AGUA.
ARTICULO 16.- Bienes y cosas. Los derechos referidos en el primer párrafo del artículo
15 pueden recaer sobre bienes susceptibles de valor económico. Los bienes materiales
se llaman cosas. Las disposiciones referentes a las cosas son aplicables a la energía y a
las fuerzas naturales susceptibles de ser puestas al servicio del hombre
ARTICULO 225.- Inmuebles por su naturaleza. Son inmuebles por su naturaleza el
suelo, las cosas incorporadas a él de una manera orgánica y las que se encuentran
bajo el suelo sin el hecho del hombre.
ARTICULO 226.- Inmuebles por accesión. Son inmuebles por accesión las cosas
muebles que se encuentran inmovilizadas por su adhesión física al suelo, con carácter
perdurable. En este caso, los muebles forman un todo con el inmueble y no pueden
ser objeto de un derecho separado sin la voluntad del propietario. No se consideran
inmuebles por accesión las cosas afectadas a la explotación del inmueble o a la
actividad del propietario.
ARTICULO 227.- Cosas muebles. Son cosas muebles las que pueden desplazarse por sí
mismas o por una fuerza externa.
ARTICULO 236.- Bienes del dominio privado del Estado. Pertenecen al Estado
nacional, provincial o municipal, sin perjuicio de lo dispuesto en leyes especiales: a) los
inmuebles que carecen de dueño; b) las minas de oro, plata, cobre, piedras preciosas,
sustancias fósiles y toda otra de interés similar, según lo normado por el Código de
Minería; c) los lagos no navegables que carecen de dueño; d) las cosas muebles de
dueño desconocido que no sean abandonadas, excepto los tesoros; e) los bienes
adquiridos por el Estado nacional, provincial o municipal por cualquier título.
ARTICULO 239.- Aguas de los particulares. Las aguas que surgen en los terrenos de los
particulares pertenecen a sus dueños, quienes pueden usar libremente de ellas,
siempre que no formen cauce natural. Las aguas de los particulares quedan sujetas al
control y a las restricciones que en interés público establezca la autoridad de
aplicación. Nadie puede usar de aguas privadas en perjuicio de terceros ni en mayor
medida de su derecho. Pertenecen al dominio público si constituyen cursos de agua
por cauces naturales. Los particulares no deben alterar esos cursos de agua. El uso por
cualquier título de aguas públicas, u obras construidas para utilidad o comodidad
común, no les hace perder el carácter de bienes públicos del Estado, inalienables e
imprescriptibles. El hecho de correr los cursos de agua por los terrenos inferiores no
da a los dueños de éstos derecho alguno.
ARTICULO 240.- Límites al ejercicio de los derechos individuales sobre los bienes. El
ejercicio de los derechos individuales sobre los bienes mencionados en las Secciones
1ª y 2ª debe ser compatible con los derechos de incidencia colectiva. Debe
conformarse a las normas del derecho administrativo nacional y local dictadas en el
interés público y no debe afectar el funcionamiento ni la sustentabilidad de los
ecosistemas de la flora, la fauna, la biodiversidad, el agua, los valores culturales, el
paisaje, entre otros, según los criterios previstos en la ley especial.
ARTICULO 1975.- Obstáculo al curso de las aguas. Los dueños de inmuebles linderos a
un cauce no pueden realizar ninguna obra que altere el curso natural de las aguas, o
modifique su dirección o velocidad, a menos que sea meramente defensiva. Si alguno
de ellos resulta perjudicado por trabajos del ribereño o de un tercero, puede remover
el obstáculo, construir obras defensivas o reparar las destruidas, con el fin de
restablecer las aguas a su estado anterior, y reclamar del autor el valor de los gastos
necesarios y la indemnización de los demás daños. Si el obstáculo se origina en un caso
fortuito, el Estado sólo debe restablecer las aguas a su estado anterior o pagar el valor
de los gastos necesarios para hacerlo.
ARTICULO 1976.- Recepción de agua, arena y piedras. Debe recibirse el agua, la arena
o las piedras que se desplazan desde otro fundo si no han sido degradadas ni hubo
interferencia del hombre en su desplazamiento. Sin embargo, puede derivarse el agua
extraída artificialmente, la arena o las piedras que arrastra el agua, si se prueba que no
causan perjuicio a los inmuebles que las reciben.
ARTICULO 1959.- Aluvión. El acrecentamiento paulatino e insensible del inmueble
confinante con aguas durmientes o corrientes que se produce por sedimentación,
pertenece al dueño del inmueble. No hay acrecentamiento del dominio de los
particulares por aluvión si se provoca por obra del hombre, a menos que tenga fines
meramente defensivos. No existe aluvión si no hay adherencia de la sedimentación al
inmueble. No obsta a la adherencia el curso de agua intermitente. El acrecentamiento
aluvional a lo largo de varios inmuebles se divide entre los dueños, en proporción al
frente de cada uno de ellos sobre la antigua ribera. Se aplican las normas sobre aluvión
tanto a los acrecentamientos producidos por el retiro natural de las aguas, como por el
abandono de su cauce.
ARTICULO 1960.- Cauce del río. No constituye aluvión lo depositado por las aguas que
se encuentran comprendidas en los límites del cauce del río determinado por la línea
de ribera que fija el promedio de las máximas crecidas ordinarias.
ARTICULO 1961.- Avulsión. El acrecentamiento del inmueble por la fuerza súbita de las
aguas que produce una adherencia natural pertenece al dueño del inmueble. También
le pertenece si ese acrecentamiento se origina en otra fuerza natural. Si se desplaza
parte de un inmueble hacia otro, su dueño puede reivindicarlo mientras no se adhiera
naturalmente. El dueño del otro inmueble no tiene derecho para exigir su remoción,
mas pasado el término de seis meses, las adquiere por prescripción. Cuando la
avulsión es de cosa no susceptible de adherencia natural, se aplica lo dispuesto sobre
las cosas perdidas.
DERECHO DE AGUAS
Tratados Interprovinciales
Como señalamos el dominio y jurisdicción de las aguas corresponde a
las provincias, excepto en el caso de que fueran navegables, supuesto
en el que cabe la jurisdicción Nacional, en razón de la navegación y el
comercio que por efecto de ella se produjere. Sin embargo surgieron
discrepancias respecto de la legislación referente a los caudales
interjurisdiccionales.
Durante mucho tiempo, la Doctrina estuvo dividida. Una corriente
sostenía que era facultad del Congreso Nacional el de reglar el
aprovechamiento de las aguas interprovinciales navegables, según esta
postura en cumplimiento de la enunciación del preámbulo sobre unión
nacional, paz interior y bienestar general y por efecto de la cláusula
comercial de la CN que permite reglar el comercio interprovincial,
aunque las enunciaciones del preámbulo son insuficientes para justificar
el actuar federal.
Por otra parte, otra corriente doctrinal se ha orientado en negar toda
regulación federal en el aprovechamiento del río interprovincial, salvo los
supuestos de navegación o comercio interprovincial. Para este criterio,
la regulación del caudal deber ser efectuada por tratados
interprovinciales, estimándose en tales casos que respecto de las aguas
existe un condominio entre las provincias, y respecto del cauce, se
entiende que él corresponde por mitades, en proporción a los límites que
las provincias se hayan reconocido mutuamente. Las aguas se admiten
en situación de condominio en razón de que su condición natural
tornaría inconveniente la división material de ella, división que si puede
realizarse en el cauce.
La tesis favorable a la regulación por tratados interprovinciales de las
aguas fue la que gano terreno en nuestro derecho. Por ejemplo, las
provincias de Mendoza, Neuquén, Buenos Aires, La Pampa y Río Negro
a partir de la Conferencia de Santa Rosa el 29 de agosto de 1956,
celebraron convenio interprovincial que determinó las bases para el
manejo común del río Colorado. Acordaron reconocer que es de su
exclusiva jurisdicción reglar el aprovechamiento integral de las aguas no
navegables del Río, afirmando su potestad para convenir su
aprovechamiento entre ellas sin intervención del gobierno Federal. En
ese mismo acuerdo decidieron que en caso de litigio, y basándose en el
art. 116 de la CN, corresponde a la Corte Suprema de Justicia de la
Nación el intervenir en instancia única y originaria.
Aguas interiores: aguas que están hacia adentro en tierra firme (ríos no
internacionales, aguas portuarias, mares interiores, etc.)
Mar territorial: es la franja comprendida entre la línea de más baja
marea y una línea imaginaria que va paralela; por la ley de 1991 se ha
establecido en nuestro país que sea de 12 millas marinas, salvo en
caso de golfos: el de San Matías, San Jorge, etc., que se toma desde
sus extremos las 12 millas marinas.
Zona contigua: es la zona adyacente al mar territorial. Hasta 24 millas
marinas
Zona económica exclusiva: es la zona adyacente al mar territorial (que
contiene a la zona contigua) en donde el estado ribereño puede explotar,
explorar, conservar y administrar los recursos naturales. Hasta 200
Millas marinas
Alta mar: parte de los mares que no está sujeta a la soberanía de
ningún Estado, puede ser utilizada por todos los Estados, siempre que
sea con fines pacíficos. Dentro de ella hay libertad de navegación,
pesca, tendido de cables y tuberías submarinas, investigación científica,
y demás usos pacíficos para todos los Estados.
ESPACIOS MARÍTIMOS Ley N° 23.968 Fíjense las líneas de base de la República Argentina
Sancionada: Agosto 14 de 1991. Promulgada: Setiembre 10 de 1991. El Senado y la Cámara de
Diputados de la Nación Argentina reunidos en Congreso etc. sancionan con fuerza de Ley:
Artículo 1° Fíjense las líneas de base de la República Argentina, a partir de las cuales se miden
sus espacios marítimos, las líneas de base normales y de base rectas definidas en el listado que
como Anexo I, forma parte de la presente ley, y cuyo trazado figura en las cartas a que hace
referencia el mismo y que se agregan como Anexo II. Quedan incluidas en las líneas de base,
las líneas que unen los cabos que forman las bocas de los golfos San Matías, Nuevo y San
Jorge, tal cual lo establece el artículo 1° de la Ley 17094 y la línea que marca el límite exterior
del Río de la Plata, según los artículos 1° y 70 del Tratado del Río de la Plata y su Frente
Marítimo, del 19 de noviembre de 1973. Con respecto al Sector Antártico Argentino, sobre el
cual la República tiene derechos soberanos, las líneas de base serán establecidas por una ley
posterior. Artículo 2° Las aguas situadas en el interior de las líneas de base establecidas de
conformidad con el artículo 1° de la presente ley forman parte de las aguas interiores de la
República Argentina. Artículo 3° El mar territorial argentino se extiende hasta una distancia
de DOCE (12) millas marinas a partir de las línea de base que se establecen en el artículo 1° de
la presente ley. La Nación Argentina posee y ejerce soberanía sobre el mar territorial, así como
sobre el espacio aéreo, el lecho y el subsuelo de dicho mar. En el mar territorial se reconoce a
los buques de terceros Estados el derecho de paso inocente, siempre que el mismo se
practique de conformidad con las normas del derecho internacional y a las leyes y reglamentos
que la República Argentina dicte en su condición de Estado ribereño. 2 Artículo 4° La zona
contigua argentina se extiende, más allá del límite exterior del mar territorial, hasta una
distancia de VEINTICUATRO (24) millas marinas medidas a partir de las líneas de base que se
establecen en el artículo 1° de la presente ley. La Nación Argentina en ejercicio de su poder
jurisdiccional, podrá en esta zona prevenir y sancionar las infracciones a sus leyes y
reglamentos en materia fiscal, sanitaria, aduanera y de inmigración, que se cometan en su
territorio o en su mar territorial. Artículo 5° La zona económica exclusiva argentina se
extiende, más allá del límite exterior del mar territorial, hasta una distancia de DOSCIENTAS
(200) millas marinas a partir de las líneas de base que se establecen en el artículo 1º de la
presente ley. En la zona económica exclusiva la Nación Argentina ejerce derechos de soberanía
para los fines de la exploración y explotación, conservación y administración de los recursos
naturales, tanto vivos como no vivos, de las aguas suprayacentes al lecho del mar, y con
respecto a otras actividades con miras a la exploración y explotación económicas de la zona,
tal como la producción de energía derivada del agua, de las corrientes y de los vientos. Las
normas nacionales sobre conservación de los recursos se aplicarán más allá de las DOSCIENTAS
(200) millas marinas, sobre las especies de carácter migratorio o sobre aquellas que
intervienen en la cadena trófica de las especies de la zona económica exclusiva argentina.
Artículo 6° La plataforma continental sobre la cual ejerce soberanía la Nación Argentina,
comprende el lecho y el subsuelo de las áreas submarinas que se extienden más allá de su mar
territorial y a todo lo largo de la prolongación natural de su territorio hasta el borde exterior
del margen continental, o bien hasta una distancia de DOSCIENTAS (200) millas marinas
medidas a partir de las líneas de base que se establecen en el artículo 1º de la presente ley, en
los casos en que el borde exterior no llegue a esa distancia. Artículo 7° Los límites exteriores de
los espacios marítimos indicados en los artículos 3º, 4º y 5º quedan definidos por sus
distancias desde las líneas de base fijadas en el artículo 1º de la presente ley. Se entiende por
milla marina, la milla náutica internacional equivalente a mil ochocientos cincuenta y dos
(1.852) metros. Artículo 8° El Servicio de Hidrografía Naval editará y actualizará las cartas con
los límites establecidos en los artículos 1°, 3°, 4° y 5° de la presente ley, previa aprobación del
Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, a efectos de su oportuna publicación. 3 Artículo 9°
En los espacios marítimos aquí determinados la República Argentina conserva el derecho
exclusivo de construir, autorizar y reglamentar la construcción, el funcionamiento y la
utilización de todo tipo de instalaciones y estructuras, ejerciendo sobre las mismas su
jurisdicción exclusiva, inclusive en materia de leyes y reglamentos en materia fiscal, aduanera,
sanitaria y de inmigración. Artículo 10° Modifícanse los artículos 585, 586, 587 y 588 de la Ley
Nº 22.415 (Código Aduanero), los que quedan redactados de la siguiente manera: Artículo
585.- La extracción efectuada desde el mar territorial argentino, la zona económica exclusiva
argentina o desde el lecho o subsuelos submarinos sometidos a la soberanía nacional de
mercadería originaria y procedente de los mismos con destino al extranjero o a un área franca,
se considera como si se tratare de una exportación para consumo efectuada desde el territorio
aduanero general. Artículo 586.- La importación para consumo al territorio aduanero, general
o especial, de mercadería procedente del mar territorial argentino, la zona económica
exclusiva argentina o desde el lecho o subsuelos submarinos sometidos a la soberanía de la
Nación, se halla exenta de pago de los tributos que la gravaren y de la aplicación de
prohibiciones de carácter económico. Artículo 587.- La exportación para consumo efectuada
desde el territorio aduanero general o especial al ámbito del mar territorial argentino, la zona
económica exclusiva argentina o desde el lecho o subsuelos submarinos sometidos a la
soberanía de la Nación, está exenta del pago de los tributos que la gravaren y de la aplicación
de prohibiciones cuando la mercadería se destinare a ser empleada o consumida en una
actividad de exploración, explotación, cultivo, transformación, mezcla o cualquier otro tipo de
operación a desarrollarse en dichos ámbitos. Artículo 588.- El Poder Ejecutivo podrá establecer
con relación a todo o parte del mar territorial argentino, la zona económica exclusiva argentina
o desde el lecho o subsuelos submarinos sometidos a la soberanía nacional, la aplicación total
o parcial del régimen general arancelario y de prohibiciones a la introducción de mercadería
procedente del extranjero o de un área franca.
Legislación
La ley 2797 de año 1891 perseguía obtener la purificación previa de las
aguas cloacales o utilizadas por las industrias, antes de ser volcadas a
los ríos de la republica.
La ley 3445 del año 1896 se vincula a la policía de navegación que
corresponde a la Nación, organizando la prefectura general de puertos,
las disposiciones sanitarias en los puertos y la remoción de los
obstáculos accidentales que entorpecen la navegación.
Por la ley 6546 del año 1909 el Gobierno Nacional, mediante la
adhesión de las provincias, procedería a realizar por sí o por medio de
las compañías ferroviarias que lo desearen, las obras destinadas a
aprovechar caudales hídricos que la ley indicaba. Mientras las obras no
fueran amortizadas, el Gobierno Federal conservaría la administración
del regadío y el cobro del canon de agua, dentro del cual se incluía la
amortización del capital, los intereses y los gastos de conservación y
explotación. Abonado el capital, las provincias recibirían el dominio y
administración de las obras sin cargo alguno. El artículo 16 de la ley
autoriza al Poder Ejecutivo a dictar reglamentos sobre distribución del
caudal, debiendo ajustarse a los principios del código civil.
La ley 11.709 autorizó al Poder Ejecutivo Nacional a imponer la
instalación y cuidado de escala de peces en los diques construidos o a
construirse, en los ríos de jurisdicción nacional. La disposición encuentra
justificativo práctico en la necesidad de permitir que los peces remonten
el río y produzcan los desoves en los tiempos apropiados; el pez cuando
llega a un dique donde no hay una escalada de peces, o sea una salida
para ir a río arriba y desovar, se muere produciendo una extinción muy
importante de toda la riqueza itícola.
La ley 15.336 impone la jurisdicción federal al aprovechamiento
hidroeléctrico quebrantando el régimen de los derechos constitucionales
de las provincias sobre sus ríos. Para que este postula no agravie en
forma total los intereses provinciales, la ley de energía se preocupa de
señalar que las fuentes hidráulicas producen energía al precipitarse en
caída de agua, y que el uso de tal energía no implica desconocer el uso
y aprovechamiento diferente que hasta el momento de la obra hidráulica
se estaba efectuando. Con este concepto se pretende mantener el
respeto por el riego u otra utilización que las provincias le hubieran
conferido a un determinado curso de agua, si bien la misma ley
reconoce que la prioridad en el uso esta establecida en relación con el
aprovechamiento hidroeléctrico. Además, se autoriza al Poder Ejecutivo
a promover en cualquier lugar del país la captación de la energía
hidroeléctrica, y se lo faculta para utilizar y reglar las fuentes de energía.
La ley 17.094 del año 1966 fue la que estableció la extensión a 200
millas marinas la zona de soberanía argentina sobre las aguas del mar
territorial.
La ley 17.543 del año 1967 crea los “laboratorios nacionales de
hidráulica”, están dedicados al estudio e investigación de todo lo
referente a la problemática hidráulica.
La ley 20.946 del año 1974 creó el fondo para estudio de obras de
irrigación y drenaje en zonas no utilizadas aún en producción agrícola-
ganadera. Los recursos son nacionales y de las provincias que se
adhieran.
Uso ilícito y doloso de agua según el Código Penal
Fuera de las disposiciones sobre suministro de agua potable y otros
servicios sanitarios, el Código penal incrimina entre los delitos contra la
propiedad el uso ilícito y doloso de las aguas públicas o privadas.
Art. 200.- “Será reprimido con reclusión o prisión de tres a diez años, el
que envenenare o adulterare, de un modo peligroso para la salud, aguas
potables o sustancias alimenticias o medicinales, destinadas al uso
público o al consumo de una colectividad de personas. Si el hecho fuere
seguido de la muerte de alguna persona, la pena será de diez a
veinticinco años de reclusión o prisión.”
Leyes provinciales sobre aguas- Codificación.
Las aguas públicas de cada provincia son reguladas por medio de leyes
llamadas de “agua” o código rurales o de agua. Estas normas regulan
las medidas para preservar y proteger el agua de su provincia, la
construcción y financiamiento de sus obras hidráulicas, las restricciones
al dominio del agua para su mejor aprovechamiento y preservación y el
procedimiento para dar la concesión de uso de las aguas públicas (uso
que puede obtenerse también por ley).
Por ejemplo, la provincia de La Rioja organizó su régimen de aguas por
la ley 550, que fue varias veces modificada. Por su parte, Córdoba
estableció su ley de aguas en 1942 con la ley 3987, y a su vez sancionó
en 1973 su Código de aguas a través de un decreto. La provincia de
Salta en 1946 dictó un Código de aguas que influyó de forma definitiva
en la legislación posterior.
RECURSOS GEOTERMICOS
Desde la antigüedad las fuentes termales han sido utilizadas como baños,
especialmente por sus posibles efectos medicinales. Algunos pueblos también
las
Usos Eléctricos
Para la generación de electricidad la tecnología actualmente existente permite
la utilización de fluidos de hasta 100°C mediante equipos de ciclo binario;
fluidos sobre los 150°C pueden ser utilizados en plantas geotermoeléctricas
convencionales. También en la actualidad pueden resultar competitivas
pequeñas centrales geotermoeléctricas para abastecer comunidades rurales
aisladas, para tal efecto existen mini centrales de 35 a 1.000 kW de potencia.
Usos no Eléctricos
Una vez que el pozo se ha terminado (lo cual puede llevar varios meses), se
toman registros verticales de flujo, temperatura, conductividad y potencial
eléctricos, velocidad sísmica, etc., para determinar las propiedades de las
rocas que se encuentran a lo largo del pozo y la variación de la temperatura
con la profundidad, lo que en forma indirecta ayuda a inferir la permeabilidad de
las rocas, ya que después de haber sido enfriadas por los fluidos de
perforación las capas de roca más permeables serán las que recuperen más
rápido su temperatura anterior por la circulación de los fluidos termales a través
de ellas.
Generalmente se deja "reposar" el pozo de unas cuatro a ocho semanas para
que se estabilice, comparando las variaciones en los registros de temperatura y
presión durante este tiempo. Una vez, estabilizado el pozo se induce su
descarga, es decir la emisión continua de fluido, y es sólo entonces cuando se
sabe cuánto fluido puede producir el pozo y a qué presión y temperatura,
determinando de esta forma la cantidad de energía eléctrica que se puede
obtener. Éste es el parámetro que nos va a indicar la factibilidad económica de
la explotación de un campo: cuántos pozos son necesarios para obtener la
cantidad planeada de kilowatts eléctricos, lo cual determina finalmente el costo
de la electricidad.
3-IMPORTANCIA ECONOMICA
Aplicaciones de la Geotermia:
Calefacción y Suministro de Agua Caliente Sanitaria
PESCA.
Concepto. Pesca Deportiva. Pesca Comercial.
La pesca se define como aquella actividad que se realiza para extraer peces.
Puede realizarse en aguas continentales o marítimas. Ancestralmente, la pesca
ha consistido en una de las actividades económicas más tempranas de muchos
pueblos del mundo. Entre las artes de pesca más comunes se pueden citar la
de arrastre, la pesca al cerco, la pesca al curricán, la almadraba, el trasmallo, la
pesca a palangre y las redes de deriva. Pero para llevarlas a cabo existen
varias modalidades, que se suelen dividir en pesca deportiva y comercial.
La diferencia de pesca tanto de estilos como de aparejos, varían tanto como los
entornos en los que se desarrollan, como la especie a capturar. La pesca
deportiva se desarrolla mediante dos instrumentos principales: caña y carrete,
los cuales se subdividen a su vez según la clase de equipo que se usa en
spinning, baitcasting, convencional y mosca.
Esta actividad actúa de referencia para identificar los grandes grupos de pesca:
en agua salada (desarrollada en la masa de agua oceánica) y en agua dulce
(practicada en aguas continentales como ríos, embalses o lagos). Esta
distinción suele realizarse también a nivel legislativo, ya que está regulada por
los diferentes Estados, correspondiendo las competencias en la materia a
diferentes administraciones.
Hacia finales del siglo XIX, el ingreso de inmigrantes italianos y españoles dio
un nuevo impulso a la actividad e innovación en las artes de pesca. Mar del
Plata, ciudad costera Argentina, era por aquel entonces un emergente destino
turístico con playas sobre el Océano Atlántico.
a) Exención, hasta un máximo de cinco (5) años, del pago del impuesto de
sellos en el orden nacional sobre los contratos de sociedad y sus prórrogas,
siempre que dichos actos respondan a la finalidad económica.
d) Exención durante un máximo de diez (10) años, del impuesto a las ventas,
sobre las operaciones en el mercado interno, de productos y subproductos de
la pesca y caza marítima, industrializados o no, cuya elaboración se haya
efectuado en la zona y/o provengan de esas actividades desarrolladas en la
misma.
Toda obtención de recursos vivos del mar que se efectúen en el Puerto de Mar
del Plata deberán comercializarse a través de dicho organismo, con excepción
de los productos congelados que no sufren otro proceso industrial previo a la
exportación; pero en el artículo 3 de la ley 22.260 se enumeran los objetivos del
organismo mencionado:
o) Toda otra función que se le encomienda relacionada con los objetivos del
Mercado Nacional de Concentración Pesquera del Puerto Mar del Plata.
a) El producido de una tasa de hasta el cinco por ciento (5 %), que se pagará
en iguales proporciones por comprador y vendedor, sobre el valor de primera
venta obtenido en la subasta.
g) Donaciones y legados.
a) Apercibimiento.
b) Multa de cien mil pesos ($ 100.000) a veinte millones de pesos ($
20.000.000), siendo dicho monto susceptible de actualización semestral a
cargo del Mercado Nacional de Concentración pesquera.
d) Cancelación de la inscripción.
La ley 24.922 declara que la pesca, en todos los espacios marítimos bajo
jurisdicción argentina, queda sujeta a las restricciones que determine el
Consejo Federal Pesquero (CFP) con fundamento en la conservación de los
recursos, con el objeto de evitar excesos de explotación y prevenir efectos
dañosos en el entorno. El citado organismo establecerá anualmente la Captura
Máxima Permisible por especie.
6) Establecer los requisitos que deben cumplir los buques y empresas para
desarrollar la actividad pesquera;
7) Establecer los métodos y técnicas de captura, los equipos y artes de
pesca de uso prohibido;
ARTICULO 1949. CCC- Pesca. Quien pesca en aguas de uso público, o está
autorizado para pescar en otras aguas, adquiere el dominio de la especie
acuática que captura o extrae de su medio natural.
CAZA.
Concepto. Caza deportiva. Caza comercial.
a) Deportiva.
b) Comercial.
apropiación.
4) los tesoros.”
Entonces, dos son los factores cuya concurrencia exige la hipótesis: que el
titular del dominio se desprenda materialmente de la cosa (“corpus”), con “la
mira” de no continuar en el ejercicio de su derecho (“animus domini”).
El caso de los animales que son objeto de caza o pesca, encuentran como
particularidad que se tratan de verdaderos supuestos de cosas sin dueño. El
art. 1948 CCyC vuelve sobre este tópico, ya desde el punto de vista del
cazador. Allí tratan distintas situaciones que pueden englobarse en dos:
pertenecen por apropiación los animales cuando el cazador los toma o caen en
su trampa y, mientras el cazador no desista de perseguir al animal herido. El
hecho de considerar que el animal cae en una trampa del cazador, como modo
de apropiación, denota una extensión de la acción del sujeto, aunque estuviere
ausente.
Nuestro Máximo Tribunal tiene resuelto, vigente el Código Civil, que deben
considerarse como res nullius, y por ello susceptibles de apropiación en los
términos de los arts. 2525 y 2527 CC, estando su caza sujeta a los
reglamentos de policía (arts. 2542 y 2549 CC), a los animales bravíos o
salvajes y a los domesticados que recuperan su antigua libertad.
Para que la pesca produzca la adquisición de los peces, ella debe cumplirse en
los lugares que prescribe. Se vierte aquí una única geografía, dependiendo de
autorización en las aguas privadas (llamadas “otras aguas”). No solo los peces
son objeto de la apropiación. Nótese que el art. 1949 CCyC refiere a “especie
acuática” e incluye a moluscos, crustáceos, etc.
PROCEDIMIENTOS DE APROPIACION
CAZA
ARTICULO 264°: Declárase de interés público la fauna silvestre, que incluye a
todas las especies animales que viven fuera del contralor del hombre, en
ambientes naturales o artificiales con exclusión de los peces, moluscos y
crustáceos.
ARTICULO 265°: Se entiende por acto de caza todo arte o técnica que tiende a
buscar, perseguir, acosar, apresar o matar los animales silvestres, así como la
recolección de productos derivados de aquéllos, tales como plumas, huevos,
guano, nidos o cualesquiera productos o sub-productos de dichos animales.
EJERCICIO DEL DERECHO
ARTICULO 271°: El cazador responde de la culpa o imprudencia por los actos
que realizare, en la forma que lo estatuyan las leyes comunes y está obligado a
indemnizar el daño que causare.
ARTICULO 272°: El Poder Ejecutivo fijará las zonas y períodos de caza y veda
con miras a la protección de la fauna silvestre y el control de las especies
dañinas o de las plagas a la producción agropecuaria, facultad que podrá
delegar en el organismo competente.
PROHIBICIONES
ARTICULO 273°: Prohíbese en el ejercicio de la caza:
PRODUCTOS DE CAZA
ARTICULO 287°: Toda especie no mencionada expresamente como
susceptible de caza en los reglamentos que al efecto dicte el Poder Ejecutivo,
se considera protegida y su caza prohibida, así como la tenencia y el comercio
de ejemplares vivos o de sus productos o despojos.
DECOMISOS
ARTICULO 289°: Sin perjuicio de las sanciones previstas, el infractor se hará
pasible del decomiso de las especies vivas aprehendidas, sus despojos o
productos y de las armas u objetos de caza utilizados en la comisión de la
infracción, excluido el perro de levante, y de inhabilitación para cazar utilizados
en la comisión de la infracción, incluido el perro de levante, y de inhabilitación
para cazar por uno o más períodos cuando la reiteración o gravedad de la
infracción así lo requiera.
2) Los bravíos o salvajes que viven bajo control del hombre, en cautividad o
semicautividad.
Francisco Verbic / 02/12/2014
En fecha 2 de Diciembre de 2014 la CSJN dictó sentencia en autos “Kersich,
Juan Gabriel y otros c/ Aguas Bonaerenses y otros s/ amparo” (causa
K.42.XLIX), un amparo colectivo promovido por 25 vecinos de la ciudad de 9 de
Julio, Provincia de Buenos Aires, con el objeto que la prestadora del servicio de
agua potable (ABSA) tome las medidas necesarias para bajar los niveles de
arsénico registrados en dicha localidad.
El caso llegó a la Corte por vía del recurso extraordinario federal interpuesto
por la demandada contra la sentencia de la SCBA que había rechazado su
recurso extraordinario local por cuestiones de admisibilidad. Este último, a su
turno, se dirigía contra la decisión de la Cámara de Apelaciones en lo
Contencioso Administrativo de La Plata que había confirmado la decisión del
juez de primera instancia de admitir la “adhesión” a la demanda de los actores
de parte de 2641 vecinos de la localidad y ordenar, en consecuencia, que
ABSA produjera de modo individual el informe circunstanciado que exige la Ley
de Amparo local N° 13.928.