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24 de Marzo de 1976
4- ¿ Que es el Negacionismo?
El negacionismo es el desconocimiento, puesta en duda y/o
negación sistemática de hechos de nuestra historia con fines políticos.
La forma más directa de negacionismo en Argentina, por ejemplo, pone
en duda la desaparición forzada de personas o la apropiación de
menores por parte del Estado terrorista. La visión negacionista más
difundida en los años ochenta fue la denominada Teoría de los dos
demonios, que planteó que la sociedad argentina de los años setenta se
vio arrasada por el horror que produjo la confrontación violenta entre un
sector de la extrema izquierda, es decir, la guerrilla, y otro de la extrema
derecha representado por la represión del Estado militar. Esta teoría
posiciona el accionar del Estado represivo en una falsa simetría con la
actividad de los grupos particulares y posiciona al resto de la sociedad
en un lugar pasivo, desdibujando el conflicto social subyacente. En este
sentido, como se mencionó anteriormente, sólo pueden considerarse
delitos de lesa humanidad aquellos que han sido cometidos por el
Estado y contra la población civil. Por lo tanto, las acciones cometidas
por miembros del Estado son crímenes de lesa humanidad y las acciones
de los particulares se rigen por las reglas del derecho común.
En la actualidad, la versión con la que nos enfrentamos de la Teoría
de los dos demonios es “La historia completa”, que propone una
heroización de quienes participaron del terrorismo de Estado violando
los derechos humanos y la liberación de aquellas personas que se
encuentran detenidas y/o condenadas por delitos de lesa humanidad.
Otra forma de incurrir en discursos políticos negacionistas es la
relativización sobre la cantidad de personas desaparecidas por el Estado
terrorista. Los 30.000 casos que sostienen los organismos de derechos
humanos no tienen comprobación empírica precisamente porque la
represión ilegal fue clandestina. Es necesario correrse de la lógica
de la verificación, comprendiendo que existe una sub-denuncia de casos
por temor a represalias, por la falta de sobrevivientes que testimonien el
caso o simplemente por la dificultad que implica contar hechos tan
traumáticos y horrorosos. Esto refuerza la responsabilidad del Estado de
garantizar el derecho a la verdad, teniendo en consideración que la falta
de pruebas sobre el número de personas desaparecidas está
íntimamente vinculada al mantenimiento de los archivos de la dictadura
por fuera de la esfera pública.