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MICAELA GUMAN GABRIELA CAMPODÓNICO

Generxs,
Identidades
y Sexualidades
Entre derechos e intersecciones

YAMILA DOMÍNGUEZ GUSTAVO MARTIN


Generxs,
Identidades
y Sexualidades
En 2019 concluíamos en la Ciudad de Río Cuarto
(Argentina) un curso de formación popular titulado
“Generxs, Identidades y Sexualidades". Como trabajo
final del mismo, y a modo opcional, les asistentes
podíamos realizar un ensayo trabajando alguna de las
temáticas propuestas en dicha instancia de
enriquecimiento teórico y mutuo. Este es el motivo
por el cual reunimos aquí 4 textos diver-feministas
que ponen en debate una serie de temáticas actuales
en torno a los derechos, las identidades, los privilegios
y las intersecciones, sin otro afán que el de contribuir
a un campo de fuerza cada vez más amplio, diverso y
cambiante, porque así como cambian las condiciones
históricas de lucha también lo hacen los movimientos
que la protagonizan y sustentan.
Entre Derechos e Intersecciones

GENERXS, IDENTIDADES
Y SEXUALIDADES

Entre derechos e intersecciones

Yamila Belén Domínguez, Micaela S. Guman,


María Gabriela Campodónico, Gustavo M. Martin

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Entre Derechos e Intersecciones

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Entre Derechos e Intersecciones

“Todas somos más que lo que no podemos cambiar de nosotras”

June Jordan

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Entre Derechos e Intersecciones

GENERXS, IDENTIDADES Y SEXUALIDADES


Autorxs: Yamilia B. Domínguez, Micaela S. Guman,
María Gabriela Campodónico, Gustavo M. Martin

Publicado por Ediciones Kolontai


generoyepistemologiasdelsur@gmail.com

Generxs, identidades y sexualidades:


entre derechos e intersecciones /
Gustavo Marcelo Martin ... [et al.];
compilado por Gustavo Marcelo Martin. -
1a ed. - Río Cuarto: Gustavo Marcelo Martin, 2020.
Libro digital, PDF

Archivo Digital: descarga


ISBN 978-987-86-4437-0

1. Estudios de Género. I. Martin, Gustavo Marcelo II. Martin,


Gustavo Marcelo,
comp.
CDD 305.4201

1ª edición: Río Cuarto, abril de 2020


Campodónico, Guman, Domínguez y Martin
Reproducción permitida sin fines comerciales

Diseño y Edición: Gustavo Martin

Hecho el depósito que marca la Ley 11.723


Todos los derechos reservados

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Entre Derechos e Intersecciones

ÍNDICE DE CONTENIDOS

PRÓLOGO (p. 7)

El miedo nunca conquistó derechos

Por Yamila Domínguez (p. 11)

Más acá de lo lgbtttiqa+.


Desenvolver conceptos entramados de Género
para empezar a comprender la complejidad
de la Diversidad

Por Micaela Guman (p. 23)

Para decir “ni una menos”,


¿no habrá que abolir la prostitución?

Por María Gabriela Campodónico (p. 43)

Interseccionalidad y Derechos Humanos.


Entre privilegios y opresiones

Por Gustavo Martin (p. 59)

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Entre Derechos e Intersecciones

“AHORA” por Audre Lorde

El poder de las mujeres

Es Poder negro

Es Poder humano

Es sentir siempre

Que mi corazón late

Cuando mis ojos se abren

Cuando mis manos se mueven

Cuando mi boca habla

Yo estoy
¿están listas?
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Entre Derechos e Intersecciones

PRÓLOGO

J une Jordan, activista y poeta negra (hija

estadounidense de una pareja jamaiquina), dijo a


Pratibha Parmar en una entrevista, que las políticas de la
identidad “pueden ser suficientes para empezar algo,
pero no son suficientes para conseguirlo”. O como nos
invita a pensar Ochy Curiel, feminista dominicana:
“categorías como mujer, negro, negra, indígena, lesbiana,
gay, trans nos sirven solo para la articulación política, no
pueden ser fines en sí mismos”. Es esta tensión
permanente entre “lo profundamente personal y lo
profundamente político”, al decir de Parmar (1990), lo
que confiere a los ensayos aquí reunidos un haz de luz
entre los vibrantes campos de debate a los que unas
veces evitamos arribar y otras nos cuesta tanto salir, sin
al menos generar tensiones y choques entre nosotrxs.

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Entre Derechos e Intersecciones

En 2019 concluíamos en la Ciudad de Río Cuarto


(Argentina), un curso de formación popular titulado
“Géneros, Identidades y Sexualidades en contextos
urbanos. Aportes desde las Epistemologías del Sur”,
dictado por el Prof. Gustavo Martin. Como trabajo final de
dicho curso, y a modo opcional, les asistentes podían
realizar un ensayo trabajando alguna de las temáticas
propuestas en dicha instancia de enriquecimiento teórico
mutuo. Este es el motivo por el cual reunimos aquí 4
textos diver-feministas que ponen en debate una serie de
temáticas actuales en torno a los derechos, las
identidades, los privilegios, la interseccionalidad, sin otro
afán que el de contribuir a un campo de fuerza cada vez
más amplio, diverso y cambiante.

El primer escrito, “El miedo nunca conquistó derechos”,


de parte de Yamila Domínguez, nos abre un camino a la
posibilidad de sentirnos parte de una historia que nos
excede en tiempo, cuerpo y espacio. Yamila nos invita a
transitar la reflexión entre historias de avances y
retrocesos en materia de derechos, especialmente en
Argentina, pero que como su título lo dice, el último o
primer freno a ello no es más que el miedo, muchas veces
estructuralmente construido.

El segundo ensayo, de la mano de Micaela Guman,


titulado “Más acá de lo lgbtttiqa+.
Desenvolver conceptos entramados de Género para
empezar a comprender la complejidad de la Diversidad”,
nos introduce, tal vez de un modo único y poco trabajado

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Entre Derechos e Intersecciones

sistemáticamente, a la multiplicidad de voces identitarias


que podemos habitar y transformar mientras las
habitamos. En él, Micaela nos guía en el conocimiento
conciso sobre el vocabulario identitario con el cual las
personas buscamos definirnos en una sociedad que nos
impone la identidad como mandato. Su lectura se vuelve
imprescindible para interiorizarnos en el lenguaje de la/s
comunidad/es LGBTIQA+.

El tercer texto, “Para decir “ni una menos”


¿no habrá que abolir la prostitución?”, desde la voz de
María Gabriela Campodónico, nos ubica en uno de los
temas más controvertidos de la teoría y praxis feminista:
la cuestión de la prostitución, lo cual no escapa a que,
más tarde o más temprano, debamos enRedarnos en una
posición personal, colectiva, política al respecto. Con
preguntas que nos provocan, Gabriela nos pone en
tensión los vínculos entre prostitución, patriarcado y
capitalismo, al tiempo que anuncia una reflexión sobre
qué significa “libertad de los cuerpos”.

Por último, en “Interseccionalidad y Derechos Humanos.


Entre privilegios y opresiones”, Gustavo Martin nos lleva
a poner sobre la mesa tres de los conceptos más
utilizados actualmente en la lucha y teoría feminista, casi
como “mantra multiculturalista” (al decir de Mara Viveros
Vigoya): derecho, privilegio y opresión. En la búsqueda de
trazar retazos y líneas de análisis, Gustavo aboga por el
hecho de comprender esos términos en los contextos
intersticiales de género, raza-etnia, sexualidad, clase y

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Entre Derechos e Intersecciones

nacionalidad, con importantes aportes del feminismo


negro a los derechos humanos en general y a las
comunidades de mujeres en particular.

Les invitamos entonces a la lectura crítica de estos 4


ensayos, pidiéndoles también que nos hagan llegar sus
opiniones, para lo cual encontrarán en cada texto el
contacto de sus autorxs. Esperamos con este libro
colectivo, fruto del esfuerzo por empoderarnos
teóricamente y con ello contribuir a nuestra praxis
cotidiana, aportar a los grandes debates diver-feministas
del siglo XXI. Como nos dice Cheryl Clarke, es necesario
mantener “dos diálogos”: uno con el público (nuestra
posición en la sociedad), y otro privado, en el que nos
sintamos libres para criticar las propias obras feministas
y la de otrxs. Es nuestro deseo, por tanto, que se sientan
cómodxs para habitar este último diálogo junto a
nosotrxs.

Ediciones Kolontai

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Entre Derechos e Intersecciones

EL MIEDO
NUNCA CONQUISTÓ
DERECHOS
por Yamila Belén Domínguez1

“Los hombres denuncian con virulencia las injusticias sociales


o raciales, pero se muestran indulgentes y comprensivos cuando
se trata de la dominación machista. Son muchos los que pretenden
explicar que el combate feminista es secundario, como si fuera un
deporte de ricos, sin pertinencia ni urgencia. Hace falta ser idiota,
o asquerosamente deshonesto, para pensar que una forma
de opresión es insoportable y juzgar que la otra
está llena de poesía”.

-Virgine Despentes-

1 Estudiante de la Licenciatura en Ciencia Política de la

Universidad Nacional de Río Cuarto. Militante social y política.


Consejera estudiantil 2012-2018/ UNRC. Feminista
Latinoamericana. Actualmente está realizando su tesis de la
licenciatura. Contacto con la autora: yamidom.92@gmail.com

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Entre Derechos e Intersecciones

H ace un tiempo empecé a replantearme

porqué buscamos, en gran parte de nuestra vida,


la aprobación social, y tememos que nos
maltraten, nos injurien, nos “desaprueben
socialmente”, ya sea por nuestro género2, sexo,
raza, clase social, entre otras categorías a través
de las cuales podemos analizar las opresiones
que sufrimos e identificarnos con el otre. A través
de esas opresiones, este paradigma de estudio
interseccional nos permite identificar las
opresiones a nivel individual y colectivo, por
cuanto nos entendemos oprimides en alguna
categoría.

2
Género: es siempre un hacer, aunque no un hacer por parte de
un sujeto que se pueda considerar preexistente a la acción (...) no
hay una identidad de género detrás de las expresiones de género;
esa identidad se constituye performativamente por las mismas
“expresiones” que, según se dice, son resultado de esta. El género
no debe interpretarse como una identidad estable o un lugar
donde se asiente la capacidad de acción y de donde resulten
diversos actos, sino, más bien, como una identidad débilmente
constituida en el tiempo, instituida en un espacio exterior
mediante una repetición estilizada de actos. Judith Butler

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Entre Derechos e Intersecciones

Dentro de ese paradigma, hay diferentes


pensamientos, por cuanto algunes autores
comparan la opresión mediante dos o tres
categorías (por ejemplo: raza, género, clase
social) a lo que Lucas Platero metafóricamente
denomina “una carrera loca a ver quién está
peor: tú tienes cinco discriminaciones, yo seis, yo
ocho, ah, pues tú ganas, ¿no?”. Lo que quiero
dejar en claro es que, no importa cuáles son las
diferencias u opresiones que se tengan, carguen
e imprimen en nuestros cuerpos la sociedad ni
nosotres mismes, sino reconocernos en esas
diferencias por cuanto todes tenemos una
historia personal, colectiva, coyuntural que nos
atraviesa y nos hace ser quienes somos. No
existimos sin clase social, sin sexo, sin género,
sin religión, sin leyes, entre otras categorías que
podríamos nombrar, estas nos dan forma y
entidad.

Sin sacar generalizaciones de las opresiones,


sino un sujeto situado en un contexto dado, sin
embargo, esto no significa que no nos podamos
reconocer como oprimidos y establecer luchas
comunes contra los opresores o el sistema

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Entre Derechos e Intersecciones

capitalista opresor3. Este paradigma


interseccional rompe con el esencialismo4, el
feminismo más clásico que representaba a una
mujer heterosexual, blanca, de clase media/alta,
occidental, primermundista, y pone en debate la
construcción de la identidad de los cuerpos de
acuerdo con sus opresiones y categorías de
análisis, brindando un gran aporte a las ciencias
sociales.

La mayoría de las veces sentimos dolor, dolor


muy adentro nuestro, casi que nos quema, arde y
lo manifestamos de distintas maneras. Algunes
tienen ataques de pánico; otres se encierran en
sus vínculos, donde son aceptades; otres se
paralizan y aceptan no ser aceptades, mientras
que en su vida privada se dejan fluir por lo que
realmente sienten. Pero están les que ante el
dolor y el sufrimiento hacen de eso una bandera,
izándola ante cada injusticia, ante cada

3
Sistema capitalista como fuente de explotación productiva,
donde se concibe a una persona por cuanto cumple con los
requerimientos materiales y normativos que el sistema exige y se
los condiciona y etiqueta.
4
Esencialismo: como un dogma que realza las cualidades
femeninas de cierto feminismo (blanco, heterosexual, clase media,
occidental).

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Entre Derechos e Intersecciones

desprecio, ante cada frustración social. Estes


últimes son quienes hacen del mundo un mejor
lugar para habitarlo, y hacen de la sociedad una
mejor realidad donde convivir. Porque se trata de
convertir el odio, el rechazo, en amor, con orgullo
de entender que tenemos el deber de no
traicionarnos a nosotres mismes, de ser y
expresarnos como queremos, cuando queremos
y con quienes queremos. Estes son les que
entienden que el orgullo es político. Por ende, es
necesario que nos involucremos en las luchas
que se están disputando, sobre todo en nuestro
país.

En la Argentina durante gobiernos llamados


despectivamente por algunes intelectuales como
“populistas”, las minorías han podido visibilizarse
y así conquistar derechos. Claros ejemplos
tenemos con la ley del sufragio femenino en
1947, que se instauró luego que una multitud de
mujeres marcharan al Congreso de la Nación
argentina bajo consignas como “la mujer puede y
debe votar”. Dicho proyecto de ley fue presentado
por el poder ejecutivo, gracias al incentivo de
Evita, y su discurso más rememorado: “ha llegado
la hora de la mujer que piensa, juzga, rechaza o

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Entre Derechos e Intersecciones

acepta, y ha muerto la hora de la mujer que


asiste, atada e impotente, a la caprichosa
elaboración política de los destinos de su país,
que es, en definitiva, el destino de su hogar”.

En el año 1991 se aprobó la ley de cupo


femenino, que establece garantizar al menos el
30% de participación femenina en las listas de
partidos políticos para cargos nacionales. Sin
embargo, estas leyes aún no contemplaban las
diversidades sexuales, que a mi parecer la
sociedad y el Estado no estaban preparados para
habilitar el debate, y muchos menos pensar en
conquistar derechos que sigan abarcando a más
minorías. Durante los ‘90 y el devenir estallido
social del 2001-2002, se impedía que la
sociedad interpelara a los gobiernos a pensar en
minorías cuando ni siquiera tenían estabilidad
económica, social y política para ejercer poder.

Fue en el 2010, cuando luego de años de lucha


de movimientos Gays, Lesbianas, Bisexuales, que
el Parlamento argentino aprobó el proyecto de ley
modificatorio del Código Civil que permite el
matrimonio entre personas del mismo sexo,
proyecto que también contó con el explícito apoyo

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Entre Derechos e Intersecciones

del entonces expresidente Néstor C. Kirchner, y


que el Senado de la Nación terminó de aprobar
para su constitución como ley, pese al lobby de la
iglesia católica, la iglesia evangelista y de
sectores más conservadores de la sociedad que
querían que dicho proyecto de ley no fuera
tratado, ni mucho menos aprobado.

Sin embargo, una vez más el miedo nunca


conquistó derechos. La movilización de los
movimientos gays, lesbianas, bisexuales, trans
fue en conjunto con un Estado presente que
decididamente quería incluir a las minorías y las
diversidades sexuales. Esta ley además de
garantizar el derecho a la unión civil entre
personas del mismo sexo, también contempla
otros derechos como el de adopción, el de
pensiones y cobertura médica, es decir, los
mismos derechos que los matrimonios
heterosexuales.

Es importante resaltar estos hechos de leyes y


contemplar el proyecto de ley del aborto no
punible, seguro, gratuito, y el del cupo laboral
trans por los cuales debemos como sociedad
tener debates serios, sin dogmatismos ni

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Entre Derechos e Intersecciones

estereotipos, sino contemplando la realidad de


nuestro país, y siempre escuchando al otre desde
el respeto e incentivando derechos.

En el año 1921 se legisló en el Código Penal


argentino el aborto punible. Aun con los distintos
gobiernos militares no se cambiaron los artículos
del código penal, sino que se introdujeron
decretos, en caso de violación a personas con
discapacidad o si la salud de la madre estuviera
en peligro. Con la vuelta a la democracia se
sanciona en 1984 una ley que contempla los
derechos del niño a partir de la concepción,
retrotrayendo lo penal al año 1921.

Con la reforma de 1994, los derechos del niño,


las convenciones del Pacto de san José de Costa
Rica establecen que toda persona tiene el
derecho a vivir y debe estar protegido por la ley,
desconociendo de esta forma la autonomía que
tiene la mujer sobre su cuerpo, y la decisión de
querer ser madre o no. Desde ahí los fallos que
ha tomado la justicia han sido en contra de la
despenalización del aborto salvo en los casos
que contempla los artículos del Código Penal que
se refieren a la despenalización.

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Entre Derechos e Intersecciones

En el año 2018, ante la visibilidad que la


sociedad le dio el tema y ante las presiones de
los movimientos feministas, el presidente
Mauricio Macri, a quien no se le podría considerar
un mandatario de izquierda, “populista”, o que
responde a intereses de las clases más
subalternas de la sociedad, se ha promulgado a
favor de que se dé comienzo al debate de los
proyectos de ley en el recinto. Fue memorable
cómo, sobre todo los movimientos feministas,
salieron a la calle a expresarse a favor de este
proyecto de ley y de su aprobación. Una vez más
se legitima una lucha en las calles, codo a codo
con le otre y bajo una bandera común. Pese a que
dicho proyecto de ley fue aprobado en Diputados,
no ocurrió lo mismo en la Cámara de Senadores.
Sin embargo, esto no opacó el avance en la lucha
y la discusión que se tomó en torno a la misma,
dando como resultado que se ponga en la agenda
política un tema tan importante de salud pública.

El nuevo gobierno, y la creación del Ministerio de


la Mujer, Género y Diversidad, dan esperanzas de
un Estado presente en un contexto donde una
mujer es asesinada en manos de un varón cada
27 horas. El reclamo de Ni Una Menos, que se

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Entre Derechos e Intersecciones

materializó en las calles con manifestaciones y


marchas de distintos movimientos es hoy
levantado como una bandera de toda la sociedad
en el discurso de asunción del presidente Alberto
Fernández.

El hecho simbólico de que Estanislao Fernández,


o más conocido públicamente y como se
autodenomina Dyhzy, haya llevado consigo en la
asunción de su padre la bandera de la diversidad,
con el orgullo como estandarte, avizoran nuevos
aires de respeto, amor, empatía.

Me parece que es un debate a profundizar y


concretar entre todes les movimientos sociales,
feministas, LGBTTTIQ+, e incluso los varones que
toman conciencia de que el machismo también
caló en sus cuerpos, bajo un sistema hetero
patriarcal que busca rentabilidad y opresión, por
eso no deben ni pueden quedar excluidos de
estas luchas. Es necesario que empiecen a
ocupar el rol que la sociedad les demanda,
concilien asperezas y tengan una visión y meta a
seguir en el funcionamiento del Estado, pese al
gobierno de turno que esté en el poder; lograr
confluir en unos ejes desde donde partir y

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Entre Derechos e Intersecciones

consolidar legitimación e ir conquistando poder y


derechos es sumamente necesario para los
tiempos que se vienen.

Solo desde el paradigma interseccional,


pluricultural, multisectorial, empatizando con el
otre como oprimide, se podrá avanzar hacia una
sociedad socialmente justa, económicamente
independiente y políticamente soberana.

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Entre Derechos e Intersecciones

Bibliografía de Referencia

Platero, R. (2012). Intersecciones: cuerpos y sexualidades en


la encrucijada. Barcelona: Ediciones Bellaterra.

www. Cultura.gob.ar (Ministerio de Cultura)

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Entre Derechos e Intersecciones

MÁS ACÁ
DE LO LGBTTTIQA+
Desenvolver conceptos entramados

de Género para empezar


a comprender la complejidad de la

Diversidad
por Micaela S. Guman5

“En el siglo XX, los retretes se vuelven auténticas células públicas


de inspección en las que se evalúa la adecuación de cada cuerpo
con los códigos vigentes de la masculinidad y la feminidad. En la
puerta de cada retrete, como único signo, una interpretación de
género: masculino o femenino, damas o caballeros, sombrero o
pamela, bigote o florecilla, como si hubiera que entrar al baño a
rehacerse el género más que a deshacerse de la orina y la mierda.”

-Paul B. Preciado-

5 Hija de mi Madre Belén. Estudiante de Ciencia Política en la


UNRC (Universidad Nacional de Río Cuarto). Militante
Feminista. Fan de Mafalda. Será Ley
Contacto con la autora: mica.guman@gmail.com

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Entre Derechos e Intersecciones

C onsidero, personalmente, que muchas categorías

que conforman la Identidad Sexual en el Siglo 21 no son


realmente comprendidas por la sociedad. Metáforas
como las de “Amor es amor” y la reducción en siglas
(LGBT+) a las diferentes Orientaciones sexuales,
Expresiones de Genero e Identidades han llevado a la
Diversidad a un plano de comprensión complejo y lejano,
donde la dificultad para comprenderlo ha llevado a la
sociedad a considerar que es imposible y que les sujetes
interpelades por estas siglas somos minoritaries.

Si bien este no es un ensayo que pretenda dar con la


verdad absoluta, y cada concepto a desarrollar está en
proceso permanente de redefinición, busco desentramar
la Diversidad por dentro y por fuera de lo Binario. Esto lo
escribo con el objetivo de atrapar el interés colectivo por
definir y categorizar todo lo conocido e interpelar a quien
lo lea a rebuscar en su propia identidad, re-conocerse
parte de la Diversidad y encontrar cómo la misma se
traduce en palabras.

Traer a la tierra de la normatividad los conceptos de la


Comunidad tiene sus problemáticas. Como dije, todo
concepto que desarrollo está en permanente redefinición
por cada persona interpelada por el mismo. Por ende,

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Entre Derechos e Intersecciones

este intento de ensayo habla desde la verdad mutable y


subjetiva. Para comenzar con el desentramado
conceptual, observo necesario definir Identidad y cómo
esta juega con la sexualidad en torno a nuestras vidas.

Laing (1961) define a la identidad como “aquello por lo


que uno siente que es “él mismo” en este lugar y este
tiempo, tal como en aquel tiempo y en aquel lugar
pasados o futuros; es aquello por lo cual se es
identificado”.6 Considero a la identidad como ambigua, y
que nos ubica en sociedad, nos da sentido de pertenencia
en grupos, comunidades, etc. Como dice Weeks (1998)
“No podemos vivir sin identidades […] pero tampoco
podemos vivir con las identidades que la sociedad intenta
imponernos”.7

Cuando hablo de imposición, especialmente en el


desarrollo de nuestras Identidades sexuales y de género,
hablo de la Heteronormatividad. Pedazo de concepto que
supone e impone que todo ser humano existente es
heterosexual, monosexual, alosexual, binario. “Es un
sistema social e ideológico fundado en la creencia de que
la heterosexualidad es moral y éticamente superior a

6 Citado por RODRIGUEZ SANCHEZ, J.L., 1989, Trastorno de


identidad, factor común en los alumnos “problema”, de
bachillerato, Tesis maestría de Psicología Clínica, Departamento
de Psicología, Universidad de las Américas-Puebla, México.
7 Sexualidades en México, Capitulo: “La Construcción de las

Identidades Genéricas y Sexuales. La naturaleza Problemática de


las Identidades”. Jeffrey Weeks, 1998. Publicado por el Colegio
de México.

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Entre Derechos e Intersecciones

cualquier forma de sexualidad” 8. Pero no quiero ir por ese


lado. Si bien la heterosexualidad es la forma más
¿Común? ¿Cómoda? de vivir, creo que dentro de ella
podemos encontrar Diversidad de todas formas. Por
ejemplo, une persone heterosexual, definida como
orientación sexual de atracción romántica y/o sexual
hacia el “sexo opuesto”, también es Monosexual.
Monosexual, es una meta-categoría dentro de la
orientación sexual, relacionada a que existe atracción
sexual o romántica solo a un género. Los tipos de
“Monosexualidad” más conocidos son los de
heterosexual y homosexual, definido como orientación
sexual de atracción romántica y/o sexual hacia personas
del mismo sexo o género. Muchas palabras, volvamos un
poco hacia atrás.

En la definición de Heterosexual puse “sexo opuesto”


entre comillas. Esto se debe a que la heteronorma impone
que al identificarte como hetero solo te gusta el aparato
reproductivo contrario al que te pertenece, basado en un
sistema Binario. Considero esta normatividad como
errónea, y propongo suplantarla en las plataformas de
conocimiento general (por ejemplo, de Wikipedia) con
atracción sexual y/o romántica duradera entre personas
de sexos y géneros diferentes del propio. Para ello me
valgo de la definición de hetero como “'otro', 'desigual'”9 y
de sexualidad como

8 “La Obligación de ser Heterosexual” Juliana Martínez, 2014.


9 Definición de la Real Academia Española

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Entre Derechos e Intersecciones

“Apetito sexual, propensión al placer carnal.”10 Y la


reconceptualizo como Orientación sexual relacionada con
el placer sexual, la atracción romántica y/o sexual hacia
personas de un sexo o género diferente del que a une le
pertenece. Ambas definiciones, de hetero y sexualidad,
pertenecen a la Institución Monárquica, Colonizadora y
Academicista de la regulación del español, la Real
Academia Española. Una forma divertida de ir contra la
normatividad es tomar sus conceptos y redefinirlos.

Pero de vuelta, volvamos atrás, allá por la definición de


Heteronormativo. Tiré también el concepto de Alosexual.
Es une humane que tiene la capacidad de sentir atracción
sexual. Es la oposición al concepto (o espectro) Asexual,
que es un humane que no siente atracción sexual. ¿Por
qué lo defino como espectro? Porque hay diferentes tipos
de Asexualidad, que desarrollaré más adelante.

También dije “Binario”, es una cosa compuesta por dos


partes. El sexo biológico de las personas, el género, la
orientación sexual lleva años y años siendo Binaria. Tenés
Pene o tenés Vagina, sos Hombre o sos Mujer, sos
Heterosexual o sos Homosexual. Los “No-Binarismos”
vienen a romper con todo esto. No solo existe el Sexo
Femenino y Masculino, sino que también hay personas
Intersexuales. No existe solo el Hombre y la Mujer, existe
también le Andrógine, le Transitive. No existe solo la

10 Definición de la Real Academia Española

27
Entre Derechos e Intersecciones

Hetero/Homosexualidad, también existe la Bisexualidad,


la Pansexualidad.

Sé que a este punto les puede doler la cabeza, pero tiene


sentido. Lo no binario viene a romper con lo que es dual
en nuestra vida. Con eso claro, paso a diferenciar lo “Cis”
de lo “Bio” de lo “Trans”. Une persone “Cis-genero” es
aquella cuya Identidad de género coincide con las
características biológicas del sexo asignado al nacer. Una
persona Bio-hombre, Bio-Mujer es aquella que
biológicamente tiene pene o vagina. Y las personas
“Trans” son aquelles cuya Identidad de género transgrede
lo impuesto socialmente de que Pene es igual a Hombre
y Vagina es igual a Mujer.

Transgénero hace referencia al hecho de que la identidad


de género de une persone no se corresponda con el
género impuesto social y culturalmente a su corporalidad.
11 Transexual hace más bien referencia al sexo biológico

y sus características fisiológicas, y se identifican con el


género opuesto al sexo que le fue asignado. Una idea que
se mezcla generalmente con estas es la de Travestismo.
Elles son personas que expresan su género a sabiendas
de que lo hacen con ropa/accesorios asignados para el
género contrario. ¿Es una identidad de género? Sí. Rompe
completamente con la idea de que la expresión de género
de una persona debe ser complementaria a la de su sexo,

11 Instituto de Sexología de Madrid, “Transgénero y Transexual,


ni la misma palabra ni el mismo significado”

28
Entre Derechos e Intersecciones

identidad de género o la que su orientación sexual le


“exija”.

Sí, las orientaciones sexuales exigen. Por ejemplo, les


homosexuales son Gays y Lesbianas y punto. Cuando une
homosexual sale del clóset viene un paquete por correo
en donde a les gays les llegan plumas y maquillaje y a les
lesbianas una camisa roja leñadora y herramientas. Esos
son estereotipos, pero no por su género, sino por su
orientación sexual. Esto ocurre porque la sociedad
comprende que aun en las relaciones homosexuales hay
un binarismo entre la persona Masculina y la Femenina.
Por ende, en una relación entre mujeres, una tiene que
ser más masculina que la otra. En una relación entre
hombres, uno tiene que ser más afeminado que el otro.
Se sigue reproduciendo el sistema normativo de 2. Pero
hay muchas Expresiones de Genero que van más allá de
la Orientación sexual, o que tienen relación con ella.

Cross-dressing es expresar el género que desees,


vistiéndote de la manera “estereotipada” que existe. No
cambia la sexualidad de la persona el ponerse una
peluca, bigote o maquillaje, pero se hace por una
cantidad de tiempo determinado. El Marimacho, también
llamado “tomboy” es una chica que no es
específicamente femenina, expresa su género con
características relacionadas a lo masculino. ¿Es
esencialmente lesbiana? No. El Oso es el hombre
homosexual macho. Pecho peludo, vello facial, se postra
contra el estereotipo generalizado de que Gay es

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Entre Derechos e Intersecciones

sinónimo de Afeminado. El Afeminado, es aquel varón,


que, sin importar su orientación sexual, expresa
características que se le atribuyen a la mujer. Y mi favorito
personal, el Lesbiano. Es un hombre, bio, cis, trans, no
hay problema con su Identidad de género, pero que es
estrictamente Heterosexual, que por adoptar
características de la denominada “Cultura Gay” se lo
confunde con homosexual y se modifica el término
“Lesbiana”, que es la orientación sexual que identifica a
la atracción sexual/romántica entre mujeres y quienes se
identifican como tal, a Lesbiano, con O. Pues claro, le
gustan las mujeres.

Otro término que relaciona fuertemente orientación


sexual con expresión de género es “Paki”. Después de
años de ser llamados Putos, Maricas, Tortas, Queer y
adueñarnos de los insultos, convirtiéndolos en parte de
nuestra identidad, devolvimos la pelota en forma de
Pakismo. Paki es aquel humane Heterosexual que es tan
heteronormativo, que cumple tan bien con su rol de
género, que te dan ganas de darle un abrazo muy fuerte
y decirle que hay cosas más allá de lo que le impusieron.
Eso es ser Paki. Ser exactamente lo que la sociedad
quiere de vos, heteronormado al 100%. A diferencia de
todos los insultos que adoptamos a través de los años,
Paki es solo una forma más corta de decir Heterosexual.
No significa que discriminen, ni que sean malas personas,
es más, hasta tengo amigos Pakis.

30
Entre Derechos e Intersecciones

Dije que nos adueñamos de los insultos. Y sí. Puto y


Marica era una forma despectiva de hablar de
expresiones de genero de varones que no eran
necesariamente masculinas, más allá de su orientación
sexual. Ahora, es toda una identidad y muy poques lo
siguen viendo como insulto. Puto en realidad es una
deliciosa comida filipina hecha con arroz. Según la RAE12,
Puto también es un intensificador, por ejemplo “No tengo
un puto peso”. Propongo, a partir de este ejemplo de la
RAE, homosexualizar el dinero. Cambiar los animales de
los billetes por RuPaul, banderas intersexuales,
demisexuales, etc. Marica, en cambio, es un diminutivo
de María, como la virgen. Son insultos un poco raros, un
poco para nada insultantes. Torta, viene de tortillera.
Tortillera, es en realidad Torticera, del latín “Tortus” que
significa torcido. Otra forma de tratar a la homosexualidad
como una desviación, que la Comunidad ha tomado y la
ha vuelto “pastel”. Queer, en cambio, en español significa
“raro”. Se utilizaba para aquellas personas que no
encajaban en ninguna categoría binaria. Hoy en día
“Queer significa preguntarte constantemente qué es
considerado «normal» y por qué esa norma está por
encima de otras formas de ser. Significa criticar a quién
impone estas normas y reconocer el privilegio que tiene
el poder identificarte como «normal» … Significa
entender y atender la interseccionalidad entre raza,
género, sexualidad y clase y cómo afecta la experiencia

12 Real Academia Española

31
Entre Derechos e Intersecciones

de todas las personas y las hace identificarse


diferente.”13

Personalmente, considero Queer a toda persona que no


desea encajar en ninguna categoría y decide
autodenominarse como tal. Es una Identidad de género,
de libre expresión de género y libre orientación sexual.
También considero que Queer y toda la Teoría Queer está
a años luz por delante de la humanidad. Butler, Preciado,
y demás teoriques viven en el año 3800, y en
Latinoamérica aún nos queda muchísimo camino, tanto
conceptual como cultural, para llegar a la completa
aceptación de esta teoría, o de la conformación propia de
una Teoría “Anormal” latinoamericanista, decolonial y
transfeminista.

Quiero regresar a lo No-Binario. Une humane de genero


no binarie no es ni hombre ni mujer. Puede ser ambes y
ningune al mismo tiempo, como alguien Genero Fluido.
Es. Es principalmente, otra cosa. Es Intergenero, es
género transitivo, es Andrógino, es demigenero. O puede
ser ningune, como une persone Agenero.

Genero Fluido, o “genderfluid” es alguien que no


mantiene estático su género. Es decir, se mueve entre las
identidades y expresiones de generos dinámicamente, en
diferentes momentos y situaciones. No, no son persones
confundides, solo utilizan los géneros como una
Identidad. El tiempo en que varía su género puede ser de

13“Being Queer Means”, Nadia Cho. Universidad de California-


Berkeley.2013.

32
Entre Derechos e Intersecciones

un día para el otro, cambiar todas las semanas o fluir a lo


largo de los años. Pangenero tiene similitud con el Genero
Fluido, ya que también sienten distintas identidades,
nada más que se sienten en simultáneo y se fijan, en vez
de mutar entre ellas. Pueden sentirse 2, 3 géneros o
todos. A diferencia de les persones Poligenero, que son
aquelles que sienten más de un género a la vez, pero no
todos en simultaneo.

Otro Género no binario, es el Género Transitivo. Une


humane Transitive es quien era de un género
determinado y quiere ser de otro, pero pasa la transición
entre ambos como una Identidad en sí misma. ¿Puede ser
de género masculino que quiere pasar a Identificarse o
Expresarse como demigenero? Sí, así como puede ser de
género femenino y quiere pasar a expresarse o
Identificarse como androgine. No es un punto medio entre
Nene y Nena, es una Identidad que se concentra en la
transformación de une al otre.

Androgine es una persona que toma el binarismo nene-


nena y lo mezcla. Une persone androgine es aquella que
une las características de lo femenino y lo masculino y las
vuelve un solo género. La siempre tan angustiante Real
Academia Española toma a Andrógino como sinónimo de
“Hermafrodita”. Este concepto, ya anulado del
vocabulario generacional, definía antes a aquelles
humanes a quienes no podían asignarle un sexo al nacer
por su genitalidad tener características de ambos
“sexos”. Hermafrodita, en biología, se les llama a las

33
Entre Derechos e Intersecciones

plantas que pueden fertilizar y ser fertilizadas. Llamar a


une humane hermafrodita es compararlo con una planta.
Sin sentimientos, ni derechos.

Un ejemplo es el que presenta Foucault de Herculine-


Alexina Barbin. Nació con un sexo “indeterminado”, un
cuerpo “ambiguo”. Vivió en el limbo feliz de la no
identidad14, se le llamó Alexina, se le trataba como Ella,
ya que así lo quería. Hasta que los doctores la obligaron a
convertirse en Él, por sus características masculinas
mínimamente más predominantes que las femeninas.
Hoy en día, la sociedad evolucionó, aunque sea un
poquito, y estas personas con características sexuales de
ambos sexos son llamades Intersexuales, y no tienen que
volver a pasar por lo que Alexina pasó, “que fue incapaz
de adaptarse a su nueva identidad y acabó por
suicidarse”.15

Demigenero son aquelles humanes que sienten una


identificación parcial con un género determinado, que no
es el que le asignaron/impusieron. A veces se sienten
más cómodes siendo llamades “demi-chico”, “demi-
pangenero”, “demiagenero”. Pero lo más importante al
hablar de une persone “demi” es que se debe hacer
siempre referencia a la Identidad con la cual se sienten

14 Cito del texto “La construcción de las Identidades genéricas y


sexuales” que cita desde la traducción del francés al castellano,
tomada de Michel Foucault “Herculine Barbin, llamada Alexina B.”,
Editorial Revolución, Madrid, 1985. Pp. 15-16.
15 “Herculine Barbin, llamada Alexina B.” Selección de Antonio

Serrano. Talasa Ediciones, 2007.

34
Entre Derechos e Intersecciones

más cercane. Bigenero es une humane, no binarie, que


se identifica momentáneamente con el género femenino
y momentáneamente con el género masculino. No se
trata de una enfermedad mental, no son bipolares,
simplemente cambia cómo se identifican y cómo se
expresan, e incluso a veces su orientación sexual,
dependiendo del género con el que se identifican en el
momento. Estos cambios de Identidad a veces son
involuntarios y a veces impredecibles, según el estudio de
Pere Estupinyà en su libro S=EX2.

Si bien la cantidad de Identidades de género es larga, casi


infinita, y me arriesgo a decir que cada humane tiene una
identidad distinta, mi intento de explicar las “más
conocidas” continúa. Agenero es une persone que no se
identifica con ninguno de todos los géneros existentes, es
genero nulo, o genero X. Y, por último, pero para nada
menos importante, el Intergenero. También es llamado
“genderqueer”, que tiene dos usos. A veces se lo utiliza
como generalizador de todos los géneros no binaries.
Otras veces, se lo utiliza para une persone en especifique
que se autoidentifica como rare o no normative.

Hace un rato, bastante largo, describí lo que es


“monosexual”, parte de lo que es Orientación sexual.
Monosexualidades hay más de dos. Además de
Heterosexual y Homosexual, otra orientación sexual que
solo siente atracción sexual y/o romántica hacia un solo
género es la Androginosexualidad, que lo siente hacia
persones andrógines. Además, está la demisexualidad,

35
Entre Derechos e Intersecciones

que es la atracción sexual hacia personas con las cuales


se tiene una conexión emocional fuerte, ya sea amor
profundo o una amistad muy grande. Sin esos vínculos,
sin esa honda relación previa, es incapaz de sentir
atracción sexual. La gerontofilia y el transerotismo, tienen
relación con lo monosexual, pero hacen hincapié en la
atracción sexual, más que en la romántica. Gerontofílica
es une persone que siente atracción sexual por personas
ancianas, mientras que transerótique es aquella que
siente atracción sexual por personas trans.

Por supuesto, esto tiene su contrario, que es la


polisexualidad. Une humane Polisexual es aquel que
siente atracción sexual y/o romántica hacia persones de
más de un género. Ejemplo de esto, la Bisexualidad y la
Pansexualidad. Ambos son términos controversiales,
donde une acusa al otre de bifóbico o de panfóbico. Con
el fin de aclarar esta contienda, tomo palabras del
Manifiesto Bisexual que conceptualiza esta orientación
sexual como “sentimiento de atracción afectiva y
sexualmente por personas de todos los sexos y géneros,
sin tener necesariamente prácticas sexuales” mientras
que el Pansexual se conceptualiza como “Orientación
sexual que se utiliza para describir la atracción hacia
personas de todos los géneros, más allá de los
parámetros masculino-femenino.” La Alianza Gay y
Lésbica contra la Difamación dice que Bisexual es un
término paraguas, y que la pansexualidad está debajo de
él.

36
Entre Derechos e Intersecciones

La disputa Bisexualidad-Pansexualidad está lejos de


terminar. Mi concepción al respecto es que la
Pansexualidad pensó ser un término que abarcara más
que la bisexualidad, pero terminó siendo incluso
transfóbico en algunas de sus conceptualizaciones.

Otra orientación sexual dentro de lo Poli es la


escoliosexualidad, definida como la atracción romántica
y/o sexual hacia persones de género no binario o
persones que no son Cis-género. Voy a pasar a hacer
diferencia entre “Atracción romántica” y “atracción
sexual”. La primera, es el deseo y capacidad de sentir el
querer estar con otre persone en una relación romántica.
No romántica de Disney, con princeses y animalitos
cantores, sino de sentimental, intimidad no-sexual. La
segunda es su contrario, es el deseo y la capacidad de
sentir el querer estar con une persone en una relación
sexual/erótica.

Especifico esto por la A de LGBTTTIQA+, que significa


Asexual. Como dije antes, asexual es une persone que no
tiene la capacidad para sentir atracción sexual. También
lo definí como un espectro, ya que dentro de la categoría
de Asexual se encuentra Grisasexual, Acoisexual,
Fraisexual, Reciprosexual. Grisasexual es une persone
que se considera a sí misme asexual pero que en
ocasiones muy específicas puede llegar a desarrollar
atracción sexual. Se diferencia de la Demisexualidad ya
que elles no son asexuales, sí sienten atracción sexual
pero después de mantener determinadas relaciones

37
Entre Derechos e Intersecciones

interpersonales. Le Grisasexual a veces siente atracción


sexual, y no por tener determinados tipos de relaciones
interpersonales va a desarrollar atracción sexual en esa
relación específicamente, es un “área gris” entre une
persone alosexual y asexual.

Acoisexual es une persone que experimenta atracción


sexual, pero cuando es correspondida deja de
experimentarla. No le importa si al otro humane no le
atrae sexualmente, sí le importa cuando lo hace, porque
ahí pierde el interés. Fraisexual es une persone que
siente atracción sexual por individues hasta que empieza
a conocerles y ahí pierde el interés. Es el contrario de
Demisexual. Y, por último, Reciprosexual es aquelle
humane que no siente atracción sexual hasta que se da
cuenta de que un humane siente atracción sexual por
elle, antes no. Pero que todes estes persones no
experimenten atracción sexual no significa que no
experimenten atracción romántica.

Le humane que no tiene la capacidad de sentir atracción


romántica por otre humane se llama Arromantique. Por
ende, quienes sienten atracción romántica son
Alorromantiques. Dentro de quienes sienten atracción
romántica están les homoromantiques,
heteroromantiques, que a diferencia de la homo y la
heterosexualidad, la primera palabra hace referencia a
sentir atracción sentimental hacia persones del mismo
género/sexo, mientras que la segunda hace referencia a
la atracción sentimental hacia persones de distinto

38
Entre Derechos e Intersecciones

género/sexo. Y Birromantico o Panrromantico, de sus


derivados en términos de sexo Bisexual y Pansexual,
significan que pueden sentir atracción sentimental
romántica por más de un género/sexo.

Tal y como dije al principio, no vengo con aires de


superioridad a decirle a les persones qué son y cómo son,
o cómo deben Identificarse. Esto no es la verdad
absoluta, y tampoco son todas las maneras de existir que
entran en la Diversidad Sexual. Puedo nombrar varias,
como por ejemplo la Ginosexualidad o la
Cupiosexualidad, la Androsexualidad. Este es solo un
intento de clarificar lo que hay dentro de las Siglas
misteriosas que uno ve en banderas de Arco Iris, y de
desmitificar que une persone solo puede ser una cosa.
Somos humanes complejes, nos atraviesa la historia, la
ley, la religión, la etnicidad, y todos esos componentes y
más conforman nuestra Identidad como un todo. Para
entenderse une misme y entender a les demás hay que
ser clares de que cada une tiene una Identidad diferente,
y que para respetarla no hay que entenderla ni
cuestionarla, sino aceptarla y buscar la comodidad para
todes les humanes. “Lo que no se nombra, no existe”, dijo
el filósofo y escritor George Steiner. De ahí mi necesidad
de conceptualizar nuestras Identidades, de desarmar la
telaraña de conceptos que a menudo confunden porque
nadie debería ir por la vida explicando qué es, y aun así
las diversidades lo hacemos.

39
Entre Derechos e Intersecciones

Me queda agradecer, no solo al Gran Profe Gustavo


Martin, sino que como yo creo en la construcción
comunitaria, más que en la individual, tuve mucha gente
a mi lado corrigiéndome las definiciones que por su
Identidad reconocían y, por supuesto, la saben mejor que
cualquier teórique googleable. Elles son Yamila
Altamirano, Nicolas Mariscotti, Edu Pera, y Lautaro
Erausquin.

Por último, quiero decir que heterosexualidad y


homosexualidad fueron términos creados por un autor
austrohúngaro, para definir la sexualidad normal y la
anormal. No hace falta ser un Científico de Yale para decir
y declarar que la normalidad no existe16, mi amor.

16The Mith of Optimality in Clinical Neuroscience. Holmes, Avran.


Patrick, Lauren. Publicado en la Revista Científica Trends in
Cognitive Science. V. 22, I 33.

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Entre Derechos e Intersecciones

Bibliografía de Referencia

“Being Queer Means”, Nadia Cho. (2013)

“Derecho a la Identidad como Inclusión Social en los Sectores


Marginales, Caso Ciudadela, La Propicia”. Glorinda Zoraida
Salinas Suárez. (2017)

“Herculine Barbin, llamada Alexina B.” Presentado por Michel


Foucault. Selección de Antonio Serrano. (1978)

“Identidades Discretas.” Mario Pecheny. (2002)

“Intersexualidad y Estigma Social”. Machado, Adriana. (2008)

“La Construcción de las Identidades Genéricas y Sexuales. La


Naturaleza Problemática de las Identidades.” Weeks, Jeffrey.

“La Obligación de ser Heterosexual” Juliana Martínez (2014)

“Mañanas con distintos acentos: Género y Sexualidad en la


Perspectiva Interseccional. Entrevista con Raquel (Lucas)
Platero.” Rambova, Diego. Serrano Prieto, David. (2013)

“The Mith of Optimality in Clinical Neuroscience.” Holmes,


Avran. Patrick, Lauren. (2018)

“Transgénero y Transexual, ni la misma palabra ni el mismo


significado”, Instituto de Sexología de Madrid. (2014)

“Trastorno de identidad, factor común en los alumnos


“problema”, de bachillerato”. Tesis maestría de Psicología
Clínica, Departamento de Psicología, Universidad de las
Américas-Puebla, México. Rodríguez Sanches, J.L. (1889)

“S=EX2” Pere Estupinyà. (2013)

41
Entre Derechos e Intersecciones

42
Entre Derechos e Intersecciones

PARA DECIR

“NI UNA MENOS”


¿No habrá que abolir la

prostitución?
por María Gabriela Campodónico17

“Lo primero que visualicé fue la tortura diaria


de los penes-picanas, de las palabras-látigos,
y la puta esquina como campo de concentración
a cielo abierto ”

-Sonia Sánchez-

17 María Gabriela Campodónico es Licenciada en

Psicomotricidad por la Universidad Provincial de Córdoba y


Maestranda en Ciencias Sociales por la UNRC.
Militante feminista.
Contacto con la autora: gabicampodonico@live.com.ar

43
Entre Derechos e Intersecciones

L a cuarta ola del feminismo ha traído consigo un

reclamo masivo que en Argentina se ha dado en


llamar “NI UNA MENOS”, movimiento que irrumpe en
el 2015 a raíz del gran número de femicidios que
debíamos presenciar por TV como “la noticia nuestra
de cada día”. Ante la recurrencia de los mismos, el
mal manejo de la información que hacían los medios,
donde siempre la culpable resultaba ser la propia
víctima, y la falta de políticas de estado que
afrontaran esta problemática, las mujeres argentinas
nos autoconvocamos en las calles de las ciudades de
todo el país en un reclamo colectivo al ritmo del
desgarrador grito de “¡Ni una menos, vivas nos
queremos!”. Canto éste que poco a poco se convirtió
en “¡Ni una menos, vivas “y libres” nos queremos!”,
lo que implicaba una toma de conciencia respecto de
las distintas opresiones que sufríamos las mujeres
dentro de este sistema capitalista y patriarcal donde
el femicidio constituye sólo la cúspide de una gruesa
montaña plagada de violencias, que en sus múltiples
grados y modalidades, recaía siempre coartando la

44
Entre Derechos e Intersecciones

autonomía y la soberanía respecto a nuestros propios


cuerpos.

Aquello representó un cimbronazo en nuestras


adormecidas conciencias. Empezábamos ahora sí a
visualizar masivamente lo que venían ya
denunciando los distintos movimientos feministas
respecto de las desigualdades de género que eran
producidas y reproducidas por el sistema patriarcal
en el que estábamos inmersas. Entendíamos
también cómo esta injusticia de género era a su vez
reforzada por el capitalismo al mercantilizar nuestros
cuerpos, al disfrazar de “amor” las tareas domésticas
y de cuidado –cuando en ellas hay, además de amor,
trabajo no remunerado-, y beneficiarse, además, de
nuestra reproducción de la fuerza de trabajo.

Paralelamente, escuchábamos con mayor fuerza, en


cada marcha feminista, el son de un nuevo giro en el
reclamo: “No habrá Ni una Menos mientras haya
aborto clandestino”. Fue así que el vehemente
sonido de esta exigencia llegó a oídos de nuestros
funcionarios y en el año 2018 se abrió el debate
sobre la legalización del mismo en el Congreso de la
Nación Argentina. El empuje que la “marea verde”
provocó desde las calles copó los medios de
comunicación e instaló el debate en cada uno de
nuestros hogares. Si bien no se logró aún el objetivo,

45
Entre Derechos e Intersecciones

ya que siguen muriendo las mujeres pobres y no


podemos ejercer aún el derecho a la soberanía de
nuestros cuerpos, se empiezan a desnudar y a
tensionar un sinfín de desigualdades de género que
la cultura machista concebía como naturales o
normales.

Cobran una inusitada fuerza en este momento las


epistemologías feministas para tratar de develar la
raíz de estas injusticias y opresiones e intentar
soluciones desde una perspectiva interseccional.
Vivimos en una realidad que es compleja y,
evidentemente, las soluciones a los problemas no
pueden ser ni lineales ni sencillas; todo lo contrario.

Estos hechos, sumados y entrecruzados con las


luchas y los logros de los colectivos LGTBIQ+ (leyes
de matrimonio igualitario e identidad de género, por
citar algunos) han generado, en mi opinión, un
estado de conciencia de género, de clase, de raza,
que está circulando en las subjetividades de estos
actores sociales y se empieza a materializar en
ciertos cambios que van cobrando mayor fuerza –y
mayor resistencia-. Reaparece con intensidad la
necesidad de separar a las iglesias del Estado para
impedir que las creencias particulares de sectores
religiosos interfieran en el ejercicio de derechos de
determinados colectivos sociales.

46
Entre Derechos e Intersecciones

Paralelamente, se aviva el reclamo por la


implementación de la Educación Sexual Integral en
las escuelas, no solo a los efectos de evitar
embarazos no deseados, sino porque existe una
mayor conciencia de la importancia de educar en
igualdad; eliminar los estereotipos y roles fijos de
género; quitar el sexismo en la ropa, en los juguetes,
en las prácticas cotidianas, en los medios, en la
lengua. Surge el denominado “lenguaje inclusivo”,
que no solo busca desterrar la supremacía masculina
o el androcentrismo de nuestra lengua, sino que
intenta visibilizar las disidencias sexogenéricas,
eliminando así la violencia simbólica que conlleva el
lenguaje hegemónico.

Recientemente, en sintonía con estos procesos, se


sanciona la “Ley Micaela”, que establece la
capacitación obligatoria en la temática de género y
violencia contra las mujeres para todas las personas
que se desempeñan en la función pública. En materia
ambiental, el ecofeminismo cobra relevancia no solo
por los desastres que estamos presenciando
azorades, sino por el compromiso que ponen de
manifiesto las nuevas generaciones al revincular las
categorías de género y de naturaleza; puesto que
ambas han padecido la explotación patriarcal,
capitalista y colonialista.

47
Entre Derechos e Intersecciones

Ahora bien, es menester tener en cuenta que, desde


los feminismos, si bien existe un consenso
generalizado respecto de la importancia de articular
las distintas luchas en procura de desarmar el
complejo entramado material y simbólico de orden
patriarcal-capitalista-colonialista que genera,
reproduce y refuerza la violencia de género, no todas
estas luchas tienen la aprobación de todos los
colectivos; es más, algunas, directamente se
contraponen.

Debemos ponderar que a partir de los años 60’, y en


un proceso que se fue acrecentando hasta la
actualidad, les sujetes polítiques dentro del
feminismo se han diversificado de tal manera que las
y les mujeres, lesbianas, no binaries, trans, travestis,
en sus intersecciones identitarias con condiciones de
opresión a partir de la raza, etnia, clase social,
nacionalidad, edad, capacidad, religión, etc., han
dado lugar al surgimiento de corrientes
epistemológicas por fuera de la academia y del relato
de la mujer blanca cis heterosexual de clase media.
Es por ello, lógico y deseable, que existan
controversias y confrontaciones que sin duda nos
llevarán a análisis más complejos y a la búsqueda de
respuestas superadoras, pero siempre abiertas y
contextualizadas.

48
Entre Derechos e Intersecciones

Así, uno de los temas en el que no logramos llegar a


un acuerdo, y que ha desatado en las entrañas
mismas del movimiento un clima de muchísima
tensión, es el de la prostitución. No hay objeciones en
los feminismos respecto de la necesidad de poner en
cuestión la institución de la “familia tradicional,
monogámica y heterosexual”; pero definitivamente
hay posiciones diametralmente opuestas en torno a
lo que esta otra institución patriarcal representa.

Por un lado, están quienes sostienen que la


prostitución constituye un trabajo y que, por lo tanto,
debe reglamentarse como tal. Consideran que las
mujeres –y otras identidades feminizadas-, tienen, o
debieran tener, la libertad y el derecho a decidir sobre
su propio cuerpo y, en consecuencia, la facultad de
ofrecer servicios sexuales a cambio de dinero o
cualquier otro bien. Afirman que la legalidad, y la
consecuente inscripción en un registro estatal, no
solo proporcionará beneficios sociales y laborales a
las mujeres en situación de prostitución, sino que
quitará la estigmatización peyorativa que recae
socialmente sobre ellas. Esta postura
reglamentarista, o regulacionista, considera la
sexualidad masculina como “irrefrenable”, siendo
necesario que exista un grupo de mujeres-niñas-
trans-travestis destinado a satisfacerla a cambio de
un beneficio económico.

49
Entre Derechos e Intersecciones

Por el otro, están quienes pugnan por la abolición del


sistema prostituyente, destacando que no existe tal
libertad de las mujeres, travestis, trans, para decidir
sobre sus cuerpos, cuando son arrastrades a la
prostitución por la feminización de la pobreza y el
estado de vulnerabilidad -que se incrementa al
imbricarse con otras opresiones (edad, migración,
diversidad funcional, etc.). Como ya señalaba Emma
Goldman (1910) “la inferioridad social y económica
de la mujer, es directamente responsable de su
prostitución”. Remarcan quienes defienden esta
posición que la explotación de la sexualidad con fines
económicos y la violencia de género son condiciones
inherentes al ejercicio de esta práctica. Al respecto,
el equipo de la Campaña Abolicionista Nacional “Ni
una mujer más víctima de las redes de prostitución”
de la ciudad de Buenos Aires (2019), destaca:
“La prostitución es el más viejo punto de unión
entre patriarcado y capitalismo neoliberal, ya que
reúne explotación económica y violencia de
género. Es consecuencia de, al mismo tiempo que
refuerza, un sistema de desigualdad de género
que se sostiene mayoritariamente sobre mujeres y
niñas. La globalización del “mercado del sexo”,
unida a la pobreza expone a millones de mujeres,
niñas/os, travestis y trans a ser ingresadas al
sistema prostituyente”. (p. 6)

50
Entre Derechos e Intersecciones

Para el abolicionismo, posición a la que adscribo, la


prostitución niega a las identidades feminizadas
(trans, mujeres, travestis); las reduce y cosifica;
convierte sus cuerpos en mercancía que puede ser
comprada y usada por el mejor postor. Pasan así a
ser objetos para satisfacer el deseo de otrO;
quedando anulado el deseo propio. Eventualmente,
lo único que estas identidades pueden satisfacer es
una necesidad económica –en tanto y en cuanto el
proxeneta se lo permita-. La persona en situación de
prostitución desaparece como sujeta; la propia
sexualidad que ofrece le resulta negada a sí misma.
Como dice Magui Bellotti (2019), “El ejercicio de la
sexualidad masculina se transforma en relaciones de
dominio y/o poder sobre el cuerpo, la sexualidad y la
subjetividad de la otra persona. Es un acto de
devaluación de las mujeres y de todas las personas
prostituidas” (p. 214).

La “prostituta” se transforma en un medio para la


satisfacción de deseos ajenos, pudiendo compararse
este status con la construcción social generizada que
Simone de Beauvoir denominaba “ser para el otro”.
Siguiendo la línea de análisis de esta autora, solo si
la mujer existiera “para sí”, podría plantearse
objetivos propios sin intermediarios, situación ésta
de absoluta imposibilidad en contextos de
prostitución.

51
Entre Derechos e Intersecciones

Como plantea la activista abolicionista Sonia


Sánchez (2007), quien estuvo en situación de
prostitución, “la puta, además, ya frente a sí misma
es una mentira. Lleva otro nombre, maquilla su
actividad poniéndole todo tipo de sobrenombres. La
puta está enajenada de su propio cuerpo que es
usado cotidianamente en un escenario de tortura” (p.
22). Y no podemos dejar de destacar que la
“condición de puta” no solo la despoja de su nombre
y de su subjetividad -para soportar los usos que el
prostituyente no hace con los cuerpos “respetables”,
pero sí con el cuerpo de la puta, porque ni la opinión
y ni el juicio de la puta son relevantes-, sino que la
despoja también de su entorno. Como expresa
Sánchez:
“(…) la soledad de la puta es la condición para
favorecer tu explotación porque es una soledad
que te aísla y que hace de tu entorno un pozo que
provoca tu soledad.

(…) La puta es la mujer que está a


disposición de recibir las condenas de todos los
ángulos y personajes de la sociedad.

(…) la soledad en la esquina no es la misma


que la soledad en la cocina. La cocina es el sitio de
mayor expulsión que puede haber para la puta. La
esquina de la puta no es la esquina de la
vendedora ambulante. La soledad en la esquina es
de exposición y vulnerabilidad completa e

52
Entre Derechos e Intersecciones

ilimitada. Allí ella no se apropia de la ciudad, ni


tiene un espacio que la contenga. Allí ella se
expone en una lucha por sobrevivir, donde además
se juega la vida. Estar parada en una esquina es
parte de un proceso de anulación, porque para
resistirlo vas adormeciéndote poco a poco.

En esa esquina y a partir de esa soledad se


construye una realidad paralela, donde el Estado
tiene derecho a criminalizarte, el prostituyente a
expropiar tu cuerpo, la sociedad a vomitar en vos
todas sus broncas.

Comprender la soledad de la puta es tocar con


las manos el fondo mismo de ese vacío que dentro
de ella se produce. (…) el Estado, el proxeneta y el
prostituyente están muy conscientes de que nadie
va a dar la cara por una puta. Por eso los
mecanismos de chantaje y explotación se dan en
la más completa crueldad. La soledad de la puta
es una condición de la prostitución”. (p. 21, 22).

Por consiguiente, conviene reformularnos algunas


preguntas:

Si históricamente la prostitución fue un pilar del


patriarcado, ¿por qué razones ahora pasaría a ser
una oportunidad de empoderamiento femenino? ¿No
será, acaso, una oportunidad para el desarrollo de la
industria del sexo, para otorgarles la entidad de
“empresarios” a los proxenetas y la de “clientes” a
los prostituyentes? ¿Cuánto más empoderados

53
Entre Derechos e Intersecciones

resultan estos últimos? Y si los varones obtienen


mayores privilegios, ¿cuánto se acrecienta la brecha
que los separa, como opresores, de los cuerpos
feminizados que son leídos como “consumibles”,
“comprables” y “disponibles”? ¿No será menester ir
desterrando estas ideas de apropiación de los
cuerpos feminizados para la gratificación masculina,
de las subjetividades dominantes? Si reglamentamos
la prostitución, ¿no estaremos afianzando y
naturalizando aún más en el sentido común las
desigualdades de género? ¿Llegará el día en que la
sola idea de pensar en la posibilidad de comprar
cuerpos nos resulte aberrante, si no
desnaturalizamos la prostitución como el trabajo más
antiguo del mundo? ¿Será el “trabajo más antiguo”
una de las modalidades de violencia más vieja y
enraizada en el imaginario social?

Para el abolicionismo, la prostitución no se da nunca


en un estado de libertad; las personas en situación
de prostitución siempre son mercantilizadas.
Entonces, lejos de ser un “derecho de las mujeres”,
es un privilegio masculino. En realidad, no
cuestionamos el derecho de la mujer a disponer de
su propio cuerpo, lo que cuestionamos es que se
imponga en el imaginario colectivo la idea de que los
varones puedan comprar, apropiarse y usar a su
antojo -para satisfacer sus deseos de posesión y

54
Entre Derechos e Intersecciones

dominio-los cuerpos de las personas feminizadas,


con el consiguiente efecto de despojo de su
sexualidad y anulamiento de su subjetividad. Como
bien lo plasma el equipo de la Campaña Abolicionista
de Buenos Aires:
“La prostitución y la trata son violencias ejercidas
mayoritariamente sobre el cuerpo de las mujeres,
pero también sobre el de las niñas, niños, travestis
y trans. Estas violencias se asientan sobre un
pacto patriarcal, por el cual todos los varones
tienen el derecho de apoderarse de esos cuerpos
y su sexualidad, imponiéndoles la propia. Si bien
no es un pacto explícito, tiene claros códigos y está
absolutamente naturalizado. La naturalización de
ese pacto se expresa de diferentes formas: el
acoso callejero, el abuso sexual, la violación y
hasta el femicidio.” (p. 25)

En consecuencia, si para demoler la matriz sexista,


generadora de violencias machistas, hay que
propiciar condiciones de igualdad, tanto desde el
punto de vista material –que requiere un análisis
aparte- como simbólico, cabría preguntarnos si no
será imperioso desnaturalizar este ideario masculino
jerárquico que le confiere un supuesto derecho de
propiedad sobre los cuerpos feminizados. Y al
desterrar la arraigada idea de que hay cuerpos
apropiables ¿no iremos eliminando todas las formas
de violencia, entre las que, en su cumbre, se

55
Entre Derechos e Intersecciones

encuentra el femicidio? En definitiva, para decir “Ni


una menos”, ¿no será imprescindible abolir la
prostitución?

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Entre Derechos e Intersecciones

Bibliografía de Referencia

CAMPAÑA ABOLICIONISTA NACIONAL (CABA). UNA


PERSPECTIVA ABOLICIONISTA SOBRE LA PROSTITUCIÓN Y LA
TRATA. Edit. Campaña Abolicionista Nacional, Ciudad
Autónoma de Bs. As., 2019.

GALINDO, María y SÁNCHEZ, Sonia. NINGUNA MUJER NACE


PARA PUTA. Edit. Lavaca. Buenos Aires, 2007.

GAMBA, Susana (compiladora). SE VA A CAER, Conceptos


básicos de los feminismos. Edit. POPOVA, La Plata, 2019.

HENDEL, Liliana. VIOLENCIAS DE GÉNERO, las mentiras del


patriarcado. Edit. Paidós. Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
2017.

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Entre Derechos e Intersecciones

58
Entre Derechos e Intersecciones

INTERSECCIONALIDAD

Y DERECHOS
HUMANOS

Entre privilegios y

opresiones
por Gustavo M. Martin18

“A mí me matan las leyes, a mí me matan las leyes.


A mí me matan, me matan, me matan
Me matan, me matan las leyes”

-Evelyn Cornejo (cantautora chilena)-

18 Politólogx, epistemólogx y doctor en Desarrollo Territorial.

Investigador en temas de género-sexualidades y Profesor de la Universidad


Provincial de Córdoba. Activista LGBT ecofeminista
Contacto con el autor: consultas.gustavomartin@gmail.com

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Entre Derechos e Intersecciones

E n este artículo exploro algunas ideas preliminares en torno a

la conceptualización del privilegio como “un absoluto”, así como de


las opresiones con carácter universalista. Para ello, la teoría de la
interseccionalidad me permitirá ofrecer un marco de análisis
contextual con afán de relativizar esos conceptos y tensionar el
discurso liberal de los derechos humanos, para poder plantearlos en
un esquema de experiencias interseccionales de discriminación y
dominación. El artículo se divide en dos partes. La primera, en
relación con la posibilidad de desarrollo de un privilegio (sumado a
algunos aportes que nos ofrece la interseccionalidad), y la segunda,
en vínculo con la opresión. (Fecha de escrito: Marzo, 2020)

A modo de ensayo introductorio, me puse por objetivo discutir el


concepto de “privilegio” (sexual, de clase y de raza), el cual está
siendo cada vez más utilizado en el marco de las voces de diversos
movimientos de reivindicación identitaria. Para ello, lo tensionaremos
con el discurso jurídico-político de los llamados “derechos humanos
universales”, en el cruce de categorías de opresión, tal como lo
propone el paradigma de la “interseccionalidad”, término acuñado en
1989 por la abogada activista afrodescendiente Kimberlé Crenshaw.
Dicho cruce articula la identidad, siempre abierta, y las experiencias
de discriminación múltiple, siempre cambiantes, de un modo único-
específico y no meramente acumulativo. En él, las relaciones de
dominación que acontecen entre el género, la clase social, la raza-
etnia, la sexualidad y la nacionalidad se vuelven ejes centrales que
producen determinadxs sujetxs en determinadas condiciones de
posibilidad de sus derechos y con determinadas barreras invisibles a
los supuestos privilegios que poseen en eventuales condiciones
socio-culturales y económicas.

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Entre Derechos e Intersecciones

En la primera parte del artículo veremos cómo se construye eso


considerado “privilegio”, o más bien, cuándo éste queda sin efecto,
develando que no todo ejercicio de un derecho por parte de un
determinado grupo social es siempre un privilegio respecto de quien
no lo tiene o no puede ejercerlo en otro contexto. En la segunda parte,
pasaremos a conceptualizar la opresión como un acto de poder
cargado de privilegios minoritarios, en el contexto de las democracias
liberales modernas, amigas y aliadas del capitalismo transnacional.

Considero necesario también contribuir con este artículo a la lucha


por un feminismo interseccional, enmarcado en el legado histórico
de movimientos diver-feministas y negros que han producido no solo
las condiciones iniciales de posibilidad del ejercicio jurídico de
determinados derechos humanos hoy considerados “universales”,
sino que han contribuido también sobremanera al anclaje de ellos en
su generalidad. En este sentido, fueron las feministas lesbianas de
los años `60 y `70 quienes pusieron en el espacio público el debate
sobre los derechos laborales de las mujeres trabajadoras. Fueron
también las mujeres feministas quienes conceptualizaron la
discapacidad desde un modelo social y de diversidad funcional, por
oposición al modelo biomédico que regía y contemplaba los cuerpos
como “faltos o inválidos” y propugnaba siempre una rehabilitación de
los mismos. Incluso, fue gracias a una mujer, Eleanor Roosevelt, que
hoy hablemos de “derechos humanos” y no de “derechos del hombre
y el ciudadano”, idea heredera de la tradición franco-burguesa de
1789.

El feminismo, los feminismos, no solo contribuyeron y contribuyen a


la lucha por el empoderamiento femenino y la adquisición (o
recuperación) de derechos reales para las mujeres en su conjunto
diverso, sino también a la lucha de otrxs sujetxs y de otras “categorías
minorizadas” (Mario Pecheny, en Gabriel Kessler, 2016). Muchxs le
debemos al feminismo, no solo las mujeres, de allí que se plantee al
movimiento siempre su “proyección humanitaria”.

61
Entre Derechos e Intersecciones

Por último, cabe mencionar que, por compromiso intelectual y


responsabilidad activista utilizaré en el texto un lenguaje inclusivo de
género (Gustavo Martin, 2019), basado en el uso de la letra X para
representar la multiplicidad de subjetividades identitarias que
menciono, directa o indirectamente, al hacer referencia a grupos
oprimidos; así también hago mención al nombre de pila de autoras
citadas para mostrar con ello su género y contribuir de algún modo a
la visibilización de las mujeres en la producción académico-científica.

PRIMERA PARTE.
Las condiciones iniciales de un derecho:
privilegios sin efecto

Un hombre negro afro estadounidense de clase media accede al


derecho de educación superior. Finaliza su carrera universitaria y con
título en mano no consigue empleo por su color de piel. El privilegio
que le otorga la pertenencia a una clase social con determinados
recursos económicos o poder adquisitivo queda sin efecto en un
contexto signado por la discriminación racial. ¿Es entonces la
posibilidad de ejercicio de un derecho el único requisito que lo
posibilita ser considerado como privilegio? Hagamos un recorrido
teórico y casuístico para responder a esta pregunta central que nos
convoca.

Todo privilegio requiere de dos condiciones iniciales (como ambos


lados de una moneda) que garanticen su efectiva puesta en vigencia:
a) un derecho que solo pocxs puedan ejercerlo; y b) la obtención del
beneficio (social, simbólico, económico) de los efectos de ese
derecho. De allí que no existan privilegios absolutos ni a priori sino
más bien experiencias relativas de privilegio que deberán ser
evaluadas tomando en consideración el contexto en el que se
desenvuelvan. No todo derecho de un determinado grupo subalterno
puede ser considerado privilegio respecto de la ausencia de ese

62
Entre Derechos e Intersecciones

mismo derecho en otro grupo también minorizado. Más adelante


veremos una tercera condición o requisito para que un derecho sea
considerado plenamente privilegio.

Podemos decir entonces que no hay privilegios absolutos de clase,


género, raza, nacionalidad, sexo o cualquier otro. Todo privilegio es
siempre relativo, dependiendo del contexto en el que nace, se
desarrolla y en casos muere. Por “contexto”, en el marco de la
llamada “interseccionalidad” (Kimberlé Crenshaw, 1989), nos
referimos al resultado del cruce (intersección) de al menos dos de las
relaciones de género, raza, clase, etnia, nacionalidad, sexualidad,
edad, discapacidad, y otras categorías, que desembocan en la
producción de privilegios y opresiones para ese contexto específico y
que solo tienen validez allí. Así mismo, será necesaria la creación de
sujetxs grupales, tanto a nivel estructural como a nivel coyuntural,
que ejerzan roles de dominadxs o roles de opresores. Por tanto, todo
contexto implica que tales grupos se ubiquen necesariamente en
algún punto del sistema intersectado, provocando y desatando
también diferentes tipos de experiencias de opresión y privilegio.
Pero ese punto nunca es fijo, así como el sujeto tampoco está
siempre en la misma posición.

En sintonía con ese esquema normativo, la presencia de un derecho


no significará automáticamente el ejercicio o posesión de un
privilegio porque otrx no lo tenga, ni la ausencia de un privilegio
connotará el hecho de que no haya derecho alguno con posibilidad
de convertirse en privilegio, es decir, en estado potencial. Más bien,
hablamos de dos momentos de la puesta en práctica de un derecho
reservado para pocxs: a) privilegio consumado y b) privilegio sin
efecto, para referir a la situación inicialmente descrita.

¿Qué es un privilegio? ¿Cuándo podemos decir con certeza que un


derecho ha dejado de ser o se ha vuelto derecho privilegiado? Para
responder estas preguntas debemos tener en cuenta que todo
discurso es un modo de producción de realidad y consecuentemente
también de creación de “verdad”. La ciencia, la medicina, la

63
Entre Derechos e Intersecciones

psiquiatría, el periodismo, la escuela, el sistema penitenciario, el


derecho, son todas formas de producción de realidad, es decir,
poseen siempre un carácter performativo. Con “performatividad”
(Judith Butler, 2009) nos referimos a la capacidad política (en
términos de poder) que tiene todo discurso de producir los efectos de
aquello mismo que enuncia o intenta describir. Si digo que los
cuerpos vienen solo en hombres y mujeres por la presencia estándar
de un pene o una vagina (presencia basada únicamente en criterios
estéticos y de función reproductora) estoy creando “biológicamente”
hombres y mujeres, negando por ejemplo la intersexualidad o la
diversidad genital ampliamente documentada desde los años `30
del siglo pasado.

En esta mirada, podemos considerar al privilegio como la dimensión


de poder de un derecho. Bien ya sabemos que el derecho como
disciplina y como ley es resultado de luchas históricas y también
promotora de nuevas realidades o reflejo de privilegios existentes de
otrora para garantizar su reproducción minoritaria a través de las
generaciones. Si hacemos un breve recorrido etimológico de la
palabra “privilegio” descubriremos que proviene del latín
“privilegium”, compuesta por “privus” del verbo “privare” (privado, de
uno mismo, particular) y “legio”, relativo a la ley. Por su parte, el sufijo
“ium” refiere a la relación. En efecto, etimológicamente hablando, el
privilegio corresponde a una relación entre dos objetos, en la cual
uno de ellos adquiere el estatuto de particularidad o excepcionalidad
en la ley, creando lo que Emmanuel Sieyès (1973) llamó “un tercer
Estado”. “Si todos los privilegios, sin distinción, tienen por objeto
dispensar de ley o conceder un derecho exclusivo no prohibido por
ella, entonces la esencia del privilegio es estar fuera del derecho
común” (s/p). Pero lo que estamos poniendo en tela de juicio, no es
tanto el privilegio jurídico (cada vez menor, pero aún presente en
muchos Estados islámicos, por ejemplo) sino el considerado
privilegio social de clase, de sexo, de raza, de nacionalidad, y por qué
no, de edad también.

64
Entre Derechos e Intersecciones

El privilegio jurídico, como trato desigual ante la ley por parte de un


grupo social sobre otro, puede estar plasmado en normas explícitas
que permitan, por ejemplo, el ejercicio al voto solamente para
hombres, o en normas que prohíban determinado derecho a un grupo
social específico, como por ejemplo la segregación racial vivida
jurídicamente en los Estados Unidos durante gran parte del siglo XX.
En este contexto histórico, un hito central lo marcó el caso Rosa Parks
en 1955 contra la segregación de negros en los autobuses (que
debían viajar en la parte trasera, a tal punto de pagar el pasaje por
delante y tener que bajar para subir por la puerta de atrás), que
desató una ola de protestas nacionales del movimiento negro
estadounidense. Pero, el paso de la diferenciación jurídica al discurso
de la “igualdad ante la ley” (consagrada con la Revolución Francesa)
niega la existencia de grupos que no acceden a esa igualdad y
necesitan por tanto ser “discriminados positivamente” (Maria
Angeles Unzueta, 2003). ¿Cómo podemos decir que todxs somos
iguales ante la ley, asumiéndolo como un hecho consumado, si es la
misma ley la que garantiza implícitamente la portación de rostro en
los códigos contravencionales?

Si pensamos en un sujeto mestizo, que no es lo suficientemente


blanco como para pertenecer a la sociedad colonial-occidental ni lo
suficientemente “indio” como para integrar la sociedad indígena
(Silvia Cusicanqui, 2004), notamos en él la ausencia del derecho de
pertenencia, respecto del derecho del sujeto indígena que sí lo tiene
y por tanto en este contexto se tornaría “privilegio” si lo enfrentamos
al mestizo. Así, un derecho se puede volver, en teoría, privilegio en
otro contexto, pero ello de ninguna manera garantiza que sea
vivenciado como tal en el contexto original (nadie pensaría que un
indígena tiene el privilegio de ejercer sus derechos en su propia
comunidad); o en otros casos, que dicho privilegio se efectivice en la
práctica. Podemos hablar, si es más claro, de privilegios teóricos y
privilegios prácticos, para denotar la misma situación anterior.

El límite que marca la ausencia o presencia de privilegio debe


considerarse como una línea continua y sin fin (circular), casi

65
Entre Derechos e Intersecciones

confusa, en el que no tenemos bien en claro a primera vista cuándo


estamos en presencia de un derecho o cuándo éste ha devenido
privilegio y de qué tipo. Podemos hablar de un continuum derecho-
privilegio (tomemos la imagen de una rueda circulando en distintos
lugares), reconociendo también, aunque nos cueste, que la
universalización de un derecho tiene efectos políticos concretos y
particulares, es decir, en el marco del capitalismo liberal nada se da
a alguien sin quitar algo a otro.

Como nos expresa la feminista boliviana Silvia Rivera Cusicanqui


(ídem a.), el discurso de la “ciudadanía” y del “desarrollo” en las
sociedades nativas latinoamericanas no es sino la imposición de una
cosmovisión europeo-occidental y la incorporación de las estructuras
productivas indígenas al desarrollo global y regional del capitalismo
transnacional. Si una metáfora nos ayudara a comprender esto
podría ser pensar que el poder-capital tiene un quantum de derechos
que distribuye geográfica y globalmente. Así, mientras un grupo de
personas en un determinado espacio territorial de fronteras físicas
definidas consigue mejores condiciones laborales en sus fábricas u
oficinas, como reducción de horas y mejoramiento de las normas
sanitarias, otro grupo en otro espacio geográfico, con o sin límites
definidos, está siendo despojado de esos mismos derechos. En
consecuencia, al mejoramiento de las condiciones proletarias de una
población le corresponde la esclavitud laboral a otra.

Lo que el Estado liberal no soluciona en un lado, el mercado


neoliberal lo soluciona en el otro. Es así como empresas
transnacionales reinstalan sus fábricas y servicios según las leyes
laborales de cada país y no tienen inconveniente alguno en que
proletarias y proletarios trabajen en Europa 8 horas formales para
producción calificada de conocimiento tecnológico con alto valor
agregado, mientras en Asia o en África 16 horas precarizadas en
producción de manufacturas de primera necesidad que luego
exportarán a los países centrales. Aquí, los derechos reflejan en
última instancia la desigual distribución de la riqueza mundial, así
como la división internacional del trabajo entre poblaciones con

66
Entre Derechos e Intersecciones

derechos “conquistados” y poblaciones sin derechos adquiridos,


negados, violentados o despojados.

Lo anterior genera un conflicto epistemológico importantísimo,


puesto que nos lleva a reflexionar que la universalización de
derechos, que la conquista de una ciudadanía global en el contexto
de un capitalismo liberal es cosa, al menos, imposible. De allí que
toda lucha feminista, antipatriarcal y anticolonial no pueda sino
desenvolverse, atravesarse, enmarcarse, intersectarse también
desde/en una lucha necesariamente anticapitalista. Y esto no como
un deseo normativo, sino como una necesidad urgente. De lo
contrario, al tiempo que se consiga, por ejemplo, el derecho al aborto
(su despenalización y legalización), otros sectores de poblaciones
femeninas en el mundo estarán siendo despojadas de sus derechos
y saberes reproductivos-no reproductivos (prácticas de esterilización
masiva de mujeres indígenas en Perú, abortos selectivos en
condiciones de pobreza extrema en India, etc,). Porque si el Estado
garantiza un aborto seguro, legal y gratuito, no todas las sociedades
tienen un Estado de Bienestar que pueda hacerlo. En este sentido, si
no hay un sistema nacional de salud, no existe la posibilidad de
ejercicio real de un derecho sexual reproductivo o no.

Desde la óptica anterior, al discurso de los derechos humanos se le


impone un límite de liberalidad, es decir, hasta qué punto un derecho
puede ser considerado derecho humano básico o fundamental. Esa
línea, fina, inestable, vacía, es la frontera de lucha de los grandes
movimientos sociales frente al capitalismo neoliberal, versión
actualizada y puntillosa del patriarcado. No es tampoco errado
pensar que el poder libere zonas para el desarrollo de determinados
movimientos sociales que conseguirán derechos adaptados a las
nuevas condiciones de producción mundial. La píldora
anticonceptiva, por ejemplo, fue utilizada tanto por varios Estados
como una forma de control de natalidad, y también por mujeres de
clase media urbana que vieron en ella la posibilidad de ejercer el
control sobre su propia sexualidad (Karina Felitti, 2012).

67
Entre Derechos e Intersecciones

Aún si un derecho pasa a ser considerado “humano”, ello tampoco


garantiza su real implementación, puesto que no existe,
correlativamente, la obligación estatal del cumplimiento del mismo,
o al menos algunos son “más cumplibles” que otros, por ejemplo, el
derecho a la vida o la circulación en el territorio nacional (con
barreras también desde ya invisibles). Pero, por caso, si
consideramos el derecho al trabajo o el derecho a la vivienda, ellos
no significan que el Estado garantice vivienda y puestos laborales
para todxs lxs sujetxs (menos en contextos de Estados neoliberales),
y esa es una de las principales trampas de las democracias
modernas liberales. Al respecto, Rainer Huhle (1993) nos dice:

Los derechos humanos son hoy mucho más que un mero ideal de la
humanidad. Son un amplio cuerpo de leyes que obligan a los Estados.
Su fuente más importante es, sin lugar a dudas. la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948, la cual sin embargo no
tiene fuerza obligatoria, tratándose de una Declaración y no de un
Tratado. El espíritu de la Declaración Universal se ha transmitido, de
otro lado, a una serie de convenios y pactos de la comunidad de los
Estados participantes de la ONU, tal como el Pacto Internacional
sobre Derechos Civiles y Políticos de 1966, la Convención contra la
Tortura de 1984 y muchos más, que sí son tratados internacionales
que obligan a los Estados ratificadores a cumplir con ellos. (p. 2)

Recordemos que el discurso de los derechos humanos surge


después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), en el marco
del desarrollo del capitalismo de bienestar y tras las experiencias
fascistas de Italia con Mussolini (’20) y Alemania con Hitler (’30), que
serán construidas como lo opuesto a la democracia liberal. En
América Latina, la experiencia de dictaduras en la región, en tanto
laboratorio del neoliberalismo, que unió tanto la derecha
conservadora como la extrema derecha fascista para “reorganizar la
nación” y “restaurar el orden”, marcará el auge de los derechos
humanos como una forma de activismo y recuperación de la
democracia desde el interior y exterior del Estado y su versión
militarizada. Una vez recuperada en los años ’80 y ’90 en algunos
países, se dio espacio para la ampliación de los derechos humanos

68
Entre Derechos e Intersecciones

civiles y políticos (el “derecho a la vida” y el “derecho al voto”) hacia


derechos culturales, sociales y económicos.

Sin embargo, hablar de derechos humanos (DDHH) universales nos


enfrenta no solo a esa asociación histórica DDHH vs. Dictadura sino
también al desafío de la diversidad constitutiva de nuestras
sociedades colonizadas, porque el hecho teórico de que todxs tengan
un derecho no es más que la cortina de humo para ocultar que solo
algunos lo pueden ejercer, y es en este momento que el derecho
humano se transforma en privilegio social. Lo que estamos ahora
trabajando es sobre la versión liberal de los derechos humanos.
Cuando un derecho no presente en la ley (por ejemplo, el aborto en
condiciones de decisión libre personal) puede ejercerse de igual
manera porque se cuentan con otros recursos no jurídicos (como
ingresos para realizarse un aborto en clínicas privadas), allí sí tal vez
estamos en presencia de un privilegio de clase, porque en lo
concreto, ninguna de ambas mujeres (la que tiene capacidad
adquisitiva y la que no) tiene el derecho de libertad de su cuerpo en
torno a su reproducción.

Ahora bien, incluso teniendo el dinero necesario para realizar un


aborto, una mujer de clase social alta no necesariamente no sufre
ningún efecto de tipo familiar, social, religioso y en algunos casos,
físico. Si un derecho está prohibido (por lo cual no se lo considera
derecho, evidentemente), el poder de clase puede también verse
obstaculizado y no haya capital económico que permita su ejercicio
pleno. Entonces, nuevamente, el llamado “privilegio de clase” no es,
al menos a priori y en carácter universal, un recurso con el cual contar
por parte de algunos grupos vulnerables a la opresión, de otra
opresión, como el género o el color de piel. Así también, una
prohibición en un lugar puede ser considerado derecho en otro
territorio (como el “matrimonio igualitario” o la “reasignación de sexo
y género”). Habrá que analizar cuál es la dinámica de derechos
permitidos y prohibiciones penalizadas en un lugar, tiempo y
sociedad determinada para decir si existe privilegio o no y de qué tipo.

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Entre Derechos e Intersecciones

Si pensamos en las mujeres negras, en las mujeres en situación de


discapacidad, en las mujeres inmigrantes, en los homosexuales
gitanos, en lxs gays-lesbianas en contextos de pobreza o diáspora, en
las personas trans trabajadoras sexuales, en las mujeres negras
ancianas, por citar solo algunos ejemplos de intersecciones
identitarias o cruces entre el género, la sexualidad, la raza o la
diversidad funcional, algunos derechos humanos no pueden ser
llevados a la práctica dada su misma universalidad y separación
categorial. Si una mujer inmigrante, simultáneamente es
discriminada en un puesto de trabajo que requiere a un varón de
nacionalidad nativa, se viola en ella no solo el derecho al trabajo, sino
a la no discriminación por sexo y nacionalidad. Debemos analizar
entonces hasta qué punto la violación de un derecho iceberg no es
sino el resultado de la violación de varios derechos previos y ocultos.

Ahora bien, si esta mujer regresa a su país y es discriminada solo por


su sexo, o si le suma que en su tierra natal el color de piel le
condiciona a ciertas ofertas laborales precarizadas, ya que no es lo
mismo ser mestizo en Bolivia (más cerca de lo blanco) que en España
(más cerca de lo negro), o si en otro país no se le discrimina por ser
mujer ni por ser mestiza sino más bien por su condición de pobreza,
o incluso si en un lugar donde no sea discriminada explícitamente
pero distintas barreras invisibles le impidan el ejercicio de sus
derechos (diversos pero homogeneizados en uno solo), sin
discriminación visible, ¿qué rol cumplen los derechos humanos?
¿son posibles sin ser pensados en contexto? ¿no es la
universalización del discurso liberal-capitalista de los derechos lo que
los deja sin efecto? ¿no será qué se está llenando el vacío real y
concreto de las experiencias cotidianas con un discurso que queda
anclado únicamente en palabras sin fuerza?

¿No es incluso la lucha social sectaria (que considera solo una


categoría de opresión como la principal) una forma de jerarquización
de derechos de baja categoría y derechos de alta categoría? ¿Puede
una mujer negra pensar o preocuparse por que las mujeres (blancas)
no acceden a cargos directivos en las empresas cuando su vida está

70
Entre Derechos e Intersecciones

signada desde la mañana a la noche por el trabajo doméstico en las


casas de familia de esas mismas mujeres blancas? ¿Es el techo de
cristal el mismo para todxs o hay muchxs que solo tienen un techo de
sótano? Si construiremos un puente que nos permita pasar de una
ciudad sin derechos ni Estado a otra con “ciudadanía plena”, ¿será a
costa de qué y de quiénes? ¿Quiénes harán el puente para que otrxs
lo crucen? ¿Quiénes se quedarán viviendo debajo del mismo?
¿Quiénes esperarán a que vuelvan a buscarles, casi como segundos
o terceros en la lista? ¿Qué ropajes se nos exigirá para ser iguales del
otro lado del puente? ¿Por qué no plantear la equidad de las
diferencias en este mismo lado?

Si un sujeto X en un lugar X no sufre violaciones de derechos o en


otro sufre muchas de ellas, ¿el problema es el lugar o el tipo de sujeto
que habita determinados contextos cuya discriminación le es
constitutiva de su alteridad? ¿el problema son los derechos humanos
o su falta de contexto? Cuando una persona sufre simultáneamente
la violación a varios de sus derechos constitucionales (estatales e
internacionales) en un determinado contexto y en otro no los
experimenta, ese No Sufrimiento es visto por otros grupos como un
privilegio, es decir, el privilegio no como ejercicio de un derecho de
pocxs sino como la ausencia de opresión de algunxs. Tendremos que
plantear que la universalización es deseable, pero en un marco de
economía neoliberal se torna al menos ilusoria, de allí que los
derechos humanos se construyan siempre como “un ideal” y su
avance en las mal llamadas “sociedades desarrolladas” tenga
siempre retrocesos evidentes en otras partes del mundo
“subdesarrolladas”.

71
Entre Derechos e Intersecciones

La perspectiva interseccional para contextualizar


los derechos humanos

Mientras un derecho es otorgado a un grupo (o recuperado), se le es


quitado a otro (o nunca dado), y ese juego de dar y quitar derechos
(aquellos construidos como tales) opera mediante las situaciones de
opresión interseccional que ubican, o más bien, crean determinadxs
sujetxs con determinadas identidades que les hacen ser blanco de
determinadas ausencias de derechos. De allí que en un contexto el
mismo derecho se vuelva privilegio y en otro, el privilegio no sea más
que un derecho real y efectivo.

Incorporar la perspectiva interseccional nos ayuda a visibilizar a


grupos que se hallan y son producidos en los intersticios de las
opresiones de clase, de género o de raza (concepto criticado pero que
se mantiene como categoría de opresión), en tanto los 3 grandes ejes
sobre los que se ha movilizado su base intelectual y activista: el
movimiento feminista negro afro estadounidense (Patricia Hill Collins,
2012). Es importante rescatar la idea de “producción de sujetxs en
los intersticios”, producción que diríamos, siguiendo también a
Boaventura de Sousa Santos (2010), están más allá de la “línea
abismal”, son producidos como “no existentes” (¿y cómo otorgas
derechos a sujetxs que no existen?), por lo cual nunca los hemos
pensado como reales o reconocido su especificidad identitaria.

La interseccionalidad emergió como una necesidad ante la ausencia


de la “mujer negra” en el movimiento feminista blanco y el
movimiento antirracista negro, el primero defendiendo a la mujer sin
color (el blanco como sujeto sin raza pues encarna la norma) que
ahora salía a la calle, y el segundo preocupándose por los problemas
del hombre negro en el espacio público, mientras su esposa era
relegada a la otredad de lo doméstico. Esa sujeta al medio, en el
límite de la línea abismal, luchando por tener nombre, siendo ni lo
uno ni lo otro pero un poco de ambos, que sufre la discriminación
racial y sexual de un modo articulado, nuevo y no meramente aditivo,

72
Entre Derechos e Intersecciones

es una sujeta despojada de sus derechos humanos básicos puesto


que no existe como tal en la realidad jurídica, y al no existir, sus
derechos no pueden ser reivindicados por ningún movimiento social,
hasta que por fin su propia identidad fronteriza tome forma con la
lucha organizada.

Para entender la interseccionalidad como una nueva articulación y


no como “la suma de opresiones” (lo cual genera una batalla de quién
está más oprimidx que quién: tú tienes 3 opresiones y yo 5) es
necesario evaluar si se han producido estereotipos sobre ese grupo
minorizado, si sufre opresiones particulares y específicas que no son
solamente las que padecen las mujeres en general o los negros en
general. Para ello, 3 tipos de discriminaciones son idóneas con objeto
de aclarar este aspecto, según Fernando Rey Martínez (2008):

-en la discriminación múltiple, la persona sufre las discriminaciones


por separado, aunque se acumulen. Pensemos en una mujer con
discapacidad que en una calle pública sufre la ausencia de cierta
infraestructura apta para su cuerpo (también el feminismo nos ayudó
a deconstruir la imagen social estereotípica de un sujeto
discapacitado como aquél que está en silla de ruedas), y luego al
llegar a casa es maltratada por su marido. Son dos experiencias
distintas, en distintos momentos, una en torno a la discapacidad en
contextos urbanos y otra en torno al género en contextos domésticos;

-la discriminación compuesta nos plantea la simultaneidad de


experiencias de opresión. Retomamos el caso de la mujer inmigrante,
que como ya mencionamos, en un país extranjero puede ser
discriminada en un empleo puntual porque para éste solicitan
alguien que sea nativo y también hombre (una masculinización de la
profesión). En ese instante está siendo discriminada por ser mujer e
inmigrante al mismo tiempo;

-por último, la discriminación interseccional podemos comprenderla


a través del caso de la mujer gitana o la mujer negra. La mujer gitana
no solo es discriminada por ser mujer y “además” por ser gitana, sino

73
Entre Derechos e Intersecciones

que es discriminada por ser “mujer gitana”, es decir, recaen sobre


ella específicos estereotipos de género y etnia que difieren de la
imagen adjudicada socialmente al hombre gitano por parte de la
sociedad paya19; lo mismo para el caso de la mujer negra.

Si pensamos en los actos escolares de escuela primaria, la única y


rápida imagen que tal vez se nos venga a la cabeza de una mujer
negra argentina, simbolizando su rol social e identidad cultural
durante la revolución de mayo, sea la de una mujer con pañuelo
cargando mazamorra y vendiendo empanadas, y de tan blancos que
somos (aun siendo mestizxs) debíamos pintar la piel de nuestro
rostro con carbón negro. Al fin y al cabo, siempre podemos ser negros,
porque todo lo no blanco es de color, pero no todo lo de color es
negro, y se hace aun más difícil para quienes deseen concretar un
cambio a la inversa y pintarse “color piel”.

20

19 El mundo gitano se divide entre lo gitano y lo payo (todo aquello


que no es gitano), principalmente el blanco europeo.
20 Link de propiedad: https://imagenwhatsapp.com/videos-
informativos/vendedores-ambulantes-y-pregones-del-25-de-mayo-
1810-para-whatsapp/

74
Entre Derechos e Intersecciones

Mujer negra:
de tanta raza te volviste género,
de tanto género te volviste raza,
de tanta raza y de tanto género,
te volviste esclava21.

Kimberlé Crenshaw acuñó el término interseccionalidad en 1989


para abordar las desigualdades múltiples en el aspecto jurídico, y no
tanto como una teoría general de la opresión. Para explicar ese
concepto recurrió al caso ejemplificador de General Motors. En 1976,
como abogada, Kimberlé lideró una demanda judicial de 5 mujeres
negras que habían sido despedidas por la mencionada empresa de
automóviles. Sin embargo, la justicia argumentó que no hubo
discriminación en razón del sexo, ya que General Motors tenía
contratadas mujeres (pero blancas), ni tampoco hubo discriminación
en función del color de piel, pues la empresa tenía en sus puestos de
trabajo a negros (pero hombres). En conclusión, para el Tribunal
estadounidense el despido de mujeres negras no tenía nada que ver
con algún tipo de discriminación por parte de la empresa. Claro,
según Crenshaw, la justicia no había podido ver la intersección de
ambas discriminaciones.

Si en otro orden consideramos el contexto, veremos que sujetxs que


no han sido producidos estructuralmente en los intersticios pueden,
sin embargo, sufrir opresiones por la articulación propia y eventual
de los sistemas de dominación en torno al género, la raza y la clase
social. Pensemos de nuevo en el caso de la mujer en situación de
discapacidad. A priori, no es una sujeta producida en los intersticios,
pero deviene tal, se constituye subjetiva y corporalmente en una
producción coyuntural (y no tanto estructural), cuando por ejemplo
algunos países implementan políticas de esterilización masiva de
mujeres discapacitadas (habiendo casos documentados), en su ideal
de “pureza nacional”. Aquí entonces prima el contexto intersticial no
estructural que produce un nuevo sujeto para un determinado fin u

21 Autoría propia

75
Entre Derechos e Intersecciones

objetivo, diferente al caso anterior donde el sujeto o sujeta es


producido completamente en los intersticios de un modo estructural.
Tal vez el movimiento geológico de las placas tectónicas nos permita
entender mejor este juego de posiciones y contextos.

SEGUNDA PARTE.
La tercera condición de un privilegio:
el acto de poder. Opresiones y Discriminaciones

A menudo escuchamos frases cortas y de significante vacío, más bien


“mantras multiculturalistas”, al decir de la académica colombiana
Mara Viveros Vigoya (2016). Algunas de ellas: “tienen privilegios
heterosexuales”, “privilegios de clase”, “privilegios de color”, etc., tal
vez de un modo apresurado y sin interiorizarnos profundamente en
las dinámicas que adquieren las dimensiones dominantes del
patriarcado blanco-capitalista. En este sentido, debemos también
pensar al sujeto no como la suma de muchas y heterogéneas
identidades (mujer+negra+latina+lesbiana, etc.) sino a la identidad
como múltiple en sí misma, puesto que no puedo dejar de ser, en
principio, ni mujer ni negra, sino que tendré que rescatar una
dimensión puntual de mi identidad según el contexto de lucha en el
que me ubique. Todo en todo momento puede volverse un obstáculo
para la articulación de luchas sociales. Debemos, tal vez, plantear la
identidad como un “dado” que juega en los azares de las
experiencias posibles de ser vividas, pero también posibles de no
serlas.

De lo anterior, así como no hay privilegios absolutos, tampoco existen


opresiones universales. No hay una opresión general por “ser gay”,
puesto que no es lo mismo ser/estar gay en Argentina que ser/estar
gay en Irán donde la homosexualidad está penalizada con pena de
muerte; ni es lo mismo devenir transexual en Brasil que en Irán
(donde paradójicamente sí está permitida desde fines de los años

76
Entre Derechos e Intersecciones

‘70). Tampoco podemos hablar de una misma opresión en todos los


tiempos, mucho menos en todos los espacios, como notamos recién.
No fue lo mismo ser mujer negra argentina en 1850 que serlo ahora
en 2020 (incluso cuando te detengan en un aeropuerto por la
imposibilidad de ser “negra y argentina”), o en Brasil durante la
esclavitud, durante el Estado Novo o durante el gobierno de Jair
Bolsonaro. A modo de anécdota, nunca olvidaré la frase de un vecino
en una reunión familiar festiva, quien al ver un programa de televisión
dijo: “¿Qué hace un negro con remera argentina?”.

Si el “negro” es relegado al plano de la otredad en la construcción de


una Nación que le debe mucho, imaginemos lo que sucede con la
“mujer negra”. Tenemos así una deuda de género, una deuda de
clase, una deuda de color que debemos saldar, pero sin entrar en
tediosos créditos que el Estado nos da para pagar la deuda a los
mismos que la provocaron. Por tal razón, metodológicamente no
existe otra forma de visibilizar a esxs sujetxs sino es por medio de la
teoría de la interseccionalidad que, como teoría feminista por
excelencia y el mayor aporte del feminismo a las Ciencias Sociales,
busca garantizar la realidad concreta de los derechos humanos
básicos en grupos históricamente oprimidos e invisibilizados,
construidos como “del orden de lo no existente”. La
interseccionalidad tiene un rol fundamental en la contextualización
de esos derechos, puesto que le otorgan el contenido necesario para
que dejen de ser solo palabras o meros ideales humanitarios.

Y así como estar en determinada situación o contexto resultante del


cruce articulado de sistemas de opresión (donde se desenvuelven
ciertos privilegios) no garantiza que los mismos se ejerzan en su
materialidad más directa (el caso relatado al comienzo del artículo),
tampoco estar en determinado contexto social en el cual se
desarrollan patrones cotidianos de discriminación interseccional
implica que esa experiencia de opresión se vivencie en todxs lxs
sujetxs ubicados en el mismo, y si se vivencia por todxs, tampoco la
interpretación de cada unx de ellxs será igual que la del resto. Puede
que ser gay en Brasil sea blanco de ciertas opresiones, pero el

77
Entre Derechos e Intersecciones

contexto en el cual me maneje no permita que esa opresión se


efectúe o lleve a cabo, dependiendo de los recursos, no solo
económicos, sino también afectivos, familiares, íntimos, etc, que yo
posea para “salvarme” de esa vulnerabilidad a la que estoy expuestx
cotidianamente. Es la misma búsqueda de este “contexto de
salvación”, de esa cueva donde el poder oprime menos porque ve
menos, lo que lleva a muchos grupos a migrar, a cambiar de espacios
sociales, a construir nuevas redes de contención, en otros lugares,
con otras familias, en otras condiciones de reinvención personal.

En estos casos, sería más idóneo hablar de contextos con


posibilidades de opresión y contextos con posibilidad de privilegios,
puesto que la mera ubicación en el sistema resultante de la
articulación de relaciones de género, clase, etnia, sexualidad, edad,
etc. no es garantía de experiencia ni de un derecho, ni de un
privilegio, ni de una opresión. Lo que existe es más bien cierta
condición de vulnerabilidad a la discriminación y opresión (luego
diferenciaremos estos conceptos). Sí, nos estamos moviendo en ese
espacio de posibilidades, siempre tenso, nunca pacífico, pero es un
espacio que, de momento queda en el plano teórico, y será necesario
que otros factores entren en juego para que finalmente acontezcan.
Esto es lo que configura la trayectoria individual de experiencias, las
“historias de vida”, pero que de ningún modo es freno para la
construcción de un punto de vista grupal (Patricia Hill Collins, 2012).
De hecho, es su condición primera, la “relación dialógica entre
experiencia y pensamiento”, al decir de una de las autoras
precursoras del movimiento feminista negro estadounidense.

No vamos a ser partícipes tampoco de un discurso romantizado en el


que tanto la mujer blanca como la mujer negra sufren por igual o que
“el hombre blanco también es oprimido”, pues aún estando el
hombre oprimido obtiene ciertos beneficios después de sufrir su
opresión (poder, jerarquía, capital económico y simbólico, estatus
superior de género), mientras que las mujeres (grupo siempre
heterogéneo) consiguen muerte, violaciones, acosos, subvalorización
de su subjetividad femenina/feminizada. Se trata más bien de

78
Entre Derechos e Intersecciones

pensar qué tipo de sufrimiento según qué tipo de contexto. Hay


beneficios históricos que han obtenido algunos grupos en ciertas
geografías respecto de otras colectividades, pero una mujer blanca
puede ser completamente discriminada en sociedades nativas donde
todos sus privilegios de raza pierden sentido o, ser discriminada por
lesbiana donde todos sus privilegios de heterosexualidad se
desmoronan, cayendo en la escala social de jerarquía sexual que
implícitamente gobierna nuestra idea de opresión.

Sin embargo, es más recurrente encontrar que las mujeres negras


estén más oprimidas que las blancas, porque la blanquitud como
minoría ha tenido el poder de occidentalizarse y totalizar el mundo
como forma de dominio racial. De allí que se vuelva “natural” que al
pensar en una mujer imaginemos automáticamente a una mujer de
piel clara y al pensar en una etnia se nos venga a la cabeza alguna
tribu africana y nunca un hombre blanco de traje. Pero eso de ningún
modo habilita a decir que toda mujer blanca es opresora y toda mujer
negra es oprimida, o que todo hombre es opresor y toda mujer es
oprimida, simplemente por la presencia biológica de un determinado
fenotipo u órgano genital. Se trata de tendencias y generalizaciones
históricas, más que de universalizaciones teóricas. Hacer un estudio
de las diferencias, por ejemplo, entre la “esclavitud femenina negra”
y la “trata de blancas con fines de explotación sexual” puede
ayudarnos a comprender mejor cómo operan las categorías
históricas de opresión según el contexto social.

Continuando, es cierto que un órgano genital condiciona la ubicación


de la persona en una estructura de género, racializada y clasista, pero
solo obtendrá los beneficios de esa ubicación si consigue “llegar a
ser” el modelo de normatividad dominante que se impone sobre la
masculinidad y la feminidad en ese contexto. Si una persona con
pene no tiene prácticas heterosexuales, no realiza determinados
deportes “masculinos”, no juega con determinados juguetes “de
varones”, no trabaja en labores o profesiones altamente
masculinizadas, y una lista larga de normas de género, ¿podemos
decir que ese sujeto es opresor solo por el hecho de portar un pene,

79
Entre Derechos e Intersecciones

que incluso es invisible a los ojos de los demás, o solo por el hecho
de tener prácticas hetero-bi-sexuales pero no más que eso? Obtendrá
los beneficios de ser opresor si cumple a raja tabla la norma
dominante que se le impone sobre sus deseos, de lo contrario
devendrá disidente y deberá renunciar a la posibilidad de ejercer los
privilegios que le son otorgados si cumple la heteronorma. Al decir de
Pierre Bourdieu, somos seres dominantes-dominados y ejercemos de
múltiples formas la violencia simbólica (Bourdieu y Passeron, 2001).

Tampoco significa caer en un relativismo absoluto de pensar que el


patriarcado se encarna en las mujeres y estas también se vuelven
opresoras. Hay más bien trayectorias históricas de grupo que se han
ido conformando en el tiempo y en el espacio y han sedimentado una
tradición de experiencias de opresión. Pero como explica Angela
Davis (2004), un hombre esclavo no puede ser nunca opresor porque
carece absolutamente de todos los atributos de poder que se
confieren al hombre blanco libre, realizando incluso las mismas
tareas que llevan a cabo las mujeres esclavas en el marco de una
economía de esclavitud. El hombre esclavo, siguiendo a Mara Viveros
Vigoya, no es propietario, no provee a las necesidades de su familia,
no controla la relación conyugal, a veces incluso se ve obligado a
realizar actividades de costura, limpieza y cocina. En palabras Angela
Davis (2004):

“Si las negras difícilmente eran “mujeres”, en el sentido aceptado del


término, el sistema esclavista también desautorizaba el ejercicio del
dominio masculino por parte de los hombres negros. Debido a que
tanto maridos y esposas como padres e hijas estaban, de la misma
forma, sometidos a la autoridad absoluta de sus propietarios, el
fortalecimiento de la dominación masculina entre los esclavos podría
haber provocado una peligrosa ruptura en la cadena de mando”. (p.
16)

El cruce entre el género y la esclavitud evidencia entonces la no


universalización del hombre como opresor por su naturaleza genital
sino por su posición hegemónica en el sistema de dominación. Esta
posición, en algunos casos llega a ser ocupada por una mujer, siendo
difícil modificar su principio de poder constitutivo y eso explica, por

80
Entre Derechos e Intersecciones

ejemplo, que en Brasil una jueza haya condenado a una joven


adolescente sabiendo que sufría de violaciones en la cárcel que le
fue asignada. Por tanto, el habitar “puestos de poder” por parte de
sujetxs oprimidxs no es garantía suficiente del desmantelamiento de
las estructuras patriarcales, racistas y clasistas de opresión
sintetizadas en el Estado. De allí que el concepto de patriarcado
como estructura absoluta de dominación es al menos cuestionable.

Sin embargo, que a la mujer esclava (andina o africana) además se


le ejerciera el acto de violación sobre su cuerpo por parte del hombre
blanco (europeo o criollo), no significa que el hombre negro esclavo
se vuelva automáticamente opresor. El opresor es el hombre blanco
heterosexual libre, o sea, el amo. De allí que solo tejiendo la red de
relaciones de género, raza y clase que acontecen en un contexto
histórico-social determinado podremos descubrir quién está
ejerciendo el rol de opresor y con qué privilegios cuenta para
mantenerse en ese lugar privilegiado. Porque incluso la no puesta en
práctica de sus privilegios le hace perder sus derechos de clase, de
género o de raza, tal como ha sucedido con hombres que renunciaron
en sus colonias a oprimir sus súbditos o violar “sus” mujeres.

Es cierto que una clase social media-alta ofrece recursos con los
cuales defenderse de ciertas opresiones, pero defensa no significa
ejercicio de un privilegio. Esto significa que, el no sufrimiento de una
opresión particular (porque se cuenta con recursos de clase, de
género o de raza) no significa el ejercicio de un privilegio sobre otro
sujeto oprimido por el sujeto que produce el sufrimiento. Por tanto, el
privilegio necesita además un tercer requisito: constituirse en un acto
de poder mediante el cual se ejerce dominio sobre otrx sujetx.

Un ejemplo. Que alguien no sufra ciertas opresiones de mujer negra


por poseer dinero, educación, trabajo formal, etc. no significa que
tenga un privilegio de mujer blanca, porque no es mujer blanca y no
puede ocupar jamás ese lugar, al menos en el plano teórico; privilegio
de mujer blanca es que siendo negra tenga en su casa trabajando a
una empleada también negra. Otro ejemplo. El matrimonio igualitario

81
Entre Derechos e Intersecciones

será un privilegio si: solo un grupo tiene el derecho de ejercerlo, si al


ejercerlo obtiene los beneficios jurídicos de ese ejercicio y si la
persona con la cual contrae la unión civil es obligada a casarse contra
su voluntad en tanto acto evidente de poder. Si se cumplen esas tres
condiciones podemos decir que un privilegio se ha consumado, y que
allí el derecho sí muestra su otra cara de privilegio.

Por su parte, que una mujer negra acceda al matrimonio no puede


ser considerado a priori privilegio si en el contexto racial en el que
vive solo el matrimonio blanco es el que tiene valor y estatus social.
Ni tampoco el matrimonio de una mujer blanca obligada a casarse
puede ser considerado un privilegio de clase, cuando ello solo
muestra la opresión de género y su imposibilidad de tomar decisiones
libres en torno a los afectos y su forma de institucionalizarlos. Es
decir, el no sufrimiento de determinada condición no puede
entenderse automáticamente como privilegio, porque no sufrir algo
en particular no significa un privilegio general, porque los privilegios
en el sistema de género-raza-clase no se construyen para evitar
sufrimientos, se construyen para ejercer poder sobre otrxs sujetxs. Es
cierto entonces que hay posiciones que evitan que ciertos sujetxs
padezcan las consecuencias de ese poder biopolítico y disciplinario,
pero ello no significa que se vuelvan opresores en la misma línea u
objeto de ausencia de esa opresión.

En consecuencia, no podemos oponer “opresión vs. no opresión”. La


ecuación correcta, en este sentido, intuyo sería “Una opresión vs.
Otra opresión”. El ejercicio de un derecho por sí solo, como el derecho
a la educación o al trabajo, no puede ser considerado un privilegio.
De lo contrario, diríamos que tenemos el privilegio de ser
considerados humanos y otros no, incluso que tenemos el privilegio
de poder comer todos los días, mientras que otros grupos tienen
negado ese derecho. ¿Acaso comer puede ser considerado un
privilegio? Me parece que el nudo de la cuestión está en otra parte y
solo nos estamos desviando de curso. Insisto, tener un derecho no
significa tener un privilegio, éste significa que hay otra persona que

82
Entre Derechos e Intersecciones

no lo tiene porque otra persona acapara su derecho y ese


acaparamiento se vuelve un privilegio.

Privilegio es tener más derechos de los que se debería tener porque


se está ejerciendo poder sobre sujetxs sin derechos. Un amo tiene el
privilegio de explotar el no derecho laboral de su esclavo, un marido
el no derecho sexual de su esposa. Si ella tiene el derecho de
divorciarse y lo ejerce plenamente no significa que tenga un privilegio
respecto de la mujer que no puede hacerlo, lo tendrá si es a costa de
ella. Esto de ningún modo es decir que todxs pasamos a ser
“oprimidixs” y sufrimos lo mismo. Jamás se sufre lo mismo, por
nuestra propia naturaleza subjetiva y diversa. Como expresaba la
activista June Jordan (1990), “a todo llamamos opresión” 22: si oprimir
denota tanto un dolor de dientes, como la experiencia única de
violación, o la historia de décadas de discriminación racial,
deberemos procurar entonces distintos conceptos para nombrar
esas experiencias también distintas; se trata más bien de un
problema del lenguaje y su vaciamiento.

Sin embargo, hay sufrimientos históricamente construidos que deben


ser reconocidos y adquirir entidad colectiva, pero luego deberán ser
evaluados en su trayectoria individual. Históricamente, por una
cuestión estructural, las mujeres han estado más oprimidas que los
hombres, y las mujeres negras más que las blancas, ya en Estados
Unidos, ya en Argentina, ya en El Congo, y nos hicimos conscientes
de esas opresiones gracias al movimiento feminista blanco (nunca
nombrado como tal) y el movimiento feminista negro. Pero esta
tendencia histórica no es con motivo de comparar opresiones, sino
de habilitar alianzas y espacios de diálogo entre grupos oprimidos. En
este sentido, no es lo mismo que el movimiento feminista negro
articule con el movimiento de liberación negra, a que el movimiento
feminista “sin color” articule una solidaridad racial con el hombre
blanco para mantener su opresión de raza. Deberá hacerlo entre

22 Entrevista realizada por Pratibha Parmar. En “Feminismo negro:


la política como articulación” (1990)

83
Entre Derechos e Intersecciones

condiciones o situaciones oprimidas, no entre categorías que


oprimen: articulará tal vez con el hombre homosexual pero no con el
hombre blanco por el solo hecho de su color de piel, aunque ésta se
haya visto discriminada en contextos muy puntuales, pero muy poco
frecuentes.

Aquí llegamos a otro punto importante: ¿Cuándo o cuánta


discriminación puede ser considerada opresión? La opresión
conlleva siempre discriminación, pero no toda discriminación es, por
definición, opresión. Si una mujer blanca viaja a un país de negros y
se siente “discriminada”, ello no significa que esté siendo oprimida.
Etimológicamente “oprimir” es presionar sobre algo. Ahora bien, no
hay opresión sin discriminación, pero sí puede haber entonces
discriminación sin opresión. Y esto sí es central para no igualar los
sufrimientos colectivos. La opresión siempre excede a la
discriminación, la sobrepasa y condiciona.

Tomemos otro ejemplo. El hecho que una persona bisexual se sienta


discriminada en ciertos contextos por no ser ni homosexual ni
heterosexual (para lo cual deberá buscar un espacio propio de
autenticidad si desea construir una identidad bi), no niega que
históricamente hayan sido las personas homosexuales (a nivel de
estructura identitaria fija) las que sufrieron determinadas opresiones,
pues la persona bisexual (o de prácticas bisexuales) tiene a veces,
más o menos, la posibilidad de escape de ciertas situaciones
vulnerables a la opresión. Cuando actúa en el nivel de la
heterosexualidad posee ciertos derechos (no privilegios), y cuando
actúa en el nivel de la homosexualidad automáticamente los pierde.
Pero aquella persona que solo actúa en el campo normativo de la
homo o transexualidad, por ejemplo, no puede “desvestirse” y decir
“hoy no quiero ser gay, hoy no quiero ser trans”. Siempre su condición
identitaria, asumida antes o durante la lucha, en determinado
contexto le hará ser sujetx sin derechos, pero no significa que la
persona bisexual tenga un privilegio respecto del gay, sino
simplemente mayores posibilidades de tener derechos que unx
homosexual no puede tener en algunas situaciones. En fin, es más

84
Entre Derechos e Intersecciones

explícito decir que una persona bisexual sufre discriminación,


mientras que una homosexual, opresión.

Entonces, creo, que la cuestión debe plantearse al revés, no cuántos


privilegios tenemos sino cuántos derechos podemos ejercer y si
obtenemos realmente los beneficios de ese ejercicio, lo cual nos
servirá para desmantelar la “vulnerabilidad estructural” (Mario
Pecheny, 2016) que sufren ciertas identidades, prácticas y sujetxs en
contexto. El autor citado nos dice que debemos también trasladar la
idea de discriminación anclada a una cuestión de prejuicios
personales en torno a “minorías” y ver cómo se inserta en una
estructura mayor que produce discriminaciones, las cuales
conseguirán que, aun teniendo la posibilidad de ejercicio de un
derecho no podamos nunca o casi nunca obtener sus beneficios
sociales, simbólicos y materiales.

Al hacer este pasaje, por ejemplo, del “racismo” como una cuestión
de opinión individual sin consecuencias políticas (Mara Viveros
Vigoya nos dice que “racista” es quien cree en las razas) al racismo
como una estructura que genera discriminaciones raciales, Pecheny
nos habla entonces de una discriminación de tipo ejecutada y otra de
tipo anticipada. Un caso de discriminación ejecutada es cuando una
persona “de color” o con determinada vestimenta de “barrio pobre”
se le es negada su entrada a un boliche de clase media. Ahora bien,
para evitar pasar nuevamente por esta situación, la persona “de
color” decide no asistir más a ese boliche, e incluso por extensión, a
todo otro boliche de iguales características. Se produce entonces una
práctica de auto-discriminación que justifica, para los blancos, el
discurso de “no somos racistas, ellos se autodiscriminan solos”. Es
entonces el concepto de “discriminación anticipada” el que nos
permite comprender que, aun teniendo el derecho, aun siendo
iguales ante la ley, en los hechos no puedo obtener los beneficios de
esa norma igualitaria, haciendo que el discurso de los derechos
humanos quede obsoleto en una estructura social que está pensada
para poner frenos a su efectiva implementación.

85
Entre Derechos e Intersecciones

En síntesis, la sola presencia de un derecho no significa


automáticamente la presencia de un privilegio. Se volverá un
privilegio, para el caso de un varón bisexual, si tiene por ejemplo el
derecho al matrimonio heterosexual que le es negado a otrxs, si
obtiene los beneficios de ese matrimonio y si ejerce sobre otro sujeto
un acto de poder o violencia simbólica, como puede ser estar casado
con una mujer y tener relaciones con un amante hombre al cual ubica
en un espacio de alteridad sexual. Solo aquí podemos decir que el
varón bisexual tiene un privilegio de heterosexual (y no un privilegio
de bisexual) porque se cumplen las 3 condiciones necesarias, porque
ha llegado a la posición de minoría privilegiada (hombre heterosexual
“blanco” de clase media alta y en casos, cristiano): derecho para
pocos o algunos, goce de los beneficios del ejercicio de ese derecho,
acto de poder o violencia simbólica sobre otro sujeto que no tiene tal
derecho en consideración. Entonces, la ausencia de una opresión no
puede ser considerada un privilegio, sino que el privilegio es toda
posibilidad de ejercer opresión sobre otrx, negándole su derecho: los
hombres con el privilegio del voto negado a las mujeres.

Si un gay tiene el derecho de casarse (explícito en la ley), pero tiene


otras barreras a su puesta en ejercicio (pensemos un homosexual en
una familia gitana, donde el peso de lo familiar es mayor que en
nuestras sociedades gays más individual-liberales, e incluso “lo gay”
se ve como una herencia de occidente) o al hacerlo, con posterioridad
una obra social no le otorga los beneficios por ser una “pareja gay”
(a lo cual deberá iniciar trámites judiciales que no todxs cuentan con
tiempo, dinero y esfuerzo), no podemos decir que tenga un privilegio
de género-clase. De hecho, hablar todo el tiempo de los derechos
como si fueran privilegios solo nos ubica en un lugar de crítica
destructiva de la propia lucha histórica de nuestros colectivos.
Privilegio sería no reconocer que otrxs no pueden ejercer ese derecho
que tengo (negar la voz a otros grupos, un privilegio por omisión),
pero no el hecho mismo de ejercerlo.

Cuando un movimiento social se cierra a escuchar las demandas de


sus multitudes identitarias, con sus propios problemas y

86
Entre Derechos e Intersecciones

experiencias, pero que hacen el esfuerzo por articular un


pensamiento estratégico, está evidenciando el ejercicio de un
privilegio discursivo. Si incluso se niega al diálogo con otros
movimientos, en una especie de “ecología de luchas”, está
incurriendo en un privilegio de frontera. Es necesario por tanto decir
que “apertura” no significa pérdida de autonomía, todo movimiento
social necesita concentrarse en sus propias experiencias, evaluar
cuáles se están volviendo centrales y qué otras relega a la otredad
dentro de la otredad, pero ello no implica un cierre territorial respecto
de otras y nuevas luchas identitarias, o de
reivindicación/recuperación de derechos.

Más que empeñarnos en marcar privilegios, deberíamos trazar


espacios de ausencia de derechos y observar si alguien está
acumulando los derechos de otra persona o grupo que no los tiene.
Si una empleada doméstica no posee el derecho a vacaciones pagas
es porque su empleador le está negando ese derecho, se lo está
acaparando, dada su informalidad en el trabajo que lleva a cabo. Allí,
el privilegio no lo tiene otra empleada doméstica que sí puede ejercer
ese derecho, sino el empleador que se lo está negando, porque en
ese momento está ejerciendo un acto de poder. El empleador ahí sí
tiene un privilegio de clase, y no la empleada que tiene sus
vacaciones pagas.

Es decir, la relación no es entre oprimidxs con o sin derechos para


determinar la existencia de un privilegio en sentido comparativo
(línea horizontal), sino que el privilegio existe en la relación contextual
entre oprimidx y opresor (línea vertical). Si una mujer empleadora
tiene un marido que la violenta, el privilegio no lo tiene una mujer que
no sufre esa violencia doméstica, el privilegio de género lo tiene el
marido. Si el marido es negro y sufre múltiples discriminaciones de
su Superior blanco, el privilegio no lo tiene el hombre negro que no
sufre esa opresión, lo tiene el Superior blanco. Es decir, el privilegio
se constituye como el acto de poder que circula en una relación
específica y vertical entre aquel sujeto que se ubica en el plano de

87
Entre Derechos e Intersecciones

opresor y aquel otro que se halla inserto en el campo de lo oprimido,


en determinado contexto con posibilidad de transformación.

El privilegio está siempre en el orden de una relación vertical y


desigual, no en una relación horizontal que busca la igualdad y
equidad de lxs oprimidxs. El privilegio ocurre cuando se ejerce algún
tipo de opresión (activa o pasiva) desde una posición de poder, no
cuando se cuenta con recursos para defenderse del mismo. En este
último caso, si se comparten los recursos de defensa ante la
opresión, la posibilidad de privilegio quedará solo en el plano teórico,
sin efectividad alguna en el orden práctico, una “esterilización” del
privilegio que no lo reproduzca. El privilegio es el poder que se
esconde en la ausencia de derechos. Todo privilegio implica un
derecho, pero no todo derecho es un privilegio si otrx no lo tiene. El
privilegio es siempre una posesión de quien oprime, no de quien no
sufre alguna opresión en particular.

Esto para nada es una justificación de quienes sí tienen privilegios


sino una interpelación a quienes sufrimos opresiones y cualquier
“hueco” que encontramos en las intersecciones que nos oprimen a
diario, para “poder descansar”, son vistas como privilegios, incluso
por nuestrxs compañerxs de lucha. De lo contrario, no sería idóneo
hablar de derechos humanos si cualquier persona que los tiene es
clasificada inmediatamente como persona con “el privilegio de
estudiar”, “el privilegio de comer”, “el privilegio de casarse”. ¿Cómo
estudiar o tener una casa puede ser un privilegio? Esta idea incluso
está anclada en el imaginario social, a tal punto que muchxs sujetxs
no piensan si quiera que es un derecho, que es resultado de la lucha
histórica del movimiento estudiantil y feminista, que pueden ejercerlo
reclamándole al Estado los recursos necesarios para que se
efectivice.

Se confunden derechos con privilegios, prácticas con identidades,


grupos con etnias. Más bien debemos plantearnos quién tiene el
derecho de acaparar tanta comida que le niega el derecho a otrx a
alimentarse, quién tiene el derecho y poder de investigar en la ciencia

88
Entre Derechos e Intersecciones

que le niega el derecho a otrx a producir conocimiento científico,


quién tiene el privilegio de permitir que algunxs sujetxs sean “aptos”
para un tipo de unión civil mientras que otrxs no. En este terreno
operan los privilegios.

Si todo derecho conquistado se vuelve discursivamente un privilegio


¿no será que el discurso del poder ha penetrado tanto en nosotrxs
que ahora nos sentimos opresores todo el tiempo simplemente
porque en determinadas circunstancias sociales podemos llegar a
gozar de algunos derechos? Cuando las mujeres pasaron de la
esclavitud a la libertad, en realidad pasaron de ser esclavas a ser
pobres, de ser esclavas violadas por su amo a ser proletarias de
“relaciones no consensuadas” con su marido. El único cambio fue el
estatuto parcial de libertad sexual, como expresa Angela Davis. El
derecho a disponer libremente del cuerpo jamás puede considerarse
un privilegio, sino que debemos luchar por acabar con el privilegio de
una clase social generizada, racializada, que dispone del cuerpo de
otrxs. En este contexto, la lucha contra los privilegios es lucha contra
la esclavitud, y no marcar despectivamente el derecho conseguido
por una población negra que dejó de estar esclavizada, pero no por
ello dejó de estar habitando condiciones de pobreza y hacinamiento
en las periferias de las urbes recientemente industrializadas. Más
aún, ¿por qué algunos "privilegios" son legitimados socialmente y
otros no?

Parece como si de un momento a otro pasamos todxs a dejar de tener


derechos para tener solo privilegios. Y esto no fue culpa de la
introducción de la interseccionalidad como movimiento teórico
(puesto que, en América Latina, por ejemplo, llegó mucho después
de la reivindicación identitaria de microgrupos). El error estuvo en
sostener una posición hegemónica (blanca-heterosexual) que negó la
multiplicidad de voces que formaban y forman parte de los grandes
movimientos sociales del siglo XX y XXI. Esas voces silenciadas en
vistas a un “discurso mayor homogeneizante” ahora reclaman su
identidad interna tomando como herramienta de lucha la idea de la
interseccionalidad de opresiones, discriminaciones e identidades:

89
Entre Derechos e Intersecciones

“existo y puedo explicar dónde estuve oculta todo este tiempo y quién
tapó mi mano cuando quise asomarme y contar que tenía nombre”.

Por todo lo expuesto, así como las opresiones son interseccionales,


de la misma manera los privilegios solo son posibles si se tienen al
mismo tiempo otros privilegios. Un solo privilegio, como pez pisciano,
no sobrevive sin otro que lo sostenga. De allí que, en algunos
contextos, no sea suficiente tener solamente “un privilegio de clase”,
ya que la opresión por color de piel lo bloquea, ni tampoco sea
suficiente poseer “un privilegio de raza”, porque la
orientación/decisión/elección sexual disidente la deja sin efecto. Los
privilegios operan juntos en el sistema que los instituye como tales.
En un contexto signado o marcado por la nacionalidad y el género
(pensemos en las mujeres inmigrantes mexicanas en Estados
Unidos) no alcanza con tener “un privilegio”. Es decir, el privilegio es
también interseccional, y no solo la opresión.

La posición social en un sistema de opresión es también histórico. Al


tiempo que las mujeres negras empleadas domésticas fueron
reemplazadas, en Estados Unidos, por mujeres inmigrantes
indocumentadas sin estatus de ciudadanía, fueron también
redefinidas en la función de cuidado y limpieza obteniendo salarios
iguales o aun más bajos en centros de cuidados infantiles,
hospitales, casas geriátricas, restaurantes, etc.

De lo anterior podemos concluir que, en la arena política resultante


del cruce de sistemas de dominación patriarcal, capitalista, colonial,
étnica, transgénica, siempre es una minoría la que puede ejercer
todos los privilegios a la vez: el privilegio de los privilegios. A ella la
llamaremos “minoría privilegiada”, aquella que, si consideramos un
contexto particular, por citar, el cruce entre 4 categorías de opresión
(género, sexualidad, color de piel, clase social) es la que posee
privilegios de 4 tipos que interrelacionados y mezclados producen un
sujetx ubicado en la posición hegemónica más alta o central del
sistema, teniendo en su poder una mano cuyos dedos son todas las
dimensiones identitarias desde las cuales puede oprimir y cuyo dedo

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Entre Derechos e Intersecciones

gordo (sujetx pasible de opresión) es apretado por los dedos


restantes.

En efecto, decir que alguien heterosexual tiene privilegios, sin


contextualizar, sin evaluar la trayectoria personal de experiencias
vividas, sin tener en cuenta la situación de negación o habilitación
para el ejercicio de ese posible privilegio, es caer en un error de
dramáticas consecuencias políticas y teóricas para la construcción y
reconstrucción de una alternativa de resistencia global. Es alimentar
el ego de la propia lucha identitaria y esencialista que en vez de
articular genera más divisiones sociales al interior de los grupos
oprimidos. El mundo es más complejo de lo que pensamos y requiere
nuestra creatividad para hallar posiciones disidentes que, como
abejas revolucionarias, piquen tanto, en tantos lugares al mismo
tiempo que finalmente agrieten al sistema al punto de desarmarlo
por completo. Pero también serán necesarias hormigas que en el
interior de la tierra borren cualquier vestigio de su estructura edilicia,
imposibilitando la reconstrucción del sistema.

Cuando estamos en el campo de las posibilidades tenemos la opción,


siempre presente, de volvernos disidentes, de no ejercer los
privilegios que podríamos ejercer, de no representar ni encarnar la
minoría privilegiada del sistema en cuestión, de allí que no sea
incorrecto decir que existen heterosexuales disidentes, blancos
disidentes, puesto que no responden a la norma hegemónica de las
prácticas, pensamientos y experiencias del hombre heterosexual
blanco propietario. Qué tipo de heterosexualidad, qué tipo de
blanquitud, qué tipo de burguesía es la cuestión. Todo esto dejando
a un lado de momento el amplísimo debate sobre la identidad y las
micro-identidades, puesto que ellas no son más que la normalización
de uno de sus elementos particulares vuelto universal para todo el
grupo que busque identificarse con ellas. Como nos dice el
antropólogo David Berná Serna (2013), el problema no es la
identidad en sí, sino qué tipo de identidad se impuso desde el siglo
XIX en adelante, mostrando su función como artefacto de
domesticación del poder disciplinario.

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Entre Derechos e Intersecciones

Retomando, apertura no significa pérdida de autonomía de un


movimiento social, ni tampoco no asistir a una marcha de mujeres
significa no participar activamente del feminismo interseccional
como movimiento global de resistencia antipatriarcal, anticapitalista,
anticolonialista y antitransgénica: participación y asistencia son dos
instancias diferentes para dos sujetxs distintxs. En este sentido, la
interseccionalidad no busca especificar la discriminación para negar
la condición general de opresión de un sistema de dominación, sino
que procura leerla múltiplemente en la vida cotidiana. ¿Podremos
saber cómo actúa el patriarcado sino es viendo las diversas formas
que adquiere en determinados contextos, sujetxs y situaciones,
configurando experiencias concretas, individuales y colectivas, de
opresión? La interseccionalidad es, en consecuencia, una forma de
operacionalizar la opresión en la vida cotidiana de las personas y las
mayorías minorizadas (mujeres, negrxs, orientales, etc.); es la parte
metodológica de la teoría del patriarcado, una crítica feminista al
“feminismo”.

Por último, ¿qué derechos humanos son posibles en el contexto del


sistema patriarcal, colonialista, capitalista y transgénico del siglo XXI?
¿Cómo el mismo sistema de dominación que viola derechos puede
también otorgarlos? ¿Qué prácticas posibilitan e imposibilitan el
ejercicio de esos/nuestros derechos? ¿La lucha es contra los
privilegios o contra el sistema que los crea? Ya dijimos hace cinco
décadas que el capitalismo no podía humanizarse, no podía ser
bueno, no podía ser incluso verde o amigable con el ambiente (la
falacia de la “sostenibilidad” del discurso de la economía verde), que
era una contradicción inherente a su propia constitución: depredar a
la naturaleza (vista como Madre) y las mujeres que parirán proletarixs
para que la exploten. Porque en el capitalismo, todo lo que se explota
es primero antes feminizado: mujeres, Tierra, niñxs, emociones.

En analogía y extensión, si el Estado ha sido la condición de garantía


e institucionalización histórica del patriarcado, ¿es posible un Estado
que no sea patriarcal? En otro orden, ¿es un Estado plurinacional
menos colonial cuando el propio Estado fue la forma de plasmar la

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Entre Derechos e Intersecciones

idea de raza blanca al servicio del colonizador? Y si el Estado es la


principal institución hegemónica que vela por los derechos
elementales de los pueblos y lo hace con orden de fuerza (aún
relativa para los organismos internacionales de derechos humanos),
¿qué posibilidad nos queda de confiar plenamente en él? Así como
nadie es pobre en la ley, así también nadie es oprimidx si no se da
voz a su opresión. Cada vacío legal es un nicho de ausencia de
derechos y posibilidad de mercados ilegales, es un no-lugar de
producción de intersecciones invisibilizadas, una heterotopía, al decir
de Michel Foucault (1978), un espacio “otro” signado a la otredad y
el ostracismo identitario, porque en el mundo de la democracia
capitalista liberal, lamentablemente, todo lo que no tiene identidad,
no tiene derechos.

“Creo que es más importante ser antirracista


que ser orgullosamente negra,
creo que es más importante ser feminista
que reconocernos mujeres,
creo que es más importante eliminar el régimen de la
heterosexualidad que ser lesbiana,
creo que lo importante son proyectos políticos de transformación,
que surgen desde los movimientos sociales,
pero también de la academia crítica”

Ochy Curiel

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Entre Derechos e Intersecciones

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Esta obra se finalizó en el mes de abril de 2020,


en la Ciudad de Río Cuarto, Argentina.

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