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República Bolivariana de Venezuela.

Ministerio del Poder Popular para la Educación.


U.E.N. ‘Hilarión López. ’’
Araure – Portuguesa.

Proceso
Revolucio
nario

Profesor: Integrante:
Carlos Edixon Sánchez.
#13

4B
En las sociedades actuales la democracia participativa es

Democr insuficiente para garantizar la eficacia y la eficiencia en


la gestión pública. Las decisiones que se toman sobre
políticas públicas nos afectan a todos y a todas. Por ello,

acia
cada vez más, se hace imprescindible incluir a los ciudadanos en los procesos deliberativos,
de discusión y decisionales de una nueva gestión pública, con mayor participación
ciudadana.

El problema de la participación ciudadana no es tanto definirla como ponerla en


práctica. De todas formas cualquier persona puede entender que la participación ciudadana
se refiere a una serie de ideas y de actividades que favorecen un mayor empoderamiento de
los ciudadanos en los asuntos públicos que les afectan. Es el concepto político por
excelencia de cualquier democracia. Sin participación abierta no hay democracia. Por lo
tanto la democracia participativa es un concepto redundante, si bien ayuda a reforzar la idea
de la participación en unos sistemas democráticos que muchas veces limitan y canalizan la
participación en unos procesos muy concretos y que pueden desvirtuar el sentido del
"gobierno del pueblo".

En América Latina, el nuevo siglo comenzó con la


Proceso aguda confrontación entre reforma y revolución -de un
lado- y contrarrevolución y status quo -del otro. En
Revolucion Venezuela se abrió el ciclo que dura hasta nuestros días,
con tendencia al declive. Una singularidad de este nuevo curso finisecular del siglo XX y
de alborada del siglo, tanto en la teoría política como constitucional, la abrumadora
mayoría de los análisis sobre la creación de constituciones toma como perspectiva la idea
de un nuevo comienzo político, sea que refiera a la revolución que funda el primer gobierno
republicano en un país, o a la transición de un régimen autoritario a uno democrático. Sin
embargo, es posible que un proceso constituyente irrumpa dentro de un orden democrático
ya constituido. Esto puede ocurrir porque aspectos básicos de la constitución vigente se han
tornado disfuncionales en una coyuntura histórica dada o porque la sociedad ha
experimentado cambios que hacen cuestionable el origen y la orientación política del texto
constitucional.

Es intuitivo pensar que en un régimen democrático establecido el proceso


constituyente debiera ser distinto al que tendría lugar en una revolución o en una transición
a la democracia. Específicamente, sería de esperar que en el contexto de una democracia
constitucional la creación de una nueva constitución se hiciera de acuerdo con reglas
preestablecidas. Sin embargo, la mayor parte de las constituciones excluyen esta
posibilidad al dejar sin regular su propio reemplazo y no permitir a la ciudadanía
peticionarlo. Esta situación genera un dilema legal y político en todo país donde se
cuestionan los principios fundamentales de la constitución vigente y se exige el
involucramiento de los ciudadanos en la definición del nuevo orden constitucional. Este
dilema ha sido enfrentado con distinta suerte por varios países de América Latina en años
recientes: Colombia (19901991), Ecuador (1997-1998 y 2007-2008), Venezuela (1998-
1999) y Bolivia (2006-2009). Asimismo, la discusión constituyente se ha instalado
actualmente en países como Chile y Panamá, que han transitado a la democracia con
constituciones sancionadas en una dictadura y que lógicamente no fueron pensadas para ser
reemplazadas fácilmente.

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