Más de una vez he sostenido aquí, lo mismo que en clases, escritos
y tribuna parlamentaria, mi convicción sobre la importancia
fundamental que tiene para este país de nosotros su institución armada. Por lo mismo he insistido que es grande y grave el daño que se hace al militarizar la política y politizar la Fuerza Armada.
Lo peor es que se hace desobedeciendo la Constitución, que en su
artículo 328 dice que la FAN es una “institución esencialmente profesional, sin militancia política” y más adelante que “está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna”. En la misma línea, lógicamente, se desarrollan los artículos 329, 330 y 331.
Por cierto, siendo una institución de la nación, es de lógica básica
que sus mandos mantengan relaciones de respeto e intercambio con todos los sectores de la sociedad y con las instituciones del Estado, como la Asamblea Nacional y autoridades estadales y municipales, sin distinguir posiciones políticas. Y si el 330 reconoce a sus integrantes el derecho al sufragio, lo natural es que dialogaran permanentemente con el liderazgo político plural del país, dentro de la Constitución, desde luego, y para realizar sus fines de defensa y desarrollo de la persona y su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y pacífica y la garantía del cumplimiento de principios, derechos y deberes de los ciudadanos