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Rescission

by aleshita-luvs-paramore

Nos conocimos. Salimos juntos. Fuimos a casa. No éramos amantes. Ni siquiera


amigos. Éramos compañeros de cama. Y funcionó... hasta que dejó de hacerlo. TH
ExB TRADUCCION
Rated: Fiction M - Spanish - Romance/Drama - Bella, Edward - Chapters: 12 -
Words: 30,784 - Reviews: 113 - Favs: 267 - Follows: 223 - Updated: 9/14/2015 -
Published: 1/23/2015 - Status: Complete - id: 10993147
URL: https://www.fanfiction.net/s/10993147
Table of Contents

Table of Contents

1. Hooker?

2. Nox

3. Cream Cheese

4. Uncomplicated

5. Spooning

6. Covet

7. Distractions

8. Sunshine

9. Crap Shoot

10. Blackout

11. More

12. Epílogo
Hooker?
This is not my story, I'm translating with the previous permission of the real
autor GeekChic12. She's the best! Thnks a lot Geekchic, this is an honor. Hope
you all, enjoy!

Summary: Nos conocimos. Salimos juntos. Fuimos a casa. No éramos amantes. Ni


siquiera amigos. Éramos compañeros de cama. Y funcionó... hasta que dejó de
hacerlo.

Disclaimer de la autora 1: SM es dueña del pie*. Yo solo lo hice limonada.

Disclaimer de la traductora: Estoy a punto de comerme el pie, y la limonada y


vaya que voy a gozar, pero claro, les dejo unas cuantas mordidas a ustedes ;)

*Pie: ya saben (pai) el postre que se come lenta y deliciosamente.

Hay reglas. Ignóralas y estás jodido, y no de una buena manera.

Capítulo 1: ¿Puta?

Bella POV

Sentados en un grupo de bancas de un moderno restaurante de Seattle, el esposo


de la Dra. Cullen, Emmett, estaba destrozandonos con el toque único de su vida
como amo de casa —desde hecho que debía alejar a las mamitas lanzadas en los
parques de juego, hasta la adición de su vecino de tres años edad a su nunca
acabable lista de niños que nunca estarían permitidos de salir con alguna de sus
hijas.

—Apenas el otro día, Lily fue a...-

No registré nada más de lo que Emmett dijo después de ver hacia la puerta y lo vi a
él.

Noté su distintiva fanfarronería antes incluso de verlo a la cara. Era menos una
caminata y más un acecho sexual. ¿Como podía parecer tan casual en medio de un
ajetreado restaurant? Y aun más importante ¿Que mierda hacía él aquí?

¿Pensaría él que nuestro trato se rompía si me veía en una cita?


Vi al piso y fuera de su campo de visión, tratando de esconderme detrás de mi
cabello. Tal vez él no me notaría. Di una ojeada nuevamente, y Rosalie y Emmet
compartieron una mirada confusa antes de observar sobre sus hombros. Él estaba
dirigiéndose junto donde estábamos.

Silenciosamente repetí, gírate, gírate. Gira. En mi cabeza.

Rosalie volvió la mirada hacia mi por un momento con una sonrisa emocionada,
justo antes de de voltearse verlo a él, poniéndose de pie para ofrecerle un ligero
abrazo. Sus ojos se abrieron de par en par mientras mi atrapaba en su mirada antes
de que los brazos le rodeasen. —Edward, estoy tan contenta de que lo hayas
logrado —, dijo ella. —Estaba preocupándome un poco.

Joder, por supuesto. Hay sólo unos cuatro millones de personas en el área
metropolitana de Seattle, la mitad de los cuales son hombres. ¿Por qué no iba a ser
'E', el barman que había conocido hacía un par de meses, también el hermano de la
Dra Cullen, Edward, quién es dueño de un restaurante?

Y mi cita a ciegas.

Me saqué de mis pensamientos cuando Rosalie dijo mi nombre. —Isabella, éste es


mi hermano, Edward Cullen, famoso restaurateur-

Edward la cortó, frotando la parte posterior de su cuello. —Es un bar, no es un


restaurante, Rose. Y realmente no soy famoso.

—Ustedes sirven comida—, argumentó antes de volverse hacia mí. —Está siendo
modesto. Seattle Magazine hizo un artículo de página completa sobre su bar. Se
quedaron entusiasmados con el ambiente, el personal, y la comida.

Sus ojos brillaban de orgullo cuando se volvió de nuevo a Edward. —Estoy


orgullosa de ti, así que sólo vamos a tener que dejar que me jacte un poco de mi
hermanito.

Ella me miró con intención, diciendo: —Mi soltero hermano pequeño—, y guiñó un
ojo. Su guiño extrañamente parecido era la única semejanza familiar que pude ver.

Rosalie absolutamente radiante mientras me presentó con un movimiento de su


mano. —Edward, ésta es la doctora Isabella Swan. Ella es una residente de
segundo año de cirugía general y mi nueva aprendiz.

—Es un gusto conocerte, Isabella,— dijo.


Mis ojos se estrecharon en el énfasis que puso a la última parte de mi nombre. —
Igualmente, Edward.

Él me sonrió antes de acomodarse a sí mismo en la cabina.

Los dos nos sentamos en un incómodo silencio, excepto cuando la camarera llegó
para nuestra orden. Afortunadamente, Emmett se apresuró a llenar el silencio con
más pruebas y tribulaciones de la vida diaria con sus tres niñas.

Sentarse al lado de Edward era una tortura. Mi cuerpo conocía tan bien al suyo— su
tacto, su olor, su sabor. Y lo que sentí cuando me probaba. Pero mi mente
tambaleaba. No salimos en público . Teníamos un sistema. Comenzó con un
mensaje de texto. Puede ser que sea un directo necesito un polvo, o una más
explícito Quiero oír tus dedos deslizándose dentro y fuera de tu coño mientras
chupas mi polla, con una hora y el lugar.

Nos conocimos. Salimos juntos. Fuimos a casa. No éramos amantes. Ni siquiera


amigos. Éramos compañeros de cama. Y funcionó. Para mantener el sistema
funcionando, tuvimos reglas. Una especie de contrato. Y este desastre estaba
definitivamente en contra de las reglas.

Necesitaba pensar, y no podía hacerlo sentada a su lado. Su distintivo olor— a


colonia mezclada con bourbon dulce y ahumado escocés de su bar —cargaba
pesadamente el aire entre nosotros, invadiendo mi espacio. Podía sentir el calor de
su cuerpo a escasos centímetros del mío. Y yo sabía exactamente qué se escondía
bajo sus perfectamente entallados pantalones.

Sacudí los pensamientos de mi cabeza y me excusé para ir al baño.

Después de mojar una toalla de papel, me apreté contra mi frente y la parte


posterior de mi cuello. Me sentí mejor después de un momento, y mi rostro
inundado previamente estaba volviendo de nuevo a su palidez originales. Abrí la
puerta para regresar a la mesa, y allí estaba, su largo cuerpo apoyado contra la
pared de enfrente, con los tobillos cruzados a sus pies. La poca luz en el pasillo se
reflejaba en el pequeño anillo en el extremo de la ceja.

Ese sexy como la mierda aro en la ceja.

Bastardo.

—¿Qué demonios estás haciendo aquí?— Grité-susurré entre dientes.

—Tú planeaste esto, ¿no?— él respondió con los ojos ligeramente entrecerrados.
—¿Planearlo? ¿Cómo mierda pude haber planeado esto? ¡Yo ni siquiera sabía que
tenías una hermana!

—Oh, vamos. ¿Cuántos Edward Cullen crees que hay por aquí?

Mis manos se apretaron en puños. —¡Yo no sabía tu apellido! Ni siquiera sé tu


nombre. Te presentaste como 'E'. Eso es todo por lo que alguna vez te llamé.

Él sonrió. —¿Normalmente duermes con gente de la que sólo conoces su primera


inicial?

—¡No!— Respondí con indignación. —Sabes que esta es la primera vez que he
tenido un ... lo que sea que este arreglo se llame. ¿Y tú? ¿Se te ha ocurrido pensar
que Bella era la abreviatura de Isabella?

Edward se encogió de hombros. —Yo realmente no pienso en ello, para ser


honesto. ¿Por qué no te llama Bella, de todos modos?

—Ella sólo me llama Swan o Dr. Swan en el hospital.— Un pensamiento se me


ocurrió, y no me gustaba la forma en que me hizo sentir. —Entonces, ¿estás
saliendo ahora? ¿Qué pasó con la exclusividad?

—Yo podría decir la misma cosa.— Su expresión no cedió ni un poco. Por todo lo
que podía decir solo al mirarlo, estábamos hablando de las condiciones
meteorológicas.

Yo, por el contrario, podía sentir el color en ascenso en mis mejillas de nuevo. —Yo
sólo estaba haciéndole un favor a Rose, y sólo porque salgo con alguien, eso no
significa que me voy a dormir con ellos.

—Sí, bueno, lo mismo, cariño. En ambos casos,— se burló.

Fruncí el ceño. —Estúpido.

Edward ignoró mi pinchazo. —Así que, eres doctora, ¿eh? ¿Cómo es que nunca me
lo dijiste?

—No sé. ¿Cómo es que nunca me dijiste que era dueño de ese bar? Pensé que
eras el bartender.

—Así que usted pensaba que estaba 'manoseándote' con el personal de servicio,
¿eh?— preguntó, usando comillas en el aire.

—Eso no es lo que dije.


—Ya sabes,— dijo él, me escudriñando con una ceja levantada, —No te veo del tipo
médico. Normalmente no lo hago con doctoras.

—¿Qué se supone que significa eso? ¿Y por qué "tipo" me tomas?— Le pregunté,
imitando sus comillas en el aire.

Se encogió de hombros.

—¿Qué pensaste que estaba haciendo todas esas veces que no estaba disponible
porque estaba trabajando en la sala de Emergencias durante la noche?

—No lo sé—, respondió, encogiéndose de hombros otra vez. —¿Puta tal vez?

—Pensaste que era una prostituta?— Lo miré dubitativo. —Y pensaste que daría
mis servicios fuera de forma gratuita?

—Bueno... ¿me has visto? —preguntó con esa maldita sonrisa moja-bragas.

Tenía un punto, pero aún así...

—Oh, Dios mío. Eres incorregible.

—Esa es una terriblemente gran palabra para una prostituta.

—¡No soy una puta!— Mis manos seguían en puños, y hube pisoteado como un
niño pequeño. Mis mejillas ardieron en llamas cuando una mujer salió del baño de
señoras y me lanzó una mirada antes de alejarse.

Edward se rió entre dientes, el sonido ronco apretándome de la excitación.

Joder, me hubiera gustado que no me afectara tanto. Pero entonces nuestro


pequeño arreglo no sería tan satisfactorio como lo es.

—Vamos a ... a volver a la mesa—, le dije, parpadeando otra mirada enojada hacia
él sólo por el placer de hacerlo.

—Adelante. No me gustaría que pensaran que nos colamos—, dijo, con aire
aburrido. —Aunque a mi hermana probablemente le encantaría. Ella no puede
esperar a tener pequeñas sobrinas y sobrinos.

La forma en que su tono se suavizó cuando terminó de hablar me tomó por


sorpresa. Nunca hablamos de nuestras vidas, —nuestros deseos o ambiciones
personales. Pero fue la vulnerabilidad en su voz que realmente me confundió.
Siempre había sido tan seguro de sí mismo. Arrogante incluso. Lo que estaba bien
para nuestra situación.

Edward tenía todas las razones para ser arrogante acerca de sus habilidades en la
cama.

Como me senté de nuevo en nuestro puesto, Rosalie me miró con los ojos azules
preocupados. —¿Todo bien?

—Oh.— Agité mi mano en lo que esperaba fuera una forma despreocupada. —Sí,
está bien. Yo tenía algo en el ojo, y me tomó un poco de tiempo extra sacarlo. Lo
siento.

Edward llegó meneándose de nuevo a la mesa y se sentó a mi lado otra vez,


presionando deliberadamente todo lo largo de su muslo contra el mío.

Maldito sea.

Thanks again Geekchic, this is amazing!

Okay, parece que loquearme un poco con tanta cosa de que me voy, ha
resultado en estoooooo! Si!

Me levantaron el ánimo y lo único que haré será seguir escribiendo y corregir


el gran listón de horrores que había subido anteriormente. No sé, me entró la
depre... y quise largarme con mi sarta de cosas. Jijiji

Bueno, pues éste es un regalo adelantado para todas la lectoras de Sólo un


Número, espero que disfruten, en un par de días llegará nuestro tan amado
Olderward. Más bello no puede ser.

Besos, Ale!
Nox
This is not my story, I'm translating with the previous permission of the real
autor GeekChic12. She's the best! Thnks a lot Geekchic, this is an honor. Hope
you all, enjoy!

Summary: Nos conocimos. Salimos juntos. Fuimos a casa. No éramos amantes. Ni


siquiera amigos. Éramos compañeros de cama. Y funcionó... hasta que dejó de
hacerlo.

Disclaimer de la autora: SM es dueña del pie*. Yo solo lo hice limonada.

Disclaimer de la traductora: Estoy a punto de comerme el pie, y la limonada y


vaya que voy a gozar, pero claro, les dejo unas cuantas mordidas a ustedes ;)

*Pie: ya saben (pai) el postre que se come lenta y deliciosamente.

Hay reglas. Ignóralas y estás jodido, y no de una buena manera.

Capítulo 2: Nox

Edward POV

Maldita sea, ella estaba un poco cascarrabias . Y me encantaba.

Bella se deslizó lejos de mí, un poco después apreté mi pierna contra la de ella,
pero no dejé que eso me disuadiese. Llevé mi mano sobre su rodilla expuesta y
acurruqué mis dedos alrededor de ella. Dio un salto en respuesta, pero Rose y
Emmett estaban hablando entre sí y no se percataron.

Su pierna se sacudió de mi agarre, y sonreí ante el ceño fruncido en su rostro.

Sacarla de quicio siempre fue divertido para mí. La hacía follarme mucho más duro.
Y es mejor creer que estaba esperando a que ella estuviese en una habitación
sobre una cama para el final de la noche.

—Isabella, ¿estás bien?— Preguntó Rose.

Bella enderezó la espalda y serenó a sus expresión. —Sí. ¿Cómo está la salsa de
espinacas?
Nuestros aperitivos y bebidas habían llegado mientras estuvimos fuera, y le di un
sorbo a mi Jameson en las rocas.

—Oh, está bastante bueno, pero el lugar de Edward sirve una mejor.— Rose sonrió
a mí, y yo luchaba para no rodar los ojos.

No es que no me haya gustado su apoyo. Se sentía un poco condescendiente a


veces, como si estuviera compensando la desaprobación de nuestro padre a mi
elección de carrera.

Yo no doy una mierda sobre eso, pero siempre es agradable cuando tus padres
están orgullosos de ti sin importar que hagas. Papá no era tan duro conmigo en eso,
pero yo sabía que estaba decepcionado cuando dejé la escuela de medicina de
abrir mi bar. Y ninguno de mis padres era muy aficionado a mi piercing o mis nuevos
tatuajes.

—Vives en Belltown, ¿verdad, Isabella? ¿Donde está, Nox, su bar?— preguntó


Rose.

—Mmmm,— Bella respondió despreocupadamente mientras levantaba su copa.

—Oh, por lo que probablemente ha estado allí antes,— Rose contestó. —Es uno de
los lugares más llamativos en ese barrio.—

Bella abrió mucho los ojos, y balbuceó mientras bebía agua. —Um. No,— se
atragantó. —No, no lo creo.— Vi sus mejillas volverse de diez tonalidades de rojo y
luché para mantener en mi risa, tosiendo en mi mano en su lugar.

Me acordé de la primera noche en que había entrado en mi bar muy vívidamente.


Se había puesto un vestido rojo ceñido y unos tacones que gritaban ven-a-cogerme-
.

Ella no estaba tonteando.

Su timidez actual era un gran contraste con la confianza que salió de ella mientras
paseó en Nox esa primera noche. Pero no me sentía menos atraído por la mujer
con la cara roja al lado de mí de lo que había estado de la zorra que había retratado
entonces.

Me acordé de cada segundo del tiempo que pasó en mi bar, sobre mi bar, en mi
oficina. Y a pesar de que estaba mintiendo entre dientes en este momento, estaba
jodidamente seguro que ella también.
—Oh. Bueno, definitivamente debes ir en algún momento. Es el lugar perfecto para
relajarse con un buen martini después de un largo turno en el hospital,— Rose
terminó con una sonrisa.

Bella le ofreció una sonrisa más bien rígida a cambio. —Lo tendré en cuenta.—

Ella estaba claramente incómoda. Diablos, yo también. Pero mi hermana tenía


buenas intenciones. Yo le seguí la corriente de vez en cuando con esas
insinuaciones , porque sabía que ella quería verme establecido.

Sólo que no estaba interesado en eso en este momento.

...

Después de un poco de comida decente y la conversación más rebuscada, todos


nos amontonamos fuera del restaurante, al aire fresco de noviembre.

—¡Bueno, esto fue muy divertido! Deberíamos hacerlo de nuevo en algún momento
—, dijo Emmett con una gran sonrisa.

Bella y yo nos dimos uno al otro una rápida mirada.

—Um...

—Yo no-

—Hey, allá hay un taxi,— mi hermana me dijo, señalando hacia abajo. —¿Por qué
no lo comparten? El apartamento de Bella está en el camino para ti, Edward.

Ella era implacable.

Pero, al menos, tal vez podría conseguir un final feliz de esta noche, después de
todo.

—Eso es una gran idea,— dije, sabiendo que esto le cabrearía a Bella. —¿Bella?—
Abrí la puerta y di un paso atrás para permitir que ella entrase en el taxi. Mi madre
me crió para ser un caballero. Aunque eso no iba a impedirme follar a ésta chica
hasta perder la razón, una vez que llegáramos a su casa.

Es decir, si ella me dejaba.

Bella no me miraba, y me di cuenta de que sus orificios nasales se dilataron un


poco. Ella dejó escapar un profundo suspiro antes de dar un paso adelante. —Bien.
Fue bueno verte, Emmett. —dijo, inclinándose para darle un beso en la mejilla y
luego hacer lo mismo con Rose. —Nos vemos mañana, Rosalie.—

—Diviértanse, chicos—, dijo Emmett, riéndose. Rose le golpeó en la frente antes de


dirigirse hacia su coche.

Puse mi mano hacia arriba, despidiéndome antes de deslizarme en el asiento


trasero del taxi al lado de Bella.

Joder, ella olía bien. Toda una mezcla de luz de sol y niña.

—Dos paradas—, ella ladró al conductor. Luego recitó su dirección.

Yo sólo sonreí, sabiendo qué recibiría en su casa. Esta chica nunca me pudo
resistir. Lo que era exactamente lo que gustaba.

Bella estaba sentada al otro lado del asiento trasero, casi presionada contra la
puerta. Deslizándome silenciosamente hacia ella, dejé que mi mano cayera en el
asiento justo al lado de su pierna. Mi dedo meñique se puso en contacto con su
expuesto muslo, justo en el borde de su vestido, acariciando suavemente.

Ella se estremeció.

—Detente, Ed-ward.

Me reí de la forma en ella soltó mi nombre, pero no me detuve de mover mi mano a


la cara interna de su muslo y apoyarla en ella. —Realmente no quieres que me
detenga. Esto es lo que hacemos, Bella. Follamos—, le dije al oído. —Y somos muy
buenos en ello si me preguntas.

Ella negó con la cabeza. —No me gusta esto. No me gusta saber todas estas cosas
sobre ti. Esto se supone que es libre de complicaciones. Y ahora...— Ella suspiró.
—Ahora, es un desastre.

—Bella, mírame.— Esperé hasta que pude ver sus ojos antes de continuar. —No es
un desastre. Todo está bien. Aún puedes llamarme 'E' si quieres.

Eso me valió una pequeña sonrisa mientras nos detuvimos en frente de su edificio.

—Vamos—, le dije, curvando la mano alrededor de su pierna y adentrádome un


poco. —Déjame subir—

Dos horas más tarde, me subí a otro taxi, saciado y tratando de mantenerme
despierto, sonriendo a los muy recientes recuerdos en mi cabeza.
Mis dedos dentro de Bella en su cocina con la espalda presionada contra el
refrigerador.

Bella de rodillas en su sala de estar con sus labios carnosos deslizándose sobre mi
polla.

Yo en de espaldas en su cama. Sus manos agarrando la cabecera mientras


cabalgaba mi cara.

Mis manos agarrando sus caderas mientras me introducía en ella, viendo a mi


tatuada palma contra su apretado culito .

Recuerdos fantásticos de mierda.

Llamé a Garrett en el camino de regreso a mi casa para comprobar cómo iba el bar.

—Todo bien, jefe,— me dijo.

Todo bien.

La carrera perfecta. La "relación" perfecta, es decir, nada más allá del sexo.

Lo tenía todo.

...

Regla #10 de Folla-amigos: Llegar por separado. Correrse tanto como se pueda.
Irse por separado. No compartir viajes de auto —puede complicar una escapada
rápida.

Estado de la regla: Quebrada.

¡Awww! que lindo, sus alertas y reviews han llenado de amor mi corazón.
Gracias. Y... éste capi va dedicado a una loca: Gris mi vida, gracias por
fangirlear tanto con éste fic.

¿Que tal Edward eh? Es todo un... sexy macho jeje Tampoco pude resistirme a
los ojitos y tattoos y subí, para que me suba la falda a mí. Jajajaja. Un abrazo
chicas.

Besos, Ale!
Cream Cheese
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autor GeekChic12. She's the best! Thnks a lot Geekchic, this is an honor. Hope
you all, enjoy!

Summary: Nos conocimos. Salimos juntos. Fuimos a casa. No éramos amantes. Ni


siquiera amigos. Éramos compañeros de cama. Y funcionó... hasta que dejó de
hacerlo.

Disclaimer de la autora: SM es dueña del pie*. Yo solo lo hice limonada.

Disclaimer de la traductora: Estoy a punto de comerme el pie, y la limonada y


vaya que voy a gozar, pero claro, les dejo unas cuantas mordidas a ustedes ;)

*Pie: ya saben (pai) el postre que se come lenta y deliciosamente.

Hay reglas. Ignóralas y estás jodido, y no de una buena manera.

Capítulo 3: Queso Crema

Bella POV

zumbido

Tienes que estar jodiendo.

zumbido

Acurruqué mi cara en mi almohada y gruñí.

zumbido

Resoplando, le di la vuelta a la almohada debajo de mí y la envolví alrededor de mi


cabeza para cubrir mis oídos.

Bzzz

Con un rugido furioso, agarré mi teléfono para averiguar quién iba a tener cortarle la
garganta por despertarme a las ocho de la maldita mañana cuando iba a trabajar en
el hospital toda la noche.
'E'

¿Qué carajos?

—¿Qué?— Espeté en el receptor.

—Bueno, buenos días a ti también, solcito,— respondió con voz suave.

Había pasado casi una semana desde nuestro desastre en el restaurante, y le había
recordado a Edward sobre la lista de reglas que habíamos acordado. Unas cuantas
veces.

—¿Qué demonios haces llamándome? ¿Sabes las—?

—Sí, sí. Conozco las reglas. Escucha. ¿Dejé mi cartera allí anoche?

Siempre tan relajado.

Arrugué mis ojos cerrados y lavé la cara con mi mano libre. —¿Por qué diablos
crees que dejaste tu billetera aquí anoche?

Una risa oscura retumbó a través del altavoz. —Bueno, cariño, me parece que te
recuerdo rasgar mis pantalones justo al encontrarnos, yendo directo a lo bueno.

Puse los ojos, pero al mismo tiempo estiré mis músculos doloridos y me estremecí
un poco ante el recuerdo de la noche anterior.

Edward era bueno.

Siempre era bueno.

—Lo que sea. Espera.

Cubrí mi cuerpo desnudo con mi traje favorito, dejé mi teléfono en el bolsillo, y


busqué a través de la ropa de la noche anterior que todavía estaba dispersa en el
piso de mi dormitorio.

Subiendo con las manos vacías, me dirigí a la sala de estar. —Es demasiado
temprano para estarme jodiendo con esto—, me quejé.

—¡Escuché eso!— salió su grito a través del altavoz del teléfono.

—Sí, bueno, ¡lo dije en voz alta!


Edward se rió de nuevo.

Maldito.

Una rápida búsqueda entre mis cojines del sofá arrojó resultados. Saqué la cartera
hecha de suave cuero negro y la abrí.

Incluso su foto de carnet de conducir rezumaba sexo —cabello artísticamente


despeinado, ojos intensos, ligera sonrisa.

Jodidamente ridículo.

Me llevé el teléfono a la oreja. —Lo tengo.

—Perfecto. Acabo de estacionarme fuera de tu casa.

Mi estómago dio un vuelco. ¿Qué demonios? —¿Tú ya estabas de camino aquí?

—Sí. Estaba seguro que la cartera estaba allí, y no quiero que tengas que esperar
por mí ya que tienes que trabajar esta noche.

Saqué el teléfono de mi oído y parpadeé en ligeramente sorprendida, principalmente


para comprobar el identificador de llamadas de nuevo. Eso fue realmente muy
dulce.

No es que él no fuera agradable.

A veces.

Menos de un minuto después, Edward estaba en mi puerta. Seguía de pie con el


teléfono en la mano, desnuda bajo mi delgada bata de seda.

Mierda.

Abrí la puerta y traté de entregarle su billetera así él tendría que tomarla e irse. Pero
ignoró mi brazo extendido, y pasó junto a mí.

—¿Qué estás—?

—Te traje un panecillo. ¿Tienes queso crema?

—Uh...

¿Cómo podía hacer que fuera incapaz de expresarme con sólo caminar junto a mí?
Ah, sí. Era sexo andante.

Bastardo.

Me distraje con sus largas piernas en esos jeans que le quedaban ceñidos a la
perfección mientras caminaba en mi cocina. Su sudadera negra corrugada estaba
pegada a la parte superior de su cuerpo, y mis putos pezones se endurecieron.

Dios, él era exasperante.

Y tan jodidamente caliente.

Edward levantó sus gruesas cejas en mi dirección y sonrió un poco, mientras


sostenía la puerta abierta de mi refri. —¿El queso crema?

—Oh. Uh, si. Está en el estante superior, en la parte trasera.

Él la sacó justo cuando el panecillo salió de la tostadora. Yo, obviamente, había


estado observándolo más tiempo del que creía.

Él encontró un cuchillo con bastante facilidad, se subió las mangas hasta los codos,
y comenzó a untar.

—Tengo panecillos aquí, ya sabes.— Me acerqué al borde del azulejo de la cocina y


merodeé a una distancia segura, lejos de él.

—Sí, bueno, yo sólo pensé que era lo menos que podía hacer por despertarte tan
temprano. Tengo una cita dentro de una hora, y yo realmente necesitaba mi
billetera.

Vi como extendió el queso crema en cada mitad del panecillo de canela, y mi boca
se hizo agua un poco, —tanto por la comida como por observar los músculos y
tendones de su antebrazo en flexión y en movimiento bajo su piel intrincadamente
marcada.

—Uh-huh—. Apenas había estado escuchando.

Edward me miró entonces. Sus ojos me recorrieron, intensamente. Se quedaron en


mi pecho antes de recorrer mis piernas desnudas.

Levantó los ojos hacia los míos mientras metió la yema de su dedo pulgar en la
boca succionó un poco de queso crema.

Y luego arqueó esa puta ceja perforada.


Desafío aceptado.

Casi me lancé sobre él cuando se dio la vuelta con la intención de atraparme.


Agarró mi culo mientras mis brazos y piernas se envolvieron alrededor de él, y
ataqué la piel caliente de su cuello con mis labios.

Edward nos dio la vuelta y me puso sobre el mostrador. Sus dedos hicieron un
trabajo rápido con el cordón de mi bata y la dejó abierta, abrasando mi piel con su
mirada ardiente. Descansé mi peso sobre mis manos mientras apretaba ambos
pechos y se inclinó para tomar un pezón duro en su boca.

Sus caderas cubiertas con denim se sacudieron en mi piel desnuda, logrando que
soltara un largo gemido de mí mientras seguía chupando y lamiendo.

—Mierda,— jadeé mientras mordía mi pezón, una punzada de dolor me hacía


añorar ser llenada.

Edward ayudó a mis manos frenéticas a quitar su sudadera. Luego se desabrochó


los pantalones y metió la mano en el bolsillo de atrás por costumbre. Palmeó sus
bolsillos con desesperación.

—¿En busca de esto?— Le pregunté, sonriendo y sosteniendo su billetera.

Estuvo extendiendo muchas veces las manos para quitármelo, y yo me carcajeé.

Dos dedos largos entrando dentro de mí me cerraron la boca. Mi cabeza se fue


hacia atrás y se golpeó contra la cabina, y mi mano tiró la billetera. Edward la tomó
y la abrió con su mano libre para tomar un condón mientras que con la otra me
follaba.

Mi mirada se trabó en el movimiento ondulante de los músculos de su pecho y sus


hombros mientras sus dos brazos trabajaban furiosamente en cumplir sus tareas.

Solté un gruñido ante la pérdida, cuando quitó sus dedos de mi interior.

—Necesito estar dentro— ,murmuró él, rompiendo el empaque del condón


rápidamente.

Respondí un entrecortado "por favor" mientras tomaba su longitud y la alineaba


contra mí, observando a su polla jugar con mi humedad, antes de introducirla en mi
con un suave empellón.

—Oh, Señor, —suspiré al sentir su polla deslizándose dentro de mi. Era el


espécimen más magnífico que alguna vez había tenido el placer de conocer —largo
y grueso con una cabeza bulbosa, la punta con la que chocaba contra mi puto más
sensible, de manera tan experta que nunca me dejaba insatisfecha.

Una rareza para mi.

Mis piernas se enredaron nuevamente a su alrededor, y llevé una de mis manos a


su nuca, palpando los cabellos cortos que allí habían. Tiré de esa zona cada vez
que él se retiraba, con deseos de verlo desaparecer una y otra vez dentro de mi.

Edward gruñó mientras sus caderas se abalanzaron una y otra vez hasta que de
repente me sacó de la encimera, dejando caer mi peso sobre él plenamente,
mientras me aferraba a su cuerpo. Grité al ser llenada tan completamente, una
fuerte punzada de dolor hizo que mis ojos se cerrasen, apretados.

Mis paredes le apretaron repetidamente cuando Edward nos sacó de la cocina. —


Mierda, está muy bueno—, susurró.

Sólo llegamos a mi mesa del comedor.

Él me sentó sobre ella, la madera fresca era un contraste con mi piel caliente, y me
cogió hasta perder la consciencia.

...

Me puse nuevamente la bata, y él también se vistió.

Ninguno de los dos dijo una palabra.

Ni siquiera nos vimos a los ojos.

La nube de lujuria se había disipado, y era horriblemente incómodo.

La espontaneidad y la intensidad pura de nuestros encuentros me estaba


sobrepasando. Y también a Edward, al menos lo supuse por la forma en que seguía
aclarándose la garganta de forma incómoda y sólo veía al piso.

¿Acaso no podíamos estar solos en una habitación durante más de diez minutos sin
arrancarnos la ropa uno al otro?

Dios, éramos animales.

—Voy a, uh...— Edward recogió su billetera de arriba del mostrador y se aclaró la


garganta de nuevo. —Gracias—, dijo, sosteniéndola por un segundo antes de
meterla en el bolsillo de atrás.

—Sí. Nos vemos—, le dije mientras caminaba hacia la puerta. —Y gracias por el
panecillo—, dije en voz alta simplemente porque estaba cerrando tras de él.

Me quedé en un estado de estupor, mirando fijamente a la mesa del comedor y


mordiéndome la uña del pulgar.

Esto no era bueno.

Obviamente, que habíamos tenido relaciones sexuales muchas veces antes, pero
siempre me había sentido como si fuera en mis términos en una forma u otra. Esta
vez, sin embargo, no me sentí en control en absoluto. Mi cuerpo tomó
completamente el control, y todo lo demás quedó en el olvido.

Las cosas como las reglas parecían estar cayendo en el olvido más y más.

Yo sabía que ninguno de nosotros intencionalmente rompió la regla de "no


reuniones de amigos ni familiares ", y obviamente él tenía una buena razón para
llamar esta mañana. Pero yo no podía dejar que esto se me fuese de las manos.

Las reglas estaban establecidas por una razón.

Salté a la ducha e intenté concentrarme en lo que era importante en mi vida —en su


mayoría, mi trabajo.

Ser una residente de cirugía era un trabajo agotador. No tenía tiempo para una
relación amorosa, incluso si lo tuviese, ya había estado en eso. Simplemente eso no
encajaba en mi vida ahora.

Ahora, ésto era lo que funcionaba para mi, y debía hacer todo lo que estuviera mi
alcance para mantenerlo así. No podía permitir que otra regla se rompiese o se
ignorase.

Esa era una pendiente jodidamente resbaladiza, si en algún momento hubo una.

...

Regla # 4 de Folla-amigos: No llamadas al día siguiente. Excepción: para


programar el próximo encuentro.

Estado de la regla: Rasgado


De vuelta rápido ¿eh?

Jajajaja, bueno, solo puedo decir que Edward me tuvo muy ocupada anoche
(ya saben a lo que me refiero) *raises eyebrows* Okay, para la chica que me
dijo por la notita del estado del las reglas (disculpa que no te respondiese por
PM esa parte, sólo se me pasó) pues sí, saldrá cada regla de acuerdo a cómo
las van rompiendo, o no.

Y para Girafita: No te preocupes chica, sé que no lo hiciste de mala onda, yo


soy igual cuando escribo reviews, pero me gustaría que (si puedes) me dejes
algo más específico (dónde encontraste las incongruencias, en una lista o
algo así) para corregirlas, lo que sí, revisé nuevamente y he corregido algunas
del capítulo 2.

Okay, creo que eso es todo... ¿Alguien que desee estos capis más seguidos?
*raises eyebrows again, flirting*

Las actus serán dos veces por semana y sólo por ésta es hay tres... pues
hasta la otra semana :D (no se enfaden)

Besos, Ale!
Uncomplicated
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autor GeekChic12. She's the best! Thnks a lot Geekchic, this is an honor. Hope
you all, enjoy!

Summary: Nos conocimos. Salimos juntos. Fuimos a casa. No éramos amantes. Ni


siquiera amigos. Éramos compañeros de cama. Y funcionó... hasta que dejó de
hacerlo.

Disclaimer de la autora: SM es dueña del pie*. Yo solo lo hice limonada.

Disclaimer de la traductora: Estoy a punto de comerme el pie, y la limonada y


vaya que voy a gozar, pero claro, les dejo unas cuantas mordidas a ustedes ;)

*Pie: ya saben (pai) el postre que se come lenta y deliciosamente.

Hay reglas. Ignóralas y estás jodido, y no de una buena manera.

Capítulo 4: Sin Complicaciones

Edward POV

—Joder, SÍ,— Bella gritó mientras se corría alrededor de mi polla. Fuerte.

—Mierda, Bella. Sí, así, cariño.— Ella me apretaba tanto que casi me hizo venir
también, pero lo sostuve un poco más. Necesitaba hacer que esto durase un poco
más de tiempo. Una vez que todo terminara, sabía que tenía que irme. Y dejarla era
la última jodida cosa que quería hacer en ese momento.

Empecé a follarla aún más fuerte. Empujando. Golpeando. Ella estaba tan mojada, y
nunca nada se había sentido tan bien como ella en ese momento. Lloriqueando y
gimoteando mientras seguía bombeando dentro de ella, Bella se quedó mirando el
lugar donde nos uníamos con los labios entreabiertos y los ojos entornados. Me
quedé mirando sus tetas perfectas mientras rebotaban con cada empuje castigador,
agarrándola de la cintura para ayudar a tirar de ella contra mí, haciendo que golpee
tan putamente profundo que probablemente estaría dolorida al día siguiente.

Nuestros cuerpos estaban resbaladizos de sudor. Habíamos estado en esto un buen


rato. Ella tenía el día libre en el hospital, y yo no era solicitado en el bar sino hasta
dentro de unas cuantas horas más.
Todavía había estado dormido cuando mi teléfono había vibrado con su texto
diciendo que ella me necesitaba.

Bueno, está bien, no dijo que me necesitaba, pero eso era lo esencial. Necesitaba
mi polla, ¿y quién podía culparla, realmente?

De pie junto a su alta cama con dosel, podía sentir los músculos de mis muslos
ardiendo, pero ignoré su protesta cuando ella empezó a jadear y gemir mi nombre.
Los músculos internos de Bella volvieron a vibrar a mi alrededor de nuevo, y yo
sabía que sería capaz de lograr otro orgasmo en ella antes de sucumbir al mío.

Sus piernas estaban bien envueltas alrededor de mi cintura, sus tobillos juntos.
Tomé su rodilla izquierda y puse su pierna hacia arriba contra mi torso. Su otra
pierna se volvió temblorosa sin el apoyo, así que la levantó por la rodilla, pero la
dejó envuelta alrededor de mí. —Entierra ese talón en mi culo, nena.

Ella obedeció con un gemido, y me incliné sobre ella, yendo más profundo y
golpeando ese lugar en su interior que la hacía gritar.

Pasé la mano por su espinilla y besé el tobillo cerca de mi cabeza. No se me


permitía besarla en la boca, pero podía besarla en otro sitio que se me dé la gana. Y
carajo si no me encantaba sentir su suave piel contra mis labios.

Siempre fue mi objetivo hacer que una mujer grite mi nombre durante el sexo, y
Bella no fue la excepción.

—¡Mierda! Edward, sí.

Oírla decir mi nombre completo y no sólo 'E' hacía cosas a mí que ni siquiera podía
explicar. Mi cuerpo se estremeció, y el calor hormigueaba a través de mi piel.

—¿Justo ahí, nena?

—Mierda... justo... ahí—, gruñó con los dientes apretados al compás de mis duras
estocadas.

Tan putamente sexy.

Esta vez, cuando sentí su coño abrazar mi parte baja, solté sus piernas y permití
que mi orgasmo se arrastrase sobre mí antes de desplomarme encima de ella.
Bueno, sólo mi torso estaba encima de ella, y ya que estábamos ambos tan
sudorosos y mis pies estaban en el suelo, comencé a deslizarme fuera de ella casi
de inmediato.
Bella se apresuró a tirar de mí hacia arriba, pero seamos sinceros. Mido casi un
metro noventa y estoy bastante bien hecho, y ella es como una persona de bolsillo o
alguna de esas mierdas.

Mis piernas estaban demasiado débiles para mantenerme en pie en ese momento,
me caí de culo y me dejé ir de nuevo para recuperar el aliento, lo que es difícil de
hacer cuando no se puede dejar de reír.

Bella miró a un lado de la cama. Estaba riéndose, y se veía preciosa. Tenía las
mejillas de color rosa, y sus labios eran de color rojo cereza, con los ojos de color
marrón oscuro brillante, el pelo caoba en un desorden salvaje a causa de mis
manos.

—¿Estás bien ahí abajo?

—Sí,— me reí. —Sólo dame un minuto, y dejaré tu cabello.

Su expresión era suave mientras respondía. —Está bien. Tómate tu tiempo.

Mis cejas se alzaron en sorpresa porque ella quería que yo me vaya, por lo general,
tan pronto como sea posible, justo después de terminar. Ella sentía que ayudaba a
mantener las cosas entre nosotros fuera de complicaciones.

Funcionó para mí en ese momento, porque las cosas sin complicaciones era todo lo
que yo hacía.

Había pasado cerca de dos semanas desde 'el incidente del panecillo', como me he
referido a ello en mi mente. Nuestra cogida espontánea había liado mi cabeza un
poco, pero parecía que habíamos conseguido volver a la marcha rápidamente a
partir de entonces, ambos elegimos fingir que no había ocurrido.

—¿Edward?

—¿Hmm?— Me di cuenta de que había cerrado los ojos y los abrí para verla
mirándome. Me pasé la mano perezosamente por el pecho de arriba hacia abajo, y
su pequeña lengua salió para humedecer sus labios entreabiertos mientras seguía
el movimiento. —¿Bella?

—¿Sí? ¿Qué?— preguntó ella con los ojos muy abiertos, aparentemente
sorprendida de que hubiera hablado.

—¿No estabas a punto de decir algo?


—¡Oh! Sí. Lo siento.

Me reí, y sus mejillas se tiñeron incluso más rosadas.

—Um, ¿puedo hacerte una pregunta?

—No sé, Bella. ¿No es eso contra las reglas?— Le respondí con una sonrisa.

Ella rodó sus ojos y me dijo que lo olvidara.

—No, no, no. Estoy bromeando. Continua. Sólo, no te vayas a enamorar de mí.—
Le guiñé un ojo, y ella resopló y se comportó como si yo fuera el que rompía una de
sus preciosas reglas. Pero aparte de la llamada de teléfono, tan temprano por la
mañana, yo era un folla-amigo modelo, si alguna vez hubo uno.

—Tenía curiosidad sobre tu tatuaje. Tiene que haber una historia allí.

—¿Cuál de ellos?— Tuve que morderme la mejilla para no sonreír, porque sabía
exactamente cuál era.

Ella había estado observándolo. Muchísimo.

—Sabes exactamente cuál.

Bueno, maldición.

—Me emborraché en la universidad.— Me reí de su jadeo fingido y continué. —


Sorprendente, lo sé. Pero sí, uno de mis hermanos de fraternidad me retó a hacerlo.

—¿Eres siquiera fanático de Harry Potter? Quiero decir, el nombre del bar y—

—¿Pillaste eso?

Mierda, ella podría haberse convertido mi chica soñada solo por saber que
significaba haber nombrado mi bar así. Ya saben, si yo estuviese buscándola, así de
simple. Lo que no estaba haciendo. Nop. Definitivamente no.

—Sí. Me imaginé que no sabías lo que significaba cuando lo compraste,— dijo con
un encogimiento de hombros. Ella aún no sabía que había construido el bar desde
la base. Nox era mi bebé. Tampoco le había dicho que en un momento, había
estado en la misma trayectoria que ella— en la escuela médica para convertirme en
cirujano. Pero, de nuevo, raramente hablábamos mucho, además de : sí, fóllame, y
más duro.
—Um, bueno, sí. Supongo que se podría decir que siempre he sido algo así como
un friki fan de clóset de Harry Potter,— le dije, mientras pasaba mis dedos a lo largo
de la elegante letra que decía —Juro solemnemente que mis intenciones no son
buenas—, formando un arco hacia abajo entre los huesos de la cadera. Los oscuros
ojos de Bella siguieron el camino de mis dedos, y pude ver su respiración
acelerarse.

Deseaba volver a ella.

Yo siempre la deseaba, lo que se estaba convirtiendo en un poco en un problema.

Sin complicaciones.

Tenía que mantenerlo sin complicaciones, por lo que me levanté de la alfombra de


felpa, me vestí, y besé a una decepcionada Bella en la mejilla, pronunciando: —
Hasta luego, hermosa,— antes de salir de su departamento ligeramente.

...

Regla # 6 de Folla-amigos: No hay preguntas post-coitales. Sin importar cuál sea.

Excepción posible: ¿Cuándo podemos hacer esto de nuevo?

Estado de la regla: Fracturada.

Prometí dos para ésta semana y lo siento, pero estaré de vuelta con dos
cumpliendo mi promesa. Disculpas de nuevo. ¿Que opinan eh? Yo me estoy
asfixiando de calor. Muajajajaja, y no saben lo que viene (bueno, a excepción
de las que lo han leído en inglés) ¿Alguien que sea super fan de Potter? Por fa
avísenme, que necesito ayuda en unas cosas.

(New message to "E": Hey, Edward! come here and take me against the door. I
have no panties)

Besos, Ale!

PS: Y muchas gracias por los reviews, las alertas, y los PMs. ¡Son las mejores!
Spooning
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you all, enjoy!

Summary: Nos conocimos. Salimos juntos. Fuimos a casa. No éramos amantes. Ni


siquiera amigos. Éramos compañeros de cama. Y funcionó... hasta que dejó de
hacerlo.

Disclaimer de la autora: SM es dueña del pie*. Yo solo lo hice limonada.

Disclaimer de la traductora: Estoy a punto de comerme el pie, y la limonada y


vaya que voy a gozar, pero claro, les dejo unas cuantas mordidas a ustedes ;)

*Pie: ya saben (pai) el postre que se come lenta y deliciosamente.

Hay reglas. Ignóralas y estás jodido, y no de una buena manera.

Capítulo 5: Acurrucarse.

Bella POV

Mientras me dirigía a mi auto, después de un largo y loco día de mierda en el


hospital, lo que más deseaba era llegar a casa e irme a dormir. Pero estaba
demasiado irritada.

Era la candidata perfecta para remover esa vesícula biliar, pero el jodido Dr.
Sanders obtuvo la operación. Obviamente, él había besado mas traseros que yo.

Realmente necesitaba más práctica con el maldito laparoscopio.

—Carajo. —golpeé mis manos contra el volante soltando un resoplido. Habrían


otras oportunidades. Lo sabía. Pero soy muy competitiva —especialmente con los
varones de mi facultad.

La medicina aún era terreno de hombres, y siempre me sentí como si tuviese que
trabajar el doble para obtener mis propósitos o para ser tomada en serio. Era una
especie de ambiente de-no-tomar-prisioneros. Incluso mi propio novio me había
jodido para salir adelante en la escuela de medicina.
Ambos habíamos estado en el mismo programa de Becas de Investigación, y me
habían dicho que sería yo quien la recibiría. Pero luego, él me la había robado por
debajo de alguna manera. Aún no sé como lo hizo, pero hubieron rumores de que él
había difamado frente a algunos miembros del consejo, uno de ellos me lo dijo
precisamente antes de que la beca fuese entregada.

Ni siquiera quise saber que era lo que Riley les había dicho de mí.

Él fue mi primer, y único novio serio, y para ese momento, pensé que estaba
enamorada de él.

Es divertido ver como funciona la retrospectiva.

Recuerdo haberme carcajeado muy fuerte cuando me dijo que realmente no


necesitaría mi título pues ni tendría que trabajar una vez que tuviésemos niños.

Ahora, probablemente retorcería los huevos de cualquier hombre que se atreviese a


decirme algo así.

Riley siempre hablaba del maravilloso cirujano en que se convertiría —como


ayudaría esa beca a su carrera, básicamente sugiriendo que dejara de lado mi
solicitud para que él pudiese tenerla.

—Bella, cariñito, —dijo él (odiaba que me llamase 'cariñito' —tan jodidamente


condescendiente) —Sabes que esto me va mejor a mi. El Dr. Brighton será capaz
de llevarme al éxito.

¿Que pasaba con mi maldito éxito, huh?

Solté otro bufido frustrado y busqué mi teléfono.

Sabía lo que necesitaba. A quién necesitaba

¿Estás libre? B

Mordí el centro de mi labio inferior mientras esperaba su respuesta. Un minuto pasó.


Luego dos. Subí la calefacción y froté mis manos, aún sentándome en el auto, en
medio de la playa de estacionamiento del hospital.

Hey. Sí, puedo estar libre. ¿Que pasa? ~E

¿Encontrémonos en media hora? ¿Mi casa? ~B

Otro minuto.
Sip, okay. Nos vemos pronto. ~E

Gracias a Dios.

Lo necesitaba para que sacara esta mierda de día de mí.

No había ayudado que como cereza de pastel en este día de mierda que me había
pasado, mi madre también había llamado durante uno de mis descansos. "Sólo para
chequear" recordándome que no me estaba haciendo más joven. Que era tiempo
de encontrarme un lindo doctor para establecerme y hornear unos cuantos niños —
sin importar el hecho de que yo era doctora, también. Y "oh, es tan malo que la
cosas no funcionaron con este chico Riley. Él era tan buen partido"

Agh. Ella, obviamente, había bebido una onza de delirio en su innumerable cantidad
de copas de vodka tonic.

Después de manejar en dirección a casa, salté directo a la ducha y traté de


hacerme lucir tan presentable como fuese posible en un lapso de diez minutos.
Escuché a Edward tocar mi puerta mientras apretaba mi cabello hacia arriba con
una toalla pequeña.

Enredando otra toalla debajo de mis brazos, atravesé mi sala de estar y abrí la
puerta para dejarlo entrar.

Inconscientemente lamí mi labios mientras él entraba, observé la raída y blanca


camiseta de cuello V que llevaba puesto. Podía ver la definición de sus músculos a
través de ella, y la oscuridad de la tinta visible en esos lugares.

Maldita sea.

Ni siquiera le dije hola.

Cerré mi puerta y lo empujé contra ella, levantando su camisa hasta su torso y


mordiendo un pezón.

Edward siseó y luego se hizo cargo, quitó su camiseta por completo.

Introduje mi nariz en ese lugar justo debajo de donde la mandíbula se encuentra con
su cuello, tan pronto como sus brazos regresaron hacia mi. Nunca podría tener
suficiente de su olor. No tenía idea de qué tipo de colonia o loción de afeitar o jabón
usaba.

No me importaba mientras él se mantuviese usándola.


Las grandes manos de Edward hicieron acto de presencia tazando mi culo y
apretándome contra él, gruñó cuando mordí el lóbulo de su oreja.

Yo estaba de humor para morder esta noche, al parecer.

Mi toalla mi movió lejos sin esfuerzo. Desenrollé mi cabello y me deshice de esa


toalla también.

Edward lamió sus labios mientras sus ojos recorrían mi cuerpo desnudo, y di un
paso adelante de nuevo para tirar con fuerza de su cinturón.

—Mierda, Bella. Sólo, déjame hacerlo.— Se desabrochó el pantalón y yo empujé


sus bóxers. Ni siquiera me dudé en envolver mi mano alrededor de su larga polla y
tiré de él hasta mi habitación. —Mierda,— maldijo de nuevo. —¿Estás bien?

—Cállate.

Lo empujé hacia abajo sobre mi cama y lo monté inmediatamente. Había escondido


un par de condones bajo mi almohada, así que me atrapé uno, lo abrí, y lo hice
rodar sobre su eje.

Edward arqueó su cuello hacia un lado y apretó los ojos cerrados mientras me hundí
en él. Siempre quise lamer ese tendón en su cuello que se destacaba cuando hacía
eso. Me agaché y recorrí con mi lengua de arriba a abajo la línea de la mandíbula, y
él dejó escapar un gemido necesitados.

Agarrando sus manos, las levanté sobre su cabeza y las presioné contra el colchón
antes de deslizarme sobre su longitud y golpear fuerte hasta sentarme sobre él.

—Joder,— escupió.

Monté lo duro y rápido. Atrapó uno de mis pezones en su boca cuando pudo, pero
nunca solté sus manos, mantuve sus brazos fijos.

Yo estaba en control esta noche.

Cuando sentí mi orgasmo crecer, presioné mi frente contra su pecho y me enterré


fuerte en él, hasta que mi clítoris se molía en su contra mientras mis caderas
continuaron rodando sobre él. Sentí que él me impulsaba hacia arriba, dentro de mí,
y la presión solo aumentaba. Y el placer.

—Oh, Dios,— jadeé contra la tinta en la piel de su pecho. Me había dado cuenta
antes, por supuesto, la fecha desplazada allí, justo sobre su corazón, con una
pequeña 'J' al lado de él.

Me puso nerviosa pensar en ello. No quiero saber el significado detrás de él.

Mis brazos se debilitaron mientras el clímax corrió a través de mí, y Edward me


empujó hacia arriba, agarrando mis caderas y golpeando dentro de mí desde abajo.

Colocando las manos contra su pecho, lo empujé hacia abajo y me deslicé fuera de
él. Soltó un gemido de protesta, pero luego me giré, mirando hacia él por encima de
mi hombro. Él me dio una sonrisa de complicidad, una vez que se dio cuenta de
cual era mi intención.

A horcajadas sobre él, de espaldas, me agaché y lo guié hacia mi interior.

—Maldición—, susurró mientras le di un pequeño apretón antes de empezar a


mover las caderas de nuevo.

Mis piernas estaban en el exterior de las suyas, y llevé mi mano hacia abajo para
rodar sus bolas y apretar justo detrás de ellas. Mientras lo hacía, Edward empezó a
maldecir y gimir constantemente, estimulándome el desear cogerlo aún más duro.
Sus manos se envolvieron alrededor de mi cintura, a veces deslizándose hasta mis
costados y avanzando hasta tener su manos alrededor de mis pechos o
moviéndose hacia abajo para extenderse a través de mis caderas y mi culo.

Nuestros gemidos se mezclaron juntos en la habitación, y yo continué tocándolo con


una mano, y acariciando con la otra mi clítoris, frotando y pellizcando, tratando de
llegar allí de nuevo.

Necesitaba esto.

Usé la fuerza en mis piernas y abdominales solo para mantenerme follándolo, y


podía ver los músculos de su muslos tensarse mientras trataba de empujar hacia
arriba desde debajo.

Cuando se sentó de repente, me incliné hacia adelante, con las manos aterrizando
en sus rodillas. Sus dedos se clavaron en mi piel mientras me hizo rebotar con
fuerza sobre su polla, haciéndome gritar.

—Mierda, mierda, mierda,— dijo Edward con los dientes apretados. —Te sientes tan
jodidamente bien.

—Oh, Dios. Oh, mierda—, susurré. —Fóllame, fóllame, fóllame.


—Voy a venirme—, se precipitó. —Joder.

Sus manos tomaron medidas drásticas dolorosamente, alrededor de mi cintura,


tirando de mí hacia abajo con fuerza mientras se vació a sí mismo, y me contraje
alrededor de él. Creo que grité. No estoy segura.

Ambos nos dejamos caer hacia atrás, sudorosos y jadeantes.

Mis ojos se volvieron pesados al instante, y lo último que sentí fue el endurecimiento
de los largos brazos de Edward alrededor de mí antes de que me quedarme
dormida.

—Mmmmm.—Yo estaba tan cómodo, que no quería moverme.

Estaba tan caliente.

Mi espalda desnuda estaba presionada contra la longitud de su torso desnudo, y


mis párpados entreabiertos empezaron a cerrarse de nuevo.

A medida que la realidad comenzó a hacerse presente, sin embargo, mis ojos se
ampliaron, y mi cuerpo se tensó. Edward y yo estábamos tumbados de lado ...
acurrucados.

—Mierda—. Traté de liberarme de su agarre, pero no quiso ceder.

Volví la cabeza para mirar por encima del hombro , hacia él, me di cuenta de que
estaba profundamente dormido. El reloj de mi mesita de noche leyó 02:14 a.m.

Bueno. Esto no era lo peor que podía haber pasado . No era como si hubiera
pasado la noche. Ni siquiera llegó aquí hasta después de las 12:30 de todos modos.
Podríamos regresar de esto.

Pero cuanto más tiempo me quedé allí, envuelta en él, más me di cuenta de que me
gustaba.

Mierda.

Me di la vuelta entre sus brazos y miré su cara por un minuto. Sus cejas espesas
que eran siempre tan expresivas, tan... vivo en su rostro, se mostraban, sobre los
ojos cerrados, relajadas por una vez.

El pequeño anillo al final de su ceja izquierda tenía una diminuta piedra negra en él.
No sé por qué tuve la urgencia de repente, pero lo toqué ligeramente.
Su nariz era larga y recta, de aspecto un poco blando al final, como que no era
bastante simétrica. Lo cual era bueno, porque de lo contrario sería un poco
demasiado perfecto.

Sus pestañas se desplegaron sobre sus pómulos, siempre que estuviesen


tocándose. Siempre estuve celosa de esas magníficas pestañas.

Me quedé mirando el ligero hoyuelo en su barbilla y luego me centré en los rastrojos


de barba que cubre su mandíbula. Probablemente tenía dos días de existencia.
Putamente perfecto.

Cuando mis ojos se posaron en sus labios, este sentimiento que no podía describir
corrió a través de mí. ¿Deseo mezclado con temor tal vez? Los labios de Edward
eran tan hermosos-color rosa oscuro y sólo lo suficiente no parecer demasiado
femeninos.

Tocándolo apenas, tracé mi dedo sobre el labio inferior, y de repente una mano
cálida envolvía alrededor de mi muñeca.

Mis ojos se dispararon a los suyos, y Edward estaba mirándome , profundo verde
examinando marrón . Nos miramos el uno al otro durante un minuto hasta que la
intimidad del momento me impactó a la realidad, y traté de retroceder, de su agarre.

Esta vez, él me dejó.

Y se sintió mal.

Estaba bastante segura de querer besarlo.

No.

Sin besos.

Mierda. Yo lo necesitaba fuera de aquí.

—¿Bella? —preguntó mientras me arrastré fuera de la cama y encontré mi túnica.

—Tienes que irte. —No podía mirarlo.

Edward se aclaró la garganta. —Lo siento, me quedé dormido. ¿Estás bien?

Esa profunda, adormilada nota su voz envió un ligero escalofrío de deseo a través
de mí y agité mi mano sobre mi hombro. —Ah, sí. No te preocupes. Te veré
después. Y gracias.
Hubo un silencio completo por un momento, y luego me le oí resoplar por la nariz
antes de que las sábanas se agitaran con sus movimientos.

Echando furtivamente un vistazo rápido a él cuando estaba saliendo de mi cama,


me di cuenta por primera vez que tenía sus boxers puestos, y mi corazón empezó a
martillar contra mis costillas.

¿En realidad había limpiado y vuelto a la cama?

¿Él me había abrazado así a propósito?

¿Tal vez sólo sabía que estaba estresada y quería consolarme?

Aun así. No debería haber incluso tener ese impulso cuando se trataba de mí.

Al igual no debí haber tenido la necesidad de observar todas sus hermosas


facciones, mientras éste dormía.

Y al igual no debí haber tenido la tentación de presionar mis labios contra los suyos
y enredar nuestras lenguas.

Una vez que la puerta de mi apartamento se cerró, me dirigí a él y di la vuelta al


cerrojo de seguridad y aseguré la cadena. Me di la vuelta y presioné mi espalda
contra la pared, todavía tratando de averiguar qué carajos había sucedido.

...

Regla # 3 de Folla-amigos: Nada de abrazos—si te acurrucas, pierdes.

Estado de la regla: Demolida.

(New message to "E": You... me... the library. Have you read Beautiful Bastard?
Planing play out some chapters, with you *winks*)

¿Que tal eh? Prometo poner más de mi parte pero, mi mami está algo delicada
y me siento distraída. No he subido el regalo de este año de San Valentin, pero
lo tendrán. Muacks.

*hace dos noches tengo ésto listo, pero el puto fanfiction no me dejaba
ponerlo, mil disculpas.

Besos, Ale!
PS: Sus reviews, las alertas, y los PMs me hacen muy feliz. Gracias.
PS2: Son doce capítulos.
Covet
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you all, enjoy!

Summary: Nos conocimos. Salimos juntos. Fuimos a casa. No éramos amantes. Ni


siquiera amigos. Éramos compañeros de cama. Y funcionó... hasta que dejó de
hacerlo.

Disclaimer de la autora: SM es dueña del pie*. Yo solo lo hice limonada.

Disclaimer de la traductora: Estoy a punto de comerme el pie, y la limonada y


vaya que voy a gozar, pero claro, les dejo unas cuantas mordidas a ustedes ;)

*Pie: ya saben (pai) el postre que se come lenta y deliciosamente.

Hay reglas. Ignóralas y estás jodido, y no de una buena manera.

Capítulo 6: Codiciar

Edward POV

El negocio estaba lento esta noche en el Nox, y decidí que era un buen momento
para sacar el polvo y reponer estantes de vidrio que contenían nuestras botellas de
licor detrás de la barra.

Como me puse a la tarea sin sentido de tirar botellas y limpiar los estantes, mis
pensamientos se desviaron hacia Bella.

No la había visto desde la noche que habíamos despertado enredados juntos, más
de una semana y media atrás. Ella me envió un mensaje tres días después, sin
embargo, con ganas de olvidarse de ello y seguir adelante, que era probablemente
lo mejor, teniendo en cuenta lo mucho que había querido besarla en ese momento.
Y muy probablemente habría pasado si ella no hubiera entrado en pánico y no se
hubiera alejado de mí.

Me sorprendió cuán decepcionado me había sentido cuando ella básicamente se


había desvanecido y me despidió con la mano. Me decidí entonces a darle un poco
de espacio y dejar que venga a mí la próxima vez... si hubiera una próxima vez.
La forma en que había entrado en pánico me hizo pensar que tal vez no habría una.

Cuando me había pillado, sus ojos oscuros estudiaban mi cara con la escasa luz de
su dormitorio esa noche, algo había despertado en mi pecho -algo que no había
sentido en mucho tiempo. Traté de leer lo que había en aquellos ojos por ese breve
momento en que yo le sostuve la mirada, pero ella parpadeó alejándose demasiado
rápido. Por supuesto, sabía que había deseo entre nosotros —ardiente lujuria que lo
consume todo. Pero por la forma en que me miraba y cómo ella trazó mi labio me
hizo pensar que era posible que ella estuviese empezando a tener sentimientos más
allá de eso por mí.

No estaba seguro de cómo me sentía sobre eso.

Por un lado, yo sabía que quería su cuerpo como nunca había querido el de nadie
más antes. Estar dentro de Bella era jodidamente alucinante. Simplemente...
encajamos.

Pero, por otro lado, habíamos entrado en este acuerdo, porque ninguno de nosotros
queríamos una relación. Yo había pensado que tenía buenas razones para eso en
aquél momento —queriendo centrarme en el éxito de mi bar, sintiéndome todavía
demasiado joven para sentar cabeza, no quería tener otra novia pegajosa que no
me dejara pasar el rato con los chicos cuando quisiera. Pero parecía que mientras
más tiempo pasara con Bella, más tontas esas razones comenzaban a sonar.

Cuando salí de su cuarto de baño aquella noche después de limpiarme, me detuve


por un momento cuando me di cuenta de que Bella yacía allí de costado, aún
completamente desnuda. Ella estaba de espaldas a mí, y yo había asumido que
estaba dormida. Su pelo oscuro era una masa caótica de olas, un gran contraste
contra las sábanas blancas. Su piel impecable y la depresión de su cintura, yendo
hasta la curva de su cadera estaban prácticamente rogando por mis manos, y sentí
que mi polla empezaba a endurecerse de nuevo.

Quería lamer esos hoyuelos justo encima de su culo también.

Sabiendo que lo más probable era que ella deseara que me haya ido, sin embargo,
me calcé mis bóxers, y mientras fui por mis jeans, la oí.

—Edward—, había susurrado. Y después de un momento, —Quédate.

Me quedé inmóvil, sosteniendo mis vaqueros en una mano, tratando de averiguar si


había dicho lo que pensaba que ella dijo. Caminé alrededor de su lado de la cama
para encontrar los ojos cerrados.
Me agaché delante de ella y coloqué un escurridizo mechón de pelo detrás de su
oreja. Ella no se movió.

—¿Hablas en sueños, hermosa?— Murmuré.

Ella realmente lo era.

Tan hermosa.

—Por favor—, ella había susurrado. —Quiero...

Me amonesté a mí mismo por esperar con gran expectación lo que ella quería decir.

Nunca pasó.

Era obvio que había tenido un mal día o algo por la forma que me había empujado y
por cómo quería tener el control.

Ella no me oiría quejarme por eso. Jamás.

Después de un momento de indecisión, me di cuenta de que quería quedarme y


consolarla, si eso es lo que ella necesitaba de mí.

Yo aún no había decidido si va a hablarle acerca de todo eso o no. Bella,


obviamente, no se dio cuenta que me pidió que me quedara. Parecía el tipo de
mujer que no le gustaría parecer vulnerable ante nadie, y menos a alguien que
estaba tratando al máximo por mantener a distancia.

La forma en que lo había dicho, sin embargo, casi suplicando, hizo imposible que
me negase.

Todavía no estaba seguro de si debería lamentar el ceder o no.

Fui arrancado de mis pensamientos sobre Bella cuando un olor familiar pareció
invadir el área a mi alrededor. Gemí en irritación. Si nunca olía ese perfume
espantoso de nuevo, sería demasiado suertudo. Terminé de almacenar Grey Goose
y Stoli, y podía sentir sus ojos mirando directamente a mi culo.

Me entretuve el tiempo que pude, alineando botellas y limpiando polvo imaginario.

Yo realmente no quiero tratar con ella esta noche.

—Oh, ¿Eddie?— arrulló.


Y allí estaba. Ugh.

Apretando los dientes y girando lentamente, traté de prepararme mentalmente para


hacer frente a Lauren.

Había cometido el error de follarla una vez. En mi defensa, yo estaba


completamente destrozado, y ella estaba completamente desnudo y encima de mí
antes de que mi cerebro perezoso pudiese incluso tomar una decisión.

—Lauren.

—¿Cómo estás, Eddie?

—Estoy bien ¿y tú?— Mi madre me crió para ser educado, pero realmente me
importa un carajo cómo estaba. Si el coeficiente intelectual de Lauren fuera mayor
que el tamaño de su zapato, ella podría haber entendido eso en mi expresión, pero
por desgracia...

—Oh, Eddie. No estoy tan bien—, se lamentó con voz aguda, quejumbrosa.

Suspiré. Joder, odiaba que me llamara Eddie. —Ah, sí?— Todavía era un cliente. No
podía decirle exactamente que se vaya la mierda.

¿Podría?

—Sí. Verás, tengo un pequeño problema. Soy caliente, ¿no? Quiero decir, mírame.
— Ella me mostró su cuerpo como si fuera Vanna Fucking White y los músculos de
mi mandíbula funcionaron horas extras intentando mantenerse lejos del "no
realmente" que quería escaparse. —Bueno, de todos modos. Puedo conseguir casi
cualquier chico que quiero. Pero el que realmente me gusta, bueno...— Ella se
acercó a la barra y paseó sus uñas postizas por mi antebrazo, inclinándose hasta
susurrar en mi oído. —Él prácticamente me arruinó para cualquier otro.

Me estremecí. Y no en el buen sentido.

Mientras se movía hacia atrás para mirarme desde debajo de sus pestañas, se
mordió el labio, pero en lugar de excitarme, sólo me dieron ganas de empujarla.
Estaba todo mal. Pero mi mamá me patearía en las bolas si alguna vez pusiera mis
manos en una mujer de esa manera, así que sonreí tan educadamente como pude.
—Lo siento, Lauren. Yo realmente lo siento. Pero tengo novia ahora.— Ella podía
creer lo que sea sobre qué es exactamente lo que lo lamentaba, pero sin duda, era
por alguna vez haber hundido mi polla en ella en primer lugar.
—Oh. Bueno, es una lástima.— Ella deslizó una pequeña tarjeta blanca a través de
la barra para mí. —Aquí está mi número de nuevo en caso de que cambies de
opinión. O, ya sabes, si a tu novia no le importa compartir.— Terminó con lo que ella
probablemente pensó que era un guiño sexy, pero sólo la hacía parecer como si
tuviera algo en su ojo. Esperma probablemente de algún desconocido.

Hice lo mejor que pude por no hacer una mueca y guardé la tarjeta, sabiendo que
iba a lanzarla después.

Lauren meneó sus dedos como despedida. —Nos vemos por allí, Eddie.

—Sí, nos vemos—, murmuré.

Me limpié distraídamente abajo de la barra después de que Lauren se alejase.


Sintiendo como me observaran, miré a mi izquierda y encontré con familiares y
profundos ojos marrones.

No podía leer su expresión a través del cuarto, pero le di mi mejor sonrisa. Pensé
que si ella estaba aquí, era para una cosa y sólo una cosa.

Bella llevó su martini a sus labios y tomó un largo trago, sin dejar de mirarme
directamente a los ojos. Incliné la cabeza hacia atrás, indicando que me siguiera y
me dirigí a mi oficina después de asegurarme que Seth supiera que iba a estar fuera
por un rato.

Tan pronto como la puerta se cerró detrás de Bella, le apreté contra ella, llegando a
su alrededor para echarle seguro, y al mismo tiempo, salpicando su cuello con
suaves y húmedos besos.

Ella inclinó la cabeza hacia atrás y gimió. Parecía casi involuntario, porque ella
también estaba presionando sus pequeñas manos en mi pecho, presumiblemente
tratando de hacerme a retroceder.

Apreté mi repentinamente dura polla en su estómago, pero ella sólo empujó con
más fuerza.

—¿Quién era la mujerzuela?

—¿Quién?— Le pregunté, todavía lamiendo y chupando su cuello y la mandíbula.


Dios, ella olía muy bien.

—Esa rubia. ¿Tienen... ahhh... un acuerdo...? Oh, Dios, Te he extrañado. Quiero


decir... mierda. ¿Tiene un acuerdo con ella, también? —preguntó ella con voz
entrecortada. —¿Están saliendo?— Tragó saliva. —¿O qué?

—¿Qué?— Le pregunté, distraído por la suave piel de su hombro mientras me


deshice del tirante de su vestido hacia abajo.

—Edward—, se quejó, al mismo tiempo, apretaba mi cabello mientras yo


mordisqueé su clavícula.

—Oh, ¿Lauren? Ella no es nadie—. Deslicé el otro tirante hacia abajo y luego metí
un dedo en su escote.

—Ella no parecía que fuese nadie.

Me detuve a mirarla a los ojos, —algo que no hacía lo suficiente porque sabía que
iba a ser empujado a sus profundidades con demasiada facilidad.

El chocolate insondable parpadeó hacia mí.

—Espera. ¿Estás celosa?— Le pregunté con una sonrisa.

—Absolutamente no—, respondió ella con una elevación desafiante de la barbilla.

—Lo estás.

Bella me miró fijamente.

Tan caliente.

—No. Estoy. Celosa.

—Oh, yo creo que sí. Y yo creo que es muy lindo.

—¡No es lindo!— gruñó y pisoteó . —¿Crees que quiero estar celosa?

—Ajá, ¡así que lo admites!

—No lo hice.

—Uh-huh.

—Lo que sea.

—¿Bella?

—¿Qué?
—Cállate y déjame follarte.

Mientras miraba a su rostro me di cuenta de varias cosas ocurrían en rápida


sucesión. Sus ojos se abrieron imposiblemente más oscuros e intensos. Su
respiración se aceleró. Se mordió el maldito labio delicioso. Y entonces vi el
asentimiento más pequeño.

Eso era todo lo que necesitaba.

Me agaché y toqué el dobladillo de su vestido, dándole otra oportunidad para


detener esto. Ella sólo dejó escapar un gemido entrecortado mientras las yemas de
mis dedos le hicieron cosquillas en los muslos.

Levanté el dobladillo de su vestido lentamente, arrastrando los dedos por su piel


sedosa. Bella gimió, sus manos volaron hacia adelante para deshacer mi cinturón y
hacer estallar los botones de mis jeans.

Sumergiendo mi mano en sus pequeñas bragas negras, la encontré resbaladiza e


hinchada ya.

—Dios, Bella. Mierda.

—Ungh—, fue su respuesta cuando dos de mis dedos pasaron sobre su clítoris. Sus
manos impacientes deslizaron mis pantalones y bóxers por mis piernas.

Después de patear mis piernas fuera de la tela, avancé hacia delante, levantándola
y empujando su ropa interior a un lado. La cabeza de Bella golpeó contra la puerta
mientras deslizaba dos dedos en su interior. Presioné mi pulgar en su clítoris y
bombeé mis dedos dentro y fuera, los curvé cuando encontré ese lugar difícil de
alcanzar en su interior.

Cada grito y gemido que pasaba a través de sus rosados labios que hacían
puchero, fue música para mis oídos.

—Tú eres la única—, le dije en un susurro tenso.

Sus ojos se abrieron de golpe contra los míos, y me di cuenta de lo que dije.

—Tú eres la única con la que estoy haciendo esto. El único que follo. Lo juro.

Entonces me di cuenta de que yo no había deseado a nadie más. Las chicas se


lanzaron a mí constantemente, pero desde que esta pequeña tentadora había
aparecido en mi vida, mi polla ni siquiera levantó la cabeza para saludar a otra
chica.

—Te dije que esto era exclusivo, y lo dije en serio. No estoy saliendo con nadie o
haciendo cualquier otra cosa como ésta.— Continué follándola con mis dedos,
observando sus mejillas más rosadas cuando su orgasmo crecía en ella.

Los labios de Bella se separaron, y no parecía no poder formar una respuesta, por
lo que se limitó a asentir. Segundos más tarde, con los ojos fuertemente cerrados, la
sentí abrazar mis dedos en su interior, con su pequeño cuerpo estremeciéndose
mientras se dejaba ir.

—Bella—, le susurré.

Ella me dio una sonrisa perezosa, que se convirtió en un ceño confundido mientras
la puse de nuevo sobre sus pies.

—¿No quieres...?

—Joder, sí, yo sí.

Levanté su vestido por la cabeza.

Sin sujetador.

Jódeme.

Me agaché y chupé un pezón rosado y perfecto en mi boca mientras empujaba sus


bragas por sus piernas.

—Te quiero inclinada sobre mi escritorio.

—Oh, Dios,— se quedó sin aliento.

No hubo ninguna duda mientras daba un paso a mi alrededor y puso sus manos en
el borde de mi gran escritorio, moviendo su pequeño culo apretado frente a mí.

Después de mirarla por unos segundos gloriosos, entré en acción, tirando de mi


camisa sobre mi cabeza, agarrando un condón de mi cartera, y rodándolo en mi
polla antes de estar detrás de ella.

Me coloqué en su entrada, la punta apenas empujando dentro, y luego me incliné


sobre ella, tocando con mis labios su oreja. —Así que...—chupé su lóbulo por un
segundo antes de pronunciar, —¿Cómo te sientes con respecto a los azotes, Bella?
...

Regla # 9 de Folla-amigos: Nada de celos. Mi trasero no es tuyo para que lo


codicies.

Estado de la regla: Rota.

(New message to "E": uhm, last night was... er, sorry, that's not what I was...
Nevermind. *erases the whole message* Second new message to "E": So,
Bella it's boring, come here, we'll have lots of fun, you can get me *whispers*
anywhere. I'm not jelaous, but i can be.)

Sooo, tengo un premio para la persona que me deje el review número... 190.
No pregunten por que pero es mi número favorito, y no quería esperar hasta
que fuesen mil reviews hahahaha, falta poco ¿no? El premio consiste en que
crearé un shot (del tema y la pareja que desee la ganadora) y lo subiré aquí.
Ojo, si no tienen cuenta por favor, escríbanme su dirección de mail, sin puntos
o arrobas, pues no saldrán por acá...

El review puede ser en cualquiera de mis fics, ustedes revisen cuál es el que
está más cerca del número. Esa es su tarea.

Es un previo regalo de San Valentín. Las amo.

;)

Besos, Ale!

PS: Un billón de gracias por sus alertas, ésta semana me cayeron encima
como lluvia en Forks, ¿alguna de la nuevas no quiere dejarme un review?
Distractions
This is not my story, I'm translating with the previous permission of the real
autor GeekChic12. She's the best! Thnks a lot Geekchic, this is an honor. Hope
you all, enjoy!

Summary: Nos conocimos. Salimos juntos. Fuimos a casa. No éramos amantes. Ni


siquiera amigos. Éramos compañeros de cama. Y funcionó... hasta que dejó de
hacerlo.

Disclaimer de la autora: SM es dueña del pie*. Yo solo lo hice limonada.

Disclaimer de la traductora: Estoy a punto de comerme el pie, y la limonada y


vaya que voy a gozar, pero claro, les dejo unas cuantas mordidas a ustedes ;)

*Pie: ya saben (pai) el postre que se come lenta y deliciosamente.

Hay reglas. Ignóralas y estás jodido, y no de una buena manera.

Capítulo 7: Distracciones

Bella POV

El día después de navidad, estaba rodeada de libros médicos, mi laptop estaba


frente a mi y llevaba un resaltador en mi mano, cuando mi celular vibró anunciando
un texto nuevo.

Lo ignoré y continué trabajando.

Estaría asistiendo a Rosalie en unos días en una combinación de resección


intestinal y extirpación de tumor, lo que necesitaba para tener mi programa de
investigación listo. Era una cirugía complicada —una a la que solo había acudido
como observadora hasta este punto. Era un gran paso para ella que me dejase
asistirla, y no podía cargarla.

Cuando mi teléfono vibró de nuevo, como veinte minutos después, resoplé un


suspiro y lo tomé para asegurarme de que no era importante.

Sabes que lo quieres. ~E

Vi el mensaje que le seguía a ese.


Ven al bar. Quiero ver ese pequeño y ardiente cuerpo hincado sobre mi
escritorio de nuevo. ~E

Mierda. El calor inundó mi interior ante sus palabras. Eso había sido tan caliente. Él
hubo embestido en mí sin descanso esa noche, alternando entre golpear mi trasero
y tirar de mi cabello.

Dios.

Definitivamente quería hacerlo de nuevo, pero tendría que esperar.

No puedo ésta noche. Lo siento. ~B

Puse mi teléfono de vuelta al borde de mi escritorio. Usualmente, cuando uno de los


dos decía no, lo que era muy raro, marcaba el final de la conversación. No había
necesidad de más preguntas.

Así que cuando mi celular volvió a vibrar, mi cejas se fruncieron al notar que "E"
estaba en la pantalla nuevamente.

¿Estás en el trabajo? ~E

No. En casa, ocupada. ~B

Oh, vamos. ¿No puedes tomarte un descanso de lo que sea que estés
haciendo? ~E

¿Qué demonios?

Escribí rabiosamente en mi móvil.

No. No puedo. Necesito prepararme para una pronta cirugía. ~B

Bien. ~E

Bien, era correcto. No sabía cual era su problema. Después de esa noche en su bar,
habíamos cogido como conejos por muchas noches seguidas. Incluso le pedí que
viniese a encontrarse conmigo en una de la habitaciones de espera del hospital una
noche, lo que nunca debí haber hecho. He estado mucho más ocupada en el trabajo
durante las últimas dos semanas, sin embargo, así que ha sido un tiempo corto
desde que nos vimos. Aún así, él nunca me había presionado de ésta forma.

Dos horas después, estaba muy concentrada, con un envase de espuma de


poliestireno con comida Thai fría, al borde de mi escritorio, cuando oí un golpe en la
puerta principal.

Casi no me levanté a abrir la puerta y ver quién era, pero tuve el presentimiento de
saber exactamente quién estaba allí.

Dando un vistazo en la mirilla, vi cabello caótico y ese maldito aro en la ceja. Tenía
la cabeza un poco inclinada.

In-malditamente-creíble.

—¿Me estás jodiendo justo ahora? —le pregunté mientras abría rápido la puerta.

—¿Sorpresa? —Edward sostenía una bolsa con comida rápida. Sus cejas elevadas,
dándole arrugas a su frente, y ¡joder! se veía lindo.

Agucé mi mirada en él. —Te dije que estaba ocupada. Y no tengo hambre. —mi
estómago no pudo elegir mejor momento para rugir. Muy fuerte.

Rodando mis ojos ante su sonrisita, di un paso atrás para dejarlo pasar.

Lo seguí a mi cocina y hablé mientras él buscaba platos y utensilios. —Edward, fue


lindo que trajeras comida, pero realmente quise decir lo que dije. Estoy muy
ocupada para esto ahora.

—¿A qué te refieres con esto? Solo estamos comiendo.

Solo comiendo. Seguro. Esa es la razón por la que me dio una mirada que hacía
que un rayo de calor intenso se disparase justo en el centro de mi cuerpo. Sus
dientes recorrieron su labio inferior mientras levantaba la ceja que estaba perforada.

E hizo esa mierda a propósito.

Puto.

Toda la situación se sentía muy familiar. Y casi tanto como una cita.

—Por favor, escúchame. Tienes que irte. No puedo enfrentarme a ninguna


distracción en este momento. Tengo que completar esta búsqueda de información
ahora.

—¿Debes comer también, no?

Era persistente. Le concedo eso. Sin embargo ahora me empezaba a sacar de


quicio.
—No bromeo. No tienes idea de cuan difícil es y cuánto debo entregar de mi en
esto. No soy tu novia. No soy tu putita, tampoco. No voy a dejar todo para cogerte
solo por que tu no sabes respetar el hecho de que dije no.

—Wow, wow. Hey. —Edward detuvo lo que hacía y se giró para verme. —Primero
que nada, Yo sí sé cuanto trabajo lleva. Y nunca dije que fueras mi novia o lo que
demonios hayas dicho en adición. Yo sólo... mierda—. Susurró

—¿Sólo no puedes mantener tu polla en los pantalones? —sabía que estaba


actuando como una perra y tal vez estaba siendo un poco hipócrita pues mi última
visita a su bar unas semanas atrás no fue anunciada, pero él necesitaba respetar
los límites de éste arreglo.

Yo jodidamente había dicho no.

—Han sido dos malditas semanas, Bella. —él pasó su mano entre sus cabellos,
exasperado.

—¿Y?

—Y si no estoy autorizado a tirarme a nadie más, entonces necesito más de ti, —


respondió. —Follar más, a eso me refiero.

—¿Estás bromeando con esto?

Estábamos prácticamente en la misma posición en la estuvimos hace algunas


semanas —la última vez que me trajo comida. El déjà vu estaba jodiéndome la
cabeza, así que me di la vuelta y volví a mi escritorio, poniendo mis manos en el
respaldo de mi silla intentando calmarme.

—No —, la voz de Edward provino de un lugar no muy lejano al mío. —No bromeo
para nada.

—Entonces, ¿por qué no te vas a follar a una de tus zorritas del bar? —no me volví
para encararlo, y las palabras salieron de mi boca tan rápido que no pude
detenerlas a tiempo, aunque quería hacerlo desesperadamente.

La ira pulsaba en mis venas de tal forma que hizo mi piel quemar. Estaba enojada
con él por forzar los límites; estaba enojada conmigo por decir algo estúpido; estaba
enojada porque lo deseaba muchísmo.

Había roto la regla de los celos, y me odiaba por que no debería haber espacio o
razón para los celos en este acuerdo. Aún así, me sentía mucho y la mayoría del
tiempo muy posesiva cuando se trataba de él. Todo en lo que podía pensar cuando
esa estúpida rubia puso sus manos sobre él era mío, mío, mío.

Mierda.

Jadeé cuando un dedo descendió por mi espalda, trazando suavemente mi


columna. —No deseo a ninguna, Bella.

Me alejé tan rápido de él, que su mano aún estaba en el aire cuando lo encaré. —
No me jodas con eso. No puedes solo venir aquí cuando se te pega la maldita gana
y esperes que me abra de piernas para ti. Así no es como las cosas funcionan.

—Jesús, Bella. —él rastrilló su cabello con ambas manos. —¿Acaso no puedes
entender que te ansío jodidamente?

—Sal de aquí.

Edward retrocedió como si lo hubiese abofeteado, con la mandíbula apretada y las


fosas nasales dilatadas. Pero él simplemente no podía venir a decirme mierdas
como esa. Aunque fueran ciertas. Aunque yo me sintiese de la misma forma con él.

No podía hacer esto justo ahora. Tenía que terminar con mi búsqueda ya mismo, y
tenía que lidiar con esta maldita cirugía. Impresionar a los médicos responsables y a
la jefa era muy importante como para joder ésta oportunidad así de fácil.

No tenía espacio en mi cabeza para analizar lo que me había dicho ni como hacía
que mi interior se revolviese y humedezca.

Edward me observó detenidamente por un largo momento, escrutándome. Le


sostuve la mirada y a mí misma hasta que finalmente se giró sobre sus talones,
refunfuñando —Feliz maldita navidad, para ti también —, y azotando mi puerta tan
fuerte que las fotos colgadas en la pared temblaron.

Dos furiosas y calientes lágrimas cayeron por mis mejillas, y me las enjugué casi
violentamente.

Temblando con la adrenalina, la ira y lo que se parecía como el infierno al dolor, me


senté nuevamente y volví a trabajar.

Fallar no era una opción.

...

Regla # 11 de Folla-amigos: Nada de peleas. No hay nada por lo que debamos


hacerlo. Aquello no importa.

Estado de la regla: Traqueteada.

(New message to "E": No cell phone. Damn! Fucking muggers! I'm taking my
grandma's. So, meeting (fucking) tonight?)

Este capi si que me revolvió el seso... Bella se comportó como una idiota, es
verdad que Edward debería haber puesto más calma pero ella lo trató
horriblemente... aparte, le llevó comida y se preocupó por que haga una pausa
solamente. En fin, espero su opinión al respecto.
Ya saben, agradezcan a ésta servidora los errores ortográficos.

Cambiando el tema ¿alguien escuchó a The naked and the famous? Punching
in a dream es grandiosamente inspiradora, me ayudó a traducir este capi ;)

;)

Besos, Ale!

PS: E...ntonces, los reviews se agradecen. Para las que no sabían, ya está lista
la traducción "Sólo un Número", completa y con "epílogo". Okay, me voy a
llorar...
Sunshine
This is not my story, I'm translating with the previous permission of the real
autor GeekChic12. She's the best! Thnks a lot Geekchic, this is an honor. Hope
you all, enjoy!

Summary: Nos conocimos. Salimos juntos. Fuimos a casa. No éramos amantes. Ni


siquiera amigos. Éramos compañeros de cama. Y funcionó... hasta que dejó de
hacerlo.

Disclaimer de la autora: SM es dueña del pie*. Yo solo lo hice limonada.

Disclaimer de la traductora: Estoy a punto de comerme el pie, y la limonada y


vaya que voy a gozar, pero claro, les dejo unas cuantas mordidas a ustedes ;)

*Pie: ya saben (pai) el postre que se come lenta y deliciosamente.

Hay reglas. Ignóralas y estás jodido, y no de una buena manera.

Capítulo 8:

Edward POV

Había pasado una semana sin oír una palabra de Bella, desde que me largó de su
apartamento.

Bueno, ocho días. ¿Pero quién estaba contando?

Me fui de vuelta al bar esa noche y bebí demasiado.

Estaba molesto y putamente triste, y eso me enfurecía mucho más.

Terminé en la casa de alguna chica al azar, pero su cabello rojizo y lleno de rizos, y
su empalagoso olor a vainilla estaba mal.

Tan pronto como sus dedos tocaron mi semi-duro miembro, prácticamente me salí
pitando de allí.

Estaba seriamente jodido. No podía sacarme la imagen de suave y cremosa piel y


ojos oscuros y llenos de emoción, de mi cabeza.
Largo y sedoso cabello.

Piernas que se prolongaban por millas.

Labios sensuales.

Pezones rosados y perfectos.

Sep. Jodido.

...

—Seth, me voy a mi oficina por un rato. Dime si te hace falta ayuda.

—Claro, claro jefe.

Mientras iba caminando por el corto pasillo que me llevaba a mi oficina, podía jurar
que cogí un olorcillo del olor a luz de sol de Bella.

Negué con la cabeza. Esa chica estaba seriamente jodiéndome.

Si ella quería terminar nuestro acuerdo, entonces yo necesitaba olvidarme de ella.

Podía hacer eso.

Estaba seguro que podía hacerlo.

Mientras entraba a mi oficina, la distintiva esencia se intensificó, y estaba


cagándome como el infierno. Ella no había estado allí en lo que parecía un mes, y
había desvanecido finalmente con las memorias y los recordatorios de ella, también.

Cuando cerré la puerta y volteé a la izquierda, me encontré con largas y moldeadas


piernas frente a mi escritorio. Mis ojos las observaron hasta llegar a un corto y muy
pegado vestido negro que cubría a mi cuerpecito favorito en el mundo.

Apenas y pude contener la sonrisa que colgaba en mis labios y la observé


cuidadosamente.

Ella estaba aquí.

Pero realmente no estaba sonriendo.

—Hola, Edward, —soltó ella calmadamente.


—Hola.

El silencio se extendió entre nosotros mientras nos observábamos con


detenimiento. Me resistí ante la necesidad que sentí, de poner mi mano sobre mi
esternón, pues estaba malditamente seguro que la había extrañado como loco.

Tal vez aún debía estar molesto con ella, pero después de que mi testarudez y
orgullo herido habían menguado un poco, debía admitir que simplemente la había
presionado demasiado.

Su arremeter contra mi no debió haberme sorprendido, teniendo en cuenta que


conocía su personalidad y su necesidad de llevar el control de todo.

Tampoco había sabido como decirle que la extrañé, y como un imbécil, solo le dije
que necesitaba que follásemos más.

No fue mi momento más brillante.

Quería textearle, pero no tenñia idea de como reaccionaría, y no me apetecía


presionarla aún más.

Y verla aquí, de pie exactamente en el mismo punto donde la tuve en algún


momento hincada y rogando, estaba haciendo que mi cuerpo doliese por tenerla.

También me hizo pensar que tal vez, sólo tal vez, ella no estaba satisfecha de mi,
después de todo.

Yo en realidad no lo estaba de ella.

Hundiendo mis manos en mis bolsillos, le pregunté. —¿Qué estás haciendo aquí?

Los ojos de Bella se dirigieron a la alfombra a sus pies por un momento, antes de
volver a dirigirse a los míos. —Estoy aquí por que quiero saber en donde nos
quedamos.

—¿Cómo siquiera volviste aquí? —le pregunté en lugar de montarme sobre ella, ya
que era donde me había quedado yo. Sin embargo estaba casi seguro que no era
así para ella, y no necesitaba que su rodilla tocara mis bolas en ningún momento
próximo.

Bella se aclaró la garganta. —Yo, uh, llamé a Garret y le pregunté si me dejaría


pasar por la puerta trasera.

—Hmm. —definitivamente iba a arreglármelas con mi administrador general por ese


pequeño favor.

—Mira, —me dijo, —no estoy aquí para disculparme por haberte pedido que te
fueses esa noche.

Mi cejas se elevaron. —O-kay.

—Siento que no te debo una disculpa por eso. Básicamente demandaste que me
acostara contigo en un momento en que era realmente inconveniente para mi. Lo
puse en claro, y aun así seguiste presionando. —ella vio al piso y volvió a levantar
la mirada. —Pero puedo admitir que me sobrepasé, y no debí estar tan enojada
contigo. Lamento eso. No lo merecías.

—Está bien, —le dije. —Y no quiero decir que no fue de lo peor, por que lo fue. Pero
lo entiendo, y también lo siento.

—¿Sólo así?

—Si, sólo así.

—¿Realmente lo sientes, o solo lo dices por que sabes que es lo que quiero oír?

Mujeres.

—Lamento haberme presentado en tu casa y haberte presionado cuando repetidas


veces dijiste que no. No lamento desearte de la forma que lo hago.

Vio al piso de nuevo antes de susurrar. —¿Y exactamente de qué manera es eso?

En lugar de hacer lo esperado y lanzarme sobre ella, me giré y me senté en el sofá


de cuero negro a mi derecha.

—Ven aquí.

Bella hizo su mejor esfuerzo por reprimir la sonrisa que colgaba de sus comisuras,
pero no me perdí la forma en que sus labios se torcieron e intentaron curvarse en
los bordes.

Ella caminó lentamente en mi dirección y empezó a sentarse a mi lado.

—Ah-ah. te quiero aquí, —dije palmeando mi regazo.

Esta vez se rió pero hizo lo que le pedí.


Bella puso su trasero sobre mis muslos, y yo puse mis brazos alrededor de su
cintura.

—Eso es. No está tan mal ¿verdad?

Ella soltó unas risitas. —Supongo que no, —volvió a sonreír, pero su pequeña
sonrisa se esfumó. —¿Ahora qué?

—Ahora... quiero coger ese pequeño y caliente coño, —respondí, moviendo mis
manos hacia su culo, dándole un apretón. —¿Hay algún problema con eso?

Bella dio unos golpecitos a su mentón con un dedo como si lo pensara demasiado, y
le hice cosquillas en los costados hasta que rogó detenerme.

—Por favor, —jadeó.

—Eso está mejor, —la reté. —Adoro cuando ruegas.

—Oh, cierra esa boca. Dios.

Sonriéndole, me di cuenta de cuánto verdaderamente la había extrañado —su


hermoso rostro, sus agallas, su risa.

La halé contra mi, haciéndola deslizarse en mi regazo hasta donde nuestros


cuerpos estaban unidos.

—¿Ahora sientes exactamente la forma en que te deseo?

Sus caderas hacían movimientos circulares, y un gruñido retumbó en el fondo de mi


garganta.

—Creo que siento algo.

Elevé mis caderas hasta que estuve en medio de ella, y gimió.

—¿Que tal ahora?

—Hmmmm.

Tiré del frente de su vestido y bajé su brassier, liberando sus pechos, y sorbí uno de
sus apretados y pequeños pezones en mi boca, lamiendo y chupando hasta que tiró
de mi cabeza desde mi cabello. Asumí que quería que me detuviese, pero ella
dirigió mi cabeza a su otro pezón, y tomé esa como mi señal para darle la misma
atención que al primero.
—Dios, —suspiró.

Gemí en su pecho y ella empezó a mecerse nuevamente sobre mis caderas. Ella
deslizó su ardiente coño de arriba hacia abajo sobre mi longitud, y maldita sea
necesitaba estar dentro de ella.

Como, para ayer.

La falda de su vestido estaba alrededor de se cintura,y sabiendo que aún habían


unas cuantas capas de ropa entre nosotros me hizo soltar un sonoro quejido contra
la piel de su cuello mientras ella se rozaba sobre mí.

Tener más de tres semanas sin estar dentro de ella me había vuelto frenético, y la
levanté, tambaleándome hasta el escritorio para casi lanzarla, sobre él, por que no
pude detenerme de paladear la piel de su cuello y mandíbula el tiempo suficiente
para ver a dónde iba.

La ubiqué sobre la suave superficie y comencé a desabrochar y desabotonar sin


demora.

El condón en mi billetera estuvo rápidamente puesto a buen uso, y tener que


sacarme la ropa yo mismo me había tomado ya demasiado tiempo, así que
enganché mis dedos en sus bragas y las moví hacia un lado para poder deslizarme
dentro de su calor de terciopelo.

Sus tobillos estaban en mi trasero, y pegué la parte superior de su cuerpo contra el


mío mientras me acercaba a ella, nos sostuve con un brazo, y arremetí contra ella
como si acabase de salir de prisión y éste fuese el primer coño que cogiera en años.

Dándome cuenta que mis ojos habían estaba apretados fuertemente, los abrí
mientras Bella tiraba su cabeza hacia atrás. Sus uñas estaban enterradas en mis
hombros, y los músculos en mis brazos se tensaron mientras mis caderas
embestían hacia adelante una y otra vez. —Mierda, —susurró ella en una ventosa
exhalación. —Edward...

Sólo pude ofrecerle un gruñido en respuesta.

Doblando las rodillas un poco más, incliné mis envites hacia arriba para poder
golpear ese dulce punto de manera apropiada. Tiré del pelo largo que cosquilleaba
en mis manos y raspé su cuello con mis dientes.

El escritorio temblaba con nuestros movimientos, y un par de lapiceros cayeron


ruidosamente sobre el piso.
No me importaba.

No me importaba nada más que estar dentro de ella en ese momento.

Me importaba un carajo que la gente en mi bar escuchase el grito que soltó ella
cuando se hacía añicos a mi alrededor.

Mis caderas golpearon en ella una última vez, y me vine fuerte dentro de ella con
unos cuántos irregulares empujes, gruñendo su nombre. Mis labios aliviaron un
poco el lugar en su hombro donde inconscientemente la había mordido, y con las
piernas aún temblorosas, di un paso hacia atrás para deshacerme del condón
mientras Bella reordenaba su ropa.

Después de subirme los calzoncillos, la tomé entre mis brazos y nos guié de vuelta
al sofá, ubicándola nuevamente en mi regazo, tal y como la quería.

Bella recostó su cabeza contra mi sudoroso pecho, y jugué con las puntas de su
cabello mientras recuperábamos el aliento.

—No fue mi intención decir lo que dije, —murmuró ella después un momento de
silencio.

Mis manos se detuvieron y mis cejas se fruncieron, inquisidoras. —¿Cuándo?

—Cuando dije que fueras a cogerte a alguien más. No quise decirlo realmente. Yo...
—Ella volvió a sentarse y observó mi rostro, luego apartó su mirada antes de
continuar.—Estaba enojada, obviamente. Pero eso no era en serio.

—Lo intenté.

Giró bruscamente para verme. —¿Qué intentaste?

Tomando un gran respiro, respondí. —Intenté cogerme a alguien más. Pero no pude
hacerlo.

Los ojos de Bella buscaron rápidamente los míos. —¿Por qué no?

—Te lo dije. Sólo te deseo a ti. —lamí mis labios, y su mirada se dirigió a mi boca.
—Lo dije en serio.

Los ojos de Bella se pasearon por mi rostro, pero no dijo una palabra.

Me aclaré la garganta. —Así que, ¿cómo te fue en la cirugía?


Eso pareció sacarla de cualquier trance en el que estuviese.

—Oh. —sus dedos acariciaron mi clavícula. —Fue realmente de maravilla. Fue una
difícil, pero el paciente deberá tener una recuperación completa, —lo dijo con una
sonrisa que parecía tímida pero orgullosa.

—Que bueno. Quiero decir, que en realidad yo como que ya lo sabía pues Rose me
dijo que hiciste un trabajo espectacular. Ella aún habla de ti todo el tiempo. Creo que
está convencida que somos almas gemelas o algo así. Ella no puede, ni por ella
misma, entender por que no te he preguntad—

Bella detuvo mi divagar con su boca.

En mí boca.

Con un carajo.

Ella estaba besándome.

Fuerte y rápido.

Labios y lengua.

—Mierda, —jadeó ella mientras se alejaba de mi, cubriéndose la boca con ambas
manos. —Lo siento. Mierda.

Ella intentó quitarse de encima de mi, pero la sostuve fuerte entre mis brazos.

Y manteniendo un brazo alrededor de su cintura, levante el que tenía libre y lo


enterré en su cabello, tomando su nuca para coaxionarla hacia adelante de nuevo.
Sus ojos aun estaban presos de pánico, y su cuerpo estaba en tensión, pero una
vez que nuestros labios se tocaron, ella se derritió sobre mi.

Por Dios sabe cuanto tiempo, recorrimos nuestras bocas uno al otro. Ella lamió mi
labio superior, y yo gruñí. Yo succioné su labio inferior, y ella tembló.

Nuestras lenguas estaban retorcidas y enredadas.

Ella sabía tan jodidamente bien.

Nunca había disfrutado tanto el besar a alguien en mi vida, y no estaba seguro si


era sólo por que era la primera vez que la besaba... o si era por que era Bella.

...
Regla # 8 de Folla-amigos: Nada de besos en la boca (A.K.A la regla de Mujer
Bonita).

Estado de la regla: Anulada.

A.K.A: As Known As (conocida como)

(New message to "E": You, me. No clothes. You can kiss me all night long.)

¿Siguen amando a estos dos? Por que yo sí, sobretodo por la forma en que se
arreglan, y si Bella no le hubiese besado, la hubiera agarrado de los pelos,
literalmente. Jajaja.

Nyx 88, tienes toda la razón, siempre hay que esperar a ver que segundas
intenciones tiene Edward, y aunque por obvias razones yo sabía que pasaría,
y las ganas detrás de la actitud de Edward, me apenó que Bella no pudiese
calmarse un poco. Pero, como dice Gris, la flaca está acostumbrada a llevar el
control en sus venas y todo se le estaba escapando de las manos. Maldita, sis,
siempre tienes razón.

Muchísimas gracias a todos por sus comentarios, hacen que mi corazón de un


salto de felicidad. Una última cosa... ¡También gracias y bienvenidas por aquí
a las nuevas lectoras que se animaron a dejar review! Besos
Crap Shoot
This is not my story, I'm translating with the previous permission of the real
autor GeekChic12. She's the best! Thnks a lot Geekchic, this is an honor. Hope
you all, enjoy!

Summary: Nos conocimos. Salimos juntos. Fuimos a casa. No éramos amantes. Ni


siquiera amigos. Éramos compañeros de cama. Y funcionó... hasta que dejó de
hacerlo.

Disclaimer de la autora: SM es dueña del pie*. Yo solo lo hice limonada.

Disclaimer de la traductora: Estoy a punto de comerme el pie, y la limonada y


vaya que voy a gozar, pero claro, les dejo unas cuantas mordidas a ustedes ;)

*Pie: ya saben (pai) el postre que se come lenta y deliciosamente.

Hay reglas. Ignóralas y estás jodido, y no de una buena manera.

Capítulo 9: Puro Azar

Bella POV

Haber estado sin sexo durante unas cuantas semanas nos volvió a mí y a Edward
un poco locos en su oficina, follando en cada superficie posible, horizontal o no.

Y ahora que había probado el sabor de los labios de Edward, parecía que no
deseara dejar de besarlo.

Se sentía como una adicción a toda regla.

Él estaba sentado en su silla del escritorio conmigo en su regazo, apretada a él, mis
codos reposaban en sus hombros y mis manos enredaban su cabello. Estábamos
sudados, saciados y exhaustos, pero nuestros labios aún estaban conectados.
Ahora suavemente pero aún juntos, su labio superior entre los míos y mi labio
inferior entre los suyos, alternando los más dulces y pequeños besos.

Era todo demasiado íntimo, y aún así, no podía detenerme. Y él no parecía que
deseara que lo haga.

Esos labios que solía observar fijamente y pensar que eran demasiado perfectos
eran mucho mejor de lo que imaginé.

Pequeños destellos irradiaban desde el lugar en donde nuestros labios se unían,


rebotando a través de mi cuerpo, haciendo que me presionase más a él.

Tenía que detenerme.

Toqué sus labios con los míos una vez más antes de decidir que era mejor que me
vistiese y me vaya a casa. Edward persiguió mis labios brevemente mientras me
alejé, haciendo que mi corazón diese un pequeño salto contra mis costillas.

No vi en dirección a Edward cuando me salí de entre sus muslos.

Justo cuando me estaba arreglando el vestido, mi teléfono vibró. Levantádolo,


murmuré, —Oh, mierda, —después de leer el mensaje que enviaron.

—¿Algo está mal?—preguntó Edward.

—Oh. —levanté la mirada y luego la desvié por la habitación buscando mis zapatos.
—Uhm, tengo esta gala a beneficio del hospital a la que debo asistir el siguiente fin
de semana, y mi cita acaba de cancelarme.

—¿Tu cita?

—Si, un enfermero del hospital.

—¿Un enfermero? —preguntó él con una sonrisita y levantando la cejas.

—Si. Un hombre enfermero.

La sonrisita de Edward se transformó en un fruncimiento de ceño por un segundo y


luego cambió todas sus facciones por una de total apatía.

—Es homosexual, —dije. No supe por que tuve la necesidad de explicarle, pero sólo
se me salió.

—Oh.

—Si, así que...

—Así que, necesitas una cita.

—Bueno, si, —solté, logrando hallar finalmente mi segundo zapato. —Supongo que
si. Pero tampoco es para tanto si voy sola.
—Puedo ir contigo.

Lo vi directamente por un momento antes de negar con la cabeza. —No podría


pedirte que lo hagas, Edward.

—No lo haces, —puntualizó. —Además, no es como que no vaya a conocer a nadie


allí. Rose y Em estarán.

—Es cierto, —respondí. —¿Pero crees realmente que será una buena idea? Quiero
decir, nuestra última "cita" fue una especie de desastre.

—¿Lo fue? —cuestionó.

—Uh... ¿acaso no estuviste allí?

Edward rió. —Sólo no creí que fuese tan mala. Me parece recordar el final de la
noche ser particularmente espectacular.

Me reí mientras me ponía los zapatos. —Por supuesto que eso es todo lo que
recuerdas.

Nos observamos uno al otro por un momento, sonriéndonos mutuamente. Empezó a


sentirse demasiado bien, el bajo apretón en mi estómago diciéndome que debía
coger la riendas, frenar. Así que me aclaré la garganta y observé nuevamente
alrededor de la oficina para asegurarme de que tenía todo, y oí el suspiro de
Edward.

Dos largos y entintados brazos me abrazaron desde atrás, y contuve el aliento, con
mi piel ardiendo justo donde él se presionaba contra mi espalda. Sin importar que
me había cogido hasta perder el sentido en toda la habitación.

Edward quitó mi cabello hacia un lado, y sus labios tocaron la parte expuesta de mi
cuello, su cálido aliento justo debajo de mi oreja hizo que mis piernas se debilitasen.
Era una maldita buena suerte que él me sostuviese.

—Déjame llevarte a la cena, Bella, —murmuró él. —Quiero hacerlo.

¿Él quería hacerlo? ¿Pero por qué?

Él había dejado abundantemente claro que deseaba mi cuerpo, pero fuera de eso,
no sabía por qué él querría ponerse traje para mezclarse con un grupo de médicos
—considerando que especialmente parecía tener una aversión generalizada a ellos.

No parecía para nada una buena idea. Nuestro arreglo esta ya en un terreno
movedizo tal y como estaba, claro con todo el besuqueo y una que otra flagrante
indiferencia ante algunas reglas que habíamos aceptado antes.

Los labios de Edward rozaron mi cuello de arriba a abajo mientras sus brazos se
apretaban más a mi alrededor, y yo perdí completamente cualquier rastro de
raciocinio.

Mis ojos se cerraron fuertemente, y temblé soltando una exhalación, antes de


susurrar un débil, —Okay.

...

Le dije a Edward que simplemente nos encontrásemos en la gala, pero insistió en


recogerme. Y como mi departamento le quedaba de camino, pensó que sería tonto
no ir juntos, pero ya empezaba a entrar un poco en pánico por como ésta noche
estaba convirtiéndose en lo que parecía una cita real.

¿En qué demonios estaba pensando al estar de acuerdo con esto?

La mañana del evento, levanté el teléfono tantas veces con la intención de


cancelarlo.

Podía ir sola. No era demasiado.

Aunque había pasado Navidad y la noche de Año nuevo sola este año.

Nuevamente.

Así que al atardecer, decidí que podría ser lindo el hecho de salir y divertirme con
alguien por una vez.

Además, aún era una función del trabajo, así que había un propósito detrás. Sólo no
quería que los colegas con los que trabajaba me viesen comerme con los ojos a un
chico. Había construido la imagen de ser ruda en el hospital, y estaría jodida su se
deshiciera solo en una noche.

Sentí que era más seguro elegir ir con Eric. Él era hilarante, y sabía que pasaríamos
un buen rato juntos, y eso sería todo.

Ir con Edward se sentía como apostar por el azar.

No había forma de negar que a este punto mis sentimientos por él estaban
cambiando. Pero aun así hacía mi mejor esfuerzo por mantenerlos a raya.
Alisé con mis manos el profundo púrpura de mi vestido de seda, asegurándome que
estuviese en su lugar correcto. Levanté ambos lados de mi cabello con clips
elegantes, y detrás quedó una cascada de grandes rizos. Estaba a punto de
ponerme los zarcillos cuando escuché que tocaban mi puerta.

No me había puesto mis zapatos todavía, así que crucé descalza por el piso de
parqué y observé por la mirilla, pero no pude ver nada.

Parecía que él la cubría con su mano.

—¿Edward?

—Sip, soy yo, —su suave voz vino desde el otro lado de la puerta.

Deslicé la cadena fuera del cerrojo y comencé a abrir la cerradura y la puerta


mientras hablaba. —Sabes, realmente no deberías cubrir la mirilla. Es casi
espantoso para una mujer so... la..—mi aliento tartamudeó, y estaba muy segura
que mi corazón había caído directamente a mis pies y había vuelto a subir hasta
enredarse en mi garganta en el momento en que abría la puerta y vi a Edward en un
glorioso esmoquin de etiqueta.

Mis ojos viajaron desde su cabello, el cual había cortado y domesticado con algún
producto, hasta su atractivo rostro, pasando por sus anchos hombros, hasta la
pajarita en su cuello, donde observé su manzana de Adán moverse suavemente.

¿Acaso estaba hablándome?

No tenía idea.

Me di cuenta de las líneas hechas a medida de su chaqueta negra, y bajé por su


estrecha cintura y largas piernas envueltas en pantalones perfectamente hechos.
Sus zapatos eran negros y prístinos.

Mi boca estaba muy abierta cuando mis ojos lo devoraron, y no me di cuenta cuanto
llevaba observándolo. Pero cuando mi mirada volvió a su rostro, él sonreía de lado
en mi dirección.

—¿Algo que te guste?

Levantando mi mandíbula del suelo yjuntando todo de mi misma de la mejor


manera, le di una mirada fulminante y di un paso atrás para que pudiese entrar.

—Solo debo ponerme los zapatos. Estaré de vuelta en un segundo. —comencé a


alejarme de él, pero me cogió la mano y me haló de regreso, enredando un brazo
alrededor de mi cintura acercándome a él.

—Luces estupenda, Bella, —él dijo, justo antes de inclinarse para besarme en los
labios.

Dejé escapar un mudo gemido cuando él succionó mi labio inferior en su boca,


dejándolo libre lentamente y también a mí.

—Tu luces... —mi cabeza daba vueltas un poco mientras hacía el intento de
recuperar mi aliento. —Sip... Yo sólo... —incliné mi cabeza en dirección a mi
habitación, intentando indicar que iba a buscar mis zapatos.

Aún no me acostumbraba a besarlo y a la forma que me afectaba. Y no estaba


segura de que algún día lo estaría.

Una vez lista, Edward me ofrecía su brazo para escoltarme fuera hasta el auto. Él
abrió la puerta para mi, antes de dirigirse a su lado, y lo vi ingresar a su asiento
antes de que yo estuviera en el mío, asombrada de cuan caballeroso estaba
comportándose.

Cuando llegamos al hotel para la gala a beneficio de la Celebración Sueca, me puse


nerviosa. Odiaba el sentimiento.

Edward se estaba volviendo un experto en convertirme en un charco de baba, y eso


era algo que quería evitar ésta noche.

—¡Isabella! —me llamó Rosalie mientras nos saludaba con la mano a unos cuantos
metros lejos de nosotros.

Cuando nos acercamos, se quedó boquiabierta.

—¿Edward? ¿Qué estás haciendo aquí? —jadeó ella y llevó una de sus manos a su
pecho. —¿Ahora están saliendo? ¡Oh, mi Dios! ¡Estoy tan feliz por ti!

—Hola, Rose. —Edward se inclinó para besarla en la mejilla.

Fruncí el ceño. —No, no estamos...-

—¿No es algo grandioso? —interrumpió Edward y deslizó su brazo alrededor de mi


cintura. —Gracias nuevamente por juntarnos, hermanita.

Lo vi con confusión, pero Rosalie estaba absorta observándolo, así que decidí
seguirle la corriente por un momento.
—¿Dónde está Emmett? —pregunté.

—Oh, nos está buscando unos tragos. Te ves fantástica, Isabella—, dijo ella con
una sonrisa cálida.

Rosalie era muy dedicada al trabajo en el hospital, pero ella estaba empezando a
caerme muy bien. Fuera del trabajo, era genuina y dulce, y le sonreí de vuelta, aún
atrapada en los brazos de su hermano.

—Gracias. También te ves hermosa. El rojo definitivamente es tu color.

—¿Lo crees?

Asentí.

—En realidad amo la audacia de esto.

—Hey, chicos, —saludó Emmett mientras él se acercaba, sosteniendo dos vasos de


líquido ámbar sobre hielo. —No sabía que venían, Ed. Aquí, toma esto, —dijo él,
alcanzándole una de las bebidas y dándole él otro a Rosalie. —Iré a conseguir otro.
Bella ¿quieres algo?

—Claro. Bourbon si tienen.

Emmett levantó sus cejas, sorprendido, en mi dirección para luego asentir con
satisfacción antes de redirigirse al bar.

—Nunca antes te había visto beber bourbon, —murmuró Edward en mi oído.

Volví mis pensamientos a todas esas veces en las que él llegaba a mi casa
directamente del bar, con sus manos oliendo a bourbon y whisky, le sonreí en
respuesta. —Sólo sonaba bien.

Encontramos nuestros asientos poco después de que Emmett volviese con nuestros
tragos y procedimos a escuchar al director del Centro Médico Sueco acerca de los
esfuerzos de aquella noche por lograr la recaudación.

Nuestra comida, de $200 el plato, fue servida, y podía jurar que Rosalie sentía
curiosidad por lo que pasaba entre Edward y yo, por la forma en que se nos
quedaba viendo cuando no estaba centrada en la conversación.

Finalmente pudo hablar cuando el postre, un pot de crème que lucía de maravilla,
fue servido.
—Así que ¿cuándo fue que empezaron a salir oficialmente? —preguntó,
dirigiéndose a Edward. —La última vez que hablamos de esto, fuiste muy reacio al
decir que no había nada entre ustedes. —ella dirigió su mirada a mi. —Lo siento
Bella. Sólo es que estoy confundida. Quiero decir, es fantástico. Obviamente pensé
que ustedes estarían muy bien juntos.

Rosalie parecía que continuaría hablando, pero Edward la cortó.

—Me equivoqué, —soltó, viéndome directamente a los ojos. —Acerca de que no


había nada aquí. Estaba errado.

Mi pecho pareció vaciarse y volverse a rellenar todo a la vez cuando dejé que esas
palabras calasen en mí.

¿Realmente quería decir eso? ¿O sólo era una escena que presentaba para que su
hermana la creyera? No podí estar segura, sin embargo no vi más que sinceridad
cuando vi en aquellas orbes jade.

—Te quitaste el piercing, —susurré, notándolo por primera vez y levantando mi


mano para deslizar mi pulgar por donde usualmente tendría que estar.

Edward me sonrió torcidamente. —Seh. Supuse que decía hacerlo por esta noche.
Además, Rosalie me hubiera pateado el trasero si me hubiese aparecido con él
puesto.

Vi a Rosalie dejando caer mi brazo. Ella sonreía suavemente en nuestra dirección,


con la cabeza ligeramente inclinada. No tenía idea de por qué Edward deseaba que
ella creyese que estábamos juntos, pero no quería ser la que borrase esa sonrisa
de su rostro.

Después del postre, Emmett y Rosalie salieron a bailar. Edward y yo permanecimos


sentados una canción más antes de que él se pusiera de pie, ofreciéndome una de
sus manos.

—¿Bailarías conmigo Bella?

Observé su mano extendida y luego su rostro, preocupación se mostraba en la mía,


estaba segura.

—Vamos, —insistió. —Será divertido.

Música movida sonaba, así que supuse que sería seguro. Me puse de pie y alisé mi
vestido, tomé la mano de Edward permitiendo que nos dirigiese hasta la pista de
baile.

La banda en vivo tocaba swing, y él puso su brazo alrededor de mi cintura, juntando


nuestras manos libres en el aire y comenzó a movernos alrededor de la pista de
baile. No nos presionamos juntos; él respetaba la burbuja.

Después de tres canciones, me reía y sonreía constantemente. Edward era,


sorpresivamente, un excelente bailarín, y yo estaba divirtiéndome mucho más de o
que esperaba. Estaba muy preocupada por que las cosas se tornaran un poco
incómodas entre nosotros, pero esto no había nada de eso.

—Okay, creo que necesito un descanso, —dije, riéndome. —Mis pies empiezan a
doler.

Edward no me lo puso complicado. Simplemente comenzó a sacarme de la pista,


pero luego una familiar melodía lenta comenzó a sonar, y antes de que me diese
cuenta, él se detuvo y me atrajo hacia él.

No protesté cuando sus brazos me envolvieron y su cálida mano se expandió


cruzando mi espalda baja. Mis ojos se cruzaron con sus pupilas brillantes mientras
recosté mi mano en su nuca, sintiendo la rigidez del cuello de su camisa contra su
piel.

Él trajo hacia adelante nuestras manos unidas y las apoyó suavemente contra su
pecho, y su suave y recién rasurada mejilla también contra la mía.

Dios, olía divino.

—Inolvidable... —canturreó suavemente en mi oído—. Eso es lo que eres...

Un jadeo silencioso escapó de mi garganta, y mis ojos se llenaron de lágrimas.


Ignoré el dolor de los dedos pies y apreté un poco su nuca, presionando mi cuerpo
incluso más contra el suyo.

El agarre de Edward en mi mano se fortaleció, y su otra mano que había estado en


espalda paseó por mi cintura mientras cantaba, —Como el solo pensamiento de ti
me hace cosas...

Mi cuerpo se apoyó en él, y mis dedos se movieron para halar de los cortos cabellos
en su nuca. Detuvo su canto y soltó un gemido de placer, dejando caer su frente
contra mi hombro y luego lo movió para enterrar su rostro en mi cuello mientras
continuamos balanceándonos, perdidos en la música y en nosotros.
Sabía que no debía dejar que esto pase. Pero era el único y más romántico
momento de mi vida entera.

Era agridulce experimentar esto con alguien con quién ni siquiera estaba saliendo y
por quién se suponía que jamás debería tener sentimientos.

Sabía que Edward no quería ninguna relación. Tal vez él sólo estaba atrapado en el
momento, casi como yo estaba. O era que quizá estaba pretendiendo frente a su
esposa y a su cuñado. Y luego estaba lo de acurrucarnos y todos los besos y...

Todo era terriblemente confuso.

En lugar de permitir que mi mente rodara descontrolada, reposé mi cabeza en los


hombros de Edward, quedando frente a su cuello así podría dejar suaves besos allí.
Decidí solo disfrutar el momento por una sola vez. Sabía que la burbuja iba a
explotar pronto, pero justo ahora, me dejaría a mi misma tener ésta pequeña parte
de él.

Ésta pequeña poca de felicidad.

...

Regla # 8 de Folla-amigos: Nada de romance. Entra y sal, por así decirlo.

Estado de la regla: Arrasada.

(New message to "E": God! Even if you are still here, I freaking want you. You,
you, and you. Bath time?)

Okay, ¿que tal respuesta de ustedes eh? Les encanta el romance ¿no? Pues y
¿ahora? Creo que tienen que recogerme del suelo por que me he derretido al
completo. Ya nos quedan sólo tres capis más. Sufro por eso, pero se viene
una sorpresa cofftradnuevacoff.

Un abraaaaaaaazo!

PS: Por cierto la canción es "Unforgettable" de mi amigo Frank, Frank Sinatra.


Blackout
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autor GeekChic12. She's the best! Thnks a lot Geekchic, this is an honor. Hope
you all, enjoy!

Summary: Nos conocimos. Salimos juntos. Fuimos a casa. No éramos amantes. Ni


siquiera amigos. Éramos compañeros de cama. Y funcionó... hasta que dejó de
hacerlo.

Disclaimer de la autora: SM es dueña del pie*. Yo solo lo hice limonada.

Disclaimer de la traductora: Estoy a punto de comerme el pie, y la limonada y


vaya que voy a gozar, pero claro, les dejo unas cuantas mordidas a ustedes ;)

*Pie: ya saben (pai)

Hay reglas. Ignóralas y estás jodido, y no de una buena manera.

Capítulo 10: Apagón

Bella POV

Suspirando, me deslicé en el espaldar de mi sofá, relajándome aún más dentro de


su cómoda suavidad marrón. Disfrutaba de un día libre después de la absoluta
locura que había pasado en la Sala de Emergencias la noche anterior. Sin embargo,
después de dormir todo el día estaba más que despierta ahora, a las once de la
noche, viendo muy contenta las repeticiones de Friends en Nick at Nite cuando
ocurrió. El televisor se apagó justo cuando el gallo de Joey y Chandler cantó, dando
así a conocer el inicio de mi episodio favorito de todos los tiempos, y luego mi
departamento fue envuelto por oscuridad en su totalidad. Mi corazón latió más
fuerte, y mi aliento se agilizó, sonando demasiado alto en la negrura silenciosa. No
diría que tengo miedo a la oscuridad necesariamente, pero si tenía miedo a lo
desconocido—y la oscuridad definitivamente era una jodida representación de lo
desconocido.

Desbloqueé mi iPhone y lo usé como linterna de guía hasta mi ventana. Toda la


cuadra estaba oscura, e incluso parecía que algunas otras a los alrededores
estaban en la misma condición. Apenas había tormentas por aquí, así que no podía
saber habría causado el apagón.
Me hice camino a la cocina para buscar velas que sabía que tenía en alguno de los
gabinetes. No era del tipo de persona que tendría algo así en cualquier lugar de su
casa, pero me decepcioné mucho de mi misma cuando me di cuenta que solo tenía
dos velas. Y eran velas para el té.

Jódeme.

Sabía que no podría cargar estas cosas alrededor todo el tiempo, así que puse una
en el baño y la encendí, usando nuevamente mi iPhone como recurso de luz para
sacarme directo a la cocina, donde encendí la otra vela pequeña.

Estuve en departamento todo el día, pero de repente estaba segura que un asesino
con un hacha estaba escondiéndose dentro. Lógicamente sabía que eso era
imposible, pero todo estaba muy jodidamente calmado. Cada uno de los pequeños
crujidos de las tablas del suelo o ruido sordo de los departamentos vecinos se
convertían en alguien escondiéndose en mi guardarropa o la sala de invitados,
esperando que pasara por allí para emboscarme.

Tan pronto como empezara a calmarme solo un poco, el temor trepidaba por mi
columna, haciendo que mis hombros se tensaran. Me senté en el piso de mi baño,
con la espalda presionada contra la pared, esperando y rogando por que las luces
volviesen.

Para distraerme comencé a leer uno de mis libros sin terminar en el celular. Levanté
la mirada un rato después y noté que la estúpida vela ya estaba deshecha hasta la
mitad.

Deseé poder apagar mi mente e irme a dormir, pero no había alguna forma posible
para que eso pasara.

Cuando de la nada, mi teléfono vibró en mi mano, y dejé salir un chillido, casi lo tiro
al suelo antes de notar que había un nuevo mensaje de Edward.

¿Estás bien? ~E

Me pregunté como se enteró del apagón. El Nox no estaba tan lejos de mi


departamento, así que podría haberse quedado sin electricidad también.

¿Que si estaba bien?

No. No realmente.

Eso creo ~B
¿Estás segura? No saben cuanto tardará en volver. Y está terriblemente frío
hoy. ~E

Él parecía tan preocupado por mi.

De repente sentí algo de frío, así que fui a mi habitación y cogí el edredón de mi
cama, para acurrucarme en el piso del cuarto de baño nuevamente, mientras
observaba con tristeza la menguante vela.

No le había respondido aún el mensaje a Edward cuando llegó otro mensaje de él.

Mi electricidad está bien ¿Por qué no vienes a mi casa por ésta noche? ~E

¿No estás en el trabajo? ~B

No. Garrett lo tiene cubierto por hoy. Quédate conmigo. ~E

Me mordí la uña del pulgar por un segundo, antes de responder.

Realmente no debería. ~B

Por favor. Me haría sentir mejor. ~E

Suspiré y recosté mi frente en mis rodillas dobladas.

Habían pasado tres semanas desde la gala a beneficio —desde nuestra


perfectamente perfecta cita.

Y he estado evitándolo.

Él me había pedido encontrarnos muchas veces, para hablar, para hacer lo que
hacemos normalmente, incluso me pidió que fuésemos a cenar una vez, pero
decliné cada invitación. Estaba cayendo muy profundo con él, y debía reordenarme.

Debí haber confiado en mis instintos cuando la primera regla fue rota, aunque no
intencionalmente. Supe en ese momento que esto podría volverse muy desastroso,
y estuve en lo cierto. Al menos en mi final.

Mis emociones habían sido una enredada confusión por un rato, pero en específico
después de la gala a beneficio, cuando Edward me había hecho sentir que para él
era la persona más importante en el mundo.

Él no había entrado conmigo aquella noche cuando volvimos de la fiesta a mi


departamento, en lugar de eso eligió besarme contra la puerta hasta que mi cerebro
se hizo líquido, y mis piernas se sintieron como si no pudiesen soportar más mi
peso.

Ingresé en mi casa y presioné mi espalda contra la puerta cerrada, deslizándome


mientras las lágrimas se dejaban caer en mis mejillas.

Sobrepasada por la emoción, toqué mis labios y lloré en silencio.

A la mañana siguiente, decidí que necesitaba estar lejos de él hasta que mi cabeza
volviese a su lugar. Me mantuve ocupada, cubriendo turnos extra de otros
residentes en el hospital, pero nunca pude sacarme a Edward de la cabeza.

Pasar la noche entera en su casa fue una jodidamente mala idea.

Okay. Estaré de camino allí, pronto. ~B

Gruñí después de presionar el botón de enviar, deseando poder arrancar el texto del
universo.

Grandioso. Conduce con cuidado. ~E

Puse mi cara entre mis manos y grité antes de ponerme de pie e ir corriendo a mi
habitación para ponerme un suéter sobre mi camiseta sin mangas. Mis pantalones
de yoga tendrían que funcionar por ahora.

Tomé mi cartera y mis llaves, me metí en el baño y soplé lo que quedaba de la vela,
corrí a la cocina, a apagar esa también, y luego arrastré mi trasero fuera de casa y
bajé las escaleras.

Agradecí al pequeño niño Jesús por los teléfonos móviles.

Era suficiente lío tal y como estaba.

Hice una nota mental para invertir en algunas linternas y velas de pilar gigantes.

Cuando llegué a casa de Edward, él abrió la puerta con unos pantalones rayados de
franela verde y azul de franela y una camiseta gris.

Su cabello había crecido un poco desde que lo vi por última vez y estaba tan
caóticamente hermoso como siempre.

La barba que cubría su mentón era rudamente perfecta, y el aro de la ceja estaba
de vuelta en su lugar.
La rutina de gimnasia que hizo mi estómago cuando él abrió la puerta no fue buena
señal.

No fue buena para nada.

Demasiado como para reagruparme.

Me detuve allí por unos buenos treinta segundos, debatiendo seriamente sobre
darme vuelta y volver a mi oscuro y cavernoso departamento y infestado por un
asesino con un hacha.

Parecía muchísimo menos peligroso en ese momento.

Edward solo me vio con ojos preocupados mientras peleaba conmigo misma. Él
finalmente avanzó hasta el umbral, parándose sobre la alfombra de bienvenida muy
sorprendido y envolvió sus brazos a mi alrededor. Enterró su rostro y inhaló
profundamente.

Mis brazos se mantuvieron a ambos lados por un momento antes de llevarlas a su


cintura.

—Hey—, dijo contra mi cabello.

—Hey—. Mi respuesta fue apagada, pues mi rostro estaba presionado contra la


suavidad del algodón de su camiseta.

—¿Estás bien?

Asentí en respuesta, cerrando mis ojos e inhalando su limpia, y tentadora esencia.

—Bien. Ahora, vamos. Ven aquí. Estamos dejando que todo calor se escape—. Él
enredó sus dedos con los míos, y solo dudé por cinco segundos o algo así antes de
caminar por la entrada.

Me quedé incómoda parada en la entrada una vez dentro, con mi mano aun en la
suya mientras volvió a observarme. —El lugar luce bien—, comenté después de
notar algunas piezas nuevas de arte en las paredes.

—Oh, sí, supongo que no habías estado aquí desde que mi prima me ayudó a
redecorar.

—¿Tu prima?

—Alice—, dijo él con una sonrisa—. Ella es un pequeño volcán. Casi como tu—. Él
guiñó en mi dirección—. Tu caerá bien.

No sabía como responder a eso, así que solo me aclaré la garganta y observé en
otra dirección, lejos de él.

Él apretó mis dedos. —Bella...

Cerré mis ojos. Sabía que esto no era buena idea. Él quería que hablemos. Podía
sentir mis muros temblar mientras hacía mi mejor esfuerzo por volver a levantarlos,
mostrándose así algunas partes de la chica asustadiza con un carcomido y
sangrante corazón detrás de los muros.

No era que quisiera renunciar a amar por siempre a causa de las mierdas de Riley.
Pero el hecho era que él si me había herido. Muchísimo.

Él fue el primer hombre al que le había entregado mi corazón, y él lo había


pisoteado alegremente.

Luego, estuvo mi carrera, mi educación. Era toda mi vida. Apenas y tenía tiempo
para comer algunos días, mucho menos intentar mantener una relación real con
alguien.

No que Edward deseaba una relación de verdad conmigo, pero algo había
cambiado.

—Mira. Esa noche... —empezó él y soltó un resoplido.

—... fue perfecta—, terminé diciendo yo con un suspiro y vi hacia abajo, hacia
nuestras manos unidas.

—¿Entonces por qué?

Levanté mis ojos en su dirección de nuevo. —Creo que sabes la respuesta a eso,
Edward.

—Ah, si. Las reglas —, soltó él con tono desagradable.

—Sólo debería irme—. Volteé con dirección a la puerta.

—Espera—, dijo él. —¿A dónde vas a irte? ¿De regreso a tu departamento a
sentarte en la oscuridad helada y escalofriante? —apretando mi mano, Edward
intentó alejarme de la puerta, dentro de su departamento y su vida. —Vamos, no
tenemos que hablar ahora—, me aseguró. —¿Estás cansada? ¿Quieres dormir?
Vi en sus dulces y considerados ojos verdes, agradecida de que no fuese a
presionarme esta noche. —No. Dormí toda la mañana.

—Muy bien, entonces sentémonos. ¿Quieres escoger una peli? —preguntó. —


Tostaré palomitas.

Dejé salir una exhalación de alivio y asentí, soltando su mano y dejando mi bolso a
un lado del sofá, antes de acuclillarme frente a un estante lleno de pelis.

Puse el filme y fui a usar los servicios higiénicos de Edward.

Estuve antes, por supuesto, pero nunca husmeé, nunca quise saber los pequeños
detalles que podrían invadir mi mente y posiblemente hacerme quererlo aun más.

Esta vez, sentía demasiada curiosidad. Su piel siempre olía malditamente bien, y
tenía simplemente que saber que tipo de jabón usaba.

Después de lavarme las manos, abrí la cortina de baño lo justo como para ver un
poco dentro. Gel de baño Axe, Oscura tentación.

Lo sabía.

Cabrón.

—Debes estar bromeando—, dijo Edward mientras se unía a mi en su sofá un par


de minutos después con un bol de palomitas recién tostadas.

Aspiré el aroma a mantequilla y le di una mirada de reojo—. ¿Qué? ¿No te gusta?

—No, es perfecto. Me sorprende simplemente, es todo. No te he catalogado como


una fan de Monty Python.

Nos repletamos de palomitas y observamos los hilarantes créditos. Nuestros dedos


se tocaban de vez en cuando, y podía sentir como se estremecía mi piel a través de
mi brazo cada vez. Era desconcertante, y a la vez un poco ridículo, considerando
que este hombre había estado más veces dentro de mi de las que era capaz de
contar.

Mi escena favorita empezó. —¡Traiga a su muerto! —dije a la vez que la peli,


haciendo atragantar y reír a Edward, mientras una carcajada de sorpresa salía de
él.

—¡No estoy muerto!


—¡Estoy mejorando!

—Creo que me iré a caminar un rato.

—Me sieeeeento feeeliz. Estooooy feeeeliz.

Me estaba carcajeando, silbando al oír el horrible acento inglés de Edward mientras


citaba la película.

Para cuando acabó, los músculos de mi estómago dolían por haberme reído tanto.
Allí me di cuenta de cuanto tiempo había pasado desde que estuve feliz y relajada.
Mi vida estaba tan cuidadosamente construida, que no muy usualmente me dejaba
llevar hasta disfrutar algo tan simple como una comedia.

Edward y yo habíamos terminado las palomitas de maíz con bastante rapidez y nos
mantuvimos lo que quedaba de la peli presionados uno al otro en su sofá. Dejó caer
su gran mano sobre mi rodilla mientas que con la otra apagaba el tele.

Inclinó su cuerpo sobre el mío lentamente, y su enorme sonrisa era un reflejo de la


mía. —¿Que tal un poco de helado?

—Guena ideaaa, ¡oh Señor! —imité.

—¡Clarro que es una buena idea!

Él no se había perdido ningún detalle.

Solté risitas tontas sin poderme contener, flexionándome por la cintura, y cuando me
enderecé, Edward sostuvo mi rostro con ambas manos. Sus ojos estaban felices y
arrugados en los pliegues, y mi pecho se sentía muy pequeño. Se acercó más y
capturó mis labios, y nada se sintió aterrador o "contra las reglas" cuando su lengua
se deslizaba contra la mía.

—¿Está bien esto? —susuró Edward contra mis labios, con su cálido aliento
fluyendo en mi boca.

Giré mi cuerpo en su dirección y deslicé mis dedos detrás de su orejas mientras sus
labios se movían cual pinceladas sensuales sobre los míos.

Ante mi asentimiento en repuesta, él se acercó más, presionándome contra los


cojines del sofá, y caí en la cuenta de cuanto había extrañado el sentir el peso de su
cuerpo contra el mío.

Sus manos exploraron mi cuerpo, pareciendo re-memorizarlo. Los pantalones de


yoga parecían la mejor idea del mundo al momento que empujaba contra mí y
cuando su cálida mano se deslizó en mi trasero y hacia abajo en la parte posterior
de mi muslo.

Moví mis manos hasta el dobladillo de su camiseta y la levanté hasta su torso. Él


buscó detrás de su cuello y la sacó por su cabeza, me relamí los labios ante la
visión de tanta piel suya expuesta.

Había sido mucho tiempo.

Sus pulgares frotaron círculos debajo de mi suéter, y mis ojos se enfocaron en la


fecha tatuada sobre su corazón. Paseé mis dedos sobre eso. —¿Me dirás? —
susurré, observándole y encontrándome con sus ojos muy cerrados.

Edward se aclaró la garganta y se volvió sobre su espalda, sentándose en la


esquina opuesta del sofá. La pérdida de su calor corporal causó que me enroscara y
envolviese mis brazos sobre mis pierna dobladas, apoyando mi espalda contra el
brazo del sofá.

Él observó atentamente la pantalla vacía del televisor, y tuve miedo de haber


arruinado toda nuestra noche con mi pregunta, pero luego él habló calmadamente.
—La 'J' es por Jasper—, empezó él—. Él fue mi mejor amigo. Crecimos juntos, e
hicimos todo juntos. —giró su cabeza en mi dirección antes de agregar. —Fuimos a
la escuela de medicina juntos.

Mi ojos se abrieron como platos. —¿Estudiaste medicina?

Él asintió. —Si. —aclarándose la garganta una vez más, continuó. —Cirugía en


realidad. Lo mismo que mi padre y Rose. Y tú. —sus labios se curvaron en una
pequeña sonrisa, pero desapareció un segundo después. —Estábamos intentando
decidir nuestra especialidad. Quería ser cirujano plástico por las razones obvias, y él
me llamaba 'pedazo de mierda' por desear rellenar las tetas de las mujeres todo el
día. —Edward se rió un poco. —Estábamos hablando por teléfono un día mientras
él manejaba hacia Tacoma para visitar a Alice.

—¿Tu prima?

Edward me soltó una sonrisa apretada. —Si. Ellos estaban comprometidos.

—¿Estaban...? —le dije, sabiendo hacia donde estaba yendo esto pero sin
realmente desear saber lo que hacía que él me mirase de esa forma.

—Él estaba dándome lata sobre cirugías plásticas nuevamente, y yo estaba


intentando convencerlo que me iba a convertir en un héroe, haciendo
reconstrucciones faciales, no tetas y narices falsas—. Él meneó la cabeza y resopló
con poco humor. —La voz de Jasper se cortó en medio de una carcajada. Y
escuché un "oh, mierda", seguido de un sonoro estruendo de metal, luego la línea
se cortó.

Edward bajó nuevamente la cabeza y enterró su mano en su cabello, y me escabullí


hacia él, sintiendo la increíble necesidad de calmarlo. Mis brazos lo acogieron, y
besé su hombro desnudo. Él no lo había dicho en voz alta, pero por la forma en que
su rostro se arrugó de dolor y todos los otros detalles que recolecté me decían que
Jasper no sobrevivió.

—Realmente lamento que hayas perdido a tu amigo, Edward. Y de manera tan


trágica—. No sabía que más decir, así que incliné y apoyé mi cabeza sobre su
hombro y lo lo abracé. Él acababa de compartir una parte de él—varias partes, en
realidad—y no deseaba más que haber estado allí para él en ese momento.

—Dejé la universidad casi después de eso —, su voz calma continuó—. Estaba


bastante harto ya de todos los sobre inflados egos a mi alrededor, y perder a Jasper
fue como rebasar el vaso, supongo.

La cabeza de Edward aun estaba inclinada, así que paseé mis dedos sobre su
cuero cabelludo. Rompió mi corazón el verlo tan triste, y sentí culpa al conseguir
alivio por saber que aquel tatuaje no tenía nada que ver con una ex-novia.

Él se aclaró la emoción de la garganta nuevamente. —Estuve un poco congelado


por un tiempo, pero luego un par de años después, decidí abrir mi bar. Rose y yo
tenemos la herencia de nuestra abuela, así que no tuve ninguna deuda en la
universidad, por suerte.

—El bar está excelente. Te queda bien—, le dije, deseando asegurarle aunque él no
lo necesitaba.

Hubieron muchas cosas que deseé poder darle, y me asustaba hasta la muerte.

Edward giró su cabeza en mi dirección y me mostró una jodida sonrisa de lado. —


Gracias.

...

EPOV

—¿Recuerdas la primera vez que nos vimos? ¿en tu bar? —Preguntó Bella. Sus
manos aun estaban sobre mi, y no quería moverme, no quería que ella dejase de
tocarme.

Me reí. —No creo que podría olvidarlo aunque lo intentase. Ese vestido... —solté un
silbido, y ella se rió.

—Si, ese era mi vestido de "tomar las riendas de mi vida sexual".

Elevé mis cejas y relamí mis labios. —Debo decir que fue efectivo.

Ella me golpeó el brazo un poco y me codeó un poco más mientras nos reímos. Era
bueno tener el ánimo más ligero después de hablar del hecho de perder a Jasper.

—¿Qué es lo que viste primero en mi?

—¿Honestamente?

Ella asintió.

—Ese trasero.

Bella se rió. —Okay, ¿que más?

—Bueno, cuando te sentaste en el bar, fueron tus ojos—. Tan oscuros y llenos de
secretos.

—Ajá. ¿Estás seguro que no fue el profundo escote de mi vestido por donde se
asomaban mis pechos?

—Nop. Tus ojos —, insistí.

—Escote.

—Okay, ojos y escote.

—Ah, la honestidad.

—Cierra la boca, —dije en medio de una sonrisa. —Noté muchas cosas de ti —,


continué—. Todo.

Ella se inclinó suavemente y presionó sus labios en la esquina de mi mentón. —Me


da gusto haberte conocido, Edward , murmuró ella mientras se alejaba.

—Sólo me da gusto que te tuve primero —, puntualizó él. —Cada chico en ese lugar
estaba viéndote como si fuera algo para comer.

Negando con la cabeza, Bella vio al piso y rió. Sus mejillas se colorearon de rosa, y
lucía adorable—. No habría llevado a cualquier chico a mi casa esa noche.

—¿No?

—No—,respondió ella—. Había algo en ti. Eras arrogante como el infierno, pero vi
más que eso. Mi instinto me dijo que eras un buen tipo.

—Fue una buena noche.

—Si—, dijo ella, riendo—. Muy buena. Tan buena que querías que pasara de nuevo
a pesar de que te dije que era una cosa de una noche—. Ella se rió.

Y yo soy el arrogante.

Aunque, lo había dicho correctamente. Bella había dado vuelta mi mente más o
menos esa noche, y necesitaba más de ella. Ella me había dicho que solo quería
una noche, sin ninguna atadura, y eso estaba bien para mi. Recuerdo haberle dado
las gracias en silencio al que está allá arriba, por eso también.

Yo no tenía ataduras.

Cuando le pregunté si quería hacerlo de nuevo en algún momento, ella dudó un


poco pero terminó dándome su número. Estaba seguro que había sido tan bueno
para ella —no que sus gritos me lo hubiesen ocultado.

El siguiente encuentro que tuvimos, ella se me acercó con una especie de contrato
que encontró en línea. Me reí, pero las reglas parecían una buena idea en ese
momento. Sin complicaciones.

Ahora, después de meses de intentar mantener mis sentimientos a raya por Bella,
mientras veía en su marrón y cálida mirada, sabía que quería complicarme.

Con ella.

Me giré en su dirección y apoyé mi mano en su mentón, acariciando con mi pulgar


su mejilla. Ella se acurrucó a mi mano, sus ojos se cerraron. —Bella...

Ella tomó una profunda bocanada de aire y abrió los ojos. —Deberíamos dormir un
poco.

—No lo hagas —, le dije, negando con la cabeza. —No me retraigas de nuevo.


—No puedo hacer esto ahora, Edward.

—¿Qué es lo que no puedes? ¿No puedes hablarme?

—Ya estuvimos hablando.

Me golpeó allí, cuál tonelada de ladrillos.

—¿Quién es él?

—¿Quién? —sus cejas se apretaron, en una mueca de confusión.

—El tipo que te hizo estar tan jodidamente asustada ante esto—. Señalé en su
dirección y la mía y luego estiré mis dedos haciendo una palma sobre mi pecho
desnudo—. De mí.

Ella palideció y supe que había dado justo en el clavo.

—Eso no es... —contestó con voz apagada.

—No es ¿qué? ¿Mi problema? Eso es puro mierda, Bella, y lo sabes.

Ella se levantó abruptamente. —Debo irme. —dando un paso hacia atrás, ella vio a
su alrededor, pareciendo darse cuenta por primera vez de donde se encontraba. —
Lo siento, yo...

—No jodas esto de nuevo, Bella. No puedes seguir evitando lo que ocurre aquí—, le
dije, poniéndome de pie y alejándome del sofá para acercarme a ella. —Lo que sea
que él te haya hecho, de la forma en que haya jodido tu cabeza, debes darte cuenta
que no soy él.

Mientras ella cerró los ojos, una sola lágrima corrió por su mejilla.

Y cuando volvió a abrir los ojos, estaban vidriosos pero apagados, observó a través
de la ventana. —El sol está saliendo. Me voy. Te llamaré.

Mientras la miraba, en incrédulo y atónito silencio, ella recogió sus cosas y salió de
mi apartamento. Mi pecho se sentía hueco cuando la puerta se cerró y estaba
jodidamente seguro de que no debería aguantar la respiración para que esa llamada
telefónica ocurriese.

...

Regla # 8 de Folla-amigos: Nada de quedarse hasta el otro día. Sin excepciones.


Estado de la regla: Destrozada.

(New message to "E": You, me, no light, the floor. I just wanna hold ya.)

¡Bella está jodidamente loca! Pero la entiendo, de una loca y tonta forma, la
entiendo. ¿Ustedes que creen?

NOTICIAS: Si alguna quiere puede unirse, tenemos grupo de whatsapp nuevo


(mandando por PM de preferencia, su número de whatsapp); o si aún no se
unieron, pues el grupo de Facebook también está disponible.

PS: Lamento la eterna demora, pero estoy en el ultimo ciclo de la U y el trabajo


con mis chiquitines —para las que no lo sabían soy maestra de inglés en
Kinder— está a todo dar. Apenas me ha quedado tiempo pero estoy
trabajando en mejorar mis horarios. I promise ;) Las quiero

Ale!

Ojo, no se ha beteado el capi. Los errores y horrores ortográficos son gracias


a mi.
More
This is not my story, I'm translating with the previous permission of the real
autor GeekChic12. She's the best! Thnks a lot Geekchic, this is an honor. Hope
you all, enjoy!

Summary: Nos conocimos. Salimos juntos. Fuimos a casa. No éramos amantes. Ni


siquiera amigos. Éramos compañeros de cama. Y funcionó... hasta que dejó de
hacerlo.

Disclaimer de la autora: SM es dueña del pie*. Yo solo lo hice limonada.

Disclaimer de la traductora: Estoy a punto de comerme el pie, y la limonada y


vaya que voy a gozar, pero claro, les dejo unas cuantas mordidas a ustedes ;)

*Pie: ya saben (pai)

Hay reglas. Ignóralas y estás jodido, y no de una buena manera.

Capítulo 11: Más

Edward POV

Me paré frente a la puerta, pensando que Bella volvería a pasar por ella en
cualquier momento.

Pero los minutos que se sentían como horas pasaron, y se mantuvo cerrada.

Ella debía saber como me sentía con respecto a ella.

Hice lo mejor de mi para mostrárselo pero obviamente eso no era suficiente.

Sabía que estaba enamorado de ella. No había forma de negarlo más. Nunca había
sentido por nadie más ni la mitad de lo que siento por Bella.

Cuando ella estaba conmigo, la anhelaba por completo. Mis brazos dolían por estar
a su alrededor, con mi pecho presionado al suyo, latido a latido. Mis piernas
deseaban estar enredadas entre las suyas. Mis labios dolían por tocarla en algún
lugar. Cualquier lugar.

Definitivamente me dolía el maldito corazón, así que froté mi pecho. —Mierda—,


murmuré. ¿Así era realmente como debía acabar? ¿Se suponía que debía dejarla
alejarse y continuar con mi vida?

Bueno, a la mierda eso.

Al menos, debía decirle sin términos inciertos como me sentía, y luego si ella aun
así no me quería, eso sería todo. Debería enfrentar el hecho que lo que sea que
estuviese pasando entre nosotros había llegado a su fin.

Me lancé a la acción, poniéndome de nuevo la camiseta y un par de jeans.

Cuando llegué al departamento de Bella, aporreé la puerta por un largo minuto, pero
era o que ella no quería verme o que no estaba.

Ninguna de aquellas opciones calmó la tensión en mi pecho.

Empecé a caminar frente a su puerta, tirando de mis cabellos con frustración. Toda
mi energía reprimida y la determinación de mi cuerpo me estaba convirtiendo en un
animal enjaulado.

—¿Edward?

Me di la vuelta en menos de un segundo para encontrarme a Bella allí, sosteniendo


una bolsa de compras en su brazo.

—Necesito hablar contigo.

Sus ojos vieron alrededor, hasta que vio su puerta, a la que yo estaba básicamente
custodiando.

—Edward, por favor. No ahora. Te dije que—

—Sé lo que dijiste. Pero hay cosas que yo necesito decir. A ti. Y luego me iré.

—Vamos dentro—, dijo ella suavemente, moviéndose a mi alrededor para abrir su


puerta.

Quise tocarla pero mantuve mis manos a raya por el momento.

Una vez dentro, ella dejó la bolsa de la tienda de comestibles sobre la encimera de
la cocina, observándome sin tener una idea idea de qué hacer. —¿Puedo ofrecerte
algo? ¿Algo para beber?

—Algo para...—negué con la cabeza y sonreí sin humor. —No. Esto no llevará
mucho tiempo.

Ella me evitó con la mirada y comenzó a desempacar sus alimentos.

—¿Podría solo venir a sentarte aquí a mi lado por un minuto?

—Okay.

Ella se movió para sentarse en su sofá, y yo me senté en la mesa del café para
mirarla de frente.

Bella soltó una respiración entrecortada cuando tomé sus manos entre las mías, sus
ojos observaron nuestro intercambio y luego fueron a mi rostro.

—Necesito que me escuches ¿okay? Por favor no digas nada. Sólo escucha.

Ella asintió, con sus ojos paseándose entre los míos.

Con ustedes... nada.

Tomando un profundo hálito, empecé por el principio.

—Cuando te vi por primera vez, no quería tener nada que ver con las relaciones.
Tuve un par de novias en serio en el pasado, y solo deseaba mi libertad. Tengo que
dirigir mi bar. Tengo grandes amigos con los que puedo divertirme. Y contigo, obtuve
lo mejor de ambos mundo. Mantuve mi libertad de todos los días, y luego esta
increíble relación sexual contigo.

Las mejillas de Bella se tornaron un poco rosas con mis palabras, pero se mantuvo
en silencio.

No era un secreto cuan maravillosos éramos en la cama.

—A medida que el tiempo pasó y las reglas empezaron a tambalearse y romperse,


me di cuenta que ya no quería eso.

Tragué áspero, preparando a mi nervios para la última parte.

—Déjame ser totalmente claro. Ya no sólo quiero tu cuerpo, Bella. Quiero todo de ti.
Quiero lo bueno y lo malo. Lo loco y lo maravilloso.

Ella buscó mi mirada, mi rostro, presuntamente buscando por algún signo que
denotase que no estaba diciendo la verdad.
Tenía que hacerle ver.

Tenía que darle todo.

—Estoy enamorado de ti—, solté, sosteniendo su mirada. —Y creo que tu también


me quieres. Porque puedo sentirlo, Bella. Lo siento en la forma en que me tocas, la
forma en que me miras. Tu ojos te delatan así quieras o no. —paseé la yema de mi
dedo por su sien. —Pero estás tan asustada—, susurré. —No puedes siquiera
admitirlo a ti misma, menos a mi.

Perdí en ese momento su mirada pues la enfocó en nuestras manos unidas. —


Edward...

Ella había dicho mi nombre tantas veces antes, sin embargo nunca con un tono tan
cargado de miedo.

Apreté mi agarre en sus manos solo un poco. —Por favor, mírame.

Cuando lo hizo sus ojos estaban llenos de lágrimas sin derramar.

—No más de esta simulación de folla-amigos. Quiero estar contigo. Quiero ser
capaz de llevarte a cenar e ir a caminar por el muelle. Quiero sostenerte muy cerca
y bailar todos bailes lentos contigo. Quiero sentarme en tu sofá y citar pelis tontas
juntos justo como hicimos hace apenas unas horas. Quiero que el tiempo pase
contigo sin darnos cuenta. —apreté sus manos mientras la primera lágrima
golpeaba su mejilla. —No soy ese chico, quienquiera que fuese, que te hirió. No
quiero herirte jamás, Bella, pero debes dejarme formar parte de esto. Espero que
me dejes porque creo... —negué con la cabeza— No, sé que podemos ser
increíbles juntos. Ya lo hemos probado. Sólo necesitas abrir los ojos y verlo.

Me acerqué en ese momento, atrapando sus labios, entregando todo el amor que
podía encontrar en mi cuerpo en ese beso. El hecho de que ella me devolviese el
beso hizo que me doliera el corazón. Podía sentir el sabor salado de sus lágrimas, y
esperé y rogué que al menos unas cuántas fuesen de felicidad.

—Por favor, piensa en lo que dije—, murmuré después de soltar sus labios, con mi
frente presionada a la suya. —Sabes donde encontrarme si decides darle a esto
una oportunidad.

Con eso puse sus temblorosas manos sobre su regazo y salí de su departamento,
con la esperanza y el terror luchando dentro de mi.

Había dejado todo allí—me había desnudado ante ella. La pelota estaba en su
cancha ahora, y esperé que ella pudiese vencer sus miedos y ver que podíamos ser
juntos.

Si no fuera así... me aterraba el día en que despertaría y cayera en la cuenta de que


no vería otra vez.

...

Me mantuve ocupado atendiendo el Nox esa noche.

Mis ojos se paseaban constantemente en la puerta, y cada vez que se abría y no


era Bella, mi corazón se hundía un poco más.

Cuando faltaban cinco minutos para cerrar, supe que no vendría.

—Con un carajo, Bella —juré entrecortadamente mientras ayudaba a Seth con la


limpieza. Él me miró fijamente cuando empecé a a tirar un poco las cosas, así que
lo envié a cerrar la puerta y continué limpiando los vasos sucios que quedaban.

Girando para terminar de cerrar el bar, me detuve abruptamente ante la visión de


Bella sentada en una de los taburetes del bar.

Ella estaba usando su bata médica azul, y su larga trenza colgaba de uno de sus
hombros.

—Hemos cerrado—, dije, ofreciéndole una pequeña sonrisa.

—Lo sé. Lo siento. —ella se mantuvo en silencio mientras retorcía sus manos.

Deseaba suavizar las líneas ansiosas entre sus cejas.

Limpié la barra frente a ella y puse una servilleta delante de ella. —¿Noche mala?

Ella suspiró, y una comisura de su boca levantó un poco. —He tenido mejores.

Serví dos dedos de whisky en una copa y puse la bebida sobre la servilleta, para
ella.

Lanzando mi toalla sobre mi hombro, decidí continuar con la puesta en escena por
un momento y me incliné sobre la barra. —¿Quieres hablar de ello?

Sus ojos se clavaron en los míos, y su oscura mirada me mantuvo cautivo. —


Bueno... —dijo ella. —Estaba este chico.
—¿Estaba?

Ella deslizó su dedo índice alrededor del borde de la copa. —Si, mira, éramos folla-
amigos, él y yo. Pero eso nunca funciona ¿o sí?

—Tal vez, tal vez no. —no estaba seguro de hacia dónde estaba yendo con todo
esto aún, pero ella estaba aquí al menos. Esa era la mitad de la batalla. Y de una u
otra forma, al menos no me dejaría con la incógnita.

—Bueno, lo intentamos,—continuó. —Tuvimos todas estas reglas. Un contrato, en


realidad. —ella sacó un papel enrollado de su bolso y lo estiró sobre la barra. La
reconocí como la lista con la que se presentó ante mi hace muchos meses en los
que rubricamos, confirmando nuestro acuerdo. —Pensamos que sería más fácil y
menos complicado si las seguíamos. Pero ¿ves la regla número allí? —me
preguntó, apuntó y levantó su mirada hacia mí.

Asentí. Ella habló tranquilamente, con paciencia, no en el tono juguetón en que


nuestro juego de roles sugería.

—Esa es la regla cardinal. Rompe esa, y tendrás que terminarla.

Me tragué el nudo que había estado en mi garganta desde que me giré u la vi


sentada aquí. —¿Y ya se rompió?

—Bueno... sí. Todas las reglas, de hecho—, dijo ella. —Podría solo romper esta
cosa por todo lo bueno que nos ha hecho. —procedió a rasgar el papel en
pequeños pedazos que ensuciaron la superficie de la barra.

Las observé por un momento antes de levantar mi mirada hasta su rostro. De


nuevo, ella estaba aquí, pero no estaba dando mucho de sí.

¿Se habría molestado siquiera en venir si no iba a darnos una oportunidad?

No sabía la respuesta a eso, pero esperé contra mi propia esperanza que el hecho
de que ella esté aquí significase que estaba lista para intentarlo.

—Así que, —suspiró ella. —ya ves, debo terminar con eso.

Mi corazón se amplió en mi pecho, no parecía llegar suficiente aire a mis pulmones


mientras ella me devolvía la mirada.

Sin embargo, ella me mostró la más desgarradoramente hermosa sonrisa, logrando


que me quedara sin aliento.
—Debo terminarlo porque rompí la regla primordial. —ella bajó la mirada hacia su
vaso. —Hace mucho, en realidad.

—¿Cuánto? —susurré, sabiendo que mi propia respuesta sería hace meses.

—Eso no importa. He estado muy asustada de tomar el riesgo y darle mi corazón. Y


creo que podría ser muy tarde. —Ella levantó sus ojos en mi dirección nuevamente,
y la profundidad de emoción en ellos me golpeó tan fuerte un el pecho que tuve que
retroceder un paso. —Puede que haya destruido mi chance con él.

No pude evitar la leve sonrisa que curvó mis labios o la pequeña risa que se escapó
luego cuando me impulsé un poco adelante para quedar más cerca a ella.

—Apuesto a que si te sinceras, y le dices como te sientes, él te escuchará.

Ella sonrió nuevamente. —¿Realmente lo crees?

Asintiendo, le dije,—Lo hago. Si es un buen chico, te dará una chance para que le
expliques, ¿Es un buen chico?

—El mejor.

Bella estaba radiante y mi rostro era un reflejo del suyo sin lugar a dudas.

Seth se aclaró la garganta a unos pasos de nosotros y rompió nuestra burbuja.

—Uh, ¿jefe? Puedo terminar de cerrar si necesita... irse... o lo que sea, —soltó,
sonriéndonos.

Éramos tres tontos sonriendo, y le lancé las llaves mientras rodeaba la barra.
Cuando estuve directamente frente a Bella, aún sonreía, con sus lágrimas de
felicidad asomándose y amenazando con escapar, así que la levanté, aplastándola
contra mi y mi boca contra la de ella.

Solo la solté cuando debía respirar, y la abracé tan fuerte que probablemente por
eso ella no podía hacerlo.

Para el momento en que hubo un pequeño espacio entre nosotros, sus mejillas
estuvieron húmedas. Ella usaba zapatillas planas, así que su rostro debía estar
elevado y el mío inclinado, nuestra diferencia en tamaño nunca fue más notoria que
en ese momento.

—Debí estar aquí más temprano, pero tuve un llamado de emergencia en el


hospital, —dijo ella. —Estoy tan apenada por hacerte esperar todo este rato,
Edward.

Quité unas cuántas hebras de su cabello fuera de su rostro y limpié sus lágrimas
con mis pulgares. —Está bien.

—No lo digo solo por esta noche.

—Lo sé, —murmuré. —Está bien. estás aquí ahora. Justo donde estoy yo. Eso es
todo lo que me importa.

—Aún así me diste un susto de mierda, —susurró ella.

Puse mis brazos alrededor de su cintura. —Estaremos bien. Solo quiero hacerle
feliz.

—Te amo, —dijo ella con tanta convicción que la sentí invadir todo mi cuerpo,
llenando espacios vacíos y aniquilando cualquier duda que tuviese.

—Lo sé, —respondí con una sonrisita.

Su rostro se iluminó con una sonrisa de nuevo mientras negaba con la cabeza. —
Siempre tan engreído.

—Si, bueno... ¿me haz visto?

Bella recorrió seductoramente mi pecho con sus manos y sacó la mierda fuera de mi
cuando retorció mi pezón izquierdo.

—Ow, —me reí, retrocediendo y alejándome un poco de ella. —Vas a pagar por
eso.

Ella lloriqueó cuando la levanté y lancé sobre mi hombro. Palmeé su trasero y me


dirigí a mi oficina, sintiendo que era más ligero de lo que no había sido en un buen
tiempo.

—¿Que es lo que vas a hacer conmigo? —me preguntó, riendo.

—No lo he decidido aún. Necesito sacar algo de mi escritorio, y luego podremos


salir de aquí. Pero cuando menos te lo esperes...—la levanté un poco más y palmeé
su culo, apretándolo un poco más rudo. —Me vengaré por eso.

La volví a dejar sobre sus pies, tomé mi billetera y mis llaves del escritorio y luego
retrocedí de vuelta hacia ella. Deslicé mi mano alrededor de la parte trasera de su
cuello, debajo de su trenza, y me incliné para presionar mis labios nuevamente
sobre los de ella. Era la mejor sensación del mundo ser capaz de besarla cuando
carajos se me venga en gana.

—Vamos, —susurré, y ella asintió.

Conducí más rápido de lo que debía hacia mi departamento. Dejamos en auto de


Bella en el Nox, y ella sostuvo mi mano en su regazo todo el camino. No creo que
alguno de los dos deseáramos estar separados más de lo necesario a esas alturas.

Una vez dentro, tomé su abrigo y cartera y las dejé en mi sofá. sin decir una
palabra, agarré su mano y la guié detrás de mi a mi habitación.

La desnudé despacio, dejando suaves besos en cualquier lugar que pudiera.

Ella me quitó la sudadera y luego soltó los botones de mis jeans. Besó
descendiendo por mi pecho y los bajó junto con mis bóxers por mis piernas.

Estábamos al descubierto el uno frente al otro.

—Tan hermosa, —mis manos acunaron su rostro mientras la buscaba nuevamente


para un beso abrasador.

Las manos de Bella se pasearon por mi espalda, sintiendo la coyuntura de mi


columna, deslizándose por mis omóplatos, al parecer deseando trazar y memorizar
cada contorno. Entendí el deseo. Quería que mis manos estuvieran sobre cada
parte de ella también, venerando cada curva y depresión de su cuerpo.

La tendí sobre la cama, y ella se dejó caer sobre el medio de ésta contra las
almohadas. Verla allí, sabiendo que finalmente era mía, hizo que las semanas con
el corazón dolorido fueran algo que valió la pena.

Dejé que mis ojos siguieran cada línea y arco, tomando del cuerpo, que ya conocía
tan bien, otra vez como si fuera la primera vez que la veía.

Tuvimos sexo incontables veces, pero esta noche era diferente.

Esta noche era mucho más.

...

BPOV

Al estar allí recostada en el medio de la cama de Edward traté de calmar mi


respiración. Mi corazón estaba acelerado mientras estaba recostada bajo su
hambrienta mirada, y mi cuerpo y mente sentían tantas cosas a la vez.

Mis ojos estaban hambrientos de él también, tomé en cuenta el trabajo artístico que
adornaba su piel, las líneas esculpidas de su torso, el rastro de vello que conducía a
mi tatuaje favorito. Lamí mis labios, imaginando correr mi lengua hasta cada lado de
la V de sus caderas.

Los ojos de Edward se dispararon a mi boca y luego a mis ojos. Los suyos estaban
cubiertos, al igual que los míos, por lujuria y pasión creciente palpable en el espacio
entre nosotros.

Yo siempre había disfrutado de lo mucho que él deseaba mi cuerpo, pero ahora que
sabía que amaba todo de mí, sentía como si lo necesitara dentro de mí más de lo
que necesitaba aire.

Estaba absolutamente ardiendo por él.

Sus ojos comenzaron a vagar por encima de mí otra vez, y arqueé la espalda un
poco, levantando mis pechos para él. Mis piernas no permanecieron quietas, una
rodilla por delante y luego la otra y luego hacia abajo, los dedos de los pies
señalando.

Su mirada se sintió casi tangible en mí, susurrando toques que únicamente


sucedieron en la visión de mi mente, y no pude soportarlo más.

Deslicé mis manos sobre mi torso y agarré mis pechos, apretando y luego pellizqué
suavemente mis pezones.

La boca de Edward se abrió mientras expulsó una respiración pesada, sus fosas
nasales fueron dilatándose de la manera más sexy.

En el segundo siguiente, estaba sobre mí. Sus manos sustituyeron las mías en mis
pechos, y dirigió un pezón en su boca, gimiendo y chupando, lamiendo y
mordisqueando. Mis manos batían su pelo mientras mi cabeza se arqueó hacia
atrás perdida en las exquisitas sensaciones inundando mi cuerpo.

A medida que sus labios se movían a través de mi piel, por encima de mi clavícula y
hasta mi garganta, continuó rodando mis pezones entre sus elegantes dedos , y el
dolor por él entre mis piernas se intensificó exponencialmente.

Edward mordisqueó mi oreja y luego chupó el lóbulo en su boca antes de llenar mi


mandíbula con besos suaves y finalmente aterrizando en mis labios.
Se removió entonces para que quedase acunado entre mis muslos, su gruesa
erección deslizándose por la humedad que había persuadido con tanta pericia
previamente.

Liberando mis labios, volvió sobre su camino de regreso por mi cuello, regando
besos, dejando que su lengua deambulara a gusto cuando llegó a mi clavícula de
nuevo.

Cada toque, cada beso, cada lamida estaba haciendo me queme más
ardientemente por él.

La combustión era inevitable.

Las manos calientes de Edward corrieron por mi columna vertebral arqueada


mientras besaba mi esternón. —Dios, Bella. Eres tan jodidamente hermosa. Tan
suave.— Otro beso sobre mi corazón. —Éste es tu punto más suave—, susurró. —
Aquí.— Tocó los labios justo debajo de la curva de mi seno.

Nada más existía en ese momento, más allá de este hombre magnífico y lo que
estaba haciéndome. —Edward. Por favor—, le supliqué, levantando mis caderas, en
busca de él.

Se movió lejos de mi, buscando en su mesa de noche, pero dejé mi palma sobre un
lado de su rostro, sintiendo los pinchazos de su barba de un par de días. Él me
observó con verdes y confusos ojos, y le sonreí suavemente.

—Quiero sentirte por completo. Por favor, Edward. No he estado con nadie más, y
me he tomado anticonceptivos por años.

Él buscó en mis ojos. —¿Estás segura? Quier decir, yo lo deseo, y tampoco he


estado con nadie más desde que empezamos. Y me he hecho la prueba, —él
tartamudeó. Edward presionó sus labios contra los míos. —También quiero sentirte
por completo, —susurró contra ellos.

En respuesta enredé mis piernas alrededor de su cintura y meneé mis caderas


hasta que fui capaz de maniobrar su pulposa cabeza justo en mi entrada. Elevé mis
caderas y presioné mis tobillos en su culo una vez que estuvimos alineados,
enterrándolo en mi.

—Mierda, —susurró Edward ásperamente, apretando sus ojos para cerrarlo. Sus
caderas se impulsaron hacia adelante, con su longitud deslizándose en mi hasta
donde nuestros cuerpos estuvieron al ras.
Mis ojos rodaron detrás de mi cabeza, y apreté mis paredes a su alrededor,
haciendo que liberase otro resoplido entrecortado. Lo sentí crisparse dentro de mi, y
lo apreté nuevamente en respuesta.

El rostro de Edward fue todo lo que pude ver mientras se deslizó fuera y dentro de
nuevo, lento y resbaladizo. La vena de su frente se volvió más y más prominente
mientras tiraba y empujaba, una y otra vez, invadiendo y retirándose, dándome todo
de él. Uno de sus brazos estaba debajo de mi, su enorme mano acunaba mi cabeza
mientras la otra se deslizaba por mi paseó sobre mi culo y luego hacia abajo, a la
parte inferior del muslo que todavía estaba ceñida a él. Sus dedos presionaron en la
piel sensible de allí, y gemí mientras sus embestidas lánguidas continuaron. Mis
manos recorrieron su pelo sedoso continuamente, a veces tirando cuando todo era
sólo demasiado.

No había ni un milímetro de espacio entre nuestros cuerpos a medida que nos


retorcíamos juntos, moliendo, gimiendo, gruñendo. Nuestros labios quedaron
encerrados tanto como fuese posible a medida que avanzábamos, la necesidad de
estar conectados en todo sentido, era abrumadora.

Cualquier pensamiento coherente fue más allá de mi alcance como Edward apretó
su hueso púbico en mi clítoris. Movió sus caderas en forma circular hasta que mis
gemidos se convirtieron en lloriqueos a toda regla, rogando por algo que no podía ni
articular. Su pulgar se presionó en mi boca, y lamí y paseé mis dientes alrededor de
la yema, provocando que él soltase un profundo gemido.

Edward meneó sus caderas hacia adelante, enterrándose lo más profundo que pudo
y se quedó quieto dentro de mí, viendo mi rostro cuando la euforia me arrastró. Mi
cuerpo se estremeció y tembló, mis paredes lo apretaron como un tornillo y lo
soltaron solamente para repetir el proceso una y otra vez mientras mi orgasmo se
desplegó desde mi vientre bajo y se extendió hasta las puntas de los dedos de mis
manos y mis pies.

Después de darme un momento, Edward empujó sus caderas de nuevo en


cuantiosas y rápidas estocadas, derramándose dentro mi y derrumbando su rostro
en mi cuello, con su pesada respiración como ráfagas en mi cabello.

Paseé la punta de mis dedos perezosamente arriba y abajo en su columna mientras


permanecimos allí juntos. Edward deslizó sus brazos por debajo de mi espalda y me
abrazó muy fuerte. Una lágrima se filtró de cada uno de mis ojos y se deslizó en mi
pelo. No creí que se diera cuenta. Pero luego sollocé, y él puso la cabeza hacia
atrás, limpiando la humedad de mis sienes con sus dedos. —No llores, nena—,
susurró. —Te amo, del tanto. Por favor, no llores.
Le sonreí, con más lágrimas goteando en mi pelo.

—Es simplemente abrumador—, le susurré. —Estoy bien. Lo prometo.

Edward presionó los labios con firmeza a los míos en un beso cargado de
emociones, y mis diez dedos fueron a la parte de atrás de su cabello. Mis piernas
envueltas alrededor de él, anclándolo a mí. Estábamos conectados de todas las
maneras posibles, y todavía no se sentía como que fuera suficiente.

Quería ser consumida por él.

...

Esta vez despertar en los brazos de Edward no me causó tensión o enloquecer.


Estaba dichosamente feliz.

Dejé que mis ojos bebieran cada detalle de su rostro, y no tuve pensamientos
distintos a lo mucho que amaba a este hermoso hombre mientras lanzó pequeñas
bocanadas de aire entre los labios sensuales.

Había estado huyendo asustada de él durante tanto tiempo, pero él sabía


exactamente lo que necesitaba y me lo dio libremente. Y yo estaba tan agradecida
de que él siguiera empujándome, porque pensar que pude haberlo perdido casi me
destruyó.

Mirando fijamente a sus labios por tanto tiempo hizo que sea imposible resistirme a
besarlo. Cuando mis labios tocaron los suyos, él enroscó más sus brazos a mi
alrededor, respondiendo a mi beso.

—Mmm, buenos días, hermosa chica,— dijo en la voz ronca más sexy.

Quería saltar sobre él. Pero tenía que orinar, y ambos teníamos impresionante mal
aliento mañanero.

Caímos de nuevo en la cama juntos después de asearnos y nos envolvimos uno


alrededor del otro de nuevo. Edward yacía de espaldas, y yo estaba casi cubriendo
todo su cuerpo, con mis extremidades escondidas en torno a él todo lo posible.

—¿Trabajarás esta noche? —me preguntó cuando sus dedos subían y bajaban por
mi columna vertebral.

Era más relajada de lo que había estado, probablemente, en toda mi vida en ese
momento.
Le sonreí. —Nop. Cuando estuve allí anoche, cambié turnos con otro doctor. Soy
toda tuya.

—Uhmm. Toda mía ¿eh? Me gusta como suena eso.

Besé su pecho y luego chupé y mordí gentilmente uno de sus pezones, causando
que soltase un gemido bajo. —¿Qué es lo que vas a hacer conmigo? —le pregunté
con una sonrisa ladina.

Edward se incorporó, gruñendo y mordiendo un poco el lóbulo de mi oreja. —Puedo


pensar en por lo menos un millón de cosas que me gustaría hacer contigo,
realmente.

Sonreí y suspiré. —Dios, soy tan estúpida.

—Eres brillante, —argumentó él.

—Gracias por no rendirte conmigo. —me quedé viendo su pecho y tracé círculos
con mis dedos. —Lamento mantenernos alejados de tener eso por tanto tiempo.

—Hey. —él espero hasta hasta que volviera a mirarle para continuar. —No era todo
tu culpa. Ambos hicimos un desastre de algunas cosas. Pero nada de eso es
importante ¿okay? Estás aquí ahora, y yo estoy aquí, y es todo lo que importa.

Asentí. —Tienes razón, —le planté un beso, paladeando su pasta dental de menta.
—Ya sabes, —solté, separándome de él un poco, —si vamos a hacer esta cosa de
relaciones, probablemente tenemos que establecer reglas básicas.

Sus cejas se alzaron en su frente, pero continué. —Así que, la regla número uno,
nosotros—

—Bella,—dijo él, interrumpiéndome.

—¿Hmm?

—Cállate y déjame amarte.

Mi sonrisa fue tremenda. —Oh, esa es una buena regla.

Edward tarareó estar de acuerdo antes hacerme quedar de espaldas y presionar


sus labios a los míos. —La mejor.

...
Regla # 1 de Folla-amigos: Si una o ambas partes del acuerdo empiezan a tener
sentimientos, se acaba el trato. No es negociable.

Estado de la regla: Destrozada.

(New message to "E": 3som coming)

Así que hemos llegado al final. ¿No fue hermoso? La primera vez que leí este
final creí (a la mitad mas o menos) que Bella sería buena y me dejaría al sexy
Edward para mi solita. Pero al menos lo compartimos ahora.

Aun somos pocas en el grupo de WA pero vamos en aumento. Gracias a Julié


y Tabys por unirse y si alguien mas quiere, ya sabe deje su número por PM.
¿Quieren saber qué traducción se viene? La anunciaré en el grupo de Facebok
y en mi siguiente actualización en cualquiera de mis fics o en el capítulo
nuevo de AYSF, estén atentas, Un olderward nunca pasa de moda ¿no?

Bueno, fue lindo el fic mientras duró...

Ale!

Ojo, no se ha beteado el capi. Los errores y horrores ortográficos son gracias


a mi.
Epílogo
This is not my story, I'm translating with the previous permission of the real
autor GeekChic12. She's the best! Thnks a lot Geekchic, this is an honor. Hope
you all, enjoy!

Summary: Nos conocimos. Salimos juntos. Fuimos a casa. No éramos amantes. Ni


siquiera amigos. Éramos compañeros de cama. Y funcionó... hasta que dejó de
hacerlo.

Disclaimer de la autora: SM es dueña del pye*. Yo solo lo hice limonada.

Disclaimer de la traductora: Estoy a punto de comerme el pye, y la limonada y


vaya que voy a gozar, pero claro, les dejo unas cuantas mordidas a ustedes ;)

*Pye: ya saben (pai)

Hay reglas. Ignóralas y estás jodido, y no de una buena manera.

Capítulo 12: Epílogo

BPOV

—Oh, el lugar luce grandioso. Estoy tan emocionada, —suelto con una gran sonrisa
mientras inspecciono el recorrido en el espejo.

Me acuesto en la mesa, expuesta, mientras que la aguja rasguña mi piel,


marcándome permanentemente.

No era mi primer tatuaje. Cuando fui con él la última vez, él se agregó algo en el
brazo derecho. Todo lo que me hice fue un pequeño, y estilizado caduceo(1) en la
parte trasera de mi hombro. Pero Edward me dijo que el primer tatuaje es raramente
el último, y estuvo en lo cierto. Quería más.

Y este sería perfecto.

Con el frenético día que vendría, fui al salón de tatuajes temprano por la mañana.
Quería ser capaz de quitar la venda esa noche en la que finalmente estaríamos a
solas.

...
Cuando llegué a la suit del hotel que rentamos por ese día, Alice revoloteó a mi
alrededor, ladrando órdenes, mordisqueando, dando puntadas, subiendo
cremalleras, y quejándose.

Me hicieron la cera, me desplumaron, pulieron, y encresparon a solo un centímetro


de mi vida. Pero debía admitir que los resultados fueron increíbles.

Suavicé mis manos por la seda color marfil que abrazaba mis curvas,
balanceándome un poco hacia adelante y atrás frente al espejo. Alice que dio una
sonrisa conocedora, y me sonrojé devolviéndole la sonrisa.

Una gran boda no era algo que yo pensara que quisiera. Después que Edward me
lo propusiera en nuestro primer aniversario, sólo me limité a decirle que podríamos
ir en cualquier momento que él estuviese listo al juzgado.

Mientras más lo pensaba, sin embargo, y mientras Alice insinuaba más que a
Edward podría gustarle una linda boda, aquello parecía gustarme más.

Para la suerte de Alice, ella me gustaba también cada vez más mientras mi relación
con Edward continuaba su curso. Nuestras personalidades distaban de ser
parecidas, pero ella no aguantaba las mierdas de nadie, ni siquiera la mía, algo que
yo apreciaba realmente. Nuestra amistad ahora era una roca sólida, y me sentía
honrada de que ella estuviese a mi lado cuando me casara con su primo.

Sabía que la boda sería un tanto agridulce para ella a pesar de que habían pasado
varios años desde que perdió a Jasper. Sin embargo, ella era muy fuerte. Y todos
nosotros sabíamos que él estaría allí con nosotros, observándonos y sonriendo.
Obviamente yo no lo había conocido, pero entre Alice y Edward, sentía como si lo
hubiera hecho. Ellos mantenían su memoria muy presente y ellos citaban el pasado
frecuentemente recordando los buenos momentos que pasaron juntos.

Tenía la esperanza de que Alice pudiera encontrar un amor como ese de nuevo. Un
amor como el que Edward y yo compartíamos.

...

EPOV

Ver a Bella caminar por el pasillo de la iglesia hacia mí usando un vestido de novia
era jodidamente irreal.

Lucía increíble, y deseaba más que nada tomarla y arrastrarla a la habitación más
cercana con una superficie plana.
La pasión que sentíamos uno por el otro no había disminuido ni una sola pizca. De
hecho, parecía ser más intensa que nunca, y tenía el presentimiento de que seguiría
ese curso muchas décadas de aquí en adelante.

La necesidad física que siempre había sentido por ella se agravó y multiplicó
cuando me enamoré de ella. Y ahora ella iba a ser mi esposa.

Era un suertudo hijo de puta. Eso era malditamente cierto.

Lograr que Bella superase sus temas de confianza había sido muy difícil al principio.
Ella quería confiar en mí, pero ese idiota ex novio que tuvo realmente la había
destrozado. Los muros que había construido estaban hechos de diez pies de grosor
y eran de titanio.

Con la cima de alambres de púas.

Una vez que nos arreglamos de una discusión acerca de una chica que coqueteó
conmigo en el bar, lo que pasaba constantemente, pude lograr que Bella me
contase todo lo que pasó con su ex.

Riley.

Quería romperle los dientes al malnacido ese.

No solo la había tratado como mierda cuando habían estado juntos, humillándola y
degradándola, y también le mintió y le engañó y fue básicamente una miserable
excusa de ser humano.

Ella dijo que él era guapo y carismático, casi como yo. Sus palabras. Las mujeres se
le lanzaban constantemente. Él iba a ser un cirujano ardiente después de todo.

Ella había sido cegada por su carisma y suave voz y ni una vez hubo sospechado
que él le era infiel.

Bella se había odiado a sí misma por permanecer a su lado tanto tiempo. Después
de todo lo que él le había hecho pasar, aún así se mantuvo con él hasta que le
encontró con las manos en la masa, cogiéndose a la asistente técnica de una de
sus clases.

Después de que me explicase todo, me sentí incluso más agradecido por el hecho
de que hubiese superado ya todos sus miedos y se arriesgara conmigo. Nunca le
haría arrepentirse.
Jamás.

Me hizo daño oír cuanto le había dañado y cuánto lo había amado, a pesar de que
no nos conocíamos en ese entonces. Pero ella me explicó que una vez que se
enamoró de mi, se dio cuenta que lo que ella había sentido por Riley fue
completamente diferente. Era un ingenuo tipo de amor como el de adoración por un
héroe —una insalubre dependencia. Nada de lo que ella y yo compartíamos, lo cuál
una vez que pasamos toda la mierda, era abierto y honesto y respetuoso y divertido.
También pensé que me había enamorado de las otras dos, pero tal y como ella, caí
en la cuenta que había sido nada en comparación a cómo me sentía con respecto a
Bella.

Y proponerle matrimonio fue la mejor decisión que pude haber tomado.

...

BPOV

La ceremonia fue como un borrón.

Lo que recuerdo más que nada es haber estado perdida en los ojos de Edward
mientras el ministro hablaba. Su amor por mi fue siempre claro en su mirada
esmeralda, y dejé que eso me llenase. Él nunca me había dado siquiera una razón
para sentirme nerviosa por casarme con él, y me aferré fuertemente a ese hecho
cuando pronuncié, "Sí, acepto"

La sonrisa que se desplegó en su bello rostro al oír esas palabras hicieron que yo
deseara decírselas un millón de veces más.

Recuerdo ver la tinta de su muñeca izquierda cuando deslicé el anillo con manos
temblorosas, haciéndolo mi esposo por todo lo que durasen nuestras vidas.

Escuchar al ministro anunciarnos como marido y mujer me llenó hasta rebosar con
calidez, y las lágrimas que había mantenido a raya se escaparon finalmente, y el
júbilo irradiaba mi gran sonrisa.

Había sido quebrantada por Riley, pero Edward me ayudó a reunirme a mí misma,
pieza por pieza. Y cuando él tomó mi mano para caminar por el pasillo de la iglesia,
sentí el último fragmento deslizarse a su lugar para completarme.

...

EPOV
Estando de pie frente a las puertas dobles que nos llevaban a la sala de baile donde
nuestra recepción se celebraba, puse a Bella más cerca de mí, paseando mis
manos por su espalada hasta que se apoyaran en la parte más alta de su trasero.
—Luces preciosa, señora Cullen, —murmuré en su oído.

Un temblor la atravesó. —¿No querrás decir Doctora Cullen? —retó ella.

—Uhmmm, sí. Por supuesto, Doctora. —agaché mi cabeza y le besé el cuello,


provocando que volviese a temblar.

Adoraba cuán receptiva era ante mí.

Escuchamos al anunciante decir nuestros nombres, y luego el ruido del salón de


baile nos golpeó cuando abrieron la puerta. Nos abrimos paso dentro entre
aplausos, sonreímos a todos los que nos aplaudían y alentaban. Rose estaba de
pie, tremendamente embarazada de nuevo y absolutamente radiante.

Mientras nos acercábamos a la pista de baile, el anunciante dijo, "Los recién


casados tendrán su primer baile"

Bella parpadeó con lágrimas en los ojos mientras que notas de una conocida
canción empezó.

Acercándola al igual que lo hice hace casi dos años, canté en voz baja al oído.
"Inolvidable ... Eso es lo que eres ..."

Su pequeña mano apretó la parte trasera de mi cuello, y sollozó.

—Fue entonces cuando lo supe, Bella—, le susurré. —Cuando bailamos juntos esa
noche en la gala de beneficio, lo sentí en todo el cuerpo. Yo sabía que eras para mí.

—Edward—, gimoteó, tratando de reprimir las lágrimas.

No dije nada más. Alice me patearía el culo si el maquillaje de Bella arruinara. Yo


sólo la sostuve con más fuerza contra mí a medida que nos balanceábamos al ritmo
de nuestra canción, muy agradecido de tenerla.

...

Después de muchos más bailes, algo de comida deliciosa, discursos, cortar el


pastel, ligas, y lanzamientos de ramo, y aún más bailes, todos se dirigieron fuera
para vernos mientras nos íbamos.

Bella y yo salimos de entre una lluvia de burbujas, y nos montamos a la limo que
nos esperaba, riéndonos y relajándonos uno al otro.

Había sido una maravillosa noche.

Si había alguien sobre la Tierra más feliz que yo en ese momento, sería un milagro.

—No puedo creer que quitarás mi liga con tus dientes, —dijo Bella con una risita
tonta y una radiante sonrisa.

Sus ojos se arrugaron en las orillas, y tampoco creí haberla visto así de feliz antes.
Mi corazón amenazó con explotar fuera de mi pecho al hincharse más por la mujer
hermosa que estaba a mi lado.

—Te amo, —susurré, sonriendo de vuelta y acariciando su mejilla con el dorso de mi


mano.

Ella se me acercó y me besó. —Te amo.

—Mmm. No puedo esperar para tenerte toda la semana para mi solo. —La acerqué
y la puse sobre mi regazo, besando desde su hombro desnudo hasta pasar por su
cuello y pellizcar el lóbulo de su oreja sonriendo ante su jadeo. —Tendrás suerte si
te dejo salir de la habitación de hotel.

Bella se rió de nuevo. —¿Quién dice que voy a querer irme?

Gruñendo, apreté mis brazos alrededor de su cintura y repasé su cuello con mis
dientes. —Serás mi muerte, mujer.

—Sip, pero que manera de irse.

—Jodidamente cierto.

Ella se carcajeó contra mi. —Tengo una sorpresa para ti.

—Oh, ¿sí? ¿Qué tipo de sorpresa? —si me dijera que está embarazada estaría en
éxtasis, pero tenía el presentimiento de que no era eso. Decidimos esperar un año o
dos antes de intentarlo.

—Ya verás, —soltó con una sonrisita evasiva.

Le hice cosquillas y ella chilló. —Dímelo, esposa.

—Tan impaciente, —ella pronunció, riéndose y retorciéndose. Nos estacionamos


frente al hotel en el que rentamos la suite de Luna de Miel, por ésta noche. Ella se
acercó a mi y susurró acaloradamente contra mi oído. —Llévame dentro, y lo
descubrirás.

Está vez fui yo quién tembló.

Probablemente porque pensé que ella había dicho, "métemelo", en un principio.

Estaré en eso tan pronto como sea posible, de todas formas.

...

Levantar a Bella en mis brazos fue la parte fácil. La difícil fue entrar por la puerta.

Le di la llave-tarjeta para que la deslice lo cuál tomó varios intentos. Después ella
debía empujar a manija, y yo debía girar rápido para pudo impulsar la pesada puerta
con mi espalda. Pero estaba determinado a hacerla ingresar en mis brazos.

La cargué todo el camino a la habitación, donde había música suave sonando.


Habían velas encendidas en toda la habitación, y pétalos rosa estaban distribuidos
por toda la cama

Alice.

Nos sonreímos uno al otro mientras la volvía a dejar sobre sus pies.

—Ella es tan dulce. Esto es increíble, —dijo Bella, asimilándolo todo.

—Tú eres increíble.

Ella me sonrió y negó un poco con la cabeza. —Cursi. — Acercándose a besarme,


susurró, —Gracias, —sobre mis labios.

—¿De qué?

—Por amarme. Por casarte conmigo. Por ser tú mismo.

—¿Ahora quién es el cursi?

—Cierra la boca, —disparó ella de vuelta mientras enredaba sus brazos alrededor
de mi cuello y me acercaba a ella.

—Sí, señorita.

Nuestros labios se encontraron en un beso ardiente , con nuestros cuerpos


apretados lo más pegado posible. Tiramos mutuamente de nuestros cabellos.
Nuestras lenguas enredadas. Era como si no nos hubiésemos besado en meses.
Como si estuviésemos hambrientos mutuamente.

Mis dedos buscaron a tientas los pequeños botones en el espaldar de su vestido,


intentando descifrar como sacárselo lo más rápido posible. Gruñendo de frustración,
me enfoqué en quitar mi propia ropa. Mantuve mi boca en la de ella cuando me
quité la chaqueta del esmoquin, y fui por la corbata y luego el chaleco.

Malditas capas.

—Hay un cierre, —jadeó ella contra mis labios.

Bella buscó detrás de sí misma, alejándose un poco de mi y meneándose un poco


hasta que tuvo expuesto el cierre expuesto y lo empezó a bajar.

—Aquí. Déjame hacerlo.

Se giró por completo, y bajé el cierre por el resto de su camino. Mientras el vestido
se deslizó por su cuerpo e hizo una piscina bajo sus pies, gemí ante la vista de ella
en lencería.

—¿Bragas blancas? ¿Estás jodidamente intentando matarme?

Ella solo me lanzó una sonrisa malvada sobre su hombro, y yo caminé hacia el
frente, restregándome contra ella y llevando mis manos hasta poder tomar su
pechos cubiertos de encaje.

—Lo siento, nena. Alice te mantuvo lejos de mi desde ayer. —besé mi peca favorita
en su hombro y presioné mi dura polla contra su trasero de nuevo. —Iremos lento
después. —Otro beso y arrastré mis labios hasta su cuello. —Pero debo tenerte.
—beso—En este —lamida— puto —mordida— momento.

Su pecho se hizo pesado debajo de mis manos y siseó un si, y buscó hacia atrás
para tocarme los muslos. La hice avanzar, acostándole sobre la cama y deslizando
esas jodidas bragas blancas por sus piernas, exponiendo su lascivo culo hacia mi.

Podría estar mirando ese trasero por horas, pero rápidamente dejé aquello y me
quité los pantalones y la ropa interior, pateándola lejos y alineando mi chorreante
verga con su entrada. Ella abrió un poco más sus piernas para mi, y yo sonreí.

Sip. Un maldito hijo de puta suertudo.


Empujaerdentro de su húmeda calentura fue como la primera vez de nuevo, solo
que era mucho más ahora. Ésta mujer me poseía absolutamente desde adentro
hacia afuera.

—Nena, —gruñí mientras me hundía todo lo que daba. Flexioné mis caderas contra
su trasero, y el gemido sin aliento de Bella era todo lo que necesitaba escuchar.
Apreté su cintura, saliendo casi por completo antes de embestirla de nuevo,
obteniendo un jadeo de su parte.

Conocía ese jadeo. Significaba que había golpeado su punto G, así que nos
mantuve alineados de esa forma mientras mis duras embestidas continuaban.
Deseaba darle la mayor cantidad de placer posible. Estaba cansado, y estaba
seguro que ella también lo estaba, pero puse cada rastro de energía que tenía en
hacer que esos jadeos no dejaran de resonar una y otra vez.

El pelo rizado de Bella se desplomó sobre su espalda, y hundí mi mano en ella,


tirando hacia mí y haciendo que su esbelta espalda se arquease. Mi piel golpeó
contra la de ella mientras la follaba, su sonido se mezclaba con mis gruñidos y sus
jadeos y gemidos.

Deslicé mi mano izquierda sobre su cadera para jugar con su clítoris, pero mi ritmo
vaciló cuando sentí lo que parecía ser un vendaje allí. Contuvo la respiración, y
empujó su culo contra mí.

—No te detengas, Edward.

—¿Qué es esto? ¿Estás bien?

Ella dejó escapar una risa sin aliento. —Estoy bien. Es tu sorpresa.

Mis cejas se juntaron, y salí de ella, ganándome un gruñido de protesta.

—Gírate.

Bella palmeó el colchón. —Bien. Pero vas a terminar lo que empezaste.

—Jodidamente que lo haré. Pero quiero ver de qué se trata mi sorpresa.

Ella levantó su torso y me encaró, aún con su corsé blanco de encaje, y putamadre,
se veía sexy. Cabello salvaje y mejillas rosadas. Sus oscuros ojos me retaban,
como su sonrisita de suficiencia, mientras ella alcanzó con su mano por debajo y
quitó la venda que la protegía lentamente.
Caí sobre mi rodillas frente a ella y deslicé mis manos de su piernas hasta sus
caderas, instalándolas en su cintura mientras me enseñaba su tatuaje nuevo. Mi
frente se quedó presionando su estómago mientras se reía. Ella se rió conmigo, y
besé su ombligo y la tinta fresca que curvaba el hueso de su cadera.

Besando el camino hacia arriba en su cuerpo mientras me ponía de pie, dejé un


beso en sus labios y luego la guié de vuelta a la cama. Me acosté sobre mi espalda
y y atraje sobre mi. —Quiero que me cabalgues. Pellizqué su labio inferior. —Con
fuerza.

—Dios, sí.

No pude mantener mis ojos alejados de la nueva tinta mientras sus caderas
rodaban y se ondulaban sobre mi. Era simplemente demasiado perfecto.

Nuestras manos recorrían nuestras pieles mutuamente como si estuviesen


descubriéndose una a la otra de nueva. Nos besamos y cogimos como si no hubiera
mañana.

Pero gratamente, si había uno.

Habían muchos mañanas para nosotros.

Y mientras permanecí acostado allí esa noche, en el comienzo de todos nuestros


mañanas, con mi bella esposa apretándose a mi alrededor, estaba abrumado con el
amor que sentía por ella.

Ella había llegado a mi vida cuando no buscaba establecerme.

Ella me retaba a cada momento.

Ella atrapó mi corazón sin siquiera intentarlo.

Ella calmó mi alma.

Sonreí de nuevo mientras pensaba en el tatuaje que ella se había hecho sólo para
que mis ojos lo vieran.

Travesura realizada(2), de hecho.

Hay reglas... pero ya saben lo que dicen, "a la mierda las reglas" y vive tu final
feliz por siempre.
(1) En algunos países el caduceo es usado como símbolo de la medicina, error
que deriva de las similitud con la vara de Esculapio, el símbolo que representa
a la medicina, el cual solo consta de una vara y una serpiente enrollada en
ella.

(2) ¿Recuerdan que Ed es un geek de H. Potter? Pues ésta frase se usa


(aparentemente) para finalizar algo, como cuando Harry recibió el mapa
Marauder y dice algo así como "Juro solemnemente que mis intenciones no
son buenas" y luego cuando acaba de usarlo pronuncia: mischief managed
(travesura realizada), bueno algo así. En fin, culpen a Google y Yahoo
respuestas.

(New message to "E": I fucking love you... and that 3so— I mean, that visit was
awesome! Can we repeat? Say hi, to Bells)

Bueno, fue lindo el fic mientras duró... Ahora, me queda agradecerles


muchísimo, por toda la vida si pudiera, ya que sus palabras han sido muy
hermosas y los acosos de algunas también. Specially my personal stalker. Sé
que debo ser más rápida pero estuve en el último curso de la U y casi no la
contaba, pero ya terminé. ¡Estoy tan feliz por eso! Bueno, cada una sabe que
al haber dado un fav o una alerta de actualización me han hecho el día más
bello, pero ésta vez quiero agradecer infinitamente a las que me han dejado un
poquito de su tiempo al escribir un review en alguno de los capis que he
traducido, un millón de gracias, espero que se encuentren con un Edward tan
dulce y sexy como el infierno como el que tuvimos aquí.

Bueno, pues ésta historia se acabó, pero quedan más, ya subí "Breaking
Free", estoy editando Que tu ¿qué? y terminando And yet So far, eso sin
contar el resto que siguen avanzando al menos de a pocos. Oh, y la autora de
éste fic me ha permitido subir una historia nueva suya que lleva por título
"Lucky number thirteen" y es muuuuuy sexy ;)

Bueno, nos leemos en otra historia.

Ojo, no se ha beteado el capi. Los errores y horrores ortográficos son gracias


a mi.

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