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CORMAC McGARTHY r, LITERATURA MONDADORI No es pais para viejos © CORMAC McCARTHY Traduccién de Luis Murillo Fort MONDADORI El autor quisiera expresar su agradecimiento al Santa Fe Ins- = titute por sus cuatro afios como residente y una prolongada colaboracién. Quisiera asimismo dar las gracias a Amanda Urban. Quedan prohibidos, dentro de los limites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproduccién total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrénico o mec4nico, el tratamiento informatico, el alquiler o cualquier otra forma de cesién de la obra sin la autorizacién previa y por escrito de los titula- res del copyright. Titulo original: No Country for Old Men Publicado por acuerdo con Alfred A. Knopf, una divisién de Random House, Inc. © 2005, Cormac McCarthy © 2005, M-71, Ltd. © 2006, de la edicién en castellano para todo el mundo: Random House Mondadori, S. A. Travessera de Gracia, 47-49. 08021 Barcelona © 2006, Luis Murillo, por la traduccién © 2008, Random House Mondadori S.A. Merced 280, piso 6, Santiago de Chile Teléfono: 782 82 00 / Fax: 782 82 10 E-mail: editorial@rhm.cl www.rhm.cl ms Primera edicién: noviembre de 2006 Primera edicién en Chile: marzo de 2008 Impreso en Chile — Printed in Chile a . 4 _ ISBN: 978-956-8228-13-2 a 9 Depésito legal: B. 54.044-2006 = - oo : . | Impreso por Grathika Copy Center Ltda. _ Mandé a un chico a la camara de gas en Huntsville. A uno nada mas. Yo lo arresté y yo testifiqué. Fui a visitarlo dos o tres veces. Tres veces. La ultima fue el dia de su ejecucién. No tenia por qué ir, pero fui. Naturalmente, no queria ir. Habia matado a una chica de cator- ce atios y os puedo asegurar que yo no sentia grandes deseos de ira verle-y mucho menos de presenciar la ejecucién, pero lo hice. La pren- sa decta que fue un crimen pasional y él me aseguro que no hubo ninguna pasion. Salia con aquella chica aunque era casi una nina. El tena diecinueve afios. Y me explicé que hacta mucho tiempo que te- nia pensado matar a alguien. Dijo que si le ponian en libertad lo B ovolveria a hacer. Dijo que sabia que iria al infierno. De sus propios | labios lo of. No sé qué pensar de eso. La verdad es que no. Creia que @ nunca conocerta a una persona ast y eso me hizo pensar si el chico no serta una nueva clase de ser humano. Vi cémo lo ataban a la silla y cerraban la puerta. Puede que estuviera un poco nervioso pero nada mds. Estoy convencido de que sabia que al cabo de quince minutos estarta en el infierno. No me cabe duda. Y he pensado mucho en ello. Eva de trato facil. Me llamaba «sheriff». Pero yo no sabia que decirle. g Qué le dices a un hombre que reconoce no tener alma? ¢ Qué sentido tiene decirle nada? Pensé mucho en ello. Pero él no era nada comparado con lo que estaba por venir. Dicen que los ojos son el espejo del alma. No sé qué podian te- @ _flejar sus ojos y creo que prefiero no saberlo. Pero hay otra manera de ‘@ over el mundo y otros ojos con los que verlo, y a eso es a lo que voy. Esto me ha puesto en una situacién a la que nunca pense. que llegaria. 9 En alguna parte hay un verdadero profeta viviente de la destruccién 4 y no quiero enfrentarme a él. Sé que es real. He visto su obra. Una q vez Luve esos ojos delante de mi. No pienso arriesgarme a plantarle | : cara. No es solo que me haya hecho viejo. Ojala fuera eso. Tampoco q | puedo decir que se trate de lo que uno estd dispuesto a hacer. Porque | | yo siempre supe que para hacer este trabajo tentas que estar dispuesto ] : a morir. Ast ha sido siempre. Tienes que estarlo aunque no sea mo- q | tivo de ostentacién. Si no, ellos lo saben. Lo notan enseguida. Creo j que se trata mas bien de lo que uno esta dispuesto a ser, Y pienso que | : un hombre pondria en peligro su alma. Yeso r no lo voy a hacer, Aho- ] va creo que quiza no.lo habria. hecho nunca. i 10 El ayudante dejé.a Chigurh de pie en un rincén de la ofici- na con las manos esposadas a la.espalda mientras él se senta- ba en la butaca giratoria y se quitaba el sombrero y ponia los pies en alto y llamaba a Lamar por el movil. . -Acabo de. entrar, sheriff. Llevaba encirna una especie de cosa como las bombonas esas de oxigeno para el enfisema o como se Ilame. Llevaba también una manguera por dentro de la manga conectada a una de esas pistolas de aire comprimi- do que usan en los mataderos. Si, sefior. Eso es lo que pare- ce. Podra usted verlo cuando venga. Si, sefior. Lo tengo vigie lado. Si, sefior. a on oo | Cuando se levanté de la butaca se saco 5 las llaves del cintu- rén y abrié el cajén del escritorio para coger las llaves de la celda. Estaba ligeramente encorvado cuando. Chigurh se puso. en cuclillas y pas6 las manos esposadas por detras hasta la parte posterior de sus rodillas. En el mismo movimiento se sento y se mecié hacia atras y paso la cadena bajo sus pies y luego se incorporo rapidamente y-sin el menor esfuerzo. Si parecia algo que hubiera practicado muchas veces, lo. era. Pasé las manos esposadas por encima:de la cabeza del ayudante y dio un salto: y descargé ambas todillas sobre la nuca del ayudante y tire de Ta cadena. nn pe a - Cayeron al-suelo. El ayudante trataba de meter las manos por dentro de la cadena pero no podia. Chigurh se quedo tumbado tirando de las esposas con las rodillas entre los bra- zos y la cara. apartada: El ayudante se debatia. como un loco y habia empezado a desplazarse-en circulo por el suelo, volcan- do la papelera, mandando la silla de una patada al otro lado de 11 la habitaci6n. Cerré la puerta de un puntapié y se enredé con la pequefia alfombra al girar. Sangraba por la boca y bor- boteaba. Se estaba ahogando con su propia sangre. Chigurh solo tiré con més fuerza. Las esposas niqueladas se le hinca- ban en la piel. La arteria carétida del ayudante reventé y un chorro de sangre salié disparado chocando contra la pared y resbalando por ella. Las piernas del ayudante se aflojaron has- ta quedar quietas. Se convulsioné en el suelo. Luego dejé de moverse por completo. Chigurh siguid sujetandolo, su respi- | racion acompasada. Cuando se levanté cogié las llaves que el ayudante llevaba en el cinto y se liberé y se metid el revélver 1] del ayudante por la cintura del pantalén y entré en el cuar- to de barfio. : | Se pas6 agua fria por las mufiecas hasta que dejaron de § sangrar y arranco con los dientes varias tiras de una toalla de manos y se vendé las mufiecas y volvid al despacho. Se sento encima de la mesa y se apreté los vendajes con cinta § adhesiva, mirando detenidamente al hombre que yacia muer- to en el suelo con los ojos abiertos. Cuando hubo termina- do sacé Ja cartera que el ayudante Ilevaba en el bolsillo y co- gid el dinero y se lo guardé en el bolsillo de la camisa y tird la cartera al suelo. Luego agarré el depésito de aire y la pis- 4 tola de aire comprimido y salié por la puerta y monté en el coche del ayudante y reculd para dar la vuelta y salid dispa- rado. , | Be En la interestatal divisé un turismo. Ford ultimo modelo ocupado tnicamente por el conductor y encendi6 las luces y dio unos toques de sirena. El coche se arrimé al arcén. Chi- gurh se detuvo detrds y apagé el motor y se echo el depésito de aire al hombro y se aped. El hombre lo estaba observando por el retrovisor. a | éQué ocurre, agente?, dijo. ee éQuiere usted hacer el favor de bajarse del vehiculo? | _ El- hombre abrié la puerta y salié del coche..;De qué se | i trata?, dijo. 12 Apartese del vehiculo, por favor. a - El hombre obedecié. Chigurh distinguid la sombra del re- celo en. sus ojos ante aquel individuo manchado de sangre, pero ya era tarde. Puso la mano sobre la cabeza del hombre como un curandero. El silbido neumatico y el clic del percu- tor sonaron como una puerta al cerrarse. El hombre cay6 al suelo sin emitir sonido alguno. Tenia un agujero redondo en la frente del que salia sangre a borbotones, sangre que le entré en los ojos levandose consigo el mundo visible que se desga- jaba lentamente. Chigurh se limpid la mano con su pafiuelo: No queria que ensuciaras el coche de sangre, dijo. - 13 Moss estaba sentado con los tacones de sus botas hincados en 4 | la grava volcdnica de la loma y oteaba el desierto a sus pies : con. unos prismaticos alemanes de doce aumentos. E] som- ' P brero echado hacia atras. Los codos apoyados en las rodillas. | ; El rifle que Hevaba al hombro sujeto por una charpa de cuero @ de arnés era un calibre 270 de caftién grueso con una accién | a Mauser del 98 y una caja laminada de arce y nogal. Iba pro- % visto de una mira telescépica Unertl igual de potente que los 1 S prismaticos. Los antilopes estaban aproximadamente a un kilé- i : metro. E] sol habia salido hacia menos de una hora ylasom- @ bra de la loma y las yucas y las rocas cubria en buena medida § la planicie aluvial. En alguna parte estaba también la sombra 1 . del propio Moss. Bajé los prismAticos y observ6 la region. Hlacia el sur las montafias peladas de México. Los remansos a del rio. Al oeste la zona de terracota cocida de la ondulante @ frontera. Escupid seco y se limpi6 la boca en el hombro desu § camuisa de algodén. | | El rifle haria agrupaciones de medio minuto de angulo. Cinco grupos de medio centimetro a casi mil metros. El sitio que habia elegido para disparar quedaba al pie de un talud de un pedregal de lava y le permitiria cubrir esa distancia. Solo que tardaria casi una hora en llegar alli y los antilopes pacian en direccién contraria. La Gnica cosa positiva era que no so- plaba viento. Cuando lego al pie del talud se irguié lentamente y oted el horizonte en busca de los antilopes. No se habian movido mucho de donde estaban la ultima vez pero seguia siendo un disparo de més de seiscientos metros. Estudié a los animales 14 por los prismaticos: En el aire comprimido motas ydistorsién del calor: Una bruma baja de polvo-y polen brillantes. No ha- bia otro. lugar'a.cubierto y.no iba a haber ninguna otra opor- tunidads Clear phy Se hundié. en el pedregal y se quito una-bota y la colocé encima de las rocas y apoy6 la cana del rifle en el cuero y ac- cioné la muesca del seguro con el pulgar y apunto por la mira | telescépica. Doe. re : Tenian la cabeza levantada; todos ellos, mirandole. : Maldita sea, susurr6: El sol estaba detras de: é1 de modo que no. podian haber visto reflejos en'el cristal de la mira. Sencillamente le. habian visto a él. — El rifle tenia un gatillo Canjar ajustado.a nueve onzas y Moss acercé el rifle y la bota con sumo cuidado y apunto de nuevo y elevé ligeramente la cruz del reticulo sobre la grupa del animal que estaba:m4s encarado a él. Conocia la caida exacta de la bala en inicrementos de cien yardas. Era la dis- tancia lo que no estaba claro. Apoyé el dedo en la curva del gatillo. El diente de jabali que Ilevaba colgado de una-cadena de oro reboté en las piedras:a la altura de su codo. | _Apesar del peso del cafién y del freno en la-boca de fue- go el rifle salto de su punto de.apoyo. Cuando volvi6.a en- | cajar a los animales en el visor comprobo que continuaban todos.en pie. La-bala de 150 grains tard6 casi un segundo en llegar alli, pero el-sonido tardé el doble. Se quedaron miran- do el penacho de polvo levantado por el impacto..Luego sa~ lieron disparados. Alcanzando casi inmediatamente la veloci- dad punta, corriendo por el gredal perseguidos por el largo «baaang» del disparo y caramboleando en. las rocas y zigza- gueando al descubierto en la soledad de la primera hora. os, Se puso en pie y los vio alejarse. Levanté los prismaticos. Uno de los antilopes se habia rezagado-y arrastraba una pata y Moss pens6 que la bala probablemente habria rebotado en la hondonada alcanzandolo en el cuarto trasero izquierdo. Se incliné para escupir. Maldita sea, dyo.. Be is Los vio perderse de vista tras los promontorios rocosos.de j mas al sur. El polvo anaranjado que flotaba en la mafiana sin q viento se fue desdibujando y luego desaparecié también. El a gredal quedo en silencio y desierto. bajo el sol. Como si alli | f no hubiera ocurrido nada. Se senté para ponerse la bota yq | cogio el rifle y expulsé el cartucho gastado y se lo guard6 en | ; el bolsillo de la camisa y encajé el cerrojo. Luego se colgé el 1 rifle al hombro y eché a andar. Cruzar el gredal le Hlevé unos cuarenta minutos. Desde all 4 : remonto una ladera volcanica y siguié la cresta de laloma ha— 1 : cia el sudeste hasta un lugar desde el que se dominaba la re- 1 : g10n por la que se habian esfumado los animales. Estudié len- ] | tamente el terreno con los gemelos. All4 abajo habia un perro ] a grande sin cola, de pelo negro. Lo observé. Tenia una cabeza qa enorme y las orejas recortadas y cojeaba de mala manera. El ] P perro se detuvo un momento. Miré. hacia atris. Luego siguid | andando. Moss bajé los prismaticos y lo vio alejarse. -Continué por la cresta de la loma con el pulgar engan- 1 chado en la correa del rifle y el sombrero echado un poco @ hacia atras. La espalda de su camisa estaba ya empapada de su- q | dor. Alli las rocas tenian grabadas pictografias de un millar de 3 anos de antigiiedad. Los hombres que las dibujaron eran ca- @ zadores'como él. No habia ningun otro vestigio de ellos. _ Al final de la loma habia un alud de rocas, un abrupto sen- dero cuesta abajo. Candelillas* y hierba gateta. Se senté en las a piedras y se acodé en las rodillas y exploré la region con los @ prismaticos. En la planicie, aun kilometro y medio, habia tres vehiculos. ; Bajé los prismaticos.y contemplé detenidamente la re- 4 gion. Los levanté de nuevo. Parecia haber hombres en-el sue- lo. Apuntalé las botas en las piedras y ajusté el enfoque. Eran | camuonetas o Broncos de cuatro ruedas motrices con grandes Todas Jas palabras en cursiva, ‘salvo los mondlogos del sheriff Bell, es- tan en castellano en el original. (N. del T) : 16 neumAaticos todoterreno y cabestrantes y faros.en el techo. Los hombres parecian estar muertos. Bajé los gemelos. Los levant6 otra'vez. Luego los bajo-y se. quedo alli: sentado.. No se movia nada. Estuvo asi largo. rato... ) | Cuando se-aproximé6 a los vehiculos ilevaba el rifle. des- colgado a la altura dela cintura y con el seguro quitado. Se detuvo. Estudidé el terreno y observ6 los vehiculos. Estaban acribillados. Algunas. de las estelas de balazos que salpicaban _ la carroceria eran espaciadas y rectilineas y Moss supo que las - habian hecho armas autométicas. Casi todas las ventanillas es- taban destrozadas y los neumaticos desinflados. Se quedo alli de pie.. Escuchando. Do : | En el primer vehiculo habia un cadaver derrumbado sobre el volante: Mas alla habia otros dos.cuerpos tendidos en la des- vaida hierba amarilla. Sangre seca en el: suelo. Negra. Se detu- vo y escuché. Nada. Zumbido de moscas. Rodeé la camioneta por detras. Habia alli un perro grande como el. que habia visto cruzar la planicie. El perro estaba muerto y con las tripas fuera. Mas alld habia un tercer cuerpo boca abajo. Miré por la venta- -— nilla al hombre que estaba dentro del vehiculo. Le habian dis- parado en la cabeza. Sangre por todas partes. Siguid andando hasta el segundo vehiculo pero estaba-vacio. Se acercé a donde | yacia el tercer cadaver. Habia una escopeta en la hierba. Era de cafién corto ¢ iba provista-de una culata de pistola y una recamara de tambor.de veinte cartuchos. Empujo la bota del hombre.con_la punta del pie y observ6 los cerros circundantes. El tercer vehiculo era un Bronco.con la suspension alta y lunas tintadas. Abrié la puerta del conductor. Habia un hom- bre en el asiento, mirandolo a él.. | Moss retrocedio y alzo el rifle. El hombre tenia la cara en- sangrentaca, ‘Movi los labios resecos. Agua, cuate, dijo. Agua, por Dios: - Cote Poe BO Tenia ¢ en rel regazo una pistola ametralladora H&K de-cafién corto ‘con una correa negra de nailon y Moss alargé la mano y la cogid-y se echo atras. Agua, dyo el hombre. Por Dios.: 17 El hombre asintio: ‘En mi bolsa: 3Hablas inglés? Ma . | No respondio: Trataba de sefialar con la barbilla, “Moss v10 - dos cargadores asomando del bolsillo de la chaqueta que lleva- ba puesta. Estiré el brazo hacia la cabina-y cogi6 los cargado- res. y retrocedid. Olor a sangre y a materias fecales. Introdujo uno. de los cargadores Ilenos en la automatica y se guard ® los otros en el bolsillo. Agua, cuate, dijo el hombre. | : Moss escrutd. los alrededores. “Ya te lo he dicho, dio. No “No Ilevo. agua. Ot | Agua. i ce eee 7 ne - Moss: dejo: la puerta 2 abierta y se 2 alejé echindose la H& al hombro. El hombre lo siguié con la mirada. Moss rodeé | camioneta por delante y abrié la puerta del otro lado. Levan to el pestillo y tird el asiento hacia delante. El espacio de carg estaba cubierto por una especie de lona metilica plateada. L retirO. Muchos paquetes en forma de ladrillo envueltos e plastico. Sin dejar de vigilar al hombre sacé su cuchillo y raj uno de los paquetes. Un polvillo marrén asomé.al exterior: @ tengo agua. - - Se humedecié el dedo indice y lo aplicé al polvo y lo olié. Se} La puerta, dijo el hombre. limpid el dedo en los vaqueros y volvié a cubrir los paquetes a Moss le mhird. a ce ee con la lona y examiné nuevamente el terreno. Nada: Se ale- 4 : La puerta. Hay lobos. jo de la camioneta-y recorrié con los prismaticos las colinas q i = Aqui no hay lobos. bajas. La loma volcanica. La region Ilana al sur. Sacé el pafiue- 4 | Si, si.-Lobos. ‘Leones. lo y volvid y limpié todo cuanto habia tocado. La manija y el 7 Moss cerré la puerta con el codo. pestillo y la lona y el envoltorio de plastico. Fue al otro lado i Volvié a la primera camioneta y se quedd mirando la puer- de la camioneta y lo limpié todo alli también. Intenté:pensar # ta del lado del acompafiante. No ‘habia agujeros de bala en la en qué mas habia tocado. Volvié a la primera camioneta y a puerta pero si sangre en el asiento. La llave estaba todavia cn el abrié la puerta con el pafiuelo y miré en el interior. Abrié la q contacto y estird el brazo y la gird y luego pulsé el boton de la guantera y la volvié a cerrar. Examin6 al hombre muerto SO- a ventanilla. El cristal asomé a lentas sacudidas. Tenia dos impac- tos de bala y en la cara interna del cristal habia un fino reguero bre el volante. Dejé la puerta abierta y dio la vuelta hasta el @ : | de sangre seca. Se quedé pensando. Miré al suelo. Manchas de lado del acompafiante. La puerta estaba lena de agujeros de § bala. El parabrisas..Pequefio calibre. Seis milimetros. O quiz4 B ssangre en.la tierra arcillosa. Sangre en la hierba. Resiguié con perdigones del nimero cuatro. Por el dibujo que hacian: Abrié ' la mirada las huellas del vehiculo que se perdian hacia el sur la puerta y pulsé el botén de la ventanilla pero el encendido no j | cruzando la caldera. Tenia que haber un tltimo hombre con — estaba puesto. Cerré la puerta y se quedo estudiando las coli- 1 vida. Y no era‘el cuate del Bronco que le habia pedido agua. nas‘baja a : . : be 1 Eché a andar.por el terreno de aluvion y describi6 una Se puso en cuclillas y se . descolgé el rifle del hombro y lo i curva amplia.a fin de localizar las huellas. de neumaticos ‘en la dejo en la hierba y cogié la H&K y desplazé el elevador hacia f = hierba rala. Reconocié el terreno unos treinta metros mas al atras con el canto de la mano. Habia un cartucho con bala en q sur. Divis6 el rastro del hombre. y lo siguio hasta. encontrar | sangre en la: hierba. Y luego mas sangre. Bra Vg No Hegaras lejos, dijo. Quiza crees que si, pero no. Dejé el rastro y se dirigié al punto mas alto de los alrede- dores con la H&K bajo el brazo y. el seguro. quitado. Exa- la recamara pero el cargador solo contenfa dos cartuchos mis. Olfateé la boca del arma. Expulsé el cargador y se colgé el 4 rifle de-un hombro y la pistola ametralladora del otro y volvié al Bronco y le mostré el cargador al hombre: Otra, dijo. Otra. Ne a ii a cd aaa aa 19 18 -miné el terreno hacia el sur con los-prismaticos.. Nada: Se que- q d6 alli toqueteando el colmillo de jabali que le colgaba sobre 4 la camisa. Y ahora, dijo, estas escondido en. alguna parte -vi- q | gilando tu retirada. Y las probabilidades de que yo te vea an+ ] | tes que tia mi son tantas como practicamente Cero. Se puso en cuclillas y estabilizé los codos sobre las rodillas | | y con los prismaticos barrié las rocas de la cabecera del valle. | Se sento y cruzé las piernas y escudrifié nuevamente el terre- no y luego bajé los gemelos y se quedé sentado. No asomes i tu esttipido culo agujereado, dijo. No lo hagas. Giro el torso y miré al sol. Serian las once. Ni siquiera sa- bemos si esto ocurrié la noche pasada. Pudo haber sido hace @ dos noches. O incluso tres. O pudo haber sido anoche. Se habia levantado brisa. Se eché el sombrero hacia atras y se enjugo la frente con su bandana y volvié a-guardarse la s bandana en el bolsillo de los vaqueros. Dirigié la vista hacia a la sierra rocosa en el perimetro oriental de la caldera. Ningtn herido va cuesta arriba, dijo. Eso no pasa nunca. - Habia que trepar para llegar a lo alto de la loma y era ya 4 casi mediodia cuando coroné. Hacia el norte pudo. ver la @ forma de un tractor con remolque cruzando el paisaje ruti- @ lante. Quince kilémetros. Tal vez veinte. La carretera 90. Se 4 sento y barrié la nueva regién con los prismaticos. Entonces @ se detuvo. Entre unas rocas al borde de la bajada* habia algo azul. Lo. { | estuvo mirando largo rato por los prismaticos. Nada se movia. @ Estudié los aledafios. Después volvié a mirarlo un rato més. Habia pasado casi una hora cuando se e levanto y empezo a des- a cender. — | oo | Be El muerto estaba apoyado contra una roca con una auto- matica calibre 45 niquelada reglamentaria amartillada en la ws ht a Terreno ligeramente inclinado que se forma por acumulacién de res- tos aluviales al pie de una o varias montafas. (N.. del T.) 20 acaroa ty i aol a hierbaentre sus piernas. Tenia los ojos‘abiertos. Como si exa= minara algun detalle en la hierba. Habia sangre en el suelo y sangre en la roca.en la que se apoyaba. La sangre era todavia de un rojo oscuro, claro que atin le daba la sombra. Moss co- 216 la pistola y presiond el seguro de la empunadura con el pulgar y bajé el percutor. Se agacho e intent6 limpiar la san- ere de la empufiadura en la pernera del pantalon del muerto pero la sangre estaba demasiado coagulada. Se puso de pie y se metio la pistola en el cinto por la parte de la espalda y se eché.el sombrero hacia atras y usd la manga para secarse el su- dor de la frente. Dio.media vueltay estudio el entorno. Habia un maletin de piel apoyado en la rodilla del hombre y Moss supo con seguridad lo que contenia y se sinti6 atemorizado de una manera que no alcanz6 a entender. , | Cuando se decidié por fin a cogerlo retrocedid unos pa~ sos y se sentd en la hierba y se descolgé el rifle y lo dejo aun lado. Estaba sentado con las piernas separadas y la H&K en el regazo y el maletin entre las rodillas. Solté las dos correas y abrio el 1 pestillo de latén y levanté la solapa y la doblé hacia atras.. | | | | - Estaba lleno hasta arriba de billetes de cien délares, En pa- quetes cefiidos por cinta bancaria en la que aparecia impresa la cifra $ 10,000. No sabia a cuanto ascendia el-total, pero se hizo una idea bastante clara. Contemplé los fajos de billetes y luego bajé la solapa y ‘se quedé sentado con la cabeza gacha. Su vida éntera estaba alli delante de él. Dia tras dia del alba a la noche hasta que se muriera. ‘Todo en menos de dos kilos de papel metidos en una.cartera. | a — Alz6 la cabeza y dirigi6 Ja vista hacia da. bajada. Ligero viento del norte. Fresco. Soleado. La una del mediodia. Miroé al hombre muerto en la hierba.: Sus:.caras botas de cocodrilo llenas de-sangre se estaban: volviendo negras. El fin de su vida. En este lugar. Las montafias.lejanas hacia el-sur. El viento mo- viendo la ‘hierba. La: quietud: Cerré:el maletin y ajusté las correas y las hebillé y se puso-de pie'y se echd el rifle al hom- 21 a tomar un gran vaso de agua y luego siguid su camino hacia el Desert Aire 'y paré delante del remolque-vivienda y apa- go el motor. Dentro habia luz. Puedes vivir cien anos, dijo, y seguro que no habra otro dia como este. Tan pronto como lo hubo dicho lo lamenté. re Saco la linterna de la guantera y se apeo y.cogio la pistola y ¢l maletin de detras del asiento y se deslizé debajo del remol- que. Se qued6é alli tumbado mirando el chasis desde abajo. “Tu- bos de plastico barato y contrachapado. Pedazos de material aislante. Dej6 la H&K apoyada en una esquina y la cubrié con | el aislante y se qued6 pensando. Luego salié de debajo con el maletin y se sacudié el polvo y subié los escaloneés y entr6, Ella estaba arrellanada en el sofa mirando la tele y bebiendo una Coca-Cola. Ni siquiera levanto la vista. Son las tres, dijo. ~ Puedo volver mis tarde. ee Ella le miré sobre el respaldo del sofi-y volvidé a mirar la pantalla. sQué llevas en esa cartera? | Dinero. _ Si, ya. Ojala. | Moss entr6 en la cocina y sac6 una cerveza de la nevera. éMe das las llaves?, dijo ella. bro y cogié el maletin y la pistola y se orienté por su sombra y se. puso-en marcha. Be : serpientes de cascabel y si le mordian por la noche se suma= ria sin duda a los otros miembros del grupo y el maletin y su contenido pasarian a otras manos. Sumado a estas conside- raciones estaba el problema de cruzar a campo abierto a ple- na luz del dia y a pie con un arma automitica colgada del hombro y una cartera que contenia varios millones de déla- res. Por no hablar de la certeza absoluta de que alguien ven- dria a buscar el dinero. Tal vez varios alguienes. | _ Penso en volver a por la escopeta con recamara de-tambor: Tenia mucha fe en la escopeta. Pensé-incluso en abandonar la pistola ametralladora. La sola posesion de una era un delito castigado con la cArcel. 7 No abandoné nada y no volvié donde las camionetas. Eché a andar a campo traviesa atajando por los pasos entre los q cerros volcanicos y cruzando el terreno Ilano u ondulado en- | tre loma y loma. Hasta que a iiltima hora lleg6 a la pista por | la que habia venido de madrugada. Y, tras caminar poco mAs j de un kilémetro, egSalacamioneta.. tt : Para qué. _ Abrid‘la puerta y dejé el rifle apoyado en el suelo. Rodeé 4 “Voy a comprar tabaco. el vehiculo y abrié la puerta del conductor y presioné la pa- Tabaco. lanca y deslizé el asiento hacia delante y dejé el maletin y la | pistola detras. Puso el 45 y los prismaticos-encima del asien- 4 to y monto.y eché el asiento hacia atrs hasta donde daba de i 1 y metié la Ilave en el contacto. Luego se quité el sombrero y se retrepo y descansé la cabeza contra el cristal frio. de-detr4s y cerro los ojos: oe a | _ Cuando llegé a la carretera aminoré la marcha y pasd sobre las barras.del guardaganado y se incorporé al asfalto y encen- did los faros. Se dirigié al oeste hacia Sanderson y no rebasé el limite de velocidad ni una sola vez. Paré en la estacién de servicio en el extremo este del pueblo a comprar cigarrillos y. Si, Llewelyn. Tabaco. Llevo aqui sentada todo el dia: 2Y cianuro? ;Qué tal vamos de eso? | Tu dame las Haves. Me quedaré a fumar en el maldito Moss tomo un sorbo de cerveza y fue al dormitorio. y se _ puso de rodillas y metié el maletin bajo la cama. Luego vol- viO a salir. Te he traido cigarrillos, dijo. Voy a buscarlos. Dejé la cerveza en la.encimera y salié-y cogié las dos ca~ ~ jetillas y los prismaticos’y la pistola y se echo el 270 al hom bro y cerré Ja puerta de la camioneta y volvid a entrar. Le _ pasé los cigarrillos y siguio. hacia ‘el dormitorio. 22 23 - De dénde has sacado esa pistola?, le grité ella. De por ahi. , sLa has comprado? No. Me la encontré. Ella se incorporé en el sofa. Llewelyn? EL volvié. Qué, dijo. Deja de pritar. éQueé has dado a cambio? No tienes por qué saberlo todo. Cuanto. Ya te he dicho que “la encontré, No, eso. no es verdad. Se sento en el sofa y apoyé los pies en la mesita baja y tomé | otro sorbo. No es mia, dijo. Yo no he comprado ninguna pis- tola. , Mas te vale. Ella abrié uno de los paquetes y sacé un cigarrillo y lo en- cendié con un mechero. ;:Dénde has estado todo él santo dia? @ veinte billetes cada uno. Volvidé a meterlos en el maletin y He ido a comprarte cigarrillos. No quiero ni saberlo. No quiero ni saber qué te traes en- tre manos. | El bebié cerveza y , asintio. Asi esta mejor, dijo. Creo que es preferible no saber ni siquiera nada. Sigue largando por esa boca y te levo ahi dentro y te echo un polvo. Bocazas. Y dale. Eso es lo que dijo ella. Deja que me termine la cerveza. Ya veremos ‘lo que dijo | elia‘o dejé de decir. Cuando desperto era la una y seis minutos segtin ‘el desperta- dor digital de la mesita de noche. Se qued6 tumbado mirando al techo. El reverbero de la lampara de vapor del exterior bafia- ba la alcoba con una luz fria y azulada. Como luna de invier- 24 no. U otra clase de luna. Habia acabado por sentirse'a gusto @ con aquella luz extrafia, como astral. Todo menos dormir a oscuras. | ee oe Saco los pies de entre: elas sabanas‘y se sento. Miro la espal- da desnuda de la mujer. Sus cabellos sobre la almohada. Le cu- . brid el.hombro con la manta y se levant6 y fue'a la.cocina. Sacé de la nevera la jarra-de agua y desenroscé el tapon y se quedo alli bebiendo a la luz de Ja puerta de la nevera. Lue- go permanecid de pie sosteniendo: la. jarra con el agua que sudaba frio en el cristal, mirando por la yentana hacia las lu- ces de la carretera. Estuvo asi un buen rato. - Cuando volvié al dormitorio recogi6 sus -calzoncillos del suelo y se los puso y entro en el bafio y cerré la puerta. Lue- - go pasé.al segundo dormitorio y sacé el maletin de debajo de la. cama y lo abrio. | Se senté en el suelo con el maletin entre Jas piernas y hun- dié las manos en el dinero y lo.fue sacando. Los fajos eran de golped el maletin contra el suelo para nivelar la carga. Por doce. Pudo hacer mentalmente el calculo. Dos coma cuatro millones: Todo en billetes usados. Se lo quedé mirando. Tie- nes que tomarte esto muy-en serio, dijo. ‘No como si fuera un - golpe de suerte. : Cerré la bolsa y ajusté de nuevo las correas y la metid’ bajo la cama y se levanté y fue hasta la ventana. Miro las estrellas sobre la pendiente escarpada al norte del pueblo. Quietud absoluta. Ni siquiera un perro. Pero no era por el dinero por lo que se ‘habia despertado. :Estais muertos ahi fuera?, dijo. No, qué cofio, no estais muertos: . — : oe Ella se despert6. mientras s él se vestia y se. gird- de costado en la‘cama ‘para mirarle. BE oe _ 3Lilewelyn?. Qué. Qué haces? Me visto. 25 .. sAdénde vas? .. _Afuera. Adénde v. vas, cielo? _ He olvidado algo. Enseguida vuelvo, — ¢Qué vas a hacer? - | Abrié el cajén y sacé 5 el 45 y expulsd al cargador y lo come prob y volvié a encajarlo y se.metié la pistola en nel: cintur6n. | Dio media vuelta y la miré. Voy a hacer la cosa mis tonta del. mundo’ pero voy a ir igual: Si no regreso dile a mama que la quiero. Tu madre esta muerta, Llewelyn. -.Entonces se lo diré yo mismo. que te has metido en aletin lio? No. Duérmete. iQue me duerma? re _ No tardaré nada. | Vete al diablo, Llewelyn. vuelvo? 3Son tus tltimas palabras? Ell le siguis hasta la cocina poniéndose la bata. Moss sacé | un envase vacio de debajo del fregadero y lo Ilené de agua del grifo. | sabes la hora que es?, > do ella. Si. Sé la hora. que es. a No quiero que te vayas. cAdonde vas? No quiero que te marches. : oo: ee, oe En eso estamos de acuerdo, querida, ‘porque yo tampoco quiero irme. Volveré. No me esperes levantada, _ Se detuvo bajo las luces de la estacién de servicio y apago. el motor y sacé el mapa topografico de la-guantera y lo des- plegé sobre el asiento y lo estuvo examinando. Finalmente marc6 donde pensaba que debian de estar las camionetas y » luego trazé una ruta a campo traviesa hasta la verja de gana~ do del rancho Harkle. Llevaba un buen j juego de neumaticos 260 todoterreno en la camioneta y dos: de repuesto en la platafor- ‘ma pero esta era una regién dura: Se 'qued6 mirando la linea que habia dibujado. Después se incliné para estudiar el terreno - y trazo otra linea. Luego'se qued6 sentado mirando el mapa. @ Cuando arrancé-y salidé.a la carretera eran las dos y cuarto de ~ la manana, la calzada desierta, la radio del vehiculo en esta tierra‘ de nadie muda incluso de interferencias de:un extremo i ~ al otro del dial. _Aparco al llegar a la verja y se apeé y la abrié y pasd con la -. camioneta y desmonté para cerrarla de nuevo y se quedo es- cuchando el silencio. Luego monté otra vez y condujo al sur Oo 4 . por la pista del rancho.. Ella se incorporé en la cama. Me tienes muy asustada, Es | : _ Mantuvo Ja traccion.a dos ruedas y condujo en segunda. @ Ante él la luz de la luna todavia por salir iluminando por de- tras unas colinas como de cartén piedra.: Torciendo mas abajo de donde habia.aparcado por la mafiana hacia lo que podia ha- ber sido un antiguo camino ‘carretero que atravesaba las tierras ~ de Harkle en direccién este. Cuando la luna salié por fin en- ~» Retrocedi6 hasta el umbral y la miré. a Si resulta que: no. : - tre las colinas apareci6é hinchada y palida y deforme para ilu- munar toda la.region y Moss apag6 los faros de la camioneta. ‘Media hora después aparcé y ech6o:a andar por la cresta de un promontorio y se -detuvo.a estudiar la regién al este y al sur. La luna alta.. Un mundo azul. Sombras visibles de nubes cruzando la planicie. Correteando ‘por las laderas. Se quedo sentado en la roca con las botas cruzadas al frente. Ningun coyote. Nada. Para un camello mexicano. Si. Bueno. Todos somos algo. a te De nuevo en la camioneta abandoné al rastro y guid orlen- _ tandose porla luna. Pasé bajo un promontorio volcanico en ‘el extremo superior del valle y gird de nuevo al sur. Tenia-buena memoria para el campo. Estaba cruzando un terreno que ha- bia explorado desde la loma aquella mafiana y se detuvo otra vez y sali a escuchar. Cuando volvi6 a:la camioneta arrancé la cubierta de plastico dela luz cenital y sacé la’ bombilla y-la dej6é en-el cenicero. Se senté:con la linterna y volvid6:a murar 27 el mapa. En la siguiente parada solo apago el motor y.se que- | | Luego: desapatecierdni: No hay definicién. de imbéci que no dé sentado con las ventanillas bajadas. Asi estuvo largo rato: q os cuadre; dijo. Y ahora vais a morir. od _Aparcoé la camioneta a menos de. un kildmetro sobre. el! ' Se metié el 45-por la parte de atras s del cinturén-y se en- extremo superior de la caldera y cogié del suelo el envase de 7 - caminé a paso vivo hacia la loma volcanica. Alo lejos oyo un | motor poniéndose en marcha. Surgieron luces en lo alto de agua y se metio la linterna.en el bolsillo. Luego cogié el 45% 4 del asiento y cerro la puerta sin ruido con el pulgar en el bo @ la cuesta. Empezo6 a correr. ' . - . t6n de la manija y dio media vuelta y. partio hacia las camio-4 Cuando llego a las TOcas la camioneta iba ya por la mitad netas. BE de Ja caldera, las luces brincando sobre ‘el piso irregular. Bus- _ Estaban como las habia dejado, acuclilladas sobre sus neu-’ j | 6 algdin sitio donde esconderse. No habia Hempo. Se tambo | m4aticos cosidos a balazos. Se aproxim6:con el revélver amar-~% @ boca abajo en la hierba con la cabeza entre los antebrazos y tillado. Silencio absoluto. Tal vez debido a la luna. Su sombra_ | | esperd. Podian haberle visto o.no..Esperé. La camioneta. paso le daba mas compafiia de la que hubiera deseado. Sensacién | @ de largo. Cuando se perdié de vista se puso de pre y emp ez0 desagradable. Un intruso. Entre los muertos. No te me pon- | q ~ aremontar la cuesta. : 5 q gas raro, dijo. Tt no eres uno de ellos. Todavia. @ — A media ascensién se detuvo’ tragando aire a ere No | 4 . ajo. INO La puerta del Bronco estaba abierta. Al verlo hincé la ro- intentando escuchar. Las luces debian de a ms abaj : dilla. Dejé la jarra de agua en el suelo. Tonto del culo, dijo. pudo verlas. Continud subiendo. Al rato vio las form Ya lo ves. Demasiado tonto para vivir. _ | 4 _ tas de los vehiculos all4. abajo. Luego la camioneta wali - Giro lentamente, avizorando los alrededores. No oja otra. : F subir por la caldera con las luces apagadas. a cosa que su corazén. Avanzé hasta la camioneta y se agaché |. Se tumbé plano sobre las rocas. Un reflector pasé a ras de Junto ala puerta abierta. El hombre habia caido de lado sO- | a la lava y volvid. La camioneta aminoré la marcha. Oyo el mo- bre la consola. Todavia sujeto por el. cinturén de seguridad. 4 @ tor al salenti. El trote pausado de la leva. Motor de cilindros Sangre fresca por todas partes. Se sacé la linterna del bol- | grandes. El reflector barrié de nuevo las rocas..De acuerdo, sillo y protegié la lente-con la mano cerrada y la encendié. @ dijo. Tendré que acortar vuestra agonia. Sera lo > meson para Le habian disparado en la cabeza. Nada de lobos. Nada. de | | i todos. a , oe leones. Dirigié la luz hacia el espacio de carga detras.de los | = §=§=©=-- El motor.aceleré un poco y quedé de nuevo al: ralenti. asientos. No habia nada. Apagé la linterna y se puso de pie. @ Un sonido gutural en-el tubo de escape. Levas y colectores y Camino lentamente hacia donde estaban los otros cadaveres. | sabe Dios ane mas. Al cabo de un rato se mowsoes la oscu- La escopeta habia. desaparecido. La luna habia subido ya un 1 i ridad. | co a ee cuarto. Casi parecia de dia. Se sintié. como algo metido en. : Cuando ilegé a la cresta de la loma se = agaché y se.saco: sel 45 un tarro. : : del cinturén y lo desarmé6 y volvid:a guardarselo y miro hacia el norte y hacia el este. Ni rastro de la-camioneta. 3A que te gustaria estar ahi.con:tu viejo pickup tratando de alcanzarlos?, ‘dijo. Entonces se dio. cuenta de que. nunca volveria a ver su camioneta. Bueno, dijo. Hay muchas cosas _ Habia. recorrido la mitad del trecho hasta su camioneta - cuando algo le hizo detenerse. Se agaché con la pistola amar~_ | tillada a la altura de la rodilla. Pudo ver la camioneta a la luz 3 de la luna en lo alto.de la cuesta. Desvié Ia vista hacia un lado para verla mejor. Habia gente de pie junto a la camioneta. que no volveras a ver nunca. 28 29 | --- El reflector surgié-de nuevo.al final de la caldera:y “se-mo v1i0 por la loma. Moss se-tumbé boca abajo y observé..La lu volvi6 otravez, © | S1 supieras que alguien va por ahi a pie con dos. millone: de dolares que te pertenecen, en qué momento dejarias d ~ Menosal descubierto. -Menos que nadie. se So ge EE LA oes - Se volvié con el pafiuelo todavia sobre la frente. No habia nubes a la vista. | eS : ‘Tienes que estar en alguna parte para cuando amanezca. En.casa y en la cama.no estaria mal. . Observé atentamente la planicie que se extendia azul en el silencio. Un vasto anfiteatro pasmado. A la espera. No era la primera vez que tenia esa sensacion. En otro pais. Nunca penso que volveria a tenerla. oo oN Esperé largo rato. La camioneta no volvid. Eché a andar © hacia el sur. Se deturvo y escuch6. Ni un coyote, nada. - Cuando alcanzé’el Ilano a la ‘altura del rio empezaba ya a aparecer por el este un primer atisbo de luz. La noche no iba a ser ya mas oscura. El Ilano se extendia hasta los meandros del rio y Moss escuch6 por ultima vez y luego partié a paso ligero. 7 Se ps Era una distancia muy larga y se encontraba todavia a unos doscientos metros del rio cuando. oy6é.la camioneta. Una fria luz gris rompia sobre las colinas. Al mirar atras pudo ver el pol- vo contra el nuevo horizonte. Atin estaba a un kilémetro. En la quietud del alba su sonido no més siniestro que el de una _ barca en un lago. Entonces oy6 que reducia. Se sacé el 45 del cinturén para no perderlo y se lanzo a carrera abierta. | ~ Cuando volvié.a mirar atras la camioneta habia cubierto buena parte de la distancia. Moss estaba atin a cien metros del rio y no sabia lo que encontraria una vez alli. Una garganta de roca viva. Los primeros entrepafios de luz se colaban por una brecha en las montafias que habia al-este-y se abrian en ~abanico ante él. La:camioneta llevaba encendidas todas las luces, las del techo y los parachoques. El motor siguid acele- rando hasta el aullido donde las ruedas dejaban el suelo.. No dispararan, dijo. No pueden permitirse ese lujo. El estampido largo de un disparo de rifle caramboleé por toda la hondonada. Comprendié que-era la’bala lo que habia ~Exacto. No existe tal momento. tienes ahora? | a ) Son las cuatro de la mafiana. ;Sabes dénde esti tu chico preferido? oe a : _ ‘Te diré una cosa. Por qué no montas en tu camioneta y vas a llevarle a ese hijo de puta un trago de agua? | | La luna alta y pequefia. Siguié atento a la planicie mien- tras trepaba por la cuesta. ;Cdmo estds de motivado?, dijo. Motivadisimo, maldita sea. . OO : Mas te vale... a Oyé6 la camioneta. La vio rodear la punta del altozano con los faros apagados y recorrer el borde de la planicie a la Juz de la luna. Puso cuerpo a tierra entre las rocas. Sus pensamien-. tos dieron cabida también a escorpiones y serpientes. El re- flector iba barriendo la ladera. Metddicamente. Lanzadera - brillante, telar oscuro. No se: movid. oo ae La camioneta cruzé hasta el otro lado y volvid. Marchando | en segunda, parando, el motor a medio gas. Avanz6 un poco. hasta donde pudiera verla mejor. Le entraba sangre en un ojo de un corte en la frente. No sabia cémo se lo habia hecho. Se : paso el canto de la mano por el ojo y se limpié la mano en el | pantalon. Sacé su pafiuelo y se presioné la cabeza con él ~. Podrias ir al sur hacia el rio. Si. Podrias. “ 30 a 31 Noto su sabor: Tir la‘linterna y:-bajé el percutor'del 45-y se “metié la pistola en laientrepierna de sus’ tej anos. Luego se quitd las botas y las encajé boca abajo en el. cinturon unaa cada lado y apreté el cinturdn.todo lo que pudo y dio. media vuelta'ysezambull6 enelrio, = E] frio lo dejé sin aliento. Miré hacia el borde, soplando y ~pedaleando en aquella agua azul pizarra. No habia nada. Gir6 oido silbar sobre su cabeza y perderse hacia la parte del rio. 3 Volvié la vista atras y habia un hombre. asomado por el techo solar, una mano encima de la cabina y la otra sosteniendo.un rifle en vertical. | pO | El rio describia una amplia curva al salir de un canon y continuaba mas alla de un carrizal grande. Aguas abajo iba a dar a un risco y luego viraba hacia el sur. Oscuridad pro- funda en el cafién. El agua oscura. Se dejo caer por la angos- tura y cayo y rodo y se levanté y se abrid paso hacia el rio por una larga loma arenosa. No habia recorrido atin seis metros cuando comprendié que no tenia tiempo de hacerlo. Miré una vez hacia atras y luego se puso en cuclillas y se dio im- pulso y se lanzé cuesta abajo sosteniendo el 45 con ambas manos. ~ysiguio nadando, | 7 — La corriente lo llevé hasta el recodo del rio:y lo lanz6 contra las rocas. Se aparté dandose impulso. El risco que te- nia ante él:se elevaba oscuro y céncavo y en las sombras el agua estaba picada y negra. Cuando finalmente fue.a parar al remanso y mir6 hacia atras divis6 la camioneta aparcada en lo alto del risco pero no pudo ver a nadie. Comprobo que to- davia llevara las botas y la pistola y luego empez6 a bracear hacia la otra orilla.. en Cuando por fin consiguié salir tiritando del rio estaba a mas de un kilémetro de donde se habia. zambullido. Se habia Rod6o y resbalé un buen trecho, lo ojos casi cerrados de- bido al polvo y la arena que levantaba con sus pies, la pistola pegada al pecho. Luego todo eso cesé y simplemente caja al vacio. Abrié los ojos. All4 en lo alto el mundo nuevo de la ; mariana, girando lentamente. | | j . Aterriz6 en una gravera y se le escapé un gemido. Luego | estaba rodando por una hierba Aspera. Dejo de rodar y que- d6 tumbado boca abajo, jadeando. re ‘La pistola habia desaparecido. Repté por la hierba que ha- bia achatado.a su paso hasta que dio con ella y la cogié y explo- . ro de nuevo el borde de los meandros un poco mas arriba, golpeando el cafién de la pistola contra su brazo para sacudir la tierra adherida. Tenia la boca Ilena de arena. Los ajos. Vio | aparecer dos hombres recortados contra el cielo y amartilld la : pistola y les dispard y volvieron a desaparecer. OO _ Sabia que no tenia tiempo para arrastrarse hasta el rio vy sumplemente se levanté y empezé a correr, chapoteando por . los bajios interconectados y luego siguid un. largo banco de : arena hasta que llegé al cauce principal. Se sacé las Iaves y la - cartera y lo guardé todo en el -bolsillo de su camisa y abroché el botén. El viento fresco que soplaba del agua olia a hierro. - los carrizos. En la roca que pisaba, hoyos redondos donde los antiguos habian molido sus alimentos. La siguiente vez que miré la camioneta ya no estaba. Dos hombres corrian perfi- lados contra el cielo por el borde del risco. Habia llegado casi a las cafias cuando todo se agit6 a su alrededor y oy6 un es- tampido y luego el eco del mismo desde el otro lado de la corriente. . a Ce | : Una posta le habia herido en el brazo y escocia como una picadura de avispa. Se llevo la mano a la herida y se metio en el carrizal; la bala de plomo medio sepultada en la cara pos- terior de su brazo. La pierna izquierda insistia en ceder bajo su peso y le estaba costando respirar. pa _ Resguardado por la maleza se dej6 caer de rodillas, tra gando aire por la boca. Se desabroché el cinturon y tir las botas a la arena’y agarro el 45 y lo dej6.a-un lado y se palpo el brazo.. La posta ya no estaba ‘alli. Se desabroch6 la camisa y 32 33 quedado sin calcetines y echo a andar rapido y descalzo hacia se la quité y gird. el brazo para mirar la herida. Tenia la for ma exacta de la posta y sangraba ligeramente, pequefios frag= mentos de tela de camisa metidos dentto. Toda la parte pos= terior del brazo era ya un cardenal de feo aspecto. Estrujé la camisa y se la puso de nuevo y se la abotoné y se calzé las bo= tas y se levant6 apretandose el cinturén. Recogié la pistola y sac6 el cargador y expulsé el cartucho de la recamara y lue= go sacudié el arma y soplé por el cafién y volvié 2 montarl No estaba seguro de si 1 dispararia pero le parecio que proba- blemente si. Cuando salio de los carrizos por el otro extremo se detu- vo-a mirar.atras pero las cafias median nueve metros de alto y no pudo ver nada. Rio abajo habia un banco de tierra y un grupo de chopos. Cuando llegé alli sus pies empezaban ya a ampollarse de caminar descalzo con las botas hiimedas. Tenia el brazo hinchado y le dolia pero la hemorragia parecia haber cesado. Salid al sol en una gravera y se senté y se quitd las bo- tas.y se mir6. los talones en carne viva. No bien se hubo sen- tado la-pierna empezé a dolerle otra vez. -Desabroché la pequefia funda de cuero que Ievaba al cin- to y sac6 su navaja y luego se puso de pie y volvié a quitarse } la camisa. Corté las mangas a la altura del.codo y se senté y | se envolvio los pies y se. calzé las botas. Metié la navaja en su funda y presiond el cierre y cogié la pistola y se levanto ala escucha. Un pajaro. Un turpial. Nada. - | Al dar la vuelta para ponerse en camino le legs de lej Os el | ruido de la camioneta en la otra orilla. La buscé con la mira- 4 da pero no pudo verla. Pensé que a esas alturas los dos hom- | bres habrian cruzado el rio y debian de estar detras de él. _ Avanz6 entre los Arboles. Los troncos entarquinados POF | | las crecidas y las raices enredadas entre las. piedras. Volvié a: quitarse las botas para no dejar huellas en la grava y escalé una ‘ larga cavidad pedregosa hacia la orilla meridional del cafién ] Ilevando las botas y Jas vendas y la pistola y vigilando dénde § ponia los pies. El sol iluminaba el cafién y las piedras por las 34 _ que habia cruzado se secarian en cuestién de minutos. Al otro lado del rio un halcén se alzé de los pefiascos silbando | flojo. Esperd. Al-cabo de un rato’ un hombre sali del carri- zal rio arriba y se detuvo. Empufiaba una ametralladora. Un | segundo hombre aparecio mas abajo. Se miraron y siguieron adelante. Pasaron por debajo de él y Moss los vio perderse de vista aguas abajo. Ni siquiera estaba pensando en ellos. Estaba pen- sando en su camioneta. Cuando el juzgado abriera sus puer- tas el lunes a las nueve de la mafiana alguien iba a cantarles el namero de la placa de inspeccién remachada en el interior de la puerta y de este-'modo conseguirian su nombre y su direc- cién. Le quedaban unas: veinticuatro horas. Para entonces ellos sabrian quién era ay ya no se detendrian hasta dar con él. Jamas. Tenia un hermano en Califonia y squé se suponia que le iba a decir? Arthur, un par de tipos van para alla con la in- tencién de: sujetarte los huevos entre las mandibulas de una prensa de tornillo de quince. centimetros y empezar a girar la manivela un‘ cuarto dé vuelta cada vez, tanto si sabes dénde estoy como si no. Quiza te convendria mudarte a China. Se senté y se envolvidé los pies y se puso las botas’y se le- vant6 y empezé6.a recorrer el diltimo trecho de cafién hasta el borde. Salié a un terreno llano y yermo. que-se extendia ha- cia el sur y hacia el este. Tierra roja y matas de gobernadora. Montafias a lo lejos y en la media distancia. Nada mas. Espe- jismo de calor. Se metié la pistola por el cinturon y miro una vez mas hacia el rio y luego puso rumbo al este. Langtry, Texas, estaba a. unos cincuenta kil6metros en linea recta. Tal vez menos. Diez horas. Doce. Los pies ya le dolian. Le dolia la pierna. El pecho: El brazo. El rio se alejaba a sus S espaldas. Ni siquiera habia bebido un poco. 35 Desconozco si el trabajo de policia:es mds peligroso ahora que antes Sé que cuando yo empect te topabas con una pelea a pufietazos y th ibas a intervenir para evitar que se pegaran y los tipos te propontan liarse a tortas contigo. Y a veces tenias que complacerles. No acepta ban otra cosa. Y pobre de ti que perdieras. Esas cosas ya no se ven pero quiza se ven cosas peores. Una vez un tipo me apunto con un) arma y yo consegui agarrarsela justo cuando iba a disparar y la llave% del percutor se me clavé en la parte carnosa del dedo gordo. Todavia se | nota la marca. Pero aquel hombre estaba decidido a: matarme. Hace} unos afios, y tampoco demasiados, iba yo una noche por una.de esas pequefias carreteras de dos carriles y me encontré.con una camioneta 4 en cuya plataforma iban sentados dos tipos. Me hicieron sefias con los | intermitentes y yo me rezagué un poco pero la camioneta llevaba ma-: q tricula de Coahuila y me dije, vaya, tendré que parar a esos tipos yi echar un vistazo. De modo que les puse las largas y justo en ese mo- | mento vi que se abria la ventana deslizante de la parte posterior de] la cabina y alguien le pasé una escopeta a uno de los que iban atrds. 4 Os juro que pisé el freno con los dos pies. El coche derrapé y las | 4 ces iluminaron el matorral de la cuneta pero lo ultimo que vi en lal plataforma del vehiculo fue a aquel tipo encajandose la escopeta en el hombro. Cai sobre el asiento y no bien habia acabado de hacerlo | cuando el parabrisas se me vino encima convertido en afticos. Yo fo- | 4 davia tenia un pie en el freno y noté que el coche patinaba hacia la | q zanja y pensé que iba a dar la vuelta de campana pero no fue asi. El 7 coche se llené de tierra. El tipo aquel disparé dos veces mds y destroz6.§ 36 los cristales de un lado, pero para entonces el coche se habia detenido ya y me quedé alli sentado, saqué mi pistola y ot que la camioneta se alejaba y entonces me incorporé e hice fuego varias veces contra las lu- ces de atras pero ya era tarde. | El caso es que nunca sabes lo que te espera cuando detienes a al- quien. Sales a la carretera. Te acercas a un coche y no sabes lo que puedes encontrar, Aquel dia me quedé un buen rato sentado dentro del coche patrulla. El motor estaba parado pero las luces continuaban encendidas. Todo lleno de cristales y de tierra. Sali del coche y me sa- eudi con tiento y volvi a montar y me quedé sentado, Reponiéndome del susto. Los limpiaparabrisas colgaban sobre el salpicadero. Apagueé las luces y continué sentado. Cuando te topas con alguien que es ca- paz de liarse a tiros contra un agente de la ley, es que se trata de gen- fe que va muy en serio. No volvi-a ver aquella camioneta. Ni yo ni nadie. Ni tampoco aquella matricula. Quiza hubiera. debido perse- guirlos, O intentarlo. No lo sé. Regresé a Sanderson y entré en el bar y os juro que vino gente de todas partes a ver el coche patrulla des- trozado. Lleno de agujeros. Parecia-el coche de Bonnie y Clyde. Yo flo tenta un solo rasgufio. Ni siquiera de los cristales. Me criticaron por eso también. Por aparcar.alli en-medio. Dijeron que lo hacia para lucirme. A lo mejor st. Pero os s juro que tambien necesitaba tomarme un café. | : re Leo el: periddico cada manana. : Supongo que es sobre todo para dntentar anticiparme a lo que pueda pasar aqui. Y no es que yo haya ‘hecho un gran trabajo para evitar que las cosas pasen. Cada vez es tas dificil... No-hace mucho se.encontraron por aqui dos tipos y uno ‘era de California y el-otvo de Florida. Se conocieron en algun punto amitad de.camino. Y decidieron recorrer el pais cargandose al prime- yo que pillaban. No recuerdo a cudntos mataron. ¢Como puede uno prever una cosa asi? Aquellos dos tipos no se habian visto nunca. Es dificil que haya mucha gente igual: Yo no lo creo. Bueno, vaya usted a saber Aqut-el otro diauna mujer metid.a su hijo en un contenedor ‘de basura. A quién se le ocurre? Mi mujer ya no lee nunca el pe- ‘riddico. Probablemente tiene razén. Suele tenerla. 37 fl y Wendell aparcaron’ delante de la‘unidad-en el arcén as- faltado y se apearon. Torbert salié y:se quedé junto a la puer- ta de su coche. El sheriff saludé con un gesto de cabeza. Ca- mind por el borde de la calzada examinando las. huellas de neumaticos. Has visto esto, supongo, dijo. Si, sefior. Echemos un vistazo. = -Torbert abrié el maletero y sé quedaron mirando el cadé- ver. La pechera de la camisa estaba cubierta de sangre, en par- te seca. Toda la cara ensangrentada. Bell se inclind y metio la mano en el maletero y sacé algo del bolsillo de la camisa del hombre y lo desdoblé. Era un recibo, manchado de sangre, de una estacién de servicio en Junction, Texas. Bien, dio. Aqui se acabé el camino para Bill Wyrick. _No he mirado a ver si Hevaba cartera encima. Da igual. No lleva. Esto ha sido de chiripa. Examiné el agujero que el hombre tenia en la frente. Pa- rece de un 45. Herida limpia. Como-hecha con un wadcutter. Qué es un wadcutter? Es municion de punta.chata para tiro al blanco. ;Tienes las Bell subi los escalones de la parte posterior. del juzgado y y. camino por el pasillo hasta su oficina. Hizo girar la butaca y se sento y miré el teléfono. Adelante, dijo. Ya he Hegado. 4 El teléfono soné. Bell levanté el auricular. Aqui el sheriff! Bell, dijo. | Escucho. Asintié con la cabeza. | Estoy seguro de que bajara enseguida, sehora Downie. Por: 1 qué no me llama usted:dentro de un rato. Si, sefiora. q S€ quit6 el sombrero y lo dejé sobre la mesa y se quedé sentado con los ojos cerrados, pellizcandose el puente de la nariz. Si, sefiora, dijo. Si, sefiora. Sefiora Downie, yo no he visto muchos gatos muertos su- bidos a.un arbol. Creo que bajar4 enseguida si usted lo deja en paz. Llameme dentro de un ratito, ;de acuerdo? Colg6 el teléfono y se lo quedé mirando. Es el dinero, dijo. Si tienes dinero no te. pones.a hablar de gatos: muertos en un arbol. llaves? Si, sefior. ~ Bell cerr6 el maletero. Mir6é en derredor. Los vehiculos que pasaban por la interestatal aminoraban la marcha al acer- carse. Ya he hablado con Lamar. Le he dicho que podra re- cuperar su unidad dentro de unos tres dias. He llamado a Austin y vendran.a buscarte a primera hora de la manana. No pienso cargarlo en una de nuestras unidades y esta claro que ya no necesita un helicdptero. Lleva la unidad de Lamar a So- nora cuando estés listo y lla4mame y Wendell 0 yo iremos a buscarte. eThenes algo de. dinero? | re Si, sefior. : Haz el informe c como cualquier otro. - Bueno. Quiza si. | La radio chirrid. Alcanzé el receptor y pulsé el mando y puso los pies encima de la mesa. Bell, dijo. Se qued6 escuchando. Bajé los pies al suelo y se incorpors. Coge las llaves y mira en el maletero. Est4 bien. Espero. ‘Tamboriled en la mesa con los dedos. | De acuerdo. Mantén las luces encendidas. Estaré ahi den- tro de. cincuenta minutos. Ah, Torbert. No olvides cerrar el maletero: Si, senor. » | | | Blanco, entre 5 treinta y cuarenta, complexion media. 39 co™N Era un. douila colirroja. La levanté por la punta’ de un ala ‘éComo se.deletrea Wrytick? .. 3 | -y la levé ala zanja yla deposité en la hierba. Acechaban el - Olvidalo. No sabemos cémo se ama. No, sehor. _asfalto, posadas en los postes:de. electricidad y vigilando la Puede que tenga familia. carretera varios. kilémetros en ambas direcciones: Cualquier Si, sefior. Sheriff? cosa pequefia que se arriesgara a cruzar. Cerniéndose-a con- Que. traluz sobre la presa. Sin sombra. Absortas en la concentracion del cazador. No queria que la aplastaran las camionetas. _ Se quedé alli contemplando el desierto. Su quietud. Ru- mor de viento ‘en los cables. Ambrosias altas junto a la carre- tera. Grama y sacahuista. Mas all4 en las acequias huellas de Qué tenemos del autor del crimen? Nada. Dale las Haves a Wendell antes de que se te olvide -Estan en la unidad. | Pues procura no dejar llaves dentro.. No, sefior. dragones. Las montafias de roca vivaen sombras al ultimo sol Hasta dentro de dos dias. 4 de la tarde y hacia:el este la reluciente.abscisa de la llanura Si, sefior. bajo un cielo donde colgaban cortinas de Iluvia oscuras como él hollin'a todo lo largo del ‘cuadrante. Es un dios que vive en silencio el que ha baldeado la tierra adyacente con sal y ceni- ya. Volvid al coche patrulla y se alejo de alli. | a Cuando se detuvo delante de la oficina del sheriff en So- nora lo primero que vio fue la’cinta amarilla que bloqueaba el aparcamiento. Una pequefia multitud. Se aped y cruzo la ealle. i : sQue ha nasado,: sheriff? » No lo sé, dijo Bell. Acabo de llegar | | : Pas6 bajo la cinta y subid los escalones del juzgado. Lamar svant6 la vista cuando llam6 a la puerta. Adelante, Ed Tom, ijo. Entra. Necesitaremos Dios y ayuda. | Salieron al jardin. Algunos de los hombres los siguieron.. Vayan pasando, dijo Lamar. El sheriff y yo tenemos que hablar un momento: 7 Se le véia demacrado. Miré a Bell y miro al suelo. Me- e6 la cabeza y aparté la vista. De chaval venia a jugar aqui ] murreo. A este mismo lugar. Dudo que estos jovencitos e hoy sepan qué era eso. Ed Tom, estamos ante un maldito Espero que ese hijo de puta esté en California. Si, sefior. Ya le entiendo. | Pero me huelo que no. - Yo también me lo huelo, sefior.. Wendell. :Estas listo? Wendell se incliné para escupir. Si, sefior, dijo. Listo. ; Mir6 a Torbert. Si te paran con ese tipo en el maletero les} dices que no sabes nada de nada. Di que alguien debiéd. de meterlo ahi mientras ti te tomabas un café. 7 ‘Torbert asintid. ;Ta y el sheriff vendréis a sacarme del] corredor de la muerte? __ | 7 a og Si no podemos sacarte, entraremos para. hacerte com= paftia. a ; Menos bromas con los muertos, dijo Bell, 4 _ Wendell asintid.. Si, sefior, dijo. Tiene usted razén. Yo! también me moriré algtin dia. | | | q Conduciendo por la 90 hacia el desvio de Dryden encon=| tro un halc6n muerto en la carretera. Vio moverse las plumas4 con el viento. Se detuvo en el arcén y bajé y retrocedié unos | pasos y se puso en cuclillas y mir6 al ave. Le levanté un ala yi OCO. la dejo caer. Los ojos frios y amarillos levantados hacia la bo] Y que lo digas. veda del cielo. 4 ¢ Tienes alguna pista? Ad 40 La. verdad.es :que:no.: wet os , - Lamar. aparto la vista. Se froté los. Ojes.con. el dorso de la manga..Te diré una. cosa. Ese hijo de puta no pisar4 un tribu nal ni un solo dia. Si le atrapo yo, desde luego que no... Pues primero habra que atraparlo. | Ese chico estaba casado. No lo sabia. . a Veintitrés.afios. Un joven la mar de sano. Honesto a carta Cuando pararon delante de la cafeteria.era la una y veinte de la mafiana. Iban solo tres personas en el autobus. 5 Sanderson, anuncid el conductor. » oe Moss avanzo por el pasillo. Habia visto que el’conductor le observaba por el retrovisor. Oiga, dijo. Cree que podria dejarme en el Desert Aire? Tengo. la pierna mal y vivo alli cerca pero no-tengo a nadie que venga a recogerme. — El conductor cerré la puerta. Si, dijo. Puedo dejarle alli; Cuando entré ella se levanté rapidamente del sofa y fue a echarle los brazos al cuello. Crei que estabas muerto, » dijo. Ya ves que no, o sea que no lloriquees. | No lloriqueo.. Por qué no me preparas unos huevos con beicon mientras cabal. Y ahora tengo que ir a su casa antes de que su mujer ses entere por la maldita radio. No te envidio, eso desde luego.. Creo que voy a colgar las botas, Ed Tom. éQuieres que te acompafie?. . oe No. ‘Te lo agradezco. He de irme. Esta bien. | Tengo la sensacién de: que estamos. ante algo que no. ha. biamos visto nunca. Yo pienso lo mismo. Te llamaré esta tarde. Gracias. - oe ! Bell le vio cruzar el jardin y subir a su oficina. Espero que | no cuelgues las botas, dijo. Creo que vamos a necesitar todos, los efectivos que sea posible. ] me ducho. . : ; a Deja que te vea ese corte. eQue | te ha pasado? sDénde esta la camioneta? Pt Necesito ducharme. Preparame algo de comer. Mie estd- mago cree que me han cortado la garganta.. - Cuando salié de la ducha Ilevaba puesto.un calzon corto y cuando se sento a la pequefia mesa de formica de la cocina lo primero que ella dijo fue: sQué es eso que tienes detras. del brazo? fe corre sCuantos huevos son: Cuatro. sHay més tostadas?.. _— Dos mas en la tostadora. iQue ¢ eS €SO; , Llewelyn? sQué quieres saber? Hal : La verdad. 42 43 Tom6.un sorbo de café y eché sal a los huevos... No me lo vas a contar, verdad? No. | éQué tienes en la pierna? Me ha salido una erupcién. Ella unté de mantequilla la tostada recién hecha y la pus en el plato y se senté en la silla de enfrente. Me gusta desa yunar de noche, dijo él. Me recuerda mis tiempos de soltero éQué esta pasando, Llewelyn? | oo Te diré lo que pasa, Carla Jean. Tienes que recoger tus co sas y estar lista para largarte tan pronto se haga de dia. Lo que§ dejes. aqui no volverds a verlo nunca de modo que si lo quie-s ; rés no lo dejes. A las.siete y cuarto sale un autobis. Quieroy que vayas a Odessa y esperes alli hasta que yo pueda lamartes 4 . Ella se retrepé en la silla y le observé. Quieres que vaya a ag Odessa,dyjo. = a re 4 Exacto. | Y quieres que suba a un autobis y me vaya a Odessa. TG vas a'subir a un autobiss y te iras a Odessa. sQué voy a decirle a mama? Prueba a llamar a la puerta y gritar: Mama, estoy en casa. Donde tienes la camioneta? | Se acabé como se acaba todo. Nada. dura para siempre. sY cémo vamos a ir hasta la parada cuando amanezca? Llama a la sefiorita Rosa. Siempre esta mano sobre mano. :Qué has hecho, Llewelyn? -Robar el banco de Fort Stockton.. _ Eres un embustero de ya sabes qué. . Si no me vas a creer, gpara qué preguntas? Date prisa en coger las cosas. Tenemos unas cuatro horas hasta que se haga de dia. | | ' Déjame verte el brazo. Ya lo has visto antes. ‘Deja que te ponga algo. Si, creo que habia pomada-para perdigones en el armari- to sino se termind. Ve a buscarla y deja de fastidiarme, equie- tes? Estoy intentando comer. _ éTe han disparado? No. Solo lo he dicho para pincharte.. Anda, vete ‘ya Me tomas el pelo, :verdad? éYo? No, ni mucho menos. Se ha terminado la confitura? Ella:se-levanté y sacé la confitura de la nevera y la dejé en la mesa y se volvié a sentar. El abrié el tarro y eché un pocog en la tostada y la extendié con el cuchillo. éQué hay en esa cartera que trajiste? ~ Ya te dije. lo que habia. Dijiste que estaba llena de dinero. an Fntonces supongo que eso es lo. que hay dentro. éDonde esta? me Debajo de la cama, en el cuarto dea atras. Debajo de la cama. Si. éPuedo ir a mirar? : , Eres una mujer blanca y libre y mayor de edad, conque su- pongo que puedes hacer lo que quieras. Aun no tengo veintitin afos. Bueno, pues los que tengas. 44 ;Alguna cosa mas?, dijo el hombre. No lo sé. sUsted qué cree?» sOcurre algo? - sCon que? Con lo que sea. Lely 28 :Es eso lo que me pregunta? Si ocurre algo con lo que sea? El hombre se volvid y se llevé el pufio:a la boca y volvio a toser. Miré.a Chigurh y aparto la vista: Mirdé por el cristal — de la entrada. Los surtidores y el coche alla fuera. Chigurh ¢omio otro punado. de anacardos. ve | sAlguna cosa mas? Eso ya lo ha preguntado.: Es que tendria que ir cerrando.. Cruzé el rio Pecos al norte de Sheffield, ‘Texas, y tomé la 3 rumbo al sur. Cuando Ilegé a la gasolinera de Sheffield er casi de noche. Un creptsculo rojo con palomas cruzando carretera en direccién sur hacia los depésitos de un rancho Pidié cambio al duefio e hizo una llamada y llend el deposi to y volvi6 a entrar y pagé. éLes ha llovido por alli?, dijo el dueiio, éPor alli, dénde? He visto que era de Dallas. Ir cerrando. ' $1, senior. sA qué hora cierran? ~ Ahora. Cerramos ahora... Eso no es ninguna hora. A: qué hora cierran. | Normalmente al anochecer. Cuando anochece.. : Chigurh se quedo masticando despacio. No sabe de qué esta hablando, everdad? — (¢Perdon? — ‘Digo que no sabe de qué esta hablando. Estoy hablando de cerrar, de eso. 3A qué hora se acuesta? , sPerdon? OA Esta un poco sordo, sno? Digo que a qué hora se acuesta. Pues... mas o menos a las nueve y media. Alrededor de las Chigurh recogié el cambio del mostrador. eY a usted qué le importa de dénde soy, amigo? No queria: meterme donde no me Ilaman.. No queria meterse donde no le Ilaman. Solo era por pasar el rato. | _ FE imagino que para un patan como. usted eso es de buen educacién. Mire, sefior. Ya me he disculpado. Si no acepta mis dis- culpas no sé qué mas puedo hacer. : éCuanto valen? sPerdon? Digo que cuanto valen. eve y media. Sesenta y nueve centavos. Chigurh sé echo mas anacardos en la mano. Puedo volver Chigurh desdoblé un billete de un délar sobre el mostra - dor. El hombre lo metié en la caja registradora y apilé el cam- bio como un crupier las fichas. Chigurh no le habia quitad el ojo de encima. El hombre aparté la vista. Tosid. Chigur abrié el paquete de anacardos con los dientes y se echo en | mano una tercera parte de la bolsa y empezé a masticar. 1ego, dijo. | .Luego estara cerrado. Bueno. . os a | sPara qué va a volver, si va a estar cerrado? . Eso lo dice usted. 47 46 Claro. | ou 2 Vive en esa casa de ahi atrss? Si. 3Ha vivido aqui toda su vida? El duefio tard6 un poco en responder. Esta era la casa. 1 del padre de mi mujer, “yo | | . Parte de la dote... .Estuvimos viviendo muchos afios‘en Temple, Texas, Fors mamos una familia, en Temple: Hace cuatro afios que estas mos aqui. Era parte de la dote. Si es asi como quiere Ilamarlo.. | | Yo no lo amo ni lo dejo de llamar. Asi es como es. -.. Oiga, tengo que cerrar. Chigurh vacié la bolsa en Ja palma de su mano e hizo una pelota con la bolsa y la dejé sobre el mostrador. Permanecié | extranamente erguido, masticando. Parece que pregunta usted mucho, dijo el duefio. Para ser alguien que no quiere decir de dénde viene.. éQué es lo maximo que ha visto perder a cara O.cruz?: éPerdéne | Digo que qué es lo maximo que ha visto ‘0 perder a cara Oo Cruz. éCara o cruz? . Cara o cruz. No sé. La gente no suele apostar a cara o cruz. Normal- mente. se usa para decidir algo: | éY cual es la cosa més importante que ha visto decidir asi? No sé. Chigurh ‘sacé de su. bolsillo una moneda de veinticinco | 4 centavos y la mando de un capirotazo hacia el resplandor azu= * lado de los fluorescentes. La cazé al vuelo y la estampé plana | en su brazo, mas arriba del vendaje ensangrentado. Diga, dijo. 3 iQue digae - Si. — «48 sPara qué? Usted diga...< : Tengo que saber qué esta en juego. iCambuiaria eso algo? os. | El hombre le mir6 a los ojos por primera vez. Azules como lapislazuli. Brillantes y a la vez completamente opacos. Como piedras mojadas.. Tiene que decidirse, dijo Chigurh. Yo. no puedo hacerlo por usted: No seria justo. Ni ¢ correcto siquiera. Vamos, diga. Yo no he apostado nada. Claro que'si. Lo ha estado haciendo toda su vida. Solo que no se ha enterado. ;Sabe qué fecha lleva esta moneda? No. re | Mil novecientos cincuenta y ocho. Ha viajado veintidés afios para llegar hasta aqui. Y ahora esta aqui. Y yo también. Y tengo la mano encima: Y solo puede se ser cara © cruz. 7¥ a us- ted le toca decidir. Vamos. No sé qué es lo que puedo ganar. — - La cara del hombre brillaba ligeramente perlada de sudor bajo la luz azulina. Se pas6 la lengua por el labio superior. . Todo, dio Chigurh. Puede ganarlo todo. No entiendo una palabra, ¢ caballero. Decidase. Que sea cara. Chigurh apart6 la mano de la moneda. Giré un poco el brazo para que el hombre la viera. Bien hecho, dijo. -Cogid la moneda apoyada en la mufieca y'se la entregé. éQué hago con esto? ee Tomela: Es su moneda de las suerte. No la necesito. Por supesto que si. Cojala. El hombre cogidé la moneda. Ahora tengo 4 que c cerrar, dijo. No-se la guarde en: vel bolsiilo. . 2 ne 3Perdon? : No se la guarde en vel bolsillo. 49 Siguié la cerca hacia el sur, con el Ford bamboleandose ~~” sobre los baches. La cerca era un. mero vestigio, tres cables ten- didos entre postes de mezquite. Al cabo de un kilometro y medio llegé a una gravera donde un Dodge Ramcharger es- taba aparcado mirando hacia él. Condujo despacio hasta alli sDénde quiere que la guarde? En el bolsillo no. No sabra en cual la ha metido. Esta bien. | | a Cualquier cosa puede : ser un instrumento, dijo Chigurh. Cosas pequefias, cosas en las que unio nose fija. Pasan de mano en mano.:La gente no presta atencién. Y un buen dia se pa- y paro el motor. , . Las ventanas del Ramcharger eran tintadas y tan oscuras - que parecian negras. Chigurh abrié la puerta y se apeo. Un hombre baj6 por el lado del copiloto del Dodge y eché el asiento hacia delante y subid a la parte.de atras. Chigurh ro- deé el vehiculo y monté y cerré la puerta. En marcha, dijo. 3Has hablado con él?, dijo el conductor. san cuentas. Y a partir de entonces ya nada es igual. Bueno; piensa-uno. Es solo una moneda. Por ejemplo. Nada especial. 4 sDe qué podria ser instrumento? Ese es el problema. Diso- ; ciar el acto de la cosa. Como si los elementos de cierto mo- mento de la historia pudieran intercambiarse con los de otro momento distinto. Como es posible? Vaya, si es solo una mo= neda. Si. Es verdad. sNo? No. - Chigurh ahuecé la mano y recogi6 el cambio del mostra- sNo sabe lo que ha pasado? dor y se metiO las monedas en el bolsillo y dio media vuelta No. Vamos. Cruzaron el desierto en la oscuridad. iCuando piensas decirseloe, preguntd el conductor. En cuanto sepa .qué es lo que le voy a decir... Cuando Ilegaron a la camioneta de Moss, Chigurh se In- y fue hacia la puerta. El duefio le vio marchar. Le vio subir al coche. El coche se alej6 de la explanada y tom6 la carretera hacia el sur. Sin encender las luces. Dej6 la moneda sobre el mostrador y la miro. Puso ambas manos-en el mostrador y se quedd: alli apoyado con la cabeza 2 gacha. clin6é para observarla. - 3Es su camioneta? | | a : Si. La matricula no esta. Cuando llegé a Dryden eran cerca de las ocho. Se qued6 en Para aqui. Tienes un destornillador?. el coche en el cruce delante de la tienda de comestibles con Mira dentro de la guantera. las luces apagadas y el motor en marcha. Tuego encendié las Chigurh bajo con el destornillador y se acercé a la camio- luces y tomo la.carretera 90 en-direccion este. talica de inspeccién del interior de la puerta y se la metio en el bolsillo y regres6 y subid al coche y devolvio el destornilla- dor.a la guantera: éQuién rajO los neumaticos?, dijo. _ Cuando descubrio las lineas blancas que bordeaban la cal zada parecian marcas de topdgrafo pero no habia. nimeros, solo las rayas en forma de «v». Comprobé el kilometraje en el Nosotros no. Chigurh asintio con la cabera. ‘Vamos, dijo. cuentakilometros y condujo un trecho mas y aminor6 la mar- cha y se desvié de la carretera. Apagé las luces y dejé el mo- tor-en marcha y se aped del coche y fue hasta la verja y lag ver. Chigurh se. queds alli un buen rato. Hacia frio en el gre- dal y él no Ilevaba chaqueta pero no parecia notarlo. Los otros dos permanecieron a la espera. Chigurh tenia una linterna en abrié. Volvié a montar y paso sobre el guardaganado y se apedo4 y cerro la verja de nuevo y se quedo a la escucha. Luego su- bid al coche y condujo por la pista llena de roderas. 50 51 - neta y abrié la puerta. Hizo palanca para separar la placa me- Aparcaron a cierta distancia de las camionetas y bajaron a was la mano y la encendié y camindé-entre las camionetas y. exa- 4 mind los cadaveres: Los dos hombres le siguieron a poca: dis j tancia. : | Ded quién era el perio? ajo Chigush. No lo-sabemos. | | cs “Se quedé mirando al hombre desplomado sobre la conso- | la del Bronco. Dirigio la linterna hacia el ‘espacio de carga de=) tras de los.asientos. Donde esta la caja?, dijo. - En la camioneta. :La quieres? “¥ - $Has conse ido al >. | bo _ | _ - | . N en a Yo no sé si las fuerzas del orden se’ benefician tanto como se dice de 0. | . / ” : . . las nuevas tecnologias. Las herramientas que llegan a nuestras manos 3Nada? ‘lesan también 4 las de ellos. No hay vuelta de hoja. Ni : Ni un pitido. egan también a las de ellos. No hay vuetta ae noja. INI que uno quisiera. En aquel tiempo usabamos radioteléfonos Motorola. Des- de hace ya unos atios tenemos banda alta. Algunas cosas no han cambiado. El sentido comin no ha cambiado. A veces-les digo a mis ayudantes que se guien por las migas. Todavia me gustan los viejos Colt. Calibre 44-40. Si-con eso no los paras mds te vale tirar la pis- tola y echar a correr. Me. gusta el viejo Winchester modelo 97, Me gusta que lleve percutor. Odio tener que buscar el seguro del arma. Algunas.cosas son peores, por supuesto. Ese coche patrulla mio tiene siete aiios..Lleva el niimero 454. Ya no hacen motores asi. Condu- je uno de los nuevos. No adelantabas ni a un caracol. Le dye al tipo que me quedaba con el que tenia. Eso no siempre es buena politica, Chigurh mir6 detenidamente al muerto. Lo movié con la linterna. ) | Ese ya esta criando malvas, dijo uno de los hombres. Chigurh guard6 silencio. Se aparté dela camioneta y con- templo la bajada al claro de luna. Quietud absoluta. El hom- bre del Bronco no Ilevaba muerto tres dias. Se sacé la pistola que llevaba metida en la cintura del pantalén y dio media vuelta encarando a los dos hombres que aguardaban de pie y les disparé una vez a cada uno en la cabeza de.un rapido mo- vimiento y volvid a guardarse el arma. El segundo. hombre habia Hegado a girar a medias para mirar al primero mientras caia. Chigurh se situé entre los.dos y se incliné y le quité lag sobaquera al segundo de ellos y agarré la Glock de nueve mi limetros que llevaba y regres6 al vehiculo y encendié el mo- tor e hizo marcha atras para dar la vuelta y dejé atras la caldera camino de la carretera. | pero tampoco es siempre mala. — | Hay otra cosa que no sé. La gente me lo pregunta muy.a menu- do. Yo creo que no la descartaria del todo. No es. algo que quisiera ver otra vez. Presenciarlo.. Los. que debertan estar en el corredor de la muerte nunca estaran alli. Eso me consta. Uno guarda ciertos ‘re- - cuerdos de una cosa ast. La gente no sabia qué ponerse. Hubo unoo dos que fueron vestidos de negro, lo cual supongo que estaba bien. Algunos se presentaron en mangas de camisa y eso me molesto un poco. No sabria decir por que. a Pero parecian saber lo que tenian que hacer cosa que me sorpren- did. La mayoria sé que no hablan estado nunca en una ejecucion. 52 53 Cuando terminé corrieron una cortina alrededor de la camara de gas ' con el tipo desplomado en Ia silla y la gente se levantd y empezo a desfilar. Como quien sale de la iglesia. Me parecié peculiar. Lo era, qué caramba. Yo diria que fue el dia mds raro de toda mi vida. 4 Bastante gente no creia en eso. Incluso los mismos que trabajaban | en el corredor. Os quedariais sorprendidos. Algunos antiguamente st 4 creian. Ves a alguien cada dia a lo mejor durante afios y luego un dia lo Hevas al fondo del pasillo y le das muerte. Vaya. Eso le quita casi§ a cualquiera las ganas de retr. No importa quién sea. Y naturalmen- te algunos de los chicos no eran muy listos. El capellan Pickett me _hablé de uno al.que habia atendido, el tipo hizo su ultima comida e incluso pidio postre, fuera cual fuese. Y Ilegd la hora y Pickett le 4 pregunté Si no: queria comerse el postre y el tipo le dijo que se lo guar- daba para cuando volviera. No sé qué decir a eso. Pickett tampoco Nunca tuve que matar a nadie, de lo. cual me aleoro mucho. Al- gunos de los sheriffs de antatio ni siquiera llevaban un arma de fue- go. A mucha gente le cuesta creerlo pero es un hecho. Jim Scarborough nunca iba armado. Me refiero a_Jim.el joven. Gaston Boykins nun- ca iba armado. Alld en el condado de Comanche. Siempre me gust6: oir hablar de los veteranos. Aprovechaba cualquier oportunidad. El interés que los sheriffs de antatio tenian por su gente se ha diluido un poco. Eso se nota aunque no quieras. El negro Hoskins. se sabia de memoria el teléfono de toda la gente del condado de Bastrop. Es extrano si uno lo piensa bien. Por todas partes hay oportuni-. dades para delinquir. La constitucién del estado de Texas no estable- ce ningun requisito para ser sheriff. Ni uno solo. No existen leyes’ de condado. Un-cargo que te confiere casi tanta autoridad como Dios y para el cual no se.exige ningtin requisito y que consiste en preser- var unas leyes inexistentes, ya me diréis si eso es 0 no.es peculiar.’ Porque yo digo que lo es. ¢Funciona?. St. El noventa por ciento de las veces. Gobernar a los buenos cuesta muy poco. Poquisimo. Y a los: malos no hay modo de gobernarlos. Al menos que yo sepa. 54 El autobtis se detuvo en Fort Stockton a las nueve menos cuarto y Moss-se levantdé y bajé su bolsa de la -rejilla y cogio el -maletin que habia dejado en el asiento y se.la quedo mirando. No subas a un avién con eso, dijo ella. Te meteran en la - carcel. Mi madre no crié hijos ignorantes. — 3Cudndo me vas a llamar? Dentro de unos dias. Esta bien. | Cuidate.. Tengo malos presentimientos, Llewelyn. Pues yo los tengo buenos. Asi queda igualada la cosa. Qyala.. | Solo. podré llamarte: desde una cabina. Lo sé. Pero llama. | Descuida. Deja de preocuparte por todo. Llewelyn. , Que. | Nada. Qué pasa. Nada. Solo queria decirlo. Cuidate. °°. : sLlewelyn? Qué. No hagas dafio a nadie, sme oyes? oo. Se quedé.de.pie con la bolsa.al hombro. No: puedo prome- ter nada; dijo. Asi es como uno sale malparado. » 55 abrid.la puerta vy oftecid la mano:a su mujer. Ella se aped y se quedé. con los brazos cruzados al frente. Habia una pickup aparcada un poco mis lejos y dos hombres de pie dentro del resplandor rojo. Hicieron un gesto con la cabeza y saludaron al sheriff. | - Podiamos haber traido. unos. botes, dijo ella. Si. Hay malvavisco. Quién diria que un coche puede arder de esa manera. Quién lo diria, si. sHabéis visto algo? _ | No, sefior. Solo el fuego. sNo ha pasado nadie ni nada? Bell acababa de tomar el primer bocado de su cena cuando: sono el teléfono. Bajé el tenedor. Ella habia. empezado a re: tirar la silla pero él se limpié la.boca con la servilleta y Se) levant6. Ya.voy yo, dijo. | ] Bueno. No, sefior: | | | | Wendell, sdirias que es un 1 Ford del setenta y siete? Podria ser. | "Me parece que si. jEra eso lo que conducia ese ¢ tipo? : Si. Matricula de Dallas. No era su dia, ;verdad, sheriff? Desde luego que no. . 3Por. qué le habran prendido fuego? No lo sé. | Wendell se volvié para escupir. Dudo que ese tipo pensa- ‘ra que iba a pasarle esto cuando salié de Dallas, :verdad? Bell asintié con la cabeza. Yo diria que es lo ultimo que se le habria pasado por la cabeza. éComo diablos saben que estas comiendo? Nosotros nun ca cenamos tan tarde. No empieces a maldecir, dijo ella. Levanto el teléfono. Sheriff Bell, dijo. Escuché un rato. Luego dijo: Voy a terminar de cenar. No veremos ahi dentro de unos cuarenta minutos. Deje encen- didas las luces de su. unidad. | ‘ Colgo y volvié a la mesa y se senté y cogié la servilleta y se] la puso en el regazo y agarré el tenedor. Alguien ha dado par-§ te de un coche en llamas, dijo. A este lado de Lozier Canyon. { éQueé crees que sera? Bell meneé la cabeza. Siguio comiendo. Apuré su café. Acompafiame, dijo. Voy a por el abrigo. Dejaron la carretera al Hegar a la verja y pasaron por enci- ma del guardaganado y aparcaron detras de la unidad de Wen- dell. Wendell fue a su encuentro y Bell bajo la ventanilla. 4 Es a menos de un kilémetro, dijo Wendell. Siganme. Lo veo. : : a Si, senor. Hace como una hora estaba ardiendo de mala | manera. La gente que dio parte lo vio desde la carretera. Aparcaron.a cierta distancia y se apearon y se lo quedaron mirando. Notabas el calor en la cara. Bell rodeé su coche y 4 Cuando llegé por la mafiana.a la oficina el teléfono estaba so- ‘nando. Torbert no habia vuelto atin. Por fin Hamé a las nue- ve y media y Bell envi6é a Wendell a buscarlo. Luego se sen- to con los pies sobre la mesa mirandose las botas. Asi estuvo un rato. Luego cogi6 el movil y Jamo a ‘Wendell. sDonde estas? - : : Acabo. de pasar Sanderson Canyon. - Da media vuelta y ven para aca. 57 56

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