la planificación
La negociación es un proceso mediante el cual las partes intentan llegar a un acuerdo
satisfactorio, para resolver un determinado conflicto o intereses contrapuestos. Uno de
los principios fundamentales que hay que tener en cuenta a la hora de llevar a cabo
una negociación, es que ésta no puede estar dominada por la improvisación. El
proceso de negociación se va a desarrollar a lo largo de dos grandes fases: una
primera fase de planificación, donde deberemos definir nuestra estrategia, así como
conocer los intereses que hay en juego; y una segunda fase de interacción o ejecución,
donde vamos a desarrollar la negociación propiamente dicha, según lo planificado.
Ahora nos vamos a centrar en la primera de ellas, sobre todo desde el punto de vista
de la obtención de información.
La planificación como primera fase del proceso de negociación, se caracteriza por ser
una fase fundamentalmente informativa. En ella, las partes van a elaborar una
estrategia que va a ser definitiva a la hora de llevar a cabo con éxito la segunda fase
del proceso de negociación, esto es, la interacción o ejecución.
Antes de entrar a conocer los intereses de la otra parte, hemos de conocer bien cuáles
son los nuestros, y hacernos una serie de preguntas. ¿Hasta dónde podemos llegar?
¿Cuáles son los límites mínimos o máximos en los cuáles podemos garantizar el
cumplimiento del pacto? ¿Cuánto estoy dispuesto a pagar? Éstas y otras preguntas,
nos van a permitir definir mejor nuestros intereses, y nos van a ayudar a elaborar
nuestra estrategia.
Una vez tengamos claros cuáles son nuestros intereses y hasta dónde estamos
dispuestos a llegar, esto es, nuestros límites, es necesario conocer los intereses de la
otra parte. Partimos de la base que es preferible una negociación colaborativa a una
negociación posicional (cuya diferencia se explica en una entrada anterior) ya que
aquélla nos permite integrar mejor los intereses de las partes y distribuir mejor los
beneficios en un acuerdo.
Por lo tanto, hemos de conocer cuáles son las motivaciones que llevan a la otra parte a
negociar con nosotros. Para ello, nos puede ayudar el responder a una serie de
cuestiones, tales como: ¿Qué le podemos ofrecer a la otra parte? ¿Cuáles son sus
intereses? ¿Hasta dónde está dispuesta a llegar la otra parte, sus límites? Son
preguntas que resaltan la importancia de la información en el proceso de negociación.
Una vez hayamos obtenido toda la información que consideremos necesaria, lo que
tenemos que hacer es contrastarla y ordenarla, de acuerdo a la planificación y a la
estrategia, que inspiran el proceso de negociación. Esto lo haremos en dos grandes
pasos. En primer lugar, ordenaremos la información obtenida contraponiéndola con
nuestros intereses.
En toda negociación, sobre todo la que tiene en cuenta como uno de sus objetivos
principales el mantenimiento de una relación preexistente, es posible que existan
intereses comunes entre las partes que subyacen durante el proceso de negociación, y
que nos pueden facilitar la eficacia de un determinado acuerdo.
Esta operación de contrastar y ordenar la información, puede sernos muy útil para
obtener un acuerdo eficaz, y nos puede ayudar a definir cuál va a ser el momento
oportuno de lanzar una oferta. Por ejemplo, si nos hemos propuesto como límite, que
no pagaremos más de 100, no lo anunciaremos desde un principio, ya que es muy
posible, que tras contrastar la información obtenida, descubramos que la otra parte está
dispuesta a vender por 60, o que el valor de mercado fija un límite de 80. Por supuesto
podremos rebasar esos límites de 60 u 80; pero al hacerlo estamos sacrificando
beneficios.
https://estuariosocial.wordpress.com/2011/03/30/fases-del-proceso-de-negociacion-la-planificacion/