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DISOLVER CREENCIAS

Disolver creencias. Limitantes, acartonadas, dolorosas, estratégicas. Sí, la creencia como


estrategia para fortalecer una decisión tomada a partir del dolor y con el único objetivo de no
confrontar, no asumir la parte de responsabilidad que me toca, no responder, enclaustrarme
en el papel de victima eterna.

Disolver creencias que han condicionado todas y cada una de mis respuestas, que han sido el
origen de gran parte de mis decisiones, de mis apuestas y posturas vitales, que han
conformado el ADN oculto de la realidad circundante de la que quiero sentirme ajeno, mero
objeto , en lugar de sujeto operante y activo .

Disolverlas dejando espacio al infinito número de posibilidades. Desapegarme de creencias


para respirar un nuevo oxigeno de potencialidad pura y de originalidad insight.

Para poder fluir en la vida, hay que superar el ruido ensordecedor de los viejos diálogos
internos. Esos mantras de alienación que dirigen sin saberlo, todos nuestros automatismos
emocionales. Mantras que dan muerte a nuestra fuerza interna, son vibración pulsante
desarmonizadora, en lucha con la vida suprema . Es la vida la que a través de los instintos
preservadores, trata de superar el control volitivo al que la mente condicionada son somete.

Seré libre cuando pueda observarme y reconocer que grande es el peso de las cadenas de
creencias obsoletas que arrastró con mis pasos.

Quiero pues aflojar con comprensión y coraje, la vieja ruleta rusa de mis respuestas-cliché.
Quiero deshacerme a golpe de una maza de luz clarificadora, de mi disco duro que de puro
viejo funciona con cinta magnetica, alojado en el inconsciente automatismo diario.

Respiro, disuelvo, suelto, aflojo, me abandono y finalmente escuchó mi corazón. Detengo de


una vez por todas, la dictadura y el crimen de mi mente autoritaria.

La vida es dinámica. El flujo surge entre el movimiento y la quietud, entre el caos y el orden,
pero lo verdaderamente importante es saber dónde me encuentro yo. Y más determinante
aún, si me he encontrado realmente a mí mismo, desnudo de creencias, patrones, mascaras y
personajes de opereta.
No soy lo que creo, no soy lo que siento, no soy lo que pienso. Simplemente soy, ese es mi
tesoro, la misma existencia.

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