Está en la página 1de 19
SUMMERSON, J.: E/ Lenguaje Cldsico en la Arquitectura. 2. La gramatica G. Gili, Barcelona 1978. de la Antigtiedad Hasta ahora he dadicado casi todo ol tiempo a los cinco érdenes y espero no haberles ccansado porque nos acompafiaran durante la ma ig. yor parte del camino. Sin embargo, a parti de aho- ra daré por supuesto que estén ya familiarizados Con ellos y hablaré menos de los érdenes mismos {ue del modo en que se utilizan. Miren por dltima vez los drdenes. .Qué son estos drdenes? Colum: (cuyo opcional) ‘con salientes para sus- tontar los aleros de una cubierta. ,Qué podemos hhacer con ellos? Bueno, si estamos diseando un tomplo con porticos delante y detras y columnatas 1 108 lados, estas columnas y sus accesorios tienen {que ver con casi tado, al menos en lo que al exto- ‘or se refiere, En cada una de las cuatro esquinas {dol tempo, las vortiontes do la cubierta so separan {ola cornisa para formar, delantey detras, un Wién- {ula plano que llamamos frontén, Pero supongamos {que no estamos disenando un templo, Supongamos fue estamos disefiando una estructura grande y = Ccomplicada como un teatro o un palacio de lus ticia, una estructura de varias plantas que contio- ne arcos, bovedas y muchas puertas y ventanas. {Qué ociirre entonces? El sentido comin nos dice {que hemos de descartar los drdenes como algo Itrevocablomente asociado a los templos y que hemos de empezar de nuevo por el principio para {ue los arcos, las bévedss y Ia configuracion de Ventanas encuentren una expresién propia. Est 5. Eh ordon ances (7) fer pecan indepen | % 2 puede ser el modemo sentido comdn, fo que ha acurrida siempre, y desde i la actitud adoptada por los romanos cuando apli- ccaron el arco y Ia boveda a sus ediicios publicos. {Lejos de abandonar los 6rdenos al construiranfitea- tros, basilicas y arcos de triunfo abovedados, los ‘aplicaron del modo més explicit posible, como si pponearan (y soguramente lo pensaban) que ningan fditicio podia comunicar algo a menos que estu- Vleran presentes los érdenes. Para ellos, los drde- nes eran la arquitectura, Quiza se tratase, en pri- mera instancia, de dotar a los grandes proyectos ‘ivles con el prostigio de la arquitectura religiosa No 0 86. De todos mods, los romanos tomaron este tipo de arqutectura, altamente estilizada poro es- ‘ructuralmente muy primitiva, y la casaron con los ‘complejos edificios arqueados, abovedados y de hhumerosas plantas. Y al hacerlo elevaron el len- ‘uale arquitecténico a un nuevo nivel. Idearon pro- Ccedimientos para utilizar los érdenes, no simple- ‘mente como enriquecimientos ornamentales de sus ‘nuevos tipos de estructuras, sino como un control do las mismas. En muchos edifcios romanos, 10s {rdenes son absolutamente indtles desde un punto de vista estructural pero hacen expresivos a los fedifcios, les hacen hablar; llevan al edificio, con sentido y oeremonia, con gran elegancia a veces, hhasta la mente del espectador. Dominan y contr lan visuslmente los edificios a fos que han sido agregados. £06mo se consigue esto? Desde tu {90 no se logra simplemente prendiendo con aif Fes, columnas, entablamentos y frontones a una o ‘ructura, de otro modo desnuda. El conjunto —es- ‘ructura y expresién arquitecténica— debe cons tir un todo integrado y esto implica inroducir las columnas de muy diversas maneras. Y es que hay Columnas y columnas. Las columnas autoportantes © exentas han de sostener algo. La mayorla sopor- tan su propio entablamento y quizés un muro 0 lo ‘mejor solamente os aleros dela cublerta que tienen fencima, Pera también tenemos las llamadas «co- lumnas Separadass, que son casi tangentes a un muro situado detrés, que es el verdadero soporte ‘de su entablamento, Tenemos también las colummnas ‘adosadas, embobidas o «de tres cuartos», una cuar~ ta parte de las cuales esta embutida en el muro, 0 las medias columnas, con la mitad embutida en el muro. Por ditimo, tenemos las «pilastras> que son represontaciones planas de las columnas,labradae ‘como en relieve sobre el muro (0 si Io protieren, ‘como columnas de saccién cuadrada que se hu: bieran empotrado en el muro). Tenemos, puss, cua {to grados de integracién de un orden en una e5- tructura, cuatro grados de relieve, cuatro Intensi- ddades de sombra. Los romanos nunca aprendieron 1 explotar plenamente todas las posibilidades de festa ‘scala, aunque fueron les que indicaron el camino para hacerlo. Para que vean con mas cla ridad fo quo estoy diciendo echen una ojeada a las iglesias dell Gest y Santa Susanna, Roma y a la del Val de Grace, Paris, res fachadas de otras tantas Iglesias de los siglos XVI y XVII. Las pilastras pre- dominan en Il Gest. de Roma. Santa Susanna tiene pilastras arriba y pilastras, medias columnas y columnas de tres cuartos abajo. El Val de Grace e Paris tiene un pérlico con columnas exentas, madias columnas, columnas do tree cuartos ¥ pi lastras. Mas adelante volveré a hablar de estos tes ecdificios. Pero ahora sélo me interesa que vean ‘con sus propios ojos los tipos de combinaciones pposibles €on los Srdenes, combinaciones que son resultado a largo plazo del proceso iniciado por los romanos. Y misntras miran esas tres Iglesias ‘observen otra cosa. Cada vez que un orden aumenta @l grado do su relieve (pasando, por ejemplo, de la pilastra a a media columna, y de éeta ala columna o tres cuartos) el entablamento experimenta una tuptura y da también un paso hacia adelante. Y es {que no se puede jugar con las columnas y mantener invariable el entablamento, Esta es una de las re- alas. Espero que ahora comprenderdn me- Jor lo que quoria decir cuando afirmaba que en igs. 273767 2 Fy lenguajo de ta arquitectura cldsica los érdenes no se prenden con alfileres a la estructura, sino que festan integrados en ella. Unas veces penetran di rectamente en ella, otras salen a darse un paseo por un pértico autoportante o una columnata. Pero Siempre el contro! dat conjunto esta on sus manos. Volvamos. ahora a la antigua Roma, ‘Ya recalqué que todos los eiicios romanos de im- portancia, a excepcién de los templos, estaban di- Selados sobre Ia base de arcos y bovedas, mien- tras que los érdenes perlenecen en rigor a un sis- tema mas primitivo: la arquitectura adintolada. El ‘aridaje 0 los das en el sentido de asignar a los, Viajos tipos de columnas la tarea do sostener arcos ppodia dar resultado hasta cierlo punto, pero nunca {ue del todo satistactorio por dos razones. En pri- ‘mer lugar, la asociacién de las columnas y sus en- tablamentos habia sido tan protongada que su di- vorcio hubiera supuesto una especie de mutilacion. En segundo lugar, los edificios arqueados 0 abo- vedados de cualquier tamano no necesitan colum- rnas sino robustos contratuertes para soportar las cargas. Las columnas son demasiado delgadas. {Que hicieron los romanos entonces? El Coliseo ‘de Roma suministra en sequida una respuesta en el lado menos dafado de este asombroso edifici. Vemos sus tres interminables galerias.abieria, arco sobre arco, con una maciza planta adicional artiba, Y vemos que cada hilera do arcos esta en- ‘mareada por una columnata continua. La finalidad festructurat de estas columnatas es nula o insigni- ficante. Son representaciones de la arquitectura del templo, talladas como en relieve sobre un edificio {que no es un templo, que tiene varias plantas y est ‘construido como sisiema de arcos y bévedas. Si esta modo de combinar el sistema arqueado con el adintelado —utlizando este ultimo ‘come simple medio de expresién— nos parece ab- ‘surdamente sencilloe8 sobre todo porque estamos muy acostumbrados a él. Es sencillo, pero cuando To empezamos a examinar mas detalladamente, no fs tan sencillo ni mucho menos. En el Coliseo te- Remos cuatro drdenes: dorico en la planta baja, jonico en la siguiente, corintio en la tereera, y en la altima y ciega, un orden indeterminado que al- unos han identificado con el compuasto pero que fen realidad s6lo se da en el Coliseo, Centremo ahora nuestra atencién en uno de los arcos de | plantas abiertas, por ejemplo en la de en medio, {que es jénica, reproducide en un dibujo a escala, ‘Tenemos aqut una construcci6n gramatical comple ‘ta, Esta controlada por un orden jénico que 610 ‘obedece a sus propias reglas estéticas tradiciona- les. La forma y las dimensiones del arco y de los estribos que hay detrés de las columnas vienen cribité més adelante. Pero el gran logro de! Renacimiento no fue la imitacién estricta do los edificios roma- hos (e80 quedo para los siglos XVill y X1X) sino la feformulacion de la gramatica de la Antigledad ‘como una disciplina universal, a disciplina, here- Gada do un pasado remoto y aplicable a todas las fempresae constructivas honorables. De esa gra- matica, de esa disciplina, espero haber dicho ya lo Suficiente para convencerles de su roalidad y tam- bién de su eencillez, pero hay algo més que deben saber. Por ejemplo, 1a cuestién realmente sencilla dol espaciado de la columnas, lo que técnicamente fe llama «intercolumnio». Et intercolumnio marca fl «tempos de un edificio, y una vez establecido fese tempo no se le puede olvidar. Son posibles, sh Ciertas variaciones dentro de un tempo dado, pero Variaciones de una clase muy especitica y signi- ficatva, Los romanos concedian tanta impor- tancia al espaciado de las columnas quo establecie- fon cinco tipos fijos, medidos en diémetros de co- Tumna, que recoge Vitruio. Llamaron picnéstilo al de espaciado manor, de 1.5 didmotros. Después Venian el sistio, el éustilo y el ddstilo,yfinalmente fl mas amplio, el aredstilo, de 4 didmotros. Los mas corrientes son el sitio y el éustlo. Podrlamos calificar al sistilo de marcha rapida, y al éustilo de paso digno y suave, Los intercolumnios extromos ni marchan ni caminan. El_pfendstilo me ha produ ido siempre la impresién de un con el sistlo; pero no ‘me gusta el «presto» para el piondstii, y menos ‘aun el «largo» para el aredstlo. Camo acurte con todas as analogias de este tipo no tiene sentido le varlas demasiado lejos. Sin embargo, la importan- Cia del intercolumnio como sistema de «marcar el compas» de la arquitectura es, naturalmente, in- ‘mena. En San Pietto in Montorio y en el Mausoleo del Castle Howard se aprecia un elocuente con- traste que ejemplifica pertoctamento este punto. Son edificios de la misma forma global y aproxi- ‘madamonte la misma finalidad conmemoratva, y ‘embargo, qué emociones tan cistintas suscitan el aiéstiio de Bramanto (8 didmetros), augusto, so- ‘eno, reflexivo; el picndstlo de Hawksimoor (1.5 did metros), tenso y prohibitive, como una empalizada Ceremonial. Y si miran las restantes ilustraciones con esta cuestién del ctempo» en la mente estoy seguro do que al final no les quedara duda alguna sobre la importancia del

También podría gustarte