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Revista Litoral S.A.

MARIA ZAMBRANO: LA POESIA Y LA LEGITIMIDAD DEL PENSAMIENTO


Author(s): ANTONIO DOBLAS BRAVO
Source: Litoral, No. 124/126, MARIA ZAMBRANO (TOMO II) PAPELES PARA UNA POETICA
DEL SER: HOMENAJE (1983), pp. 89-93
Published by: Revista Litoral S.A.
Stable URL: https://www.jstor.org/stable/43356448
Accessed: 04-07-2019 17:46 UTC

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ANTONIO 1 DOBLAS BRAVO

MARIA ZAMBRANO: LA POESIA Y LA


LEGITIMIDAD DEL PENSAMIENTO

Ala
sin pájaro.
Vuelo
sin ala.

J. A. Valants

A dificultad que extrañamente comporta la apre-


hensión de lo fácil se observa a la hora de con-
ceptualizarlo, pero ello ya denuncia la casi imposibilidad del
lenguaje para colocarlo en la cúspide de la primera y más in-
mediata comunicación. Por esto, es necesario precisar qué cosa
es lenguaje para María Zambrano.
El mejor y más acertado homenaje que puede recibir María
Zambrano es la transmisión de su pensamiento de la forma
más exacta y breve posible, pues hacer que el lenguaje sirva
para la comunicación sentida y no para el intento de conven-
cimiento razonado, es, según estimo, el inicio de la síntesis de
la obra de nuestra genial malagueña. La lección es - no debe-
ría ser paradójicamente, pues a la costumbre se le ha venido
a llamar la esencia de las cosas - precisamente lo contrario de
un convencimiento, es el ejercicio de la libertad que debe es-
pontáneamente brotar de lo más íntimo de nuestro interior.
Empezar por el final es ya bien comenzar por el principio
en las cosas tocantes a la libertad y al amor, es decir, a la poe-
sía, porque la verdadera comunicación como "cena que recrea
y enamora" o como "lo que da" en términos heideggerianos, o
bien como aquello que es requisito para entender todo len-
guaje sagrado: la "conversión", en palabras de nuestra autora,
no es limitarse a establecer razones que prueben contradiccio-
nes en el seno del discurso como un ontologismo de la idea
para tal efecto, tampoco mala fe pensante ni falta de criterio

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aduciéndose conjeturas ajenas a lo mentado, sino en hacer bro-
tar de uno mismo dónde reside la identidad, dónde mora la
verdad, dónde viven "los ojos dibujados" y en qué lugar ha-
bita la paz perpetua.
El pensamiento de María Zambrano se muestra difícil por-
que es sumamente fácil, puro, terso como el agua destilada, li-
bre de impurezas, pero que rompe lo que no la resiste. Por eso,
taladra el pensamiento discursivo en aras del encuentro del
hombre consigo mismo. Llega y hace llegar gratuitamente el
espíritu a esa zona en donde el ritmo común es la primera for-
ma de comunicación, allí donde el pensar (DANKEN) incluya
un agradecer (DENKEN), una visión, un eidos significado en
sí mismo, una, a la par, "huida" constituida como asimilación
a la naturaleza divina como indica Platón en el Teeteto.

Lo fácil, atributo de lo común, es la premisa para llegar al


genuino decir, al ser. No se puede hablar de contradicciones en
María Zambrano como recientemente he leído, - Sr. Cardin -
y de inmediato, a continuación declarar la imposibilidad de cri-
ticarlas conceptualmente al no penetrar la discípula de Ortega
en las contradicciones sino solamente pasar por ellas, porque
en tal caso se tendría la conciencia dividida en lo inteligible
para capturar las razones, y en lo sentiente para sentir lo que
no se puede demostrar- Precisamente, no entra María Zambra-
no en las contradicciones porque como ella misma dice: "Para
la poesía nada es problemático sino misterioso. La poesía no se
pregunta ni toma determinaciones sino que se abraza al fra-
caso, se hunde en él y hasta se identifica con él" (Obras Re-
unidas, pág. 261). Su método es el de la "razón poética", que
es a la par metafísica y religiosa.
Hay en la Naturaleza un lugar común, y como la razón es
palabra, es decir, signo arbitrario, hay que llegar al lugar de
la conciencia donde se apura ese cauce que nos hace desem-
bocar en el signo; para llegar a entender lo que es Razón, es
preciso superarla acogiéndola con el mejor recibimiento para
acompañarla a la más descansada estancia y confortable apo-
sento. Veamos lo que el profesor D. Víctor Gómez Pin nos dice
en su logrado ensayo sobre el nacimiento de Hegel en Platón
titulado "El drama de la Ciudad Ideal": "Qué significaría en-
tonces superar la razón? Simplemente lo siguiente: embarca-

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dos en la nave de la Razón (de la que no lo olvidemos, forma
parte también la nave de la sinrazón), y lanzados con ella a la
exploración de lo que hay , llegamos a descubrir algún paraje
que no se halla inscrito en la carta de navegación".

María Zambrano es por naturaleza asistemàtica como el


verdadero sentir poético y la actividad creadora que no se su-
jeta a normas. El centro en ella, es la "razón vital". Aquí vital
hace referencia a la vida total sumida dentro del proceso crea-
dor que la envuelve suavemente moviéndola. La razón vital
es el "logos" o razón cristiana que engarza con la razón griega
rescatándola porque el ser en el albor de la Filosofía se ma-
nifestó en el ente y se identifica con esa revelación. El ser fue
la apariencia, por tanto, la Metafísica nació con el simultáneo
olvido del ser, al nacer el ser olvidado para la Metafísica.
La poesía adquiere la dimensión de verdadero pensamien-
to legitimado al mostrar que hay algo que escapa a la totalidad
de las determinaciones. Los elementos son los que justifican el
conjunto, no al revés, por ello, las revoluciones históricas ba-
sadas en el protagonismo social ya fracasaron de antemano al
violentar el lugar apropiado de la revolución y sacarlo de la
pura individualidad que constituye el primer eslabón para el
verdadero quehacer social. La única revolución lograda es la
del místico, el cual es juez y parte de sí mismo, y la violencia
queda descartada porque no existe individualismo o egoísmo
opuesto a la individualidad. En su ensayo titulado "San Juan
de la Cruz" nos dice nuestra autora: "La poesía es todo; el
pensar escinde a la persona mientras el poeta es siempre uno.
De ahí la angustia indecible y de ahí también la fuerza, la le-
gitimdad de la poesía".
Así, pues, no existe disyunción exclusiva ni inclusiva entre
elegir Atenas o Jerusalén. El impulso dado al amor por Jesús
y a partir de El, hace que se remueva el idealismo de lo dog-
mático y todo quede rescatado con gracia y a la vez desde el
don gratuito de la gracia.
Para María Zambrano el tiempo que pasa nos hace vivir
una nostalgia: la del tiempo perdido, el cual se refleja espe-
cialmente en la ppesía, intentando atraerlo hacia el actual de-
cadente, de ahí la "violencia" de la unidad: vivir un no vivir.

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Al lenguaje sagrado lo llama poesía primera. Es un lenguaje
propio de período sagrado anterior a la Historia, y en él, la pa-
labra es theoria, es decir, acción.

Alguien piensa que fue Hegel el que miró el campo eidèti-


co en su totalidad, cosa que no pudo o no quiso hacer Platón
al contemplar exclusivamente las ideas inmóviles, eternas, y
salirse así del mundo de las cosas cotidianas: entre ellas, la ne-
gatividad, la alteridad, el mal. De esta forma Hegel elevó el
platonismo ortodoxo de proyecto a sistema y no dejó nada fue-
ra de todo lo que atañe al hombre. Pero no se puede justificar
a Hegel cuando lleva la esencia de la creación a la Historia y
pasar entonces de filosofía a sofia, pues ésta equivaldría a la
Lógica Total, es decir "a la representación de Dios considera-
do en su esencia eterna" como dice el filósofo de Stuttgart en
"La Ciencia de la Lógica". María Zambrano como Kierkegaard,
critica a Hegel la nula atención hacia el hombre particular, y
nos dice en "Sinopsis de la piedad" (El Hombre y lo Divino":
"Pero el hombre concreto nunca lograba vivir desde ese sa-
ber, entronizar perfectamente al espíritu en sí; ser ese espíritu
sujeto y objeto a la vez, y así cada vez se sentía perdido, náu-
frago en una realidad extraña, irreductible, ante la cual que-
daba desarmado, pues hay algo en la vida humana insoborna-
ble ante cualquier ensueño de la razón: ese fondo último del
humano vivir que se llaman las entrañas y que son la sede
del padecer. Al padecer sólo pasajeramente puede engañárse-
le". Con lo cual, Hegel, al pretender tratar al hombre en su
conjunto, y abarcar la totalidad en marcha, se olvida en su
raíz de aquello que debió constituir su interés fundamental:
la esperanza aquí y ahora para este corazón particular dolo-
rido.

Heidegger, que alcanzó cotas muy altas en el camino que


busca la verdad del ser, dijo en su Holzwege que todo arte
en cuanto deja acontecer la llegada de la verdad del ente co-
mo tal, es en esencia poesía, y en otro lugar del mismo libro,
que el lenguaje trae, ante todo, al ente en tanto que ente, a lo
abierto. Pues bien, Beda Allemann, profesor de Literatura ale-
mana en Zürich revela en su libro "Hölderling und Heideger"
con referencia a lo anterior: "Esto significa que el lenguaje
fundamenta todos aquellos modos en los cuales la verdad ad-

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viene, y cuya esencia se supone es la poesía. El lenguaje mis-
mo es poesía.

Hacer de la razón discursiva una razón poética ; convertir


el lenguaje corriente en verdadera comunicación creadora:
transformar el materialismo aburido en una actitud elegante
y alegre al alcance gratuito de cualquiera, y cambiar el modo
de producción de lo repetitivo por un acto interno de la volun-
tad religiosa donde el ritmo deviene en rito y el logos perma-
nece en "reunión constante", es en líneas generales un aspec-
to fundamental del pensamiento de María Zambrano, el cual
toma siempre relación con otros tratados en su amplia pro-
ducción literaria-filosófico-poética, de los cuales el último li-
bro : "Claros del Bosque" representa el punto álgido de su crea-
ción artística.

Finalmente, no nos podemos sustraer a la voz del maestro


de la mística-poética y recitemos en voz baja con él: Gocémo-
nos, Amado/y vámonos a ver en tu hermosura/al monte o al
collado/do mana el agua pura, /entremos más adentro en la es-
pesura.

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