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Capítulo VII.

Predicción de terremotos. Estado de la cuestión

J. Mezcua y J. Rueda

Resumen

La ocurrencia de un terremoto catastrófico es la autentica certificación del estado actual de la investigación en la predicción de terre-
motos. No obstante, la sismología establece otras alternativas que pretenden adelantar los posibles daños de futuros terremotos en una
zona, utilizando la estadística como herramienta fundamental. Esto es: la peligrosidad sísmica.
Existen dos hipótesis fundamentales para explicar el proceso físico en el foco sísmico. Uno basado en la teoría del rebote elástico,
que ha dado lugar a predicciones basadas en la determinación de terremotos característicos, como en el experimento de Parkfield,
aunque sin éxito. El otro, considera que la corteza terrestre se haya en estado de criticalidad autoorganizada y por tanto el terremoto
es un suceso caótico, esto es, imposible de predecir. Hasta el momento, no es posible asegurar cual de estas hipótesis es aplicable y
en que grado.
Se establece finalmente una revisión de los precursores más interesantes con una mención a los resultados de predicción que se
han obtenido.

Palabras clave: Modelos de terremotos, precursores, predicción.

1. Introducción

La ocurrencia de terremotos que provocan gran destrucción y pérdida de vidas humanas, como el recientemen-
te ocurrido el 21 de mayo de 2003 al Noreste de Argel ponen ante la opinión publica la ya vieja pregunta ¿Es posi-
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ble predecir los terremotos? La respuesta que se espera esta mediatizada con la comparación de otros retos que el
hombre ha resuelto satisfactoriamente y aparentemente de más difícil solución, como por ejemplo el reto del espa-
cio. Aunque matizaremos posteriormente el concepto de predicción, la idea que domina generalmente en la pobla-
ción es la de que una predicción es un aviso horas o días antes de que se produzca un terremoto. En este sentido
podemos adelantar que no es posible, al menos en el momento actual y quizá, como veremos posteriormente nunca
lo será, una predicción de terremotos así considerada. Pero, ¿una respuesta tan pesimista sobre el alcance de la cien-
cia es todavía hoy posible?
La extrapolación que de forma automática hacemos de otros fenómenos de la naturaleza como por ejemplo el
tiempo atmosférico es posiblemente el origen de la pregunta, aunque como todos sabemos, conceptualmente
entendemos por predicción del tiempo algo muy distinto a lo que hemos supuesto para los terremotos.
Es por tanto muy importante que establezcamos una ordenación de conceptos que permitan abordar el proble-
ma de la predicción de terremotos y dar la respuesta que la ciencia permita hoy, para que no pudiéndose predecir,
si al menos produzcan el menor daño posible en el hombre.
La predicción de terremotos debería ser una consecuencia del conocimiento del proceso físico en la fuente. Es
decir, si conocemos las leyes físicas de producción de terremotos estaremos en condiciones de conocer en que

Mezcua, J. y Rueda, J. 2006. Predicción de terremotos. Estado de la cuestión. En: Ayala Carcedo, F.J., Olcina Cantos, J., Laín Huerta, L. y González
Jiménez, Á. (Eds.). Riesgos naturales y desarrollo sostenible: impacto, predicción y mitigación. Publicaciones del Instituto Geológico y Minero de
España. Serie: Medio Ambiente. Riesgos Geológicos N.º 10. 249-263. Madrid

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Mezcua, J. y Rueda, J. 2006. Predicción de terremotos. Estado de la cuestión.

momento del proceso de formación del sismo nos encontramos y por tanto la predicción sería una consecuencia
natural en el proceso. En la actualidad existen numerosos modelos del mecanismo de producción de terremotos, aun-
que casi todos están basados en la hipótesis del rebote elástico propuesto por Reid (1910) al analizar las observacio-
nes del terremoto de San Francisco de 1906. Sin embargo, ninguno de los modelos propuestos son más que simpli-
ficaciones que consideran algunas de las observaciones realizadas en los distintos terremotos estudiados y no pue-
den considerarse como modelos integradores que puedan explicar todas las variables observadas. Además, existe una
nueva concepción que últimamente va abriéndose camino y es el de considerar que la corteza terrestre se encuentra
en un estado de criticalidad autoorganizada, en la zona de la futura ruptura, de tal forma que los terremotos de cual-
quier tamaño pueden ocurrir al azar en cualquier lugar y en cualquier momento. Esta nueva concepción nos condu-
ciría a una imposibilidad de predicción del terremoto, aunque hoy todavía no es posible dar una respuesta clara sobre
este asunto.
Ante la imposibilidad de un modelo físico que pueda dar respuesta a la predicción, se ha recurrido al método
empírico de búsqueda de fenómenos en los distintos campos de la física que acompañan no solo al proceso de rup-
tura sino también al proceso de formación, previo a la ruptura. Es decir, se ha recurrido a la búsqueda de precurso-
res que acompañen al terremoto y estableceremos aquí una breve revisión de los mas importantes. Junto con esta
revisión se comentan aquellas predicciones que han podido tener éxito analizando si estas se han llevado a cabo antes
del terremoto o ha sido una evaluación posterior la que ha permitido observar ese premonitorio concreto.

2. Objetivos de la predicción de terremotos

El fin último de la predicción es, en todos los casos, evitar o en su defecto reducir la perdida de vidas y los efec-
tos sobre la población. La investigación en la predicción de terremotos, en su sentido más amplio, puede dividirse en
dos grandes líneas que poseen objetivos inmediatos muy diferentes, pero que son compatibles y complementarias,
Main (1999). La primera aproximación al problema trata de determinar las posibles consecuencias del futuro terre-
moto, esto es la peligrosidad sísmica. La otra posibilidad sería la determinación a priori del momento y efectos de un
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hipotético terremoto, o sea la predicción. Los elementos y fenómenos a estudiar son diferentes en ambos casos, aun-
que puedan compartir algunos de los datos básicos como son la historia de los terremotos ocurridos con anteriori-
dad en la zona de estudio.

2.1. Estudios de peligro sísmico

Estos estudios son de gran utilidad para la sociedad, pues prepara a la población y a las construcciones diseña-
das por el hombre para evitar, en caso de que el terremoto se produzca, la perdida de vidas humanas disminuyendo
los tremendos efectos económicos negativos asociados. Esta gran línea de trabajo realiza investigaciones en:
1. Peligrosidad Sísmica: en estos estudios se supone que la distribución de terremotos en el tiempo es un fenó-
meno aleatorio descrito, en primera aproximación, por un proceso de Poisson. Se basan en investigaciones
acerca de las fuentes sismogénicas definidas por los terremotos pasados, ocurridos en una zona, junto con
información proporcionada por la geología. Con esta información y la estadística de los terremotos ocurri-
dos se obtiene la peligrosidad sísmica futura a largo plazo. Esta peligrosidad se realiza a partir del cálculo
de la ocurrencia esperada de movimiento del suelo, para una combinación de probabilidades de magnitud
en la fuente, con inclusión de los efectos del camino recorrido y emplazamiento de interés. El valor de la
peligrosidad viene afectado de los errores inherentes a cada uno de los parámetros que intervienen en su
cálculo.

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2. Peligrosidad Sísmica dependiente del tiempo. contrariamente a la hipótesis anterior, en el que el proceso era
aleatorio, puede determinarse la peligrosidad sísmica variable con el tiempo, es decir, atendiendo a ocurren-
cias con probabilidad condicional. Davis et al. (1989) demuestran que la inclusión de la tendencia a concen-
trarse en espacio y tiempo, observada en la ocurrencia de terremotos, proporciona valores de la peligrosidad
que disminuyen con el tiempo.

2.2. Estudio de fenómenos causales de un terremoto

Estos fenómenos causales pueden manifestarse o no previamente a la ocurrencia del terremoto, es decir ser
premonitorios o no. No es pues necesario que estos se produzcan con anterioridad, sino que con un grado de
probabilidad puedan estar relacionados. De esta forma pueden considerarse en este apartado dos grupos de inves-
tigaciones:
1. Pronóstico de terremotos. Esta parte de la investigación en predicción de terremotos se basa en predecir algu-
nas características asociadas a un inminente terremoto a partir de la observación de algún fenómeno causal.
El pronóstico de que un sismo de una cierta magnitud, en un determinado lugar, pueda darse en un inter-
valo de tiempo considerado es probabilista, es decir no determinista. La relación causal, aunque no sea cono-
cido su fundamento físico, debería permitir que la probabilidad de acertar fuese mayor que la obtenida para
los valores de peligrosidad sísmica dependiente del tiempo.
2. Predicción de terremotos. En este caso, los terremotos podrían predecirse asegurando a priori los parámetros
de localización, magnitud e instante de ocurrencia dentro de un intervalo muy limitado. Esta definición es la
considerada por la población como una predicción determinista.

3. La predicción sísmica y su referenccia temporal


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Es muy frecuente también establecer una clasificación del concepto de Predicción Sísmica ligado al tiempo con
el que el fenómeno observado, ya sea causal o no, está relacionado con el terremoto que se pretende predecir. Así
podemos distinguir tres plazos o intervalos de tiempo en que se pueden agrupar los conceptos de predicción vistos
anteriormente.

3.1. Predicción sísmica a largo plazo

El plazo considerado puede variar desde unos años a unas décadas. Los fenómenos que se estudian no son cau-
sales, como por ejemplo distribución de la magnitud con la frecuencia de terremotos, es decir la relación de
Gutenberg-Richter, o la distribución probabilística asociada a la historia sísmica de una zona. Este tipo de estudios
proporciona resultados que pueden englobarse en lo que hemos llamado Peligrosidad Sísmica. Es decir no se anali-
zan fenómenos precursores, sino el comportamiento, en un plazo largo de tiempo, de la sismicidad. Existen en este
apartado fenómenos no sísmicos que se estudian, como por ejemplo geológicos o geodésicos y que proporcionan la
estimación del deslizamiento producido por terremotos, como consecuencia de los desplazamientos en el sistema de
fallas. Una continuación lógica de estos estudios es la utilización de probabilidades condicionales, para incluir en el
cálculo de la probabilidad información sobre el tiempo de ocurrencia del último terremoto. Dentro de este apartado
merecen destacarse los trabajos de Nishenko y Buland (1987), Working Group on California Earthquake Probabilities
(1988, 2003), entre otros, en los que combinando datos de diferentes fallas, obtienen predicciones de ocurrencia en

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un periodo de treinta años, del próximo terremoto de una determinada magnitud. Para la Bahía de San Francisco, el
estudio realizado para el periodo 2002-2031, está basado en que el cálculo de probabilidades que presentan es el
resultado de tres elementos básicos: el modelo de terremoto para la Bahía de San Francisco, los modelos de proba-
bilidades de terremoto dependiente del tiempo y por ultimo lo que ha venido en llamarse la ocurrencia de terremo-
tote base, es decir, aquel que no se produce en las fallas consideradas como básicas. El resultado final, figura 1, es
que existe una probabilidad total para la región del 62%, con límites para el 95% de nivel de confianza de 37% a
87% distribuida para cada una de las principales fallas consideradas, con valores que aparecen en la figura. Se está
considerando pues la Peligrosidad Sísmica dependiente del tiempo y no una predicción o un pronóstico de terremo-
tos según la definición establecida anteriormente.
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Fig. 1. Distribución de fallas en la zona de la Bahía de San Francisco con sus respectivas probabilidades
de producir al menos un terremoto en los próximos treinta años de magnitud M>6.7.
La probabilidad resultante para la zona es del 62% en el periodo 2002-2031.

3.1. Predicción sísmica a plazo intermedio

En este caso el intervalo de tiempo que se considera oscila de unos años a unos meses. Aquí el fenómeno que
se observa si es causal y tiene una relación, quizá no conocida, con el terremoto objeto de predicción. Los fenóme-
nos mas característicos objeto de estudio son: cambios en el patrón de liberación de energía, tiempos de ausencia de

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terremotos en una zona, reconocimiento de pautas, etc. Es decir, se intenta identificar los momentos en los que la
probabilidad aumenta para una determinada región, basándose en aumentos de la sismicidad local, agrupamiento
espacio-temporal de la sismicidad, etc. Ejemplo típico de este tipo de predicción es el algoritmo M8 de Kelis-Borok y
Kossobokov (1986). En la figura 2 puede observarse como este algoritmo predice un terremoto de magnitud M = 8
en un área de radio 667 km para la zona oeste de Méjico. Puede apreciarse que el terremoto de 19 de Septiembre
de 1985 se produjo dentro del área, así como dentro de la zona rectangular predicha por otro algoritmo más elabo-
rado, llamado MSc, Kossobokov et al. (1990). En ambos casos se trata de una predicción ‘a posteriori’ realizada sobre
la base de catálogos de terremotos y con el fin de probar la bondad de los algoritmos.
Todos los métodos de predicción a plazo intermedio son de tipo sísmico y están basados en las consecuencias
que sobre los datos sísmicos tendrá la aceptación de la hipótesis del ciclo sísmico originado por el modelo de Reid.
Es decir, consideramos que el principio físico para la producción de un terremoto es la acumulación temporal de
esfuerzos, en una zona de la parte frágil de la litosfera, que se rompe una vez superado el límite de deformación elás-
tica. Este proceso de acumulación de la deformación elástica y rotura, lo que se ha denominado ciclo sísmico, tiene
que tener un reflejo en los fenómenos observados citados anteriormente y por tanto un conocimiento de en que
momento del ciclo nos encontramos. Este nivel de predicción es compatible con una determinación probabilística de
la peligrosidad sísmica dependiente del tiempo, con un modelo de recurrencia de la sismicidad.

3.3. Predicción sísmica a corto plazo

El intervalo de tiempo al que nos referimos aquí es de semanas a horas previas a la ocurrencia del terremoto
del que se hace la predicción. El fenómeno observado, en este caso, es generalmente causal, sísmico o no y gene-
ralmente de carácter premonitorio. Entre los fenómenos mas estudiados están los cambios de nivel y temperatura
del agua subterránea, los cambios en el registro de corrientes eléctricas en la superficie, etc. Un gran esfuerzo se
ha llevado a cabo con el estudio de los terremotos
que generalmente preceden a un gran sismo, terre-
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motos premonitorios. Sin embargo, al no encontrar


características especiales en este tipo de terremotos
no es posible considerarlos como un predictor.

4. Dos hipótesis fundamentales


sobre el origen de los terremotos

La observación de fenómenos causales, que


pudieran o no estar relacionados con el proceso
físico de formación de un terremoto, necesitan de
un modelo capaz de justificar, desde el punto de
vista físico, su aparición. A veces también la bús-
queda de estos fenómenos asociados es una con-
secuencia del modelo de formación adoptado. De Fig. 2. Áreas de alarma de un terremoto de magnitud M = 8.0
obtenidas para la costa de Méjico con dos algoritmos
todos los modelos propuestos el más aceptado es
de predicción M8 (círculo) y M8-MSc (rectangular).
el debido a H. F. Reid presentado en 1910 y basa- Los puntos corresponden con el epicentro del terremoto
do en las observaciones de los efectos en el terre- de 19 de Septiembre de 1985 de magnitud M = 8.1
no producido por el terremoto de San Francisco de y el resto de la actividad para el periodo 1979-1985.

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1906. Este modelo es conocido como el modelo del rebote elástico y ha permanecido hasta nuestros días como el
modelo tradicional de generación de terremotos. El modelo considera la corteza terrestre como homogénea y some-
tida de forma local a la acción de esfuerzos de cizalla. Sea una zona en la que se están aplicando estos esfuerzos,
figura 3 y como consecuencia de los esfuerzos la corteza se deforma con el tiempo. Este proceso continuará, hasta
que el nivel de esfuerzos aplicados supere la resistencia del material de corteza donde se esta aplicando, iniciándose
entonces una ruptura. Esta rotura se propagará por el material causando un terremoto, es decir, liberando la energía
acumulada, entre otras formas, como ondas sísmicas. El ajuste del modelo a la realidad es grande en cuanto a defor-
maciones observadas, aunque existen deficiencias como son entre otras, la existencia de replicas o la no liberación
total del nivel de esfuerzos, una vez iniciada la rotura. Sin embargo, este modelo, por su sencillez, ha servido como
punto de partida de múltiples esquemas de predicción.
Este modelo de Reid ha dado lugar a lo que se
conoce como ciclo sísmico; esto es, una cierta repe-
tibilidad en la ocurrencia de terremotos, que ha
sido la clave para las diferentes hipótesis estableci-
das en la predicción. Shimazaki y Nakata (1980)
establecen tres modelos basados en el modelo del
rebote elástico, figura 4.
El primer modelo es la aproximación más sim-
ple al modelo de Reid. Consiste en que cada terre-
moto se produce al alcanzar un cierto nivel de
esfuerzo crítico y se produce una caída de esfuer-
zos constante, hasta alcanzar otro nivel mínimo
de esfuerzos. Este modelo es el denominado
Terremoto Característico y puede considerarse
Fig. 3. Hipótesis del rebote elástico propuesto por Reid como difícilmente realizable en la naturaleza.
como consecuencia del análisis de los efectos del terremoto Existe un segundo modelo, en el que cada terre-
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de San Francisco de 1906. Los esfuerzos aplicados


en sentido contrario sobre dos placas A y B
moto se produce igualmente a un cierto esfuerzo
producen una deformación que culmina con la rotura crítico, pero la caída de esfuerzos es en cada caso
que es el terremoto y dejando entre las placas variable lo que conduce a un deslizamiento indu-
una deformación permanente. cido en la falla también variable. Este modelo se
denomina Tiempo Predecible porque el tiempo del
siguiente terremoto puede predecirse pero no la
magnitud asociada. Por ultimo, el modelo de desli-
zamiento predecible, en el que ocurre lo contrario
del modelo anterior, es decir, los terremotos se
producen a distintos niveles de tensiones criticas,
pero el proceso de relajación posterior de las mis-
mas se produce hasta una tensión ambiental idén-
tica. En este último modelo puede predecirse el
deslizamiento que se va a producir, es decir la mag-
nitud del terremoto asociado, pero no el tiempo de
ocurrencia.
Fig. 4. Tres modelos de producción de terremotos
basados en la hipótesis del rebote elástico: El modelo de Terremoto Característico rara vez
Terremoto característico, Tiempo predecible se observa en la naturaleza, aunque en una parte
y Deslizamiento predecible. de la falla de San Andrés en Parkfield (California)

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ha tenido cinco terremotos de magnitud M>6 con un intervalo de recurrencia de 22 años aproximadamente. La
similitud en las formas de ondas de los tres últimos terremotos registrados instrumentalmente es notable, lo que
ha servido de prueba de la existencia de terremotos característicos, figura 5. Este hecho disparó la atención por la
predicción del futuro terremoto en la zona, desarrollándose una expectación inusitada con una predicción de al
menos el 95% de que el siguiente terremoto característico en Parkfield ocurriría en 1993, Bakun y Lindt (1985).
El fracaso de esta predicción a tiempo intermedio (de unos años), dado que hasta el momento actual no se ha pro-
ducido dicho terremoto, introdujo en la comunidad científica una cierta desilusión y al mismo tiempo una reflexión
de que quizá la teoría no era la equivocada sino que lo era el tratamiento de la información observada antes de rea-
lizar la predicción.
Existe una nueva concepción sobre la situación física de la región donde se genera el terremoto, que difiere total-
mente del modelo de rebote elástico y esta basada en la teoría del caos y fractalidad. Entre los primeros trabajos que
abandonan la hipótesis de Reid y consideran el terremoto como un sistema que se encuentra en estado crítico, entre
dos regímenes de esfuerzos, es el debido a Bak y Tang (1989). La idea que subyace, Evans (1997), es que la distribu-
ción de esfuerzos y deformaciones en la parte frágil de la corteza es totalmente heterogénea, tanto a nivel local como
regional. De esta forma el comportamiento del sistema hace que no existan longitudes de rotura preferentes.
Asimismo se supone que el proceso de retroalimentación del sistema funciona para mantener la distribución de
esfuerzos cercana al límite de resistencia local del material. Además el sistema se sitúa en el límite de dos regímenes
de comportamiento distintos y es capaz de mantenerse en una condición específica. Estas propiedades supuestas
para el sistema, hacen que se denomine como
Sistema de Criticalidad Autoorganizada (SCA). Este
sistema hace que la respuesta a un cambio en
esfuerzos, en la frontera de un cierto volumen de
corteza, no se pueda predecir excepto en un senti-
do estadístico, y esto además se extiende a todo el
rango de posibles fracturas. El ejemplo más utiliza-
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do para poner de manifiesto un sistema de estas


características es la montaña de arena, formada
por lluvia de granos de arena de una forma conti-
nua. En la figura 6 I se muestra el apilamiento
cuando se alcanza el estado crítico, a partir del Fig. 5. Registros de la componente Este-Oeste de la estación
cual, pueden formarse deslizamientos de cualquier en De Bilt (Holanda) correspondientes a los terremotos
tamaño. Si nos fijamos en un sector, por ejemplo ocurridos en la zona de Parkfield (California)
en los años 1922, 1934 y 1966.
figura 6 II, se produce de forma ocasional un desli-
zamiento, que hace disminuir la pendiente por
debajo del ángulo crítico. En este caso, no se
podrán producir nuevos deslizamientos en ese sec-
tor hasta que la pendiente recupere el ángulo de
reposo.
Un sistema autoorganizado críticamente es una
nueva forma de ver la naturaleza. La idea básica que
encierra es que la naturaleza está de forma perpe-
tua en un estado de desequilibrio, pero organizada
en un estado crítico, donde cualquier cosa puede Fig. 6. Modelo de montaña de arena representativa
ocurrir siguiendo leyes estadísticas bien definidas. de un sistema de criticalidad autoorganizada (SCA).

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La ley estadística mejor definida que siguen los sistemas SCA es la ley de Potencia de la frecuencia del suceso. En
el caso de los terremotos esta ley se corresponde con la muy conocida de Gutenberg-Richter sobre el número de
terremotos en función del tamaño (magnitud), para una determinada zona. Esta ley, que se observa en todos los estu-
dios de sismicidad, es una prueba importante para asociar el proceso de formación de terremotos en una falla, como
un proceso SCA. Sin embargo, otras relaciones generalmente aplicables también a otros datos de sismicidad, tales
como longitud de falla en función de la magnitud, no son consistentes de una forma simple con un sistema SCA.
Hasta el momento no existe un modelo completo determinista, analítico o numérico, que considere a la parte
frágil de la litosfera como un sistema SCA. Tampoco es posible decir en este momento, qué leyes observadas entre
los diferentes parámetros de la sismicidad son compatibles con un sistema SCA para la litosfera.
Si consideramos, no obstante, que la respuesta de la parte frágil de la tierra a la acción de un estado de esfuer-
zos es un sistema SCA, nos permitiría deducir algunas consecuencias importantes. Por ejemplo, en un sistema en
estado de criticalidad, cualquier rotura que se produzca puede en principio crecer de forma arbitraria y convertirse en
una gran rotura, es decir un gran terremoto, Scholz (1999). Otra consecuencia también muy importante sería, que
se podría disparar el sistema y generar una pequeña rotura (terremoto) si sobrepasamos de forma muy pequeña el
alto estado de esfuerzos existente en la zona. Este último caso tendría consecuencias muy importantes, pues quiere
decir, que si en un estado de alta concentración de esfuerzos, en una determinada parte de la corteza, se impusiese
un pequeño aumento de ese nivel de esfuerzos, por ejemplo, consecuencia de la marea terrestre, se podría formar
una pequeña rotura o terremoto. Esto parece contradecir la experiencia observada, aunque no lo es tanto si consi-
deramos que existen algunos casos estudiados de terremotos que han sido iniciados por la acción de otro situado a
una gran distancia.
El modelo SCA para la litosfera parece implicar que es imposible la predicción determinista de terremotos en un
sentido estricto, por las mismas razones que en meteorología es imposible predecir donde una determinada gota de
agua va a impactar contra el suelo. Por esta razón, del mismo modo que es posible realizar pronósticos de las varia-
bles climáticas basados en la estadística, es decir la climatología, es posible también realizar lo mismo en el caso de
los terremotos, esto es la peligrosidad sísmica. Sin embargo, la consideración de la criticalidad de una forma intermi-
tente, no excluye la posibilidad de la existencia de fenómenos precursores de grandes terremotos.
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5. Precursores asociados de carácter no sísmico

Hasta el momento, todos los trabajos científicos de predicción sísmica han tratado de identificar uno o más pre-
cursores, que puedan tener una relación con el estado de esfuerzos y deformaciones, o con algún mecanismo rela-
cionado con el terremoto. Estos precursores deberán suministrar información acerca de las características espacio-
temporales y de magnitud del futuro terremoto. Según Wyss (1991) y Wyss y Dmowska (1997), los precursores deben
ofrecer, para ser considerados como tales: el modelo físico que relacione el precursor al terremoto principal y la ley
de variación amplitud-distancia de la anomalía asociada al precursor; especificación del instrumento y sus caracterís-
ticas así como explicación de los datos, tratamiento, edición, etc; definición de la anomalía y las reglas de asociación
de las anomalías con un determinado terremoto.
La presentación de diferentes casos de fenómenos precursores a terremotos ha ido aumentando en el transcur-
so de los años, ofreciendo un amplio abanico de posibilidades. Sin embargo, no todos los precursores se presentan
de forma extensiva en los casos que se analizan.

5.1. Niveles de agua subterránea

Este precursor ha sido reconocido por la comunidad científica y se trata de uno de los precursores con mayor sen-

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sibilidad. No existe un modelo simple que permita obtener variaciones del nivel de agua de pozos, previas a la ocu-
rrencia de terremotos. Algunos autores como Lomnitz (1994) suponen que es el cambio de presión que se lleva a
cabo en la zona focal, el responsable de la variación del nivel de agua en pozos, mientras otros lo relacionan con la
variación de volumen en la zona focal. La acción de estos cambios en el nivel de agua en pozos muy profundos y por
tanto bien aislados de fenómenos perturbadores como la carga por lluvia, se han observado a grandes distancias
(varios miles de kilómetros).
La típica respuesta de un pozo al proceso de formación y posterior ocurrencia de un terremoto es: primero se
produce un descenso gradual del nivel de agua, durante un periodo que oscila entre unos meses a unos años. Se
continúa con un descenso acelerado durante los meses o semanas que preceden a la ocurrencia del sismo y final-
mente se produce un rebote con niveles de agua aumentando rápidamente en un tiempo de días a horas previas al
sismo, figura 7. El ejemplo más claramente representativo de este fenómeno se presento en el terremoto de Tangshan
de 23 de julio de 1976.

5.2. Cambios en la composición química


del agua

Los cambios de volumen en el nivel de pozos


parecen indicar también la existencia de cambios
en la composición química. Esta hipótesis ha podi-
do comprobarse con motivo del terremoto de
Kobe, donde el agua mineral analizada en el perio-
do antes del sismo difiere en su composición a la
Fig. 7. Curva típica de variación temporal del nivel de agua
analizada con posterioridad. El cambio observado
de pozos cuando existe una relación causal con el terremoto.
en la concentración de clorhídrico fue de 13.7-14.1
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ppm. a valores de 15 ppm., Johansen et al. (1996),


algo análogo a lo observado con la concentración
de sulfato.
Concentración de gas radón. Este precursor ha
tenido y aun hoy sigue una gran aceptación por los
investigadores. A pesar de su corta vida medias (98
horas), el gas radón se detecta en el agua de
muchos pozos y fuentes en las proximidades de un
terremoto. El caso mas reciente observado en un
terremoto importante es el de Kobe de 17 de enero
de 1994.En este caso se registro, en un pozo situa-
do a unos 30 km, un incremento de unos 40
Bq/litro durante el año previo, pasando posterior-
mente a 250 Bq/litro unas semanas antes de la
fecha del terremoto y días antes descendió brusca-
mente a valores de 30 Bq /litro, para normalizarse
Fig. 8. Variación de la concentración de gas radón previo,
a los pocos días del terremoto principal, Johansen durante y después del terremoto de Kobe en Japón.
et al. (1996). Estas variaciones pueden verse en la Se muestran las líneas de ajuste y las correspondientes
figura 8. al 95% y al 99% del nivel de confianza.

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Mezcua, J. y Rueda, J. 2006. Predicción de terremotos. Estado de la cuestión.

5.3. Deformación del terreno

Otro precursor observado en diferentes terremotos es el de la inclinación del terreno antes de la ocurrencia de
un sismo. Aunque es un fenómeno bien observado en algunos casos, no existe un patrón temporal de comporta-
miento con relación a la ocurrencia del terremoto. Sin embargo si se puede utilizar para definir de una forma preci-
sa la zona del hipotético terremoto, como fue el caso del terremoto de 3 de marzo de 1985 en Chile, no mostrando
después de ocurrido el terremoto ningún efecto en los valores de inclinación observados.

5.4. Anomalía térmica

Este precursor, de reciente aceptación por la comunidad científica, tiene la ventaja de que al alcanzar variaciones
de temperatura suficientes para ser observado desde satélite, puede ser analizado en áreas extensas y con coste muy
reducido.El caso mas conocido de terremoto con anomalía térmica presente y observada es el del terremoto de
Datong (China) de 18 de octubre de 1989. Se observo en las 24 horas antes un aumento de 4 ºC sobre una zona de
300 km x 20 km. En las horas anteriores, este aumento se incremento hasta los 6ºC, empezando a descender hasta
los valores previos, de una forma continua, a partir de la ocurrencia del terremoto.

5.5. Potencial geoeléctrico

Varostos et al. (1981) publicaron un trabajo en el que establecían la posibilidad de realizar predicción de terre-
motos mediante la detección de señales eléctricas especiales en el registro de potencial espontáneo, con unas 7 horas
de antelación a la ocurrencia de un terremoto de magnitud >2.6 que ocurriese en un entorno de 80 km del obser-
vatorio de referencia. Las condiciones han ido variando en el transcurso del tiempo y se explican por la presencia en
el terreno de una variación del régimen de esfuerzos previo a la ocurrencia de un gran sismo, figura 9. Estas predic-
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ciones han ocasionado una gran controversia en la comunidad científica sismológica. Los principales detractores de
este método, Geller (1996) y Kagan (1997) estiman que los autores no establecen un mecanismo razonable para la
relación entre variaciones eléctricas y los terremotos que se producen y que sus publicaciones son demasiado impre-
cisas para ser contrastadas. Además los casos que presentan como predicciones son siempre exagerados. No obs-
tante, este grupo sigue recibiendo apoyo institucional y en este momento no existe una confirmación sobre la vali-
dez científica del método.

6. Revisión de los experimentos de predicción sísmica más significativos

Debido a que los experimentos de predicción sísmica realizados hasta la fecha se han llevado a cabo de forma
distinta, creemos conveniente hacer un breve resumen de aquellos más controvertidos en la literatura científica y que
marcan diferencias, no solo de técnica, sino también de resultados.

6.1. Predicción de terremoto en Haicheng (China) en 1975

Aunque existe un gran desconocimiento del proceso exacto que condujo a una predicción determinista de un
terremoto próximo a la ciudad de Haicheng en 1975, la escasa información disponible ha permitido concluir que se

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Riesgos naturales y desarrollo sostenible: impacto, predicción y mitigación. Publicaciones del Instituto Geológico y Minero de España.
Serie: Medio Ambiente. Riesgos Geológicos N.º 10. Madrid

trató de una predicción con éxito. En la segunda mitad de 1974 se observaron elevaciones verticales no asociadas a
terremotos y correspondientes a una inclinación regional de la zona. A continuación se observo un enjambre de terre-
motos con magnitud máxima de 4.8 a 90 km al NE de Haicheng, próximo al embalse de Qinwo, y que fue interpre-
tado inicialmente como sismicidad inducida por dicho embalse, Zongjin et al. (1989). Durante todo este periodo exis-
ten numerosas referencias a comportamiento anómalo de animales observado en el área próxima a la ocurrencia del
terremoto.
El día 3 de Febrero de 1975 comenzó una actividad de terremotos sentidos en la zona, con un promedio de 20
sismos/hora, que fue incrementándose hasta llegar a más de 100 terremotos por hora cerca de la medianoche del 4
de Febrero. Esta actividad continúo incrementándose hasta que a las 10 de la mañana del día 5 se emitió un comu-
nicado oficial, por el gobierno provincial, avisando de la inminencia de un terremoto importante. La actividad de pre-
monitorios decreció a partir del mediodía del 5 de Febrero, a un promedio de 2-5 sismos /hora, hasta que a las 19.36
tiempo local se produjo el terremoto de magnitud M=7.4 ocasionando un total de 1328 victimas y gran numero de
heridos. Aunque no esta claro si se produjo una evacuación masiva de la población, probablemente no, si parece que
se recomendó su instalación en refugios dentro de la misma ciudad, apartándose de las edificaciones. Esto explicaría
el reducido número de victimas si se tiene en cuenta que la población existente es de más de un millón de personas.
Del análisis realizado por la comunidad científica
años después, se puede concluir que realmente se
trató de una predicción, aunque se desconocen
gran parte de los elementos precursores que se
consideraron. Además de los precursores citados,
se han presentado después otros, como anomalías
del potencial espontáneo, de la resistividad del
terreno, fluctuaciones del nivel de agua de los
pozos y emisión de gas radón.
A pesar de las escasas informaciones recibidas
acerca del proceso de predicción, todo parece
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apuntar sobre la presencia inusual de actividad sís-


mica previa al sismo que no siempre se produce.
Además, para terminar con la ilusión generada por
esta satisfactoria predicción se produjo en el año
Fig. 9. Anomalía del campo de corrientes telúricas
1976 un terremoto en Tangshan al norte de China
observada en Bulgaria correspondiente al terremoto de Vrancea
que enfrió las expectativas generadas al ocasionar (Rumania) de magnitud M = 6.9 a 400 km de profundidades
más de 250.000 victimas sin que se hubiese reali- y de un precursor de M = 5.1 a 140 km de profundidad
zado ninguna predicción. ocurrido 30 minutos antes.

6.2. Predicciones basadas en la teoría del vacío sísmico y terremoto característico

La hipótesis de partida de esta teoría es que la generación de un terremoto sobre un segmento de un determi-
nado límite de placas es tanto más probable cuanto más nos alejemos de la última ocurrencia de terremotos en esa
zona. Esta hipótesis choca frontalmente con los resultados estadísticos aplicados a los catálogos sísmicos que
demuestran un cierto grado de agrupamiento tanto a nivel de magnitud como temporal. En la teoría del vacío sís-
mico se supone que puede reconocerse e identificarse para cada segmento de una falla la existencia de un terremo-
to característico. Una vez identificado uno se puede realizar una predicción a largo plazo a partir de la determinación
de la probabilidad condicional del próximo terremoto característico, a partir del tiempo transcurrido desde el último.

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Mezcua, J. y Rueda, J. 2006. Predicción de terremotos. Estado de la cuestión.

Existen numerosas predicciones basadas en esta teoría, siendo el exponente mas conocido el experimento de
Parkfield, que describiremos posteriormente por su importancia en cuanto a medios utilizados, no así resultados.
En los 80 se realizaron numerosas predicciones basadas en esta teoría. Nishenko y McCann (1981) entre otros,
determinan 100 zonas del cinturón del Pacifico que se ocuparan con terremotos característicos durante diferentes
periodos de tiempo. Entre los éxitos de predicción de esta teoría puede citarse el terremoto de Chile de 1985, reali-
zada por Nishenko (1985), basándose en la defi-
ciencia de deslizamiento liberado a lo largo de la
costa de Chile, estableciendo hasta 6 categorías de
vacío sísmico de acuerdo con el tiempo desde el
último gran terremoto para cada zona, figura 10.
De la misma forma el mismo autor realizó una pre-
dicción en otro vacío sísmico en Nicoya (Costa Rica)
con una probabilidad del 93% de producirse antes
de 2009. Efectivamente, el 25 de Marzo de 1990
se produjo un terremoto de magnitud 7.0 en el
Golfo de Nicoya de Costa Rica.
Existe un fenómeno observado en muchos
casos de espera de llenado de un vacío sísmico y es
la disminución anormal de la sismicidad de peque-
ña magnitud antes de la ocurrencia del terremoto
esperado. Este fenómeno se denomina “quietud” y
ha sido observado en al menos 17 casos, de los
cuales en tres permitió determinar la predicción del
instante, Lomnitz (1994)
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Fig. 10. Mapa de los vacíos sísmicos definidos


6.3. Predicción de terremoto en Parkfield
para la costa Oeste de Suramérica en los que aparece (California)
la fecha del último gran terremoto, según S.P. Nishenko.
En uno de estos vacíos, el correspondiente A partir del trabajo de Bakun y Lindh (1985) se
a la parte central de Chile, con último sismo en 1906 inicio lo que ha venido en llamarse experimento de
se produjo el terremoto de Chile de 1985.
Parkfield, por la observación de la ocurrencia de
terremotos en la zona con un tiempo constante de
repetición de 21.8±5 años, figura 11. Esta observa-
ción se enmarca dentro de un modelo de terremo-
to característico en contraposición al de ocurrencia
al azar, como se había considerado para la produc-
ción de terremotos en cualquier área. De la simili-
tud de registros de los diferentes terremotos regis-
trados en la época instrumental se deduce también
que existe una magnitud característica entre 5.5-
6.5. Estos autores establecieron así una predicción
Fig. 11. Distribución de los terremotos significativos en la sección
de Parkfield de la falla de San Andrés a intervalos regulares de un terremoto de moderada magnitud (superior
desde el primero que se tiene constancia en 1857. a M = 6) en el intervalo 1985-1993 con una pro-
El siguiente se anticipa para un período que acaba en 2001. babilidad del 95%.

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Riesgos naturales y desarrollo sostenible: impacto, predicción y mitigación. Publicaciones del Instituto Geológico y Minero de España.
Serie: Medio Ambiente. Riesgos Geológicos N.º 10. Madrid

7. Conclusiones

La primera conclusión que puede deducirse de los múltiples trabajos realizados hasta la fecha en predicción sís-
mica es que el problema no está resuelto y posiblemente nunca lo estará. Sin embargo, es absolutamente necesaria
una mayor profundización en este tipo de investigaciones. Las razones para ello son múltiples. Por una parte, se ha
visto que el modelo de proceso físico en la fuente es parcialmente desconocido y por tanto la investigación debe pro-
seguir con el fin científico de poder conocer y modelizar el fenómeno. Quizá una vez conocido este, sea posible esta-
blecer las pautas de una predicción sísmica. Si por el contrario, se plantea como causa última de un terremoto un
proceso no lineal, en una corteza con criticalidad autoorganizada, hará cuestionable la existencia de fenómenos pre-
cursores en el proceso de formación de un terremoto. No obstante cualquiera de los modelos supuestos hasta ahora,
no son más que simplificaciones de un problema mucho más complicado. Es quizá el momento para plantear mode-
los que tengan en cuenta la compleja geometría de las fallas, considerando las propiedades de las rocas sometidas a
grandes esfuerzos con procesos de acumulación y descarga apropiados al verdadero régimen de la tierra.
Para paliar este desconocimiento que se tiene del proceso de formación de un sismo y con objeto de poder dar
respuesta a la sociedad, surgió una alternativa al concepto de predicción: la peligrosidad sísmica. Siguiendo esta
línea basada en la explotación de los aspectos estadísticos, que la sismicidad de cualquier zona posee, nos permite
establecer a priori cual es la probabilidad de que un determinado parámetro, que marque el movimiento del suelo,
sea superado durante un periodo de tiempo coincidente con la vida media de la construcción que pretendemos
proteger. Es decir, no se trata de una predicción, esto es, de averiguar cuando, donde y como se va a producir el
próximo terremoto que va a afectar a una estructura. Se trata de obtener una extrapolación estadística, con un cier-
to nivel de probabilidad, del valor que va a afectar a las estructuras de una zona, sin que tengamos idea de cómo
se va a producir la actividad sísmica responsable de ese valor. Lamentablemente, esta solución solo hace que aumen-
ten las diferencias entre países pobres y ricos, puesto que la aplicación de los resultados de la peligrosidad sísmica
en las estructuras de los edificios tiene un coste añadido que difícilmente puede ser asumido por países del tercer
mundo.
Los mayores esfuerzos dedicados a la predicción han sido la búsqueda, entre los distintos datos obtenidos, de
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una correlación que pudiese establecer un parámetro como precursor. Es decir, ha sido una búsqueda de relaciones
sin saber exactamente que se estaba buscando, búsqueda inútil y costosa que además ha producido una gran frus-
tración. Es pues el momento de cambiar de táctica, haciendo que la búsqueda sea con un modelo más ajustado a la
realidad. Pero aquí nos encontramos con que el problema de entender deformaciones de sólidos frágiles, como es la
corteza terrestre, a gran escala es un problema de una gran complejidad, incluso más complicado de los de turbu-
lencia de fluidos, que sigue siendo uno de los problemas no resueltos de las ciencias físicas. La solución a estos pro-
blemas elásticos puede necesitar de un nuevo desarrollo matemático y el descubrimiento de leyes, no conocidas, cuya
ausencia hacen de la predicción sísmica un problema sin solución en este momento.
Queda por tanto seguir investigando en la búsqueda de precursores específicos para las diferentes zonas y mejo-
rar nuestras redes de observación, complementarlas con observaciones de otras variables como son: deformaciones
mediante GPS, inclinación y campos posiblemente asociados como campo magnético, eléctrico, etc. Toda esta infor-
mación será inestimable cuando pueda avanzarse en la modelización del proceso físico de la fuente sísmica y nos per-
mitirá avanzar en la concepción del modelo.
Puede decirse que en el momento actual existe, dentro de la comunidad científica, una cierta decepción en cuan-
to a que los limites impuestos como alcanzables para realizar una predicción sísmica se han extendido en el tiempo.
Cuando a mediados de los años 1970 se consideraba como realista un periodo de 25 años como limite para poder
empezar a realizar predicciones, ahora a comienzos del siglo XXI no puede ni establecerse un posible limite. Lo que
si es una opinión extendida de forma casi unánime, es que es necesario disponer de mejores y más abundantes datos
sobre el proceso de rotura, origen del terremoto. Un mejor y más completo conocimiento del proceso podrá despe-

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Mezcua, J. y Rueda, J. 2006. Predicción de terremotos. Estado de la cuestión.

jar el camino hacia la predicción. Wyss (1999) establece que si la comunidad científica recibiese ayudas para la inves-
tigación parecidas a las que se reciben en los programas de investigación en Astrofísica, sería posible avanzar mucho
más rápidamente en el conocimiento y predicción del fenómeno sísmico.
Si además, como es el caso de España, los daños ocasionados por los terremotos se producen también por un
fenómeno asociado como es el tsunami, es posible y deseable que se haga investigación en la predicción del mismo.
La telemática y la gran potencia de cálculo permiten la predicción de tsunamis una vez producido el terremoto. Este
hecho permitiría con un margen de tiempo muy pequeño poder alertar a la población de la inminencia de un tsuna-
mi en las costas. Aunque sea una victoria pírrica, es quizá el comienzo de un mejor entendimiento del proceso físico
del terremoto.

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