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El uso racional del agua remite el control y gestión del consumo de agua. Es un concepto
incluido en la política general de gestión de los recursos naturales renovables y asociado a un
desarrollo sostenible que debe permitir el aprovechamiento de los recursos,
No obstante, una gran porción de esta agua es salada, como consecuencia del proceso de
salinización sufrido al infiltrarse entre los minerales de la corteza terrestre. En un balance
general, de los 1400 millones de km³ de agua en el mundo, sólo 33 millones son de agua
dulce. De esta cantidad habría que descontar el 87,3 % que está en forma de hielo en los
casquetes polares y glaciares, y el 12,3 % que constituye el agua subterránea. Queda tan
sólo un 0,4 % de agua utilizable, en volumen 140.000 km³. Esta cantidad, a su vez, está en
incesante movimiento de evaporación - escorrentía, en el fenómeno denominado ciclo
hidrológico o ciclo del agua. Por lo tanto, la cantidad de agua realmente aprovechable es muy
pequeña, y sometida además a numerosas fuentes de contaminación, por lo que debe ser
utilizada racionalmente.
Por otra parte están las redes de alcantarillado. El hecho de que aguas fecales o simplemente
agua desechada circule por el mismo lugar por donde lo hacen las personas supone un
elevado riesgo para la salud de éstas, aumentando el nivel de enfermedades y dificultando el
desarrollo de la población afectada.
La inversión en infraestructura, ya sea alcantarillado para encauzar las aguas desechadas,
como facilitar el acceso a agua potable a la totalidad de la población del planeta, son
aspectos en los que se debe incidir para que el agua se convierta en un derecho y deje de ser
un privilegio.
Arquitectura sustentable
La arquitectura sustentable es una de las disciplinas que buscan introducir nuevos sistemas e
instalaciones dentro de los edificios para conseguir un uso racional del agua.
Los edificios sustentables incorporan estrategias de proyecto no sólo con vistas al confort y el
ahorro de energía, sino también al aprovechamiento y reutilización del agua.
A nivel mundial, la OMS estima que el 40 % del agua potable se utiliza para el funcionamiento
del sistema sanitario en edificios, con un alto desperdicio. Debido a esto, en un primer
momento se restringió dicho derroche mediante dispositivos manuales y automáticos en los
artefactos sanitarios. Aun así el consumo sigue creciendo.
El diseño sustentable incorpora en los edificios sistemas que recojan, acumulen y distribuyan
el agua de lluvia. Después de ser utilizada con fines no potables, es separada en drenajes
específicos, que las conducen a tanques de tratamiento para luego volver a mezclarlas con el
agua de lluvia. De esta forma, salvo el agua para beber, la higiene y cocinar, el resto entra en
un ciclo de permanente reciclado.
Pero apenas hay constancia de otros servicios de saneamiento en la mayoría de Europa hasta
la Alta Edad Media. Las condiciones insalubres y hacinamiento fueron generalizadas en toda
Europa y Asia durante la Edad Media, lo que periódicamente, provocaba pandemias catastróficas
como la peste de Justiniano (541-42) y la Muerte Negra (1347-1351), que mató a decenas de
millones de personas y alteró radicalmente la sociedad.4
De los 2.500 millones de personas en todo el mundo que no tienen acceso a condiciones
adecuadas de saneamiento, más de un tercio vive en India. Casi el 69% de la población de dicho
país practica la defecación al aire y, de acuerdo a estimaciones, alrededor de 212.000 niños
menores de cinco años mueren anualmente a causa de diarrea.5
SANEAMIENTO AMBIENTAL
Tal como indica la palabra binomial, el nombre científico que designa a una especie está
compuesto por dos palabras en latín, la que se refiere al género y un nombre concreto que
caracteriza a la especie. El nombre de género es compartido por especies semejantes, el
específico es un calificativo que puede designar a distintas especies. Por ejemplo: Hommo
(género) Sapiens (descriptor)
CARACTERÍSTICAS DE LA NOMENCLATURA BINOMIAL
Este sistema de Nomenclatura binomial comprende las siguientes características:
Todo ser vivo posee un nombre científico.
Todo nombre científico consta de dos palabras. La primera especifica el género de la especie y la
segunda al epíteto (nombre).
Es epíteto específico puede hacer mención a una propiedad que caracterice al individuo, tal como
la ubicación, orden del cuerpo, homenaje a un personaje, hecho histórico…
Los nombre científicos se deben escribir en letra cursiva para destacarlos.
La primera letra del nombre científico se debe escribir en mayúsculas y la primera del epiteto en
minúsculas.
A partir de la segunda vez que se escriba en nombre de una especie, el género puede abreviarse.
Cuando todavía no se ha identificado la especie a la que pertenece un individuo pero se necesita
explicitar, se utilizará a continuación del nombre del género sp. en Zoología o spec. en Botánica. No
deben ir en cursiva ni subrayados y deben de llevar punto final.