‘Hasta que la vida nos separe’

Guión literario

Acto I
Escena I
(Se enciende la luz general de escena poco a poco)

Entra en escena Pablo, regresando de la calle. Se coloca

en medio del escenario, donde está situado el espejo, y
comienza a mirarse en él, sacándose una caja de anillo del
bolsillo.
- Pablo: (Mirándose al espejo) Cariño, ¿quieres casarte
conmigo? No, espera. (Cómo retocándose un poco la
apariencia) Ahora. (Mirándose fijamente al espejo)
Cariño, ¿te gustaría casarte conmigo? (Cabreándose)
Venga tío, con esta cara quién va a querer casarse contigo
joder. Se nota demasiado que no lo dices enserio.
(Camina hacia el sofá mientras habla) Mira que la quiero,
pero veo tan absurdo todo esto. (Se sienta) Las bodas ya
no son bodas, son espectáculos con afán de superación
entre unas y otras; una boda no es emotiva y feliz por ser
especial y sincera, sino porque has sido capaz de
sorprender a la gente más veces que en la última boda en
la que estuvieron antes con detallitos y pijotadas. A
dónde vamos a llegar…
(Convencido) El amor se demuestra de muchas maneras,
pero esto sólo es un paso hacia un precipicio cada vez
más inevitable, y es que son más y más las parejas que no
duran ni un suspiro tras casarse, está demostrado, no lo
digo yo, sino las estadísticas, que están ahí para algo.
(Levantándose del sofá) El problema no es querer casarse
o no querer casarse, el problema es que cada vez nos
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asusta más el compromiso, nos da miedo que vean en

nosotros una seguridad cuando en realidad sabemos que
no estamos seguros de nada. Lo tenemos todo al alcance
de la mano, y sin embargo, no queremos nada, porque
nos conformamos con nada, somos simples, felices con
poco, y el compromiso, a veces es demasiado.
Lo peor de todo, es que el malo seré yo sino le pido
matrimonio… (Imitando irónicamente) “No me quieres;
llevamos de novios 7 años y estamos estancados; no
quieres dar el paso porque no lo tienes claro no sé qué…”
blablablá. Yo tengo claro que la quiero (mirando al
público), y eso es lo realmente importante, y no la pinta
que tengo con esto en la mano, que parezco un gili…
(Suena el timbre y se sienta corriendo en el sofá
guardándose la caja en el bolsillo del pantalón) ¡¿Quién
es?!

Escena II
(Misma iluminación)
(Suena la puerta)

Se escucha una voz masculina, pero no entra en escena.

- Cartero: ¡El Cartero!

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- Pablo: Uff… ¿Lleva algo de mi pedido de china?

- Cartero: No, todo lo que llevo es de publicidad y facturas.
- Pablo: Vaya hombre, déjelas en la puerta.
- Cartero: Se las pueden quitar.
- Pablo: Échelas por debajo de la puerta.
- Cartero: (Las echa por la primera pata del escenario a ras
de suelo impulsándolas hasta el centro del escenario)
Venga, hasta luego.
- Pablo: (Las coge y las deja sobre la mesa) Ale.
Cómo decía, con lo bonita que es la confianza en la
pareja, la sinceridad, no entiendo por qué es posible que
no tengamos valor para entregarnos y sincerarnos con
una persona que nos ama, para siempre, bueno, o hasta
que dure, porque siempre suena un tanto grande, ¿no?
(Tono seguro) No le voy a pedir matrimonio, pero que
yo la quiero, y no por casarnos y que ella se vista de
blanco y sea la protagonista de un día especial entre
familia y amigos va a ser más feliz… (Se queda mirando
al frente en silencio con cara de decepción) Qué mierda.

Escena III
(Misma iluminación)
(Suena la puerta)

- Pablo: ¿Más facturas?

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- Lucía: Qué facturas cariño, soy yo, que me he dejado las

llaves en casa.
- Pablo: (Sorprendido) Ah coño, voy.

Abre la puerta y entra ella en escena. Se dan un beso y

avanza hacia el centro. Pablo detrás.

- Pablo: ¿Cómo ha ido el día cariño?

- Lucía: (Deja el bolso en la mesa y se mira después en el
espejo) Otro coñazo más. En ninguna de las dos
entrevistas mi perfil era el idóneo.
- Pablo: Pues cómo están las cosas para no ser idóneo tener
la carrera de psicología, además de dos máster y dos años
con experiencia laboral trabajando en un prestigioso
centro médico privado.
- Lucía: Ya… si el problema es que una oferta era para
cuidar de un niño de 7 años que en tres meses lleva 5
canguros distintos, y la otra era para hacer camas en un
hotel.
- Pablo: Deberían probar en los hoteles a incluir un
servicio de psicólogo o psicóloga para clientes que lo
necesiten, y qué mejor que desahogarse en la cama.
- Lucía: Pablo, soy psicóloga, no hago sesiones con final
feliz…
- Pablo: ¡No! Me refería a sesiones en la habitación.
Mucha gente viaja sola por negocios o por el simple
hecho de viajar, pero sin tener a nadie, y a veces la
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compañía es necesaria, y alguien con quien poder

desahogarte si te encuentras perdido o desanimado.
- Lucía: (Con cara de poco interés) Si… lo propondré en
mi próxima entrevista, si es que llega.
- Pablo: (Se acerca a ella y le masajea el cuello) Venga,
seguro que no ha ido tan mal el día, y piensa que todavía
no ha acabado…
- Lucía: ¡Cierto! (Se acerca al bolso y saca una invitación
de boda) Mira lo que me ha dado Lola, para dentro de 7
meses. Qué bonito, y el lugar para celebrar el banquete es
espectacular, por no hablar del vestido que me ha dicho
que le están ultimando.
- Pablo: (Mirando hacia el público con cara desanimada)
…Lo que me faltaba.
- Lucía: ¿Cómo dices?
- Pablo: (Mirándola ahora a ella) Que digo que lo que me
faltaba, que no tendré que comprarme traje, llevamos
muchas bodas en poco tiempo y no quiero repetir traje.
- Lucía: Si, todos nuestros amigos ya están…
- Pablo: Desapareciendo.
- Lucía: (Mirándole a la cara) No, iba a decir
comprometiendo.

(Ahora todo el escenario se queda en negro. Lucía queda

inmóvil y Pablo avanza hasta la boca del escenario para
dirigirse al público, iluminado por un cañón de
seguimiento)
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- Pablo: Ya estamos con la palabrita. El compromiso es un

concepto demasiado fácil de utilizar, que ha perdido toda
su dimensión. ¿Acaso no hay compromiso en llevar 7
años de relación, viviendo juntos ahora y todo…? Oye,
que yo cocino, limpio, recojo los tangas del salón después
de una noche de pasión… Todo eso también cuenta. Si
hasta recogía las cacas de su perro cuando empezamos de
novios, por Dios, con el asco que me da a mí tocar
mierdas ajenas…
Si me saco el anillo, estaré actuando en contra de mi
voluntad, que a lo he hecho gastándome 350 euros en él,
ojo con la broma, pero es que si no lo saco, estará de por
vida sacando el temita, y yo de inmaduro, a pesar de lo
que cree, tengo poco. En fin…

(Vuelve a colocarse frente a ella y vuelve la luz general)

- Lucía: Pero vamos, que eso de comprometerse no van

con nosotros…
- Pablo: Qué feo está que me vaciles así Luci.
- Lucía: No, de verdad, lo he estado pensando, y sé que no
quieres casarte porque odias el protagonismo y tantas
pijadas y cursiladas, y te entiendo y lo comprendo.
- Pablo: ¿Has pensado todo eso?
- Lucía: Bueno, digamos que no lo comprendo, pero
entiendo que cada tenga su forma de ver las cosas y de
actuar.
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- Pablo: (Tono desesperado) Vamos, que estamos igual que

estábamos.
- Lucía: (Queriendo convencerlo) Es que te asusta dar el
paso.
- Pablo: No me asusta. Te quiero y quiero seguir así.
- Lucía: (Furiosa) ¿Así cómo? ¿Viva la vida, sin dar un
paso conjunto al frente y que el día de mañana nos
aburramos y nos vayamos cada uno por ahí?
- Pablo: No, así tranquilos, si necesidad de fiestas
millonarias, ni convites, ni invitados que no conocemos y
cuyo vínculo familiar desconocemos a día de hoy y
deberíamos seguir desconociendo de por vida.
- Lucía: (Levantando la voz) Casémonos sin fiestas ni
historias.
- Pablo: ¡No hay huevos!
- Lucía: ¡Me la sudan las fiestas!
- Pablo: (Se arrodilla y le coge la mano) ¿Lucía, quieres
casarte conmigo?
- Lucía: ¡No!
- Pablo: (Se pone de pie) ¡¿Cómo?!
- Lucía: No me jodas. (Busca en su bolsillo)
- Pablo: ¡Ves! Eres una desquiciada.
- Lucía: (Saca la mano del bolsillo) ¡Yo te lo iba a pedir a
ti! (Le muestra un anillo de boda)
- Pablo: Pero… ¡¿Desde cuándo eso lo hacen las mujeres?!
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- Lucía: (Tono irónico) Lo dice el que habla de igualdad…

(Tono dulce) A ver tu anillo…
- Pablo: Yo flipo contigo…

Escena IV
(Misma iluminación)
(Suena el timbre)

- Pablo: ¡Quién es!

- Lucas: ¡El cartero!
- Pablo: ¡No quiero más facturas joder!
- Lucas: Jajaja No, soy yo, ¡Lucas!
- Pablo: (Irónico) Jajaja… Faltaba este.
- Lucía: (Ella sigue mirando el anillo) Ábrele a nuestro
amigo y no seas así.
- Pablo: (Yendo hacia la puerta) Sí, que entre, pero esto no
puede quedar así. Vamos empate a 1 y viene la prórroga.
(Abre la puerta)
- Lucas: Se os escucha desde la calle escandalosos, ¿me he
perdido algo?
- Lucía: (Refiriéndose a Lucas) Ya lo sabe.
- Lucas: (Emocionado) ¡¿Y bien?! (Refiriéndose a Pablo)
¿Qué le has dicho?
- Lucía: Justo ahora íbamos por ahí.
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- Pablo: (Refiriéndose a Lucas) Tú también lo sabías…

- Lucía: Yo necesitaba un consejo. Era raro pedírtelo yo, y
Lucas me ayudó a dar el paso.
- Lucas: Pablo, no tienes que arrepentirte de nada, tenemos
hasta salones y menú para el 13 de Octubre.
- Pablo: (Flipando y cabreado) Claro 13 de Octubre.
- Lucas: Nos encanta el 13…
- Pablo: Agárramela que me crece.
- Lucía: Te prometo que será algo pequeño, íntimo.
- Pablo: (Mirando al público) Ven cómo al final ellas
siempre se salen con la suya, sea para lo que sea. Nos
llevan ventaja. Son depredadoras, y nosotros solo sus
trofeos. Por eso me quiere. Porque no hay paz sino hay
guerra.
- Lucas: (Refiriéndose a Pablo extrañado) ¿Con quién
hablas?
- Pablo: Con todos los que están aquí sentados mirando
cómo me consumo poco a poco.

(Lucía y Lucas se miran exhaustos)

- Pablo: ¿Y por qué el 13?

- Lucas: No sé, por romper toda esa leyenda de la mala
suerte… y porque el salón que ella quiere estará
disponible ese día.
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- Lucía: ¿Y qué importa el día Pablo? Estoy tan

emocionada.
- Pablo: De verdad, no sé porque tanta motivación con las
bodas.
- Lucía: Es importante para mí, para mi familia.
- Pablo: ¿Y lo que sea para mí no importa?
- Lucía: Claro que sí.
- Lucas: (Poniendo la mano en el hombro de Pablo) Claro
que sí…
- Pablo: (Yendo hacia la puerta) Me voy a devolver el
anillo. Con ese dinero podré comprarme un billete de
avión por si me arrepiento de todo esto.
- Lucía: No eres capaz de pirarte y dejarme sola ahora que
estoy aquí delirando, ¿no?
- Pablo: (Justo antes de salir) No querida, me quedaré
contigo hasta que la vida nos separe…

(Pablo Abandona la escena)

- Lucía: (Refiriéndose a Lucas en tono serio y mandón)

Corre tras él y que no lo devuelva, que me gusta más que
el que he comprado yo.
- Lucas: Venga ya Tía, Pablo no quiere casarse. No le veo
muy convencido.
- Lucía: No sé qué son más complicados, si los hombres o
si las mujeres.
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- Lucas: Yo si me casaría contigo; te haría la chica más

feliz del mundo.
- Lucía: Lucas, que ya hemos hablado sobre esto, no me lo
pongas más difícil.
- Lucas: (Cabreado) Si fuiste tú la que me ha venido a
buscar para todo esto de la boda.
- Lucía: Porque sabía que dirías que me ayudarías y
guardarías también el secreto.
- Lucas: Qué bonito está eso chica, aquí aprovechándose
de un enamorado.
- Lucía: Sabes de sobra que quiero a Pablo.
- Lucas: (Cruzando los brazos resignados) Yo solo sé, que
no sé nada.
- Lucía: Haz lo que te digo.
- Lucas: (Tono feliz) ¡¿Hacemos el amor?!
- Lucía: (Harta) ¡No! Ve por el anillo…

(Lucas mira con rabia a Lucía y abandona la escena)

Escena V
(Se apaga poco a poco luz general y un cañón de
seguimiento sigue a Lucía, que se acerca a la boca
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del escenario para referirse al público y se sienta

en el borde)

- Lucía: Parece cabreado, pero no lo está; en el fondo él es

así. Nunca le ha gustado todo esto… Es más, sé que me
iba a pedir matrimonio, porque tiene más ganas de
casarse que yo. Tampoco he tenido que insistirle mucho.
El problema, es que cuesta mucho dar ese paso. Nos
asusta la palabra siempre. ¿Cómo es algo que nunca
acaba? ¿Cómo es algo que no tiene final?
La magia del cine, por ejemplo: sabes que es una historia
con un principio, y un final. Aunque es una putada
cuando algunas tienen final abierto y te dejan con toda la
puta intriga.
Pablo y yo hemos tenido nuestros más y nuestro menos,
incluso la he cagado alguna vez, pero es que reconozco
que la idea de estar siempre con la misma persona, la
monotonía… me asusta aburrirme. Ahora, todo eso
desaparece cuando llega con sus problemillas y sus
tonterías, y me río, y cenamos por ahí lo que sea, o en
casa, porque vaya mano tiene al chaval, o vamos al teatro
y luego hacemos el amor… bueno, eso a vosotros no os
importa jaja
Yo no sé qué es el compromiso exactamente, es más,
dudo que nadie lo sepa o lo lleve siempre a raja tabla,
pero sí sé que no puedo fallarle, porque tengo la
seguridad de que él tampoco me va a fallar a mí… fallar
eh, he dicho fallar; follar sí que me a follar, y mucho, y
también se va a casar, que me hace ilusión a mí.
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(Se levanta, se dirige hacia el tocadiscos y pone una

canción)

(Al mismo tiempo la iluminación general vuelve,

pero de manera tenue)
(Sonido música)

(Aparece Pablo en escena, y ambos empiezan a

bailar unos segundos, y al poco, empiezan a
desnudarse mutuamente, hasta que están a punto de
besarse ya, acostados en el sofá)

(Suena la puerta)

- Lucía y Pablo: ¡¿Quién es?!

(Se escucha una voz de alguien desde la supuesta

puerta)

- Anónimo: ¿Están contentos con su seguro?

(Todo a negro)

Fin de la obra