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MARZO 2013
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Existe una evidente relación entre las desventajas sociales de origen y la probabilidad de que
los niños y adolescentes interrumpan sus estudios. En términos generales, siete de cada diez
niños y adolescentes no escolarizados provienen de los hogares más expuestos a privaciones
económicas. No obstante, se observa que entre los adolescentes que no concurren a la
escuela, se ha incrementado la proporción que proviene de sectores socioeconómicos medios
y altos, a la vez que el peso relativo de estos sectores aumenta con la edad.
1Para la elaboración de este documento se utilizaron las siguientes Encuestas de Hogares: Argentina - EPH 2000 y 2011 del
INDEC, Bolivia 2000 y 2009- ECH del INE, Brasil 2001 y 2009- PNAD del IBGE, Colombia 2003 y 2010 - ECH del DANE, Costa
Rica 2000 y 2010- EHPM del INEC, Chile 2000 y 2009 - CASEN de MIDEPLAN, República Dominicana 2000 y 2011- ENFT del
Banco Central de la Rep, Ecuador 2001 y 2009- EESD del INEC, El Salvador 2000 y 2009- EHPM de la DIGESTYC, Guatemala
2001 y 2011- ECV del INE, Honduras 2001 y 2009 - EPHPM del INE, México 2000 y 2010- ENIGH del INEGI, Nicaragua 2001 y
2009- EMNV del INEC, Panamá 2000 y 2011- ECH del DEC, Paraguay 2000 y 2011- EIDH de la DGGEC, Perú 2000 y 2009- ENH
del INEI, Uruguay 2001 y 2011- ECH del INE, Venezuela 2000 y 2009– EHM del INE
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2 Para la construcción de la variable “sector social” se utilizó el agrupamiento de deciles de ingreso per capita familiares. Los
sectores medios y altos son el 70% de hogares mejor posicionados en la distribución relativa de ingresos de cada país.
En el inicio de la adolescencia cambia la estructura de los motivos por los cuales los
adolescentes se alejan de la escuela. Las dificultades económicas, la discapacidad, y los
problemas de oferta van perdiendo centralidad, mientras que el desinterés o desaliento por la
actividad escolar cobra una importancia cada vez mayor a tal punto que se ubica en primer
lugar. Ya entrada la adolescencia, el desinterés por el estudio mantiene su relevancia y se
observa que el trabajo incrementa su peso relativo como causa asociada a la interrupción de
los estudios. Paralelamente, las actividades relacionadas con la maternidad y paternidad y la
reproducción de la vida doméstica (embarazo, tareas del hogar, cuidado de niños y ancianos)
comienzan a aparecer como causa asociada a la deserción. En efecto, la proporción de
adolescentes a los que su condición de desescolarizados se la relaciona con el trabajo duplica
su peso relativo hasta alcanzar el 18%, mientras que la maternidad, la paternidad y las tareas
domésticas, que en la niñez no aparecían, son mencionadas por el 6% de los encuestados. Al
finalizar la adolescencia, se intensifica la relación entre las tareas relacionadas con la
domesticidad y la deserción hasta alcanzar el 10% de los casos, a la par que el trabajo pasa a
ser mencionado por el 20% de los adolescentes o sus familias como el principal motivo de
abandono escolar. Aun así, el desinterés por estudiar continúa siendo el principal motivo por
el cual los adolescentes interrumpen sus estudios.
100%
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Probl ema s
d e
o ferta
60% Di fi cul tades
e conómi ca s
Tra ba jo
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Domes ti ci da d
40% Des i nterés
/
D es a l i ento
Di s ca pa ci da d
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y
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a ños
Desde la perspectiva del sistema educativo, la edad se relaciona con la graduación y pasaje
entre niveles. Al segmentar a los niños y adolescentes según el nivel educativo alcanzado al
momento de abandonar la escuela se observa que las dificultades económicas pierden
relevancia entre quienes interrumpieron sus estudios durante el transcurso del nivel medio,
respecto a quienes interrumpieron sus estudios antes o una vez terminado el nivel primario,
a la vez que la domesticidad duplica su peso relativo y el desinterés por el estudio reafirma
con fuerza su centralidad.
100%
90%
80%
70%
Problemas
de
oferta
60% Dificultades
económicas
Trabajo
50%
Domesticidad
40% Desinterés
/
Desaliento
Discapacidad
30%
20%
10%
0%
Ha s ta
p ri ma ri a
compl eta Secunda ri a
i ncompl eta
y
m á s
Llegado este punto cabe reflexionar sobre el sentido que los adolescentes y sus familias dan a
la escuela cuando afirman que no están interesados en continuar estudiando y
fundamentalmente, sobre las implicancias que esta afirmación conlleva para el sistema
educativo. En principio, es evidente que expresa un desencuentro. Esto sucede siempre que
un niño o adolescente no concurre a la escuela. Sin embargo, cuando las privaciones
económicas o el déficit en la oferta de servicios educativos explican la desescolarización se
está frente a un obstáculo que se interpone entre la voluntad de las dos partes implicadas en
la escolarización: adolescentes y escuela. Por el contrario, el “desinterés” supone que el
encuentro entre adolescentes y escuela no se produce porque una de las partes –los
adolescentes y también sus familias- no se apropia de la promesa que ofrece estudiar. La
escuela para los adolescentes que declaran no estar interesados en seguir estudiando no
constituye una opción al momento de estructurar el presente, o más aún, no es percibido
como un recurso para proyectarse a futuro; el desinterés es otra forma de expresar “la escuela
(esa escuela) no es para mi”. La escuela no representa a este grupo de adolescentes, es ajena.
Desde esta perspectiva, el desinterés por el estudio dialoga con otros motivos asociados a la
deserción: la reproducción de la vida doméstica, la posibilidad de conformar una nueva
familia y la participación del mundo del trabajo. Innumerable cantidad de adolescentes
trabajan a la par que estudian e incluso son madres y padres durante el transcurso de su
escolarización básica y aun así, continúan estudiando. Pero hay otro grupo que señala que el
trabajo, las tareas domésticas, el cuidado de ancianos o niños pequeños y la maternidad son
actividades propias –en alguna medida inevitables- mientras que el estudio, no lo es. Y no
todos son pobres. Sumado al aumento de la participación de los sectores medios entre la
población desescolarizada ya mencionado, se subraya que al finalizar la década, y en los seis
países en los cuales enfoca este informe, el 30% de quienes no concurren a la escuela
proviene de los hogares mejor posicionados en la distribución de ingresos. En efecto, el 38%
de los adolescentes que mencionan al trabajo como causa del abandono escolar, el 29% de
quienes mencionan a las tareas vinculadas con la domesticidad y el 31% de los adolescentes
que declaran no estar interesados en continuar estudiando, vive en hogares que en principio
no son los más pobres de sus países. A la vez, en un contexto en que la opción por la
educación básica gratuita está extendida en la región, queda en evidencia que hay más
razones que las privaciones estrictamente económicas involucradas en el abandono escolar.