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3. Gestión de conocimiento
Así, a través de la sistematización, la socialización y el intercambio de
experiencias y saberes de educadores y estudiantes se espera:
La convivencia y la paz, entendidas como el interactuar o convivir con otras personas, aceptando y
respetándose a sí mismo, a los demás, a las diferencias individuales, al entorno, trabajando en
equipo para alcanzar el bien común, es la primera e inexorable condición que la vida le impone al
ser humano. Esta relación que se hace cotidiana, es esencial en la formación de vínculos tanto
afectivos como culturales. A partir de la observación directa durante las sesiones de práctica, se ha
podido establecer que los adolescentes de forma voluntaria quieren participar de las sesiones de
entrenamiento que ofrece el Club C2, en las que presentan actitudes y comportamientos que
generan una serie de conflictos, que no permiten que el proceso de entrenamiento se lleve a cabo
en forma adecuada, pues en todo momento lo interrumpen, bien sea para llamar la atención, o
porque se están agrediendo verbalmente, y al preguntarles porque asumen estas actitudes, sus
respuestas denotan que son conflictos que vienen de fuera del Club Deportivo C2, sede barrio
República de Canadá a causa de rencillas por un equipo de futbol o simplemente porque
pertenecen a un grupo que quiere imponerse en el barrio. Por estas razones el presente proyecto
busca construir espacios de integración para que los adolescentes de 12 y 13 años que asisten al
Club Deportivo C2, ubicado en la 9 localidad de San Cristóbal, sede el barrio Republica de Canadá,
fortalezcan la competencia ciudadana de convivencia y paz a través de la práctica lúdico-deportiva
del Futbol Sala, ya que es una etapa donde el desarrollo y el aprendizaje por observación es el
medio principal y natural; también en la cual pueden canalizar su energía emocional hacia las
relaciones con los compañeros, a través de actividades creativas que les conducen a aprendizajes
significativos, mediante estrategias fundamentadas en la práctica lúdico-deportiva, entendida
como las acciones que se pueden realizar al aire libre con un fin de integración, a la vez que se
propicie un contexto lúdico donde se evidencia la necesidad de que el joven se desarrollen en un
ambiente significativo, gratificante, dinamizador de oportunidades, en el cual pueden mejorar las
relaciones con los compañeros, a través de actividades creativas propias y acordes a su edad.
Según el MEN (2016), con el Programa EDUDERECHOS se pretende que la
escuela “como institución social por excelencia en consonancia con su
mandato y en relación con el ejercicio de los derechos humanos, sea
realmente un escenario en el que se trascienda de la información y la
transmisión de conocimientos hacia la comprensión para la acción. El
reto es también que la resignificación de los contextos tenga un
propósito claro de formar para transformar, que el desarrollo de
competencias le permita a los niños, niñas y jóvenes formarse como
sujetos activos que ejercen sus derechos, construyen y se sienten
realizados con su proyecto de vida”. La escuela entonces no solo es un
escenario para transmitir conocimientos, también es un espacio para
construir ciudadanía y democracia, para fomentar valores básicos que
estimulen la convivencia pacífica dentro y fuera de las aulas de clase.
Sin embargo, para que ello sea posible, se hace necesario fomentar
procesos de educación desde una perspectiva marcada con altos rasgos
éticos y morales, es decir, procesos que ayuden a formar éticamente
ciudadanos y ciudadanas responsables y cooperativos en la construcción
de una sociedad que promueva la cultura de la paz, el diálogo, la
reconciliación y el respeto por el otro. Ciudadanas y ciudadanos capaces
de fortalecer éticamente los contextos científicos, sociales y culturales de
la sociedad en la que viven. Así las cosas, la educación no puede ocurrir,
no puede darse dejando de lado la dimensión ética. Hoy más que nunca,
la necesitada formación de un ciudadano éticamente responsable, se
constituye en una tarea educativa inaplazable para los colegios y
universidades del país.
Bien es sabido que esto no es tarea fácil, “la historia de los pueblos
empañada por la intolerancia, la desigualdad, no se puede transformar
de un día para otro, se necesita tiempo, paciencia, perseverancia,
espiritual, emocional, y comprensión y persistencia política, para
alcanzarlo” (Pertuz et al., 2016, Pág. 251). Pero los maestros tenemos un
escenario para ir construyendo una paz duradera: la escuela. Es el lugar
por excelencia que puede ser aprovechado para estos fines. Allí
encontramos pequeñas comunidades de niños, niñas y jóvenes, que en
muchos casos se convierte en el primer espacio de socialización, de
encuentro con los otros. En tal espacio, estudiantes y maestros debemos
ayudar a cimentar las bases de una sociedad más justa y más humana.
REFERENCIAS
PERTUZ B. C., Girón O. C., Arévalo G. A., Choachí G. H., Torres I. L.,
Merchán D. J.,…. De Currea L. V. (2016). Bitácora para la Cátedra de la Paz.
Formación de maestros y educadores para una Colombia en paz.
Universidad Pedagógica Nacional. Bogotá D. C.
http://www.mineducacion.gov.co/1759/w3-article-241008.html
http://sextante.uniandes.edu.co/index.php/ejemplares/sextante-
6/horizontes/educacion-para-la-paz-en-tiempos-de-posconflicto
http://www.magisterio.com.co/articulo/la-educacion-y-la-construccion-de-
la-paz