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EN EL ORIGEN
El lenguaje
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XXXIII
Otras lenguas,
otros mundos posibles
La torre de Babel
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Mito de la comunidad Winnebago sobre el origen del mundo
«No sabemos en qué condición se hallaba nuestro padre cuando empezó a tomar conciencia. Movió
su brazo derecho y luego su brazo izquierdo, su pierna derecha y luego su pierna izquierda. Empezó
a pensar lo que tenía que hacer y por fin empezó a llorar, las lágrimas fluían de sus ojos y caían ante
él. Al poco tiempo miró ante sí y vio algo que brillaba. Aquello brillante eran sus lágrimas, que fluían
y formaban las aguas que vemos… El hacedor de la tierra empezó a pensar de nuevo. Y pensó: ‘Es
así, cuando deseo una cosa, se hará como yo deseo, del mismo modo que mis lágrimas se han
convertido en mares’. Así pensó. Y deseó la luz, y se hizo la luz. Y pensó luego: ‘Es como me suponía,
las cosas que he deseado han empezado a existir tal como yo quería. Pensó entonces y deseó que
existiera la tierra, y la tierra empezó a existir. El hacedor de la tierra la contempló y le gustó, pero la
tierra no se estaba quieta… (Una vez que la tierra se aquietó) pensó en muchas cosas como
empezaron a existir según él deseaba. Entonces empezó a hablar por primera vez. Dijo: ‘Puesto que
las cosas son tal como yo quiero que sean, haré un ser semejante a mí’. Y tomó un poco de tierra y
le dio su semejanza. Habló entonces a lo que acababa de crear, pero aquello no le respondió. Lo miró
y vio que no tenía entendimiento o pensamiento. Y le hizo un entendimiento. De nuevo le habló,
pero aquello no respondió. Lo volvió a mirar y vio que no tenía lengua. Le hizo entonces una lengua.
Le habló otra vez y aquello no respondió. Lo volvió a mirar y vio que no tenía alma. Le hizo, pues, un
alma. Le habló otra vez y aquello pareció querer decir algo. Pero no lograba hacerse entender. El
hacedor de la tierra alentó en su boca, le habló, y aquello le respondió».
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Mito Azteca sobre la Creación del Mundo
Antiguamente, no había sobre la tierra ningún hombre, ningún animal, ni árboles, ni piedras. No
había nada. Esto no era más que una vasta extensión desolada y sin límites, recubierta por las
aguas.En el silencio de las tinieblas vivían los dioses Tepeu, Gucumats y Huracán. Hablaban entre
ellos y se pusieron de acuerdo sobre lo que debían hacer.
Hicieron surgir la luz que iluminó por primera vez la tierra. Después el mar se retiró, dejando
aparecer las tierras que podrían ser cultivadas, donde los árboles y las flores crecieron. Dulces
perfumes se elevaron de las selvas nuevas creadas.
Los dioses se regocijaron de esta creación. Pero pensaron que los árboles no debían quedar sin
guardianes ni servidores. Entonces ubicaron sobre las ramas y junto a los troncos toda suerte de
animales. Pero éstos permanecieron inmóviles hasta que los dioses les dieron órdenes:
-Tú, tu irás a beber en los ríos. Tú, tu dormirás en las grutas. Tu marcharás en cuatro patas y
un día tu espalda servirá para llevar cargas. Tú, pájaro, vivirás en los árboles y volarás por los aires
sin tener miedo de caer.
Los animales hicieron lo que se les había ordenado. Los dioses pensaron que todos los seres
vivientes debían ser sumisos en su entorno natural, pero no debían vivir en el silencio; porque el
silencio es sinónimo de desolación y de muerte. Entonces les dieron la voz. Pero los animales no
supieron más que gritar, sin expresar ni una sola palabra inteligente.
Entristecidos, los dioses formaron consejo y después se dirigieron a los animales:
- Porque ustedes no han tenido conciencia de quiénes somos, serán condenados a vivir en el temor
a los otros. Se devorarán los unos a los otros sin ninguna repugnancia.
Escuchando eso, los animales intentaron hablar. Pero sólo gritos salieron de sus gargantas y
sus hocicos. Los animales se resignaron y aceptaron la sentencia: pronto serían perseguidos y
sacrificados, sus carnes cocidas y devoradas por los seres más inteligentes que iban a nacer.
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XI
VOLVEMOS AL ORIGEN
Los científicos no están de acuerdo sobre los motivos de que haya tantas
lenguas.2 Lo que se sabe con certeza es que las lenguas actuales provie-
nen de otras, más antiguas, que ya nadie habla. Por ejemplo, sabemos que
el español derivó del latín y este último del indoeuropeo. Lo que no está
claro aún es si los primeros seres que hablaron de manera parecida a la
nuestra usaron una sola lengua o más de una.
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Es muy difícil obtener y sistematizar información sobre un tema tan complejo como este, porque las
investigaciones se realizan generalmente sobre restos materiales (vasijas, “cementerios”,
herramientas, etc.) a partir de los cuales se formulan hipótesis sobre las creencias, los conocimientos
y el lenguaje de grupos humanos que existieron hace muchos miles de años.
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XII
Otros científicos dicen que los homo sapiens sapiens de distintas comuni-
dades inventaron el lenguaje al mismo tiempo (o más o menos al mismo
tiempo), sin conocerse. Cada uno de esos grupos utilizaba formas diferen-
tes de nombrar a las cosas. Y lo mismo que antes, esos grupos se separa-
ron y fueron poniendo nombres distintos a las cosas. Esto explicaría por
qué hay tantas lenguas diferentes.
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VOLVEMOS AL ORIGEN... XIII