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Universidad Tecnológica de Panamá

Facultad:
Facultad de Ingeniería Civil

Carrera:
Licenciatura en Ingeniería Marítima Portuaria

Asignatura:
Ecología

Título:
El agua de lastre y las especies invasoras

Nombre:
Rolando Pacheco 8-943-94

Grupo:
1IL-121

Profesor:
Kathia Broce

Fecha de entrega:
23 de abril del 2020
Índice

Introducción .......................................................................................................................... 3
El agua de lastre y las especies invasoras ............................................................................. 4
Problemática. Perjuicios causados por el transporte marítimo ................................... 6
Formas de solucionar el problema y cómo seleccionar un sistema de tratamiento
adecuado ............................................................................................................................ 7
Microalgas y sus efectos sobre los ecosistemas marinos...................................................... 9
Definición ........................................................................................................................... 9
Factores que favorecen la proliferación........................................................................ 10
Influencia de las microalgas sobre el desarrollo de especies en cultivo ..................... 11
Conclusiones ........................................................................................................................ 14
Bibliografía .......................................................................................................................... 15

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Introducción

El agua se utiliza como lastre para estabilizar los buques en el mar desde que se introdujeron
los buques con casco de acero. Los buques cargan agua de lastre para mantener unas
condiciones operacionales seguras durante el viaje. Esta práctica reduce el esfuerzo en el
casco, facilita la estabilidad transversal, mejora la propulsión y la maniobrabilidad, y
compensa los cambios de peso como consecuencia de los distintos niveles de carga y el
consumo de combustible y agua.

Aunque es fundamental para la seguridad y eficiencia de las operaciones de un buque


moderno, el agua de lastre puede plantear problemas ecológicos, económicos y de salud
graves debido a la multitud de especies marinas que contiene. Entre estos organismos se
incluyen bacterias, microbios, pequeños invertebrados, huevos, quistes y larvas de distintas
especies. Las especies transferidas pueden sobrevivir y establecer una población reproductiva
en el medio de acogida, convirtiéndose en especies invasoras que se impongan a las especies
nativas y proliferen hasta alcanzar proporciones de plaga.

El presente trabajo también tiene como objetivo revisar el conocimiento generado sobre el
rol que juegan las interacciones bacteria-microalga en ambientes marinos y dulceacuícolas,
definiendo las posibles aplicaciones que puede tener el conocimiento de estas interacciones
en el manejo de las aguas costeras y sistemas acuícolas. Los antecedentes proporcionados en
este análisis permiten sugerir que bacterias y/o microalgas, constituyen una alternativa para
el control de proliferaciones de bacterias y fitoplancton causantes de efectos dañinos en
ambientes naturales y sistemas cerrados de cultivo. Además, las interacciones específicas
entre bacteria-microalga permitiría la optimización de sistemas productivos en la industria
acuícola. Sin embargo, los mecanismos de estas interacciones son pobremente entendidos.
Futuras investigaciones debieran ser dirigidas a comprender el modo de acción de las
interacciones bacteria-microalga a nivel molecular.

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El agua de lastre y las especies invasoras

Las embarcaciones requieren del lastre por seguridad. Antes, durante siglos, los barcos
usaron lastre “seco” (principalmente rocas y menos frecuentemente arena o grava), y
solamente a mediados de la década de 1850 las embarcaciones inglesas empezaron a usar el
agua de lastre, el cual se transformó también en el mecanismo de transporte (vector) de
especies y comunidades planctónicas de un lugar a otro. A finales de la década de 1870, se
establecieron las embarcaciones con cascos de acero, y los tanques con el agua de lastre
empezaron a usarse regularmente. Durante un periodo de veinte-treinta años a partir de los
años 1880, los barcos usaron lastre tanto sólido como líquido (Carlton 1996). El uso del agua
presenta ventajas económicas y prácticas. La mayoría de los organismos metazoarios en
forma de huevos, larvas o individuos adultos transferidos por el agua de lastre provienen de
los estuarios someros (Minchin 2006). En el presente, el agua de lastre se ha vinculado con
aproximadamente un tercio (30.8%; de 21 a 31%, de acuerdo con tres bases de datos) de las
centenas de invasiones marinas a escala mundial (Hewitt y Campbell 2010).

El agua de lastre no se considerada como fuente de contaminación por el hecho de ser


introducida en los tanques de lastre. Tal como dice el Convenio Internacional para pre- venir
la contaminación por los buques o MARPOL solo se la considera como un contaminante
cuando se mezcla con la carga, momento en el que pasa a estar sujeta los mismos requisitos
que la carga con la que se haya mezclado (Organización Marítima Internacional, 1983). El
verdadero problema del agua de lastre es que al cargarla en los tanques de lastre los buques
hacen de vehículo de traslado de organismos acuáticos perjudiciales y agentes patógenos de
unas zonas a otras, provocando contaminación biológica. Dicho problema de contaminación
se plantea en los organismos internacionales desde el 1991, pero no ha sido hasta el 13 de
febrero de 2004 en Londres cuando se crea el Convenio Internacional para el control y la
gestión del agua de lastre y los sedimentos de los buques, también conocido por las siglas
BWM provenientes de su nombre en inglés, Ballast Water Managment Convenion
(International Maritime Organization, 2017). El convenio tiene por objetivo evitar la
propagación de organismos acuáticos perjudiciales de una región a otra, estableciendo

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normas y procedimientos para la gestión y el control del agua de lastre y los sedimentos de
los buques. (Organización Marítima Internacional, 2017).

Una vez se aprobó el convenio, el siguiente paso era la entrada en vigor, para ello se
necesitaba que 30 estados, que representaran como mínimo el 35% de la flota mundial, lo
ratificaran y un año después se implantaría en todos los países firmantes. España y otros
países ratificaron el Convenio, pero no fue hasta el 8 de septiembre de 2016 cuando con la
firma de Finlandia se consiguieron las premisas previamente mencionadas. El convenio
entraría en vigor el 8 de septiembre de 2017, tras una espera de trece años desde su
aprobación. España publicó toda la normativa relativa al Convenio BWM en el BOE el 22
de noviembre de 2016 (España en el Boletín Oficial del Estado, 2016), pero el 5 de julio del
2017 el Comité de Protección del Medio Marino o MEPC, de su nombre en inglés Marine
Environment Protection Committee, se reúne y publica la enmienda MEPC 71. (Comité de
protección del medio marino de la Organización Marítima Internacional, 2017). En dicha
enmienda se cambian los periodos de cumplimiento de una de las partes más importantes del
convenio, la de la gestión del agua de lastre.

Algunos eventos no explicados relacionados con mortandad o enfermedades de la fauna


marina silvestre en varias regiones del océano, probablemente, fueron causados por la
microbiota liberada por el agua de lastre (Minchin 2006). Entre estos están la mortandad del
pez Sardinops sagax (Jenyns) cerca de Australia, los efectos sobre el bivalvo Mytilus edulis
L. en el Golfo de San Lorenzo, Canadá, y sobre el erizo marino Diadema en el Caribe,
tumores en tortugas marinas en el Atlántico, la enfermedad de mancha blanca en corales, la
presencia de un parásito haplosporidiano en el bivalvo cultivado Argopecten irradians
(Lamarck) en China, y la enfermedad del pasto marino Zostera spp. en diferentes regiones
del mundo (véanse las referencias en Minchin 2006). En la bahía de Chesapeake, los
serotipos virulentos de Vibrio cholerae O1 y O139 fueron detectados en todas las muestras
de plancton de todas las embarcaciones investigadas (Ruiz et al. 2000).

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Una vez que se establecen las especies marinas invasoras, se hace virtualmente imposible de
controlar su propagación. Los impactos generalmente son irreversibles. Se conocen muy
pocos casos de especies invasoras recién introducidas y eliminadas (Thresher, 1999, Secord
2003, Chad Hewitt, com. pers. abril 2003). A veces, otra especie introducida puede eliminar
la especie previamente introducida y ayudar restaurar el equilibrio ecológico, como fue el
caso del ctenóforo Mnemiopsis leidyi (A. Agassiz) depredado por otro ctenóforo, Beroe
ovata Mayer en la parte noreste del Mar Negro (Shiganova et al. 2003). En el presente, esta
última especie se considera como una herramienta provisional de biocontrol de M. leidyi en
el Mar Caspio (Shiganova 2010).

El primer estudio biológico que sugirió el transporte marítimo como vector de las
introducciones de especies no nativas fue publicado hace más de cien años (Ostenfeld 1908).
Sin embargo, el primer muestreo intencional del agua de lastre de los barcos fue realizado
muchos años después (Medcof 1975). Diez años más tarde apareció una revisión en extenso
a escala global sobre la transferencia de los organismos a través del agua de lastre (Carlton
1985). Esta, probablemente, fue la publicación más importante y la que promovió otros
estudios sobre esta problemática en varios países y mostró claramente la importancia del agua
de lastre sobre la biogeografía global de los organismos marinos.

Problemática. Perjuicios causados por el transporte marítimo

Los estudios realizados en varios países ponen de relieve que muchas especies de bacterias,
plantas y animales pueden sobrevivir en el agua de laste y los sedimentos transportados por
los buques incluso después de viajes de varias semanas. La descarga ulterior de agua de lastre
o sedimentos en aguas de los Estados Rectores de puertos puede dar lugar al asentamiento de
especies indeseadas susceptibles de alterar gravemente el equilibrio ecológico existente. Si
bien se han descubierto otros medios de transferencia de organismos entre extensiones de
mar geográficamente separadas, la descarga de agua de lastre de los buques parece ser uno
de los más importantes. Los ecosistemas marinos sufren las consecuencias de este fenómeno

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que se traduce en la pérdida de su biodiversidad, ocasionada principalmente por los
organismos que viajan en el agua de lastre. La propagación de enfermedades puede deberse
también a que las aguas de los Estados Rectores de puertos reciben grandes cantidades de
agua de lastre que contiene virus o bacterias, constituyendo así una amenaza para la vida de
los seres humanos, los animales y las plantas indígenas.

La introducción de especies exóticas suele acarrear en la mayor parte de los casos un impacto
sobre la dinámica de las poblaciones marinas nativas y sobre la estructura de la comunidad
donde se implantan. Las principales causas de tal impacto suelen ser:

 Exterminio de especies autóctonas que no presentan sistemas de defensa ante tales


depredadores.
 Competencia con otras especies que ocupan el mismo nicho ecológico y que tienden
a ser desplazadas.
 Alteración del hábitat y consecuente modificación de la estructura de las
comunidades donde se asientan.
 Contaminación genética y disminución de la diversidad biológica marina.

Formas de solucionar el problema y cómo seleccionar un sistema de tratamiento


adecuado

Para combatir el problema de los organismos en el agua de lastre se han planteado diferentes
soluciones, dividiéndose en tres grandes grupos, dependiendo del modo escogido para la
eliminación de organismos.

 El primer grupo sería el de eliminación mediante medios mecánicos, dentro del que
se incluiría la separación ciclónica y la filtración.
 En un segundo grupo estaría el de medios físicos, tales como ultrasonidos, cavitación,
Ultra-Violeta, calor, desoxigenación y coagulación.
 Como tercer grupo, medios químicos: electrolisis, Ozono, cloración y dióxido de
cloro.

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Llegado el momento de escoger un sistema de tratamiento, habrá que analizar varios
elementos. Evaluando el buque en cuestión, se tienen que tener en cuenta los aspectos que a
continuación se pasan a detallar. Los requerimientos de tratamiento de agua de lastre están
directamente relacionados con el tipo de buque.

Los que tienen una mayor dependencia serán los petroleros. Para los Suezmax, VLCC y
ULCC donde el volumen va de los cincuenta y cinco mil a los noventa y cinco mil metros
cúbicos, el caudal requerido irá de los tres mil a los seis mil metros cúbicos por hora.

En un segundo escalón se encuentran los graneleros, donde los Handy, Panamax y Capesize,
necesitaran caudales entre los mil trescientos y los tres mil metros cúbicos por hora. Los
portacontenedores tendrán suficiente con sistemas entre doscientos cincuenta y ochocientos
metros cúbicos por hora. Los buques de pasaje dependerán directamente de la zona que
operen, ya que su volumen de agua de lastre es bastante bajo.

Es necesario conocer la salinidad, temperatura, concentración de organismos del agua para


poder seleccionar el sistema adecuado.

Desde el punto de vista del sistema de tratamiento, se puede realizar otra clasificación. Los
disponibles actualmente se dividen en tres grupos.

El primero sería el de eliminación mediante medios mecánicos, dentro del que se incluiría la
separación ciclónica y la filtración. Estos métodos pueden tener problemas de espacio si el
volumen de agua a tratar y/o el nivel de sedimento son elevados.

En un segundo grupo estaría el de medios físicos, tales como ultrasonidos, cavitación, Ultra-
Violeta, calor, desoxigenación y coagulación. La turbidez del agua será unos de los
parámetros a tener muy en cuenta, ya que afecta directamente a la efectividad y rendimiento
del sistema.

Como tercer grupo, medios químicos: electrolisis, ozono, cloración y dióxido de cloro.
Presentan el problema de la eliminación de las sustancias añadidas y/o generadas en las
distintas reacciones químicas.

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Si el sistema utiliza filtros, la caída de presión puede ir de uno a cuatro bares de presión. Si
se tiene en consideración este dato para una nueva construcción no es crítico, pero a la hora
de adaptarlo a un buque en funcionamiento puede llevar a un redimensionamiento en las
tuberías y bombas del sistema de lastre.

El espacio requerido por estos sistemas varía sustancialmente para un mismo caudal. Hay
que tener en cuenta también la tubería necesaria. En muchos casos puede suponer un volumen
importante.

Si se va a instalar como retrofit (se entiende por retrofit una adaptación, en este caso puede
ser un equipo nuevo o mejor que el original) en un buque en funcionamiento, deberá de ser
factible una instalación modular. Hay sistemas como el Ultra-Violeta que tienen unos
consumos muy elevados, y si su funcionamiento es simultaneo a varios sistemas del buque,
puede haber problemas de suministro eléctrico. Puede llegar a ser el principal coste del ciclo
de vida del sistema.

Se estarán manejando la mayoría de los sistemas con elementos de elevada toxicidad. El


sistema deberá disponer de un manual de seguridad, en el que se indicará la manera de
almacenar y usar correctamente los aditivos.

Microalgas y sus efectos sobre los ecosistemas marinos

Definición

Se definen a las microalgas como microorganismos unicelulares fotosintéticos que forman


parte del fitoplancton marino. Es decir, corresponden a una serie de bacterias marinas que
hacen la fotosíntesis como si fueran vegetales. Además, tienen una capacidad de crecimiento
y de generación de biomasa mucho mayor que las plantas superiores, ya que no necesitan
generar estructuras reproductoras, lo que les permite multiplicarse en cuestión de horas,
llegando a alcanzar cientos de metros de estructura en la superficie marina. Cabe destacar
que son necesarias para el mantenimiento de la vida de la Tierra, pues a través de la
fotosíntesis son capaces de suministrar gran parte del oxígeno que necesitamos para respirar

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los demás seres vivos. La proliferación de las cianobacterias es un fenómeno que se da sobre
todo en lugares con climas tropicales, mientras que su presencia en áreas con un clima
templado, resulta esporádica. Permanecen flotando tanto en agua dulce como salada, cerca
de la superficie, donde pueden recibir gran cantidad de luz solar. Las cianobacterias se
encuentran en gran abundancia tanto en condiciones ambientales normales como bajo
condiciones extremas de temperatura, pH, concentración salina y radiación (Seckbach,
2007).

Dentro del ámbito de las microalgas podemos diferenciar organismos con dos tipos celulares:
las cianobacterias, que tienen estructura celular procariota, y las restantes, que son microalgas
con estructura celular eucariota. Éstas son, además, microorganismos fotoautótrofos, pues no
solo usan la luz como fuente de energía, sino que también utilizan una fuente inorgánica de
carbono (CO₂). Las cianobacterias y microalgas se encuentran agrupadas dentro de los
principales productores primarios en zonas costeras. Estos productores primarios de los
ecosistemas costeros y marinos son como ya se dijo, autótrofos (seres vivos que por sí
mismos fabrican su propio alimento) y soportan al mundo viviente a través de la fotosíntesis.

Factores que favorecen la proliferación

Las cianobacterias necesitan para desarrollarse la presencia de CO₂ y luz solar.


Concretamente, en las costas canarias se dan determinados factores climáticos y
meteorológicos que ocurren de manera predominante en el verano, que favorecen su rápida
reproducción, siendo suficientes unas pocas horas para que su rápida proliferación cubra
cientos de metros de costa con estos organismos unicelulares. Los factores causantes de la
extendida proliferación de las microalgas del sur de Tenerife en el verano del año 2017
fueron: aumento de la temperatura del agua del mar, fuerte irradiación solar, situaciones de
calma (atmosférica y en la superficie del agua) y el hierro disuelto en el agua procedente de
la calima.

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 La temperatura del mar. La temperatura de la superficie marina en verano aumenta
entre 2 y 3 grados. En el año 2017 este incremento fue aún superior, entre 1 ó 2
grados más de lo habitual. Esta condición del agua potencia la proliferación de
cianobacterias.
 La calma de los vientos Alisios, ligada a “El Niño”. De forma habitual, los vientos
Alisios soplan de este a oeste, haciendo que suba a superficie agua más fría del fondo
marino. Durante “El Niño” los Alisios soplan más débilmente, llegando incluso a
invertirse y por tanto el agua más cálida de la superficie se acumula. Provocando,
pues, un factor favorable para la proliferación.
 Invasiones de aire sahariano, comúnmente conocidas como ‘tiempo sur’. En verano,
en Canarias, es habitual recibir advecciones de aire procedente de la superficie
continental del desierto del Sahara, que traen partículas muy pequeñas de arena,
arcilla, cenizas o polvo en suspensión. Este factor alimenta el crecimiento de este tipo
de cianobacterias, a través de la aportación de hierro disuelto en el agua. Está
documentado en trabajos científicos que la calima disuelve en los océanos este
elemento, entre otros, y los fertiliza con nutrientes.

Influencia de las microalgas sobre el desarrollo de especies en cultivo

Una de las aplicaciones más importantes de las microalgas marinas es la de su empleo durante
la etapa de cultivo larvario en peces marinos. Además de la optimización del aspecto
meramente nutricional, las microalgas que son añadidas directamente a estos cultivos ejercen
una influencia positiva sobre el estado fisiológico de las larvas, que se traduce en la
consecución de alevines de peces de elevada calidad. Entre los factores involucrados en ello,
se ha descrito la contribución de los cultivos de microalgas en la diversificación de la flora
bacteriana, tanto del tanque de cultivo, como del tracto digestivo de las larvas (Olsen et al.,
2000). La adición de microalgas a los tanques de cultivo mejora las condiciones higiénicas
de estos, mediante la reducción de compuestos que polucionan, así como a través de cierta
actividad bacteriostática. La reducción de estirpes patógenas de Vibrio es un hecho
comprobado cuando se adicionan microlgas en cultivos larvarios. Se ha contrastado también
el efecto estimulador sobre el sistema inmune, además del mejor crecimiento y
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supervivencia, en larvas de bacalao mediante el uso de beta glucanos procedentes de
diatomeas. Por otro lado, se sabe que la capacidad de larvas de peces marinos para percibir
el alimento es mayor en un medio de cultivo en el que se adicionan microalgas, gracias al
mayor contraste que producen estas en el mismo. Esta circunstancia permite aumentar la tasa
de ingestión de alimento, aunque ello es variable según la especie en cultivo (Rocha et al.,
2008).

En relación a la utilización de microalgas para el engorde especies acuícolas, el caso más


evidente es el de la producción de bivalvos. Un caso muy ilustrativo es el del uso de la
diatomea Haslea ostrearia en el engorde de ostras, ya que representa una forma tradicional
de añadir valor comercial a este tipo de producción acuícola, hasta en un 40% (Gagneux-
Moreaux et al., 2007), gracias a la particular y atractiva coloración verde-azulada que esta
diatomea confiere a la ostra. La mayor parte de las operaciones de engorde de bivalvos
recurre a poblaciones salvajes de microalgas, aunque también existen metodologías para el
manejo de grandes volúmenes de agua, de manera que se pueda estimular preferentemente el
crecimiento de aquellas especies de mayor utilidad. Evidentemente, cuanto mayor es la
dependencia de especies no cultivadas de microalgas para la producción, mayor es la
importancia de la selección de un lugar ambientalmente adecuado y mayor es el riesgo de
sufrir episodios de proliferación de estirpes que presenten compuestos tóxicos. La inclusión
de microalgas en piensos para engorde de peces o crustáceos se encuentra todavía en una fase
temprana de desarrollo, debido al elevado coste de su biomasa y a la necesidad de conseguir
procedimientos que permitan una óptima conservación y vía de inclusión de las mismas en
los piensos. Debido a una cuestión obvia, como es el mayor valor comercial de los piensos
destinados a etapas juveniles, la aplicación de las microalgas en este sector de la alimentación
acuícola ha de comenzar por este nivel. Se han ensayado diversas especies de microalgas en
piensos para peces y crustáceos, con una finalidad principal por el momento de buscar el
aspecto funcional (fundamentalmente a nivel de la estimulación del sistema inmune) más que
el aspecto de alternativa a materias primas convencionales, y de menor sostenibilidad, de
origen marino. Dentro del conjunto de especies evaluadas, destacan Chlorella, Dunaliella y
Arthrospira por su mayor disponibilidad en el mercado. También comienzan a realizarse
ensayos con especies de traustoquitridos (Schizochytrium) y algunos dinoflagelados

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(Crypthecodinium), cuya creciente producción heterotrófica y elevado nivel de lípidos, los
hacen especialmente atractivos para estos fines.

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Conclusiones

La globalización de los transportes, fenómeno por el cual se disponen de las materias primas
o productos manufacturados en cualquier parte del planeta, conlleva la invasión de especies
exóticas, extranjeras o invasoras de invertebrados, algas, bacterias, virus que son
transportadas alrededor del mundo en el agua de lastre de los buques. Más de cien mil
toneladas de agua de lastre son transportadas anualmente por los buques de todo el mundo.
En ella se encuentran especies que se esparcen en hábitats que no son los suyos. Algunas
causan problemas de gravedad para los ecosistemas.

En cuanto a los sistemas de tratamiento del agua de lastre, se tiene que destacar que se
considera más apropiada la admisión a bordo de los sistemas de nueva generación, que
aquellos sustentados en medios químicos, con aditamentos de productos clorados y otros
causantes químicos en los que al producirse algún escape podrían poner en riesgo a la
tripulación y al propio buque. La simplicidad de diseño, la eliminación de añadidos químicos,
el tamaño reducido y los costes de mantenimiento bajos son los parámetros que deberían de
determinar la adopción de un sistema u otro. Sin embargo, ningún sistema es adecuado para
todos los tipos de buques. Los requerimientos de tratamiento de agua de lastre están
directamente relacionados con el tipo de buque.

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Bibliografía

Pérez, Rodrigo y Vidal, Antonio “Biological invasión of seas and oceans”. Journal of
Maritime Research. 2011.

Organización Marítima Internacional, 2017. Resumen de la página oficial de la OMI sobre


el Convenio internacional para el control y la gestión del agua de lastre y los sedimentos de
los buques (BWM).

Organización Marítima Internacional, 2016. Información del GloBallast Programme en la


página oficial de la OMI
.URLhttp://www.imo.org/es/OurWork/Environment/SpecialProgrammesAndInitiatives/Pag
in as/GloBallast.aspx

Knuckey R.M., Brown M.R., Robert R., Frampton D.M.F. (2006) Production of microalgae
concentrates by flocculation and their assessment as aquaculture feeds. Aquaculture
Engineering, 35: 300-313.

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