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Estas tres corrientes contienen los elementos de una síntesis que podría servir
adecuadamente como teología fundamental de la misión al iniciar el siglo XXI y el tercer
milenio, dicha síntesis se puede denominar con el término: diálogo profético
Este paradigma nos ayuda a entender la misión como una pasión por la comunicación,
como un tender puentes: diálogo intercultural, interreligioso, con equidad de género. Pero
para comprenderlo mejor vamos a profundizar en los distintos paradigmas de misión que
nos presentan los evangelios:
1
Cf. BEVANS, S.B. – SCHROEDER, R.P., Teología para la Misión hoy. Constantes en contexto,
España, Verbo Divino, 2009.
2
Jesús se revela como EGO EIMI, “soy yo” (v. 26) = la revelación a Moisés (Éxodo
3
3:14)
Una comunidad de amistad que atrae a otr@s; en el diálogo el/la discípul@ comparte la
palabra, ofrece la reconciliación, la comunión, la presencia. La misión como un “tender
puentes” entre personas, pueblos, comunidades
La Trinidad como una comunión de amor en misión. Fundamento de los cambios en la
teología de la misión hoy.
En este punto hago una síntesis de la misionología desde la perspectiva del Reino según
José Comblin así como también su pneumatología íntimamente relacionada.
2
COMBLIN, J. “La presencia universal del Reino de Dios y el sentido actual de la misión”. En La Misión desde
América Latina. CLAR, Bogotá, 1982. Los números que están entre paréntesis son las páginas de este artículo
de Comblin.
4
Una señal clara del Espíritu Santo es la comunidad, la propia vida de comunidad
que genera vida en las periferias de las ciudades ya es un testimonio de esta presencia.5
Según José Comblin6 la misión evangelizadora es abrir una acción para los
interlocutores, convocar para entrar en una práctica, dar testimonio a través de hechos y
palabras. La transmisión de conocimiento se hace dentro de la práctica. La misión invita a
entrar en el Reino de Dios, es decir, asumir una lucha haciéndola suya, la lucha de los
varones y mujeres que siguiendo el camino de Jesús y viviendo en las márgenes de las
ciudades buscan la liberación de todas las formas de esclavitud.
3
Cf. JOSÉ COMBLIN, Evangelizar, São Paulo, Paulus, 2010, 5-11.
4
Cf. Documento conclusivo de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe Nº
262. De ahora en más este documento se cita A (A 262). El tema de la “mística popular” ha sido recepcionado
en el documento de Aparecida y es fruto del camino de la Iglesia de los pobres en América Latina y de la
teología que fue elaborándose a partir de este camino. Cf. JORGE SEIBOLD La Mística Popular,México, Buena
Prensa, 2006.
5
Cf. JOSÉ COMBLIN, O Espíritu Santo e a Tradição de Jesús (Obra postuma), São Bernardo do Campo,
Nhanduti Editora, 2012, 243.
6
Cf. J. COMBLIN, “La presencia universal del Reino de Dios y el sentido actual de la misión”. En La Misión
desde América Latina, CLAR, Bogotá, 1982, 55-58. JOSÉ COMBLIN, O Espíritu Santo e a Tradição de Jesús
(Obra postuma), São Bernardo do Campo, Nhanduti Editora, 2012, 216-219.
7
Cf. JOSÉ COMBLIN. Tiempo de Acción. Ensayo sobre el Espíritu y la historia. Lima: CEP/CETA, 1986, 43.
8
Cf. J. COMBLIN. Tiempo de Acción. Ensayo sobre el Espíritu y la historia. Lima: CEP/CETA, 1986, 15-151.
9
J. COMBLIN, Evangelizar, São Paulo, Paulus, 2010, 123.
10
J. COMBLIN. Tiempo de Acción. Ensayo sobre el Espíritu y la historia. Lima: CEP/CETA, 1986, 14.
5
legibilidad del mundo que nuestra curiosidad puramente teórica no puede producir”. 11 Las
comunidades populares muchas veces “dicen haciendo”, y su acción es fruto del Espíritu
que se manifiesta en la fuerza del compromiso al servicio de la organización barrial y en la
toma de la palabra para la formación, en el ministerio de la escucha y de la sanación, en el
arte de hacer12 tan importantes para seguir creando estrategias para la vida de los más
pobres, en especial cuando estos están amenazados.
Dentro del contexto actual la misión aparece como elemento totalmente ajeno a la cultura y
a la sociedad. No podemos partir de la noción de misión como hace Ad Gentes,
necesitamos buscar los fundamentos de la misión. Estos son los conceptos de Reino de
Dios y Evangelización.
El objeto propio del cristianismo y del evangelio es que el Reino está presente en la
historia, que Dios está instituyendo su reino. Pero muchos no lo reconocen. Las parábolas
según Mateo muestran esto. Con hechos concretos necesitamos mostrarlo de tal manera que
la gente pueda reconocerlo (signos visibles actuales, hechos concretos que manifiestan su
presencia, se trata de reconocer un hecho). Poner el ejemplo de Cuartel V, las misioneras
populares, el Consejo de la Comunidad y sus organizaciones.
El Reino de Dios tiene un nombre muy concreto ESPIRITU SANTO, que es principio de
actividad, de lucha, de los hombres transformados, estimulados, llevados por el Espíritu.
Necesitamos mostrar el Reino, y llamar - ANUNCIO, despertar para la acción. Asumir
una práctica, testimonio de verdad- autenticidad, por la perseverancia y el martirio. Cruz-
Combate- Los que no se rindieron.
La evangelización es anterior a la Iglesia, deriva del Reino de Dios, del Espíritu Santo. La
Iglesia está al servicio del evangelio. No es al revés que la misión es para implantar o
fundar iglesia.
11
Ibid. J.B. METZ, 40.
12
Cf. M. CERTEAU, LUCE GIARD, PIERRE MAYOL, A invenção do cotidiano2, Petrópolis, Vozes, 1997.
6
Decir que la Iglesia es misionera es enunciar su fin, su norma definitiva, la regla que
le impone su actividad y su modo de ser. La iglesia se hace a ella misma en el
testimonio que da frente al mundo. La iglesia es solamente Iglesia de Dios en la lucha
por la palabra y las obras. Antes de la Iglesia hay la misión que la regula y la disciplina.
Pues la Iglesia está sometida al evangelio no como una letra, como a una ley sino como una
actividad viva, como un enfrentamiento con el mundo de pecado.
La misión es una nueva manera de ser hombre. Ella envuelve la totalidad del ser humano.
Ella es una condición humana. La misión puede ser llamada en determinadas circunstancias
a formular doctrinas. Pero su acción no se hace en forma de doctrinas. Ella es una acción, y
su acción consiste en llamar a otros para entrar en la misma acción. La acción es un
movimiento que tiende a envolver siempre más personas. La misión es abrir una acción
para los interlocutores, convocar para entrar en una práctica. La transmisión de
conocimiento se hace dentro de la práctica. La misión invita a entrar en el Reino de Dios, es
decir, a asumir una lucha haciéndola suya. Algunos aceptan y otros no aceptan. Así el
mundo se divide y la lucha se articula.
La verdad del hombre es el abrirse para el mundo externo, asumirlo en una lucha total,
buscar su transformación en todas sus dimensiones, y aceptar las condiciones de la lucha en
el Reino de Dios.
La opción fundamental de la misión no tiene por objeto una religión, sino la condición
humana. Dios no es el objeto de la misión sino su fundamento. Ella es la misma actividad
7
¿Trabajar para la transformación del mundo o bien reclutar nuevos miembros para la
Iglesia? ¿Qué es la misión?
362: Asumimos el compromiso de una gran misión en todo el continente, que nos exigirá
profundizar y enriquecer todas las razones y motivaciones que permitan convertir a cada
creyente en un discípulo misionero. Necesitamos desarrollar la dimensión misionera de la
vida en Cristo. La Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la
comodidad, el estancamiento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del
continente. Necesitamos que cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro
de irradiación de la vida en Cristo. Esperamos un nuevo Pentecostés que nos libre de la
fatiga, la desilusión, la acomodación al ambiente, una venida del Espíritu que renueve
nuestra alegría y nuestra esperanza. Por eso se volverá imperioso asegurar cálidos espacios
de oración comunitaria que alimenten el fuego de un ardor incontenible y hagan posible un
atractivo testimonio de unidad “para que el mundo crea” (Jn 17, 21).
548: Esta V Conferencia, recordando el mandato de ir y de hacer discípulos (cf. Mt 28, 20),
desea despertar la Iglesia en América Latina y El Caribe para un gran impulso misionero.
No podemos desaprovechar esta hora de gracia. ¡Necesitamos un nuevo Pentecostés!
¡Necesitamos salir al encuentro de las personas, las familias, las comunidades y los pueblos
para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo, que ha llenado nuestras
vidas de “sentido”, de verdad y amor, de alegría y de esperanza! No podemos quedarnos
tranquilos en espera pasiva en nuestros templos, sino urge acudir en todas las direcciones
para proclamar que el mal y la muerte no tienen la última palabra, que el amor es más
fuerte, que hemos sido liberados y salvados por la victoria pascual del Señor de la historia,
que El nos convoca en Iglesia, y que quiere multiplicar el número de sus discípulos y
misioneros en la construcción de su Reino en América Latina! Somos testigos y
misioneros: en las grandes ciudades y campos, en las montañas y selvas de nuestra
América, en todos los ambientes de la convivencia social, en los más diversos “areópagos”
de la vida pública de las naciones, en las situaciones extremas de la existencia, asumiendo
“ad gentes” nuestra solicitud por la misión universal de la Iglesia.