El año después de haberse dado aquella profecía, los sitiadores
irrumpieron en Jerusalén y la destruyeron. A los sobrevivientes
judíos se les tomó cautivos y a casi todos ellos se les deportó muy lejos, a Babilonia. Parecía que Jehová realmente había rechazado a las “dos familias” a las que en un tiempo había escogido. La situación parecía desesperada tanto para la familia de los descendientes reales de David como para la familia de sacerdotes que descendieron de Aarón, el primer sumo sacerdote de Israel. Contrario a lo que había dicho el Creador del cielo y la Tierra, parecía que Jehová había quebrantado sus pactos respecto a la familia real y la familia sacerdotal. ¡Era cuestión de si algún día volvería a haber un reino de Jehová sobre la Tierra o una revivificación de su verdadera adoración en ella!
33:23, 24. ¿Cuáles son “las dos familias” que se mencionan
en estos versículos? Una es la familia real de David, y la otra, la familia de sacerdotes que descendieron de Aarón. Con la destrucción de Jerusalén y su templo, daba la impresión de que Jehová había rechazado a las dos familias y de que ya no tendría un reino sobre la Tierra ni que reviviría su adoración. Pero jehova no quebranto u pato sino que restauro el reino y eso se dio a través de jesuristo y los 144000.