, significó algo más. Este tratado, inaugura una concepción asentada

sobre criterios neocratológicos (ya que en puridad conceptual, dicho esquema

se inaugura y desarrolla aún más con Hobbes) como los que deben regir la

matriz política de los nuevos sistemas surgidos como resultado de la fractura

del Sacro Imperio Romano Germánico, lacerado éste por la discordia religiosa.

3
Alvaro D’ors, Una introducción al estudio del derecho, 8ª ed. Madrid, Rialp.
4
Carl Schmitt, Teología Política, 1ra Ed. Madrid, Trotta.
5
Elías de Tejada, La Cristiandad Medieval y la crisis de sus instituciones, Verbo. (Madrid) 1972)
Situados prácticamente la mitad de Siglo XVIII, no nos es posible dejar de

detenernos en las ideas dieron el soporte a las que circulaban por entonces.

Roto el universo medieval, que tenía como ejes político – religiosos al Sacro

Imperio Romano Germánico y a la Iglesia Católica,por la fractura religiosa que

tiene como responsable a Martín Lutero. Éste dentro de su desarrollo de ideas,

rompe la unidad existente entre la fe como dimensión sobrenatural, la gracia

como elemento de auxilio de la divinidad a una naturaleza manchada y herida

mas no caída, y propone la separación radical entre fe, la gracia que es su

conexión y la naturaleza humana. Esto, naturalmente dará como efecto la

comprensión antropológica de un hombre de naturaleza absolutamente

corrompida (ya que para la teología católica la gracia se añade a la naturaleza,

y la perfecciona, en el principio Tomista de gratia non tollit naturam sed perficit

eam 6 ) que, como resultado lógico discurre hacia la comprensión de la

negación de la libertad como capacidad innata, pero si como fin, y de las nulas

potencias de la razón para conocer la naturaleza, dará pie a que Maquiavelo ,

según su máximo conocedor Leo Strauss 7teorice sobre lo que el hombre si

puede conocer, que son aquellas realidades fenoménicas de la naturaleza que

le rodean, pero no necesariamente la naturaleza del hombre, que en recta

lógica según la hermenéutica del fraile agustino, no pueden conocerse. Y

precisamente una de las categorías de la naturaleza que están al alcance del

conocimiento del hombre, es la ciencia del poder, mas éste al estar despojado

de su conexión con las leyes de la divinidad y del orden natural, queda

despojada en su última ratio, el cual es el poder desnudo.

6
Summa Theologiae, I, 1, 8 ad 2
7
Leo Strauss, Meditaciones sobre Maquiavelo, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Madrid.
1964.
Otros autores, que toman estos esquemas de pensamiento y lo van

desarrollando en línea recta, son Thomas Hobbes y Juan Jacobo Rousseau,

aunque ambos en diferentes estadios de comprensión de la naturaleza

humana, harán suyas las herramientas que introducirá el Leviatán, el gran

hombre artificial8creado de acuerdo a las posibilidades del arte humano. A este

hombre artificial, Juan Bodino incorporará el carácter de la fuerza como único

criterio legitimante de la autoridad estatal, ya que al decir de Negro Pavón, al

concretar su teoría de la soberanía hizo esfumar la posibilidad de que el

hombre sea libre, debido a que el núcleo de su acción estará determinado ya

no por la libertad de su capacidad de asociación, sino por los “derechos” que

otorga el Leviatán. Rousseau, al introducir la noción antropológica del ser

humano en la que éste es radicalmente bueno, y su corrupción pasa a ser

responsabilidad de las estructuras sociales, dinamita la conexión pasado –

presente, y, por medio del contractualismo – del cual será Kant su mayor

expositor – da las herramientas para generar las condiciones nuevas políticas y

sociales que estén concordes con las nuevas ideas ilustradas, que son en

puridad, las ideas base del liberalismo.

Así, puestas de manera sucinta y esquemática las coordenadas intelectuales

que dan origen al liberalismo político, pasaremos al estadio de análisis del

marxismo.

8
HOBBES, Thomas, Leviatán. Ediciones Libertador. Buenos Aires. 2013
Perspectiva histórica del pensamiento marxista.

El pensamiento de Marx es perfectamente encuadrable, en opinión de Negro

Pavón9, dentro de las coordenadas progresistas.El progreso como fin y objetivo

del hombre, es posible alcanzarlo en la medida que la Humanidad (entendida

ésta como un todo global, uniforme y raso) tome conciencia de su situación y

que encare la historia como una historia hacia la “emancipación”.

Esta matriz, al decir de Oakeshott10 compagina perfectamente con las ideas

fundantes del liberalismo, puesto se retoma el ideal de una humanidad

inherentemente buena (debido al determinismo de corte roussoniano que

imprime el carácter del mito del buen salvaje), y que es corrompida por la

sociedad. Marx establece como enemigo la sociedad en clave economicista ya

que como seguidor de la filosofía de Feuerbach para quien lo único real es el

hombre principalmente debido a que solamente es posible captar la realidad de

acuerdo a lo sensible, e identifica a la “burguesía” como foco de atraso e

injusticias. Estas premisas dan pie a comprender la furibunda enemistad del

marxismo con todo aquello que aparente alguna idea religiosa, realidad no

distante de la mostrada por los intelectuales fue del liberalismo del dieciocho,

como es el caso de Voltaire. Si la única manera de comprender la realidad es a

través de los sentidos, la idea de un Dios desaparece, y se convierte o, en un

mito “construido” por el hombre – siguiendo el esquema constructivista de

9
NEGRO, Dalmacio, El mito del hombre nuevo, Ediciones Encuentro. Madrid. 2009
10
OAKESHOTT, Michael, La política de la fe y la política del esceptiscismo. Universidad Nacional
Autónoma de México – Instituto de Investigaciones Sociales. 1998
Rousseau – o es el opio del pueblo, una especie de droga que aliena y

desenfoca de la realidad sensible, al fin y al cabo, la única existente.

De ésta forma, el autor concede a la matriz de pensamiento Marxista, el

armazón ilustrado de sus antecesores y que forman el núcleo del modo de

pensamiento ideológico, a saber: es una perspectiva asociativa, colectivista y

tiene como motor la emancipación.

El marxismo, en la vanguardia de la praxis, no considera al decir de Severino 11

al capitalismo como un esquema en el fondo fallido, ni mucho menos. La

organización capitalista, en este sentido, absolutiza la producción industrial

como columna vertebral del desarrollo humano. Éste, va siendo incorporado al

músculo capitalista en la medida que es necesario para su ritmo de creación de

bienes o servicios, ya que la lógica es la de la técnica, y la de la progresiva

expulsión del obrero, por la incorporación de maquinarias y herramientas

sofisticadas. Es decir, la técnica triunfa como coherencia lógica en primer

término, de los principios del progreso (que al ser humano, desemboca en la

creación de nuevos mecanismos más precisos y útiles para la producción)

aunque por el contrario, expulse al mismo ser humano del esquema de trabajo.

Pero el marxismo, y el neomarxismo no se opusieron ni se oponen a la técnica

y a la incorporación de una logística moderna, sino al esquema de organización

capitalista. La revolución comunista no tendrá como fin la sustitución de la

lógica del progreso, ni la de la técnica, sino la organización capitalista.

11
SEVERINO, Emanuel, Esencia del nihilismo. Editorial Taurus. Madrid. 1991
Análisis.

¿Necesita Latinoamérica (rectius Hispanoamérica) socialismo o

liberalismo?

Ingresar a los predios del análisis de ambas posiciones es complicado, debido

a que el Dr. Boccia no esbozó razones de su posicionamiento, por lo cual

corresponde en recta lid no barruntar sobre la opinión, sino esperar la

argumentación correspondiente que dé forma y fundamento a la disputatio.

El Dr. Nakayama, quien me honra con su amistad si esbozó razones de su

posicionamiento, de forma que a retazos de ellas me llamo a contestar desde

predios de las ideas políticas. Siempre dejando nuevamente en claro, que es

imposible hablar a profundidad de todos los argumentos esgrimidos por mor del

espacio presente, y de la rigurosidad planteada que no deja de ser la de un

ensayo de tinte analítico.

En primer término, el Dr. recurre al argumento que durante las dictaduras

militares, el liberalismo político quedó fuera de discusión lo cual, mirado desde

la historia de la aplicación de las ideas políticas es inexacto. Desde principios

del Siglo XIX, durante prácticamente toda esa centuria, y por todo el XX, el

esquema matriz del liberalismo político estuvo en marcha. El Leviatán, Estado

fuerte de claros presupuestos artificialistas (desde el mito del surgimiento del

hombre Artificial de Hobbes) estuvo presente desde los albores del nacimiento

dela nación paraguaya (desde el mito del artificialismo contractualista

roussoniano). Ambas ideas fuerza, de clara matriz ilustrada y por ende, liberal,

operaron como ejes políticos en el Paraguay, y siguen operando. Es entonces,


inconsistente argumentar que el liberalismo político estaba fuera de discusión

sino que, en recta consideración desde el punto de vista de las ideas, lo que

existía era una modalidad de gobierno del artefacto estatal – de indudable

prosapia liberal – ajena a la modalidad del contexto, y que respondía a factores

exógenos al mismo esquema rígido de las ideas políticas.

Comenta el Dr. a continuación que (La propuesta marxista proveniente de La

Habana y de México)…omitían mencionar que eran enemigas de la libertad,

como ocurrió con el régimen Castrista en Cuba. A contrario sensu, ¿es el

liberalismo amigo de la libertad? Corresponde examinar brevemente sus

presupuestos filosóficos, y políticos.

Dice Bertrand de Jouvenel que la idea de libertad es la más grande y la más

apasionante de las ideas políticas; es también la más confusa, o dicho de otra

manera la más rica en contenido 12 por lo cual, reducir drásticamente su

correspondencia filosófica, política, teológica y antropológica a un enclave

ideológico, prima facie no corresponde.

Las pretensiones de incorporar a un esquema de pensamiento, las

herramientas para “liberar” o para “hacer más libres” al ser humano, claramente

carecen de sustrato, salvo en el relato ideológico. Es rastreable en la sentencia

de Rousseau la frase en la que describe al ser humano en el primer libro del

Contrato Social como un ser que nace libre, pero que en todas partes se

encuentra encadenado. Esta idea, tiene en sí misma, la imagen de la dignidad

del hombre, pero a la par los condicionamientos que le impiden ejercer tal

dignidad, en tanto y en cuanto soporta una serie de impedimentos. Más tarde,

12
JOUVENEL, Bertrand, Los Orígenes del Estado Moderno. Historia de las ideas políticas del Siglo XIX.
Editorial E. M E. S. A. Madrid. 1977
el mismo autor se encargará de apuntar cuáles son esos impedimentos y los

situará invariablemente en la sociedad y las instituciones tradicionales.

En tal sentido, es importante destacar el aporte de Hobbes en la definición de

la libertad como ausencia de impedimento (Ver El Leviatán, Cap. XXI) por lo

que el pensamiento ilustrado posterior, tomará ésta categoría para desarrollarla

aún más. Uno de los problemas inherentes a esta categorización estará dada

por la inconsistencia de la idea de impedimento puesto que, Hobbes y

Rousseau entienden el fenómeno como una condición in re, es decir como

condición del ser, ignorando que existen múltiples realidades de la vida

humanas que en su propia naturaleza está la función de limitar el radio de

acción del ser humano, no para privarle de libertad, sino para moldear su

movimiento (Vgr. el tan común lecho de recién nacidos, o el de enfermos. Las

reglas deportivas, o las electorales, etc.) y hacerlos adaptables a una

convivencia pacífica. La libertad, entendida de ésta manera, no sería sino la

ausencia total de reglas de convivencia, idea que en sí misma es inviable por

los mismos presupuestos de base que dispone. De ésta forma, tan enemiga de

la libertad es la propuesta marxista, como negación del libre albedrio, como la

liberal por negación en última ratio de las posibilidades de dotar de reglas de

convivencia a una comunidad de los hombres.

Renglones más abajo, el Dr. Sostiene: El inicio del fin del absolutismo en el

mundo tomó verdadero impulso con el liberalismo de John Locke, quien en sus

dos Tratados sobre el Gobierno Civil refutó las ideas conservadoras de Sir

Robert Filmer y al mismo tiempo desafió al absolutismo monárquico que como

sistema político había dominado la historia de la humanidad desde los albores

de la civilización; Locke cambió para siempre la concepción que los individuos


tenían de sus gobernantes, dejando paulatinamente la calidad de súbditos para

convertirlos en ciudadanos partícipes de la vida política, representados en una

cámara parlamentaria, dando un giro brusco en la sociedad de entonces, que

fue abandonando el anonimato de la masa para dar paso al protagonismo

individual, en armonía con el antropocentrismo ascendente desde el

Renacimiento. De mi parte, será el último en abordar, para no hacer del

presente un trabajo exageradamente tedioso de lectura.

Locke es el autor que despoja a la mente humana de capacidades innatas,

reduciéndolo a un papel blanco, vacío de cualquier carácter, sin ninguna

sustancia al decir de Negro 13 por lo cual se interna en los predios de una

antropología radicalmente pesimista – protonihilista - sobre las potencias del

hombre. Por vía de ésta concepción, se oponía radicalmente a la dimensión

sacra del poder político, y por extensión a toda expresión religiosa.

Debido a los presupuestos gnoseológicos de Locke, es que se abre la

posibilidad de aceptar el método del consenso, por vía del contractualismo, la

democracia procedimental ya que ella, como matriz necesaria para encontrar la

verdad es también la fuente de legitimación del gobierno, que debe estar en

línea recta de coherencia con Maquiavelo, despojada de todo andamiaje

religioso, ya que la última ratio del gobierno (rectius del Estado) es el poder. La

democracia así, entendida como resultado del mecanismo de la voluntad de la

mayoría, es la garantía para evitar la anarquía, siguiendo las reglas

establecidas.

13
NEGRO, Dalmacio. Ibidem. Pp 226
El absolutismo, por otro lado, es una categoría política ilustrada, que se

corresponde con la incorporación de las tesis de Bodino al manejo

gubernamental en las Monarquías.14 En recto sentido, el absolutismo si cabe

como categoría política, se refiere a la transformación paulatina de los

esquemas de poder de la vieja Christianitas hacia los de la ratio status en la

cual, para hacer valer ésta última se hace uso de la capacidad del Príncipe (ya

después, del Leviatán) de hacer las leyes, por lo tanto, fuente del Derecho. Por

lo tanto, en recto sentido, el aporte de Locke no fue para dar con el fin del

absolutismo ni para desafiar el absolutismo monárquico sino que fue decisivo

para consolidarlo bajo la nueva forma política artificial, el Leviatán.

Se sostiene que además que cambió la concepción de relacionamiento que

tenían los ciudadanos con los gobernantes, y que los primeros dejaron de lado

la situación de anonimato de la masa. En línea con ésta frase, es importante

recuperar un aporte de filosofía política del Prof. Alejandro Ordóñez

Maldonado15, que hace mención a la heterogénesis de los fines de la sostenida

pretensión de Locke.

Locke, en contraposición a Aristóteles, al realzar cualitativamente el bien

individual que estará determinado por la capacidad del consenso asentado éste

último sobre bases del contrato que giran sobre los intereses del hombre real,

por sobre el colectivo, rompe la doctrina y la concepción del bien común. El

griego, en su Ética a Nicómaco 16 responde que el bien del individuo no es

diferente a la de la comunidad, sino que al contrario, el bien de ésta última es

incluso más hermosa cuando es de ciudades enteras. Llevadas las premisas

14
NEGRO, Dalmacio. “Pueblo, soberanía y partidos”. Verbo (Madrid) Nº 549-550
15
Maldonado, Alejandro, El Derecho en los Derechos Humanos. Verbo (Madrid)Nº 513-514
16
Aristóteles, Etica a Nicómaco. I. 1094b
antropológicas de Locke a su última instancia, éstas precisamente dan a

entender que no tiene capacidades algunas para operar, sino que están

delimitadas a las que se introduzca en ella, ya que en opinión de Spinker17 la

naturaleza humana en la concepción del inglés es semejante a una tabla rasa.

Las condiciones contextuales que determinaban los reclamos de Locke, al

terminar la Revolución Gloriosa, hicieron precisamente, que todas las

categorías precedentes sirvan como ancla para solicitar la libertad política

(rectius el estatuto del ciudadano). Pero precisamente imbuidos de dichas

ideas, la noción de libertad esgrimida fue aquella bajo el Estado, y en dirección

directa con él que otorga libertades en forma de leyes. Así, entendidas e

incorporadas las categorías de Locke, el modo de pensamiento estatal dominó

las acciones, y las libertades concretas como concesiones del poder público.18

Así en contraste con el sistema foral y de múltiples estructuras legales del

Antiguo Régimen, se impuso el Leviatán como estructura artificial,

monopolizadora de la cesión de “derechos”, y creadora de las leyes que

fungirán de educadoras de la sociedad.19

Termina el párrafo analizado con el autor diciendo: dejando paulatinamente la

calidad de súbditos para convertirlos en ciudadanos partícipesde la vida

política, representados en una cámara parlamentaria, dando un giro brusco en

la sociedad de entonces, que fue abandonando el anonimato de la masa para

dar paso al protagonismo individual, en armonía con el antropocentrismo

ascendente desde el Renacimiento. Probablemente el tópico más endeble,

es la dimensión antropológica de que tenían los referentes ilustrados. Partiendo

17
PINKER, Stiven. La negación moderna de la naturaleza humana. Paidós Ibérica. Madrid. 2012
18
Cfr. L'esprit des lois. Vol I. Pp 337
19
NEGRO, Dalmacio. El Estado y la Tradición liberal. Unión Editorial. Madrid. 2011
lejanamente de Lutero, quién destruye la relación entre las dimensiones de la

naturaleza, y los presupuestos sobrenaturales, la antropología humana queda

deshabitada de categorías supranaturales, en cambio queda reducida a sus

pasiones e intereses, sin más freno a sus desvaríos que el poder desnudo de

Maquiavelo. Como resultante, el autocentrismo no puede sino ser inmanentista,

al limitar la existencia humana al espacio y tiempo, únicas realidades que

pueden ser conocidas.

El humanismo resultante no es sino un conjunto de ideas que postulan desde

diferentes ámbitos la posibilidad de una emancipación real de las ataduras –

que pasan a ser las nociones religiosas, sobre todo - y la felicidad en el

presente, dando paso al sentimentalismo tan propios del Siglo XVIII,

regentadas por el historicismo y las ciencias sociales. El punto es cómo

conocer la realidad del espacio y el tiempo. El empirismo, que propugna a la

experiencia como fuente de conocimiento, será la que determine la razón,

debido a que de acuerdo al principio de la tabla rasa las capacidades innatas

no existían. De ésta forma, se dará paso a que una generación después, sea

Mill el que propugne sobre estos principios filosóficos, la aplicación de la

democracia como método político de legitimación del vacío de poder que dejó

la desacralización de las monarquías absolutistas.

Prospectiva

Corresponde complementar el título del – modestísimo – trabajo presente, es

decir, esbozar un principio de alternativa ante lo planteado por los ilustres

intelectuales que precedieron a este trabajo. En ese sentido, considero


importante no apartarme del esquema planteado en la presente, es decir,

circunscribirme netamente en el ámbito de las ideas.

Si lo que a mi criterio empaña la comprensión de las categorías políticas,

sociales, históricas, económicas y culturales es el modo de pensamiento

ideológico, lo que se debe desmontar primero es ésta estructura de

comprensión (rectius incomprensión) de la realidad. Es decir, despojarse de las

anteojeras de las categorías prefabricadas de las distintas corrientes

ideológicas, y además del modo de análisis ideológico, es decir, partir de una

problematización total a partir del modo de análisis que otorgan las categorías

filosóficas clásicas, que ayudan a comprender en diferentes dimensiones las

áreas en las que se desempeña el hombre.

Ciertamente, lo arriba mencionado no es sencillo, debido a la absoluta

proliferación de tópicos aceptados acríticamente en las universidades de

humanidades, en las que antes que incentivar la investigación imparcial, se

lleva adelante el plan de Rousseau tan perfectamente – como terriblemente –

enunciado en El Emilio. Es decir, se fabrican ciudadanos, pero no hombres

libres. El modo de pensamiento ideológico, se asienta sobre principios pre

establecidos, aceptados y no analizados como el hombre natural y el

primitivismo, la Ciudad Perfecta, la voluntad general, el contractualismo y otros.

Y reitero, que más allá de las ideologías dominantes, en disputa o en

controversia que si pueden tener diferentes postulados en la superficie, en el

fondo permanecen invariables en éstos estadios, por lo cual, las diferencias en

estricto sentido son escasas. Reitero que el análisis es estrictamente en el

plano de las ideas. El plano prudencial, es decir, de la praxis, corresponde a

otro predio de estudio, tiene sus propias variables y condicionamientos.


Ni liberalismo, ni socialismo. Ni tampoco ideologías. Lo que corresponde es

deshacer de una vez por todas, la mirada maniquea en el estudio de las ideas

políticas y analizarlas de acuerdo a la tradición de pensamiento que escudriña

la realidad mirando todos los prismas de sus planteamientos. Desde la Ciencia

Política20 establecer mecanismos para volver a las especulaciones partiendo de

la filosofía griega (y no desde el mitificado hecho revolucionario de 1789), en

torno a la organización de la polis, es decir la ciudad.

Oscar Báez

i
Licenciado en Ciencias Políticas por la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la
Universidad Nacional de Asunción.
Conferencista. Analista político.
Dictó charlas en el Centro de Estudios Políticos St. Thomas Morus.
Consultor y Asesor Político.

20
D’ORS, AlvaroEnsayos de Teoría Política. Editorial EUNSA Ed. 1. 1977 Navarra. España.
Bibliografía.

Aristóteles, Etica a Nicómaco. I. 1094b

DE TEJADA, Elías. La Cristiandad Medieval y la crisis de sus instituciones,

Verbo.

D’ORS, Alvaro.Una introducción al estudio del derecho, 8ª ed. Madrid, Rialp.

D’ORS,Alvaro.Ensayos de Teoría Política. Editorial EUNSA Ed. 1. 1977

Navarra.

HOBBES, Thomas, Leviatán. Ediciones Libertador. Buenos Aires. 2013

JOUVENEL, Bertrand, Los Orígenes del Estado Moderno. Historia de las ideas

políticas del Siglo XIX. Editorial E. M E. S. A. Madrid. 1977

MALDONADO, Alejandro.El Derecho en los Derechos Humanos. Verbo

(Madrid) Nº 513-514

Montesquieu, L'esprit des lois, Vol I. Pp 337

NEGRO, Dalmacio. El Estado y la Tradición liberal. Unión Editorial. Madrid.

2011

NEGRO, Dalmacio. Pueblo, soberanía y partidos. Verbo (Madrid)Nº 549-550

NEGRO, Dalmacio.El mito del hombre nuevo.Ediciones Encuentro. Madrid.

2009

OAKESHOTT, Michael.La política de la fe y la política del escepticismo. Fondo

de Cultura Económica. México. 1998

SEVERINO, Emanuel.Esencia del nihilismo. Editorial Taurus. Madrid. 1991

SCHMITT, Carl. Teología Política.1ra Ed. Madrid, Trotta.

Nacional Autónoma de México – Instituto de Investigaciones Sociales. 1998

SPINKER, Stiven. La negación moderna de la naturaleza humana. Paidós

Ibérica. Madrid. 2012


STRAUSS, Leo Meditaciones sobre Maquiavelo.Centro de Estudios Políticos y

Constitucionales. Madrid. 1964.

Sitios Web

Boccia, Alfredo “La certeza cartesiana de la izquierda”,


https://www.ultimahora.com/la-certeza-cartesiana-la-izquierda-n2864300.html

Nakayama, Eduardo “Latinoamérica necesita más liberalismo,


https://www.academia.edu/41693645/LATINOAM%C3%89RICA_NECESITA_M
%C3%81S_LIBERALISMO?email_work_card=title

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