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ISSN: 1692-8326 | No. 31 | Enero-Junio • 2017 | pp.

229-239
Universitas Alphonsiana |Bogotá D.C.-Colombia

Formación de pensamiento comprensión del dinamismo humano situado


históricamente, y que deviene en un
histórico y conciencia histórica. enriquecimiento continuo a partir de lo
Retos para las humanidades* heredado del pasado y cómo en un
compromiso vital con el presente, logra la
transformación de sus realidades. La
Fecha de entrega: 28-08-2016 investigación como propuesta conceptual
Fecha de evaluación: 19-12-2016 tiene su fundamento teórico general en la
Fecha de aceptación: 01-02-2017 concepción dialéctico-materialista y como
método a nivel teórico el histórico- lógico y
Leina Lucelva García Reina**
el método a nivel empírico el análisis
documental.

Resumen Palabras clave: Pensamiento histórico,


conciencia histórica- temporal, Ciencias
Detenerse a pensar acerca del “giro
Humanas y Sociales.
reflexivo” en el estudio de las
Humanidades y específicamente de las Formation of historical thought and
Ciencias Sociales, tiene como propósitos: historical consciousness. Challenges for the
pensar dialécticamente la realidad; humanities
comprometerse con la identificación de los
fenómenos que afectan el comportamiento Abstract
humano; la comprensión de las
Stopping to think about the "reflexive turn"
particularidades que han definido formas de
in the study of the Humanities and
vida propias de los grupos humanos en un
specifically of the Social Sciences, aims to:
espacio y tiempo determinado y, el
think dialectically reality; engaging in the
reconocimiento de las expectativas y
identification of phenomena affecting human
conflictos de las comunidades ante el
behavior; the understanding of the
modelo social en el que interactúan, como
particularities that have defined life forms of
producto de factores económicos, políticos,
human groups in a given space and time and
culturales, ideológicos, religioso que han
the recognition of the expectations and
influido en su estructura. Al desaparecer la
conflicts of the communities before the
Historia como disciplina del currículo en los
social model in which they interact as a
años 80, será tarea específica de las
product of economic, political , cultural,
Humanidades analizar los principios, normas
ideological, religious that have influenced its
y valores que han hecho parte de las
structure. As History disappears as a
acciones de los grupos humanos en las
discipline of the curriculum in the 80s, it will
distintas épocas de la historia local y
be the specific task of the Humanities to
regional y que pueden ser traducidos en un
analyze the principles, norms and values that
modelo conceptual que provea de las
have been part of the actions of human
herramientas suficientes a los sujetos para la
groups in the different epochs of local and
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Leina Lucelva García Reina

regional history and that can be translated level the logical-logical and the method at
into a conceptual model that provides the the empirical level the documentary analysis.
subjects with sufficient tools to understand
human dynamism historically situated, and Keywords: Historical thinking, historical-
that becomes a continuous enrichment from temporal consciousness, Human and Social
the inherited past and how in a vital Sciences.
commitment to the present, achieves the PARA CITAR EL ARTÍCULO: García
transformation of their realities. Research as Reina, Leina Lucelva. Formación de
a conceptual proposal has its general pensamiento histórico y conciencia
theoretical basis in the dialectical-materialist histórica. Retos para las humanidades.
conception and as method at the theoretical (2017). Rev. Universithas Alp-honsiana.
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*Artículo de reflexión.
**Doctora en Ciencias Pedagógicas de la Universidad Enrique José Varona, Magister en
Investigación Social interdisciplinaria – Universidad Distrital Francisco José de Caldas,
Especialista en Educación, cultura y política, Pregrados en Psicología Social-Comunitaria y
Licenciada en Ciencias Sociales.

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Formació n de pensamiento histó rico y conciencia histó rica. Retos para las humanidades

Introducción

A partir del ejercicio investigativo realizado hasta el momento, se ha logrado definir una
aproximación al planteamiento de un esquema conceptual y metodológico que sirve de referente
dentro del estudio en torno a la formación del pensamiento histórico y su tarea específica como es
el de conducir a la generación de conciencia histórica dentro de los procesos de formación de los
estudiantes de humanidades de la Fundación Universitaria San Alfonso.

Partiendo de la concepción que hace Juliao (2017, pág. 105), acerca del papel de las
ciencias sociales y humanas como es el que “… permiten captar, comprender y explicar el
mundo, la naturaleza, la sociedad y el hombre; tienen como objeto estudiar un conjunto de
conocimientos y técnicas que permiten transformar la naturaleza, modelar el ambiente y
modificar el funcionamiento y el devenir de los grupos sociales”; se va definiendo la perspectiva
desde la cual cobra sentido y significación el reivindicar la necesidad del retorno al aula de la
historia, como disciplina que ayuda en la comprensión de los fenómenos sociales desde la
dimensión espacio- tiempo en toda su complejidad, y de esta manera entender dichos fenómenos
y movimientos sociales, como procesos dialécticos, que tienen como principio básico el
desarrollo en este caso de lo social, de ahí la necesidad de reflexionar desde la función social de
la historia. Como lo menciona Romero (2006, pág. 5), se trata de descubrir en el tiempo y el
espacio la dimensión humana, las proezas del hombre, sus esfuerzos, valores, su condición.

Se reconoce entonces que al remitirse el historiador a los tiempos transcurridos y desde


allí elabora análisis, redactar o describir hechos o fenómenos humanos del pasado, es decir hacer
historiografía, y sobre todo preocuparse por el rescate de la experiencia colectiva del ser humano
en contexto, está contribuyendo a la perfilación de la función de la historia. De esta manera
quienes han tratado de elaborar los discursos de carácter general y se han centrado en otorgarle a
los grupos humanos identidad y sentido colectivo, están definiendo desde esta perspectiva, la
función social de la historia.

Enrique Florescano (2012), haciendo hincapié en la función social de la historia como …

“desde tiempos remotos los pueblos acudieron al recuerdo del pasado


para combatir el paso destructivo del tiempo sobre las fundaciones humanas;
para afirmar solidaridades asentadas en orígenes comunes; para legitimar la
posesión de un territorio; para sancionar el poder establecido; para respaldar
con el prestigio del pasado vindicaciones del presente; para fundamentar en un
pasado compartido la aspiración de construir una nación; o para darle sustento
a proyectos disparados hacia la incertidumbre del futuro” (pág.21).
Leina Lucelva García Reina

Entonces, las ideas lo mismo que los acontecimientos del mundo, han determinado la vida
del hombre; pero es claro que la historia ha sido la búsqueda constante de lo propio y, su práctica
como presente vivo es un aprendizaje de la diversidad del acontecer humano. La búsqueda
histórica por tanto, nos remite a la posibilidad del reconocimiento del otro y, de esta manera nos
hace partícipes de experiencias, aunque no vividas, identificarnos con ellas y así consolidar la
idea de pluralidad en las distintos acaecimientos humanos.

Por ello al analizar la historia los hechos del pasado, se ve obligada a estudiarlos desde
sus propias categorías, que serían el tiempo y el espacio donde se llevaron a cabo. De esta manera
el historiador nunca deberá caer en lo que se denomina el mayor error histórico, como lo
menciona Stephen Jay Gould, citado por Jhon Lewis Gaddis, en el Paisaje de la Historia (2004,
pág. 182) y que consiste en: “juzgar con arrogancia a nuestros antepasados a la luz de un
conocimiento moderno forzosamente fuera de su alcance”.

Así, contra las pretensiones absolutistas de aquellos que desearon desde el “salto del
tigre”, imponer una forma específica de Estado, una Iglesia, un gobierno, un poder, un orden
social único, homogeneizante, para un mayor control, la historia enseña que, aunque sobre las
construcciones humanas recaiga el paso del tiempo, nada de lo que ha existido es definitivo y por
tanto no debe aspirar a ser eterno.

En este contexto, emerge la necesidad de tomar conciencia del carácter mudable de las
elaboraciones humanas y a la vez comprender las intenciones de quienes desearon establecerlas
como inmutables en el tiempo. De ahí que la toma de conciencia implica una postura crítica
frente a lo que nos proponen quienes se han dedicado a hacer historia, como sinónimo de escribir
y publicar obras historiográficas.

La articulación entonces entre la teoría, como producto de la realidad que el historiador ha


investigado y, la toma de conciencia frente al análisis y conocimiento del presente, debe pasar por
un análisis crítico del mismo como condición en la comprensión de las transformaciones sociales
determinantes de esa misma realidad. En este sentido, corresponde a la humanidad no
desconocer que muchos hechos del presente son consecuencia de fenómenos de larga duración
que han permeado las esferas del desarrollo de los pueblos y que se han constituido en referentes
para la comprensión de sus arqueologías y la construcción de su propio devenir. Como decía
Marco Tulio Cicerón: “la historia es testigo del paso de las edades, arroja luz sobre la realidad,
proporciona ayuda y guía a la existencia humana y, da noticia del ordenamiento de los días
pasados” (Florescano, 2012, pág. 52).

Así, en la comprensión de los protagonistas de la historia es Heller, quien nos invita a


reflexionar sobre aquellos que hacen “fuerza” dentro de la misma:

Somos nosotros los que, aprendiendo de ella, nos enseñamos a nosotros


mismos. La historicidad, la historia, somos nosotros. Somos nosotros los maestros y
Formació n de pensamiento histó rico y conciencia histó rica. Retos para las humanidades

los discípulos en esta escuela que es nuestro planeta […] La historia no “continúa
avanzando”, porque no avanza en lo absoluto. Somos nosotros los que avanzamos […]
Como dice Vico, solo podemos entender el mundo que nosotros mismos hemos
creado. No nos limitamos a andar a tientas en la oscuridad. El rayo que ilumina las
zonas oscuras de nuestro pasado es el reflector de nuestra conciencia (1984, págs. 179-
180).

También es importante reconocer que el pasado es posible leerse como si fuera tiempo
presente, si es comprendido como un acto de la conciencia. De acuerdo con Fulbrook 2007
citado por Florescano 2012,… “habitamos realidades humanas que están intrínsecamente bañadas
con un sentido de la historia […] Es decir, la conciencia histórica no es una elección, es una parte
inevitable de la condición humana” (2012, pág. 189)

La pregunta entonces sobre lo que correspondería hacer para generar conciencia histórica
podría resolverse de la siguiente manera: “El universo está hecho de historias no de átomos”,
frase de la poetisa norteamericana Muriel Rukeyser (1913- 1980) quien nos hace pensar en esa
otra idea de concebirnos como hijos de los días, porque al estar hechos de historias esto nos
permite un lugar para la toma de conciencia sobre nuestra realidad.

En correspondencia, no se puede lograr el reconocimiento de nuestra realidad y dentro de


ella el sí mismo en el mundo, sino se trabaja desde la construcción crítica del pensamiento y,
ante todo del pensamiento histórico a quien le es inherente la crítica reflexiva y constructiva de
dicha realidad. Así el pensamiento histórico entra en estrecha relación con el pensamiento
dialógico y los dos logran converger en la reconstrucción de los procesos de desarrollo humano.
En palabras de Marc Bloch (1996, pág. 197), “el verdadero progreso [en el análisis histórico]
llegó el día en que la duda […] se hizo ´examinadora` [cuando] las reglas objetivas fueron
elaboradas paulatinamente y permitieron [discernir] entre la mentira y la verdad”.

Han sido variadas e importantes las contribuciones de muchos pensadores para conseguir
que el análisis histórico se perfile como la mejor opción para darle sentido a los procesos que
han ido generando particulares formas de posicionarse el hombre en el mundo. Postula Marc
Bloch (1996, pág. 129) en relación con el nuevo rol del historiador: “Así, en lugar de buscarle un
sentido trascedente a los actos humanos, de legitimar el poder o de servir a las ideologías, la
práctica de la historia de convirtió en un ejercicio crítico y desmitificador, en “una empresa
razonada de análisis”.

Y esa es la pretensión, que el método de aproximación al análisis de los hechos y por


tanto, el acceso al conocimiento de la realidad social, no sea concebido bajo un paradigma épico
en donde continúen siendo los protagonistas del relato histórico personas honorables: reyes,
guerreros, dignatarios eclesiásticos o líderes sindicales y políticos revolucionarios. Será la
memoria de los propios interesados, la que ha de servir como reguladora de la memoria histórica
y no como un instrumento útil para ella (Bermejo, 2004).
Leina Lucelva García Reina

La tarea es reconocer que al saber buscar una fuente de información, saber interpretarla y,
hallar en ella los puntos nucleares de un problema para tomarlos y relacionarlos como
fundamento de una interpretación o una actuación determinada en su contexto social, conlleva al
desarrollo de habilidades para reconocer la dialéctica de las dinámicas sociales locales y
mundiales necesarias para el ejercicio de la ciudadanía y los derechos fundamentales de
cualquier ser humano.

Dentro de esta nueva perspectiva surge la dimensión histórica como uno de las
herramientas para conceptualizar lo social en el campo del pensamiento histórico. Dicha
dimensión se comprende como el sendero de identificación de temas, relaciones ó fenómenos en
concordancia con lo humano dentro de los procesos sociales, con el propósito de generar redes de
categorías y relaciones que permiten su interpretación. Articular entonces el saber histórico con la
realidad permite el desarrollo de la conciencia como acto reflexivo de una situación, que se
traduzca en acciones de resistencia que permitan dar amplitud mental a los términos y símbolos a
medida que aumenta la abstracción y generalización de los mismos, en campos como: lo social,
lo económico, lo político.
Es tarea específica entonces del pensamiento histórico, desarrollar la capacidad crítica del
individuo frente a las nuevas exigencias de la sociedad y de su posicionamiento en el mundo de la
vida, como hacedor de historia y más aún hoy ante esta crisis civilizatoria en donde el poder
otorgado a la tecnociencia, conduce al mundo hacia la súper explotación de todo lo que
signifique bios.
Y junto a esto, el desplazamiento en el campo de la educación de las corrientes
humanistas en favor de una educación que privilegia el crecimiento económico a ultranza, la
tecnología a expensas de la sobre explotación del hombre y la naturaleza. Es aquí entonces donde
el pensamiento histórico cobra sentido y el reconocimiento la historia más como ciencia que
como arte.
Por tanto, el estudio investigativo tiene como objetivo establecer un modelo conceptual y
metodológico que contribuya a la estructuración del pensamiento histórico y junto a este el
desarrollo de la conciencia histórica, sustentados estos procesos en una concepción holística del
conocimiento, partiendo del estudio de las situaciones, hechos, acontecimientos descritos en
diversidad de fuentes desde una dimensión histórica, que le permita al individuo pensar la
humanidad y sus sociedades en su devenir hasta el presente.

Rutas de reflexión y acción

Consideraciones preliminares

Estamos ante un suicidio del alma en palabras de Rabindranath Tagore (1861- 1941) y, dicha
decadencia está imbricada con el desdibujamiento del pensamiento crítico, que se considera la
piedra angular para la consolidación de ambientes democráticos.
Formació n de pensamiento histó rico y conciencia histó rica. Retos para las humanidades

Dinamizar entonces procesos de reflexión y acción sobre la realidad presente, en los


diferentes campos del mundo de la vida de manera conjunta: pensamiento y lenguaje, sería una
convocatoria hacia la consecución de la deseada sociedad más democrática, más justa.

La proliferación de memorias individuales y colectivas, no deberían servir para continuar


reforzando un proyecto de dominación. Se debería procurar su reformulación. Es la invitación
que nos hace Walter Benjamin citado por Bermejo 2004, quien decía:

…“si las víctimas de la historia hablasen lo primero que oiríamos serían su


gritos que han de servirnos para darnos cuenta de lo limitado que es nuestro
conocimiento histórico, un conocimiento que durante la mayor parte de su existencia
ha intentado configurar la memoria colectiva, monopolizarla e integrarla en un relato
dotado de sentido que siempre ha estado asociado a un proyecto de dominación”.
(2004, pág. 68).

Es muy frecuente que al analizar nuestro presente intentamos explicarlo como el resultado
o la secuencia que proviene del pasado. Es acá donde se refuerza el papel del pensamiento
histórico y especialmente su dimensión ontológica, porque está vinculado a nuestra existencia
humana y atraviesa diferentes nociones que experimentamos como individuos y se extiende a
nuestra condición de sociedad (Orientaciones Curriculares, 2007).

Pero el pensamiento histórico además de estar compuesto por elementos ontológicos


también cuenta con elementos conceptuales, relacionales, demostrativos, lógicos, simbólicos y
creativos. La idea de que existimos como personas y como colectivo social siempre se relaciona
con una dimensión de tiempo, es decir existimos ahora, y eso estará vinculado a lo que fuimos
antes y posiblemente determinará lo que seamos en el futuro.

Los individuos, a partir por ejemplo del análisis de acontecimientos multicausales,


diacrónicos y sincrónicos, que involucran espacio, tiempo, podrán dar cuenta de cómo lo vivido
hoy tiene su asidero en hechos desarrollados en el pasado, los cuales puede recrear desde lo
cotidiano de la vida y elaborar juicios creativos en torno a las dinámicas humanas presentes en
sus contextos.

Enseñar a pensar la sociedad, como un todo en devenir para poder comprender,


desenvolverse y solucionar problemas del presente, le corresponde al pensamiento histórico y las
herramientas para lograrlo las ofrecería una metodología crítica la cual, posibilita el potencial
demostrativo que permite corroborar o fundamentar con evidencias hechos concretos o diversas
formas de explicación de los mismos.

Las formas de relacionar entonces, en el campo de pensamiento histórico, tiene que ver
tanto con la asociación coherente de categorías y conceptos estructurantes del campo (cambio,
permanencia, continuidad, simultaneidad, causalidad, causa-efecto, evidencia, intencionalidad)
como con el reconocimiento de secuencias y relaciones sociales a través del tiempo.
Leina Lucelva García Reina

A estas dos formas de relacionar cruciales, para interpretar de forma crítica y creativa la
dialéctica de las dinámicas sociales locales y mundiales, se suman a una tercera relacional: la
articulación de distintas áreas de conocimiento (Orientaciones Curriculares, 2007)

Recogiendo el anterior entramado de relaciones de tipo conceptual, metodológico y


procedimental podemos definir que el conocimiento histórico es una estructura que se forma a
partir de diferentes elementos. Pero según Bermejo (2004, pág.25) el papel fundamentador de la
historia corresponde a la historia teórica, que tiene la función de plantear los problemas de la
fundamentación del conocimiento. A la historia teórica le corresponde pues la labor crítica del
conocimiento histórico, en el sentido Kantiano del término y en el sentido en el que Marx hizo
también, en el Capital, la crítica de la economía política.

La historia teórica es analítica. Analiza problemas y esos problemas los


constituye la estructura del conocimiento histórico a sus diferentes niveles, que
siguiendo el esquema kantiano serían los de sensibilidad, imaginación, entendimiento
y razón históricas. Dichos problemas no pueden ser planteados al margen de los
problemas filosóficos, que no solo afectan la Historia, sino a todas las ciencias y a las
llamadas ciencias sociales. (pág.26).

Una enseñanza crítica o socio-crítica desde sus propias reflexiones, permite comprender
cómo nuestra sociedad ha llegado a tener las estructuras actuales (histórica, social, económica,
cultural y política) y, cómo puede hacerse partícipe en la lucha contra la irracionalidad, la
injusticia y las privaciones en ella. Todo ello con el propósito de fomentar la conciencia de la
naturaleza de las fuentes, la observación y valoración del cambio y la continuidad, la comprensión
de la causa, la capacidad para plantear problemas históricos y el sentido de las dimensiones del
tiempo.

En su texto ¿Qué es la historia teórica? Bermejo (2004), menciona como la diversificación


de la historia ha contribuido a la generación de identidades múltiples, pero que dichas identidades
a su vez han estado condicionadas por la visión de la historia como ciencia de la totalidad.

Aspectos como las clases sociales (todas) y las fracciones de las mismas del presente
como del pasado; todos los tipos sociales, las creencias y las ideas; todos los problemas del
género, las relaciones personales y los sentimientos del pasado y del presente, dice el autor,
deberían entrar en un esquema unitario que les dé sentido no solo sincrónicamente, sino también
en sus cambios en el tiempo ya que la historia es la ciencia del devenir. Dicho esquema se
concretaría en el método desde el cual el historiador podría dar explicación a cada uno de los
fenómenos y que es el de la ciencia de la historia, de la cual el historiador es depositario que
permite conocer el pasado y orientar el futuro.

La evaluación de la historiografía durante el siglo XX expresa bien estos cambios como lo


menciona Aurell & Otros (2013): “…a principio del siglo fue seducida por la naciente sociología,
tal como asumieron los primeros representantes de los Annales; después de la segunda guerra
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mundial fue captada por la economía, la demografía y la geografía, tal como los deterministas
estructuralistas y marxistas concebían la historia; ya en la década de los setenta los giros
lingüísticos y antropológicos, asociados a las tendencias posmodernas y, posteriormente a la
hegemónica historia cultural, hicieron virar la historia hacia un mayor diálogo con la crítica
literaria, la lingüística y la antropología simbólica, una tendencia que sigue hoy vigente” (pág.
48)

La idea es superar este inacabado debate y combinar miradas a diferente nivel


dependiendo del problema de investigación y de las cualidades del investigador, en lo posible
reconociéndose este como parte del problema. Podría atenderse entonces a la recomendación de
Ranke, como es la mantener una crítica sistemática y rigurosa de las fuentes y por otra, poner a
prueba las habilidades y competencias investigativas como la perspicacia y la intuición para la
interpretación de las idiosincrasias como de la cultura de los grupos humanos y la activación de la
imaginación humana (Burke, 2013).

Al existir una multiplicidad de perspectivas para interpretar por lo menos un fragmento de


la realidad, es porque no existe un método único de hacerlo y más aún si la realidad es plural, en
donde funcionan identidades múltiples y por tanto múltiples memorias y, esta última, la cual
pertenece a cada persona, a cada grupo o cada institución, complejiza entonces el asunto de dar
cuenta de “historias totales”.

Es así como al analizar por ejemplo el asunto de las memorias, algo claro es que estas se
superponen, se entrecruzan y muchas veces entran en conflicto, por lo tanto no se puede tratar de
imponer una única memoria colectiva, como cuando muchos historiadores han tratado de crear la
memoria nacional o de clase. En esta última ha quedado por fuera la memoria de las víctimas de
las guerras, de los oprimidos, de las mujeres, para dar paso a la memoria de la nación dominante,
de la clase dominante, del género dominante.

Como posible respuesta a este tipo de tensiones se puede iniciar por reconocer que el
pensamiento histórico, es ante todo, preguntar (que es iniciar un proceso de interpretar para
comprender) a partir de los problemas/situaciones del presente. Pero dichas respuestas se
consolidan procesualmente por medio de la investigación con el propósito de ofrecer estrategias
de solución, que conlleven a la génesis de una sociedad más humanizante. Así, problematizar el
pasado ayuda a comprender el presente y por tanto el concepto de sociedad. Pero para ello se
hace necesario generar por una parte, un pensamiento profundamente crítico y por otra, tener
claridad frente a las finalidades de un proceso de educación que genere en los individuos
conciencia de su protagonismo como sujetos históricos con capacidad de transformación.

En consecuencia, el proceso educativo tendría como ejes de desarrollo: la formación de


los sujetos en las racionalidades del mundo moderno; la formación de los sujetos para el ejercicio
de unas nuevas ciudadanías caracterizadas por el lema “pensar globalmente y actuar localmente”;
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y la constitución de la práctica educativa misma como una práctica social emancipadora (Archila,
2004).

Lo anterior implicaría: a. una apropiación de las gramáticas propias del conocimiento


histórico por parte de los sujetos para el logro de espacios intersubjetivos de discusión; b. pensar
los fenómenos sociales como construcciones históricas; c. los sujetos sentirse parte de una
realidad social concreta, donde son a la vez agentes de conservación del legado cultural de sus
comunidades y agentes de cambio social y transformación.

Entonces para poder conseguir una escuela socialmente crítica según Kemmis (1988)
debe esta ofrecer a los estudiantes proyectos que requieran el desarrollo cooperativo del
conocimiento y del discurso, la organización democrática y las tareas socialmente útiles. Implica
a la comunidad entera en el trabajo de la escuela y rechaza las barreras burocráticas que separan
la vida y el trabajo de la escuela, de la vida y el trabajo de la sociedad. [El pensamiento histórico]
motiva a los estudiantes hacia la reflexión autocrítica sobre sus propios conocimientos, formas de
organización y de acción, como del pensamiento imperante en las realidades locales, regionales e
internacionales emergentes.

Desde las anteriores consideraciones, le queda al pensamiento histórico unos desafíos


bien grandes atendiendo a los cambios que la mundialización contemporánea impone. Las
acometidas del imperialismo y del neoliberalismo, tan depredadores de toda riqueza humana,
cultural, material e histórica, le retan a redefinir procedimientos para el desarrollo del
conocimiento a partir de la historia local y regional de manera innovadora y crítica, allí donde
impera el escepticismo, la incertidumbre, el caos.

El diálogo intramuros y extramural con otras culturas, como proceso para el


reconocimiento de la diferencia, la declaración de la igualdad y la definición de los rasgos
identitarios, ha de direccionar el desarrollo humano y bienestar de la colectividad a partir del
reconocimiento de la realidad propia y en defensa del patrimonio histórico- cultural.

Metodología

La presente investigación tiene como fundamento teórico general la concepción dialéctico-


materialista ya que permite reconocer el desarrollo del pensamiento histórico en los estudiantes
de ciencias sociales y humanidades y cómo esta forma de pensamiento influye en la comprensión
de la realidad de manera crítica al ubicar socialmente el conocimiento histórico de un fenómeno,
definiendo sus lógicas dentro de un colectivo. Lo esencial del método está en entender y explicar
cómo funciona el proceso de conocimiento de la historia y su aplicabilidad en la comprensión de
una realidad. En esta realidad coexisten: sujeto cognoscente (estudiantes de ciencias sociales y
humanidades) objeto de conocimiento (proceso de formación-desarrollo de pensamiento
histórico) y el conocimiento producto de la anterior relación (conciencia histórica). Para
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comprender y explicar esta realidad se parte de la teoría que ayuda en la definición de los
términos de contradicción: a. situación actual (fundamentos epistemológicos de las humanidades
y su relación con el desarrollo del saber social históricamente) b. situación deseable (integración
de este componente en la formación de los estudiantes de humanidades).

La inducción-deducción que permite llegar a generalizaciones a partir del estudio de


aspectos particulares que se determinan a través de la revisión bibliográfica, dando paso a la
definición del marco teórico; la estructura de procesos para poder desarrollar la comprobación
empírica y de esta manera reconocer la validez del razonamiento deductivo. Además, sirve para
verificar su factibilidad dentro de la formación de los estudiantes de ciencias sociales y
humanidades, la formación del pensamiento histórico y el desarrollo de la conciencia histórica;
también ayuda en la elaboración de conclusiones y recomendaciones y, la modelación que facilita
la estructuración del modelo conceptual para el desarrollo del pensamiento histórico desde un
enfoque basado en problemas y una perspectiva interdisciplinar.

De manera sucinta las siguientes son las fases de la investigación: Fase Uno: a.
reconocimiento de la situación como un problema social para la ciencia y la tecnología b.
elaboración de los fundamentos teóricos y metodológicos de la situación problema c. definición
conceptual y operacional de categorías. Fase Dos: a. selección de muestra b. diseño y aplicación
de instrumentos c. triangulación metodológica d. experimentación desde la aplicación de la
estrategia pedagógica, pretalleres y postalleres. Fase Tres: a. conclusiones b. recomendaciones

Conclusiones

Como conclusiones preliminares desde estos primeros desarrollos investigativos, desde de la


relación entre la historia como disciplina científica, el pensamiento histórico como forma de
pensarse dicha disciplina para una comprensión acorde con las realidades estructurales y
coyunturales de los procesos socioculturales, políticos y económicos en un momento histórico
específico y, el desarrollo en el estudiante de la capacidad para discernir desde una mirada crítica
la problematización de los fenómenos para construir sus propios conceptos y a partir de allí tomar
decisiones, se definen las siguientes:

1. La continúa interrelación entre el texto histórico y el contexto. Se hace necesario hacer


inmersión rigurosa en el contexto tanto cultural como intelectual en donde fueron
concebidas las obras históricas para poder comprender mejor su significado, proyección y
alcance historiográfico. Conocer las corrientes intelectuales y filosóficas del momento, las
coyunturas políticas, la integración en una determinada comunidad, son aspectos que van
forjando un pensamiento crítico frente a lo que un texto desea comunicar. Interpelarlo es
la mejor forma de reconocer sus propósitos.
2. Tener presente que la historia tiene una función social y que por tanto debe dar cuenta de
que ha sido construida, vivida por grupos humanos diversos y de su reconocimiento
Leina Lucelva García Reina

depende la manera como se aproxima a ella para su comprensión. Las dinámicas


generadas por los colectivos humanos se definen como procesos históricos que ayudan a
resolver las preguntas que se definen en el presente.
3. Colocar la historia en un estatus científico requiere el compartir las fronteras disciplinares
con otras áreas del conocimiento social reorientando de esta manera las preguntas
problemas que deberán resueltas de una mera procesual por medio de la investigación,
reconociendo la complejidad de las situaciones que desean ser estudiadas para
proporcionar respuestas más integradoras y complementarias.
4. A la luz de los procesos de interacción, interrelación e intercambio de bienes en el orden
cultural, tecnológico, de ideas entre las comunidades, se hace casi obligatorio conocer al
otro en sus dimensiones histórico- cultural; detrás de todas estas actividades se encuentran
seres humanos con sus propias culturas, su historia política y social, tradiciones,
religiones que son fáciles de intuir intelectualmente por el pensamiento histórico.
5. El criterio pedagógico del pensamiento histórico se define a partir de la interpretación
consiente de la historia que se recibe ya elaborada. Lo anterior es posible si se lleva a
cabo un proceso crítico y creativo que lo proporciona la investigación/descubrimiento de
un fenómeno problematizado.

Para cerrar, el fenómeno de la mundialización actual no debe pasar inadvertida cuando en


los conflictos locales, el desarrollo económico, la generación de capital humano y cultural, la
protección del medio ambiente tiene gran injerencia la comunidad internacional. No se puede
continuar con el estudio del devenir histórico nacional fuera de contexto del devenir histórico
mundial.

De esta manera pensar en un modelo conceptual que logre desarrollar el pensamiento


histórico a través del análisis crítico de fuentes que toquen la vida cotidiana de los estudiantes,
logrará desarrollar la capacidad para plantear problemas históricos con sus dimensiones de
tiempo y espacio y, lo más importante reconocer su papel como sujeto que toma conciencia de su
realidad para permearla y transformarla.
Formació n de pensamiento histó rico y conciencia histó rica. Retos para las humanidades

Bibliografía

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Revista Internacional Magisterio. Bioética y Educación del Futuro. No. 71. Noviembre-
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Leina Lucelva García Reina

Santana Sandra. Walter Benjamin y Karl Kraus en la época de la reproducción técnica del texto
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