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UNIDAD 1:
Por lo tanto, el desarrollo industrial conoció diferentes vías, a saber: una “desde abajo” que se
caracterizo por el hecho de que la burguesía sometió a la aristocracia y se transformó en la nueva
clase dirigente, como sucedió en Inglaterra, Francia y Los Estados Unidos, y otra “desde arriba” en
cuyo caso solo el desarrollo industrial fue producto de reformas acordadas entre un sector del poder
aristocrático y la burguesía industrial, como en Alemania y Japón. Sin embargo, la mayor parte de
los países del mundo de esa época carecieron de la posibilidad de acceder al desarrollo industrial,
quedaron retrasados y luego fueron sometidos por las potencias industriales que desarrollaron un
proceso de expansión colonialista. La superioridad militar de estas potencias era abrumadora y el
mejoramiento de los transportes les permitió penetrar en mercados hasta entonces inaccesibles,
posibilitó la importación de productos primarios desde todos los rincones del planeta y también
determinó que grandes contingentes humanos se trasladaran desde zonas pobres de Europa hacia
otros continentes. La instauración del capitalismo industrial en un pequeño grupo de naciones
generó una brecha enorme y la mayoría de los países solo pudieron integrarse como productores de
alimentos o materias primas.
2
La crisis de 1873:
La expansión del ferrocarril dio comienzo a un período de auge económico que duraría más
de dos décadas, aunque hubo breves momentos de depresión de los negocios en 1857 y 1866. Sin
embargo, esta época de prosperidad económica finalizó con uan crisis generalizada de alcance
mundial, cuyo inicio suele datarse en 1873 y que se mantuvo hasta mediados de la década de 1890.
Las crisis en el capitalismo provenían del exceso de producción. En efecto, muchas veces, la
producción era tan grande que los mercados se saturaban de bienes que resultaban muy difíciles de
vender.
Los precios caían y con ello también descendían los beneficios obtenidos por los capitalistas.
Cuando las ganancias caían demasiado las empresas quebraban y dejaban a gran número de
trabajadores desocupados.
La crisis de 1873 fue de este tipo, con sus secuelas de caída de precios y baja de ganancias.
En particular, hubo una fuerte caída de los precios agrícolas a causa de la expansión de la
agricultura de exportación en América, Australia y Nueva Zelanda; en Europa esta expansión
generó una amplia oferta de granos que provocó una gran caída de precios. Como resultados, las
regiones agrícolas se empobrecieron y eso incrementó las migraciones del campo a las ciudades y
hacia otros continentes. En cierta medida, la emigración fue una válvula que permitió aligerar los
conflictos sociales generados por la crisis. En la industria también se produjo una gran caída de
precios y renacieron las inquietudes sociales que se habían aquietado desde la Revolución del 48.
No solo fueron afectados los países industrializados, sino también los países dependientes
vinculados con el mercado mundial como productores de alimentos o materias primas. Recién hacia
mediados de la década de 1890 el capitalismo europeo inició un nuevo ciclo de ascenso. Sin
embargo, en el intervalo la crisis había provocado profundas transformaciones en el capitalismo.
Algunos Estados comenzaron a intervenir en la economía y protegieron a sus industrias de la
competencia de productos importados mediante la elevación de tarifas aduaneras, a la vez que
incrementaron sus tendencias expansionistas y colonialistas, por último, la vinculación entre los
bancos y la industria se hizo más estrecha y se formaron grandes conglomerados empresariales.