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Era una rosa que en un jardín languidecía de casto amor… por un ruiseñor, ¡ah!
mientras un zángano zumbador a enamorarla desde el panal todas las tardes venía al rosal.
Que el pobre zángano más infeliz y aunque más viejo que aquella flor llamó al ruiseñor ¡ah!
para quejarse de su actitud y amenazarle con su aguijón si no sabía callar su pasión.
Tuve que presenciar su rapto. “Ah ayuda, ah ayuda” fue todo lo que pudo decir.
Más en vano fueron sus suplicas pues mi fuerza era muy débil,
pues mi fuerza era muy débil!
El es el verdadero salvador,
Y el le hablará de paz a las naciones.
El les hablará de paz, el les hablará de paz, paz
El hablará de paz a las naciones,
El es el verdadero salvador y hablará
Él hablará de paz, paz.
Él hablará de paz a las naciones