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Ponencia: Foundations of Democracy – Hans Kelsen Andrés Montenegro

El objetivo de esta ponencia es proponer una manera de interpretar la estructura del texto. Para esto
presentaré una partición del texto, y, a su vez, la articulación entre las partes. Considero que resultará muy útil
para poder situar los argumentos que discutiremos durante sesión.

A grandes rasgos, en el texto de Kelsen se pueden distinguir 4 momentos: el primero que va desde el capítulo
titulado “<<DEMOCRACY AS GOVERNMENT BY THE PEOPLE>>: A POLITICAL PROCEDURE” hasta el capítulo “A
NEW DOCTRINE OF REPRESENTATION”, en el que Kelsen va a plantear y evidenciar la problemática que exige
encontrar una esencia de la democracia, tal que la delimite frente a toda posible forma de autocracia. Así
pues, el segundo momento comienza en “PHILOSOPHICAL ABSOLUTISM AND REALISM” y va hasta “ROSSEAU’S
DOCTRINE OF DEMOCRACY”, en el que Kelsen va mostrar que existen dos tipos de relación entre las
dicotomías de “democracia-autocracia” y “relativismo-absolutismo filosófico”, a saber, (1) un paralelismo
externo y (2) una conexión interna (coordinación) entre democracia y relativismo, y, entre autocracia y
absolutismo filosófico. El paralelismo externo hace referencia a que existe una simetría entre la relación
epistemológica “sujeto cognoscente” – “objeto conocido” del relativismo filosófico y la relación política “sujeto
de gobierno”-“objeto gobernado” presente en la democracia, y, de manera análoga entre el absolutismo
filosófico y la autocracia. Por otro lado, la conexión interna entre ellos se establece a partir del concepto de
libertad que se sigue de cada una de las dos concepciones filosóficas del mundo (Absolutismo filosófico y
relativismo), es decir, la diferencia entre “libertad absoluta” y “libertad relativa” como el origen del
antagonismo entre democracia y autocracia. Es importante señalar que de la concepción relativista no sólo se
sigue el concepto de libertad relativa, también se sigue el presupuesto de igualdad, de manera tal que al
hacerlos compatibles constituyen el concepto de liberto política. Puesto que la democracia es el sistema cuyo
fundamento son los principios de libertad e igualdad, y el concepto de libertad política devenido del
relativismo es una síntesis de libertad e igualdad, Kelsen establece a la libertad política como el rasgo esencial
de la democracia. Una vez establecida la piedra angular del sistema, comienza un tercer momento del texto,
que va desde “THE MAJORITY VOTE PRINCIPLE” hasta “DEMOCRACY AND PEACE”, en el que Kelsen va conectar
el concepto de libertad política con los demás rasgos constitutivos de la democracia (el principio del voto
mayoritario, el principio de tolerancia, la paz, un determinado tipo de personalidad, y una cierta manera de
concebir el gobierno). No obstante, Kelsen no se limita únicamente a establecer conexiones entre conceptos,
sino que, también muestra que esos rasgos de la democracia están todos ellos desconectados de la
concepción del mundo absolutista, precisamente porque a esta manera de ser consciente le está vedado el
sentimiento de igualdad. Finalmente, en los capítulos “DEMOCRACY AND THE THEORY OF THE STATE” y
“DEMOCRACY AS POLITICAL RELATIVISM” constituyen el momento conclusivo del texto. El primero es una
especie de corolario, en el que Kelsen va a inferir, una vez establecidas las conexiones conceptuales que
estructuran el concepto de democracia, que el concepto de Soberanía, tan importante en la ciencia política, se
ha vuelto inútil para interpretar a la democracia, y, por lo tanto es necesaria una reorientación de la teoría
política en ese sentido. Hay, sin embargo, un capítulo intermedio entre los dos capítulos conclusivos, y es el
capítulo que Kelsen titula “DEMOCRACY IN THE HISTORY OF POLITICAL IDEAS”, este capítulo no es un
argumento perteneciente al sistema que acaba de exponer, ni tampoco se infiere de él. Antes bien, es una
correlación histórica entre los pensadores absolutistas y su inclinación por la autocracia, y de igual manera
para los pensadores relativistas y su preferencia por la democracia, con el objetivo de afirmar que el
emparentamiento conceptual logrado en el texto tiene asidero en la historia. De hecho, el recuento histórico
es tan superficial e impreciso que tiene un sentido mucho más ilustrativo que argumentativo. Y, por último, en
el capítulo final, Kelsen concluirá diciendo que es el antagonismo entre absolutismo y relativismo aquello que
separa esencial a la democracia de su contrario, razón por la cual, la democracia es relativismo político.
1. Primer momento: “<<DEMOCRACY AS GOVERNMENT BY THE PEOPLE>>: A POLITICAL PROCEDURE” -
“A NEW DOCTRINE OF REPRESENTATION”

Este primer momento del texto está constituido por tres capítulos, “DEMORACY AS GOVERNMENT BY THE
PEOPLE”, “THE SOVIET DOCTRINE OF DEMOCRACY” y “A NEW DOCTRINE OF REPRESENTATION”. Como fue
expuesto previamente este primer momento tiene la intención de plantear y evidenciar el problema que exige
la búsqueda de una esencia de la democracia. Así pues, el primer capítulo se encargará de plantear el
problema y los otros capítulos lo evidenciarán.

En este sentido, el primer capítulo nos muestra al texto enmarcado en una problemática que surge tras la
derrota del fascismo, a saber, una nueva y más refinada forma de amenazar a la democracia, se refiere a
proyectos políticos autocráticos que, al estar disfrazados por un lenguaje democrático, se presentan como
democracias1. Ante esta situación Kelsen afirma, “It is of the greatest importance to disclouse the conceptual
device through which this distortion of the symbol [democracy] could be achived” (Ibíd. p.2). De esta manera,
Kelsen establece como primer objetivo develar el dispositivo conceptual que le ha permitido a los proyectos
autocráticos disfrazarse de democracias, y, por consiguiente, Kelsen va a analizar dos interpretaciones que han
tergiversado a la democracia en el sentido descrito previamente, para esclarecer cuál es ese dispositivo
conceptual que ha permitido tal tergiversación de la democracia.

La primera interpretación, hecha por el comunismo soviético, consiste en haber distorsionado la definición que
se sigue de la etimología de la palabra democracia, “government by the people” como “government for the
people”. En efecto, el punto importante para Lenin, “What is decisive is not the formalistic criterion of
representative insitutions but the material realization of the interests of the masses” (Ibíd. p.6), y en esa
medida diferencia una democracia para ricos (igualdad formal) de una democracia para pobres (igualdad real).
Ciertamente, Kelsen propone un argumento en contra de esa manera de interpretar la democracia que se
puede reconstruir de la siguiente manera: hay dos posibilidades, que exista o que no exista algo así como “el
bien común”2, (1) Si no existe el bien común, entonces la única noción de “bien común” sería aquello por lo
que voten las personas, y (2) si asumimos que existe “el bien común”, entonces una forma de “gobierno para
el pueblo” sería una tiranía que buscara el bien común, pero eso sería equiparar “democracia” con “tiranía”.
Sin embargo, el punto que Kelsen quiere resaltar es que Lenin considera que el procedimiento formal
representativo no es aún un empoderamiento real del pueblo, y, por lo tanto, le hace falta a esa “democracia
formal” el interés de las masas para poderse realizar efectivamente como democracia (empoderamiento del
pueblo).

En la otra mano, la segunda interpretación es aquella que hace la nueva ciencia política 3, en la cual se
diferencian dos tipos de representación al interior de la democracia. Por un lado el tipo de representación
elemental, y, por el otro, el tipo de representación existencial. La representación existencial es un concepto
que surge cuando la nueva ciencia política considera que la elección libre y popular es un tipo de
representación a la que le faltan elementos para poder ser plenamente representación 4. En efecto, “The
elemental type of representative institutions […] does not exhaust the problem of representation” (Ibíd. p.7),
es decir que ese procedimiento de elección libre y popular puede no ser una representación válida, pues una

1
“A more dangerous adversary than fascism and national socialism is Soviet communism, which is fighting
the demo cratic idea under the disguise of a democratic terminology” (p. 1, 1955)
2
Para este caso estamos considerando al “interés de las masas” como “el bien común”.
3
“Eric Voegelin, The New Science of Politics (Chicago: University of Chicago Press, 1952), pp. 27ff.” (Ibíd. p.
95)
4
The democratic process is presented as something that has no bearing on the essence of the phenomena
in question. It has only a formal carácter; it is of secondary importance. ´The procedure of representation is
meaningful only when certian requirements” (ibíd. p.9)
representación válida es sólo aquella en la que el representante es un órgano de la comunidad 5, y, por lo
tanto, “the definiton of democratic representation as representation by elected organs is of little value
because election of the organs by the people does not in itself guarantee the existence, or the satisfactory
existence of the state.” (Ibíd. p.9). El problema que denuncia la nueva ciencia política es el de la legitimidad
que presupone el buen funcionamiento del Estado. Y, al igual que en el anterior análisis, Kelsen propone una
objeción a esa manera de entender la democracia que consiste en diferenciar “la representación de las
personas” de “la representación del Estado”, en efecto, que el representante sea un órgano de la comunidad
significa que ya está presupuesta la comunidad, y, en consecuencia, no todo órgano de esa comunidad tendría
que haber sido constituido democráticamente, en consecuencia, habría un momento no-democrático en la
elección del representante6. En verdad, si la legitimidad fuera el asunto principal en la representación,
entonces la unión soviética sería una democracia, “The Soviet government represents the Soviet society
because it effectively represents the Soviet people.” (Ibíd. p.10). Pero, nuevamente, el punto es que, al igual
que en la interpretación soviética, en la que se confundió la pregunta por la esencia con la pregunta por el
valor, en este caso, “[new political sciencie] confuses the question as to essence of democratic representation
with the question as to the conditions under which a democratic system Works satisfactorily” (Ibíd. p. 10)

Como podemos ver, en ambos casos, se asume que la democracia es algo puramente formal, y, en
consecuencia, necesita de un elemento externo que le pueda dar sentido práctico, en el caso del socialismo
soviético el “interés de las masas”, y en el caso de la nueva ciencia política “un tipo de representación
existencial”. Por consiguiente, el dispositivo conceptual que ha permitido tal disfraz ha sido “the antogonism of
form and substance” (Ibíd. p.5), y, por lo tanto, el proyecto de Kelsen, tiene que superar ese antagonismo,
mostrando que la democracia, aun siendo formal, puede tener un contenido propio, una esencia 7.

Segundo momento: “PHILOSOPHICAL ABSOLUTISM AND REALISM” - “ROSSEAU’S DOCTRINE OF


DEMOCRACY”

Este segundo momento inicia con una pequeña discusión metodológica acerca de cómo encontrar la esencia
de la democracia. En efecto, Kelsen va a buscar el origen del antagonismo entre lo que es democracia y lo que
no es democracia, en otras palabras, entre democracia y autocracia. Así pues, considera en principio dos
metodologías, una “histórica” que pretende leer el curso de los sistemas políticos como voluntad de poder, es
decir como una guerra interminable en la que un sistema se impone sobre otro, y, otra, llamémosla
“hermenéutica” que pretende conectar la oposición entre esos dos sistemas de organización política con la
oposición de dos maneras contrarias de ver el mundo. Kelsen se decanta por la segunda diciendo que, “we
may asume that there is much more at stake than a problema of social technique, the choice between two
different types of organization, and look for the roots of the antagonism in the opposite views of the world: we
may try to find out the connection which exists between politics and philosophy” (Ibíd. p. 14).

Una vez establecida la metodología, Kelsen especifica puntualmente el objetivo de la investigación, “I intend to
show that there exists, indeed, not only an external parallelism but an inner relationship between the
antagonism of autocracy and democracy, on the one hand, and on the other, that autocracy as political
absolutism is co-ordinated with philosophical absolutism and democracy as political relativism with
philosophical relativism.” (ibíd. p. 14).

5
“an individual represents a community means that the individual is acting as an organ of the community”
(ibíd. p.9)
6

7
“It must be kept in mind that the antagonism of form and substance or form and content is only a relative
one, that one and the same thing may appear from one point of view as form and from another as
substance or content”. (Ibíd p. 5)
Kelsen inicia el capítulo de “PHILOSOPHICAL ABSOLUTISM AND RELATIVISM” estableciendo la relación entre
política y filosofía, y, con esto dando un argumento a favor de su metodología de investigación, “Only if we
recognize that the formation of the political and philosophical systems is determined, in the last analysis, by
pecularities of the human mind may we explain why the antagonism between these systems is so
insurmountable […]. Because it is the same human being who tries to interpret his relations […], we may
asume that a definite politial creed is co-ordinaded with a definite viw of the world.” (ibíd. p.15). En una
palabra, la interpretación de las relaciones sociales que experimenta un individuo se hace con el mismo
aparato conceptual con el que él/ella se encuentra con el mundo objetivo, por lo tanto, ambas experiencias
tienen que estar hermenéuticamente conectadas.

Con esto en mente, Kelsen plantea el paralelo que hay entre dicotomía política y la dicotomía epistemológica,
(1) entre absolutismo filosófico y autocracia: “Philosophical absolutism is the metaphysical view that there is
an absolute reality […] To the assumption of absolute existence corresponds the possibility of absolute truth
and absolute values, […], Only if judgements about reality refer ultimately to an absolute existence may them
aim at absolute truth, that is to say, claim to be true not only in relation to the human beings as the judging
subjects. […] Absolute existencia is identical with absolute authority as the sources of absolute values” (ibíd. p.
16); y también (2) entre democracia y relativismo: “Philosophical relativism, on the other hand, advocates the
empirical doctrine that reality exists only within human cognition, and that, as the object of cognition, reality is
relative to the knowing subject. […] This of course, does not mean that the process of cognition has an
arbitrary character. The constitution of the object of cognition by the process of cognition does not mean that
the subject creates the object as God creates the world. There are normative laws determining this process.
[…] But these norms originate in the human mind, the subject of cognition being autonomows law giver.” (Ibíd.
pp. 16-17). En síntesis, epistemológicamente hablando, en el absolutismo filosófico, el objeto se le impone al
sujeto cognoscente con toda independencia y arbitrariedad, de la misma manera que, en la autocracia, el
gobierno se le impone a los gobernados; y, de modo análogo, en el relativismo filosófico, el objeto es objeto
para el sujeto, es él quien constituye la objetividad del objeto, así como, en democracia, son los gobernados
quienes constituyen la gobernabilidad del gobierno.

De este modo, el relativista interpreta la experiencia humana como relativamente libre, al estar sujeta a unas
normas, que sí bien no son arbitrarias, sí le son propias. Mientras que, el absolutista se interpreta como
enteramente determinado por leyes externas, y, por lo tanto, la única noción de libertad pensable para él es la
incondicionalidad del objeto. Ahora bien, para el relativista, entonces hay una jerarquía natural, entre aquello
que es incondicionado y lo condicionado por esto, mientras que el relativista, si no quiere caer en solipsismos
ni pluralismos, tiene que aceptar el supuesto de que todos los sujetos del conocimiento son iguales 8, y, por lo
tanto, cada quien tiene una propia perspectiva que, desde el punto de vista del conocimiento, es igual de
“verdadera” a la de los demás humanos.

Habiendo dicho esto, en los capítulos de “THE IDEA OF NATURAL AND OF SOCIAL FREEDOM” y “THE
METAPHYSICAL IDEA OF FREEDOM” pasamos a desarrollar los conceptos de libertad que se siguen de cada una
de las visiones de mundo, para mostrar que el paralelo anteriormente expuesto no es casual sino que, por el
contario, expone una necesidad lógica.

¿Cómo se da el desarrollo de los conceptos de libertad? Kelsen asume que hay un proceso de
desnaturalización del hombre, en el que un instinto de libertad ha guiado el desarrollo de nuestros conceptos
de libertad9. ¿Cómo prueba Kelsen la existencia de ese instinto? “The extraordinary importance which the idea

8
El problema se puede plantear así: o estoy sólo, o bien, estoy con otros, si asumo que estoy con otros,
tendría otra disyunción, o son iguales a mí, o bien, cada uno es un mundo distinto y aislado.
of freedom has in political ideology can be explained only by the fact that this idea originates in an ultimate
source of the human soul, in the primitive instinct which pushes the individual against society.” (Ibíd. p. 21).

Así pues, si consideramos el concepto de libertad que se sigue del absolutismo filosófico, nos encontramos con
“the idea of metaphysical freedom as a starting of causality” (Ibíd. p. 21). Sin embargo, cuando llevamos este
concepto al campo de la ética presenta el problema de ser incapaz de responder por el concepto de
responsabilidad individual. En efecto, si estamos absolutamente determinados, ¿cómo podríamos ser
responsables de nuestras acciones? Y es por eso que el concepto de libertad metafísica, al entrar en el campo
de la ética, se transforma en el concepto de libertad racional. “<<free>> does not mean that his will is the
starting point of causality; it means that he is the endpoint of imputation” (Ibíd. p. 20). Lo que esta libertad
significa no es que el hombre esté por fuera de la causalidad, sino que hay otro orden del que también
participa, el orden de la razón. Y, por lo tanto, en tanto ser racional sí es posible imputarle responsabilidad.
Esta aceptación del orden racional es la ruptura del presupuesto metafísico según el cual el mundo natural y el
mundo social conforman cabalmente una unidad sujeta a la causalidad, ya que el mundo social estaría sujeto a
otro orden adicional al orden causal, estaría sujeto también al de la razón. Evidenciándose de esta manera, el
presupuesto del instinto de libertad, para el caso de los sujetos absolutistas.

Por el otro lado, en el caso del desarrollo del concepto de libertad que se sigue del relativismo filosófico,
tenemos que “from the assumption that men are equal the principle might be deduced that one has a right to
dominate another” (Ibíd. p.18), y en consecuencia, todo tipo de dominación sería incompatible y cada quien
tendría que estar sujeto únicamente a sí mismo, es decir que el presupuesto de igualdad nos lleva a interpretar
la libertad relativa como libertad natural; el problema es que si no se admite la dominación, entonces de los
principios de libertad e igualdad no es derivable la democracia. Y acá es donde juega un papel ilustrativo la
obra de Rousseau10, pues en ella se da esa metamorfosis, aunque no del todo racionalmente, de la libertad
natural a la libertad social. Ciertamente, Rousseau parte de la libertad natural, y observa que, en ese Estado de
Naturaleza, el único principio de derecho es la fuerza, y por lo tanto, el hombre necesita encontrar una manera
de asociación que le permita mantenerse tan libre como antes, pero que sea más estable que el simple
derecho natural. Por lo tanto, realizan el contrato y en la medida en que los individuos participan del gobierno,
también se gobiernan a sí mismos, y en esa medida siguen siendo tan libres como en el caso de la libertad
natural. Kelsen reconoce que Rousseau no soluciona el problema acerca de ¿si sólo es el ciudadano libre al
momento de votar? ni el problema de, ¿qué es aquello que valida el voto de la mayoría aun cuando éste
pueda cambiar en una segunda votación? Pero, lo que le interesa mostrar a Kelsen es que en el texto de
Rousseau, aun en medio de vacíos y contradicciones, hay algo que hace necesario pasar del concepto de
libertad natural al concepto de libertad social. ¿Qué es aquello que permite hacer el tránsito? En palabras de
Rousseau, “la libertad es la consecuencia común que se sigue de la naturaleza del hombre” 11 –somos
igualmente libres-, es decir cuando hemos incorporado en lo más profundo de nosotros la creencia de que
todos somos iguales, se genera un sentimiento de igualdad, en otras palabras, el deseo de libertad deja de ser
únicamente auto-dirigido, y podemos empezar a querer que todos los demás sean tan libres como nosotros
mismos. Este deseo de libertad para todos es aquello que constituye a la libertad política como una síntesis de
igualdad y libertad. Ahora bien, si entendemos por democracia el sistema político que tiene su fundamento en
los principios de igualdad y libertad, los cuales prima facie eran incompatibles, entonces es claro porque
Kelsen afirma “the synthesis of freedom and equality, the essential characteristic of democracy” (p. 25),
determinando, por transitividad, a la libertad política como característica esencial de la democracia, y, al
9
“The step from the so-called Ger manic to the classical Greek conception of freedom is only the first stage
of the inevitable process of transformation, or denaturation, which the original instinct of freedom has
undergone on the road leading humanity from the state of nature into the state of society” (ibíd. p. 21)
10
En el capítulo “ROSSEAU’S DOCTRINE OF DEMOCRACY”.
11
“Cette liberté commune est une conséquence de la nature de lʼhomme.” (du contrat social. p. 192)
mismo tiempo logra mostrar, al resolver la tensión entre libertad e igualdad (los fundamentos de la
democracia), que la coordinación entre democracia y una manera relativista de concebir el mundo no es
accidental, sino necesaria.

Tercer momento: “THE MAJORITY VOTE PRINCIPLE” - “DEMOCRACY AND PEACE”

Una vez que se ha establecido al concepto de libertad política como la piedra angular del pensamiento político
que se deriva del relativismo filosófico, entonces llega el momento de construir conceptualmente el sistema
político que se deriva del concepto de libertad política.

Quisiera empezar por el contraste que hace Kelsen, en “DEMOCRATIC TYPE OF PERSONALITY”, entre el tipo de
ciudadanos con una concepción del mundo relativista y aquellos que tienen una concepción del mundo al
modo del absolutismo filosófico. Así pues, desde el punto de vista del relativista nos encontramos con que,
“Only if the individual considers the undeniable differences which exist between himself and the others as not
essential, only if the ego or self-consciousness is reduced to some extent by the feeling to be equal with
others, can the ego honor the claim of the ´tu´ to be also an ego. This is just the intellectual situation of a
relativistic philosophy.” (Ibíd. p. 26), es decir que, en la medida en que el relativista ha concedido igual validez
epistémica a las diferentes perspectivas, entonces no hay opiniones “más verdaderas”, y en ese sentido, no
hay razón alguna para que una opinión tenga más importancia política que las otras. A lo sumo, estar en una
misma situación epistémica frente al mundo hace que el relativista tienda a identificarse con los otros, y en esa
medida sea capaz de redirigir su deseo de “igualdad para sí” hacia los otros “yo” 12. En la otra mano,
“Psychologically, political absolutism corresponds to a type of exaggerated ego-consciousnes. The incapacity or
disin clination of the individual to recognize and to respect his fellow-man as another ego, […] prevents this
sort of man from accepting equality as a social ideal, just as his ardent urge of aggression and intensive will to
power preclude freedom and peace as political values. It is a characteristic fact that the individual raises his
self-consciousness by identifying himself with his superego” (Ibíd. p. 27), lo que Kelsen nos quiere decir es que,
la jerarquía es un rasgo inmanente de la conciencia de un absolutista filosófico, y, en consecuencia, le es
imposible tener el sentimiento de igualdad. Ahora bien, sin el sentimiento de igualdad, no puede dirigir su
deseo de igualdad hacia los otros, por el contrario, su fuerza se redirige únicamente hacia sí mismo
constituyendo, de esta manera, una voluntad de poder. En una palabra, el ciudadano relativista está
caracterizado por una voluntad de libertad generalizada, mientras que el ciudadano absolutista por una
privada voluntad de poder.

Sigamos, pues, con las conexiones conceptuales que establece Kelsen entre la piedra angular, el concepto de
libertad política, y los demás rasgos de la democracia:

1.) Principio del voto mayoritario13: la relación entre la libertad política el principio del voto mayoritario se
establece en principio de manera rousseauniana, es decir, el voto es la participación en el gobierno, y, por
lo tanto una forma de autogobierno. Sin embargo, eso no garantiza la libertad de las minorías, ni de los
votantes que cambian de opinión después de haber votado, ¿Es entonces, en estos casos, el principio del
voto mayoritario una forma de dominación absoluta? Kelsen nos ofrece dos tipos de argumentos para
decir que el principio del voto mayoritario no sólo no es dominación absoluta, sino que, efectivamente,
realiza el concepto de libertad política. El primer tipo de argumento hace referencia al tipo de libertad que
se pretende defender. Ciertamente, el tipo de libertad que se está viendo censurado en estos casos es el
12
“the ego, wants freedom not only for himself but also for the others, for the tu, […]The personality whose
desire for freedom is modified by his feeling of equality recognizes himself in the other. He represents the
altruistic type, for he does not experience the other as his enemy but is inclined to see in his fellow man his
friend” (Ibíd. pp. 25-26)
13
Capítulo de “THE MAJORITY VOTE PRINCIPLE”
tipo natural de libertad, un tipo de libertad tal que, al no recoger en su definición a los demás ciudadanos
-“estar sujeto únicamente a mí voluntad”-, carece de sentido en sociedad, y, por lo tanto, no puede ser un
objetivo de la comunidad. Por el contrario, miremos que el voto mayoritario por definición, concede
libertad a la mayoría, y, si también queremos libertad para los otros, entonces el voto de la mayoría no es
una dominación absoluta sino la realización en un buen grado de la libertad política. El otro argumento de
Kelsen es de tipo refutatorio, el único caso en que el voto mayoritario no sería, según la libertad natural,
dominación absoluta, sería en el caso de la unanimidad. Sin embargo, ese caso carece de sentido
normativo, pues si “el deber” coincidiera siempre con “el querer”, entonces ¿Qué sentido tendrían las
leyes? Por consiguiente, si excluimos el caso de la unanimidad, el voto mayoritario sería, por definición, el
que realizaría la libertad natural del mayor número de individuos posibles.
2.) Principio de tolerancia14: Este principio está directamente relacionado con el anterior, pues hace
referencia al hecho de que la práctica democrática, el voto mayoritario, no es dominación absoluta, en
contraste con las autocracias. En verdad, en las autocracias la dominación es absoluta, pues no se admite
la diferencia ni en la vida pública ni en la privada; mientras que, la democracia, al estar fundamentada por
el concepto de libertad política, quiere libertad para todos, incluyendo a las minorías. Y es por esta
inclinación a proteger, también, la libertad de las minorías que Kelsen, conecta a la democracia con el
liberalismo político, “Modern democracy cannot be separed from political liberalism. Its principle is that
the government must not interfere with certian spheres of interests of the individual, which are to be
protected by law as fundamental rights of freedom. It is by the respect of this rights that minorities are
afeguarded against arbitray rule by majorities” (ibíd. p. 27). En una palabra, la conexión entre democracia
y liberalismo, es lo que traza un límite entre la vida política y la vida privada, de modo que la democracia
busca establecer una esfera de la vida libre tal que el voto de las mayorías no pueda llegar a tocar.
3.) El carácter racional de la democracia15: Racional en este contexto se opone a arbitrario, es decir que lo
que se busca probar es que la democracia al estar fundamentada sobre la libertad política tiene una fuerte
inclinación a no ser arbitraria. Esto tiene que ver con el hecho de que la democracia necesita de la
legalidad, mientras que la autocracia funciona discrecionalmente, “The ideal of legality plays a decisive
role: it is assumed that the individual acts of state may be justified by their conformity with general norms
of the law. […] Autocracy, on the other hand, disdains such rationalization of power. It avoids, as far as
possible, any determination of the acts of the state” (Ibíd. p. 29). Lo que nos dice Kelsen es que las leyes
determinan o delimitan las acciones del Estado y de los individuos, la vida en democracia se vuelve
calculable, está delimitada por las leyes, en ese sentido es racional; mientras que, en una autocracia, las
acciones del Estado no tienen límites, el Estado puede actuar de la manera que le plazca, puede ser tan
arbitrario como quiera. Ahora bien, ¿por qué la democracia tiende a la legalidad? Porque el mismo
proceso democrático presupone unos parámetros para poder ser llevado a cabo, efectivamente no se
podrían realizar votaciones, ni establecer el ganador, sin un aparato legal de fondo. Sin embargo, ¿cuál es
el problema de la discrecionalidad? El problema más obvio radica en que a la autoridad no se le presenta
ningún límite, y, en consecuencia se ven amenazadas la libertad y la vida de los gobernados; pero Kelsen
nos presenta un problema más interesante, y es que, en autocracia “justice refuses to express itself in
general principles” (Ibíd. p. 29). En efecto, la justicia, que es un concepto capital de la teoría política no
podría definirse, porque lo que es justo es lo que decrete la autoridad en cada caso, no podría haber algo
así como una concordancia con respecto a la ley, porque, en autocracia, la autoridad es la ley. La
formulación del concepto de justicia, sólo es posible en una sociedad que racionaliza su actuar político.
Además de la justicia, la racionalidad es también el fundamento de la ciencia, ya que si el fundamento de

14
Capítulo de “THE PRINCIPLE OF TOLERANCE”
15
Capítulo de “THE RATIONALISTIC CHARACTER OF DEMOCRACY”
la sociedad es irracional, es decir ideológico o religioso, entonces la ciencia no desarrollará libremente su
actividad, sino que estará supeditada a tal o cual ideología o religión.

Este contraste entre racionalidad (democracia) y arbitrariedad (autocracia), nos conecta con el capítulo de
“THE PROBLEM OF LEADERSHIP”, porque el contraste entre los tipos de líderes que quiere establecer
Kelsen es, entre líder absoluto y paternal que, en su situación asimétrica, no tiene responsabilidad ante la
comunidad, ya que tal asimetría social (ser hijo de Dios, o iluminado, o sabio) válida su arbitrariedad; y un
líder maternal, relativo a un espacio y tiempo específico, que en su condición de simetría política
(legalidad), sí tiene que responder ante el pueblo por sus actos. Hay, sin embargo, otra réplica que Kelsen
considera, y es la siguiente, durante la historia han sido mucho más efectivas sobreviviendo y afirmando su
dominación las sociedades arbitrarias y patriarcales que las maternales democracias, ¿Es éste un
argumento en contra de la democracia? Kelsen afirma que, en efecto, no. Pues, “The problem of
democracy is not the problem of the most effective government; others may be more effective. It is the
problem of a government guaranteeing the greatest possible amount of individual freedom.” (Ibíd. p. 32).

4.) Paz: El argumento que conecta libertad política con una preferencia política por la paz es que, si una
democracia va a la guerra, entones tendría que justificarse a sí misma los motivos de tal incursión en
términos de libertad e igualdad16. Por lo tanto, las únicas guerras que tendrían sentido serían guerras
contra la opresión y al dominación arbitraria. Mientras que en una autocracia, no hay necesidad de
justificar, porque su ideología heroica naturaliza ese tipo de conductas bélicas.

Cuarto momento: DEMOCRACY AND THE THEORY OF THE STATE – DEMOCRACY AS POLITICAL RELATIVISM

Finalmente, una vez establecidos los vínculos conceptuales entre la libertad política y los demás rasgos de la
democracia, Kelsen va a concluir que es necesario el abandono de uno de los conceptos clave de la ciencia
política a la hora de analizar una democracia, a saber, el concepto de soberanía. El problema con el concepto
de soberanía es que, “It is a significant consequence of the doctrine of the absolute sovereignty of the state,
that the sovereignty of one state excludes the others” (Ibíd. p. 33). Lo que Kelsen nos quiere decir acá es que,
si un Estado es considerado soberano, entonces no podría haber otro Estado soberano sin que éste segundo
Estado soberano sea reconocido por el primero, ya que si ese fuera el caso la soberanía del primero no sería
absoluta. Esto trae consigo la consecuencia de que la cooperación internacional tenga que ser interpretada al
modo de un imperio que supedita a Estados más pequeños.

Por consiguiente, la propuesta de Kelsen consiste en reconocer que el Estado no es un ente, sino es una
comunidad legal, es decir un orden normativo presente en las conciencias de los miembros de la comunidad, y,
de esta manera los miembros de la comunidad se pueden adscribir a comunidades legales más amplias, sin
necesidad de tener que interpretar esa participación a través del concepto de Soberanía.

Kelsen agrega, también, una correlación histórica entre los filósofos absolutistas y su inclinación autocrática, y,
entre los pensadores relativistas y su preferencia por la democracia. En esa correlación compara a (1) Platón
con Protágoras, (2) Aristóteles con los atomistas, (3) Tomás de Aquino con Nicolás de Cusa, (4) Spinoza con
Leibniz, y, por último a (5) Hegel con el empirismo Ingles.

En conclusión, Kelsen cierra su texto recogiendo el origen relativista de la democracia y el origen absolutista de
la autocracia, y afirmando que los rasgos de la democracia (tolerancia, paz, derechos de la minoría, etc.) están
necesariamente conectados a una manera relativista de concebir el mundo y desconectados de la manera
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“The pattern of internal policy just de scribed corresponds to a definite standard of external policy. The
democratic type is decidedly inclined to cherish a pacifistic ideal, whereas the autocratic type shows
unmistakable symptoms of imperialism.” (ibíd. p. 32)
absolutista de hacerlo. Y, en consecuencia, desde el punto de vista del absolutismo, la política es el asunto de
encontrar la verdad política, y, en ese caso la opinión del otro puede ser excluida del ejercicio político por ser
un error; en una palabra, la política es el dictado del más sabio. En la otra mano, desde el punto de vista del
relativista, la política es deliberativa y dialógica porque no hay verdades por encontrar, sino perspectivas que
quieren ser tenidas en cuenta.

Comentario:

Tengo dos comentarios al texto de Kelsen, (1) ese presupuesto del instinto de libertad, ¿No es algo
incondicionado? Porque sí es el caso, entonces este texto sería algo incondicionado hablando en lenguaje
democrático. Y (2) Cuando Kelsen pone como fundamento la igualdad entre los humanos, no precisa
suficientemente el concepto de igualdad, pues, con excepción del caso de la absoluta identidad, el concepto
de igualdad requiere que se especifique el sentido de la igualación y no sólo los términos. Por ejemplo, si yo
digo que A es igual a B, pero A y B no son idénticos, entonces tengo que especificar en qué sentidos son iguales
y cuáles no, precisamente porque la igualdad no es absoluta. Ahora bien, sospecho que la igualación que hace
el relativismo es en el sentido de “igualmente desprovistos de la verdad”, y, en ese caso la valoración de mí
mismo y de los otros no es necesariamente positiva, antes bien, el escepticismo se puede convertir en
pesimismo como relata Nietzsche, en su tercera consideración intempestiva, que le ocurrió a Heinrich von
Kleist, “Hace poco, escribe él en una ocasión en su conmovedor estilo, entré en conocimiento con la filosofía
kantiana – y ahora te he de comunicar un pensamiento de esa filosofía, en cuanto me es lícito no temer que te
va a conmocionar tan honda, tan dolorosamente como a mí” (2011, p. 762).

Bibliografía:

Kelsen, H. (1955). Foundations of Democracy. ETHICS .

Nietzsche, F. (2011). Tercera consideración intempestiva: SCHOPENHAUER COMO EDUCADOR.


Madrid: Editorial TECNOS.

Rousseau, J. (2012). DU CONTRAT SOCIAL, OU PRINCIPES DU DROIT POLITIQUE. Génova: in


Collection complète des oeuvres,, 1780-1789, vol. 1, in-4 (1780-1789).

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