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ORACIONES SAGRADAS

El principio
El Tao llamado Tao
no es el Tao eterno.
El nombre que puede ser nombrado
no es el verdadero nombre.
El principio del cielo y de la tierra
no tiene nombre.
Con nombre es la madre
de los diez mil seres.
Por eso, aquel que se libera de deseos
contempla la secreta perfección.
Aquel que se llena de deseos
contempla solamente sus fronteras.
Los dos nacieron juntos,
pero llevan distintos nombres.
Juntos, se llaman el misterio.
Misterio más profundo del misterio
y son la puerta de toda maravilla.

Alabado sea Dios, que me ha aceptado en el reino de la Benevolencia


divina. Alabado sea Dios, que me ha admitido en el jardín de la Compasión
divina. Alabado sea Dios, que me ha ubicado en la estación del Amor
divino. Alabado sea Dios, que me ha hecho saborear [las delicias] de las
mesas donde ha desplegado la Provisión divina. Alabado sea Dios, que me
ha conferido la sutil gracia de la sumisión al Deseo divino. Alabado sea
Dios, que me ha hecho beber de los manantiales de donde proviene la
Satisfacción divina. Alabado sea Dios, que me ha revestido con el hábito
del verdadero servicio a Dios. Todo ello a pesar de haber hecho un mal uso
de la cercanía divina y de haber descuidado las obligaciones para con
Dios.” [4]

LETANÍA ORDEN SUFI

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