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El Bálsamo y La Espada
El Bálsamo y La Espada
LA ESPADA
(Granada s. XV)
Conocida es de sobra la relación física y espiritual que une al guerrero con sus armas, y por el
contrario, se mantiene en una muy discreta sombra el estrecho abrazo que siempre ha existido
entre la caballería mística y los "remedios curativos" o "preparadores" (del latín curo = preparar).
Efectivamente, el bálsamo, la pócima o el sahumerio se nos muestran tan ligados en la tradición
caballeresca al verdadero guerrero tradicional como la espada , el arco o la adarga. Es preciso
apuntar, empero, que del mismo modo que la espada del guerrero auténtico es de muy distinta
naturaleza que las "armas sin honor" del verdugo o del sicario, los bálsamos y remedios del
caballero tampoco son los del vulgo.
Entre los musulmanes, la búsqueda de la "mesa de Salomón" encierra el mismo arquetipo que el
Grial de la caballería cristiana , es decir el Gran Yihad o la guerra santa interior para la que los
guerreros deben prepararse de forma muy especial en una suerte de liturgia capaz de convertir las
armas ,hasta entonces vulgares, en instrumentos de poder. Pero el velar las armas no es suficiente
para conferir a un trozo de acero la virtud de una Excalibur, sino que es necesario previamente el
haber confeccionado el arma de acuerdo a los misterios del acero y a los secretos del templado y
de la forja alquímicos, lo que nos lleva al misterioso acero de Damasco o a las reputadas katanas
del Japón medieval. La reliquia ,el talismán o la inscripción rematan generalmente el carácter y la
intención a que está dedicada el arma, que a partir de ese momento se hace inadecuada para usos
"vulgares" o para manos indignas. Y así, la espada transforma al guerrero y el guerrero transforma
a la espada de modo que ni el uno ni el otro volverán jamás a ser el de antes.
Si estas "transformaciones" que implicaban en otros tiempos el cambio de nombre ,el voto y el
compromiso de por vida , se oficiaban con el maestro de armas o maestro marcial, era el maestro
espagírico o alquimista quien preparaba el elixir o el bálsamo adecuado al caballero en cuestión ,a
veces tan personalizado que solo mostraba su virtud con el guerrero para el que se había
compuesto. El más conocido de nuestros caballeros del gran Yihad o guerra santa interior que es el
buen D . Alonso Quijano cuyo nombre de guerrero es el de D. Quijote de la Mancha, hace mención
de esta virtud personalizada de su bálsamo (conocido ,por cierto como "bálsamo de Fierabrás"
nombre que apenas esconde su verdadera naturaleza si lo leemos en árabe : "fi rabbi ar ras" que
podemos traducir como : "la cabeza en mi Señor" o "El pensamiento en mi Señor" ) cuando le dice
a su escudero : "Yo creo, Sancho ,que todo este mal te viene de no ser armado caballero ,porque
tengo para mí que este licor no debe aprovechar a los que no lo son".
El guerrero que busca la Transformación total de su Ser, el Fanah o aniquilación del Ego de los
sufíes del Islam, la contemplación del Sant Grial de Parsifal, necesita no solo de la espada, sino del
elixir. Si las aguas de la laguna Estigia fueron el elixir de Aquiles , la piel de una serpiente y una
misteriosa planta sirvieron para componer el elixir buscado por Gilgamesh , y Fierabrás sirvió a D.
Quijote , hemos de convenir en que en todos ellos se da un componente de naturaleza espiritual
que convierte a estos "remedios" en verdaderas sustancias vivas y es precisamente la ciencia ,la
tradición y el arte espagírico quien se ha aplicado desde tiempos inmemoriales a guardar los
secretos que hacen posible la captación del llamado "spiritus mundi", energía que vehicula el rocío
del creciente lunar de la Primavera y que se muestra indispensable para la confección de todo
remedio espagírico tradicional.
Las antiguas fórmulas alquímicas, perdidas en los grimorios medievales ora perseguidas, ora
veneradas y siempre encriptadas entre verdaderos galimatías lingüísticos y matemáticos,
descubren a quien se moleste en inclinarse sobre ellas , los fundamentos de una apasionante
manera de comprender la Naturaleza y los secretos de unos eficacísimos "remedios vivos" para las
heridas del cuerpo y unos auténticos bálsamos para las heridas del alma.
Bálsamo y espada, no podía ser de otra manera, transmutan pues al guerrero porque han sido a su
vez sometidos al mismo esquema de ascesis espiritual :
Elementos Elementos
NIGREDO: NIGREDO:
Trituración de la planta (almirez) Yunque (martilleo rítmico)
ALBEDO: ALBEDO:
COAGULATIO: COAGULATIO:
RUBEDO: RUBEDO:
EXALTATIO: EXALTATIO:
Dinamización prueba de la sangre.
El guerrero, por su parte deberá ir identificando los diversos avatares de su vida con las mismas
fases a las que fueron sometidas el arma y el remedio y así, si Dios lo permite, averiguará un día
que el bálsamo , la espada y él mismo, son en realidad, la misma cosa.