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TEOLOGÍA DE LA MISIÓN
LA EVOLUCIÓN DE LA CIENCIA DE LAS MISIONES
1. El término “misionología”.
2. Desarrollo histórico.
Los primeros estudios de misionología.
Estudio de la misionología en la época contemporánea.
3. Modelos de crecimiento de la misionología como disciplina teológica.
Entrada de la misionología en las disciplinas teológicas existentes.
La misionología como disciplina teológica independiente.
La integración de la misionología en el ámbito global de la teología.
La misionología como teología comparativa.
4. El objeto de la misionología.
5. Funciones de la misionología.
6. Conclusiones.
1. El término “misionología”.
La misionología antes de ser llamada así llevó otros nombres según los autores que la
desarrollaban: Gustav Warneck (pionero misionólogo protestante) la llamó «teoría de las
misiones» para describir su curso de misionología. Josef Schmidlin (pionero misionólogo
católico) la llamó «ciencia de la misión». Para la época contemporánea, con el término
«misionología» se denominaba al estudio científico de la dimensión misionera de la fe
cristiana que es el grande mandato misionero (Mt 28,18-20). Una disciplina teológica,
científica y crítica que examina la actividad misionera y evangelizadora de la Iglesia entre
las diversas culturas y pueblos.
Es significativo que más de alguna vez, al querer definir la misionología, lo hacían
respondiendo a ¿qué cosa es la misión? con este sentido, la misionología será: la rama de la
teología que estudia las actividades de salvación del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en
todo el mundo, con el fin de hacer existente el Reino de Dios. Disciplina que trata de
demostrar que todas las generaciones del mundo son objeto del plan salvífico de Dios en
Jesucristo.
No es una dimensión opcional a la fe, el cristianismo es misionero por naturaleza, y, por lo
tanto, proclamar el mensaje de salvación en Cristo hasta los confines del mundo es
naturaleza y misión intrínseca de la Iglesia. La misión es la razón de ser de la Iglesia (LG
48;
AG 2).
Se distingue entre misión (singular) y misiones (plural). La misión se refiere a la Missio
Dei (AG 2)1, las misiones son las empresas especificas por medio de las cuales los
heraldos del Evangelio vienen mandados por parte de la Iglesia en todo el mundo para
proseguir el compito de predicar (evangelizar) e implantar la Iglesia entre los pueblos o
grupos que no creen en Xto (AG 6). Son formas particulares de participar en la Missio Dei,
que se refieren a tiempos, lugares y necesidades específicas.
1 Es la autorevelación de Dios como «Aquél que ama al mundo». Es la implicación de Dios en el mundo y
con el mundo, a la cual la Iglesia tiene el privilegio de poder participar como sacramento e instrumento que
lleva a la realización del plan de salvación de Dios entre todos los hombres. La Missio Dei viene profundizada
en el tema sobre el modelo de historia de la salvación, de la teología protestante, p. 27 del presente trabajo; cf.
F. OBORJI; Teologia della missione. Storia e nuove sfide, Leberit, Roma 2002, 128.
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La Iglesia no sólo se interesa por la missio ad extra, sino también ad intra: ad gentes; cura
pastoral y nueva evangelización (RM 33).
2. Desarrollo histórico.
2.1 Los primeros estudios de misionología.
La misionología como disciplina es reciente. De la misión nace la teología, sólo que hasta
ahora, en los tiempos recientes, la misión no retenía necesario desarrollar una disciplina de
reflexión sistemática sobre sí misma. En los primero siglos del cristianismo, la teología se
forma sobre todo a causa de situaciones de emergencia en las cuales la Iglesia
misionera se encontraba. En una situación así, es imposible leer el Nuevo Testamento sin
tener presente que la mayor parte de su texto fue escrito en un contexto misionero; lo
mismo hay que decir de la época patrística. Cuando Europa fue cristianizada y el
cristianismo pasó a ser religión de estado, perdió su dimensión misionera.
Algunas excepciones se dieron, aunque escasas: entre los primeros que dedicaron alguna
enseñanza sobre la misión está Raimon Lull (1232 ó 33-1315), que hace un análisis de las
varias formas de misión, creando escuelas donde se enseñaban lenguas. Años después se
destacan la fundación del Collegium Urbanum de Propaganda Fide en el 1627; los
tentativos protestantes de la East India Trading Company en 1622; los del Collegium e
Theologicum Oriental de Halle en 1722; las lecciones sobre la misión por J. Flatt en el
1800 en la Universidad de Tubinga y de J.T.L. Danz, en 1832.
En 1864 Karl Graul (1814-1864) defiende la idea de inserir la misionología en la
universitas litterarum, entrando así entre las disciplinas teológicas. Después C. H. Plath
(1829-1901) inició a enseñar misionología en la Universidad Humboldt de Berlín.
Alexander Duff (1806-1878) misionólogo en el Nuevo Colegio de Edimburgo, con la
cátedra “Teología Evangelista” en 1839. Con Duff la misionología viene enseñada como
materia independiente con derecho propio, siendo el primer profesor de misionología en la
cristiandad. La cátedra se reduce a encargo, y después de años, paso a ser abolida en el
1909.
Estudio de la misionología en la época contemporánea.
Todos los tentativos fallidos se intensificaron por nuevos esfuerzos de introducir la
misionología como disciplina teológica: Gustav Warneck, protestante que enseñó en la
Universidad de Halle del 1896 al 1910; Josef Schmdlin, fundador de la primera cátedra
de misionología católica en la Universidad de Münster en 1910, con quien la
misionología viene fundada como disciplina con derecho propio. Con estos ejemplos, nace
la Facultad de misionología en la Universidad Gregoriana de Roma en 1923; en la
Universidad Urbaniana de Roma en 1933; en la Universidad Católica de Lovaina y en la de
San Pablo en Ottawa, Canadá.
El lento proceso del estudio misionológico se debió a que en todo el periodo postmoderno
la teología tenía dos direcciones: era una ciencia de Dios, conocimiento de Dios y relación
con las cosas de Dios, y era el término usado para una disciplina sola, sin divisiones. Con el
iluminismo se subdivide la teología , pero no con tanta amplitud en: práctica y teórica.
Luego * el modelo cuádruple de Farley: Biblia, historia, teología sistemática y teología
práctica.**
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3. Modelos de crecimiento de la misionología como disciplina teológica.
La realidad de la expansión de la empresa misionera y la existencia de nuevas Iglesias,
hace necesaria la reflexión científica de la misión creando varios modelos.
3.1 Entrada de la misionología en las disciplinas teológicas existentes.
Primero fue ligar la misionología con la teología (teo – práctica): Friedrich
Scheleiermacher es el pionero; Karl Rahner llamó a la teo – práctica, disciplina teológica
normativa de la autorrealización de la Iglesia en todas sus dimensiones, haciendo de la
misionología el estudio de la autorrealización de la Iglesia en situaciones de misión;
Ludwig Rütti y André Seumois diferencian «la misión», de las áreas donde la Iglesia está
constituida, diferencian el pastoreado y el apostolado, siendo este último el trabajo
misionero en sí.
3.2 La misionología como disciplina teológica independiente.
Se le reconoce a la misionología «derecho propio», aunque en realidad, se seguía
confundiendo con la teo - pastoral ya que los profesores que daban misionología, daban
también teo - práctica y demás. Aun así, Alexander Duff en Edimburgo (1867), Gustav
Warneck en Halle (1896) y Josef Schmidlin en Münster (1910) lograron que la
misionología asumiera la forma de disciplina teológica. El hecho de que la motivación para
las cátedras fuera en ocasiones cultural (de parte de las sociedades misioneras y de los
estudiantes) o política (sistema colonial), hacia que la misionología pareciera ajena al
ámbito teológico.
3.3 La integración de la misionología en el ámbito global de la teología.
Existía el temor de que la misionología fuera absorbida por las otras disciplinas teológicas,
ya que las cátedras se fundaban no porque la teología fuera considerada como
intrínsecamente misionera, sino por la presión de los grupos interesados; así como también,
porque los misionólogos eran vistos con destaco de parte sus colegas por su vejes, evitando
una reflexión teológica al respecto por parte de los teólogos jóvenes.
Además la formación de una enciclopedia de teología misionera basada en el modelo
cuádruple (Biblia, historia, teología sistemática y teología práctica), hizo que la
misionología se pusiera a la par con las materias bíblicas, la teología sistemática y la
historia, complicando las cosas.
Se pensó en hacer de la misionología una materia separada, invitando a otras ciencias a
introducirse a ella. El problema era que se olvidaba que las disciplinas teológicas tienen
en si mismas una dimensión misionera, la cual no fue desarrollada por sus
profesores*. Con todo la misionología seguía siendo parte de la teología práctica y una
ciencia del misionero para el misionero.
3.4 La misionología como teología comparativa.
Permanecía el problema de distanciar la “nueva” disciplina de los motivos
gubernamentales y de los intereses de las organizaciones e instituciones que la
patrocinaban, a fin de ser una verdadera ciencia teológica, distinta y autónoma; cosa que en
realidad no era fácil, porque las diferentes disciplinas teológicas tenían que servir a la
misión de la Iglesia en armonía.
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El teólogo católico Adolf Exeler ofrece una propuesta: sustituir la antigua misionología por
algo totalmente nuevo, una teología comparativa, que tuviera el objetivo de promocionar
una comprensión del hecho que la fe y sus modalidades expresivas son culturalmente
condicionadas; que hiciera un diálogo teológico intercultural e interrelacional; que
impulsara procedimientos operativos interdisciplinares, aún más allá de los parámetros
teológicos.
Con este modelo se intentaba superar el aprisionamiento eurocéntrico de la teología,
sustituyendo el paternalismo occidental a fin de que las Iglesias jóvenes no fueran objetos
sino sujetos de su propia existencia . El problema era que en esencia, la teología
comparativa es el mismo modelo de integración; además esta propuesta lleva a la
misionología a una estrechez teológica en contra del carácter omnicomprensivo de la
misión universal de la fe cristiana.
Aunque la cultura tiene su interés dentro de la misión, no se debe reducir solamente a eso.
Además la teoría de Exeler parece paradoxal, ya que queriendo destacarse del ámbito
europeo, pone a éste como supervisor de la teología naciente. Quitará el sentido de
responsabilidad de las Iglesia occidentales invitándolas a no participar en la obra misionera.
4. El objeto de la misionología.
Definir el objeto de la misionología es algo que no han podido hacer los modelos
precedentes, sobre todo porque trataban de definir lo que era misión y no misionología.
La primera pregunta era si la misionología consideraría como su objeto la obra de la Iglesia
como tal, reduciendo la misionología a la historia, geografía, estadística, fenomenología y
desarrollo sobre el método misionero. Kart Graul proponía este pensamiento y en la época
moderna, de manera más sistemática, lo propone J.C. Hoekendijk 2 ; en el ámbito
protestante y Ludwing Rütti3 ; y Johann Baptist Metz 4 en el católico, diciendo que la
misionología no debe o no puede reguardar la actividad misionera en el sentido que ella
trabaje por el aumento de sus miembros, ni debe consistir en la transmisión institucional de
la fe misma. El objeto de la misionología es más una praxis de la misión, en la cual, el
mensaje cristiano es ofrecido al mundo, a la historia, a la sociedad independientemente del
intermediario, tradición o jerarquía (Iglesia). El fin la misión de la Iglesia no es la Plantatio
Ecclesiae, sino suscitar signos de salvación en el mundo: humanización y socialización; la
shalom, que es el servicio de la Iglesia al mundo.
Aquí el problema estaría en sí sería justo destacar la misión de las disciplinas teológicas.
Los apóstoles sabían que el trabajo misionero podía ser determinado solamente por sentido
de responsabilidad, por la fe y por su trasmisión, pero no aceptarían que fuera considerado
como un hecho de este mundo, que se lleva adelante según un orden inmanente o de un
reino terreno de Dios, reducido a relaciones humanas. La misionología se ha de
relacionar con otras disciplinas con una competencia controvertida, contextual y de
confronto, como lo aclarará el Concilio Vaticano II.
2 Hace misionología a partir del dato sociológico del hombre contemporáneo o cuarto hombre, hombre
secularizado, hombre post eclesial; se hace una lectura política de la misión. 3 La misión debe servir al Reino
dentro de la historia fundando la responsabilidad de los cristianos de frente al mundo por medio de la
esperanza de transformar el mundo, esperanza no en la Iglesia, sino en la promesa deDios al mundo.
4 La misión de la Iglesia es política, ya que el anuncio del reino hecho por la Iglesia se debe poner como un
anuncio crítico del futuro para el hombre, llegando a ser así un principio político de libertad.
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5. Funciones de la Misionología
En su relación con las demás disciplinas se hace necesario aclarar cuáles son las
funciones de la misionología. David Bosch propone una doble competencia de la
misionología: una respecto a la teología y otra respecto a la praxis. Kart Müller, lo
asegunda al decir que la misionología tiene una función dirigida a la fe, a las disciplinas
teológicas y a la praxis misionera:
Empeño en el confronto con la fe: misión como preocupación de Dios mismo. Dios
quiere a salvación del mundo y es Él a portarla, haciendo de su Hijo el Kyrios,
constituyendo la intención misionera: Dios trae la salvación al mundo por medio de
su Hijo, por medio del testimonio de Cristo como Señor, proclamado y realizado
por los seres humanos. La misionología debe evitar ser una teoría confinada en las
manos de los especialistas, sin algún empeño en la fe y sin atención a la situación
concreta de los fieles. Dimensionar la Missio Dei en todo el ámbito de la teología,
tentando de convertir cada teología en misionología. Solamente en la
coparticipación con otras disciplinas teológicas la misionología puede
encontrar su propio lugar, porque como disciplina teológica debe ser conciente de
la dependencia que tiene de las otras disciplinas teológicas y valerse de la ayuda de
éstas.