Hay que recordar que, para obtener vientos favorables en el viaje, tuvo
que sacrificar en Aulide a su propia hija Ifigenia a fin de aplacar a la
irritada diosa Artemis, y que luego, en el décimo año de la guerra,
ofendió a Aquiles, al arrebatarle a su cautiva Briseida. (Sólo tras la
muerte de Patroclo, Aquiles volvió a combatir a su lado). En el reparto
del botín después de la conquista de Troya eligió para sí como cautiva
a Casandra, y con ella regresó a su reino. Pero allí le aguardaba la
venganza de Clitemnestra, que lo asesinó ayudada por su amante
Egisto. Más tarde sus hijos Orestes y Electra lo vengaron, matando a la
adúltera Clitemnestra y al perverso Egisto, y Orestes, que logró
purificarse de su crimen con el auxilio de la diosa Atenea, reinó en
Micenas.