metodología, usaba la vivisección. Con esto en mente permítaseme traducir unas líneas del primer
capítulo de la Introduction à l'étude de la médecine expérimental (que puede leerse invocando el
vínculo desde el título), donde Bernard propone lo siguiente (discúlpese mi traducción):
"El hombre no puede observar los fenómenos que lo rodean más que dentro de límites muy
restringidos; la mayoría escapa naturalmente a sus sentidos, y la observación simple no lo
satisface. Para ampliar sus conocimientos debe ampliar, con ayuda de aparatos especiales, la
potencia de esos órganos, al mismo tiempo que se arma de instrumentos diversos que le servirán
para penetrar en el interior de los cuerpos para descomponerlos y así estudiar las partes ocultas.
[…] Pero el hombre no se limita a ver; piensa y quiere conocer el significado de los fenómenos
cuya existencia le ha revelado la observación. Para ello el hombre razona, compara los hechos, los
interroga y, a través de las respuestas que se le dan, controla a los primeros mediante las
segundas. Es este género de control, por medio del razonamiento y de los hechos, lo que
constituye, propiamente hablando, la experiencia, y es este único procedimiento el que tenemos
para instruirnos sobre la naturaleza de las cosas que están fuera de nosotros."
Como puede apreciarse, para Bernard la observación es un proceso superficial limitado por
nuestros sentidos, de ello se obtiene un primer conocimiento de los fenómenos del cuerpo que el
científico corrobora con lo experimental; lo experimental es, entonces, otro tipo de observación,
ésta del interior de un cuerpo con ayuda de herramientas.
Entonces, "experimental" no tiene que ver ni con experiencia de vida ni con experimentación (al
menos en esta primera etapa del libro de Bernard), sino con la observación del interior de un
cuerpo y la descripción de los procesos invisibles que se ocultan dentro del ser vivo. El
conocimiento experimental se consigue desintegrando el cuerpo para entender la mecánica oculta
de sus partes.
El "por qué" y el "cómo" que dirigen la reflexión de Zola (p. 31) deberían entenderse entonces en
relación con esos dos niveles de observación fisiológica: uno superficial y otro profundo. La
observación (el "por qué" nos ofrece los hábitos externos: como carne porque tengo hambre, bebo
agua porque tengo sed), mientras que lo experimental explica el proceso interno (bebo porque las
células de mi cuerpo están deshidratadas, como porque las células de mi cuerpo exigen nutrientes)
comprobable con el estudio de la fisiología. Para el verdadero científico, el "cómo" es lo importante:
describir el proceso interno y oculto.
Ahora vayamos con Zola y consideremos cómo parece entender "experimental" en el ámbito
literario. Es claro que el novelista debe desempeñar la tarea del observador y del experimentador
científico, estaremos de acuerdo en ello. La primera tarea creo que es bien entendible: el novelista
es un observador del hombre en su entorno natural, que es la sociedad; observa al hombre y su
comportamiento, descubre sus hábitos, sus costumbres, los patrones de su conducta, los por qué
de sus actos como ser social (pongamos esta pregunta: ¿por qué se casa un hombre?); es un
antropólogo o un etólogo. El novelista adquiere tras esa cuidadosa observación un conocimiento
superficial del ser humano que debe llevar al papel, al texto. Sin embargo, la misión del naturalista
no se limita a describir superficialmente lo observado; eso, dice Zola, es de lo que se acusa
equívocamente a los naturalistas: de hacer fotografía.
Entra entonces en la reflexión de Zola la necesidad de explicar cómo poner en el papel lo interno,
lo oculto, el "cómo" de los seres vivos, es decir, de aplicar lo experimental. Zola destaca que el
verdadero naturalista experimenta, es decir, describe en el papel un proceso interno, hace una
vivisección del hombre social para encontrar esos mecanismos íntimos del comportamiento e
invisibles a los ojos del observador (volviendo a la pregunta de arriba: el hombre se casa porque
tiene miedo a la soledad, porque quiere un hijo, porque quiere estatus, etc.).
Lo experimental, como dice Bernard, exige muchas pruebas porque hay muchos errores: el cuerpo
se niega a enseñar su fisiología oculta. Zola incorpora entonces otro sentido a "experimental": la
repetición, la experiencia de observación controlada debe repetirse una y otra vez en diferentes
cuerpos de la misma especie hasta descubrir qué los anima, qué los motiva. Señala que el
novelista prueba una y otra vez la fiabilidad de las causas que sustentan los actos observados;
creo que estas repeticiones experimentales deben entenderse en estos dos sentidos principales:
1. Por un lado, debemos entender que la experimentación del novelista consiste en preparar un
borrador y otro y otro más tratando de poner en letra de molde los comportamientos observados
del hombre de carne y hueso, del hombre en su entorno social, el "por qué"; el resultado será un
hombre o una mujer de ficción, una fotografía (Zola no niega que esto sea un rasgo de la novela
naturalista: es el realismo).
2. Por otro lado, el novelista debe describir el proceso íntimo del hombre (lo experimental, el
proceso de vida interno, el "cómo"). Zola se pregunta entonces cómo conseguirá el novelista poner
en el papel esa reconstrucción de la fisiología emocional/social interna. El problema es que no se
trata de cuerpos reales a los que se pueda interrogar o disecciona, sino de cuerpos ficticios. El
análisis interno de esos cuerpos es un análisis psicológico.
La solución para poner "alma" a esos cuerpos está en redactar emociones que estén en
estrecha relación con las emociones de la gente de carne y hueso, es decir, en construir
personajes argumentados, personajes cuyas acciones tengan efectos en su propia personalidad de
ficción (causa/consecuencia: si algo pone triste al personaje, es lógico que llore, por decir algo),
como ocurre en la realidad de la gente de carne y hueso. Esta es la primera etapa de lo
experimental (en cuanto descripción del proceso, no en cuanto repetición del proceso de
redacción).
Enseguida se presenta otro problema para el novelista y otra solución: si el humano de
carne y hueso tiene patrones de comportamiento en situaciones sociales, el novelista debería ser
capaz de construir situaciones sociales ficticias para que sus personajes respondan de manera
acorde a como lo haría un ser humano de carne y hueso en situaciones semejantes. Zola dice que
esa es la genialidad del naturalista, que es capaz de inventar situaciones similares a las de la
realidad y, de manera paralela, sus personajes se comportarán como hombres de carne y hueso
en tales situaciones de ficción. Aquí "lo experimental" sí tiene la acepción de "experimento": los
personajes de la novela son como ratoncitos de laboratorio que el autor, cuando los acaba de
construir, coloca ante retos o pruebas y los deja libres; el autor se convierte de nuevo en un
observador (relee su borrador, por decirlo en el ámbito de la redacción) atento a los resultados de
su experimento narrativo contralado: ¿hay lógica en las acciones en los personajes?; una persona
de carne y hueso, ¿se comportaría de esta manera o de otra distinta?
Así que cuando Zola habla de "novela experimental" creo que usa tres acepciones: la novela como
descripción general de un proceso interno, la novela como ejercicio de repetición (en la etapa de
borradores y en la búsqueda de fotografiar un personaje), la novela como laboratorio (en la etapa
de relectura del borrador terminado y del análisis de causas y efectos en situaciones controladas).
En La Rumba me parece que podemos aplicar al menos dos concepciones de "novela
experimental": la novela como descripción de procesos internos (Remedios se ofrece a nuestros
ojos como un ser cambiante; así otros personajes, en menor medida o de manera abrupta) y como
laboratorio (los personajes se enfrentan a situaciones límite y reaccionan en armonía con lo que
uno esperaría que hiciera un ser humano real: un hombre y una mujer enojados, la portera miente
al hombre, que queda celoso, etc.). Y así.