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HEME AQUI

ENVIAME Is. 6:8, mt.28:19

MISION VIERNES 2 DE AGOSTO DE 2019


INSTAR A LOS JOVENES A SALIR DE LA 1. NO SOLO ENAMORADOS “COMPROMETIDOS”
PASIVIDAD Y COMPROMETERSE EN EL Expositor: Ps.
ANUNCIO DEL EVANGELIO, "Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es
apto para el reino de Dios" luc. 9:62
HORA: 11:30 AM – 1:00 PM
OBJETIVOS:
CONTACTO • Renunciar al “yo” pasivo
• Concientizar a los jóvenes a ejercer el evangelismo
TELEFONO
• Comprometerse en su totalidad con el señor.
947182918
993505745
2. LAS 4 LEYES ESPIRITUALES: PLAN DE SALVACION
DIRECCION Expositor: Ps. RAUL VILLACORTA
AAH Margarita Navarro de Chauca HORA: 2:30 PM- 3:30PM
Mz. D, Lote 22 Control de Pucusana OBJETIVOS:
• Adoctrinar en el desarrollo del plan de salvación
EMAIL: • Desarrollar el plan de salvación
someone@example.com
3. ESTRATEGIAS DE EVANGELISMO
Expositor: Ps.
HORA: 7:00 PM- 9:00 PM
OBJETIVOS:
• Desarrollar técnicas y métodos evangelísticas
• Reconocer y desarrollar dones y talentos que es señor nos ha
dado

SABADO 3 DE AGOSTO DE 2019

4. HEME AQUÍ
Expositor: Ps.
HORA: 8:00 AM- 9:30AM
OBJETIVOS:
• Disposición para el llamamiento
• Apasionados por la salvación de la humanidad
• Difundir Los 3 heme aquí
1° ENCUENTRO 2019
Heme aquí ¡ENVIAME!
IS. 6:8, MT.28:19

CHARLA 1°
NO SOLO ENAMORDOS “COMPROMETIDOS”

El verdadero llamamiento del evangelio a seguir a Jesucristo es una llamada a la negación personal. No es un llamamiento
egocéntrico para la realización perso-nal; no hay "cristianismo light". El evangelio llama a los pecadores a someterse
completamente a Jesucristo, a encontrar sus vidas perdiéndolas, a ganar sus vidas abandonándolas, a vivir las vidas más
plenas vaciándolas. Francamente, el mensaje de nuestro Señor no era fácil de practicar; no era tan consolador como
amenazador. No hizo fácil la salvación, la hizo difícil; la predicación de Cristo, aunque motivada por el amor y la compasión,
llena de gracia y misericordia, con su oferta de paz y gozo perennes, seguía siendo exigente hasta el extremo. Jesús nunca
fue culpable de hacer las cosas fáciles para los pecadores y contri-buir así a la falsa confianza y seguridad de la salvación.
Él declaró: "Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios" . Advirtió que quienes
lo siguieran debían estar dispuestos a negarse a sí mismos e hizo hincapié en la importancia de conocer el coste de
comprometerse con Él:
Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y her-manos, y hermanas, y aun también su propia
vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. Porque ¿quién de
vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?
No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen hacer burla de
él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar. ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se
sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, cuando
el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz. Así, pues, cualquiera de vosotros que no
renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.
En el Señor exhortó: "Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición,
y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los
que la hallan". Jesús no nos ofrece una transformación superficial para satisfacer nuestros deseos de superación personal; Él
nos llama a someternos a una toma de posesión completa de nuestras vidas para la gloria de Dios, y con beneficios eternos.
En Pedro, podemos ver un ejemplo del significado esencial de ser un cristiano comprometido: uno, amar a Cristo más que a
cualquier otra cosa; dos, estar dispuesto a sacrificarlo todo por Cristo y tres, seguir a Cristo.
I. LOS CRISTIANOS COMPROMETIDOS AMAN A CRISTO MÁS QUE A CUALQUIER OTRA COSA
La característica principal de los verdaderos creyentes de todos los siglos siempre ha sido el amor a Dios manifestado en su
obediencia. La shemá, la gran confesión de fe del Antiguo Testamento, declara: "Ama al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón
y con toda tu alma y con todas tus fuerzas". Más adelante, Moisés exhortó a Israel a manifestar ese amor obedeciendo los
mandamientos de Dios. Cuando Daniel abrió su corazón en oración por su pueblo, se dirigió a Dios así: "Señor, Dios grande,
digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos". Después
del exilio, Nehemías se hizo eco de la oración de Daniel: "SEÑOR, Dios del cielo, grande y temible, que cumples el pacto y
eres fiel con los que te aman y obedecen tus mandamientos" (). El amor a Dios también estuvo en el corazón de David, el
cual escribió: "¡Cuánto te amo, Señor, fuerza mía!".
El Nuevo Testamento también nos enseña que el amor es la característica del cre-yente verdadero. Cuando se le preguntó
a Jesús cuál era el mandamiento más grande de la ley, Él respondió: "Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo
tu ser y con toda tu mente”. Pablo escribió: "El que ama a Dios es conocido por él". Por otra parte, el apóstol advirtió: "Si
alguno no ama al Señor, quede bajo maldición". Solo quienes aman a Dios reciben la vida eterna y heredan el reino. Pedro
escribió así en su primera epístola: "Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto". El amor es la fuerza directriz y convincente
que motiva a los cristianos a venir a la iglesia y comprometerse con el servicio.
Pedro tuvo que aprender por el camino más difícil lo qué significa amar a Jesucristo. Más de una vez había declarado su
fidelidad y devoción a Jesús a toda prueba. En la última cena, "le dijo Simón Pedro: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió:
A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; más me seguirás después. Le dijo Pedro: Señor, ¿por qué no te puedo seguir
ahora? Mi vida pondré por ti". Poco después proclamó audazmente: "Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me
escandalizaré". Aun así, a la hora de la verdad, el amor confeso de Pedro falló y negó abiertamente tres veces haber
conocido a Jesús. Su amor jactancioso probó ser solamente palabras vacías cuando se enfrentó a una situación
amenazante.
El fracaso de Pedro deja resaltado con rojo que la obediencia es la marca esencial del amor genuino. En Jesús lo planteó
claramente: "Si me amáis, guardad mis mandamientos". En el versículo añadió: "El que tiene mis mandamientos, y los guarda,
ése es el que me ama". En, Juan hizo eco de la enseñanza del Señor: "Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus
man-damientos; y sus mandamientos no son gravosos", mientras que en su segunda epístola agregó: "Y este es el amor, que
andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis oído desde el
principio".
Jesús sabía que si Pedro iba a tener un papel crucial en la naciente iglesia para el cual Él lo había escogido, necesitaba
restaurarlo. Pedro necesitaba entender que aun cuando él había abandonado a Cristo, Cristo no lo había abandonado a
él. Evidentemente, el Señor ya se había aparecido a Pedro en privado, pero las Escrituras no dan detalles de dicha reunión.
No importa qué haya sucedido en el encuentro personal de Pedro con el Señor resucitado, pues las negaciones eran de
conocimiento público y él nece-sitaba restauración pública. Los otros discípulos necesitaban oír la reafirmación de Pedro
de su amor por el Cristo y la recomisión de Cristo a Pedro, de modo que estuvieran dispuestos a respaldar su liderazgo con
lealtad.
Cuando hubieron comido, Jesús inició la restauración confron-tando a Pedro. Haberlo llamado "Simón, hijo de Jonás" sugiere
que seguía una reprensión. Jesús le había dado a Simón el sobrenombre de "Pedro", pero a veces se refería a él como
"Simón" cuando hacía algo que necesitara corrección o reprensión. Era como si nuestro Señor lo llamara por su nombre
antiguo cuando actuara como su antiguo yo. La pregunta aguda del Señor fue directo al centro de la situación: "¿Me amas
más que éstos (es decir, las barcas, redes y otros utensilios de pesca)?". Pedro, impaciente por la tardanza de Jesús para
encontrarse con los discípulos y asediado por sus propios errores, impulsivamente, había decidido regresar a ser pescador.
Estaba seguro de que eso sí podía hacerlo bien... o al menos así lo creía. Pero Jesús confrontó a Pedro y lo llamó a seguirlo
y a ser el pescador de hombres que ya había recibido el llamamiento. Ya les había dicho Él: "Ningún siervo puede servir a
dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios
y a las riquezas". Jesús retó a Pedro a abandonar permanentemente su vida anterior y dedicarse exclusivamente a seguirlo,
con base en ese amor.
Pedro le respondió: "Sí, Señor; tú sabes que te amo". En el texto griego hay un juego de palabras interesante. La palabra que
Jesús usó para amor es agapaó, el más grande amor de la voluntad, que implica compromiso total. Pedro, dolorosamente
consciente de su desobediencia y fracaso, se sintió por completo culpable para afirmar esa clase de amor. Los
pronunciamientos ligeros eran cosa del pasado; desecho, humillado y complemente consciente de que sus acciones lo
habían excluido de cualquier afirmación creíble sobre el amor más grande, Pedro respondió usando la palabra de amor
phileó, un término menos elevado cuyo significado es afecto. Además recurrió a la Omnisciencia de Jesús y le recordó: "Tú
sabes que te amo".
Aceptando el reconocimiento humilde de Pedro, que su amor era menos de lo que había afirmado y lo que Cristo merecía,
aun así Jesús lo recomisionó diciéndole con amor: "Apacienta mis corderos". Apacienta traduce una forma del verbo bosko,
un término usado por los pastores para pastar y alimentar el rebaño. El tiempo presente del verbo denota acción continua.
De acuerdo con la metá-fora presentada en (; ; ), Jesús describió a los creyentes como sus corderos, enfatizando no solo su
inmadurez, vulnerabilidad y necesidad, sino que eran suyos (). Es la misma responsabilidad que cada pastor tenemos. Pablo
instruyó al joven pastor Timoteo sobre la forma de hacerlo: "Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo;
redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina".
Reforzando una vez más su punto sobre la supremacía del amor como motivo para la fidelidad, Jesús Volvió a decirle la
segunda vez: "Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?". Una vez más Jesús usó el amor agapao) y una vez más Pedro no estuvo
dispuesto a usar esa palabra; en su respuesta Pedro volvió a usar el amor phileo. Entonces el Señor le hizo un encargo:
"Pastorea mis ovejas". Jesús escogió un término diferente que aquel traducido apacienta en el versículo 15. Esta palabra,
una forma del verbo poimano, probablemente sea un sinónimo de apacienta, donde los dos se ajustan para expresar el
alcance total de la responsabilidad que implica la supervisión pastoral.
Pero Jesús aún no había terminado con Pedro, de modo que le dijo la tercera vez: "Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?". Pedro
se entristeció de que le dijese la tercera vez: "¿Me amas?". La razón para la tristeza de Pedro fue un cambio en el vocabulario
del Señor. A diferencia de las dos preguntas previas, esta tercera vez Jesús usó la palabra de Pedro para amor: phileo.
Estaba cuestionando incluso la devoción menor que Pedro afirmaba con seguridad. La implicación de que su vida no
soportará ni siquiera ese nivel de amor, desoló a Pedro. Todo lo que podía hacer era apelar aún más fuertemente a la
omnisciencia de Jesús y decirle: "Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo". En la tercera ocasión Jesús aceptó el
reconocimiento e imperfección y fracaso en el apóstol y con misericordia le encargó el cuidado de su rebaño diciéndole:
"Apacienta mis ovejas". Así estuvo completa la restauración de Pedro. El comentarista Andres Küstenberger dice:
“Tal vez al final Pedro aprendió que no puede seguir a Jesús con sus propias fuerzas y se dio cuenta de la vacuidad de
afirmar su propia lealtad de forma tal que se apoyara más en su propio poder que en el que Jesús le daba... Igualmente,
hoy día no debe usted confiar en sus propias promesas de lealtad, pues traicionarán su propia confianza; pero sí en la
consciencia humilde de sus limitaciones personales cuando actúa con las mejores intenciones”.
Pedro permaneció obediente a la comisión del Señor por el resto de su vida. Desde aquel momento, su ministerio requirió
más que la proclamación del evangelio, también requirió alimentar el rebaño que el Señor le había confiado). Muchos años
más tarde, cerca del final de su ministerio, Pedro escribió:
Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que
soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de
ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío
sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.
II. LOS CRISTIANOS COMPROMETIDOS ESTÁN DISPUESTOS A SACRIFICARLO TODO POR CRISTO ()
La profecía de Jesús sobre la muerte de Pedro subraya que el compromiso hacia Jesús puede requerir el pago del precio
final. Cuando Jesús comisionó a los discípulos, les dijo: "El que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que
halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará".
Como ocurrió durante todo el Evangelio de Juan, la frase solemne en verdad, en verdad presenta una verdad significativa
Cuando Pedro era más joven, se vestía, e iba a donde quería; en otras palabras, controlaba sus acciones. Y ahora Jesús le
decía: "Mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y otro te vestirá, y te llevará a donde no quieras". Vendría un día,
le advirtió Jesús, en que otros sujetarían a Pedro, lo atarían y lo llevarían a su ejecución. Como implica la frase extenderás
tus manos, la muerte de Pedro sería por crucifixión. La anotación de Juan lo deja claro: "Esto dijo, dando a entender con
qué muerte había de glorificar a Dios".
Pedro pasó las tres últimas décadas de su vida sirviendo al Señor y anticipando su martirio. Aun así, enfrentó el futuro con
confianza, consolado por saber que no volvería a negar al Señor, sino que lo glorificaría en su muerte. De acuerdo con la
tradición, a Pedro lo crucificaron, pero pidió que lo crucificaran cabeza abajo porque se sentía indigno de una crucifixión
como la de su Señor.
III. LOS CRISTIANOS COMPROMETIDOS SE CENTRAN EN SEGUIR LA DIRECCIÓN DE CRISTO ()
Seguir a Jesucristo es la condición sine qua non (vital e importante) de la vida cristiana, no podemos seguir a Cristo de lejos
como sus discípulos, o un pie en la iglesia y otro en el mundo. En Jesús lo planteó simplemente: "Si alguno me sirve, sígame".
La marca de sus ovejas es que le siguen, sin importar el coste. Seguir a Cristo significa más que estar dispuesto a sacrificar
todo en sumisión a su voluntad, también significa obedecer sus mandamientos e imitarlo
Después de que Jesús profetizó la muerte de Pedro, añadió: "Sígueme". Evidentemente, estaban de pie y caminando
(posiblemente a la orilla del lago) cuando volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo
que en la cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: "Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?". Juan nunca
se menciona en todo su Evangelio, prefirió referirse a él en otros términos. El hecho de continuar identificándose como la
persona que en la cena se había recostado al lado de Jesús, y le había dicho: "Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?",
no deja dudas en cuanto a que el discípulo amado, quien se había recostado sobre Jesús, era Juan (). Obviamente, como
indica la referencia, fue un miembro del círculo íntimo de seguidores de Jesús. Sin embargo, no puede haber sido Pedro, ya
que los dos se distinguen en este y en otros pasajes. Tampoco puede haber sido Jacobo, que fue martirizado demasiado
pronto como para escribir el Evangelio de Juan. Por un proceso de eliminación, el discípulo amado debía ser Juan.
Evidentemente, la predicción de Cristo sobre la muerte de Pedro en martirio le hizo preocuparse sobre qué pasaría con Juan,
su íntimo amigo. Por lo tanto le dijo a Jesús: "Señor, ¿y qué de éste?". La contestación abrupta y censuradora de Jesús no
fue una respuesta, fue una reprensión para aclararle a Pedro que el futuro de Juan no era asunto suyo: "Si yo quiero que se
quede hasta que yo venga, ¿a ti, qué?". Si Juan vivía hasta la segunda venida, no era de la incumbencia de Pedro.
Reiterando la orden que ya le había dicho en el versículo 19 Jesús le dijo enfáticamente: "Tú, sígueme". La preocupación de
Pedro no debía estar en Juan ni en nadie más en este momento, primero era estar bien con su Señor y Salvador, y en su
propia devoción y servicio a Jesucristo, muchos cristianos están más pendiente en la vida de otros en la iglesia que en sus
propias vidas y dejan de trabajar y de venir a la iglesia. Todos nosotros haríamos bien en aceptar que el Señor tiene un plan
único para cada uno de sus hijos.
Juan terminó el Evangelio inspirado respondiendo algunas preguntas finales para cerrar su relato. La respuesta hipotética
del Señor a Pedro causó el rumor que se extendió entonces entre los hermanos: que aquel discípulo no moriría. Juan se
apresura a desacreditar este rumor para que su muerte no hiciera creer a algunos que Jesús había hecho una predicción
falsa: “Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si yo quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti, qué?”.
Juan recordó a sus lectores que él es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su
testimonio es verdadero. Juan fue un testigo ocular de los acontecimientos registrados en su Evangelio y su testimonio de
dichos acontecimientos es verdadero. Pero aun cuando lo que escribió era verdadero, de ningún modo era exhaustivo. El
apóstol anota: "Hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun
en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir". Juan, bajo la inspiración del Espíritu Santo había escogido su
material de acuerdo con su propósito declarado de presentar a Jesucristo como el Mesías e Hijo de Dios (). De la declaración
según la cual Jesús hizo más obras de las que podrían registrarse en todos los libros del mundo, se evidencia que aun en los
cuatro Evangelios hay solo una constancia muy selectiva y limitada de acontecimientos. Esto refuerza la idea de cuán
grande era la incredulidad de Israel y su consiguiente culpabilidad, pues negó a su Mesías frente a tan grande demostración
del poder divino. A la luz de la evidencia amplia de la deidad de Cristo, el rechazo al Señor Jesús los sujeta al juicio más
severo. Esto era especialmente cierto de los líderes, a quienes dijo el Señor:
Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en
vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad; para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha
derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis
entre el templo y el altar. De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación.
Esto quedó representado en la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C.
Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu
día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te
rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no
dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación
CONCLUSIÓN
Jesús había retado a Pedro a amarlo sobre todo lo demás. Ante la perspectiva de sacrificarlo todo por Cristo, de aquí en
adelante él no retrocedió. Aprendió que seguir a Jesús debía ser el objetivo singular y supremo de su amor. Pedro y los otros
apóstoles, con el poder del Espíritu Santo, trastornaron al mundo entero con su testimonio valiente de Jesucristo y casi todos
ellos murieron martirizados por amor a Cristo y la verdad del evangelio.
CHARLA 2°
LAS 4 LEYES ESPIRITUALES
¿Has oído de las Cuatro Leyes Espirituales?
“Así como hay leyes naturales que rigen el universo, también hay leyes espirituales que rigen nuestra relación con Dios.”
PRIMERA LEY
Dios te ama, y tiene un Plan maravilloso para tu vida.
El Amor de Dios:
Porque de tal manera amo Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en El cree, no se
pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16
Cristo afirma:
Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Juan 10:10
¿Por qué la mayoría de las personas no están experimentando esta “vida en abundancia”?

SEGUNDA LEY
EL HOMBRE ES PECADOR Y ESTA SEPARADO DE DIOS; POR LO TANTO NO PUEDE CONOCER NI EXPERIMENTAR EL AMOR Y EL
PLAN DE DIOS PARA SU VIDA.
Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. Romanos 3:23
El hombre fue creado para tener comunión con Dios, pero debido a su terca voluntad egoísta, escogió su propio camino y
su relación con Dios se interrumpió. Esta voluntad egoísta caracterizada por una actitud de rebelión activa o indiferencia
pasiva, es evidencia de lo que la Biblia llama pecado.
EL HOMBRE ESTA SEPARADO DE DIOS
“Porque la paga de pecado es muerte… Romanos 6:23
(muerte espiritual, separados de Dios).
…mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Romanos 6:23
Dios es Santo y el hombre pecador. Un gran abismo los separa. El hombre esta tratando continuamente de alcanzar a Dios
y la vida en abundancia, y cruzar este abismo mediante sus propios esfuerzos: la religión, la moral, la filosofía, las buenas
obras, etc., sin poder alcanzarlo.
La tercera ley nos da la única solución a este problema ….

TERCERA LEY
JESUCRISTO ES LA ÚNICA PROVISIÓN DE DIOS PARA EL PECADOR. SOLO EN EL PUEDES CONOCER Y EXPERIMENTAR EL AMOR
Y EL PLAN DE DIOS PARA TU VIDA.
El murió en nuestro lugar.
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros”. Romanos 5:8
EL RESUCITÓ:
“Cristo murió por nuestros pecados… fue sepultado, y resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; apareció a Cefas, y
después a los doce. Después apareció a mas de quinientos… “. 1 Corintios 15:3-6
ÉL ES EL ÚNICO CAMINO PARA LLEGAR AL PADRE:
Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, si no es por Mi”. Juan 14:6
Dios ha cruzado el abismo que nos separa de El, al enviar a su Hijo Jesucristo, a morir en la cruz en nuestro lugar. Alguien
tiene que pagar por la deuda de nuestro pecado para que podamos obtener la libertad.
No es suficiente conocer estas tres leyes y aún aceptarlas intelectualmente.

CUARTA LEY
DEBEMOS INDIVIDUALMENTE RECIBIR A JESUCRISTO COMO SEÑOR Y SALVADOR PARA PODER CONOCER Y EXPERIMENTAR EL
AMOR Y EL PLAN DE DIOS PARA NUESTRAS VIDAS.
Debemos Recibir a Cristo:
“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser Hijos de Dios”.
Juan 1:12
Recibimos a Cristo mediante la FE:
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie
se gloríe”.
Efesios 2:8-9
TU PUEDES RECIBIR A CRISTO AHORA MISMO; INVÍTALO A TU VIDA, ÁBRELE A ÉL LA PUERTA DE TU CORAZÓN.
Cristo dice:
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; su alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él….”
Apocalipsis 3:20
Al invitar a Cristo, ahora El será el Centro de tu Vida, te bajarás del trono para entregárselo a Él. Ya no andarás mas a tu
propia manera, sino a la manera de Cristo, de Su Palabra, porque Él ha venido para que tengamos vida en abundancia.
Puedes orar, hablarle a Dios de la siguiente manera:
“SEÑOR Jesucristo: Gracias porque me amas y hoy entiendo que te necesito. Te abro la puerta de mi vida y mi corazón, y
te recibo como mi SEÑOR y SALVADOR. Ocupa el trono de mi vida. Hazme la persona que tu quieres que sea. Me
arrepiento de haber andado a mi manera. Gracias por perdonar mis pecados y mi incredulidad. Sé que moriste por mi en
la cruz, y que resucitaste al tercer día. Gracias por haber venido a mi vida y por escuchar mi oración según tu promesa.
Ahora te confieso como Mi Señor.”
Dios conoce y ve nuestro corazón y lo importante para Él, es nuestra actitud en el corazón, que creamos en El, y que lo
podamos confesar públicamente como nuestro Señor.
Si hiciste esta oración sinceramente, y con tus propias palabras, puedes estar seguro que Cristo, a través de su Espíritu
Santo, ahora mora en tí.
Te has convertido en el templo del Espíritu Santo.
Tienes vida eterna desde el mismo momento en que lo invitaste a entrar en tu corazón sinceramente y confiando en Su
Promesa. El no nos engaña.
Ahora que has recibido a Cristo, en un acto de fe, muchas cosas ocurrieron.
He aquí algunas de ellas:
1.- Cristo entró en tu vida (Apocalipsis 3:20 y Colosenses 1:27)
2.- Tus pecados te han sido perdonados (Colosenses 1:14)
3.- Has pasado a ser hijo de Dios (Juan 1:12)
4.- Tienes Vida Eterna !! (Juan 17:3)

La Biblia le llama que has nacido de nuevo, del Espíritu Santo de Dios, y ahora es importante que alimentes tu Espíritu, de
La Palabra de Dios. Empieza a leer tu Biblia (puedes empezar con el Evangelio de Juan); busca una congregación en
donde se predique de la Biblia y se alabe a Jesús; ora o habla con Dios diariamente; testifica a otros de Cristo y obedece
a Dios, a Su Palabra, en todo momento. Dios está contigo!

CHARLA 3°
ESTRATEGIAS DE EVANGELISMO

• Evangelismo personal
• Evangelismo casa por casa
• Evangelismo a través de células
• Evangelizando por medio de la ayuda social
• Evangelización en el culto de adoración
• Evangelizando a las víctimas de adicciones
• Evangelismo a masas o al aire libre
• Evangelismo a través de la Películas
• Evangelismo a través de talentos y dones (canciones, coreografías, teatros, danzas,
mimos, etc.)
CHARLA 4°
TRES “HEME AQUÍ” SEGÚN LA BIBLIA
Heme aquí, es la palabra en hebreo ‫( אני הנה‬HINÉNI); y es con estas palabras que Abraham respondió a Dios, cuando Este
le llamaba en su gran prueba de fe, veámoslo:
Aconteció después de estas cosas que Dios probó a Abraham, y le dijo: ¡Abraham! Él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma
ahora a tu hijo, tú único, a Isaac, a quien amas, y ve a tierra de Moriah, y tú mismo sacrifícalo allí en holocausto sobre uno
de los montes que Yo te diré. Y Abraham se levantó temprano por la mañana, enalbardó su asno y tomó consigo a dos de
sus mozos y a su hijo Isaac. Luego cortó troncos para el holocausto, se levantó, y se fue al lugar que le había dicho Dios.
(Génesis 22:1-3)
En el texto anterior, vemos como Abraham después de escuchar la orden de Dios, y después de decir, Heme aquí, se levantó
muy temprano de mañana, para obedecer el llamado de Dios.
La traducción de HINÉNI (‫ )אני הנה‬sería: heme aquí ó aquí estoy; es como decir, ¡aquí estoy atento escuchando y presto a
obedecer sus órdenes mi Señor! Indica un estado de atención plena, a lo que se va a decir, para obedecerlo prontamente.
Con estas palabras vemos como los grandes hombres de Dios como Abraham, Israel, Moisés, Samuel, Isaías, María
respondieron a Dios, como lo hizo también el mismo Señor Jesucristo, su Hijo Unigénito.
7 ejemplos de la Biblia, que debemos imitar, donde vemos estos grandes de Dios, y sus respuestas a El:
ABRAHAM: Pero el ángel del Señor lo llamó desde los cielos, y le dijo: ¡Abraham! ¡Abraham! Y él dijo: ¡Heme aquí! (Génesis
22:11)
JACOB: Y el ángel de Dios me dijo en el sueño: Jacob. Y yo dije: Heme aquí. (Génesis 31:11)
MOISES: Vio el Señor que se desviaba para observar, y Dios lo llamó de en medio de la zarza, y le dijo: ¡Moisés! ¡Moisés! Y él
respondió: ¡Heme aquí! (Éxodo 3:4)
SAMUEL: El Señor llamó a Samuel, y él respondió: ¡Heme aquí! (1 Samuel 3:4)
ISAIAS: Entonces oí la voz de Adonay que decía: ¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? Y dije: ¡Heme aquí, envíame a
mí! (Isaías 6:8)
MARIA: Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase á mí conforme á tu palabra. Y el ángel partió de ella. (Lucas
1:38)
CRISTO: Entonces dijo: Heme aquí para que haga, oh Dios, tu voluntad. Quita lo primero, para establecer lo postrero.
(Hebreos 10:9)
Claramente en los 7 ejemplos anteriores, vemos como estos hombres de Dios (cuando digo hombres, como lo pueden notar,
no descarto las mujeres, pues somos uno para Dios), responden con un profundo y reverente Heme aquí.
Hasta aquí, hemos hablado del PRIMER Heme aquí (HINENI), que es como debemos nosotros responderle a Dios, cuando
nos llama; atentos a su mensaje y listo para obedecer sus palabras. Vimos como hasta el mismo Señor Jesucristo respondió
de esa manera a su Padre; y de la misma forma 6 ejemplos de grandes hombres de la fe, lo hicieron. Hoy tenemos la
oportunidad de seguir sus pisadas, al responder de similar forma a nuestro Dios y Señor; cuando nos llame; cuando oigamos
su voz. En resumen el primer Heme aquí, es de nosotros para con nuestro Dios.
El SEGUNDO Heme aquí (HINENI), lo vemos en la forma que debemos comportarnos con nuestros semejantes, prestos y listos
para atender sus llamados y necesidades.
Veamos algunos ejemplos, como grandes de la fe, se dispusieron ante sus semejantes:
ABRAHAM: Entonces habló Isaac á Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí
el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para
el holocausto, hijo mío. E iban juntos. (Génesis 22:7-8)

Abraham atiende rápidamente la inquietud y solicitud de su hijo camino al sacrificio; con esto demuestra su amor y como
le explica que Dios proveerá del cordero. Es muy preciosa esta expresión “e iban juntos”, la Biblia al recalcar esto, nos muestra
que no sólo iban juntos en forma física que es algo muy obvio, sino que iban juntos en un mismo sentir, en una misma misión,
en un mismo propósito y en un mismo corazón.
JOSE: Y dijo Israel á José: Tus hermanos apacientan las ovejas en Sichêm: ven, y te enviaré á ellos. Y él respondió: Heme aquí.
(Génesis 37:13)
José ante la solicitud de su padre Jacob respondió Heme aquí, luego de esta pronta respuesta y obediencia vemos que se
desata en José su travesía y odisea, hasta llegar a ser segundo después de Faraón rey de Egipto y salvar al pueblo de Israel
del hambre, y preservarlos multiplicándolos en Egipto.
SAMUEL: Llamando pues Eli á Samuel, díjole: Hijo mío, Samuel. Y él respondió: Heme aquí. (1 Samuel 3:16)
Vemos como en sus inicios juveniles, el profeta Samuel se somete y está presto a escuchar y obedecer a Elí, su mentor. Y
llegó a ser Samuel fue un gran profeta de Dios en Israel.
En los ejemplos anteriores, vemos la disposición que debemos tener ante nuestros semejantes, ya sean estos puestos para
guiarnos o a nosotros como sus guías; debemos tener la misma disposición de corazón de un “Heme aquí” ante sus solicitudes.
A lo mejor estas pensando lo mismo que yo; si cumplimos la ley, es decir, primero amar a Dios sobre todas las cosas,
cumpliremos fácilmente el primer Heme aquí para con Dios; y si cumplimos el segundo de amar a nuestro prójimo como a
nosotros mismos, cumpliremos el segundo Heme aquí, también con facilidad, pues estaremos dispuesto a obedecerles por
su bien.
Vemos que en la perfección de la ley de Dios en nuestros corazones, que es el propósito del Nuevo Pacto, el escribir la ley
de Dios en nuestras mentes y corazones, cumplimos fácilmente estos dos Heme Aquí, para con Dios y para con nuestros
hermanos y cercanos.
Este es el pacto que haré con ellos: Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus
mentes las escribiré; (Hebreos 10:16)
llegando al Heme aquí más importante de todos; y es cuando el mismo Dios y Señor nos dice Heme aquí a nosotros, es decir,
cuando nos contesta Heme aquí a nuestras solicitudes y oraciones.
Luego de los dos Heme aquí anteriores, nosotros respondiendo a nuestro Dios y Señor, y respondiendo a nuestro prójimo de
la misma manera; viene el poder de Dios en nuestras oraciones, efectividad total en el poder de Dios. ¿Cómo?
El TERCER Heme aquí, es cuando Dios nos responde de esa manera a nosotros; es decir, El se pone presto en atención y listo
para actuar ante nuestras palabras, ¿No es algo tremendo? ¡Dios con una atención máxima a escucharnos y actuar a
nuestro favor!, Parece increíble ¿no?. Pues no lo es, veamos cuando es que ocurre de esa manera, cuando Dios nos dice o
nos dirá Heme aquí a nuestras solicitudes y oraciones. Lo podemos ver explicado en el capitulo 58 del libro de Isaías; Isaías
nos muestra la forma de conseguirlo, es la respuesta de Dios que debemos buscar y procurar, para todas nuestras oraciones
y solicitudes:
Isaías 58:1-14 ¡Clama a voz en cuello, no te detengas, Alza tu voz como una trompeta! ¡Denuncia a mi pueblo su rebelión, A
la casa de Jacob sus pecados! (2) Que me buscan de día en día, Y muestran deseos de conocer mis caminos, Como un
pueblo que practicara la justicia, Y que no abandonara la Ley de su Dios. Me piden las ordenanzas de justicia, Se complacen
en la cercanía de Dios. (3) Decís: ¿Para qué ayunar, si no haces caso? ¿Afligir nuestra alma, si no te enteras? Pero he aquí,
el día de ayuno buscáis vuestro interés, Y apremiáis todos vuestros trabajos. (4) He aquí, para contiendas y debates ayunáis,
Para herir con puño inicuamente. No ayunéis como ahora, Si queréis que vuestra voz sea oída en lo alto. (5) ¿Es tal el ayuno
que Yo escogí, Que de día aflija el hombre su alma, Que mueva la cabeza como un junco, Y se acueste sobre saco y
ceniza? ¿Llamaréis a eso ayuno, Día agradable al SEÑOR? (6) ¿No es más bien el ayuno que Yo escogí, Desatar las ligaduras
de maldad, Soltar las cargas de opresión, Y dejar ir libres a los quebrantados, Y que rompáis todo yugo? (7) ¿No es que
partas tu pan con el hambriento, Y a los pobres errantes albergues en casa; Que cuando veas al desnudo, lo cubras, Y no
te escondas de tu hermano? (8) Entonces nacerá tu luz como el alba, Y tu salvación se dejará ver pronto, Tu justicia irá
delante de ti, Y la gloria del SEÑOR será tu retaguardia. (9) Entonces invocarás, y al SEÑOR responderá; Suplicarás, y Él dirá:
¡Heme aquí! Si quitas en medio de ti la opresión, El dedo amenazador y las palabras arrogantes; (10) Si de tu alma sacas
para el hambriento, Y sacias al alma afligida, En las tinieblas nacerá tu luz, Y tu oscuridad será como el mediodía. (11) El
SEÑOR te pastoreará siempre, Y en las sequías saciará tu alma y dará vigor a tus huesos. Serás un huerto bien regado; Un
manantial cuyas aguas nunca faltan, (12) Los tuyos reedificarán las ruinas antiguas, Volverás a levantar los cimientos de
muchas generaciones, Y serás llamado reparador de brechas, Restaurador de senderos para descansar. (13) Si detienes
tus pies en el sábado, Para no hacer lo que te plazca en mi día santo, Si llamas al sábado tu delicia, Santo, glorioso del
SEÑOR, y lo honras, No yendo en tus propios caminos, Ni buscando tus propios placeres, Ni hablando de tus propios asuntos,
(14) Entonces el SEÑOR será tu delicia; Te haré subir sobre las alturas de la tierra, Y te alimentaré con la herencia de tu padre
Jacob, Porque lo habló la boca del SEÑOR.
Vemos que cuando amamos sinceramente a Dios y a nuestro prójimo, vemos también que seremos rápidos en decirles
Heme aquí; y tras ello es nuestro mismo Señor que cuando le oremos nos dirá Heme aquí; es decir, aquí estoy, dirá el SEÑOR,
atento a escuchar y obedecer tu llamado.
¡¿NO ES TREMENDO LO QUE ESTAMOS DICIENDO?! Dios mismo estará presto a oír y obedecer nuestras oraciones; con un
tremendo ¡Heme aquí!!!
Lo que estamos expresando es algo tremendo, y debemos guardarlo en nuestros corazones, pues es algo muy importante y
glorioso, es algo que vale la pena seguir y alcanzar con todo nuestra alma, fuerzas, mente y corazón; alcanzar tal poder y
amor, con nuestro Dios juntos como hermanos; extendernos de tal manera de alcanzar el ¡HEME AQUI, de DIOS!!! A nuestros
llamados.
Entonces, si todo lo anterior es tan impactantemente bello, poderoso y glorioso; ¿Cuál es la dificultad que tenemos?
Lo que debemos rechazar es el pecado, que nos separa de nuestro Dios...
Vámonos al primer libro de la Biblia, al libro de Génesis, al tercer capítulo y en el leemos:
Y oyeron la voz del SEÑOR Dios que se paseaba en el huerto al aire del día; y se escondió el hombre y su mujer de delante
del SEÑOR Dios entre los árboles del huerto. Y llamó el SEÑOR Dios al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu
voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. (Génesis 3:8-10)
Adam, al oír la voz del SEÑOR Dios; no respondió con un Heme aquí; sino que se escondió; y a Su llamado, sólo obtuvo una
explicación a su ocultamiento de Él. Vemos como el hombre después de pecar, ya no está dispuesto a oír a Dios
rápidamente y exponerse a Sus órdenes; sino que al oír Su voz se esconde; y a Su llamado especifico, antes que el
arrepentimiento por su pecado Adam, da una explicación para justificarse. Lejos de un Heme Aquí, estuvo la respuesta de
Adam.
Lo anterior nos muestra que es el pecado, el estorbo que nos dificulta los Heme aquí que deseamos tener en nuestras vidas;
y es el pecado, lo que debemos vencer en Cristo, para restaurar completamente nuestra relación con Dios y nuestros
semejantes. Para que ante la voz de Dios, digamos Heme aquí, y ante el clamor de nuestros cercanos, podamos decir Heme
aquí; y así obtener el gran HEME AQUI que viene del mismísimo DIOS y SEÑOR ante nuestro llamado. Amén.
El que hace pecado, es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para que
deshaga las obras del diablo. (1 Juan 3:8)

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