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Primera versión recibida en febrero de 2007; versión final aceptada en mayo de 2007
Lecturas de Economía. 66 (enero-junio 2007), pp 9-46
Carlos Felipe Gaviria y Juan Carlos Muñoz
Résumé: Le déplacement forcé est l’un des phénomènes mondiaux qui accompagne
les crises politiques et sociales. Il est la conséquence du rapport des forces d’un conflit à
l’intérieur d’un territoire. En Colombie, ce phénomène social s’accroit depuis plusieurs
années et il est accompagné par des problèmes sociaux qui affectent le secteur agricole et
le secteur productif. Cet article analyse la relation existante entre le déplacement forcé et
les processus de concentration de la terra dans le Département d’Antioquia entre 1996 et
2004. Les résultats montrent qu’il existe une relation positive entre la propriété de la terra
et le déplacement forcé, tout particulièrement dans les zones d’Urabá et d’Oriente. Ces
zones sont les plus importants du Département en ce qui concerne la production agricole.
Mots clés: déplacement forcé, propriété de la terra, économie agricole. Classification
JEL: D74, Q15, Q10.
Lect. Econ., 66 (enero-junio), pp. 9-46. © Universidad de Antioquia-Lecturas de Economía, 2007.
Primera versión recibida en febrero de 2007; versión final aceptada en mayo de 2007
Introducción
El desplazamiento forzoso es un fenómeno mundial que ha estado
acompañado en diferentes países de crisis políticas y sociales, además de
un sentido de dominio del territorio por parte de los grupos inmersos en el
conflicto. Según el Banco Mundial, para 2005 Colombia junto con Sudán,
Nigeria y República Democrática del Congo son los países con el mayor
número de desplazamientos internos y estima que la migración forzosa ha
provocado el abandonado de aproximadamente cuatro millones de hectáreas.
El-Bushra, director del programa de investigación y políticas de Acord
—Agency for Cooperation and Research in Development— evidencia que el
desplazamiento forzoso en países africanos afecta en mayor proporción a
*
Carlos Felipe Gaviria Garcés: profesor de la Universidad de Antioquia e investigador del
Grupo de Economía del Medio Ambiente —Gema— de la misma universidad. Dirección
electrónica: cfgaviria@economicas.udea.edu.co. Dirección postal: Calle 67 No. 53·108, bloque
13-412, Apartado Aéreo 1226, Medellín, Colombia. Juan Carlos Muñoz Mora: asistente de
investigación del Grupo de Estudios Sectoriales y Territoriales —Esyt—, Universidad Eafit.
Dirección electrónica: jmunomor@eafit.edu.co. Dirección postal: Carrera 49 No. 7 Sur-50,
bloque 26-217, Medellín, Colombia. Este trabajo surge de la presentación que realizaron los
autores en el segundo Seminario de Migración Internacional “Efectos de la globalización y las
políticas migratorias”, Toluca, México, 2006.
Gaviria - Muñoz: Desplazamiento forzado y propiedad de la tierra en Antioquia, 1996-2004
mujeres, una disputa por el control del territorio y de la población civil. Existe
una prolífera producción sobre el desplazamiento forzoso, de la cual sobresale
el trabajo de Newman y Van Selm (2003) y otros informes elaborados por
ONG, Naciones Unidas y entidades que tratan el tema de derechos humanos
y conflicto armado. No obstante, la complejidad del problema hace que exista
poca evidencia de modelos econométricos donde se explore una relación entre
desplazamiento forzoso y tenencia de la tierra.
El desplazamiento forzado y los procesos de concentración de la propiedad
en Colombia son fenómenos sociales que se han incrementado de manera
alarmante en los últimos años, resultado de luchas históricas por el poder y
la acumulación de la riqueza. El Banco Mundial muestra para Colombia un
índice Gini de concentración de 0,85 para 2005, esto, sumado a la dinámica del
conflicto armado, la aparición de nuevos actores y móviles, la territorialidad
de la lucha de poder y la irrupción de nuevos intereses geopolíticos, ahonda
el desplazamiento en los territorios (según Acción Social, 2006, para 2001 y
2002, años de mayor ascenso de las cifras, habían 92.852 hogares desplazados
en el país, algo así como 424.927 individuos); lo anterior evidencia la debilidad
institucional, al no poder garantizarse la permanencia de los individuos en sus
hogares, con graves consecuencias en la tenencia de la tierra y en la producción
agrícola; asimismo, se convierte en una manifestación de la descomposición
social que se gesta en el país.
La continua disputa entre diferentes actores del conflicto interno
menoscaba el bienestar social de sus pobladores, provoca problemas agrarios
que tienen su origen en altos niveles de concentración de la propiedad rural
(por apropiación), rompe con las dinámicas sociales y productivas del país,
y transforma el sentido de lo rural.1 Por esto desde cualquier campo de
estudio, en particular desde la teoría económica, el desplazamiento forzado
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Esta reconfiguración económica y social del territorio se convierte en punto débil y vulnerable
de la sociedad y el gobierno. Detrás del desplazamiento hay un sentido de abandono y desarraigo
de los individuos, quienes se ven obligados a asumir una nueva lógica de supervivencia en un
espacio donde su condición de foráneos aísla su ciudadanía y les otorga el derecho a no tener
derecho, mientras sus tierras son apropiadas de manera legal o ilegal, lo cual influye en el
reordenamiento de la propiedad rural y de las actividades productivas. En Colombia, este
fenómeno del desplazamiento se ha abordado desde diferentes ciencias sociales: la sociología,
la antropología, el derecho y la economía; sin embargo, en este artículo nos interesa ahondar
solo en las repercusiones económicas, sin olvidar que el desplazamiento es un fenómeno muy
amplio que debe considerar diferentes puntos de vista.
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En un sentido económico, el desplazamiento de individuos, según la teoría tradicional
migratoria, es generalmente impulsado por criterios como mejores condiciones económicas
y la movilidad laboral que constituyen la intencionalidad de los individuos para desplazarse
de un lugar a otro y no la intimidación, la amenaza y el temor que se constituyen como ejes
centrales para la actual migración (Vargas, 1997).
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El desplazamiento representa una catástrofe y una experiencia traumática en la vida de las
familias afectadas y en cada uno de sus miembros; aqueja con mayor intensidad a menores
y niños en quienes genera, entre otros, trastornos adaptativos y síndromes depresivos, y a
mujeres en quienes por la gravedad de su situación —solas en la conducción de la familia
desplazada en un entorno desconocido y hostil— produce severas alteraciones de personalidad
(Arias, 2003).
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Sin embargo, municipios y ciudades que reciben a la población desplazada no solo deben
garantizarle atención inmediata sino también condiciones suficientes para su permanencia o
retorno.
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Evidencia que soporta esta afirmación es los datos que presenta Acción Social (2006) que
muestran un alto porcentaje de individuos (en el caso de Antioquia cerca del 90%) que no
identifican o no suministran información de quién o quiénes fueron los causantes de su
desplazamiento.
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Este argumento es defendido por Strouss de Samper (2005, p. 29) en su documento “Protección
de bienes patrimoniales de la población desplazada”, donde afirma: “Es claro, en primer lugar,
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del 80% de los desplazados afirman desconocer quién los había desplazado;7 el
principal argumento puede ser el temor a represalias; algo similar ocurre en los
años siguientes, para 2000 y 2001, aproximadamente el 91% de los desplazados
“no sabía” o no “tenían información” (no deseaban expresar) sobre los autores
de su movilidad. Nótese, también, que el papel de las fuerzas armadas no
cobra relevancia en el período de estudio, esto podría deberse al posible sesgo
en el manejo de los datos por parte del gobierno y a que los desplazados tienen
incentivos para no revelar este tipo de información porque podría estar en
juego la ayuda recibida por parte del gobierno8 (ver gráfico 2).
que en los últimos años y como consecuencia del conflicto armado y el desplazamiento de la
población civil inocente que se vive en muchas regiones del país, se ha producido un fenómeno
de concentración de tierras, una especie de ‘reforma agraria al revés’, que logró revertir los
índices de democratización en el reparto de tierras conseguidos por cuenta de los procesos
anteriores de reforma agraria a cuenta gotas”.
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Las seis categorías empleadas por Acción Social para clasificar el actor causante del
desplazamiento incluye: guerrilla, autodefensas o paramilitares, fuerza pública, sin
información y no sabe no responde.
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Así mismo, no puede perderse de vista las implicaciones que tiene desde los grupos de interés
político la reducción de los desplazados como una variable de gobernabilidad.
Fuente: Acción Social, 2006.
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Un factor adicional importante, y que se trabajará más adelante, es la relación existente entre
desplazamiento forzoso y zonas con mayor desarrollo agrícola y con alto potencial productivo
(Herrera, 2005), en especial, donde existen proyectos de construcción de infraestructura o
estratégicos para los gobiernos.
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En 2001 se da por terminada la “zona de distensión” que proveía a grupos guerrilleros una
considerable cantidad de territorio, libre de presencia estatal, con el fin de entablar diálogos
de paz con la guerrilla de las FARC; al culminar el despeje militar del gobierno del presidente
Pastrana, las facilidades terminaron y consigo se encrudeció el conflicto.
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De aquí surgen varios interrogantes sobre este acontecimiento: ¿Por qué el departamento de
Antioquia tiene el mayor número de desplazados en el país?, ¿cuáles son los posibles móviles
de desplazamiento en Antioquia? Estas preguntas intentarán desarrollarse en los siguientes
acápites.
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Otro fenómeno es caracterizado por la compra de terrenos en zonas con alta productividad
agrícola que no son explotados adecuadamente, y se orientan a actividades ganaderas. Esto se
evidencia en las cifras que presenta Benítez (2005) sobre la vocación agrícola colombiana, que
se estima en 18,3 millones de hectáreas: la agricultura usa apenas una cuarta parte (24,2%), 4,4
millones de has.; las tierras con vocación de pastos y malezas se estiman en 15,3 millones de
has., pero ocupan 35,5 millones de has., las cuales pueden estar dedicadas a actividades ilícitas
o como lo afirma Benítez a ganadería extensiva. No obstante, la agricultura tiene una mayor
participación en la producción (63%) que la ganadería (25%) (Machado, citado por Benítez,
2005). Vale la pena añadir que la situación de la zona rural no es sostenible y se requiere actuar
de manera urgente y efectiva para darle viabilidad.
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La atomización es un fenómeno en el cual el número de hectáreas de los predios de rangos bajos
no varía significativamente, mientras aumenta el número de propietarios, lo que implica que
cada vez más individuos deben repartirse menores cantidades de tierra (Muñoz y Mora, 2006).
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La bimodalidad surge en el momento que se configuran dos polos de tenencia de la tierra:
uno conformado por un gran número de propietarios con muy poca tierra y otro donde un
porcentaje pequeño de propietarios monopoliza un alto porcentaje de ellas (Machado, 2005).
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Estas políticas estatales tienden a favorecer la gran propiedad en relación con la pequeña o
con el minifundio (Rosas, 2005).
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En el caso particular, el estudio de Gutiérrez presenta estadísticas sobre la tenencia en varios
municipios del sur de Bolívar, con alta presencia del grupo guerrillero ELN—Ejercito de
Liberación Nacional—. El autor calcula un índice Gini de concentración de 0,55 diferente al
Gini encontrado por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi —IGAC— de 0,66. Sin embargo,
no se construye un modelo que determine si hay o no una correlación entre estas variables.
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El presente acápite sigue los desarrollos de Rincón (1997), Machado (1999) y Deininger (2004)
sobre la tenencia y concentración de la tierra en Colombia. Sin embargo, es importante
resaltar que existe poca producción sobre dicho tema para Antioquia; se pueden mencionar
los trabajos de Muñoz y Mora (2006) y Wolf (2004). No obstante, la información disponible
permite hacer una primera aproximación al tema de la propiedad de la tierra en Antioquia.
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De manera similar, las cifras lo ubican como el primer departamento receptor de personas
desplazadas con 14,5%; el siguiente departamento, Bolívar, solo recibe el 6,9%. Esta situación
es relevante en la medida que son las personas desplazadas, quienes sufren un cambio drástico
en su modo de vivir, con subsecuentes problemas adaptativos y económicos, a los que se
enfrentan en el lugar de recepción; inherentes a la dificultad de acceder a servicios de salud,
educación, alimentación y vivienda. Esto necesariamente implica un cambio en la estructura
poblacional del departamento, en especial en centros urbanos.
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Datos suministrados por el Sistema RUT muestran que para 2005, en Antioquia las personas
expulsadas poseían cerca de 22.000 has.. Esto bajo el supuesto de que todos los individuos
reportaron tener algún tipo de relación de propiedad sobre la tierra.
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Urabá ha sido un territorio de expansión de la frontera agrícola a partir de los años 1960,
donde la consolidación de grandes conglomerados agroindustriales (banano, ganadería y, más
recientemente, palma africana) se dio en un ambiente de precaria presencia del Estado. Esta
caracterización histórica favoreció la penetración y consolidación de los grupos guerrilleros
en la década de 1970, particularmente del EPL —Ejército Popular de Liberación— y las FARC
—Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia—, que llegaron a contar con una fuerte base
social hasta la década de 1980 (CISP, 2005).
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Con 1.630.339 litros por día para el año 2004 se constituye no solo como la primera productora
de leche del Departamento sino como una de las principales regiones lecheras del país (Muñoz
y Mora, 2006).
la situación de orden público desde los años ochenta. Esto corrobora por qué
el abandono de tierras como consecuencia del desplazamiento forzado en
Ituango representó el 77,6% subregional, lo que equivale a 1.189 has. (para el
Norte la participación en el total departamental es 7%, con 1.531,5 has.).
En cuanto a la evolución de la tenencia de la propiedad, entre 1996 y
2004 (ver tabla A13 en el anexo) la subregión muestra una disminución de
la superficie para pequeños y medianos propietarios, la cual pasó de 25,9% a
15,9% de 51,9% a 40,7%, respectivamente, en cuanto a las grandes extensiones
de tierras pasan del 22,2% al 43,5% en manos del 1,5% de los propietarios;
motivo que ha provocado un aumento en el índice de concentración Gini en
este periodo al pasar de 0,69 a 0,79.
La subregión del Nordeste está compuesta por diez municipios,
caracterizados por la riqueza en recursos auríferos, explotación de recursos
naturales y presencia de cultivos ilícitos (CISP, 2005); su ubicación representa
corredores estratégicos que permiten el intercambio con el Magdalena Medio,
Norte, Oriente, Nordeste y sur de Bolívar. Esta subregión desplaza el 4,7%
del total departamental, donde Anorí y Segovia son los municipios con mayor
participación (18% y 14%, respectivamente). No obstante, se abandonaron por
causa del desplazamiento 582 has., equivalentes el 2,7% del total departamental.
Una vez más, resulta interesante destacar la alta concentración del fenómeno
en un sólo municipio (San Roque), que contribuye con el 94,3% (548 has.) al
total subregional.
La evolución de la tenencia de la propiedad para el Nordeste entre 1996
y 2004 (ver tabla A17 en el anexo) muestra que los pequeños propietarios
(66,7%) para 2004 solo poseen 7,9% de la superficie mientras que los medianos
(29,5%) y los grandes (3,8%) acaparan una mayor participación, 44,3% y
47,8%, respectivamente. Este claro proceso de concentración puede deberse
a un proceso de reconversión agrícola hacia haciendas ganaderas (Muñoz y
Mora, 2006); en la actualidad ocupan el renglón económico fundamental de
esta subregión, motivada en gran parte, desde fines de la década de 1960, por
el narcotráfico, que empezó a instalar allí sus bases para invertir las grandes
fortunas provenientes del negocio en la compra de tierras, fortaleciendo con
ello la tendencia a la concentración de ésta. Por lo anterior, la evolución del
índice de concentración Gini es creciente entre 1996 y 2004, al pasar de 0,76
a 0,79.
La subregión del Magdalena Medio, compuesta por 6 municipios,
cuenta con una posición estratégica como zona de enlace entre diferentes
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Gutiérrez (2004) en su artículo “Desplazamiento forzoso y tenencia de la tierra en San Pablo
(sur de Bolívar)” hace referencia al problema del municipio de Yondó como un problema de
domino de territorio por parte de grupos ilegales.
sumado a esto, las dificultades que se enfrentan al tener que sobrevivir en una
ciudad ajena y hostil.
Esta reconfiguración política del Departamento, puede verse mejor si se
tiene en cuenta el porcentaje que representan los individuos expulsados del
total de la población (ver gráfico A3 en el anexo); para Urabá representa un
23,8%, para Bajo Cauca un 23,2% y para Oriente un 19,9%. Esto ejemplifica la
dinámica poblacional y la problemática social que se representa al interior del
departamento y que conduce de forma ineludible a serios problemas regionales
que involucran la reconfiguración económica y social (sistemas productivos
que no requieren mano de obra obligan no solo al desplazamiento forzado por
intimidación sino por falta de oportunidades laborales)(ver gráfico 6).
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La metodología empleada fue mínimos cuadrados ponderados, debido a que permite tener
en cuenta la probable heteroscedasticidad del término de perturbación en cada una de las
subregiones. En ese sentido, se muestran los estadísticos ponderados y los no ponderados para
otorgarle mayor validez a la elección del método de estimación. Además, según el contraste
de Haussman, la forma correcta de estimación es por efectos fijos.
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Se realizó la prueba de hipótesis de homogeneidad en las pendientes por medio del contraste
de White bajo la estimación por pool, el cual no pudo ser rechazado por lo cual se valida la
estimación por panel.
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Anexos27
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Los datos de desplazamiento son de Acción Social (2005) y los de propiedad de la tierra
pertenecen al Catastro Departamental de Antioquia (2005), basados en la construcción de
Muñoz y Mora (2006).
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Tabla A13. Rangos propiedad Norte, Tabla A17. Rangos propiedad Nordeste,
1996-2004 1996-2004
Propietarios Área de terreno Propietarios Área de terreno
Rangos has. Rangos has.
1996 2004 1996 2004 1996 2004 1996 2004
Entre 0- 20 79,5 78,6 25,9 15,9 Entre 0- 20 62,9 66,7 7,9 7,9
Entre 20- 100 19,5 20,0 51,9 40,7 Entre 20- 100 33,0 29,5 46,1 44,3
Más de 100 1,1 1,5 22,2 43,5 Más de 100 4,1 3,8 46,0 47,8
Total 100 100 100 100 Total 100 100 100 100
Tabla A14. Rangos propiedad Oriente, Tabla A18. Rangos propiedad Valle de
1996-2004 Aburrá, 1996-2004
Propietarios Área de terreno Propietarios Área de terreno
Rangos has. Rangos has.
1996 2004 1996 2004 1996 2004 1996 2004
Entre 0- 20 93,7 93,9 45,0 40,3 Entre 0- 20 97,2 97,9 47,8 52,2
Entre 20- 100 5,7 5,4 36,1 33,9 Entre 20- 100 2,7 2,0 42,3 41,7
Más de 100 0,6 0,7 18,8 25,9 Más de 100 0,1 0,1 9,2 6,1
Total 100 100 100 100 Total 100 100 100 100
Tabla A15. Rangos propiedad Suroeste, Tabla A19. Rangos propiedad Urabá,
1996-2004 1996-2004
Propietarios Área de terreno Propietarios Área de terreno
Rangos has. Rangos has.
1996 2004 1996 2004 1996 2004 1996 2004
Entre 0- 20 92,2 91,3 31,0 24,8 Entre 0- 20 67,0 65,4 9,4 10,5
Entre 20- 100 7,3 8,0 44,7 41,3 Entre 20- 100 31,6 31,1 53,8 54,6
Más de 100 0,5 0,7 24,3 33,9 Más de 100 1,4 3,5 36,8 35,0
Total 100 100 100 100 Total 100 100 100 100
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