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Fallos jurisprudenciales.

Patitó, José Ángel y otro c/ Diario La Nación y otros.


Sentencia: 24 de junio de 2008
CSJN. Capital Federal, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Hechos del caso.
Los actores, integrantes del Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial de la Nación,
promovieron demanda contra el diario La Nación y contra el periodista Jorge Urien Berri,
con el objeto que se los condenara a resarcir los daños que les habrían provocado las notas
de fechas 1º y 13 de diciembre de 1997, 30 de enero de 1998, 13 de marzo de 1998, 1º y 15
de abril de 1998, 14 de octubre de 1998, 11 de noviembre de 1998, 24 de febrero de 1999,
1º de marzo de 1999, 14 de marzo de 1999, 13 y 14 de abril de 1999, 15 de junio de 1999,
11 de agosto de 1999 y el editorial del 19 de octubre de 1998. 
Adujeron que los demandados, mediante las noticias, sus títulos y subtítulos y el editorial,
cuestionaron su desempeño profesional como integrantes del referido C.M.F., con especial
referencia a dos causas penales relacionadas con el fallecimiento de la señora Cristina
Britéz Arce y su hijo por nacer en la maternidad Sardá. 
De tal manera, precisaron los actores, el diario y el periodista afectaron los derechos
constitucionales a la intimidad y al honor; en tanto las publicaciones fueron inexactas,
formaron parte de una campaña persecutoria y difamatoria contra ellos y, en lugar de
informar, tomaron una abierta posición sobre el tema, con la intención de despertar en el
público sospechas sobre su actuación profesional.

Primera Instancia.
Hizo lugar a la demanda promovida contra el Diario La Nación. 

Basándose en que la publicación del día 19 de octubre de 1998, desprestigió al Cuerpo


Médico Forense y a los actores que formaban parte de él; el periódico emitió en sus líneas
un juicio de valor de carácter subjetivo y apresurado.

Segunda Instancia.
Confirma la sentencia de primera instancia; hace lugar a la demanda promovida contra el
diario La Nación y rechaza la que fue dirigida contra el periodista Jorge Urien Berri.

Tribunal interviniente.
Sala H de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil.

Síntesis del fallo.


Entendieron que el juez de grado no formuló ningún reproche al matutino en virtud de los
títulos, subtítulos y contenido de las notas, ni fundó la condena en razón de un exceso que
se verificara en las restantes publicaciones, con excepción del editorial. Destacaron,
además, que la evaluación del juez acerca de lo que los demandantes denominaron
"campaña periodística", entre el origen, el desarrollo y la eventual desproporción con el
desenlace de la causa, se ponderó a los fines de la publicación de la sentencia que pidieron
los actores, extremo éste que no mereció agravio por parte de la accionada.

Fallo de la corte.
Es función de la Corte fundamentar, propiciar y proteger los consensos básicos para el
funcionamiento de una sociedad en la que se pueda convivir con tolerancia de opiniones
diferentes. Uno de esos principios fundamentales es el de la libertad de expresión y el
control de los funcionarios públicos, así como el debate sobre sus decisiones. Los debates
ardorosos y las críticas penetrantes no deben causar temor, ya que son el principal
instrumento para fortalecer una democracia deliberativa, que es principal reaseguro contra
las decisiones arbitrarias y poco transparentes.
En suma, puede afirmarse que el texto examinado del editorial publicado el 19 de Octubre
de 1998, no es apto para generar la responsabilidad del diario demandado. 
En consecuencia, la decisión apelada que responsabilizó al referido diario, constituye una
restricción indebida a la libertad de expresión, por lo que debe ser revocada.
Por ello, y lo concordemente dictaminado por el señor Procurador General de la Nación, se
revoca la sentencia apelada y se rechaza la demanda.
Partes textuales y expresas del Fallo.
Cuando la constitución en su parte dogmática se propone asegurar y proteger los derechos
individuales, merece la denominación de derecho constitucional “de la libertad”. Tan
importante resulta la postura que el estado adopta acerca de la libertad, que la democracia,
o forma de estado democrática, consiste, fundamentalmente, en el reconocimiento de esa
libertad.
Podemos adelantar, entonces, que el deber ser ideal del valor justicia en el estado
democrático exige adjudicar al hombre un suficiente espacio de libertad jurídicamente
relevante y dotarlo de una esfera de libertad tan amplia como sea necesaria para desarrollar
su personalidad. Es el principio elemental del humanismo personalista.
Con el ejercicio de esa libertad jurídica, lo que yo hago u omito bajo su protección es capaz
de producir efectos jurídicos, o sea, efectos que el derecho recoge en su ámbito.
FCC, et al., petitioners v. Fox Television Stations, Inc., et al y el caso FCC, et al.,
petitioners v. ABC, Inc., et al.77 con ocasión de certiorari.
Sentencia: 21 de junio de 2012
Corte Suprema de los Estados Unidos.
Descripción del fallo.
Las leyes federales prohíben la transmisión de “expresiones... indecentes”, 18 U. S. C.
§1464, que incluyan referencias a actividades u órganos sexuales o excretorios, ver FCC v.
Pacifica Foundation, 438 U. S. 726. La Comisión Federal de Comunicaciones (Federal
Communications Commission, FCC) definió las expresiones prohibidas por primera vez en
1975 y adoptó en adelante un enfoque prudente que, no obstante, se tradujo en una
aplicación cada vez más amplia de esta prohibición legislativa. En 2004, la FCC, en su
Resolución sobre los Premios Globo de Oro, declaró por primera vez que el uso a modo de
improperio (no literal) de los términos conocidos en inglés como FWord o S-Word (en
alusión a los términos “fuck” y “shit”, respectivamente) podía constituir una expresión
indecente que resultaría impugnable, aun cuando se utilizaran una sola vez.
El presente caso se relaciona con expresiones aisladas de los términos referidos como F-
Word y S-Word durante dos emisiones en vivo transmitidas por Fox Television Stations,
Inc. En su resolución en la que determina el carácter indecente, la FCC señaló, entre otras
cuestiones, que la Resolución sobre los Premios Globo de Oro disipó cualquier duda de que
los improperios fugaces podían ser impugnables, declaró que, según la nueva política, la
ausencia de repetición era un factor que incidía en la determinación de que no existía
indecencia pero no constituía una defensa absoluta y sostuvo que ambas transmisiones se
inscribían en la nueva prueba, en tanto una consistía en una descripción literal de
excremento, y la otra apelaba al término conocido como F-Word. La resolución no preveía
sanciones para ninguna de las dos emisiones. El Segundo Circuito desestimó el reclamo del
organismo, y se negó a analizar la constitucionalidad de las medidas de la FCC; no
obstante, concluyó que el razonamiento de la FCC era inadecuado de conformidad con la
Ley de Procedimientos Administrativos (Administrative Procedure Act, APA).
Resolución de la Corte Suprema de los Estados Unidos: Se revoca la sentencia, y se
devuelven las actuaciones al tribunal de origen.
El juez Scalia redactó la decisión de la Corte, a excepción de la Parte III–E, en la que se
dispone lo siguiente:
1. Las resoluciones de la FCC no son “arbitrarias” ni “caprichosas” en el sentido de la
APA, 5 U. S. C. §706(2)(A). Pp. 9–19.
(a) De conformidad con el estándar de la APA, un organismo debe “tener en cuenta los
datos relevantes y elaborar una explicación satisfactoria de las medidas que adopte”. Motor
Vehicle Mfrs. Assn. of United States, Inc. v. State Farm Mut. Automobile Ins. Co., 463 U.
S. 29. Al invalidar la decisión de la FCC, el Segundo Circuito invocó en parte su anterior
interpretación de la APA y el precedente State Farm para exigir una justificación más
profunda de las medidas adoptadas por organismos que supongan un apartamiento de su
política anterior. No obstante, no existe en la Ley ni en las opiniones de esta Corte un
fundamento que autorice a exigir que todos los cambios de los organismos sean objeto de
una revisión más profunda. Si bien un organismo normalmente debe mostrar que entiende
que está efectivamente cambiando su postura, ver United States v. Nixon, 418 U. S. 683, y
deberá en ocasiones demostrar ciertas averiguaciones previas o ciertas expectativas
generadas por una política anterior, no necesita convencer a un tribunal de que las razones
para adoptar la nueva política son mejores que las de la vieja política. Basta con que la
nueva política sea admisible para la ley, que existan razones válidas que la justifiquen y que
el organismo considere que es mejor, y el cambio consciente realizado indicaría que estos
factores están presentes. Pp. 9–12.
(b) De conformidad con estos estándares, la nueva política de la FCC y la resolución de
esta por la que se determina que las transmisiones en cuestión serían impugnables por su
naturaleza indecente, no resultaron arbitrarias ni caprichosas. En primer lugar, la FCC
reconoció abiertamente que sus medidas recientes resultaban totalmente novedosas. Estas
medidas tuvieron en cuenta el carácter contradictorio de algunas determinaciones adoptadas
anteriormente por la FCC y su personal, que ya no serían legítimas. Las razones del
organismo para ampliar su potestad de aplicación, asimismo, resultaron absolutamente
racionales. Aun si se emplea a modo de improperio, el potencial insultante y ofensivo de la
llamada F-Word se deriva de su significado sexual. Y la decisión de analizar el carácter
manifiestamente ofensivo incluso en instancias de uso aislado de términos sexuales o
excretorios resulta compatible con el enfoque basado en el contexto establecido en el
precedente Pacifica. Dado que el anterior enfoque de la FCC sobre “defensa absoluta en
caso de uso único de palabras” podía redundar en un uso más generalizado de dichos
términos, y a la luz de los avances tecnológicos que permiten reducir el costo de suprimir
mediante un pitido los términos ofensivos, resultaba razonable que el organismo se apartara
de su régimen anterior. La decisión de la FCC de no imponer ninguna sanción excluye
cualquier afirmación de que aplica sanciones a las partes de manera arbitraria sin tener en
cuenta las posibles consecuencias de sus actos. Pp. 13–15.
(c) Ninguno de los argumentos invocados por el Segundo Circuito para determinar que los
actos de la FCC fueron arbitrarios y caprichosos resulta válido. En primer lugar, la FCC no
necesitaba contar con pruebas empíricas que demostraran que los improperios fugaces
tenían un “primer impacto” nocivo para los menores; basta con saber que los niños repiten
las conductas que observan. En segundo lugar, la conclusión del Tribunal de Apelación de
que la adhesión a la teoría sobre “primer impacto” de la FCC requeriría una prohibición
categórica de todas las transmisiones de improperios no resulta coherente con la actual
política bajo revisión, ya que la FCC siempre ha evaluado el carácter manifiestamente
ofensivo de las palabras y declaraciones en relación con el contexto en el cual fueron
transmitidas. La decisión de la FCC de conservar un cierto grado de discrecionalidad en
casos menos flagrantes no invalida su reglamentación de las transmisiones objeto del
presente caso. En tercer lugar, resulta razonable la predicción de la FCC según la cual una
exclusión per se de los improperios fugaces redundaría en un mayor uso. Pp. 15–18.
(d) Los argumentos adicionales de Fox no bastan para sustentar la confirmación de la
sentencia. Fox ofrece una interpretación errónea de las resoluciones del organismo al
sostener que la nueva política constituye una presunción de la indecencia de determinadas
palabras. Realiza una lectura de Pacifica mucho más amplia de la real, y afirma que la FCC
no explicó adecuadamente en qué sentido esta reglamentación resultaba compatible con ese
caso. Asimismo, la afirmación de Fox según la cual la reiterada invocación del “contexto”
por parte de la FCC no es más que una cortina de humo para ocultar un régimen de
discreción absoluta que no se rige por ningún estándar no tiene en cuenta que la opinión del
caso Pacifica respondió a un enfoque basado en el contexto. Pp. 18–19.
2. En ausencia de un pronunciamiento de los tribunales inferiores al respecto, esta Corte se
abstiene de analizar la constitucionalidad de las resoluciones de la FCC. P. 26.
El juez Scalia expuso la decisión de la Corte y redactó el voto de la mayoría en relación con
las Partes I, II, III–A a III–D y IV, al que adhirieron los jueces Roberts, Kennedy, Thomas
y Alito, así como el voto en relación con la Parte III–E, al que adhirieron los jueces
Roberts, Thomas y Alito. El juez Thomas emitió un voto concurrente. El juez Kennedy
emitió un voto concurrente con parte de los razonamientos, y concurrente con la sentencia.
Los jueces Stevens y Ginsburg emitieron votos en disidencia. El juez Breyer emitió un voto
en disidencia, al que adhirieron los jueces Stevens, Souter y Ginsburg.

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