La idea del hombre como ser desligado de una creación es
absurda y cuestionada a lo largo de la historia, ya que no puede existir nada sin una mano de obra que realice ese trabajo. Tomando en cuenta dicha premisa la principal teoría a nivel mundial que explica la fuente de la vida humana es Dios, un ser supremo omnipotente, omnisciente y omnipresente, de mera espiritualidad y amor puro, abocado a los seres humanos, pero a medida que se va estudiando el contexto intrínseco del contenido surge la interrogante, ¿el hombre puede vivir sin tener ninguna devoción a su deidad creadora?
Efectivamente, el hombre siempre ha tenido una relación personal
con Dios, característica ontológica que se realiza aun si el hombre no siente apego, conocimiento o voluntad hacia la deidad. La unión se dará no importa si rechaza o ignora esta relación, puesto que el simple hecho de que a sí mismo el ser humano se cuestione, ya genera un proceso de hipótesis y le da la sensación de anhelo o deseo de saber de dónde viene.
Con esto se afirma que la razón humana puede alcanzar
a reconocer la existencia de Dios ya que el hombre tiene la capacidad de abstracción, puede llegar a conceptualizar y describir a Dios por medio de la fe propia del ser humano.
Citando las palabras de Tolstoi “Un hombre puede ignorar que
tiene religión, como puede ignorar que tiene un corazón; pero sin religión, como sin corazón, el hombre no puede existir”. En esta afirmación, trata de explicar que tan ligado es el ser humano a esa creencia, debido a que se necesita creer en algo superior para no dudar de su propia existencia, lo que quiere decir que el hombre cree en Dios, porque la esperanza va aunado a su ser y forma parte esencial de la persona.
La iglesia como templo creado a la devoción a Dios ha servido
como centro coyuntural que recibe al hombre creyente de la deidad, y como cultivo de la palabra de Dios a través del tiempo. A lo largo de la historia, la Iglesia Católica ha influenciado a la filosofía occidental, la ciencia, el arte y la cultura, la Iglesia cree firmemente en la posibilidad de hablar de Dios a todos los hombres, lo cual ha tenido un peso en las creencias tanto culturales como espirituales; sin embargo la iglesia no se coloca como pilar imponente, sino como casa de recordatorio de la palabra del ser superior.
De la misma forma que la Iglesia es la precursora de la religión
católica a través de la historia también ha sido el caldo de cultivo para el aprendizaje de las ciencias y el saber, cosa que complementaría la razón con la religión. El primer punto de partida son los monasterios donde los monjes eran quienes impartían conocimientos de cultura, fe y relacionaban de manera lógica el cosmos con la religión para que de esta manera se pudiese comprender al hombre desde su esencia, reconociendo lo que es pero sin dejar de lado a Dios.
El hombre se ha llegado a caracterizar por su insaciable sed de
conocimiento, dándole muchas versiones diferentes que hacen confusa su respuesta o idea final, a tal punto que comienza a cuestionarse de su propia existencia. Como consecuencia, llegan a dudar de la presencia real de un ser superior a ellos, lo que ocasiona una contradicción interna entre lo que son y lo que esperan, por esta razón creer en alguien termina definiéndonos en esencia espiritual y racional.