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MARKETING INTERNACIONAL
ALUMNOS:
CHALCO PACHECO LEONARDO
BENAVENTE VELEZ LUCERO
VILCA GARATE, GABRIELA
YANQUE MENDOZA, SHIRLEY
VALDIVIA ALCEDO, JOHANA
SECCION:
A
LICENCIADO:
LUIS RIVEROS TACO
AREQUIPA-PERU
2019
INTRODUCCION
POLITICA COLOMBIANA
Lo real en la política es el resultado del accionar de la ciudadanía. Por tanto, tiene
necesariamente que ser aceptado por todos, sin excepción. Y es en esa realidad que el
nuevo presidente de la República de Colombia es el señor Iván Duque Márquez.
Lo real en la política colombiana es que ha sucedido un conjunto de fenómenos que
van más allá de la elección de un presidente. Cada cuatro años hay uno, es una de las
reglas de juego de nuestra democracia. Lo realmente significativo es ese conjunto de
fenómenos políticos manifestados en este debate, que deben ser observados con
atención.
El fenómeno es más rico que la ley porque esta última solamente toma en
consideración los elementos que permanecen estables en la realidad y no las
manifestaciones complejas y múltiples de lo que ocurre. Es una sabia reflexión del
filósofo alemán G. F. Hegel en su magna obra Ciencia de la Lógica. Él lo aprendió de los
griegos, sobre todo de Heráclito. La política y la historia carecen de leyes, lo enseñan
Hannah Arendt y Karl Popper, por ende la realidad debe ser examinada en su
complejidad.
En esa complejidad colombiana se manifiestan fenómenos políticos que no pueden ser
eludidos, uno de ellos, la construcción de un nuevo mapa político: la izquierda, en un
fuerte bloque antisistema, se ha presentado con una gran fuerza que se constituye en
una seria alternativa de poder. En tiempos de populismo esto no puede ser ignorado.
No hay que alarmarse, esto es consustancial a la democracia.
La democracia garantiza a todas las opciones políticas a que tengan el derecho a ser
alternativa de poder. Les ofrece encontrar un sistema garantista de derechos y
libertades y un complejo andamiaje de frenos y de contrapesos que impida la
destrucción de las instituciones.
En este panorama político se hace imprescindible tomar en consideración otro
fenómeno que está consolidándose: la personalización de la política y la destrucción
de los partidos políticos. Esta realidad de origen latinoamericano parece profundizarse
en Colombia, es negativa para la democracia, la destruirá y le abrirá el camino al
totalitarismo, si no se adoptan, con urgencia, reformas institucionales que superen
este serio peligro.
La democracia colombiana tiene un nuevo mapa político. Una nueva realidad ha
nacido derivada de nuevos fenómenos. Es un compromiso de la Nación rediseñar el
Estado y sus instituciones y darle oportunidad que se institucionalice el Estado
Constitucional de Derecho, políticamente descentralizado y con una seria
democratización del poder político en beneficio de los derechos y las libertades. Esta
puede ser la ruta para cerrarle el camino al totalitarismo
REALIDAD POLITICA
El siguiente hecho de la realidad política del país fue el comportamiento de los partidos
políticos en el Congreso de la República. En lo fundamental, estos han priorizado no
solo los cargos burocráticos, sino también algunos principios políticos. El tema de
defensa del acuerdo de paz por parte del Partido de la U, liderado por Roy Barreras, o
lo hecho por Cambio Radical en algunos temas, muestran que los partidos
tradicionales han entendido que el votante ha comenzado a cambiar. El tercer hecho
de la realidad política, obviamente, es la consulta anticorrupción, cerca de 12 millones
de personas salieron a votar sin maquinarias, sin dádivas o coerción electoral. El
rechazo a las viejas prácticas políticas es increíble en la Colombia de hoy.
Por ende, la realidad política del país nos está llevando a un escenario en el que los
colombianos no habían estado nunca y es la disputa por modelos de sociedad
diferentes. No se trata de que existan matices entre partidos u opiniones diferentes
sobre temas particulares. Se trata de que los parámetros morales y éticos bajo los
cuales las personas entienden la sociedad se están redefiniendo y algunos quieren
cambiar y otros no. La gran pregunta es si este proceso de trasformación de la
jerarquización electoral cobijará las elecciones locales y regionales de 2019, las cuales
han sido las más clientelistas por excelencia. La respuesta, al menos inicial, es que sí las
cobijará, pero se desarrollará principalmente en las grandes ciudades.
De ahí la necesidad de que los candidatos y candidatas de las grandes ciudades
estructuren su discurso bajo el pragmatismo temático de siempre, pero también bajo
una concepción ideológica clara del modelo de ciudad que buscan construir. En todo
caso, esta transición puede retroceder o avanzar, aún es muy pronto para definir el
futuro del debate político en Colombia
COLOMBIA EN LA OCDE
A finales del mes pasado se anunció el ingreso de Colombia a la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Esto ocurre después de tres años de
gestiones que comenzaron con la notificación del presidente Juan Manuel Santos
acerca del interés de Colombia de ingresar a este club selecto de países que, ante
todo, comparten la voluntad de definir criterios comunes de buenas prácticas en
relación con sus políticas públicas. Se trata de formar parte de un grupo de 36 países
(25 europeos, cinco americanos, cuatro asiáticos y dos de Oceanía) que han mantenido
desde 1961 la intención de contribuir al desarrollo de los países miembros, la
estabilidad financiera, la ampliación del comercio y las políticas en favor del empleo y
del progreso en términos de calidad de vida de los individuos.
Por supuesto, esto ha generado una discusión al interior del país: los hay quienes
apoyan la pertenencia de Colombia a la OCDE, porque ven las ventajas de la inserción
del país al circuito económico mundial dentro de una visión de calidad en las
decisiones económicas. Sin duda, el Centro Democrático, partido de derecha, creado
por Álvaro Uribe y que hoy tiene como candidato a Iván Duque, se ubica entre estos
adeptos al ingreso. En la orilla opuesta se encuentra el candidato de la izquierda,
Gustavo Petro, que se ha mostrado más crítico.
Para muchos, el ingreso en la OCDE y la firma de la paz son las dos herencias más
importantes que dejará Santos tras ocho años de mandato. Mientras que la derecha ha
sido duramente crítica con el proceso de paz, la izquierda ha tomado como propias las
banderas del fin del conflicto, pero en el caso de la llegada a la OCDE las posiciones se
intercambian radicalmente.
Para acceder a este prestigioso club, Colombia tuvo que someterse a la evaluación de
23 asuntos muy diversos. Algunos son aspectos innegablemente deseables para
cualquier sociedad como política ambiental, gobierno corporativo, cohecho en las
transacciones internacionales, competencia, empleo y asuntos sociales, política
regulatoria, desarrollo territorial, desarrollo económico, política científica y
tecnológica, política de información, computación y comunicaciones, política del
consumidor, educación y estadísticas. En todos estos ámbitos resulta saludable tener
controles y referencias de alta calidad en el manejo estatal.
Algo más de dudas y suspicacias se plantean en aspectos como inversión, químicos,
comercio, asuntos fiscales, seguridad social y pensiones privadas, mercados
financieros, salud, agricultura y pesca, en los que pueden existir intereses encontrados
entre los países miembros. Un requisito de mayor exigencia en estos sectores puede
eventualmente significar beneficios económicos para otros miembros, lo que implica
que pueden ser utilizados de manera tendenciosa, lo cual es el mayor temor de los
críticos. Desde el Gobierno se ha insistido en que la OCDE no es un tratado de libre
comercio y que las decisiones se formulan de manera grupal, aunque esos mismos
críticos piensan que la llegada a esta organización implica una menor autonomía en las
políticas macroeconómica y sectoriales precisamente por lo que significa en términos
de ajustes.
De acuerdo con los datos más recientes, Colombia ingresa a este club como el
miembro más pobre. Su Producto Interior Bruto per cápita es de apenas 14.000
dólares, justo un tercio del promedio que alcanzan los demás países y un 50% menor
que Chile, el siguiente en la lista de pobreza. Sin embargo, su comportamiento es
mucho más favorable cuando se analiza el crecimiento esperado para 2019 que, de
acuerdo con las propias proyecciones de la OCDE, se sitúa en el 3,2%, por encima del
promedio grupal del 2,5%. Asimismo, Colombia es uno de los países con mayor
crecimiento de su comercio exterior: sus exportaciones han crecido a una tasa de
4,9%, superior al aumento del 4,6% de todos los países del grupo. En inflación,
Colombia tiene una meta a largo plazo del 3%, ligeramente superior al promedio
(2,4%). De hecho, la política monetaria es una de las fortalezas del país en su historia
económica.
LA POLÍTICA COLOMBIANA EN EL 2019
Todo indica que la política colombiana durante el año que estamos iniciando tendrá
tres escenarios fundamentales para su desarrollo: la calle, el Congreso y el electoral, y
los tres estarán interrelacionados.
Sin duda que el escenario fundamental puede seguir siendo el de la calle, es decir el de
la movilización y la protesta social. No porque haya una particular inquina contra el
Presidente Duque y su Gobierno, sino porque se trata del primero del posacuerdo, y la
terminación del conflicto armado con las Farc colocó la posibilidad de la protesta social
en la prioridad de las expresiones sociales. Y esto es un buen síntoma para nuestra
democracia; por supuesto habrá voces muy conservadoras que considerarán la
protesta social como expresión de desorden, porque se imaginan las sociedades
contemporáneas como unas en las cuales la disciplina social es lo que las caracteriza.
Es probable que las centrales sindicales lideren jornadas de protesta por la mejora de
las condiciones de trabajo –paros sindicales o cívicos, tienden a llamarlas-; pero
igualmente las organizaciones campesinas, indígenas y de población afro muy
seguramente se vayan a expresar en el mismo sentido, por el derecho a la vida –contra
el asesinato de líderes sociales de los territorios-, pero también por las condiciones
económicas y por supuesto, si el Gobierno inicia fumigaciones de cultivos de uso ilícito
de forma masiva, es previsible que las organizaciones que agrupan a estos cultivadores
se vayan a movilizar. El tema de la movilización por la defensa de la educación superior
es probable que siga manifestándose en la calle, especialmente para ambientar el
referendo por la educación superior –esto no significa que la mayoría de las
Universidades no retomen su actividad académica normal-.
El Congreso continuará siendo un escenario de concertación y confrontación política
entre el Ejecutivo y las diversas fuerzas políticas, alrededor de iniciativas legislativas –
nuevas o aquellas que vienen en trámite, como la reforma política- y en los debates de
control político. Y esto en parte por la decisión del Gobierno de no acudir al
mecanismo tradicional de conformar unas mayorías aplastantes de congresistas para
el trámite legislativo o lo que se ha venido denominando el no acudir nacionalmente a
la ‘mermelada’, aunque muchos congresistas afirman que sí hay ‘mermelada’ en lo
regional -expresada en cargos, o en el Fondo de Inversión de Iniciativa Congresional,
como bien lo ha explicitado el columnista Gustavo Álvarez Gardeazabal-, mecanismo
para ‘facilitar’ el trámite de los proyectos en el Congreso.
El segundo semestre estará marcado por los debates electorales para renovar
mandatarios regionales y locales, así como las corporaciones públicas de esos niveles –
Asambleas Departamentales y Consejos-. Estas elecciones actúan como una especie de
elecciones de ‘mitaca’ que va a permitirles a los diferentes partidos políticos medir sus
fuerzas electorales y comenzar a posicionarse para las elecciones nacionales futuras.
Hay elecciones especialmente relevantes como la de la Alcaldía de Bogotá, por tratarse
del segundo cargo del país. Las elecciones regionales reflejan dinámicas políticas
regionales o locales particulares en las cuales se superponen las diversas fuerzas
políticas
Los tres escenarios anteriores estarán transversalmente cruzados e
interrelacionándose por lo que suceda con la implementación del Acuerdo con las Farc
y lo que pase con la Mesa de Conversaciones con el Eln en La Habana, en lo cual me
parecen válidas las exigencias del Gobierno, pero no los procedimientos que se
podrían utilizar para hacerlas realidad.
CORRUPCION EN COLOMBIA
El Gobierno a través de la Secretaría de Transparencia continúa en la construcción de
la Política Anticorrupción para el país, que involucre al ciudadano y con la cual haya
más herramientas legales para combatir este mal.
El Estatuto Anticorrupción, que contiene más de 130 herramientas legales para
prevenir y castigar los actos de corrupción, le entrega responsabilidad a las entidades
para formulen un Plan Anticorrupción y de Atención al Ciudadano. Es así como todas
las entidades deben proponer iniciativas dirigidas a combatir este flagelo por medio de
herramientas que faciliten su prevención, control y seguimiento.
Los ejes del plan anticorrupción
Uno de los componentes es el mapa de riesgos de corrupción, donde el objetivo es
anticiparse a este mal con medidas preventivas que protejan los recursos de la nación
y generen confianza entre la ciudadanía.
Lo principal es identificar cuáles son los focos de corrupción para desarrollar un plan
preventivo con medidas, que eviten cualquier acto. Estos riesgos varían de acuerdo al
objeto y la ejecución de los contratos del Estado. Por ejemplo, en una entidad con una
alta ejecución contractual como el INVIAS, el énfasis en sus riesgos debe estar en la
contratación de obras públicas, caso distinto ocurre con el Consejo Superior de la
Judicatura, donde los riesgos de corrupción deben enfocarse en la administración de
justicia.
Otro eje anticorrupción es una política antitrámites eficiente en las entidades del
Estado, ya que entre menos procesos haya, menor es el campo de acción de los
corruptos. Cuando hay muchos trámites, aumenta la probabilidad de generar actos de
corrupción. Este plan inició con la expedición del decreto-ley Anti-trámites, y la
eliminación de más de 600 trámites, con el compromiso de eliminar muchos más
La rendición de cuentas es otro de los componentes esenciales de la política
anticorrupción, porque permite visibilizar avances, fallas, gestión y logros de cualquier
entidad. Esta debe ser permanente, reglamentada y no ocasional.
El último eje de la construcción de la política anticorrupción es el paquete
de mecanismos de atención al ciudadano, como las oficinas de peticiones, quejas y
reclamos de cada entidad. Esto garantiza la atención oportuna y óptima de las
necesidades ciudadanas, además de abrir la puerta para una futura denuncia y mejorar
la gestión de cada servidor público.
PLAN ANTICORRUPCION EN COLOMBIA
Las leyes anticorrupción en Colombia: ¿de qué han servido?
Quien no conoce el orden jurídico colombiano, pensará que la extensa corrupción que
saquea las finanzas públicas se da porque el país adolece de leyes robustas y punitivas
que enfrenten con castigos severos este delito, que no sólo apropia los recursos de la
contratación estatal y la inversión social pasándolos a manos privadas; si no que acaba
la confianza de sus ciudadanos en el Estado y sus gobernantes.
Quien así piensa, corre el riesgo de equivocarse porque si algo caracteriza a Colombia
es su amplio y renovado régimen jurídico; ya desde la Independencia se distinguió por
ser un país de leguleyos, llamando así a aquellos que se ocupan de los asuntos legales
sin tener conocimiento.
Sin embargo, la práctica de la corrupción en el país es tal que abarca, con
algunas excepciones, todas las esferas del poder público y privado, lo cual ha llevado a
que el malestar general de la ciudadanía se expresara contundente y masivamente a
través de la Consulta Anticorrupción que sirvió de campanazo de alerta contra aquellos
que se enriquecen de cuenta del Estado; pero sobre todo lanzó una dura advertencia
al legislativo y a los cargos de elección popular, de que el malestar general
ciudadano transita hacia un movimiento por el cambio y la restauración moral de la
administración pública.
Pero si Colombia es un país de leyes que castigan la corrupción, ¿por qué no ha
sido capaz de contrarrestarla?
La ley 1474 de 2011 o Estatuto Anticorrupción es un buen ejemplo para señalar que no
son más leyes lo que necesita el país; éste Estatuto contiene un completo y detallado
conjunto de “normas orientadas a fortalecer los mecanismos de prevención,
investigación y sanción de actos de corrupción y la efectividad del control de la gestión
pública” y “Medidas penales en la lucha contra la corrupción pública y privada”; que
regula las funciones administrativas, contractuales, al régimen de inhabilidades, con
penas de cárcel y multas tanto para personas naturales como jurídicas; así como una
propuesta de pedagogía de la moral, con énfasis en el castigo de la conducta ilícita
para funcionarios y administradores de recursos y empresas del Estado.
Endurece las penas y sanciones con “exclusión de beneficios en los delitos contra la
Administración Pública relacionados con corrupción”, “enriquecimiento ilícito” y la
“evasión fiscal”, en los casos de quienes administran monopolios rentísticos que
generen ganancias en salud o educación, como Saludcoop, con condenas de prisión
entre 5 y 10 años y multas.
Incrementa las condiciones de la detención domiciliaria; y regula el “lobby y cabildeo”,
una de las prácticas de presión de grupos de interés preferidas y que comúnmente se
lleva a cabo ante cargos públicos (congresistas, concejales, representantes, alcaldes,
gobernadores y demás funcionarios) donde se toman las decisiones concernientes a
las normas, leyes, planes de gobierno, contratación, presupuestos y obras públicas.
Crea la “Comisión Nacional para la Moralización” de la cual hacen parte desde el
presidente, ministro del Interior, Procurador, Contralor, Fiscal, Auditor General, hasta
los presidentes de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estado, el Consejero
Presidencial para el Buen Gobierno y la Transparencia, y el Defensor del Pueblo; y las
“Alianzas Estratégicas” entre las “Contralorías territoriales y la academia”
y organizaciones de estudios e investigación para conformar “equipos especializados
de veedores ciudadanos, con el propósito de ejercer con fines preventivos el control
fiscal social a la formulación y presupuestación de las políticas públicas y los recursos
del erario comprometidos en su ejecución.”
Dentro de los casos más graves de corrupción en Colombia, Reficar es uno de ellos. Fue
un proyecto que consistió en la modernización de la refinería de Cartagena que
empezó en el 2007 y terminó con retrasos y sobrecostos enormes en el 2015. Del costo
inicial calculado de US$3.993 millones, se terminó por un valor de US$8.016 millones,
es decir, US$4.023 millones más, generando un grave detrimento patrimonial a la
nación. Según la Contraloría, la obra dejó sobrecostos que superan los 17 billones de
pesos.
El otro es Odebrecht, que ha llevado la crisis de corrupción a un nivel político superior
e involucra a altos funcionarios del Estado como al Fiscal General Néstor Humberto
Martínez (en adelante NHM), pero también a expresidentes como Álvaro Uribe y Juan
Manuel Santos, a ex ministros de Minas, de Hacienda y ex presidentes de Ecopetrol, así
como al Grupo AVAL y Luis Carlos Sarmiento Angulo (en adelante LCSA), uno de los
grandes empresarios y hombres detrás del poder real en Colombia.
Jorge Enrique Pizano (en adelante Pizano), uno de los principales testigos en este caso
de corrupción, dejó grabaciones que comprometen al Fiscal por silenciar y ocultar los
sobornos que pagó la multinacional brasileña por la construcción de la Ruta del Sol II, a
la filial del grupo AVAL, Corficolombiana.
Este escándalo que trasciende al plano internacional, tiene al país dividido entre
quienes piden la renuncia de NHM por encubrir y tener información privilegiada de
contratos e irregularidades que comprometían a su empleador, Grupo AVAL y
Corficolombiana, cundo fue su asesor jurídico; o declararse impedido y que se
nombre un Fiscal Ad Hoc para resolver el conflicto de intereses, que es lo que quieren
quienes lo protegen, entre ellos el mismo presidente Iván Duque.
En entrevista concedida a Noticias Uno, Pizano afirmó que encontró irregularidades en
forma de giros al exterior por 2.700 millones de dólares a Consultores Unidos, una
empresa de consultoría. En la entrevista pidió que hicieran pública sus pruebas y
audios, cuando recibiera protección en el exterior (EE.UU.) o falleciera.
El testigo contó que desde el desde el 2015 le informó a NHM, cuando éste no era
todavía Fiscal, sobre las violaciones a las normas y leyes sobre contratación pública
e irregularidades que venían cometiendo las empresas colombianas Corficolombiana y
CONSOL, socias de Odebrecht en el contrato de construcción de la Ruta del Sol II.
Habló de contratos raros por $25.000 millones, aparte de los $37.000 millones que dijo
hay en la otra firma CONSOL. No obstante, la misma Fiscalía estima hoy que el monto
de las coimas asciende a 65.000 millones de pesos.
A pesar de la muerte trágica de Pizano, sin que haya certeza porqué causa y
motivos, además de la de su hijo por envenenamiento con cianuro que según la
investigación que lleva a cabo la Fiscalía fue encontrado escondido en un lugar de su
casa, este caso sigue sin resolverse y es probable que quede impune debido a los
grandes intereses que toca.
Si bien es cierto en Colombia ha habido muchos casos de corrupción, como el Carrusel
de la Contratación, Agro Ingreso Seguro, Programa de Alimentación Escolar (PAE),
Saludcoop, Conalvias, Electricaribe, no hay evidencias que el
Estatuto anticorrupción haya servido para evitar el grave daño patrimonial y moral que
le vienen causando al Estado, la cosa pública (res publica) por excelencia; lo que ha
llevado a una mayor pérdida de confianza de la gente en el gobierno y las
instituciones.
Desde el punto de vista jurídico, el Estatuto es una prueba de que no era necesaria la
Consulta Anticorrupción, teniendo en cuenta que éste va más allá en su alcance y
medidas que aquella, que busca atacar el nido de la corrupción centrando su
objetivo en los altos cargos del Estado encargados de administrar la cosa
pública, principalmente los legisladores responsables de hacer las leyes y el Congreso
donde se lleva a cabo el Lobby a favor de los grandes grupos económicos, los
verdaderos factores reales de poder.
Por otra parte, podría decirse que el Estatuto no ha cumplido con su propósito
de “fortalecer los mecanismos de prevención, investigación y sanción de actos de
corrupción y la efectividad del control de la gestión pública” como demuestran las
denuncias de corrupción citadas arriba, donde queda claro que no es la falta de
normas lo que necesita el país.
Donde se concluye que, una de las falencias de la lucha contra la corrupción es la falta
de una política pública nacional, de un programa pedagógico que vaya desde el jardín
infantil hasta las facultades de enseñanza superior que ponga la enseñanza de la
ética, en su acepción más amplia y profunda, al centro de los planes de
educación, incluyéndola como materia fundamental en la formación de profesionales y
funcionarios.
Que haga de la administración de la cosa pública su objeto de estudio y práctica
fundamental, que ataque la idea del Estado como un botín para el enriquecimiento
personal y difunda la de lo público para el buen vivir de todos, principalmente los más
vulnerados, los millones socialmente excluidos.
No parece que tomáramos consciencia aún como sociedad, de que cuando la riqueza
pública es apropiada por particulares, se está vulnerando el derecho al bienestar y
buen vivir de todos.
De ahí que, no son más leyes sino ética, consciencia y lucha ciudadana lo que necesita
el país para avanzar hacia un Estado democrático eficiente y transparente; pero
mientras sigan gobernando los mismos viejos poderes, no será fácil ni viable a corto
plazo un cambio en esta dirección.
NOTICIAS
Los pobres resultados de la política exterior de Duque
El fenómeno de la telefonía
De los países que formaron parte de los llamados Civets, Indonesia se ha venido
perfilando como el más consistente: ha mantenido un crecimiento notable, superior al
5 por ciento anual en su producto; la renta per cápita se ha incrementado, ha logrado
avances en la contención del terrorismo, su democracia luce más consolidada, su
industria agrega cada vez más valor y se encadena globalmente, a la vez que el país se
convierte en epicentro financiero e influyente miembro de Apec y Asean.
Con casi tres veces el PIB colombiano y cinco veces el tamaño de nuestra población,
Indonesia tiene un desarrollo corporativo notable. Sus grupos económicos miran con
interés nuestro país, que aún no descubre el potencial pues solo ve las similitudes de
las ofertas exportables.
A lo largo del 2018, el Perú ha experimentado una serie de imprevistos políticos que
involucran temas como vacancia presidencial, corrupción en el Poder Judicial,
enfrentamientos y separaciones en los partidos políticos en el Congreso, expresidentes
pidiendo asilo extranjero, un referéndum sobre cambios constitucionales, entre otros,
sumados a las elecciones para nuevos gobernadores regionales, y alcaldes provinciales y
distritales.
Todo esto ha tenido un impacto negativo en el desempeño económico del 2018, si bien
la tasa de crecimiento no ha sido baja. Para el 2019, están presentes una fuerte
incertidumbre relacionada con el ámbito judicial y del Ministerio Público (destapes de
corrupción e investigaciones a los fiscales), la reestructuración de las fuerzas al interior
del Congreso de la República, y las decisiones que tome el presidente Martín Vizcarra.
La opinión pública desempeña un rol fundamental en todo esto. Hasta febrero del 2019,
la aprobación del gobierno actual, del Congreso y del Poder Judicial no llegó a pasar el
50%. Por lo pronto, el presidente Vizcarra tiene una mayor aprobación que su gobierno.
En ese sentido, tal vez haga falta abordar de manera más coherente los temas que la
población considera prioritarios: combatir la corrupción, mejorar la calidad de la
educación y mejorar la calidad de la salud pública.
El desarrollo, según Amartya Sen, puede ser entendido como la expansión de libertades
individuales o de capacidades humanas. Esta concepción parte de la premisa que el
incremento de las rentas personales no es el único medio para expandir las libertades en
una sociedad pues existen también otros factores como los derechos humanos o el papel
de las instituciones sociales y económicas. Bajo esta mirada, es necesario fomentar las
capacidades humanas esenciales como, por ejemplo, tener acceso a recursos adecuados
para lograr un nivel de vida decorosa y participar en la vida en comunidad.[1] Los
bienes son solo herramientas para poner en marcha aquellas actividades que lleven a
una vida digna. Pobres serán, entonces, aquellas personas que no solo tengan escasos
recursos económicos sino, sobre todo, quienes tienen menos opciones entre las cuales
elegir con libertad.
Así pues, uno de los requisitos para hablar de desarrollo como expansión de libertades
es la estabilidad del sistema democrático y, en este orden de ideas, la corrupción es un
indicador que mide dicha estabilidad. Y es que en un sistema democrático donde los
índices de corrupción son altos, esta situación se ve reflejada en la perpetuidad de las
desigualdades sociales existentes y en la vulneración de diversos derechos a causa de
conductas que pueden calificar como delitos contra la administración pública, además
de los efectos negativos que genera en las economías nacionales. Para afirmar entonces
que estamos ante una democracia genuina, los derechos humanos deben estar
garantizados. No obstante, la presencia de corrupción endémica es un obstáculo para el
ejercicio pleno de los derechos, sobre todo por parte de los más pobres.
Al respecto, Sen considera que “con todo lo valiosa que es la democracia como
principal fuente de oportunidades sociales, también es necesario analizar las formas y
los medios para que funcione bien, para realizar su potencial. El logro de la justicia
social depende no solo de las formas institucionales sino también de que éstas se
pongan verdaderamente en práctica”.[2] En otras palabras, para afirmar que, por
ejemplo, en Perú rige una verdadera democracia, no basta con que se lleven a cabo
procesos electorales, sino que también resulta necesario que el Estado garantice el
ejercicio de los derechos de los ciudadanos de cara a la satisfacción de, al menos, sus
necesidades más básicas.
Por otro lado, “la gobernabilidad genuinamente democrática requiere una
participación amplia y sustantiva, así como la rendición de cuentas por parte de
quienes ostentan poder”[3]. La rendición de cuentas es una obligación de las
autoridades y, de igual forma, es un derecho de la ciudadanía. Todos y todas gozamos
del derecho de acceder a información pública como herramienta para controlar la
legalidad y licitud de las acciones y decisiones de nuestras autoridades, en tanto el
Estado se encuentra a nuestro servicio. A pesar de esto, los sectores que viven en
marcos de pobreza no solo padecen por la escasez de recursos económicos, sino también
por el desconocimiento de sus derechos gracias a la baja calidad de la educación
provista por el Estado. Esta situación es un claro ejemplo de ausencia de opciones entre
las cuales elegir. Es decir, de falta de desarrollo como expansión de capacidades. Sin
educación que brinde el conocimiento de nuestros derechos y de las obligaciones del
Estado hacia nosotros, no podremos reclamar cuando desde el Estado se cometa un acto
de corrupción que termine afectando la calidad de los servicios públicos que brinda a la
ciudadanía.
Alarmante cifra. La lucha contra la corrupción debe ser uno de los temas en agenda en
la campaña presidencial y prioridad para el próximo gobierno. Sin embargo, esta
urgencia contrasta con resultados de encuestas como la del 2014 en la que un
sorprendente 41 % reconoció que votaría por “un candidato que roba pero hace obra”.
La inversión pública fue super buena en el último bimestre. Lo buena noticia del
crecimiento del 18 es que se basó en la demanda interna. Muchas veces, el crecimiento
del país se relacionó con lo que pasaba afuera, con los precios de los minerales.
Efectivamente, la inversión privada creció después de 4 años, casi 7%; al igual que la
pública, después de una caída sostenida de 4 años creció más de 4%. Esto nos hace estar
positivos para lo que viene el 19; no esperamos shock favorable del lado externo, al
contrario, está movido y existe aún incertidumbres. El 19 esperamos que todo el
crecimiento del país venga nuevamente por el lado interno, teniendo pilares en la
inversión pública y privada, y el consumo interno.
Sobre la inversión pública, efectivamente, podría haber un efecto negativo al inicio de año por
el lado de las subnacionales. Aun así estamos haciendo un trabajo muy fuerte con ellas para
poder ayudarlas a conformar rápidamente sus equipos y que entren rápido en el ritmo del
crecimiento de la inversión. El pasado jueves tuvimos el primer Muni Ejecutivo con Moquegua.
La idea es tener, por lo menos, dos sesiones al mes con cada una de las regiones. Estamos
haciendo una labor con ellas. También hemos enviado equipos de Inversión Pública y de
Presupuesto a provincias para que no suceda lo de otras ocasiones, que en el primer trimestre
de los nuevos gobiernos cae mucho la inversión.
En el 2018, el déficit se habría ubicado entre 2.5 y 2.6% del PBI, menor al 3% que estaba
previsto en el Marco Macroeconómico de agosto. Fue, principalmente, a la mayor recaudación
del año pasado, producto, en parte, del crecimiento económico, y esperamos seguir
manteniendo esta fortaleza en el 2019. Queremos seguir aumentando la recaudación basados
en el crecimiento económico, que debería superar, nuevamente, el 4%, lo que también
impulsa la recaudación; y por el control de la evasión, para lo que se fortalecen todos los
sistemas operativos de la Sunat. Hemos sacado un decreto supremo para generar incentivos a
la gente, para que pida sus boletas. Sabemos que podemos descontar hasta un 30% en
servicios por honorarios, cuando vamos al dentista, al doctor, al abogado, al gasfitero, quienes
nos debería de dar recibo por honorarios; el 30% del monto (que cobran) lo vamos a poder
deducir. Además, hemos incluido el consumo en restaurantes, bares, cantinas y hoteles, en
cuyos casos la deducción es de 15%. Es decir, el 15% de lo que consumo, siempre y cuando me
den un comprobante electrónico, una boleta electrónica, lo voy a poder utilizar para deducir
impuestos. La masificación de los comprobantes electrónicos será una herramienta súper útil
para reducir la evasión tributaria. Creemos que es el mecanismo más justo para recaudar. No
debemos caer en la tentación de seguir gravando a los mismos de siempre.
En este contexto, como parte del objetivo de desarrollo sostenible (ODS) ‘Paz, Justicia e
Instituciones sólidas’, el Estado Peruano firmó en el 2015 un compromiso internacional
para reducir considerablemente la corrupción y el soborno en todas sus formas al 2030.
“Los últimos tres gobiernos han tratado de incluir la simplificación de trámites, la mejora de la
atención al ciudadano y el combate a la corrupción dentro de la agenda, pero vamos a paso
lento”, diagnostica Caroline Gibu, directora ejecutiva de Ciudadanos al Día.
COSTOSA CORRUPCIÓN
En esta línea, en base a un estudio del economista Gustavo Yamada, Gibu indica que
existe evidencia estadística que demuestra que quienes son más pobres utilizan más
porcentaje de su dinero para pagar coimas. Estos pagos están destinados a facilitar el
acceso a servicios básicos como, por ejemplo, salud y seguridad.
“Si eres pobre, destinas más plata a coimear. Si pasas a clase media, ya tienes acceso a
servicios de salud y mejoran las probabilidades de no ser víctima de un trámite ilícito en
la policía”, sostiene Gibu.
Por otro lado, actos como los que realizan mafias enquistadas que tramitan obras y se
coluden con proveedores para ganar licitaciones de obras son calificados por Gibu como
‘la corrupción de atrás’, “la que no se ve”.
Dentro de toda la lucha contra la corrupción, esta parte sería la que avanza más lento.
A raíz del Caso Odebrecht, su daño social y secuelas políticas, todos estamos más
conscientes de la situación. Y si bien hacemos énfasis en el sector construcción, la
realidad es que ningún sector se escapa de la corrupción”, menciona Holge.
Por qué Colombia hoy es formalmente parte de la OCDE y Perú no? ¿Cuál es la gran
diferencia entre ambos? Le doy algunas pistas en menos de 450 palabras.
3. Propósito común. Los problemas colombianos no son muy diferentes a los nuestros.
Su capital humano tiene una productividad aún baja, sus índices de informalidad son
altos, su sistema educativo no está alineado con los nuevos retos del mercado laboral, y
desde el 2014, los “números” colombianos no son los mejores. Sin embargo, en los
últimos años, nuestros vecinos han apostado por unirse en torno a consensos básicos, en
vez de priorizar intereses particulares.
Así, las diferencias entre Perú y Colombia se resumen en un solo punto: la búsqueda del
bien común por encima del bien particular. El éxito colombiano nos demuestra que
fortalecer las instituciones ni es algo abstracto ni se reduce a temas regulatorios o
económicos. Requiere que primero funcione algo tan básico y humano como el diálogo.
No hay mejor incentivo para el diálogo que el bienestar de todos los peruanos. Y el
diálogo que debe funcionar primero es el diálogo abierto, sostenido y formal entre el
Estado y la Empresa. Así de simple.