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229-239
Universitas Alphonsiana |Bogotá D.C.-Colombia
regional history and that can be translated level the logical-logical and the method at
into a conceptual model that provides the the empirical level the documentary analysis.
subjects with sufficient tools to understand
human dynamism historically situated, and Keywords: Historical thinking, historical-
that becomes a continuous enrichment from temporal consciousness, Human and Social
the inherited past and how in a vital Sciences.
commitment to the present, achieves the PARA CITAR EL ARTÍCULO: García
transformation of their realities. Research as Reina, Leina Lucelva. Formación de
a conceptual proposal has its general pensamiento histórico y conciencia
theoretical basis in the dialectical-materialist histórica. Retos para las humanidades.
conception and as method at the theoretical (2017). Rev. Universithas Alp-honsiana.
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*Artículo de reflexión.
**Doctora en Ciencias Pedagógicas de la Universidad Enrique José Varona, Magister en
Investigación Social interdisciplinaria – Universidad Distrital Francisco José de Caldas,
Especialista en Educación, cultura y política, Pregrados en Psicología Social-Comunitaria y
Licenciada en Ciencias Sociales.
Introducción
A partir del ejercicio investigativo realizado hasta el momento, se ha logrado definir una
aproximación al planteamiento de un esquema conceptual y metodológico que sirve de referente
dentro del estudio en torno a la formación del pensamiento histórico y su tarea específica como es
el de conducir a la generación de conciencia histórica dentro de los procesos de formación de los
estudiantes de humanidades de la Fundación Universitaria San Alfonso.
Partiendo de la concepción que hace Juliao (2017, pág. 105), acerca del papel de las
ciencias sociales y humanas como es el que “… permiten captar, comprender y explicar el
mundo, la naturaleza, la sociedad y el hombre; tienen como objeto estudiar un conjunto de
conocimientos y técnicas que permiten transformar la naturaleza, modelar el ambiente y
modificar el funcionamiento y el devenir de los grupos sociales”; se va definiendo la perspectiva
desde la cual cobra sentido y significación el reivindicar la necesidad del retorno al aula de la
historia, como disciplina que ayuda en la comprensión de los fenómenos sociales desde la
dimensión espacio- tiempo en toda su complejidad, y de esta manera entender dichos fenómenos
y movimientos sociales, como procesos dialécticos, que tienen como principio básico el
desarrollo en este caso de lo social, de ahí la necesidad de reflexionar desde la función social de
la historia. Como lo menciona Romero (2006, pág. 5), se trata de descubrir en el tiempo y el
espacio la dimensión humana, las proezas del hombre, sus esfuerzos, valores, su condición.
Entonces, las ideas lo mismo que los acontecimientos del mundo, han determinado la vida
del hombre; pero es claro que la historia ha sido la búsqueda constante de lo propio y, su práctica
como presente vivo es un aprendizaje de la diversidad del acontecer humano. La búsqueda
histórica por tanto, nos remite a la posibilidad del reconocimiento del otro y, de esta manera nos
hace partícipes de experiencias, aunque no vividas, identificarnos con ellas y así consolidar la
idea de pluralidad en las distintos acaecimientos humanos.
Por ello al analizar la historia los hechos del pasado, se ve obligada a estudiarlos desde
sus propias categorías, que serían el tiempo y el espacio donde se llevaron a cabo. De esta manera
el historiador nunca deberá caer en lo que se denomina el mayor error histórico, como lo
menciona Stephen Jay Gould, citado por Jhon Lewis Gaddis, en el Paisaje de la Historia (2004,
pág. 182) y que consiste en: “juzgar con arrogancia a nuestros antepasados a la luz de un
conocimiento moderno forzosamente fuera de su alcance”.
Así, contra las pretensiones absolutistas de aquellos que desearon desde el “salto del
tigre”, imponer una forma específica de Estado, una Iglesia, un gobierno, un poder, un orden
social único, homogeneizante, para un mayor control, la historia enseña que, aunque sobre las
construcciones humanas recaiga el paso del tiempo, nada de lo que ha existido es definitivo y por
tanto no debe aspirar a ser eterno.
En este contexto, emerge la necesidad de tomar conciencia del carácter mudable de las
elaboraciones humanas y a la vez comprender las intenciones de quienes desearon establecerlas
como inmutables en el tiempo. De ahí que la toma de conciencia implica una postura crítica
frente a lo que nos proponen quienes se han dedicado a hacer historia, como sinónimo de escribir
y publicar obras historiográficas.
los discípulos en esta escuela que es nuestro planeta […] La historia no “continúa
avanzando”, porque no avanza en lo absoluto. Somos nosotros los que avanzamos […]
Como dice Vico, solo podemos entender el mundo que nosotros mismos hemos
creado. No nos limitamos a andar a tientas en la oscuridad. El rayo que ilumina las
zonas oscuras de nuestro pasado es el reflector de nuestra conciencia (1984, págs. 179-
180).
También es importante reconocer que el pasado es posible leerse como si fuera tiempo
presente, si es comprendido como un acto de la conciencia. De acuerdo con Fulbrook 2007
citado por Florescano 2012,… “habitamos realidades humanas que están intrínsecamente bañadas
con un sentido de la historia […] Es decir, la conciencia histórica no es una elección, es una parte
inevitable de la condición humana” (2012, pág. 189)
La pregunta entonces sobre lo que correspondería hacer para generar conciencia histórica
podría resolverse de la siguiente manera: “El universo está hecho de historias no de átomos”,
frase de la poetisa norteamericana Muriel Rukeyser (1913- 1980) quien nos hace pensar en esa
otra idea de concebirnos como hijos de los días, porque al estar hechos de historias esto nos
permite un lugar para la toma de conciencia sobre nuestra realidad.
Han sido variadas e importantes las contribuciones de muchos pensadores para conseguir
que el análisis histórico se perfile como la mejor opción para darle sentido a los procesos que
han ido generando particulares formas de posicionarse el hombre en el mundo. Postula Marc
Bloch (1996, pág. 129) en relación con el nuevo rol del historiador: “Así, en lugar de buscarle un
sentido trascedente a los actos humanos, de legitimar el poder o de servir a las ideologías, la
práctica de la historia de convirtió en un ejercicio crítico y desmitificador, en “una empresa
razonada de análisis”.
La tarea es reconocer que al saber buscar una fuente de información, saber interpretarla y,
hallar en ella los puntos nucleares de un problema para tomarlos y relacionarlos como
fundamento de una interpretación o una actuación determinada en su contexto social, conlleva al
desarrollo de habilidades para reconocer la dialéctica de las dinámicas sociales locales y
mundiales necesarias para el ejercicio de la ciudadanía y los derechos fundamentales de
cualquier ser humano.
Dentro de esta nueva perspectiva surge la dimensión histórica como uno de las
herramientas para conceptualizar lo social en el campo del pensamiento histórico. Dicha
dimensión se comprende como el sendero de identificación de temas, relaciones ó fenómenos en
concordancia con lo humano dentro de los procesos sociales, con el propósito de generar redes de
categorías y relaciones que permiten su interpretación. Articular entonces el saber histórico con la
realidad permite el desarrollo de la conciencia como acto reflexivo de una situación, que se
traduzca en acciones de resistencia que permitan dar amplitud mental a los términos y símbolos a
medida que aumenta la abstracción y generalización de los mismos, en campos como: lo social,
lo económico, lo político.
Es tarea específica entonces del pensamiento histórico, desarrollar la capacidad crítica del
individuo frente a las nuevas exigencias de la sociedad y de su posicionamiento en el mundo de la
vida, como hacedor de historia y más aún hoy ante esta crisis civilizatoria en donde el poder
otorgado a la tecnociencia, conduce al mundo hacia la súper explotación de todo lo que
signifique bios.
Y junto a esto, el desplazamiento en el campo de la educación de las corrientes
humanistas en favor de una educación que privilegia el crecimiento económico a ultranza, la
tecnología a expensas de la sobre explotación del hombre y la naturaleza. Es aquí entonces donde
el pensamiento histórico cobra sentido y el reconocimiento la historia más como ciencia que
como arte.
Por tanto, el estudio investigativo tiene como objetivo establecer un modelo conceptual y
metodológico que contribuya a la estructuración del pensamiento histórico y junto a este el
desarrollo de la conciencia histórica, sustentados estos procesos en una concepción holística del
conocimiento, partiendo del estudio de las situaciones, hechos, acontecimientos descritos en
diversidad de fuentes desde una dimensión histórica, que le permita al individuo pensar la
humanidad y sus sociedades en su devenir hasta el presente.
Consideraciones preliminares
Estamos ante un suicidio del alma en palabras de Rabindranath Tagore (1861- 1941) y, dicha
decadencia está imbricada con el desdibujamiento del pensamiento crítico, que se considera la
piedra angular para la consolidación de ambientes democráticos.
Formació n de pensamiento histó rico y conciencia histó rica. Retos para las humanidades
Es muy frecuente que al analizar nuestro presente intentamos explicarlo como el resultado
o la secuencia que proviene del pasado. Es acá donde se refuerza el papel del pensamiento
histórico y especialmente su dimensión ontológica, porque está vinculado a nuestra existencia
humana y atraviesa diferentes nociones que experimentamos como individuos y se extiende a
nuestra condición de sociedad (Orientaciones Curriculares, 2007).
Las formas de relacionar entonces, en el campo de pensamiento histórico, tiene que ver
tanto con la asociación coherente de categorías y conceptos estructurantes del campo (cambio,
permanencia, continuidad, simultaneidad, causalidad, causa-efecto, evidencia, intencionalidad)
como con el reconocimiento de secuencias y relaciones sociales a través del tiempo.
Leina Lucelva García Reina
A estas dos formas de relacionar cruciales, para interpretar de forma crítica y creativa la
dialéctica de las dinámicas sociales locales y mundiales, se suman a una tercera relacional: la
articulación de distintas áreas de conocimiento (Orientaciones Curriculares, 2007)
Una enseñanza crítica o socio-crítica desde sus propias reflexiones, permite comprender
cómo nuestra sociedad ha llegado a tener las estructuras actuales (histórica, social, económica,
cultural y política) y, cómo puede hacerse partícipe en la lucha contra la irracionalidad, la
injusticia y las privaciones en ella. Todo ello con el propósito de fomentar la conciencia de la
naturaleza de las fuentes, la observación y valoración del cambio y la continuidad, la comprensión
de la causa, la capacidad para plantear problemas históricos y el sentido de las dimensiones del
tiempo.
Aspectos como las clases sociales (todas) y las fracciones de las mismas del presente
como del pasado; todos los tipos sociales, las creencias y las ideas; todos los problemas del
género, las relaciones personales y los sentimientos del pasado y del presente, dice el autor,
deberían entrar en un esquema unitario que les dé sentido no solo sincrónicamente, sino también
en sus cambios en el tiempo ya que la historia es la ciencia del devenir. Dicho esquema se
concretaría en el método desde el cual el historiador podría dar explicación a cada uno de los
fenómenos y que es el de la ciencia de la historia, de la cual el historiador es depositario que
permite conocer el pasado y orientar el futuro.
mundial fue captada por la economía, la demografía y la geografía, tal como los deterministas
estructuralistas y marxistas concebían la historia; ya en la década de los setenta los giros
lingüísticos y antropológicos, asociados a las tendencias posmodernas y, posteriormente a la
hegemónica historia cultural, hicieron virar la historia hacia un mayor diálogo con la crítica
literaria, la lingüística y la antropología simbólica, una tendencia que sigue hoy vigente” (pág.
48)
Es así como al analizar por ejemplo el asunto de las memorias, algo claro es que estas se
superponen, se entrecruzan y muchas veces entran en conflicto, por lo tanto no se puede tratar de
imponer una única memoria colectiva, como cuando muchos historiadores han tratado de crear la
memoria nacional o de clase. En esta última ha quedado por fuera la memoria de las víctimas de
las guerras, de los oprimidos, de las mujeres, para dar paso a la memoria de la nación dominante,
de la clase dominante, del género dominante.
Como posible respuesta a este tipo de tensiones se puede iniciar por reconocer que el
pensamiento histórico, es ante todo, preguntar (que es iniciar un proceso de interpretar para
comprender) a partir de los problemas/situaciones del presente. Pero dichas respuestas se
consolidan procesualmente por medio de la investigación con el propósito de ofrecer estrategias
de solución, que conlleven a la génesis de una sociedad más humanizante. Así, problematizar el
pasado ayuda a comprender el presente y por tanto el concepto de sociedad. Pero para ello se
hace necesario generar por una parte, un pensamiento profundamente crítico y por otra, tener
claridad frente a las finalidades de un proceso de educación que genere en los individuos
conciencia de su protagonismo como sujetos históricos con capacidad de transformación.
y la constitución de la práctica educativa misma como una práctica social emancipadora (Archila,
2004).
Entonces para poder conseguir una escuela socialmente crítica según Kemmis (1988)
debe esta ofrecer a los estudiantes proyectos que requieran el desarrollo cooperativo del
conocimiento y del discurso, la organización democrática y las tareas socialmente útiles. Implica
a la comunidad entera en el trabajo de la escuela y rechaza las barreras burocráticas que separan
la vida y el trabajo de la escuela, de la vida y el trabajo de la sociedad. [El pensamiento histórico]
motiva a los estudiantes hacia la reflexión autocrítica sobre sus propios conocimientos, formas de
organización y de acción, como del pensamiento imperante en las realidades locales, regionales e
internacionales emergentes.
Metodología
comprender y explicar esta realidad se parte de la teoría que ayuda en la definición de los
términos de contradicción: a. situación actual (fundamentos epistemológicos de las humanidades
y su relación con el desarrollo del saber social históricamente) b. situación deseable (integración
de este componente en la formación de los estudiantes de humanidades).
De manera sucinta las siguientes son las fases de la investigación: Fase Uno: a.
reconocimiento de la situación como un problema social para la ciencia y la tecnología b.
elaboración de los fundamentos teóricos y metodológicos de la situación problema c. definición
conceptual y operacional de categorías. Fase Dos: a. selección de muestra b. diseño y aplicación
de instrumentos c. triangulación metodológica d. experimentación desde la aplicación de la
estrategia pedagógica, pretalleres y postalleres. Fase Tres: a. conclusiones b. recomendaciones
Conclusiones
Bibliografía
Aurel, J & Otros. (2013). Comprender el pasado. Una historia de la escritura y el pensamiento
histórico. Ed. Akal S.A. Madrid.
Revista Internacional Magisterio. Bioética y Educación del Futuro. No. 71. Noviembre-
Diciembre 2014
Leina Lucelva García Reina
Santana Sandra. Walter Benjamin y Karl Kraus en la época de la reproducción técnica del texto
escrito. Astrolabio Revista Internacional de Filosofía. Año 2007 No 4.
http://www.ub.edu/astrolabio/Dossier4/2.Dossiersantana.pdf.