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ANÁLISIS

“LA CRISIS SILENCIOSA”

Yessica Gutiérrez Tamayo


Código: 1088015129

DOCENTE:

Wilmer Mauricio Torres Torres

Desarrollo Humano U CUBA-G2-2019-1

Tecnología en Desarrollo de Software


Facultad de Ciencias Básicas e Ingeniería
Universidad Católica de Pereira
2019
LA CRISIS SILENCIOSA

La globalización no solo ha redireccionado al mundo en términos económicos y políticos,


sino también en la formación académica que se da a niños y jóvenes en la mayoría de países.
Usualmente, suele hablarse de formación profesional o educación superior como formación
para el trabajo, las mallas curriculares en las instituciones presentan enfoques prácticos para
cubrir la demanda laboral de grandes empresas, pero pocas veces se muestran enfoques
humanísticos donde se concientice a las personas sobre su capacidad de trascender el mercado
laboral, para trabajar por causas verdaderamente públicas sin beneficiar únicamente el sector
privado.

Durante muchas civilizaciones se le ha hecho creer a las personas que una buena calidad de
vida se reduce a “la capacidad económica que se tenga de consumir”, y se les ha sumergido en
una línea de consumismo desenfrenado que sienten que deben satisfacer de cualquier modo.
Esto ha ocasionado que no desaparezcan las clases sociales, y que los medios de producción
estén en manos de unos pocos. Además, para tratar de atenuar esta realidad, las sociedades
estimulan una especie de “emprendimiento” que fomente el crecimiento económico de
manera independiente, pero esto no se aleja de la formación instrumental que alimenta los
mercados que monopolizan el mundo.

Actualmente, las carreras o estudios en humanidades y artes son infravaloradas en la


sociedad, porque en la contemporaneidad “no son tan rentables” como lo fueron hace algunos
años. Muchos jóvenes y adultos se abstienen de ingresar a estos programas, ya que
socialmente han sido estigmatizados y se les infunde un temor de no caber en el mercado
laboral. Al parecer, para los gobiernos no es importante construir ciudadanos críticos y
sensibles en el medio, ya que las humanidades no consolidan personas competitivas; sino que,
por el contrario, solo parece importarles abastecer su necesidad de máquinas pensantes y
desarrolladoras que ejecuten sus listas de deseos.

Este paradigma se viene dando hace ya varias décadas, pero es ahora en un mundo tan
globalizado y comunicado, donde la problemática nos mira a los ojos y nosotros le
esquivamos la mirada la mayor parte del tiempo. Seguimos pensando en formarnos por
ambición y no por amor al conocimiento y el saber, o no por un verdadero interés colectivo,
pues cultural e históricamente nos han forjado un carácter egoísta, donde casi siempre priman
los intereses individuales por encima de los intereses públicos.

Algunos casos para ejemplificar en Colombia, que corroboran lo que dice la autora, son los
siguientes:

o La formación del SENA (una entidad estatal), siempre ha generado programas


académicos que cubran la demanda laboral del momento, en su malla curricular poco
abarcan la formación humanística, y se centrar mayormente en el aprendizaje
instrumental.

o Muchos programas del Gobierno actual, están dirigidos al uso y mejoramiento


de las TIC, a la investigación en robótica e inteligencia artificial, y al conocimiento y
desarrollo de procesos industriales, esto se ve reflejado en la media técnica
implementada en instituciones públicas, y la oferta académica de gran parte de las
universidades del país.

o Los colectivos locales relacionados con aspectos culturales y/o humanísticos,


suelen ser de carácter independiente (tales como los cine club, talleres de teatro,
talleres de arte, etc.) ¿Por qué? Al parecer, cuando se presentan ante las entidades
gubernamentales, suelen postergarse los patrocinios o ser apáticos frente a estas
propuestas, por lo que es la misma ciudadanía la que adopta y promueve estos
proyectos para que no dejen de realizarse.

o Los medios de comunicación nacionales, y al menos los más populares, se


enfocan en la industria del entretenimiento, y en una difusión de información a medias
o tergiversada. Son pocas las personas que se interesan por corroborar lo que ven en la
televisión o en la internet. Nos han educado de tal manera, que nos da pereza
cuestionar lo que nos dicen, y preferimos la zona de confort a nivel social y
económico.

o Las carreras diferentes a las Humanidades y las Artes, atraviesan la crisis de la


“educación bancaria”, en la que Paulo Freire crítica el modelo de educación vertical
donde no se estimula el pensamiento crítico, sino que el docente únicamente deposita
información en la mente del estudiante para que él la almacene.

Por último, es muy importante aclarar que no se deben satanizar los avances científicos y
tecnológicos, pues pueden representar una excelente alternativa para la sostenibilidad de la
población mundial, pero no es correcto dejar de lado las aptitudes humanas y artísticas, que
también han marcado en sobremanera nuestra historia, y siguen siendo parte de nuestro
componente humano.

El papel de las humanidades en mi proceso de formación

Pienso que en ningún momento se debe prescindir de una formación humana, en ética y en
valores al momento de hablar de formación académica. Estamos cursando un programa que
estimula la mayor parte del tiempo nuestro pensamiento lógico matemático, pero eso no
quiere decir que deba descuidarse nuestro pensamiento crítico, puesto que eso asegura nuestra
formación integral y un conocimiento verdaderamente interiorizado. Es importante conservar
ese rasgo sensible, que nos motiva a preocuparnos por el otro y por el entorno.

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