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2.

¿Cuáles son los retos y limitaciones que nos impone el


contexto escolar para construir competencias ciudadanas que
promuevan la convivencia y la paz?

El reto no es simplemente formar personas para que sigan unas


reglas sin cuestionamiento, sino para que se comprometan con la
sociedad en un sentido crítico, para que sean individuos que
participen activamente y se sientan corresponsables en construir
una comunidad democrática que asuma la inclusión, (Ministerio de
Eucacion Nacional, 2011)

En primer lugar, se debe tener en cuenta que hay lugares donde ni


siquiera hay contexto escolar, ya que no existe el acceso a la
educación y otros tantos, donde se cuentan con aulas escolares
pero hay excesiva desescolarización, por lo cual, se convierte en
una de las limitaciones más importantes, seguidamente, podemos
enumerar diversos factores que socavan la construcción de
competencias ciudadanas, por la ideologización en las aulas,
donde se priorizan temas políticos encaminados a obtener
beneficios personales por parte de directivos, docentes y padres
de familia, que obstruyen el camino para enfocar de manera
correcta a los niños, niñas y adolescentes, interiorizando temas
que promuevan la puesta en práctica de principios y valores, que
conlleven al mejoramiento de la convivencia en todos los entornos
y se busque la paz.

Una limitante importante que se ha presentado a lo largo de


nuestra historia, es la violencia en diferentes contextos, que
afectan directa o indirectamente al escolar, pues algunas veces
cortan por completo los procesos de enseñanza que se siguen
para formar ciudadanos capaces de construir una mejor sociedad.

De las limitantes surgen los retos y uno de ellos, es seguir


trabajando para construir una sociedad justa y en paz, donde haya
acceso a educación de calidad, porque no es solamente contar
con un “maestro” o “profesor”, frente a un proceso de enseñanza –
aprendizaje, sino ante todo un ciudadano comprometido con el
futuro de la sociedad, con vocación y convicciones para aportar
firmemente a las soluciones presentadas para traspasar límites y
alcanzar metas.
Lograr una educación de calidad significa formar ciudadanos con valores éticos,
respetuosos de lo público, que ejerzan los derechos humanos, cumplan sus
deberes sociales y convivan en paz. Este reto implica ofrecer una educación que
genere oportunidades legítimas de progreso y prosperidad, que sea competitiva y
contribuya a cerrar las brechas de inequidad. Una educación, centrada en la
institución educativa, que permita y comprometa la participación de toda la
sociedad en un contexto diverso, multiétnico y pluricultural.
Con la definición de la Constitución Política en el año de 1991, Colombia se
comprometió a desarrollar prácticas democráticas para el aprendizaje de los
principios de la participación ciudadana, en todas las instituciones educativas.
Desde entonces el Ministerio de Educación Nacional asumió su responsabilidad
de formular políticas, planes y programas orientados a la formación de
colombianos en el respeto a los derechos humanos, a la paz y a la democracia.
Por ello, las Competencias Ciudadanas son el conjunto de conocimientos y de
habilidades cognitivas, emocionales y comunicativas que, articulados entre sí,
hacen posible que el ciudadano actúe de manera constructiva en la sociedad
democrática.
En este sentido, para avanzar en la consolidación de la paz y la convivencia; de
incentivar la participación democrática y responsable de los niños y niñas en la
consolidación del Estado Social de Derecho; y de promover el respeto y cuidado
de la identidad, la pluralidad y las diferencias, el Ministerio de Educación Nacional
definió dentro su política sectorial 2010-2014 "educación de calidad, el camino
hacia la prosperidad", las bases para la consolidación del Programa de
Competencias Ciudadanas.
Como uno de sus programas bandera en el logro de una educación de calidad el
Programa de Competencias Ciudadanas se orienta a desarrollar las habilidades,
destrezas y conocimientos sobre ciudadanía y convivencia en los estudiantes de
todos los rincones del país.
Convencidos de que este desafío sólo se logra con la participación activa de
actores sociales y otros sectores de gobierno, el Programa recoge los
aprendizajes de varias iniciativas privadas; implementa un proceso de planeación
y establece como un fin primordial la institucionalización de las competencias
ciudadanas. Para ello define sus acciones en torno a tres componentes o líneas
de trabajo: la movilización social; el acompañamiento a las prácticas educativas y
la gestión del conocimiento para el desarrollo de competencias ciudadanas. Así
mismo, estos tres componentes cuentan con un sistema de evaluación, monitoreo
y sistematización que cumple un doble propósito: hacer autorreflexión sobre su
implementación, a partir de información objetiva y valorar el comportamiento de los
establecimientos educativos en relación con los indicadores para la
institucionalización de competencias ciudadanas para tomar decisiones en
relación con la política educativa.
1. Movilización social para el desarrollo de competencias ciudadanas
Así, este componente tiene tres grandes desafíos:

 El fortalecimiento de la gestión intersectorial para lograr la articulación de


iniciativas de cooperación internacional y de instituciones públicas y
privadas, en torno a las estrategias de formación ciudadana desde las
instituciones educativas. Para consolidar dicha gestión, entre el 2011 y el
2014 se diseñará y consolidará un proyecto de ley y un CONPES que
fomenten la convivencia escolar y los derechos humanos, sexuales y
reproductivos.
 El diseño de un documento de lineamientos técnicos, conceptuales y
metodológicos que oriente a las instituciones educativas en el desarrollo de
estrategias locales de comunicación educativa. Con el pretexto pedagógico
del uso y la producción escolar y comunitaria en medios, se busca generar
procesos y productos que materialicen las alianzas entre los
establecimientos educativos y los diversos actores de su entorno local,
hacia la creación de ambientes o contextos locales para el ejercicio y el
desarrollo de las competencias ciudadanas.
 El fortalecimiento de las secretarías de educación y sus capacidades de
gestión inter e intra sectorial. Para ello, se busca crear las condiciones
organizacionales, técnicas y metodológicas que les permita hacer un
acompañamiento sistemático a las instituciones educativas en la búsqueda
del desarrollo de las competencias ciudadanas y la institucionalización de
las mismas.

2. Acompañamiento a las prácticas educativas


A través de este componente el Programa se planteó varios retos para acompañar
a los educadores del país:

 La estrategia de acompañamiento Red para el Desarrollo de Aprendizajes


sobre Competencias Ciudadanas, REDE@PRENDER, estrategia que
busca formar a los educadores en el desarrollo de competencias
ciudadanas, por medio de una apuesta que integra elementos virtuales y
presenciales. El centro de este proceso, es la cualificación,
retroalimentación y enriquecimiento de iniciativas pedagógicas que ya se
estén realizando en las Instituciones Educativas del país.
 A través del trabajo colaborativo, los participantes
en REDE@PRENDER hacen parte de una red de educadores y
orientadores interesados en mejorar sus propias prácticas hacia el
desarrollo de competencias ciudadanas en sus estudiantes.

3. Gestión de conocimiento
Así, a través de la sistematización, la socialización y el intercambio de
experiencias y saberes de educadores y estudiantes se espera:

 La generación de procesos de trabajo colaborativo en red que contribuyan


al mejoramiento continuo de la formación ciudadana y la convivencia
escolar en país.
 Diseñar y consolidar la oferta de materiales y contenidos educativos con
orientaciones de uso pedagógico para educadores y estudiantes
 La creación y promoción de ambientes virtuales y presenciales para lograr
la reflexión y construcción permanente del conocimiento.

2.1. Perspectiva teórica y metodológica Los cursos de actualización en competencias ciudadanas


promovieron la reflexión, el análisis y la construcción de propuestas en torno a la convivencia
ciudadana. Se profundizó en el conocimiento de leyes y normas del país referidas a las
competencias para la vida en comunidad, a los mecanismos de participación y responsabilidad en
los procesos sociales, al respeto por la vida y el medio ambiente, a la democracia, a las políticas de
género y a las situaciones cotidianas que circundan el contexto educativo y comunitario (MEN,
2010). En el desarrollo de los cursos se privilegiaron algunas estrategias como el juego, la
creatividad, la proximidad y la confianza. En todo momento se procuró que los maestros se
sintieran confortables para la apertura y el diálogo, y que en medio de un clima afectivo propicio,
el compartir fuera ameno y espontáneo. Las habilidades que se deberían desarrollar idealmente
para actuar de manera constructiva en una sociedad democrática en el contexto colombiano han
Edilberto Hernández González - Johana Barreneche Corrales ▪  102 Universidad de Medellín sido
agrupadas, desde el Ministerio de Educación Nacional, en conocimientos, habilidades cognitivas,
habilidades emocionales, habilidades comunicativas y habilidades integradoras (Chaux & otros,
2004) Los cursos de actualización, promovidos por la Universidad Católica de Manizales,
enfatizaron únicamente en las habilidades emocionales, comunicativas e integradoras. El trabajar
con maestros del sector público del departamento de Caldas ofrecía como presupuesto que
conocían los mecanismos existentes de participación, así como los derechos fundamentales, es
decir, aspectos centrales de la formación ciudadana. De otro lado, las habilidades cognitivas, a
saber: la ampliación de perspectiva, la interpretación de intenciones, la generación de opciones, la
consideración de consecuencias, la metacognición y el pensamiento crítico se encuadran, de
alguna manera, dentro de las habilidades emocionales, comunicativas e integradoras. Por ello, no
se privilegiaron, durante los talleres, las habilidades catalogadas como conocimientos y
habilidades cognitivas. Las habilidades emocionales se comprenden como aquellas que permiten
identificar y responder de manera adecuada a las emociones propias y a las de los otros. Las
comunicativas, a su vez, son aquellas que nos posibilitan encontrarnos con los otros desde las
posibilidades que nos ofrece la conversación, proponiendo nuestros puntos de vista, ideas,
intereses y nuestra visión del mundo. Por su parte, las habilidades integradoras, siendo más
amplias, articulan todas las habilidades anteriores para el manejo de diversas situaciones, entre
ellas, la solución de los conflictos mediante la creatividad y el diálogo constructivo (Chaux & otros,
2004). 2.2. Desarrollo de los cursos Acorde con lo planeado entre la SED y la Universidad Católica
de Manizales, los tres cursos contemplados en el proyecto se realizaron de manera simultánea.
Participaron ciento treinta y cuatro (134) educadores de colegios y escuelas del departamento de
Caldas. El encuentro se inició con una sesión inaugural en las instalaciones del aula máxima de la
Universidad Católica de Manizales –Auditorio Santo Domingo–. Seguidamente se realizó la
conferencia: Ética Moral y Ciudadanía, a cargo del profesor Jaime Alberto Restrepo, psicólogo,
magíster en Educación y doctor en Ciencias Sociales. Su charla estuvo centrada en la necesidad de
desarrollar capacidades para vivir con otros en los escenarios sociales. Con tal propósito compartió
ideas y experiencias investigativas alrededor de la empatía, la capacidad de cuidar a los demás y
de forjar ideales regulativos, elementos que son condición para construir Formación ciudadana: un
reto para la convivencia Ciencias Sociales y Educación, Vol. 6, Nº 11 pp. 93-116 • ISSN 2256-5000 •
Enero-Junio de 2017 • 362 p. Medellín, Colombia 103 ▪  calidad de vida. Concluyó que la
construcción de la ciudadanía pasa por una reflexión ética, referida a pensar la felicidad, la vida
buena, lo comunitario y el reconocimiento de las necesidades de los otros. De forma secuencial
cada grupo tuvo la posibilidad de participar en los tres talleres previstos para la jornada, los cuales
se reseñan brevemente: Taller n.° 1: Manejo de emociones. Orientado por el Mg. Diego Armando
Jaramillo, profesor de la Maestría en Educación de la UCM. Se trabajó a partir de la comprensión
de la importancia del movimiento del cuerpo y de algunas frases provocadoras como: “Es incapaz
de experiencia aquel a quien nada le pasa, a quien nada le acontece, a quien nada le sucede, a
quien nada le llega, a quien nada le afecta, a quien nada le amenaza, a quien nada le hiere.”
(Larrosa, Skliar. 2009). De esta manera se promovieron, en los participantes, múltiples reflexiones
en torno de lo que significa el encuentro con el otro (Skliar, 2007). Taller n.° 2: Desarrollo de
habilidades comunicativas: Orientado por Dra. Johana Barreneche Corrales, profesora de la
Maestría en Educación de la UCM. La profesora partió de la idea de que nuestros cuerpos dicen a
pesar nuestro, y aunque permanezcamos en silencio (nos), comunicamos; decimos no solo aquello
que parte de nuestra voluntad, con el deseo de ser transmitido, porque todo aquello que somos o
hacemos puede ser leído por los otros. En torno de esta y de otras reflexiones giraron algunas de
las conversaciones propuestas durante los encuentros en este taller. Taller n.° 3: Manejo y
resolución de conflictos: Orientado el Mg. Mauricio Orozco, profesor de la Maestría en Educación
de la UCM. El profesor emplea en la actividad reflexiones de diversos autores, entre ellos
Estanislao Zuleta, quien afirma que deseamos mal. En lugar de desear una relación humana
inquietante, compleja y perdible, que estimule nuestra capacidad de luchar y nos obligue a
cambiar, deseamos un idilio sin sombras y sin peligros, un nido de amor, y por lo tanto, en última
instancia, un retorno al huevo. En vez de desear una sociedad en la que sea realizable y necesario
trabajar arduamente para hacer efectivas nuestras posibilidades, deseamos un mundo de
satisfacción, una monstruosa sala-cuna de abundancia pasivamente recibida (Elogio de la
dificultad)13

La convivencia y la paz, entendidas como el interactuar o convivir con otras personas, aceptando y
respetándose a sí mismo, a los demás, a las diferencias individuales, al entorno, trabajando en
equipo para alcanzar el bien común, es la primera e inexorable condición que la vida le impone al
ser humano. Esta relación que se hace cotidiana, es esencial en la formación de vínculos tanto
afectivos como culturales. A partir de la observación directa durante las sesiones de práctica, se ha
podido establecer que los adolescentes de forma voluntaria quieren participar de las sesiones de
entrenamiento que ofrece el Club C2, en las que presentan actitudes y comportamientos que
generan una serie de conflictos, que no permiten que el proceso de entrenamiento se lleve a cabo
en forma adecuada, pues en todo momento lo interrumpen, bien sea para llamar la atención, o
porque se están agrediendo verbalmente, y al preguntarles porque asumen estas actitudes, sus
respuestas denotan que son conflictos que vienen de fuera del Club Deportivo C2, sede barrio
República de Canadá a causa de rencillas por un equipo de futbol o simplemente porque
pertenecen a un grupo que quiere imponerse en el barrio. Por estas razones el presente proyecto
busca construir espacios de integración para que los adolescentes de 12 y 13 años que asisten al
Club Deportivo C2, ubicado en la 9 localidad de San Cristóbal, sede el barrio Republica de Canadá,
fortalezcan la competencia ciudadana de convivencia y paz a través de la práctica lúdico-deportiva
del Futbol Sala, ya que es una etapa donde el desarrollo y el aprendizaje por observación es el
medio principal y natural; también en la cual pueden canalizar su energía emocional hacia las
relaciones con los compañeros, a través de actividades creativas que les conducen a aprendizajes
significativos, mediante estrategias fundamentadas en la práctica lúdico-deportiva, entendida
como las acciones que se pueden realizar al aire libre con un fin de integración, a la vez que se
propicie un contexto lúdico donde se evidencia la necesidad de que el joven se desarrollen en un
ambiente significativo, gratificante, dinamizador de oportunidades, en el cual pueden mejorar las
relaciones con los compañeros, a través de actividades creativas propias y acordes a su edad.
Según el MEN (2016), con el Programa EDUDERECHOS se pretende que la
escuela “como institución social por excelencia en consonancia con su
mandato y en relación con el ejercicio de los derechos humanos, sea
realmente un escenario en el que se trascienda de la información y la
transmisión de conocimientos hacia la comprensión para la acción. El
reto es también que la resignificación de los contextos tenga un
propósito claro de formar para transformar, que el desarrollo de
competencias le permita a los niños, niñas y jóvenes formarse como
sujetos activos que ejercen sus derechos, construyen y se sienten
realizados con su proyecto de vida”. La escuela entonces no solo es un
escenario para transmitir conocimientos, también es un espacio para
construir ciudadanía y democracia, para fomentar valores básicos que
estimulen la convivencia pacífica dentro y fuera de las aulas de clase.

De igual manera, con la creación de la CÁTEDRA PARA LA PAZ (2016), lo


que busca el MEN es dar una posible “respuesta a las necesidades
formativas de los estudiantes en el contexto del postconflicto. Dado su
carácter vinculante y obligatorio dentro de la educación de los
estudiantes, se concibe como un espacio propio en el que deberán
confluir las distintas intenciones formativas propiciando la reflexión, el
aprendizaje, el diálogo, el pensamiento crítico a partir de la
implementación de mediaciones pedagógicas permitiendo que, desde las
aulas escolares, se incremente una cultura de paz, basada en los
requerimientos científicos de la sociedad del conocimiento, en el respeto
y la exigencia de los derechos humanos, en la práctica de los deberes
familiares y ciudadanos, en la disposición para la resolución pacífica,
buscando la generación de prácticas y actitudes como la reconciliación y
el perdón” (Pág. 8)

Sin embargo, para que ello sea posible, se hace necesario fomentar
procesos de educación desde una perspectiva marcada con altos rasgos
éticos y morales, es decir, procesos que ayuden a formar éticamente
ciudadanos y ciudadanas responsables y cooperativos en la construcción
de una sociedad que promueva la cultura de la paz, el diálogo, la
reconciliación y el respeto por el otro. Ciudadanas y ciudadanos capaces
de fortalecer éticamente los contextos científicos, sociales y culturales de
la sociedad en la que viven. Así las cosas, la educación no puede ocurrir,
no puede darse dejando de lado la dimensión ética. Hoy más que nunca,
la necesitada formación de un ciudadano éticamente responsable, se
constituye en una tarea educativa inaplazable para los colegios y
universidades del país.

Considero que la realidad social y política que vive Colombia en la


actualidad, obliga a potenciar desde la academia, actitudes y
comportamientos que sean los cimientos de un cambio social
responsable. En los actuales contextos educativos de Colombia, el
educador, el maestro, deberá plantearse cómo educa la sensibilidad, los
ojos y la mirada del educando para ver el rostro doliente de los otros, el
sufrimiento de los débiles y excluidos de esta sociedad y moverle el
corazón para participar de actos renovadores.

La educación ha tenido siempre la tarea de formar verdaderas personas;


individuos más sensibles ante la vida, la exclusión, las desigualdades
sociales, las injusticias y sufrimientos que acarrea el trato del día a día.
Desde esta perspectiva, educar, como lo manifiesta Victoria Camps
(1994), es: “formar el carácter, en el sentido más extenso y total del
término: formar el carácter para que se cumpla un proceso de
socialización imprescindible, y formarlo para promover un mundo más
civilizado, crítico con los defectos del presente y comprometido con el
proceso moral de las estructuras y actitudes sociales” (Pág. 24).

Nuestro sistema educativo debe pasar por transformaciones de alcances


prácticos. Pienso que requerimos de una renovación de carácter
educativo. Una renovación que al decir del científico Rodolfo Llinás
(1996), haga posible “un nuevo ethos cultural, que supere la pobreza,
violencia, injusticia, intolerancia y discriminación que mantienen a
Colombia atrasada socio-económica, política y culturalmente (…) Un
nuevo ethos cultural, el cual permita la maximización de las capacidades
intelectuales y organizativas de los colombianos (Pág. 11).

Nuestro momento presente está pidiendo a voces una educación que


oriente el sentido de la vida, que sea brújula para el enriquecimiento
existencial, para la vida interior de las personas, para el cultivo de lo
auténticamente humano. Y esta tarea no solo le corresponde a los
docentes de Ciencias Sociales, Filosofía o Ética y Valores, considero que
desde las otras áreas fundamentales como Matemáticas, Física, Biología,
Lengua Castellana, entre otras, también se puede realizar aportes
sustanciales para construir un proyecto de nación que deseche la
violencia y la guerra, y privilegie la paz y el respeto por la vida.

Bien es sabido que esto no es tarea fácil, “la historia de los pueblos
empañada por la intolerancia, la desigualdad, no se puede transformar
de un día para otro, se necesita tiempo, paciencia, perseverancia,
espiritual, emocional, y comprensión y persistencia política, para
alcanzarlo” (Pertuz et al., 2016, Pág. 251). Pero los maestros tenemos un
escenario para ir construyendo una paz duradera: la escuela. Es el lugar
por excelencia que puede ser aprovechado para estos fines. Allí
encontramos pequeñas comunidades de niños, niñas y jóvenes, que en
muchos casos se convierte en el primer espacio de socialización, de
encuentro con los otros. En tal espacio, estudiantes y maestros debemos
ayudar a cimentar las bases de una sociedad más justa y más humana.

Si queremos empezar a cultivar una verdadera pedagogía de la paz, es


necesario que se impulsen políticas reales de una educación en valores,
en ética y en ciudadanía. Jugársela por una educación en valores es
favorecer procesos de construcción social que pueden fundamentarse en
una ética personal, es decir, en ciudadanas y ciudadanos dotados de
unas competencias éticas; capaces de promover acciones como la
comunicación, el diálogo, el respeto mutuo, la solidaridad, la participación
y el compromiso. Pero todas ellas serán palabras carentes de significado,
vacías de contenido y sentido, si no se las reconoce en actos, en hechos,
en vivencias, que motiven a las personas a la práctica de una ética de la
responsabilidad tanto individual como colectiva.

En el marco de las observaciones anteriores, hay que decir con Pertuz et


al. (2016), que “en Colombia, estos derroteros conllevan construir
agendas de educación para la paz, que se instalen en la convivencia
familiar, en la convivencia escolar, en la interacción social de
comunidades, empresas, instituciones del Estado, en los medios de
comunicación; para que nada de lo relacionado con la paz, nos sea ajeno;
puesto que se trata del proyecto educativo del país, para el resto del siglo
XXI” (Pág. 248). En el caso colombiano requerimos de una educación
sólida en la formación de ciudadanas y ciudadanos, comprometidos
crítica y activamente con su época y la sociedad que estamos
construyendo; una educación que permita el aprendizaje y la práctica de
valores democráticos, la promoción de la solidaridad, la paz, la justicia, la
responsabilidad individual y social.

Finalmente, considero que lo que hasta aquí hemos dicho no es


suficiente. Para que cada uno pueda apropiarse de estos contenidos para
la vida, hay que probarlos, ensayarlos, ejercitarlos, practicarlos, repetirlos,
es decir, vivirlos de modo práctico en el quehacer cotidiano de la
sociedad nuestra. En este sentido, las palabras de García Márquez (1996)
expuestas en la Proclama “Por un país al alcance de los niños” resultan
ser muy sugestivas: “creemos que las condiciones están dadas como
nunca para el cambio social, y que la educación será su órgano maestro.
Una educación desde la cuna hasta la tumba, inconforme y reflexiva, que
nos inspire un nuevo modo de pensar y nos incite a descubrir quiénes
somos en una sociedad que se quiera más a sí misma. Que aproveche al
máximo nuestra creatividad inagotable y conciba una ética – y tal vez una
estética – para nuestro afán desaforado y legítimo de superación
personal (…) Que canalice hacia la vida la inmensa energía creadora que
durante siglos hemos despilfarrado en la depredación y la violencia” (Pág.
29).
Intentar una formación ética fundada en el esfuerzo de los particulares,
en sus valores específicos y en sus motivos en parte egotistas en parte
altruistas, es apostar por ideales que motiven actitudes morales
individuales; es construir compromisos éticos para apreciar a los otros
como parte de mi mundo de la vida, para reconocerlos como valores,
pero no como valores de utilidad, sino como valores en sí, como
ciudadanas y ciudadanos que pueden dirigir sus vidas en forma correcta,
que pueden empeñar su voluntad ética hacia el alcance de un vivir
colectivo auténticamente humano sin tener que pasar por la violencia y la
destrucción mutua.

REFERENCIAS

CAMPS V. (1994). Los valores de la educación. Madrid. Editorial Alauda-


Anaya.

MÁRQUEZ G. G. (1996). Colombia: al filo de la oportunidad. Presidencia


de la República. Consejería presidencial para el desarrollo institucional.
COLCIENCIAS. Tercer Mundo Editores. Santafé de Bogotá, D. C.

MEN. (2006). Estándares Básicos de Competencias en Lenguaje,


Matemáticas, Ciencias y Ciudadanas. Guía sobre lo que los estudiantes
deben saber y saber hacer con lo que aprenden. Bogotá, D. C.

SALAMANCA M. (2016). Guía para la implementación de la Cátedra de la


Paz. Pontificia Universidad Javeriana. Editorial Santillana S. A. S.

PERTUZ B. C., Girón O. C., Arévalo G. A., Choachí G. H., Torres I. L.,
Merchán D. J.,…. De Currea L. V. (2016). Bitácora para la Cátedra de la Paz.
Formación de maestros y educadores para una Colombia en paz.
Universidad Pedagógica Nacional. Bogotá D. C.

http://www.mineducacion.gov.co/1759/w3-article-241008.html

http://sextante.uniandes.edu.co/index.php/ejemplares/sextante-
6/horizontes/educacion-para-la-paz-en-tiempos-de-posconflicto

http://www.magisterio.com.co/articulo/la-educacion-y-la-construccion-de-
la-paz

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