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¿Por qué hacer esta obra hoy?

“SIMÓN: (…) Piensen. ¿Para qué vivir? Para las estadísticas.”


El suicidado, Acto III.

En esta obra se plantea como principal problemática el alcance de las ideologías y los
regímenes totalitarios sobre los individuos. El mismo se manifiesta en su forma más
extrema: la acción suicida como martirización por una causa.

¿Para qué morir?


“El suicidado” plantea la pregunta de para qué vivir, o más bien, para qué morir. ¿Cuál
es la causa que enaltece una muerte? ¿La martirización del individuo es posible en la
sociedad actual?
A nivel mundial, resulta alarmante la cifra de suicidios, pero es interesante poner el foco
sobre aquellos realizados por miembros de grupos yihaddistas, en el ámbito de la
religión islámica. Estos grupos de ideología extrema han logrado inculcar su práctica en
sectores jóvenes socialmente desplazados dándoles, en cierta forma, una razón a su
existencia. La sensación de pertenencia a este grupo desemboca en un fanatismo
desenfrenado que acaba con sus vidas, martirizándose en una bomba explosiva en el
nombre de Alá.
Estos casos muestran el modus operandi de las ideologías más extremas y de aquellas
que, sin mostrarse tan violentas, han sido más aceptadas a lo largo de la historia: atraer a
los sectores más vulnerables con la promesa de una vida mejor, a cambio de la entrega
absoluta en cuerpo y voluntad, llegando a acciones suicidas extremas.
En Uruguay, el suicidio es un problema socialmente sofocado. Presente pero
invisibilizado. Desde el año 2015, el índice de autoeliminación en nuestro país ha ido en
aumento, alcanzando niveles muy similares a los encontrados durante la crisis
económica del año 2002.
En nuestro actual contexto, con la sucesión de gobiernos de izquierda que el Uruguay ha
atravesado, cabe cuestionarse si este índice no actúa como elemento revelador de la
realidad social. Debemos atender al indicador en sí mismo, pero también al tratamiento
casi inexistente que se le otorga a esta problemática en el ámbito público. Sobre este
último punto, la puesta en escena de esta obra puede resultar un aporte en la
visibilización de esta realidad.
¿Las promesas de la primavera izquierdista llegaron a su fin?
El reordenamiento económico mundial que ha tenido lugar desde la puesta en práctica
del neoliberalismo, ha obligado al Uruguay a centrarse en una reestructuración de su
sistema de mercado. Lo que parece ser una “apertura al mundo”, termina siendo un
desajuste en el ámbito laboral. Crisis en el ámbito empresarial con pérdidas importantes
de empleo y su consiguiente descontento sindical, ponen en cuestión los valores reales
del imaginario progresista impulsado por la izquierda durante el siglo XX. En este
período, en regímenes como el de la URSS, la industrialización y el rol del Estado como
benefactor parecían prometer seguridad para los ciudadanos en todos los ámbitos, pero
el desempleo se mostraba como el lado más negativo y fallido de ese plan. En nuestros
días, con la proliferación de nuevas tecnologías y sistemas económicos en interrelación,
estar desempleado implica no pertenecer prácticamente a ningún registro. El desempleo
como una forma de expulsión y de obligación a la no existencia, de igual valor que el
acto suicida.

¿Apartamentos comunitarios como redes sociales?


Esta obra propone una serie de sucesos al ritmo del vaudeville, donde los personajes
proponen y reciben lo que acontece de manera muy rápida. Esta aceleración del tiempo
como elemento técnico de un género específico, se vuelve prácticamente mímesis del
vértigo de la vida social actual, cuyo paradigma son las redes sociales. El circuito de
información que conforman estas redes, podrían hacer que Fedia Petounin, en pleno
siglo XXI, reciba la declaración de Simón a través de un post en Twitter. Como si de un
challenge viral se tratara, todos los personajes incentivan al ciudadano Podsekalnikov a
que se suicide por alguna causa.

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