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Patricia Orozco, periodista con muchos años de experiencia y quince al frente del
programa semanal “Onda Local”, espacio radial que acompaña a la población de
los municipios y hace eco a sus problemáticas, reflexionó sobre las limitaciones y
obstáculos que enfrenta hoy el ejercicio del periodismo en Nicaragua,
especialmente los medios locales y comunitarios, en una charla con Envío que
transcribimos.
Patricia Orozco
En el estudio analizamos las leyes que tienen relación con el ejercicio periodístico,
identificamos agentes que ponen en riesgo el trabajo de la comunicación y
estudiamos específicamente el sector comunitario de la comunicación: avances,
obstáculos, tendencias… Utilizamos una metodología documental: analizando
investigaciones anteriores, proyectos relevantes que se han hecho en el país,
legislación, publicaciones… También hicimos entrevistas a profundidad con
investigadores, expertos y analistas de medios y con defensores de derechos
humanos. Como participamos en el diseño de la investigación, desde Nicaragua
propusimos que hablaran los periodistas y las periodistas, la gente que hace
comunicación, porque era necesario escuchar sus voces. Las incorporamos
mediante una encuesta que se hizo a 460 periodistas de toda Centroamérica, de
ellos 125 nicaragüenses, que seleccionamos de medios escritos, radiales,
televisivos y cibernéticos de todo el país, tanto oficialistas como independientes,
logrando una selección lo más equitativa posible. El menor número era de
Managua. De esos 125, 54 son mujeres, 62 hombres y 9 no respondieron la
encuesta. Nos dijeron que si la contestaban los “corrían” del medio, se quedaban
sin empleo.
Para el marco teórico también citamos otro texto de 2007 de Sergio García y
Alejandra Gonza, “La libertad de expresión en la jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos”, que también calza con nuestra realidad.
Dicen: “Cuando el Estado no garantiza el pleno ejercicio de la libertad de
expresión y de la libertad de prensa e implementa ambientes de hostilidad hacia
medios y periodistas, los periodistas y las periodistas tienen que elegir entre estar
poniendo en riesgo sus vidas, y muchas veces la de sus familias, o abandonar sus
investigaciones y dejar de informar sobre determinados temas”. El estudio que
hicimos nos demostró que esto está pasando en Nicaragua. Desde la llegada al
gobierno de Daniel Ortega en 2007 la Secretaria de Comunicación publicó su
estrategia de comunicación, en la que afirma que toda la información que
divulgarían los medios oficiales saldría de ellos “incontaminada”. Palabra textual.
Además, la política de comunicación gubernamental anunció que se apoyaría a los
medios locales.
¿Qué ha pasado después? La concepción del poder que tiene este gobierno lo ha
llevado a un estilo de comunicación vertical, donde la información pública está
totalmente centralizada y donde campea el secretismo: el gobierno no comparte
con la ciudadanía la información pública. No hablamos de la información de “con
quién se casó, a qué vino y a quién ama”, sino de información de interés público,
de la que le interesa a la ciudadanía porque le afecta. Ese estilo de comunicación
vertical, centralista y secretista, impide que incluso periodistas de los medios
oficiales hagan preguntas a los funcionarios. Y lo que vemos son funcionarios que
hacen disertaciones y soliloquios ante periodistas que sólo pueden hacer
preguntas con respuestas inducidas. En muchas de estas disertaciones no dejan
entrar a los periodistas independientes, los que podrían hacer preguntas de interés
público. Las instituciones públicas, tanto las del gobierno central como las de los
gobiernos locales, no brindan información completa ni respuestas oportunas. Lo
hemos comprobado en nuestros recorridos por todo el país. No responden, no
informan, no dan entrevistas... Y en las páginas web de las alcaldías lo único que
encontramos son las “funciones” oficiales del alcalde, del vicealcalde y del concejo
municipal. Nada más.
En nuestro país Internet es más urbano que rural, es más de las clases medias
que de las clases populares. Es más de estudiantes que de otros sectores
sociales. Según datos de la empresa estatal TELCOR, sólo el 10% de la población
nicaragüense hace uso de Internet, aunque creo que la proporción debe ser algo
mayor. Por sus potencialidades democráticas, el gobierno está promoviendo ahora
una ley para regular la banda ancha en Internet. Hay un objetivo positivo en la ley:
el Estado debe regular la banda ancha, para que no sea tan costoso ese servicio y
para que no sea un monopolio, que en Nicaragua lo tiene hoy la empresa Claro.
Pero esa ley tiene un aspecto negativo: que con la justificación de regular el
servicio, el Estado pretenda controlar la información que difundimos y a la que
podemos acceder. Eso es lo que han planteado, entre otros, PEN capítulo
Nicaragua y AMARC. Decimos SÍ a la regulación de un servicio público, tan básico
como el agua, la luz o el teléfono, pero decimos NO al control de la información.
Porque es un riesgo enorme que, con el modelo vertical de comunicación que
caracteriza a este gobierno, también quiera ahora controlar la información que
circula en Internet.
Era interés fundamental del estudio investigar la situación de los medios locales y
comunitarios y del periodismo local. En los territorios, los periodistas y las
periodistas enfrentan amenazas más directas. Por ejemplo, las de los grupos
económicos. En Matagalpa sabemos que la minera canadiense B2Gold ha
repartido un montón de dinero a varios periodistas. Cuando hace mes y medio
fuimos a Matagalpa confronté a algunos periodistas y les dije: “¡Ustedes están
recibiendo reales de la minera!” Me contestaron que era por “la comida”. Y yo les
dije que hay que elegir entre la comida y la dignidad. Y tuvimos una discusión. Un
dueño de una televisora y una radio de Matagalpa me llamó en una ocasión y me
dijo: “Yo puedo participar en todas las cadenas radiales que hagan ustedes en
“Onda local” sobre cualquier tema, incluso en defensa del aborto, pero no puedo
participar si hablan de la minería… porque la B2Gold me está apoyando”. En
cambio, vimos entre los periodistas de Chontales más libertad para hablar
críticamente de las compañías mineras, aunque mencionaron que también la
B2Gold les había ofrecido dinero y buscaba manipularlos. Los periodistas de los
medios locales sienten la presión de los grupos económicos de manera mucho
más directa que los de los medios nacionales. Tatiana Rotschuh, corresponsal del
diario “La Prensa”, nos comentó hace un tiempo lo que le había gustado el
reportaje que “Onda local” puso en la web sobre la resistencia de la comunidad de
Rancho Grande contra la minería y nos contó cómo la crónica que ella escribió
sobre ese mismo tema, de seis páginas, se la habían recortado a la mitad y
aunque la peleó, no consiguió que se la publicaran entera.
Otro actor que ejerce una presión directa sobre los medios locales es el alcalde y
el secretario político del Frente Sandinista en los municipios. El director de una
radio nos dijo preocupado: “No sé si voy a seguir participando en las cadenas de
“Onda local” porque el secretario político vino a recordarme que la radio no tenía
todavía papeles legales…”
Casi nadie habla de los graves problemas que enfrentan los medios locales. A
veces los grandes medios hacen denuncias de lo obvio, pero muy poco hablan de
lo que le sucede al periodismo local, a los medios locales. Además de tener que
enfrentar el estilo vertical de la comunicación oficial y la restricción de la publicidad
estatal, sufren más directamente todas estas presiones.
En el estudio hicimos este recuento para contribuir a hacer visible que también hay
censura en Nicaragua. Año tras año, todos los años, el informe anual del CENIDH
(Centro Nicaragüense de Derechos Humanos) documenta las violaciones de
derechos humanos contra medios de comunicación y periodistas. Entre 2008 y
2009 seis radioemisoras dejaron de funcionar en varios departamentos y salieron
del aire varios noticieros independientes y espacios de opinión. En 2009, cada vez
menos periodistas asumieron una actitud crítica ante el gobierno y menos
empresarios favorecieron espacios críticos ante el quehacer gubernamental. En
2010 se reportó el cierre de unos veinte radionoticieros.
Muchas de las decisiones que toman las autoridades municipales para hostigar y
para cerrar espacios y medios vienen orientadas desde el gobierno central. O las
toman las autoridades locales queriendo agradar al gobierno central. Son
decisiones que reflejan que no existe autonomía municipal en Nicaragua. Las
autoridades municipales no tienen ninguna cuota de autonomía para gobernar y
están replicando el modelo vertical y de control del gobierno central.
Los medios locales se encuentran hoy entre las amenazas y la invisibilización. Son
considerados tan poco importantes que ni siquiera aparecen mencionados en la
Ley General de Telecomunicaciones. En esa ley no hay ninguna referencia a los
medios locales, mucho menos a los medios comunitarios. Sólo hay referencias a
los grandes medios nacionales. Ante este vacío existe una iniciativa de ley de
medios de comunicación comunitarios elaborada por AMARC. La ha estado
consultando y le daría un estatus jurídico a esos medios. Pero viendo los juegos y
rejuegos que existen en el Legislativo no la presentan todavía a la Asamblea
Nacional, donde hay ya cuatro iniciativas que no caminan para reformular,
modernizar o reformar la Ley de Telecomunicaciones. Pareciera que la Asamblea
Nacional no quiere entrar a estos temas. Y, aunque tampoco hay certeza de que
una ley de medios comunitarios pudiera liberar de presiones a los comunicadores
de los riesgos que enfrentan, sería importante avanzar en un adecuado marco
jurídico.
El primer objetivo de esa iniciativa legal es darle visibilidad a los medios locales y
comunitarios. Darles identidad. Y la merecen porque tienen mucho público. La
gente del municipio se quiere ver en la televisión local,
la gente de las comunidades se quiere oír en la radio local. El primer objetivo de
esta iniciativa es que haya un reconocimiento explícito de estos importantes
medios que tanto pueden aportar a la construcción de la democracia.
https://www.envio.org.ni/articulo/5017