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¡BASTA YA!

COLOMBIA: MEMORIAS DE GUERRA Y DIGNIDAD.RESUMEN

¡Basta ya! Es el resultado de un proceso de investigación de seis años emprendido por el Grupo de
Memoria Histórica del Centro Nacional de Memoria Histórica y se ajusta a lo requerido por la Ley 795
de Justicia y Paz, que planteaba la elaboración de un informe sobre el origen y la evolución de los
grupos armados en Colombia. Este es quizá el punto de partida para la transformación de la realidad
histórica en nuestro país, es una oportunidad para visibilizar a las víctimas del conflicto armado, que han
permanecido en el olvido, silenciadas e ignoradas ante la indolencia social que se padece. Es evidente
entonces la imperiosa necesidad de esclarecer los hechos de violencia y exigir justicia, pues solamente
desde allí se logrará consolidar y construir un nuevo futuro.
La violencia en nuestro país ha sido larga y ha estado asociada a conflictos sociales y políticos no
resueltos, el conflicto se ha transformado a lo largo de todo este tiempo, han cambiado los actores, las
intensidades, los mecanismos y las motivaciones. No obstante, lo que si ha sido constante es que el
pueblo colombiano se ha visto enlutado en muchas ocasiones y que muchos en mayor o menor medida
han sufrido los estragos de la guerra. Un gran número de victimas hacen parte de la sociedad civil, lo
que es una clara violación a lo consagrado en el Derecho Internacional Humanitario, tristemente son las
zonas rurales del país y personas anónimas las que han vivido con mayor crudeza los efectos de este
conflicto armado, lo que ratifica que la guerra en Colombia además de larga, y degradada no ha sido
homogénea. pues ha tocado irónicamente a los sectores más débiles de la sociedad
Estas víctimas han permanecido en el olvido, los hechos de violencia que han sufrido han quedado
muchas veces en la impunidad, a este fenómeno han contribuido también los medios de comunicación,
los cuales han dejado de cumplir con su labor de informar sobre este tipo de situaciones, la debilidad de
la justicia colombiana y al asedio a que ha estado sujeta no ha favorecido el esclarecimiento de estos
actos de violencia. En la actualidad, la justicia colombiana se enfrenta por un lado a la necesidad de
administrar justicia y de reivindicar a las víctimas y por otro lado a la necesidad de poner fin al conflicto
armado. En este sentido se habla entonces de la Justicia Transicional, la cual otorga facultades al
gobierno y a la justicia para establecer decretos que hagan posible la reincorporación de los participantes
en el conflicto armado a la vida civil, todo esto dentro del marco jurídico para la paz

Cuando se piensa en quienes han sido los responsables de tan largo y degradante conflicto, se debe hacer
referencia a la Guerrilla, los Paramilitares y los Agentes del Estado. La Guerrilla se alzó en armas con
el objetivo de transformar el país; sin embargo, sus ideales poco a poco se fueron desdibujando entre sus
acciones violentas y la muerte de muchas personas, y es precisamente estas acciones y la falta de
protección del Estado ante esta inseguridad las que permitieron que se crearan grupos paramilitares que
llegaron incluso a permear las instituciones políticas del país. Por primera vez se responsabiliza al
Estado, pues en muchas ocasiones sus actuaciones han estado por fuera del marco de legalidad que
establece la ley.

La violencia en el país se ha presentado de diversas formas: Asesinatos selectivos, desapariciones


forzadas, secuestros, desplazamiento, violencia sexual, minas antipersona, reclutamientos ilícitos y
masacres, estas últimas son quizá las que traen a la mente los más tristes recuerdos. A esto se debe
sumar las ejecuciones extra judiciales perpetradas por miembros la fuerza pública, quienes llegaron
incluso a juzgar civiles a través de tribunales militares cuando los gobiernos decretaban los estados de
sitio.
El surgimiento de la guerrilla se remonta a la década de los setenta y se da como respuesta a los
problemas agrarios que el Estado no pudo o no quiso resolver, a los efectos de la violencia bipartidista y
al auge de movimientos revolucionarios surgidos tras el periodo de la Guerra Fría como la Revolución
Cubana y la Revolución Sandinista, estas últimas fueron fuente de inspiración para las nacientes
guerrillas. Es la tierra entonces el punto de partida para este conflicto, infortunadamente las esperanzas
de una verdadera reforma agraria aun es una promesa que se ha quedado en el aire, razón por la que
muchos campesinos han optado por sustituir cultivos tradicionales por cultivos ilícitos.
Hacia la década de los ochenta la guerrilla tiene un proceso de expansión en el país y su objetivo se
orienta a la toma del poder; no obstante, al mismo tiempo se consolida el narcotráfico quien emprende
acciones terroristas lideradas por el cartel de Medellín, que ensombrecen el panorama nacional. El
narcotráfico logro permear de tal forma al gobierno que es en ese momento cuando se viven unos de los
capítulos más vergonzosos de la historia como lo son la participación de Pablo Escolar en el Congreso
como Senador de la Republica y la financiación de la campaña presidencial de Ernesto Samper con
dineros provenientes del Cartel De Cali
La Constitución de 1991 parece ser una etapa de transformaciones positivas para el país pues contribuyo
a que grupo guerrilleros con el M-19 y el E.P.L. se desmovilizaran, a este desarme no se unen las
F.A.R.C ni el E.L.N. quienes al contrario incrementaron sus acciones. Como intento de consolidar el
proceso de paz con las F.A.R.C, Andrés Pastrana creo la zona de distensión en el Caguan, un vasto
terreno de 42000 km que al contario de consolidar los acuerdos lo único que logro fue el fortalecimiento
de los frentes de esta guerrilla
Entre 1996 y el 2005, nuestro país se bañó de sangre por los enfrentamientos entre guerrilla y
paramilitares por el control de territorios, Colombia asistió a uno de los momentos de mayor inseguridad
y temor pues las acciones de estos grupos y la utilización de población civil provocaron desgarradoras
escenas. En el 2005 la A.U.C. se desmovilizaron, se desmontaron las Cooperativas de Seguridad más
conocidas como Convivir las cuales funcionaban como grupos de autoprotección apoyados por el
ejército de manera silenciosa. Las Autodefensas lograron un alto control de la zona de Córdoba y el
Urabá Antioqueño a cargo de Carlos Castaño, la guerrilla hizo lo propio en otras zonas del país.
El ejército tuvo un fortalecimiento importante para este momento pues un 60 % del Plan Colombia fue
destinado para este fin, la política de seguridad democrática de Álvaro Uribe Vélez fue también un
espaldarazo a la fuerza pública.
El papel del Estado en el conflicto armado que ha vivido nuestro país ha estado presente en diferentes
momentos y gobiernos de turno como el de Belisario Betancur y Julio Cesar Turbay Ayala quienes en su
momento hicieron intentos fallidos por encontrar una salida política a la guerra, fallidos en el sentido en
que no se llegó a la tan anhelada paz por el contrario las políticas establecidas lo que lograron fue un
fortalecimiento de la guerrilla y de los grupos paramilitares, estos últimos como respuesta a la necesidad
de las clases altas de defenderse de las acciones guerrilleras. El Estatuto de Seguridad adoptado en el
gobierno de Turbay otorgo poderes a la fuerza pública los cuales incentivaron de una u otra manera la
violación de los derechos humanos.
La influencia extranjera en el conflicto armado colombiano ha estado marcada por la lucha antiterrorista
de Estados Unidos, así como la preocupación por los derechos humanos de distintas organizaciones a
nivel mundial y la aplicación de justicia para los crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad. El
impacto y los daños causados por la violencia de más de cincuenta años han sido devastadores y
tristemente han estado acompañados de impunidad, el sufrimiento de las victimas ha sido evidente en su
memoria hay sentimientos de resistencia, de nostalgia, de desarraigo, de rabia, de odio. Los daños se
pueden ver en todas las esferas de la sociedad y del territorio, preocupa de gran manera la percepción de
ilegitimidad que tiene el Estado colombiano para las víctimas por la falta de protección frente a las
reiteradas violaciones a los derechos humanos. Son muchos los que han sufrido estas consecuencias
hombres, mujeres y niños han visto como de manera cruel se ha transformado sus vidas y sus familias
han sido desintegradas, sin lugar a dudas el abuso y explotación sexual, así como los reclutamientos
forzosos han estado a la orden del día para ellos. Las víctimas tienen una necesidad imperante y es la de
hacer justicia, de esclarecer lo sucedido pues han aprendido a sobrevivir en medio de un conflicto que ha
dejado en su memoria sufrimiento, crueldad, sentimiento de abandono, de desprotección, de
estigmatización, pero también de dignidad y valerosa resistencia. Es urgente entonces visibilizar el
conflicto, rescatar la memoria de miles y miles de víctimas para que estas no queden en el olvido.
El Grupo de Memoria Histórica se permite entonces hacer al Estado y a los Grupos Armados algunas
recomendaciones: El derecho a la verdad debe ser garantizado, solamente reconociendo las
responsabilidades y aportando al esclarecimiento de los hechos de violencia como desapariciones
forzadas, actos violentos, secuestros y ubicación de zonas minadas, se logrará que el Estado recupere su
legitimidad. De igual manera será importante garantizar a los miembros de los grupos armados las
herramientas necesarias para hacer su tránsito a la sociedad civil. El derecho a la reparación y la garantía
de no repetición deberán ser contempladas por parte de los actores armados a fin de que las víctimas y
aquellas zonas del país que han sido golpeadas por la violencia puedan reconstruirse en un ambiente de
transformaciones orientadas al logro de la paz.
El Estado debe diseñar planes orientados a superar la desigualdad social pues es esta la raíz fundamental
del conflicto, hacer promoción de los Derechos Humanos como un servicio alterno a la prestación del
servicio militar es una interesante propuesta pues desde la educación se pueden lograr los mayores
cambios. El respeto a la diferencia es una misión que toda la sociedad deberá asumir como principio de
vida. Una recomendación mas es la de ejercer estricta vigilancia sobre las instituciones del Estado para
evitar que funcionarios estén involucrados en violaciones al Derecho Internacional Humanitario o
mantengan relación con grupos al margen de la ley.
Para finalizar es importante repensar el conflicto que durante varias décadas ha tenido que vivirse en el
país y asumir las responsabilidades que haya lugar pues es de esta manera que asistiremos a una
verdadera reconciliación entre los actores armados, la paz no puede estar basada en el ocultamiento y el
olvido.

Ana Milena Silva Quitian

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