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Clark, D. A., & Beck, A.T. (2010). Intervenciones cognitivas para la ansiedad. En Cognitive Therapy of Anxiety
Disorders. Science and Practice (cap. 6, pp. 180-233)
Capítulo 6
-Tte John B. Putnam Jr. (Aviador americano fallecido a los 23 años de edad, en la Segunda
Guerra Mundial)
Pierre tiene 33 años, está casado y es padre de dos hijos en edad preescolar. Teniendo en
cuenta su historia clínica de los últimos quince años, él padece un trastorno de angustia con un
único episodio de depresión mayor en remisión. Realizó un tratamiento farmacológico que
resultó eficaz en la reducción de su depresión, pero con menor impacto en su sintomatología
ansiosa. El paciente se mostró interesado en iniciar un tratamiento de Terapia Cognitiva
Conductual para la reducción de sus síntomas ansiosos.
Uno de los primeros objetivos es cambiar la visión sobre distintas situaciones o estímulos
(internos o externos) que el paciente atribuye como la causa de su ansiedad y miedo . Muchas
personas que sufren trastornos de ansiedad inician la terapia con la creencia que la causa de
su ansiedad es la situación que gatilla los episodios. Por ejemplo, los sujetos con trastorno de
angustia creen que están ansiosos por sentir dolor en el pecho que podría dar lugar a un
ataque al corazón, mientras que los individuos con trastorno de ansiedad generalizada creen
que la causa de su ansiedad es la posibilidad real que acontezcan experiencias de vida
negativas en un futuro cercano. Como resultado de estas creencias, los individuos ansiosos
buscan intervenciones que alivien lo que consideran la fuente de su ansiedad. La persona con
trastorno de pánico tiene por objeto no tener dolor de pecho, eliminando así la posibilidad de
un ataque al corazón, mientras que la persona con fobia social puede buscar signos de que no
está siendo negativamente evaluada. Una de las primeras tareas de la terapia cognitiva es
orientar a los pacientes en el reconocimiento de que las situaciones que desencadenan sus
síntomas y la posibilidad percibida de desenlaces catastróficos no son la causa de su ansiedad.
Esto se lleva a cabo a través de la reestructuración cognitiva y la contrastación empírica de
hipótesis que se discuten a continuación.
Este modelo sostiene que las personas con trastorno de ansiedad no suelen hacer
evaluaciones racionales y realistas de los peligros asociados a sus preocupaciones (sobretodo
durante los estados de ansiedad). De hecho, los individuos ansiosos a menudo reconocen que
el peligro es muy improbable o incluso imposible. Sin embargo, el problema es evaluar cierto
peligro remoto (1/1.000.000.000) como un riesgo inaceptable. Es así que el terapeuta
cognitivo debe centrarse en las ideas, valoraciones y creencias acerca de la amenaza (por
ejemplo, la sensación de náuseas) y la vulnerabilidad del paciente, en lugar del contenido de la
amenaza en sí mismo. La siguiente viñeta clínica ilustra algunas intervenciones terapéuticas
diseñadas para lograr el cambio en los pensamientos de un paciente con fobia social:
Terapeuta: Mirando su registro, veo que usted estuvo especialmente ansioso en una reunión
que tuvo con sus compañeros de trabajo la semana pasada.
Paciente: Sí, una ansiedad muy intensa. Temía que alguien me hiciera una pregunta.
Paciente: Porque podía decir algo estúpido y todo el mundo pensaría que soy un idiota.
Paciente: Bueno, yo estaba ansioso porque alguien podría hacerme una pregunta, a lo que yo
respondería algo estúpido y todo el mundo pensaría mal de mí. [Enfocado en el contenido
amenaza].
Terapeuta: Sin duda, parece que en ese momento tenía pensamientos ansiosos tales como "¿y
si me hacen una pregunta?" y “¿si digo algo estúpido?” ¿Cree usted que otras personas que no
tienen ansiedad social también tienen estos mismos pensamientos de vez en cuando?
Paciente: Bueno, supongo que sí, pero la diferencia es que yo me siento muy ansioso y ellos
no.
Terapeuta: Es cierto que es una diferencia importante. Pero me pregunto si esta diferencia
depende de cómo usted evalúa sus pensamientos y cómo otras personas que no son ansiosas
evalúan los suyos cuando tienen una reunión. Otras personas pueden tener los mismos
pensamientos pero no darles la valoración que usted les otorga.
Terapeuta: Cuando piensa "me pueden hacer una pregunta" y "Yo podría decir algo estúpido”,
¿qué tan probable cree usted que sería esto y cuál podría ser el resultado?
Paciente: Cuando me siento ansioso, estoy totalmente convencido de que voy a decir algo
estúpido y que todos van a pensar que soy un idiota.
Terapeuta: Entonces, cuando usted tiene estos pensamientos ansiosos, cree que la posibilidad
que esto suceda es muy alta ("usted va a decir algo estúpido") y que dará como resultado algo
terrible ("todo el mundo va a pensar que soy un idiota"). ¿Cree que esto podría ser la fuente de
su ansiedad, y que sus pensamientos acerca de una alta probabilidad de contestar algo
estúpido y que todos piensen que usted es un idiota lo hacen sentir ansioso? [Énfasis en la
valoración de la amenaza].
Paciente: Bueno, no lo sé. Siempre he pensado que lo que me hizo ansioso es que suelo decir
cosas estúpidas cuando estoy rodeado de gente.
Terapeuta: Vamos a ver si podemos averiguar más sobre esto. Le voy asignar una tarea,
¿Tiene amigos cercanos o familiares a quien pueda preguntarles si alguna vez dijeron algo
estúpido en público? Sería interesante saber cómo piensan en estas situaciones para no
sentirse ansiosos.
Terapeuta: ¡Muy Bien! Así que vamos a ver si su forma de valorar o pensar en estas
situaciones (Por ejemplo, "Probablemente voy a decir algo estúpido y todo el mundo va a
pensar que soy un idiota") es una causa importante de su ansiedad o no. Si estas valoraciones
son importantes, entonces tendrá que cambiarlas, como parte de nuestro tratamiento para la
ansiedad social.
Un elemento clave de la terapia cognitiva para la ansiedad es enseñar a los pacientes que la
fuente de su ansiedad son sus apreciaciones sesgadas de la amenaza. El éxito de futuras
intervenciones cognitivas depende de la aceptación de los pacientes del proceso cognitivo
de la ansiedad.
Trastorno Valoración de
de la severidad de
ansiedad la amenaza
TRASTORNO DE "Estoy teniendo "¿Qué pasa si no "No puedo "No hay nadie
PANICO dificultades para puedo respirar y manejar la alrededor
respirar, no me asfixio hasta la sensación de no que me ayude.
estoy teniendo muerte?" poder respirar; Estoy tan
suficiente aire" es una experiencia lejos de un
terrible" hospital.
Necesito más
oxígeno”
TRASTORNO DE “Solo sé que mi “Voy hacer el “Nunca tuve una “Los
ANSIEDAD entrevista de ridículo, los buena entrevista. entrevistadores
GENERALIZADA trabajo va ir entrevistadores se Me pongo muy sólo buscan la
mal” preguntaran por ansioso y pierdo la excusa para
qué aplique para concentración y rechazarme.
este trabajo. Nunca termino Además, ya
conseguiré un buen divagando” tienen en su
empleo” mente no
contratarte antes
de la entrevista”
FOBIA SOCIAL “La gente me "Se preguntarán “No puedo hacerle "No puedo
está mirando y qué hay de malo en frente a los ocultar mi
sabe que soy mí, ¿tendrá alguna eventos sociales. ansiedad ante los
débil” enfermedad Me pongo demás;
mental?" demasiado ¿cómo no se dan
ansioso” cuenta de que
estoy ansioso?"
TRASTORNO "Tengo la "Si dejara la estufa “Suelo "Yo no tengo
OBSESIVO terrible prendida, cometer errores y buena memoria.
COMPULSIVO sensación de que podría provocar un olvidos, Debo
no apagué la incendio" así que fácilmente comprobar
estufa” podría dejarlo y concentrarme
encendido" mucho en que la
perilla
esté
completamente
apagada"
TRASTORNO POR “Tengo que “Cuando tengo "Tengo que dejar “El único
ESTRES evitar pensamientos de tener estos momento que
POSTRAUMATICO situaciones que intrusivos, pensamientos puedo olvidar es
recuerden mi y recuerdos de la intrusivos y cuando bebo. No
trauma porque emboscada, me flashbacks de la hay escape de la
voy a tener siento impotente , emboscada. Y sin memoria cuando
recuerdos solo y asustado. Es embargo, estoy
intrusivos casi no puedo durmiendo”
de lo que me tan malo como controlarlos , se
paso” cuando estaba bajo han apoderado de
fuego” mi”
La normalización de la ansiedad fue discutida por primera vez por Beck et al. (1985) en su
capítulo sobre la modificación del componente afectivo de la ansiedad. En ese momento, era
la vía más recomendada para ayudar a los pacientes a estar menos pendientes de sus síntomas
de ansiedad.
1. La normalización en relación con los demás: Las situaciones reales, los pensamientos, y las
sensaciones que están asociados con la ansiedad deben ser normalizados. Las personas
ansiosas se centran tanto en su propia ansiedad que no perciben que estos fenómenos en
realidad son propios de la experiencia humana universal. Por ejemplo, ¿con qué frecuencia las
personas experimentan dolor en el pecho o dificultad para respirar, preocupación por causar
una mala impresión en los demás, tienen duda sobre sus acciones y decisiones, incertidumbre
acerca de la posibilidad de algún accidente o calamidad futura, o recuerdos sobre alguna
experiencia aterradora? El terapeuta debe llevar a los pacientes a considerar la "normalidad de
la amenaza" e incluso recoger datos de encuestas de individuos no ansiosos acerca de si
alguna vez han experimentado una amenaza ansiosa. El propósito de este ejercicio es cambiar
el enfoque de los individuos, alejándolos de los contenidos de la amenaza como la fuente de
su ansiedad y orientarlos hacia su valoración de la amenaza como el principal contribuyente a
su estado de ansiedad.
2. La normalización en relación con las experiencias pasadas: El terapeuta debe explorar las
experiencias pasadas de los pacientes, situaciones, pensamientos o sensaciones que gatillan su
ansiedad. “¿Sintió alguna vez opresión en el pecho y no le generó ansiedad?" "¿Siempre se ha
preocupado por lo que otros piensan de usted?" "¿Hubo algún momento en que la
preocupación por los gérmenes no haya sido importante en su vida?" Al preguntar acerca de
su pasado, los pacientes estarán recordando un momento en que afrontaron mejor la
amenaza percibida. De nuevo, esto cambia el enfoque de "Yo soy una persona ansiosa" hacia
"¿Qué estoy haciendo para que mi ansiedad empeore?"
3. La normalización en relación con las situaciones: Al evaluar las situaciones que gatillan la
ansiedad, el terapeuta cognitivo también puede identificar otras situaciones que
desencadenan los mismos pensamientos o sensaciones pero que no dan lugar a un episodio de
ansiedad. Por ejemplo, en el trastorno de pánico a menudo es útil averiguar si el paciente
experimenta sensaciones físicas al hacer ejercicio o al participar en actividades intensas y no se
siente ansioso. De hecho, los pacientes podrían hacerlo como experimento conductual para
reconocer diferentes sensaciones físicas (véase la discusión en el capítulo siguiente). Este tipo
de normalización destaca el carácter situacional de la ansiedad y hace hincapié en la capacidad
del paciente para hacer frente a la ansiedad en situaciones no ansiosas. También refuerza el
punto de vista cognitivo que sostiene que la ansiedad surge de apreciaciones antes que de los
estímulos que la desencadenan. (Por ejemplo, "Cuando usted está haciendo ejercicio y siente
opresión en el pecho, lo atribuye al esfuerzo físico. Usted espera sentirse tenso durante el
ejercicio. Pero cuando siente opresión en el pecho de modo espontáneo, se lo atribuye a un
ataque cardíaco inminente. Considera que algo está mal y que no debería estar sucediendo.
Así que, durante la actividad física la opresión en el pecho es interpretada de un modo que no
da lugar a la ansiedad, mientras que cuando es inesperada, genera sensaciones de ansiedad,
incluso pánico.”).
Fortalecimiento de la auto-eficacia
La siguiente viñeta clínica muestra cómo un paciente que sufre de Ansiedad Generalizada
puede ser confrontado con la percepción de su vulnerabilidad.
Paciente: Estuve preocupado durante unos días por la visita de mi hija. Mi preocupación es
porque todo salga bien. Usted sabe que yo no la veo desde hace dos años, cuando se fue de
casa luego de que tuvimos una discusión muy fuerte. En ese momento ella juró que nunca
volvería.
Paciente: Bueno, ella podría traer de vuelta el pasado y generar una gran discusión e irse de
casa y no regresar nunca más.
Terapeuta: Eso sería sin duda un resultado terrible para usted. Sé lo mucho que realmente
ama a su hija.
Paciente: Sí, he estado tratando de pensar cómo puedo evitar una discusión.
Paciente: Básicamente nada. Siempre que trato de visualizar cómo será y qué haré si ella trae
el pasado, todo lo que puedo ver es ira, gritos, y a ella dando un portazo [Creencias y
valoración de baja autoeficacia]
Terapeuta: Parece que siente que no puede hacer nada. Cuando usted está pensando en esto,
¿qué sucede con su ansiedad y sus preocupaciones?
Terapeuta: Así que uno de los efectos de pensar que usted es incapaz de manejar esta
situación es que la ansiedad y la preocupación aumentan. ¿Cómo cree que todo esto afectará a
su interacción con su hija?
Paciente: No creo que me esté ayudando de forma positiva. Termino sintiéndome asustado y
confundido, y probablemente termine actuando por impulso, haciendo algo estúpido frente a
ella que sólo empeorará las cosas.
Terapeuta: Bueno, vamos a resumir. Usted ha descripto sus preocupaciones acerca de la visita
de su hija la próxima semana. Uno de los temas que atraviesan esta preocupación es "Soy
incapaz de evitar un conflicto" y esta impotencia lo hace sentir aún más ansiosos y menos
preparado para la visita. Me pregunto si usted es tan incapaz y tan débil para hacer frente a la
confrontación o ira de su hija como dice. Me gustaría sugerir un par de cosas. En primer lugar,
volvamos sobre algunas de sus experiencias pasadas en las que se peleó o confrontó con
alguna persona y veamos cómo lo manejó. ¿Es usted tan malo en estas situaciones como
piensa? Y en segundo lugar, vamos a hipotetizar cómo podría ser la resolución del problema y
escribirlo, tal vez hagamos un rol-play para generar algunas estrategias que usted puede
utilizar con su hija. [La intervención terapéutica pretende contrastar lo que el paciente predijo
acerca de su auto-eficacia con lo observado en el pasado con el fin de resaltar la discrepancia y
la percepción exagerada de su baja autoeficacia.]
Paciente: Puede ser una buena idea. Estoy muy preocupado por esta visita.
Guía para el terapeuta 6.5
El terapeuta debe centrarse en corregir la baja autoeficacia percibida por el paciente para el
control de su ansiedad, señalando la discrepancia entre la predicción de su capacidad de
afrontamiento y la evidencia de los resultados reales pasados. Además, el profesional debe
enfocarse en ampliar los recursos de afrontamiento adaptativos del paciente y promover las
experiencias positivas para mejorar la autoeficacia en la resolución de problemas.
En el capítulo 3 hemos revisado investigaciones empíricas que indican que los pensamientos,
creencias y comportamientos de reaseguro son importantes factores de mantenimiento de la
ansiedad. Por consiguiente, en objetivo importante en la terapia cognitiva para la ansiedad,
será el abordaje de las medidas de seguridad. Se deben considerar tres aspectos en el
tratamiento.
Un objetivo importante de la terapia cognitiva es evaluar junto con los pacientes la presencia
de apreciaciones y supuestos erróneos sobre el riesgo. ¿Cuál sería entonces, "un nivel de
riesgo aceptable?” "¿Se puede eliminar toda posibilidad de riesgo?", "¿Qué efecto tiene esto
en la vida de una persona? ", "¿La gente no ansiosa vive con riesgos?","¿Cuánto éxito tuvo con
la eliminación de los riesgos y a qué costo?" Estas son preguntas que el terapeuta cognitivo
explora con los pacientes en la revisión de su auto-monitoreo o registro para corregir su mala
adaptación a los riesgos.
Hay muchos aspectos de las situaciones de ansiedad que indican seguridad antes que amenaza
pero la persona ansiosa a menudo no tiene en cuenta esta información. Al revisar las tareas
para el hogar dadas a los pacientes la atención debe ser focalizada en los elementos de
seguridad que el paciente puede haber ignorado o minimizado. Además, se les puede pedir a
los pacientes ansiosos que registren intencionalmente cualquier información de seguridad
transmitida en una situación de ansiedad. Esta información de seguridad puede ser
contrastada con información acerca de las amenazas con el fin de generar una nueva
estimación más realista de la magnitud del riesgo asociado a una situación particular. A lo largo
del tratamiento el terapeuta debe estar alerta de los sesgos que minimicen la seguridad y
maximicen la amenaza, lo que da lugar a un procesamiento parcial de la amenaza.
A menudo las medidas de seguridad fueron construidas a lo largo de muchos años y ocurren
automáticamente. En tales casos no se puede esperar que el paciente cese inmediatamente su
uso. En su lugar, el terapeuta cognitivo debe cuestionar gradualmente las medidas de
seguridad del paciente, principalmente trabajando con él para entender el papel de esas
conductas en la persistencia de la ansiedad. Una vez que el paciente reconoce los efectos
perjudiciales, el afrontamiento desadaptativo puede ser gradualmente eliminado y sustituido
por estrategias positivas de adaptación. Es probable que este proceso sea repetido un número
considerable de veces en pacientes ansiosos con múltiples evitaciones y medidas de seguridad.
A lo largo del tratamiento, el terapeuta debe abordar las percepciones erróneas de riesgo (las
cuales inhiben el procesamiento de las señales de seguridad), la evitación desadaptativa y las
medidas de seguridad. Apuntando a eliminar gradualmente dichas medidas de seguridad,
reemplazándolas por estrategias alternativas más adaptativas.
Intervenciones cognitivas
En este apartado presentamos estrategias terapéuticas actuales que se pueden utilizar para
lograr los principales objetivos de la terapia cognitiva para la ansiedad. Naturalmente, estas
estrategias de intervención serán modificadas al ser utilizadas en los trastornos de ansiedad
específicos (ver tercera parte de este volumen).
Psicoeducar al paciente
Psicoeducar a los pacientes siempre ha ocupado un papel central en la terapia cognitiva (Beck
et al., 1979,1985, 2005). Hoy en día, continúa teniendo un lugar destacado en casi cualquier
manual de terapia cognitiva y cognitiva-conductual (por ejemplo, JS Beck, 1995; DA Clark,
2004; D. M. Clark, 1997; Craske y Barlow, 2006; Rygh y Sanderson, 2004; Rachman, 1998, 2003,
2006; Taylor, 2006; Wells, 1997). Este componente didáctico, no solo debe apuntar a mejorar
el cumplimiento del tratamiento, sino también contribuir a la corrección de creencias erróneas
sobre el miedo y la ansiedad (Rachman, 2006).
Hay tres aspectos de la psicoeducación del paciente que son importantes en la terapia
cognitiva para la ansiedad. En primer lugar, las personas a menudo tienen ideas erróneas
acerca de la ansiedad, por lo que se debe discutir el miedo y la ansiedad dentro del contexto
específico de las experiencias personales del paciente. En segundo lugar, debe darse una
explicación cognitiva acerca de la persistencia de la ansiedad que pueda ser entendida por el
paciente y aplicada en sus vivencias. Y por último, deben aclararse los fundamentos y objetivos
del tratamiento, de modo tal que éstos colaboren plenamente en él. En nuestra experiencia,
los pacientes que abandonan su tratamiento tras las primeras tres a cuatro sesiones, a
menudo lo hacen porque no habían sido psicoeducados acerca del modelo cognitivo o no
aceptaban esta explicación. La psicoeducación del cliente comienza en la primera sesión y será
un ingrediente terapéutico de gran importancia para las primeras sesiones.
La Tabla 6.2 presenta los principales puntos que deben abordarse al psicoeducar al paciente
sobre el enfoque cognitivo de la ansiedad. Discutimos brevemente cómo el terapeuta puede
comunicar esta información a los clientes de una manera comprensible.
Los pacientes deben contar con una definición operativa de lo que se entiende por miedo y
ansiedad desde una perspectiva cognitiva. Sobre la base de las definiciones dadas en el
Capítulo 1, el miedo puede ser descripto como una amenaza percibida o peligro para nuestra
seguridad o recaudo. Se puede pedir ejemplos a los pacientes de cuando se sentían temerosos
y qué percepción del peligro caracterizaba el miedo (por ejemplo, estar cerca de un accidente,
esperar los resultados de pruebas médicas, amenazas de violencia o agresión). Cabe señalar
que tan sólo pensar o imaginar el peor de los escenarios puede provocar miedo. También
podrían discutirse ejemplos de miedos imaginarios. De la misma manera, la ansiedad puede
ser descripta como un sentimiento más complejo y prolongado de incomodidad o aprehensión
que implica sensaciones físicas, pensamientos y comportamientos que se producen cuando
nuestro sentido de auto-preservación se ve amenazado. Mientras que el miedo suele ser
momentáneo, la ansiedad puede durar horas, tal vez incluso días. Dada la ubicuidad de las
computadoras y la tecnología de la información en la sociedad moderna, la mayoría de la
gente comprenderá fácilmente si la ansiedad se describe como análoga a "un programa de
computadora que se enciende, hace su trabajo, y no se cerrará hasta que sea desactivado o
apagado." Durante todo el tratamiento, encontramos útil hacer referencia a "activar y
desactivar el programa de miedo" y la importancia de "apagar el programa de miedo" con el
fin de eliminar la ansiedad. El terapeuta debe pedir al paciente ejemplos personales de miedo
y ansiedad para reforzar la comprensión de los conceptos. Esto asegurará que el paciente y el
terapeuta tengan un lenguaje en común al momento de hablar acerca de las experiencias de
ansiedad.
La mayoría de las personas que sufren de un trastorno de ansiedad se han olvidado del
importante papel que juega el miedo en nuestra supervivencia. El terapeuta debe discutir la
naturaleza universal del miedo y su función de supervivencia. Puede pedírsele a los pacientes
que reconozcan momentos en que el miedo "salvó su vida" movilizándolos a hacer frente a
una posible amenaza o peligro. Beck et al. (1985, 2005) señaló que a menudo es útil hablar con
los pacientes acerca de la respuesta de "lucha o huida" que caracteriza el miedo.
La razón de incluir un debate sobre la función positiva y el valor adaptativo del miedo y la
ansiedad es destacar que estos estados no son anormales. El problema en los trastornos de
ansiedad no es la experiencia de miedo o ansiedad, sino el hecho de que enciende o activa
inapropiadamente el programa del miedo. Por lo tanto, el objetivo de la terapia no es eliminar
la ansiedad, sino reducir la que es inapropiada o desadaptativa. Otro motivo para enfatizar el
valor del miedo en la supervivencia es la normalización de la ansiedad de los pacientes de
modo tal que puedan verlo como una exageración o mala aplicación de una emoción normal.
Esto debería impulsar un gran sentido de esperanza y optimismo en el tratamiento, ya que no
se diferenciarían de las "personas normales", como pueden haber estado pensando.
Figura 6.1, Diagrama del modelo cognitivo de la ansiedad para usar con los pacientes.
La mayoría de las personas con trastorno de ansiedad están muy familiarizadas con las
consecuencias negativas de la ansiedad. Sin embargo, es importante discutir por qué tenerle
"miedo a la ansiedad" es una característica a destacar de la ansiedad (Beck et al, 1985, 2005.;
D. M. Clark, 1986b). El terapeuta debe explorar con el paciente si está "ansioso de ser ansioso"
y si esto podría intensificar el trastorno haciendo a una persona más sensible o hipervigilante
para detectar cualquier signo de ansiedad (es decir, la última fase en la Figura 6.1).
Es útil preguntar a los pacientes qué piensan, es la manera más efectiva de reducir la ansiedad.
Aunque las respuestas sean variadas, se debe enfatizar que el escape y la evitación (o llevar a
cabo un ritual compulsivo en el caso de un paciente con TOC) garantizan la rápida reducción
de la ansiedad.
El terapeuta y el cliente deben abordar de una serie de ejemplos peligrosos donde el escape y
la evitación aseguran la supervivencia. También pueden tomarse ejemplos de los animales
(mascotas de pacientes) que escapan o evitan al peligro percibido. Se debe enfatizar que el
escape y la evitación son respuestas naturales a la percepción de la amenaza y el peligro.
Impide aprender que las situaciones son seguras y no peligrosas o amenazantes (es
decir, falla en refutar apreciaciones erróneas y creencias de amenaza).
El alivio subjetivo asociado con el escape y la evitación refuerza este comportamiento
en futuros episodios de ansiedad.
Ceder a escapar y evitar aumentará el sentimiento de culpa y decepción del sujeto
generando una pérdida de confianza en sí mismo.
El alivio inmediato asociado con el escape y la evitación aumenta la propia sensibilidad
a las señales de amenaza que en el largo plazo se mantienen e incluso incrementan el
miedo y la ansiedad.
A lo largo de esta discusión sobre los efectos negativos del escape y la evitación, el terapeuta
debe solicitar ejemplos personales y cuestionar la percepción del paciente sobre las
consecuencias negativas de la fuga continua y la evitación. Al psicoeducar al paciente sobre el
papel del escape y evitación en la ansiedad, el terapeuta busca aumentar la conciencia de que
eliminar esta estrategia de control es esencial para el éxito del tratamiento. Esto permitirá
sentar las bases para la introducción de una exposición prolongada a la amenaza como el
remedio obvio para esta estrategia desadaptativa defensiva (un hecho que la mayoría de las
personas que padecen de ansiedad son reacias a aceptar).
El terapeuta también debe explorar con los pacientes las medidas de seguridad
disfuncionales que persiguen comportamientos utilizados para aliviar las sensaciones de
ansiedad. ¿Los pacientes deben llevar ansiolíticos en todo momento por si lo necesitan? ¿Sólo
deben ir a ciertos lugares cuando estén acompañados por un amigo o un miembro de la
familia? ¿Hay otras normas de seguridad más sutiles, como aferrarse a un pasamano frente a
sensaciones de mareo o sentarse automáticamente cuando se sienten débiles? Una vez que
los ejemplos de seguridad sean identificados, el terapeuta debe discutir cómo esta forma de
hacer frente a la ansiedad podría contribuir a su persistencia debido a que:
Impide conocer que los miedos (amenazas percibidas) son infundados (Salkovskis,
1996).
Crea una falsa sensación de seguridad (por ejemplo, una persona con trastorno de
pánico desarrolla la creencia desadaptativa de que tener un amigo cerca reduce el
riesgo de tener palpitaciones y un ataque al corazón).
Una vez más el propósito de educar a los pacientes acerca de la función de las medidas de
seguridad es aumentar la aceptación de que la reducción de este comportamiento es un
objetivo importante de tratamiento.
De acuerdo con nuestra metáfora del miedo como "un programa de computadora", el
terapeuta introduce la fundamentación del tratamiento, explicando el objetivo de la terapia
cognitiva en términos de "desactivar o apagar" el programa del miedo a través de hacerlo
participar deliberada e intencionalmente en actividades que van a "anular" o " ir en contra"
del miedo y la ansiedad. El terapeuta debe hacer referencia a la figura 6,1 e indicar que el
programa del miedo puede ser desactivado interviniendo en los diferentes pasos que
contribuyen a la persistencia de los síntomas de ansiedad. Los pacientes pueden proporcionar
ejemplos de su propio éxito en la superación de un primer miedo. También es importante
preguntar al paciente sobre las expectativas de tratamiento con el fin de detectar cualquier
malentendido que pudiera empañar el éxito de la terapia cognitiva.
Hay una serie de creencias erróneas sobre el tratamiento que sería preciso abordar y
direccionar. En primer lugar, el tratamiento no puede apagar permanentemente el miedo. El
objetivo no es eliminar la ansiedad por completo (si es que eso fuera posible), sino ayudar a
los pacientes a desarrollar formas eficaces de desactivar el programa del miedo cuando se
activa inapropiadamente. En segundo lugar, las experiencias de ansiedad se sienten naturales,
mientras que los esfuerzos para reducir la ansiedad resultan mucho más difíciles. Esto es
debido a que el primero es una respuesta automática a la percepción de una amenaza y el
segundo requiere una respuesta más forzada y deliberada. Esto no significa que las respuestas
intencionales a la ansiedad no son lo suficientemente potente como para desactivar el miedo y
reducir la ansiedad. Significa que la repetición de experiencias con esfuerzo será necesaria con
el fin de mejorar la eficiencia y eficacia de la respuesta. Y en tercer lugar, el objetivo de la
terapia cognitiva no es enseñar a los pacientes formas más eficaces de "Controlar su
ansiedad." Por el contrario, se centra en ayudar a las personas a desarrollar una "actitud de
aceptación" hacia la ansiedad en lugar de un "actitud (es decir, control) combativa”. Cuando
los pensamientos como" No puedo dejar que estos sentimientos de ansiedad continúen "se
sustituyen por "Yo puedo permitirme sentir ansiedad porque sé que estoy sobrestimando la
amenaza y el peligro ", entonces la intensidad y la persistencia de la ansiedad disminuye (Beck
et al., 1985, 2005).
Estrategias de tratamiento
Los pacientes deben contar con una breve descripción y fundamentación de las estrategias de
intervención que se utilizarán para "apagar" el programa de miedo y disminuir la ansiedad. El
terapeuta debe explicar que una mayor comprensión de la propia ansiedad mediante la
psicoeducación y el auto-monitoreo de los episodios de ansiedad son intervenciones
importantes en la terapia cognitiva. Estos componentes de tratamiento ayudarán a
contrarrestar la inesperado e impredecible de la ansiedad.
Los terapeutas explican que una segunda clase de intervenciones en terapia cognitiva se
centra directamente en el cambio de los pensamientos de ansiedad y creencias. Esto se logra
aprendiendo a cuestionar si los pensamientos automáticos son una apreciación exacta de la
situación y luego remplazar estas interpretaciones ansiosas por un modo más realista de
pensar. Se diseñan experimentos conductuales específicos para ayudar al paciente a
desarrollar una manera menos ansiosa de pensar. El terapeuta debe enfatizar que el
desarrollo de nuevas formas de pensar acerca de la ansiedad es una parte importante del
tratamiento porque se dirige directamente a los pensamientos automáticos que dan lugar a los
síntomas ansiosos (vea la Figura 6.1).
La comunicación verbal es una parte inevitable del proceso psicoeducativo, pero no debe ser
el único medio de transmisión del modelo cognitivo y razón de ser del tratamiento. El
terapeuta debe preguntar a los pacientes acerca de sus experiencias personales y usar el
descubrimiento guiado para enfatizar los aspectos claves del modelo cognitivo que pueden
identificar en estas experiencias. Los pacientes son mucho más propensos a aceptar el modelo
si tiene relevancia inmediata para sus propias experiencias de la ansiedad.
El terapeuta también puede asignar el autocontrol de la tarea para animar al paciente a
explorar si diferentes aspectos del modelo cognitivo son relevantes para su ansiedad. Por
ejemplo, un paciente con fobia social se le podría pedir experimentar los efectos del contacto
visual contra la evitación del contacto visual en las interacciones sociales como modo de
determinar si las formas sutiles de evitación y seguridad tienen efecto sobre el nivel de
ansiedad. A un paciente con TOC se le podría pedir que se esfuerce en reprimir una obsesión
ansiosa durante un día y luego renunciar a los esfuerzos de control otro día y registrar los
efectos de tratar de controlar la ansiedad. Una persona con trastorno de pánico cuando siente
opresión en el pecho se le puede pedir registrar los efectos de pensar en un ataque al corazón
versus pensar que es tensión muscular. Tenga en cuenta que todas estas tareas se centran en
destacar algunos aspectos del modelo cognitivo registrados en la experiencia de ansiedad del
paciente, en lugar de hacerlo directamente mediante la modificación de pensamientos o
conductas.
Enseñar desde el inicio a los pacientes a captar sus pensamientos ansiosos ha sido un
ingrediente central en la terapia cognitiva para la ansiedad (Beck et al., 1985). Y sin embargo,
es una de las competencias más duras de dominar para los pacientes. La razón es que el modo
de pensar puede ser muy difícil de recordar cuando la persona no está en un estado ansioso.
Sin embargo, cuando los individuos son muy ansiosos, pueden ser tan abrumadora la ansiedad
que cualquier intento de registrar los pensamiento es prácticamente imposible. Además,
durante los períodos de intensa ansiedad es más probable que la persona sobrestime la
probabilidad y severidad de la amenaza que son la base de núcleo cognitivo de la ansiedad
(Rachman, 2006). Así, en la terapia cognitiva para la ansiedad se centra un considerable
esfuerzo en la formación del auto-monitoreo de pensamientos automáticos de ansiedad.
Rachman (2006) también señala que es importante identificar la amenaza actual que mantiene
la ansiedad. Los registros diarios y el auto-monitoreo de la ansiedad jugarán un papel esencial
en la identificación de la amenaza que se percibe en la vida cotidiana.
Hay dos formas de iniciar al paciente en el registro sus pensamientos. La primera de estas
consiste en pedirle que enumere las situaciones que le provocan ansiedad, estimando el nivel
de ansiedad que cada una le genera, y detallando cualquier síntoma físico y/o respuesta
comportamental asociada. Estos aspectos de la ansiedad suelen estar muy presentes en el
individuo, posibilitándole practicar el seguimiento y estudio de sus episodios de ansiedad. En
segundo lugar, es importante que el primer acercamiento a los pensamientos ansiosos se
haga en sesión (Beck et al., 1985). Pero como los pacientes no suelen estar muy ansiosos
durante la entrevista, la misma deberá inducirse mediante la implementación de algún
ejercicio de baja intensidad, obteniéndose de esta forma la aparición de pensamientos
ansiosos. Por ejemplo, para generar sensaciones físicas de pánico, se puede pedir al paciente
que respire de manera excesiva durante 2 minutos, o que gire en una silla. Se le puede pedir al
paciente que verbalice pensamientos relacionados con el ejercicio como el temor a un ataque
al corazón, desmayos, pérdida de control, etc. A una persona con trastorno de estrés
postraumático se le podría pedir que recuerde aspectos de un trauma pasado y luego verbalice
sus pensamientos actuales sobre lo que recuerda. Un leve temor de contaminación o duda
puede ser inducida con alguien que sufre de TOC para obtener sus apreciaciones acerca de la
amenaza. En cada caso el terapeuta puede hacer preguntas de sondeo sobre pensamientos
automáticos del paciente. "¿Qué pasó por su mente mientras respiraba cada vez más fuerte?",
"¿En que se centraron sus pensamientos?", "¿Cuáles eran sus principales preocupaciones?",
"¿Qué fue lo peor que podría pasar?", "¿Siente que es probable que suceda el peor ?", "¿Tiene
algún pensamiento tal como, no era tan malo después de todo?"
Una vez que el cliente ha demostrado algunas habilidades para identificar sus pensamientos
automáticos y apreciaciones durante la sesión, el terapeuta puede asignar tareas de auto-
monitoreo para el hogar. La planilla de Auto-Monitoreo de Pensamientos Automáticos
(Apéndice 5.4) será especialmente útil. La mayoría de los pacientes necesita mucho
entrenamiento en el seguimiento de sus pensamientos ansiosos entre sesiones. De hecho el
auto-monitoreo de pensamientos ansiosos y los síntomas continuarán durante todo el curso
del tratamiento. La reestructuración cognitiva y la comprobación empírica de hipótesis no
puede ser empleada con éxito hasta que los pacientes no sean capaces de identificar sus
pensamientos automáticos relacionados con las amenazas.
En terapia cognitiva cumplir con las tareas asignadas es muy importante, especialmente al
inicio del tratamiento donde se asignan las primeras tareas de auto-monitoreo. A muchos
pacientes no les gusta llenar registros o escribir sobre sus pensamientos y sensaciones de
ansiedad. A pesar de que cada vez hay mayor evidencia empírica que indica una alta
correlación entre la mejoría en el tratamiento y el cumplimiento de tareas (Kazantzis, Deane, y
Ronan, 2000), muchos pacientes siguen teniendo grandes dificultades para participar en las
ellas. Este problema ha sido tratado en volúmenes recientes de terapia cognitiva, y se han
ofrecido diversas sugerencias para mejorar el cumplimiento de la tarea (ver JS Beck, 2005;
Leahy, 2001; Kazantzis y L'Abate, 2006). El terapeuta debe hacer frente a cualquier
malentendido o dificultad que el paciente pueda tener sobre la misma. La importancia de la
tarea y el aprendizaje de identificar el pensamiento ansioso es una habilidad esencial que debe
ser adquirida antes de utilizar otras estrategias cognitivas y conductuales para reducir la
ansiedad. La tarea debe ser asignada de manera colaborativa con el paciente dándole para su
comodidad, instrucciones por escrito. Sin embargo, si una persona persiste en su negación a
cumplir con la tarea, puede ser necesario concluir el tratamiento.
Hay una razón específica por la cual puede darse el incumplimiento de la tarea en los
trastornos de ansiedad. A veces los pacientes son reacios a participar en el auto-monitoreo de
su pensamientos y síntomas, dado que perciben que empeorarán su ansiedad. Por ejemplo,
un hombre de 33 años de edad, con obsesiones aberrantes sobre pedofilia temía anotar
cuando ocurrían y cuales eran sus pensamientos porque sostenía que se harían mas frecuentes
y elevarían su nivel de ansiedad, y porque estos pensamientos eran también una violación de
sus valores morales. A la vez también le preocupaba que escribir sus pensamientos cáptese su
atención y lo hiciera perder el poco control que tenía sobre sus obsesiones. En este ejemplo
vemos como la ansiedad creciente, repugnante, con obsesiones inmorales y miedo a perder el
control compromete el auto-monitoreo de sus pensamientos ansiosos.
Una serie de medidas pueden hacer frente a esta situación. En primer lugar, es
importante hacer del incumplimiento de deberes un problema terapéutico. Las creencias
erróneas contribuyen a la negación a monitorear los pensamientos de ansiedad por lo cual
deben ser identificadas y examinadas a través de la reestructuración cognitiva para generar
interpretaciones alternativas. Posiblemente la tarea puede dividirse en etapas menos
amenazantes tales como pedir al paciente experimentar el auto-monitoreo de pensamientos
durante un día determinado (o dentro de un período de días) y registrar sus efectos. Esto sería
una prueba directa de la creencia "escribir mis pensamientos me genera más ansiedad"
"Las tareas son una parte muy importante de la terapia cognitiva. Aproximadamente 10-15
minutos hacia el final de cada sesión, sugiero hacer un resumen de los temas principales que
se han tratado y luego decidir una tarea. Vamos a discutir cual será la tarea juntos y
asegurarnos de que sea factible y usted este de acuerdo de realizarlo. Voy a escribir la tarea
para que ambos tengamos claro lo que hay que hacer. De una semana a otra también me va a
traer las diferentes planillas donde registró los resultados obtenidos. Las tareas serán breves y
no implicaran más que unos minutos de su día. Al comienzo de cada sesión voy a revisar la
tarea de la semana pasada con usted. Usted debe saber que utilizaremos de 10 a 15 minutos
de cada sesión para revisar los resultados de la tarea y cualquier problema con el que se haya
encontrado. ¿Tiene Usted alguna pregunta para hacerme en este momento?
"Usted se estará preguntando, ¿realmente tenemos que hacer los deberes? Siempre
he odiado la tarea de la escuela. Además estoy muy ocupado para este tipo de cosas. Usted
puede pensar en a la terapia cognitiva como un "ejercicio mental." En cualquier programa de
entrenamiento físico, es necesario correr, caminar o ir al gimnasio de tres a cinco veces a la
semana con el fin de ganar fuerza o perder peso. Uno no esperaría alcanzar su objetivo sólo
con una clase semanal con su el entrenador .Lo mismo sucede en la terapia cognitiva. Está
desarrollando un enfoque diferente a la ansiedad que implica aprender a responder a ella de
manera que no es habitual para usted. Se necesita mucha práctica en el uso de un enfoque
alternativo que anule el programa de angustia automática, que va más allá de un encuentro
semanal con el terapeuta. La mejor manera de superar la ansiedad es reiterar la práctica
diariamente para que gradualmente la nueva forma de responder se naturalice. Al igual que el
ejercicio físico, nuestras investigaciones evidencian que la terapia cognitiva es más efectiva
cuando se realizan las tareas. Muy a menudo, cuando los pacientes no se benefician con el
tratamiento, la razón principal es que no han cumplido con lo que se les ha pedido que hagan.
¿Cómo te sientes en este sentido con la terapia? ¿Crees en este momento que eres capaz de
asumir el compromiso de cumplir con las tareas?
Guía para el terapeuta 6.8
Restructuración cognitiva
Esta intervención consiste en preguntar a los pacientes qué evidencia existe (a favor y en
contra) respecto a sus creencias sobre la probabilidad y gravedad de la amenaza. La búsqueda
de evidencia empírica, también denominada disputa verbal, persuasión lógica o reatribución
verbal (Wells ,1997), es la condición sine qua non de la restructuración cognitiva, (Beck et al.,
1979, 1985, 2005). Luego de identificar el núcleo de las creencias y pensamientos el terapeuta
hace las siguientes preguntas:
“En el momento en que estas más ansioso ¿Qué es lo que te convence de que la
amenaza sea muy probable que ocurra? ¿Hay alguna evidencia de lo contrario, es decir
de que la amenaza no ocurra?”
“Cuando se siente muy ansioso ¿qué pruebas hay del que resultado sea tan grave?
¿Hay alguna evidencia que contradiga de que el resultado sea tan malo como usted
piensa? "
“¿Que evidencia hace a su pensamiento ansioso creíble?”
“¿Cree usted que podría estar exagerando la probabilidad y la severidad de los
resultados?”
“Basándonos en la evidencia, ¿cuál sería la estimación más realista de la probabilidad
y gravedad de lo peor que podría pasar?”
El apéndice 6.2 provee una planilla de recolección de evidencia para los pacientes.
Inicialmente, el terapeuta y el paciente registran juntos los pensamientos ansiosos y creencias
que caracterizan un episodio ansioso. El paciente luego proporciona estimaciones de
probabilidad y severidad sobre la base de cómo se siente durante los episodios ansiosos.
Utilizando el dialogo socrático se establece cuáles creencias son las que apoyan tan alta
probabilidad y estimación de resultado. Si bien el Apéndice 6.2 sólo permite la identificación
de 6 ítems, podrán utilizarse páginas adicionales para documentar la evidencia que apoye el
pensamiento o creencia ansiosa. Luego de registrar esta evidencia, el terapeuta sondeará la
existencia de pruebas que sugieran que la probabilidad y severidad estimadas son exageradas.
Normalmente, el terapeuta tiene que tomar la iniciativa en sugerir la posibilidad de un dato
contradictorio, ya que las personas ansiosas suelen tener dificultades para ver su ansiedad
desde esta perspectiva. Una vez que todas las pruebas que contradicen los pensamientos y
creencias de ansiedad se han registrado, se le pide al paciente que establezca la probabilidad y
la gravedad de los resultados basándose solamente en la evidencia empírica.
Las pacientes a veces protestan diciendo: “Si, pero cuando estoy ansioso se siente
como que es lo peor que va pasar, aunque sepa que probablemente no va a suceder”. El
terapeuta cognitivo debe recordar que la búsqueda de evidencia empírica es solo una de las
estrategias que pueden ser usadas para desactivar la ansiedad. Cada vez que el paciente se
sienta ansioso lo que ha sido aprendido de la evidencia empírica puede ser utilizado para
hacer descender la percepción de la probabilidad y severidad de la amenaza a un nivel más
realista, contrarrestando la sobrestimación subjetiva de la ansiedad. El siguiente ejemplo
clínico, arroja evidencia empírica de un vendedor de veintisiete años que sufría de un
trastorno de pánico a viajar y agorafobia leve.
Terapeuta: René, según su registro el miércoles mientras conducía solo por un camino que no
toma habitualmente sintió que no podía respirar. Usted indica que se salió del camino y paro a
tomar aire. Describió varias sensaciones corporales como un nudo en la garganta, sensación
de no tener el suficiente aire, se agarraba para respirar, opresión en el pecho, palpitaciones,
mareos, y tensión general.
Paciente: si, fue uno de los peores ataques de pánico que tuve en mucho tiempo. Parecía que
no podía respirar. Cuanto más me esforzaba peor era. Tome un trago de agua pero no me
ayudo.
Paciente: Tenía mucho miedo de ahogarme. Eso es lo que sentía. Ahí estaba yo, solo, en el
medio de la nada sin poder respirar. Era una sensación tan fea que me preguntaba si podía
ahogarme hasta morir.
Terapeuta: ok Rene, escribiremos su pensamiento ansioso “Pensaba que iba asfixiarme
estando solo y moriría”. Ahora me gustaría que piense nuevamente en el momento del
episodio. Cuando estaba al lado de la carretera solo y luchando para recuperar el aliento, ¿Qué
tan probable era que se estuviera ahogando hasta la muerte? En otras palabras basándose en
lo que usted sentía, que probabilidad había de que se ahogue siendo un 0%, ninguna
posibilidad de que suceda y 100% certeza de que esto sucedería.
Terapeuta: ¿Y que pensaba de la severidad del resultado?, ¿Cuán serio era esto?, ¿Estada
usted pensando en el peor resultado posible como lo es la muerte por ahogo o en algo menos
complejo como lo es la incomodidad de un ataque de pánico? ¿Qué nota de 0 a 100 usted le
otorgaría a la percepción de la severidad de los resultados que tenía en ese momento?
Paciente: Oh, era serio, en todo lo que podía pensar era en asfixiarme y morir. Yo le daría una
calificación de 100.
Terapeuta: Ok, veamos la evidencia, algo que estaba pasando en ese momento, en
experiencias anteriores o información que pueda indicar que usted poseía un alto riesgo de
sufrir algo grave como la muerte por asfixia.
Paciente: Bueno, hay una cosa que me hace pensar que esto es serio, que es que comienza de
la nada. En un minuto estoy bien, y luego sin que me de cuenta no puedo respirar.
Paciente: La ansiedad asociada a este sentimiento es muy intensa, como pánico. Es tan fuerte
que estoy convencido que algo grave está pasando.
Terapeuta: Vamos a registrar esto: “sentirme intensamente ansioso, casi como con pánico”
¿Algo más?
Paciente: Esto es más difícil. Mmmm… yo supongo que una evidencia es que no he muerto
todavía, quiero decir que he tenido estas sensaciones de ahogo durante meses y todavía sigo
aquí.
Terapeuta: ¿Ha estado usted a punto de morirse? Por ejemplo, ¿alguna vez se desmayo, se
puso morado, o tuvo que llamar a la ambulancia para que le den oxigeno?
Paciente: No nada de eso, nunca tuve ningún signo visible de que me estoy muriendo por
asfixia.
Terapeuta: Registremos esto como evidencia que contradice sus pensamientos de ansiedad en
la primera columna de la derecha de la hoja. “Nunca he tenido ningún signo tangible de que de
que me estoy muriendo por asfixia” ¿Puede pensar usted en otra evidencia?
Terapeuta: Registremos esto como la segunda evidencia que contraria sus pensamientos
ansiosos “los médicos determinaron que yo estoy físicamente saludable”. ¿Hay otra evidencia?
Terapeuta: Bueno, ¿Cuán difícil es dejar de respirar? ¿Cuánto tiempo puede usted mantener la
respiración? Trate de hacerlo Vamos a intentarlo.
Terapeuta: Vamos a registrar esto como una tercera evidencia que no fundamenta sus
pensamientos ansiosos; “La respiración es una respuesta fisiológica automática, es
extremadamente raro dejar de respirar de modo inesperado sin razón aparente.” ¿Hay alguna
evidencia más?
Terapeuta: ¿Hay algo que usted pueda hacer para reducir la ansiedad? Por ejemplo, ¿qué
pasa con lo que usted siente, si esta distraído u ocupado con tu trabajo?
Paciente: Los peores ataques de pánico sucedieron mientras que conducía solo por una
carretera alejada y desconocida. Creo que estoy muy preocupado por mi estado físico.
Terapeuta: ¿Hay alguna posibilidad de que cuando usted fija su atención en su respiración los
sentimientos de ahogo empeoren?
Paciente: Es posible.
Terapeuta: Así que vamos a escribir esto como la cuarta evidencia contra el pensamiento de
ansiedad: "El sentimiento de ahogo es peor cuando me concentro en mi respiración y menor
cuando estoy distraído." ¿Suena como una condición para vivir? ¿Usted supone que los
médicos advierten a sus pacientes que no se concentren en su respiración, ya que podrían
asfixiarse o si tienen problemas para respirar, sólo deben distraerse? ¿Esto parece una cura
para el enfisema?
Paciente: No, no, obviamente. Pero supongo que es consistente con la ansiedad como la causa
de sentimientos de asfixia. Esto es lo que mis médicos me han estado diciendo.
Terapeuta: Muy bien, así que déjeme repetir su pensamiento ansioso "Me asfixiare estando
solo y moriré". Según la evidencia (y no sus sentimientos), ¿cuál es la probabilidad de que usted
muera de asfixia?
Cliente: Bueno, supongo que es mucho menos de un 90%, pero desde luego no es cero. Diré
20%.
Terapeuta: Basándome únicamente en la evidencia, ¿Cuán grave pueden ser sus sensaciones
de asfixia?
Paciente: Una vez más, probablemente no es 100% porque la muerte es muy poco probable.
Supongo que la gravedad es de aproximadamente 60%.
Paciente: Eso suena bien, pero cuando estoy muy ansioso no puedo pensar con claridad.
Análisis de costo-Beneficio
Durante años Jeremy padeció un Trastorno de Ansiedad Generalizada. Una de sus principales
preocupaciones fue su situación económica a pesar de tener un empleo seguro y bien
remunerado, tenía dinero suficiente cada mes para contribuir con sus inversiones, y jamás se
acercó a la quiebra o a dificultades financieras. Sin embargo, Jeremy continuamente se
preocupaba por no estar ahorrando lo suficiente y, en consecuencia, no estar preparado para
una posible ruina financiera. Utilizando el formulario de Costo-Beneficio identificamos sus
pensamientos ansiosos, tales como "No estoy ahorrando lo suficiente como para afrontar un
desastre financiero futuro" (por ejemplo, perder mi trabajo y no tener ingresos). Jeremy creía
que su preocupación por el ahorro de dinero tenía una serie de ventajas importantes, por
ejemplo (1) obligarlo a ahorrar todos los meses, acrecentándose de este modo sus inversiones,
(2) seguir sus gastos bien de cerca, (3) estar mejor preparado para absorber una pérdida
financiera, (4) asegurarse de no perder la casa o ir a la quiebra si perdía su trabajo, y (5) y,
mediante el ahorro, sentirse mejor acerca de sí mismo. Jeremy marcó (1) y (3) como las
ventajas más significativas de su preocupación.
Explorar las desventajas de la preocupación resultó ser más difícil, pero con la orientación del
terapeuta se generó la siguiente lista: (1) cuanto más se piensa en no ahorrar bastante, más
ansioso y tenso se siente, (2) una vez que empieza a preocuparse por ahorrar suficiente,
parece que no puede detenerlo, se apodera por completo de su mente, (3) no ha dormido bien
debido a preocuparse más por sus ahorros, (4) hay poco disfrute en su vida, porque está
constantemente preocupado por sus finanzas, (5) con frecuencia se priva de pequeños
placeres por temor a gastar dinero, (6) se mete en discusiones graves con su esposa sobre
ahorrar y gastar dinero y ha amenazado con abandonarla, (7) se siente distante y poco
involucrado con sus hijos debido a su preocupación por las finanzas, y (8) todas las noches
dedica varias horas a la frustrante tarea de seguir la evolución de sus inversiones. Jeremy
indicó que (1), (3), (6) y (7) son los costes más importantes asociados con su preocupación por
ahorrar dinero.
El análisis costo- beneficio es una intervención cognitivo que enseña a los clientes a tomar
un enfoque pragmático mediante el examen de las ventajas inmediatas y a largo plazo y
los inconvenientes de la supuesta amenaza exagerada, o alternativamente, de adoptar una
perspectiva más realista. El terapeuta utiliza el descubrimiento guiado y tareas para
ayudar a los pacientes a lograr un estudio de los altos costos asociados a "pensar en lo
peor", y los beneficios derivados de una perspectiva alternativa más realista. Los pacientes
pueden utilizar estos conocimientos para contrarrestar sus pensamientos de ansiedad y
Decatastrofización
Una intervención cognitiva muy útil para la mayoría de los trastornos de ansiedad, es hacer
que el paciente se plantee qué pasaría si la situación catastrófica fuera a ocurrir. Beck et al.
(1985, 2005) han provisto una extensa argumentación respecto del uso de la
decatastrofización como medio para modificar las apreciaciones y creencias exageradas sobre
aquello temido. Craske y Barlow (2006) describen la catastrofización como “llevar las cosas
fuera de toda proporción” (p.86), y la decatastrofización como “la posibilidad de imaginar que
lo peor que podría llegar a pasar sucediera, para luego juzgar objetivamente cuán grave sería”
(p.87). Para estos autores, catastrofizar es pensar en escenarios improbables, aunque por
supuesto posibles (“Me puedo contagiar de una enfermedad mental si camino demasiado
cerca de un indigente”), o exagerar sobre situaciones que difícilmente sucedan de esa manera
(“La gente se dará cuenta que me pongo nervioso y pensará que soy una persona
emocionalmente inestable”), o realizar conclusiones extremas a partir de un hecho menor (“Si
me equivoco en algo en el llenado de esta planilla, no tendrá ninguna validez, y no recibiré mi
pensión por discapacidad”).
1. Fase de preparación
Luego de una clara descripción del peor escenario temido se puede introducir, como
una vía de refutación de esta forma de pensar las cosas, un abordaje de resolución de
problemas. La búsqueda de evidencia, es un método de gran utilidad para instar al paciente a
evaluar la probabilidad de ocurrencia del peor escenario temido. Así mismo, puede pedírsele
que plantee el mejor desenlace posible, estableciendo ambos desenlaces extremos, tanto
negativo como positivo (Leahy, 2005). Otra opción, es hablar sobre un escenario negativo,
pero más realista o término medio, como visión alternativa a la catastrófica. De esta forma,
terapeuta y paciente podrán idear un plan de acción para afrontar dicho escenario negativo,
pero a la vez más acorde a la realidad. El paciente puede tener este plan por escrito, y trabajar
en él cada vez que comience a catastrofizar.
Tomemos como ejemplo a Josie, quien tenía de dos a tres ataques de pánico fuertes
por semana. Ella estaba hipervigilante respecto a su ritmo cardíaco y se ponía sumamente
ansiosa cada vez que percibía que su corazón se aceleraba y/o latía irregularmente. Josie había
desarrollado una malinterpretación catastrófica sobre su ritmo cardíaco, creyendo que sufriría
un ataque cardíaco letal si éste aumentaba mucho. El tratamiento consistió inicialmente en un
número de sesiones dedicadas a darle información fidedigna, y a otras intervenciones de baja
intensidad enfocadas en los errores de interpretación que Josie presentaba sobre la
aceleración de su ritmo cardíaco. Luego de esta primera etapa, Josie accedió a realizar un
ejercicio de exposición imaginaria, mediante el cual ella debió imaginar que su ritmo cardíaco
aumentaba desproporcionadamente llevándola a un ataque cardíaco masivo y quedando ella
en el piso, agarrándose el pecho, muriendo sola. Posteriormente, mediante un extenso
ejercicio de búsqueda de evidencia, donde tanto terapeuta como paciente evaluaron si la
probabilidad como la gravedad de la situación temida eran exageradas o no, se trabajó sobre
la posibilidad de pensar otros escenarios negativos alternativos. Así Josie estableció que un
escenario altamente negativo, pero más realista, implicaría una fuerte opresión en el pecho,
una aceleración del corazón, seguida de un gran dolor en el pecho; llegando a la guardia
médica y recibiendo la noticia de que había sufrido un ataque cardíaco leve. Así, se estipuló un
plan de acción de cómo manejarse viviendo una vida sabiendo que tenía una afección
cardíaca. Y se le pidió que trabajara sobre dicho plan cada vez que comenzara a catastrofizar.
El propósito de esta intervención tenía como objeto reducir el miedo (y la catastrofización) de
Josie sobre enfermedades cardíacas y a incrementar su eficacia percibida para afrontar la
situación si esta llegar a ocurrir finalmente.
Por todo esto, es importante que los pacientes entiendan los fundamentos de identificar y
corregir sus errores cognitivos. El terapeuta, pues, puede usar la siguiente explicación:
“Si bien es cierto que todos podemos pensar con este modo erróneo de tanto
en tanto, los mismos son patentes cuando nos sentimos ansiosos. Cuando incluimos
estos errores en nuestra forma de pensar, estos nos llevan a sacar conclusiones
parciales y exageradas. Por ejemplo, si cada vez que tengo que dar una charla o hablar
en público, me concentro en mis errores o fallas (visión de túnel), termino
concluyendo que lo dicho fue terrible y que soy un total fracaso. Lo mismo sucede
cuando cometemos estos errores cognitivos cuando nos sentimos ansiosos. Estos
errores nos llevan a realizar conclusiones falsas o exageradas respecto al carácter
amenazante o peligroso de una situación o de nuestra incapacidad para afrontarla. Por
eso, aprender a identificar y corregir estos errores, es de suma importancia es pos de
disminuir los pensamientos y emociones asociados a la ansiedad.”
Se les puede entregar a los pacientes una copia del Apéndice 5.6 para que puedan
familiarizarse con los seis tipos de errores cognitivos comúnmente relacionados con la
ansiedad: catastrofización; inferencia arbitraria; abstracción selectiva; nearsightedness1;
razonamiento emocional; y pensamiento dicotómico. La identificación de errores cognitivos
debe iniciarse mediante una discusión sobre los pensamientos identificados en la sesión,
marcando los errores cognitivos presentes en el discurso ansioso del paciente. A esto puede
seguir la asignación de una tarea para el hogar, pidiéndole al paciente que registre en su rutina
diaria ejemplos de los errores cognitivos que cometa (Apéndice 5.6). Luego de este ejercicio, el
terapeuta insta al paciente a incorporar la identificación de errores de pensamiento como una
estrategia cognitiva a implementar cada vez que se percate pensando de manera ansiosa o
preocupante.
Taylor (2002) describe un abordaje por razonamiento inductivo, que puede ser de gran
ayuda a la hora de rebatir estilos de pensamiento erróneo. Mediante el uso de diálogo
socrático y el principio de descubrimiento guiado, el terapeuta explora junto con el paciente
cómo un síntoma o una situación particular pueden llevarlo hacia un escenario temido. Por
ejemplo, se le puede preguntar a un paciente cómo es que una opresión en el pecho puede
causarle un ataque cardíaco, o por el contrario cómo es que acostándose en el piso dicho
ataque se previno. Se le puede preguntar a una persona con TEPT, quien se siente ansiosa al
recordar el trauma del pasado, cómo es que recordar el evento traumático aumenta la
probabilidad de peligro en el presente o de sufrir traumas en el futuro. En el caso de pacientes
con obsesiones de aversión sexual, se les puede plantear cómo es que pensar puede llevarlos a
cometer un acto sexual ofensivo; o pedirle a alguien con fobia social que explique cómo
sentirse nervioso puede llevarlo a la humillación pública. Al comprometer al paciente en este
estilo de cuestionamiento inductivo, el terapeuta se provee de material que podrá usar para
señalar los errores cognitivos presentes en el pensamiento ansioso, el cual a su vez lleva a
realizar conclusiones erradas acerca de la amenaza y de la vulnerabilidad personal.
Fobia Social "Todos se van a dar "Quiero sentirme "Uno puede sentirse ansioso en una
(observación de cuenta que me estoy totalmente situación social y simultáneamente
signos de incremento poniendo ansioso, y relajado y seguro, desenvolverse de manera competente
de la ansiedad) comenzarán a ante toda en ella. No puedo saber si los otros van
preguntarse qué es lo que situación social" a notar que me puse nervioso y a sacar
me está sucediendo. Y voy conclusiones negativas respecto a mi
a terminar quedando persona"
como un tonto"
Trastorno Obsesivo "Si me acerco demasiado "Prefiero evitar "Mi creatividad ha sido afectada por mi
Compulsivo a gente que considero todo tipo de TOC más que por las personas
(temor a la rara o diferente, puedo contacto con próximas que considere diferentes"
contaminación mental perder mi potencial gente que
o morphing* - creativo" considero rara o
mutación) que atenta contra
mi creatividad"
*Morphing es el temor a convertirse en otro, por ejemplo, en el
mendigo que le pasó por al lado”
Trastorno de Estrés "Mi incapacidad para "Deseo no tener "Todo aquel que vivió un asalto, tiene
Postraumático suprimir estas imágenes ningún tipo de que aprender a convivir con recuerdos
(reacción a imágenes implica que dl TEPT es tan registro o perturbadores, intentando minimizar
recurrentes fuerte que jamás podré recuerdo sobre el su impacto en la vida cotidiana"
relacionadas a un funcionar bien en la vida" brutal asalto"
asalto)
En los trastornos de ansiedad, la comprobación empírica de hipótesis usualmente
implica alguna clase de exposición a situaciones temidas que pone a prueba la validez de las
evaluaciones ansiosas (D. M. Clark, 1986; Wells, 1997). Los experimentos conductuales más
efectivos están bien estructurados, de modo tal que el desenlace de la experiencia puede
refutar el contenido de la creencia ansiosa, dando sustento a la interpretación alternativa.
Dada la abrumadora evidencia empírica de la efectividad de la exposición como medio para la
reducción del miedo (ver Capítulo 7), los ejercicios de exposición para el desafío de hipótesis
son una pieza clave en terapia cognitiva para la ansiedad. Los experimentos comportamentales
deben ser incorporados tempranamente al tratamiento y sostenerse a lo largo del mismo.
Frecuentemente juegan un papel central en la modificación del pensamiento ansioso. De
hecho, sería muy difícil imaginar una intervención cognitiva para trastornos de ansiedad, que
no incluyera durante y entre sesiones, ejercicios conductuales. Estos ejercicios pueden tomar
la forma de demostraciones espontáneas durante la sesión, por ejemplo pidiéndole al paciente
que suprima todo pensamiento relacionado a un oso blanco, ilustrando de esta manera los
efectos negativos de intentar suprimir intencionalmente los pensamientos. A continuación, se
detallan los pasos fundamentales para la correcta confección de un ejercicio para contrastar
empíricamente hipótesis. (Para un aporte más amplio, de cómo diseñar un experimento
comportamental de manera eficaz, ver Rouf et al., 2004).
Paso 1. Fundamentos
Todo ejercicio de comprobación empírica de hipótesis debería derivarse del tema principal de
la sesión y debería ser consistente con la formulación cognitiva del caso. El terapeuta cognitivo
introduce el ejercicio presentando argumentos que lo justifican. El siguiente ejemplo ilustra
este paso. Jodie era una estudiante universitaria de 22 años, quien desarrolló ansiedad
incapacitante asociada a asistir a clases en grande salones con mucha gente. Su principal
pensamiento ansioso era “Todos en la clase están pendientes de mí y piensan que no
pertenezco a la universidad”. Esto la llevo a desarrollar conductas de escape (Ej.: salir antes del
aula) y conductas evitativas (Ej.: faltas reiteradas) las cuales estaban boicoteando su
desempeño académico. En esta oportunidad el terapeuta cognitivo introdujo un experimento
comportamental de la siguiente forma:
“Digamos entonces Jodie, que estás sentada en clase sintiéndote muy ansiosa. Estás
teniendo el pensamiento ´probablemente todos me estén mirando y diciéndose que no
pertenezco a este lugar´. Me pregunto si pudiéramos realizar un experimento o algún tipo de
ejercicio para evaluar la veracidad de este pensamiento. Podría pedirte que intentes recordar
motivos por los cuales tu razonamiento podría ser verdadero o podría ser falso, pero en
realidad el método más preciso sería que busques información en el exterior. La mejor forma
de poner a prueba este pensamiento ansioso, es buscar evidencia en el preciso momento que
estás en el salón de clases. Se aprende mucho más de la propia experiencia que escuchando a
un maestro, o incluso a un terapeuta. De hecho, se ha descubierto que tareas para el hogar
como esta, es uno de los ingredientes más importantes en la reducción de la ansiedad. No
solo te da la oportunidad de poner a prueba tus pensamientos ansiosos, sino que te da la
oportunidad de trabajar directamente sobre tu ansiedad. ¿Te gustaría que trabajemos juntos
en la confección de un ejercicio que pueda poner a prueba este pensamiento ansioso?”
Paso 2. Identificación de la Valoración de Amenaza y su Alternativa
Dando por sentada la colaboración del paciente, el siguiente paso es puntualizar la valoración
de la amenaza y su alternativa. Para formular el experimento y asentar sus resultados, puede
utilizarse la Planilla de Comprobación Empírica de Hipótesis del Apéndice 6.5. La eficacia del
experimento comportamental dependerá de una clara y detallada exposición de la
interpretación de amenaza (ya sean pensamientos o creencias ansiosas). Al comienzo del
experimento conductual, el terapeuta debe registrar la valoración ansiosa del paciente en la
Planilla de Comprobación Empírica de Hipótesis, y pedirle que ubique sus creencias en una
escala de 0-100 puntos. Luego, terapeuta y paciente desarrollan una interpretación alternativa
plausible y claramente diferente del pensamiento o la creencia ansiosa (ver arriba “Buscar
Interpretaciones Alternativas”). Esta variante también es registrada en la planilla, y se le pide al
paciente que una vez terminado el experimento vuelva a ubicar en la escala a su creencia. La
doble calificación en la escala, permite estimar si el experimento comportamental generó un
cambio en la creencia, yendo de una interpretación de amenaza hacia la perspectiva
alternativa.
Rouf et al. (2004), plantean una serie de puntos a tener en cuenta a la hora de
planificar un experimento conductual. Primero hay que asegurarse que el objetivo de la
experiencia haya quedado bien claro; también que hayan quedado estipulados cuándo y
dónde se llevará a cabo; y finalmente asegurarse que el paciente tenga identificados los
recursos necesarios para su puesta en marcha. Además debe trabajarse sobre posibles
obstáculos antes de asignar la tarea. El terapeuta puede preguntarle “¿Hay algo que pueda
desmotivarte o directamente impedirte que realices este ejercicio? Deben tenerse
identificados problemas típicos como la falta de tiempo, oportunidades limitadas, o intensos
sentimientos de ansiedad anticipatoria. Es importante que se pueda sacar algo positivo de la
experiencia más allá del resultado final (es decir una situación en la que siempre haya
ganancia) y que la actividad no sea demasiado difícil o desafiante para el paciente. Por último,
deben ser agotados todo miedo, dudas, o preocupaciones -de cualquier índole- expresadas por
el paciente; y que también consulte a su médico por cualquier potencial complicación física.
Hablar sobre la experiencia, se torna vital al comparar los resultados con la hipótesis
previamente planteada, o con los resultados pronosticados. ¿Vivenció tanta ansiedad como
vaticinaba? ¿Su respuesta o la de los demás, fue consistente con su predicción? ¿El resultado
fue más o menos positivo de lo que se esperaba? ¿Cuán parecido fue el resultado
pronosticado y el que efectivamente aconteció? Si hubo diferencias entre éstos, ¿qué indicaría
esto respecto a la relación entre las evaluaciones de amenaza y la ansiedad? Al revisar los
resultados del experimento conductual, el terapeuta llama la atención al paciente sobre: la
capacidad que tienen las interpretaciones de amenaza y vulnerabilidad, para elevar la
ansiedad; y los efectos de reducción de la ansiedad que posee la interpretación alternativa. El
objetivo es reforzar la conceptualización cognitiva de la ansiedad, y promover la idea que el
cambio cognitivo es un factor crucial para la reducción de la misma.
La terapia cognitiva para los trastornos de ansiedad, es una psicoterapia que evoluciona de
manera constante, fomentando aquellos nuevos desarrollos terapéuticos que deriven de la
investigación empírica y la experiencia clínica. Han aparecido, en la literatura clínica de los
últimos tiempos, cuatro nuevos procedimientos cognitivos, al parecer prometedores en el
tratamiento de trastornos de ansiedad. A diferencia de las intervenciones cognitivas estándar
(ya explicadas en la sección anterior), estas intervenciones nuevas están aún en fase de
desarrollo, sujetas a investigación empírica. Hasta no tener más datos sobre su eficacia y su
contribución adicional a la terapia cognitiva, estas intervenciones deben ser utilizadas como
estrategias auxiliares en el tratamiento para trastornos de ansiedad.
Según los trabajos de Wells, la TEA consiste en una serie de ejercicios de atención
auditiva, en los que se enseña a los pacientes a atender selectivamente ruidos neutros, a
cambiar rápidamente el foco de atención entre distintos sonidos, y a dividir la atención entre
sonidos diversos. Este procedimiento toma entre 10 y 15 minutos de la sesión, y se realiza en
un ambiente relajado.
En primera instancia, se informa a los pacientes el fundamento de la TEA. El punto central de
esta explicación, debe hacer referencia a que este procedimiento fue creado para la reducción
de la atención centrada en sí mismo (fenómeno que intensifica los pensamientos y
sentimientos ansiosos). Para ilustrar los efectos negativos de la atención puesta sobre sí
mismo, el terapeuta puede hacer uso de demostraciones específicas (por ejemplo, pedirle al
paciente que focalice intensamente toda su atención sobre un pensamiento o una imagen
ansiógena, y que trate de vislumbrar cualquier modificación que aparezca en su estado
anímico). Una vez que el paciente haya aceptado la justificación de esta técnica, el terapeuta le
presenta una escala para establecer el grado de atención que él pone sobre su persona. La
misma está diseñada con dos extremos polares, del -3 al +3, en donde -3 es el punto en el cual
la atención del paciente está totalmente enfocada en estímulos externos, y +3 cuando la
atención está totalmente centrada sobre sí mismo. Estas escalas se administran antes y
después de aplicar la TEA, como vía de comprobación de que los ejercicios de atención dirigida
generaron una reducción de la atención auto-referencial.
Una variante de la TEA que probablemente sea aún más aplicable a los trastornos de
ansiedad, es el Reenfoque Atencional Situacional (RAS). Mediante RAS, se enseña a los
pacientes a cambiar su atención centrada en un foco interno, redirigiéndola hacia información
externa que podría desconfirmar la interpretación de amenaza. Wells (2000) hace referencia al
uso de RAS en combinación con exposición, mediante la cual, se le enseña a un paciente con
fobia social, a cambiar su atención hacia información externa proveniente de la situación
social, interrumpiendo la nociva atención vuelta sobre sí mismo, frecuentemente observada en
este trastorno. Por ejemplo, cuando alguien con fobia social se adentra en una situación social
temida y comienza a centrar excesivamente su atención sobre su persona (en otras palabras,
sintiendo mucha vergüenza) y a pensar en lo mal que se siente, se la entrena para cambiar su
foco atencional y que observe la apariencia y los gestos de los demás presentes en dicha
escena, buscando si éstos realmente lo están mirando (Wells, 2000). Si bien el soporte
empírico es preliminar, tanto de TEA como de RAS, los hallazgos en estudios de caso único son
alentadores (Papageorgiou & Wells, 1998; Wells & Papageorgiou, 1998b; Wells, White, &
Carter, 1997).
Intervención Metacognitiva
Evaluación Metacognitiva
Nótese que esta línea de preguntas apunta a indagar acerca de cómo el paciente vive la
experiencia de tener pensamientos ansiosos. Retomando el ejemplo anterior, el paciente
puede referir que le preocupa el hecho de tener tales pensamientos ansiosos antes de la
entrevista, ya que pensar así lo pondría aún más ansioso, aumentando la probabilidad de tener
un mal desempeño. Una creencia metacognitiva podría ser “Pensar que te va a ir mal en la
entrevista aumenta la probabilidad de que te termine yendo mal” y “Es prioritario controlar
estos pensamientos en pos de desenvolverme bien en la entrevista”. Una vez que se han
identificado dichas creencias y apreciaciones metacognitivas, la evaluación debe centrar sus
esfuerzos en puntualizar las estrategias mentales de control, posiblemente utilizadas por el
paciente para quitar su atención de los pensamientos ansiosos.
Intervención Metacognitiva
Control Metacognitivo
Una instancia importante en las intervenciones a nivel metacognitivo, es el trabajo con las
estrategias de control de pensamiento, utilizadas por el paciente para lidiar con la cognición
indeseada. Es bien sabido que ciertas respuestas de control, tales como la supresión
intencional de pensamientos indeseados, la rumiación mental, las respuestas de autocrítica o
autocastigo, la neutralización, la búsqueda de reaseguro, o la interrupción del pensamiento,
son de mínima ineficaces y de máxima contraproducentes (ver D. A. Clark, 2004; Wells, 2000,
2009). Aquí el terapeuta debe apuntar a cualquier respuesta de control ineficaz que presente
el paciente. En este sentido, pueden utilizarse ejercicios de reestructuración cognitiva y de
comprobación empírica de hipótesis, en pos de transmitirle al paciente el efecto dañino de sus
intentos de control mental. Como alternativa práctica, se pueden introducir medios más
adaptativos para el control de la mente, tales como el remplazo de pensamientos, la
distracción comportamental, el entrenamiento atencional, o la aceptación pasiva del
pensamiento, de modo tal que el paciente pueda estimar empíricamente la estrategia de
control más eficaz para afrontar los pensamientos ansiosos indeseados.
Del mismo modo, se pueden asignar tareas conductuales para reforzar las alternativas al
recuerdo o al futuro imaginado, debilitando como contrapartida la impresión traumática o la
visión futura ansiosa. Dado el extenso uso de reestructuración cognitiva y de construcción de
perspectivas alternativas, estos ejercicios se describen mucho mejor bajo la calificación de
“intervenciones de reprocesamiento” (es decir, el reprocesamiento del recuerdo o del futuro
fantaseado), que como meras prácticas exposición repetitiva a estímulos internos temidos.
2
Nota del traductor: BAI “Beck Anxiety Inventory”
• Self como contexto – mediante la aplicación de múltiples ejercicios de
mindfulness/meditación, ejercicios experienciales, y metáforas, ACT tiene como
objetivo ayudar a los pacientes a liberarse de las ataduras a una conceptualización
malsana de sí mismo, y a abrazar un sentido trascendente de su self (Hayes, Follette,
et al., 2004).
En este capítulo, se incluyó una revisión detallada de cómo implementar las estrategias
cognitivas más características para el tratamiento para la ansiedad. Psicoeducar al paciente en
el modelo cognitivo de la ansiedad, es un paso muy importante en la consolidación de la
colaboración terapéutica y el compromiso con el tratamiento. Enseñar habilidades de auto-
monitoreo para la identificación de creencias y pensamientos automáticos ansiosos, es un
elemento crucial para el éxito de la terapia cognitiva, pero no es tarea fácil dado el estado
emocional ansioso por el que está atravesando el paciente. No obstante, una vez establecida
una mayor conciencia del carácter exagerado de las evaluaciones de amenaza, se pueden
utilizar estrategias de reestructuración cognitiva (tales como búsqueda de evidencia, análisis
costo-beneficio, y decatastrofización) para el desafío de esquemas ansiosos.
Enseñar a los pacientes ansiosos a ser mucho más conscientes de sus errores
cognitivos y su razonamiento inductivo erróneo, durante períodos de intensa ansiedad, ayuda
a fomentar el desarrollo de una actitud más crítica respecto al propio estilo de pensamiento
ansioso. Formular perspectivas alternativas (de la situación ansiosa y sus preocupaciones
asociadas) más cercanas a la realidad, ofrece un contrapunto para las percepciones exageradas
de vulnerabilidad y amenaza características de la ansiedad. De todas formas, el arma más
potente dentro de la artillería de recursos del terapeuta, es la ejecución de experimentos
conductuales, también llamados ejercicios de comprobación empírica de hipótesis. Los
ejercicios comportamentales dan al paciente información experiencial, la cual refuta los
esquemas de vulnerabilidad y amenaza, al tiempo que fundamenta perspectivas alternativas,
más adaptativas. En el Apéndice 6.6 se incluye un Resumen de Referencia Rápida, donde se
puntúan varias estrategias cognitivas disponibles para la intervención terapéutica.
APÉNDICE 6.1
2. Antony, M. M., & McCabe, R. E. (2004). 10 simple solutions to panic: How to overcome panic
attacks, calm physical symptoms and reclaim your life. Oakland, CA: New Harbinger.
3. Antony, M. M., & Norton, P. J. (2008). The anti-anxiety workbook: Proven strategies to
overcome worry, phobias, panic and obsessions. New York: Guilford Press.
4. Antony, M. M., & Swinson, R. P. (2000b). The shyness and social anxiety workbook: Proven
techniques for overcoming your fears. Oakland, CA: New Harbinger.
5. Barlow, D. H., & Craske, M. G. (2007). Mastery of your anxiety and panic: Workbook (4th
ed.). Oxford, UK: Oxford University Press.
6. Butler, G., & Hope, T. (2007). Managing your mind: The mental fitness guide. Oxford, UK:
Oxford University Press.
7. Clark, D. A., & Beck, A. T. (2010). Defeat fear and anxiety: A cognitive therapy workbook.
Manuscript in preparation. Department of Psychology, University of New Brunswick, Canada.
8. Craske, M. G., & Barlow, D. H. (2006). Mastery of your anxiety and worry: Workbook (2nd
ed.). Oxford, UK: Oxford University Press.
9. Hope, D. A., Heimberg, R. G., Juster, H. R., & Turk, C. L. (2000). Managing social anxiety: A
cognitive-behavioral therapy approach. Client workbook. Oxford, UK: Oxford University Press.
10. Hope, D. A., Heimberg, R. G., & Turk, C. L. (2006). Managing social anxiety: A
cognitivebehavioral therapy approach. Oxford, UK: Oxford University Press.
11. Kabat-Zinn, J. (1990). Full catastrophe living: Using the wisdom of your body and mind to
face stress, pain, and illness. New York: Bantam Dell.
12. Leahy, R. L. (2005). The worry cure: Seven steps to stop worry from stopping you. New
York: Harmony Books.
13. Leahy, R. L. (2009). Anxiety free: Unravel your fears before they unravel you. Carlsbad, CA:
Hay House.
14. Purdon, C., & Clark, D. A. (2005). Overcoming obsessive thoughts: How to gain control of
your OCD. Oakland, CA: New Harbinger.
15. Rygh, J. L., & Sanderson, W. C. (2004). Treating generalized anxiety disorder: Evidenced-
based strategies, tools, and techniques. New York: Guilford Press.
APÉNDICE 6.2
…………………………………………………………………………...……………………………………………………………………..
2. Al estar ansioso, establezca cuán probable cree que sea que dicho resultado suceda, de 0%
(no pasará) a 100% (certeza total): ………. %
3. Al estar ansioso, establezca cuán grave cree que será el resultado, de 0% (nada serio) a
100% (una catástrofe): ………. %
1. 1.
2. 2.
3 3.
4. 4.
5. 5.
6. 6.
5. Teniendo en cuenta la evidencia, cuán grave cree que será el resultado, de 0% (nada serio) a
100% (una catástrofe): ………. % ®
APÉNDICE 6.3
PLANILLA DE COSTO-BENEFICIO
..…………………………………………………………………..................................................................................
®©
Del libro “Terapia Cognitiva para Trastornos de Ansiedad: Ciencia y Práctica.” David A. Clark &
Aaron T. Beck. (2010), Ed. The Guilford Press. Se permite el fotocopiado de este apéndice a los
propietarios de este libro, sólo para su uso personal (ver detalles de copyright).
Ventajas a Corto y Largo Plazo Desventajas a Corto y Largo Plazo
1. 1.
2. 2.
3. 3.
4. 4.
5. 5.
6. 6.
…………………………………………………………………………………………………………………………………………………..
1. 1.
2. 2.
3. 3.
4. 4.
5. 5.
6. 6.
APÉNDICE 6.4
1. Describa brevemente el resultado más temido asociado a su ansiedad (lo peor que podría
…………………………………………………………………………………………………………………………………………………..
©
Del libro “Terapia Cognitiva para Trastornos de Ansiedad: Ciencia y Práctica.” David A. Clark & Aaron
T. Beck. (2010), Ed. The Guilford Press. Se permite el fotocopiado de este apéndice a los propietarios de
este libro, sólo para su uso personal (ver detalles de copyright).
2. Describa brevemente el resultado más deseado asociado a su ansiedad (lo mejor que podría
……………………………………………………..……………………………………………………………………………………………
3. Describa brevemente el resultado más realista asociado a su ansiedad (lo más probable que
pase): ……………...………………..…….....................................................................................................
…………………………………………………….…………………………………………………………………………………………….
1. 1. 1.
2. 2. 2.
3. 3. 3.
4. 4. 4.
5. 5. 5.
APÉNDICE 6.5
………..…….......................................................………………………………………………………………………………
2. Anote la interpretación alternativa propuesta en la terapia: ………………………….........................
…………………………………………………………………………………………………………………………………………………..
…………………………………………………………………………………………………………………………………………………..
APÉNDICE 6.6
Defina ansiedad y miedo; miedo adaptativo; las bases cognitivas de la ansiedad (entregue la
Ficha 6.1, y utilice ejemplos de la vida del paciente relevados durante la evaluación); las
consecuencias negativas de la ansiedad; el rol de la evitación y de la búsqueda de seguridad
(use ejemplos del relato del paciente). Establezca las metas del tratamiento y plantee los
fundamentos de la Terapia Cognitiva (apagar, desactivar el “software de ansiedad”).
II. Identificar los primeros pensamientos aprehensivos (sesiones 2-3)
1. Retome la “Planilla de Análisis Situacional” del paciente (Apéndice 5.2) sondee los
primeros pensamientos automáticos más inmediatos. Si es necesario, use la ilustración
de “caminando solo en medio del campo, de golpe escucha un ruido” 5
2. Enfatice el carácter exagerado de la probabilidad y gravedad del pensamiento ansioso
identificado.
3. Prescriba como tarea para el hogar la “Planilla de Auto-monitoreo de Pensamientos
Aprehensivos” (Apéndice 5.4).
4. Subraye la importancia de la tarea para el hogar (ver la explicación en el Capítulo 6,
páginas 199-200), y los beneficios terapéuticos de entender la propia ansiedad.
5
Nota del Traductor: cita una intervención perteneciente al capítulo 5 del mismo libro.
“Imagine por un momento que usted está caminando por una calle desierta o campo traviesa y está comenzando a oscurecer. De
repente oye un ruido detrás de usted. Inmediatamente se tensa, su corazón late rápidamente, y su ritmo se acelera. ¿Por qué este
aumento repentino de adrenalina? No hay duda que fue el producto de haber interpretado el ruido como peligroso: 'Podría ser
alguien que quiere atacarme por detrás?' Se da vuelta y no hay nadie. Rápidamente piensa para sus adentros: 'No hay nadie, debe
haber sido el viento, una ardilla, o mi imaginación.´”
Escriba una síntesis de las conclusiones a las que se ha arribado mediante el
experimento del paciente.
6©
Del libro “Terapia Cognitiva para Trastornos de Ansiedad: Ciencia y Práctica.” David A. Clark &
Aaron T. Beck. (2010), Ed. The Guilford Press. Se permite el fotocopiado de este apéndice a los
propietarios de este libro, sólo para su uso personal (ver detalles de copyright).