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mirada sociológica
https://ahoracosta.com/el-coronavirus-observado-desde-una-mirada-sociologica/
¿Qué hace que en España e Italia la población envejecida haya sido contagiada de una
forma muy superior a países como China y Corea?
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VALERIA RUIZ
A día de hoy, los datos en España en referencia al COVID-19, según fuentes oficiales
del Ministerio de Sanidad, son los siguientes: 33.089 casos confirmados, 4.517 casos
nuevos desde ayer, 2.182 fallecidos por esta causa y 3.355 personas curadas.
El primer caso en nuestro país se detectó en La Gomera el 31 de enero. Actualmente, las
CC.AA más afectadas en números relativos según tasa, son: Madrid, La Rioja, Navarra y
País Vasco, con entre 101,7 y 210,2 casos por 100.000 hab. El porcentaje de mortalidad de
los casos con datos notificados, según grupos de edad, es el siguiente:
% letalidad intragrupo
Grupos de Nº Nº % fallecidos
respecto a casos
edad (años) confirmados fallecidos sobre el total
confirmados
0–9 129 0 0 0
10 – 19 221 1 0,12 0,45
20 – 29 1.285 4 0,5 0,31
30 – 39 2.208 3 0,37 0,14
40 – 49 2.219 9 1,12 0,31
50 – 59 3.129 20 2,48 0,64
60 – 69 2.916 63 7,83 2,16
70 – 79 3.132 164 20,37 5,24
<80 3.020 541 67,2 17,91
TOTAL 18.959 805 100 %
Fuente: Ministerio de Sanidad (2020)
Estos datos deben interpretarse de forma cautelar debido a dos razones: primero, porque
es imposible medir la magnitud real de personas contagiadas, dado que según las 2
publicaciones recientes, un alto porcentaje de la población es y será asintomática; segundo,
porque que no todos los países se encuentran en el mismo punto de la curva, es decir, en
la misma fase del progreso de la expansión vírica. Según la Ley de Farr -denominada así
por el epidemiólogo que aplicó este modelo -, las epidemias siguen un patrón de
distribución normal basada en la campana de Gauss, lo que determinará su situación actual
y futura dependiendo de la fase en la que se encuentre:
Como sabemos, este es un modelo estadístico que puede alterarse si se modifican los
patrones sociales, es decir, si somos conscientes de la situación e instauramos medidas que
alteren nuestras conductas antes del ascenso de la curva, podremos llegar a suavizarla. Por
lo tanto, ¿por qué tiene cabida la sociología en este análisis?
Es evidente, que existen factores de peso que no son puramente culturales -aunque puedan
depender de ello-, que han influido en la magnitud de este fenómeno y en las diferencias de
los efectos causados en distintos países. No se puede hablar de un factor determinante, sino
del sumatorio de múltiples:
La calidad del sistema sanitario y el acceso público a éste: Cantidad, en términos
relativos y proporcionales a la población total, de recursos disponibles:
Equipo humano: personal sanitario en cada área de intervención.
Según los últimos datos definitivos del INE a 1 de julio de 2019, España tiene una
población residente de 47.100.396 de personas. En la siguiente gráfica, se muestran los
datos desagregados por grupos de edad:
Podríamos hablar de temas clásicos de macrosociología como son las diferencias de clase,
la estratificación social, la división sexual del trabajo y múltiples factores más que, sin
duda, moldean esta pandemia. Pero en este caso, abogo por un análisis de perspectiva
microsociológica.
¿Qué tienen en común culturalmente España e Italia? Son países mediterráneos con ciertas
similitudes sociales, países donde el contacto intrapersonal es mucho más recurrente que en
el resto. Países con una vinculación familiar basada en redes sociales con lazos fuertes –
véase el familismo amoral de Bandfield-, donde conviven familias extensas, donde la
emancipación juvenil se retrasa hasta edades avanzadas y donde pueden convivir en un
mismo hogar tres generaciones diferentes –hijos, padres, abuelos-. Las personas valoran y
priman vivir cerca de sus familiares, existe cierta dependencia bidireccional, son más
comunitarios y menos individualistas. Desarrollan un infinidad de rituales sociales para la
cohesión y la interconexión social. ¿Qué diferencia existe entre saludar con dos besos o dar
la mano? El carácter cultural de la sociedad. Los países mediterráneos, por su tradición
histórica –facilitada por su climatología- los hace factibles a desarrollar una cultura de ocio,
de hacer vida cotidiana fuera del hogar, de invertir una gran cantidad de tiempo en las
relaciones sociales físicas, de afectividad. ¿Diríamos lo mismo de China, Alemania o
Noruega?
El crecimiento exponencial del virus en nuestro país –entre otros factores- se debe a la gran 2
cantidad de interacciones sociales que se producen diariamente, vivimos en una sociedad
red donde fluctuamos por diferentes flujos: familiares, sociales, laborales y de ocio. El
mayor número de contagio en la población envejecida es fruto de su menor aislamiento -en
términos genéricos-, se han visto expuesto a un mayor contacto con familiares contagiados
y/o portadores.
Por último, todas estas casuísticas culturales, han propiciado que la vida social y laboral
haya sido más difícil de paralizar en nuestro país, facilitando el avance del COVID-19, que
en países como China, cuyo modelo social y político, siempre ha sido más conservador,
disciplinado y autoritario con un fuerte control gubernamental.