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UNIVERSIDAD ANDINA DEL

CUSCO

PENSAMIENTO FILOSOFICO ETICA Y


CIUDADANIA

FACULTAD: CIENCIAS DE LA SALUD


DOCENTE: ROSA AMALIA HUARANCCA
VALDERRAMA
ALUMNOS: LESLY MAMANI SUCNO
VICTOR EDUARDO LECHUGA NOA
CODIGO: 017100424J
CUSCO-PERU
2017
TITULO:
“La educación en desastres naturales para reducir riesgos durante
terremotos en la ciudad del Cusco”
FORMULACION DEL PROBLEMA:
¿A través de la educación en desastres naturales se podrá reducir los
riesgos durante terremotos en la ciudad del Cusco?
OBJETIVOS:
Determinar si la educación en desastres naturales reduce los riesgos
durante terremotos en la ciudad del Cusco.
HIPOTESIS
Si se mejora educación en desastres naturales se podrá reducir los
riesgos durante terremotos en la ciudad del Cusco.
CAPITULO II
MARCO TEÓRICO
2. DESASTRES NATURALES
El término desastre natural hace referencia a las enormes pérdidas materiales
y en vidas humanas ocasionadas por eventos o fenómenos naturales,
como terremotos, inundaciones, tsunamis, deslizamientos de tierra, y otros.
De acuerdo con la United Nations Office for Disaster Risk Reduction (UNISDR),
los desastres no son naturales, sino que son el resultado de la omisiones y la
falta de prevención y planificación ante los fenómenos de la naturaleza. Desde
esta perspectiva, los desastres no suelen ser naturales pues mientras que los
fenómenos son naturales, los desastres se presentan por la acción del hombre
en su entorno. Por ejemplo: un huracán en la mitad del océano no es un
desastre, a menos que pase por allí un navío.
Los fenómenos naturales, como la lluvia, terremotos, huracanes o el viento, se
convierten en desastres cuando superan un límite de normalidad, medido
generalmente a través de un parámetro. Este varía dependiendo del tipo de
fenómeno, pudiendo ser el Magnitud de Momento Sísmico (Mw), la escala de
Richter para movimientos sísmicos, la escala Saffir-Simpson para huracanes,
etc.
La actividad humana en áreas con alta probabilidad de desastres se conoce
como de alto riesgo. Zonas de alto riesgo sin instrumentación ni medidas
apropiadas para responder al desastre o reducir sus efectos negativos se
conocen como de zonas de alta vulnerabilidad. A fin de la capacidad
institucional para reducir el riesgo colectivo de desastres, estos pueden
desencadenar otros eventos que reducirán la posibilidad de sobrevivir a este
debido a carencias en la planificación y en las medidas de seguridad.
[ CITATION Com99 \l 10250 ]

2.1. CLASIFICACION
Se clasifican en:
2.1.1. Meteorológicos.
• Ciclones y huracanes tropicales.
• Inundaciones.
• Sequía.
• Tormentas locales severas (eléctricas, tornados, trombas marinas,
granizos).
• Tormentas de polvo.
• Borrascas.
2.1.2. Geomorfológicos- Geológicos.
• Terremotos y tsunamis.
• Erupciones volcánicas.
• Avalanchas de nieve.
• Glaciales.
• Hundimientos.
• Contaminación del agua.
• Quema de carbón.
• Erosión costera.
2.1.3. Ecológicos.
• Malas cosechas.
• Plagas de insectos.
• Declive de arrecifes de coral.
2.1.4. Medio ambiente.
• Lluvia ácida.
• Atmosféricos.
• Contaminación.
• Efecto invernadero.
• Aumento del nivel del mar.
• Efecto del fenómeno “El Niño”.
• Descenso de la capa de ozono.
2.1.5. Extraterrestres.
• Impacto asteroide.
• Aurora boreal. [CITATION San04 \l 10250 ]
2.2. SISMOS
Un terremoto es un desliz o desplazamiento repentino de una porción de la
corteza terrestre, acompañado y seguido de una serie de vibraciones. Este
desplazamiento de la corteza ocurre generalmente a lo largo de una falla o en
zonas volcánicas. El movimiento real es casi siempre mucho menos de lo que
la gente se imagina.
El movimiento telúrico puede ser sólo de unos metros, incluso en el caso de un
terremoto fuerte. Los daños son ocasionados por las vibraciones causadas por
el movimiento repentino. Las ondas producidas por dichas vibraciones se
desplazan a velocidades de varios kilómetros por segundo y pueden sacudir
ciertos tipos de edificios tan rápidamente que se derrumban. Los terremotos
son difíciles de pronosticar y ocurren sin previo aviso. Pueden variar en
intensidad desde temblores débiles hasta sacudidas fuertes, y durar desde
unos pocos segundos hasta cinco minutos. A veces se producen en serie en
períodos de varios días o meses. Raras veces el movimiento del suelo es
causa directa de lesiones o muerte. La mayoría de los accidentes son el
resultado de la caída de objetos y escombros de estructuras que se derrumban.
No obstante, los fuertes terremotos causan pérdida de vidas, daño o
propiedades, interrupción de transporte y comunicaciones, destrucción de
líneas de gas, energía eléctrica y redes de agua y drenaje. Los temblores
también pueden provocar avalanchas, fisuras de la tierra y gigantescas o las
marinas. Cada una de estas alteraciones puede ocasionar un caos.
El primer terremoto del que se tiene referencia ocurrió en China en el año 1177
a.C.; existe un Catálogo Chino de terremotos que menciona varias docenas
más de tales fenómenos en los siglos siguientes. En Europa, el primer
terremoto aparece mencionado en el año 580 a.c. , pero el primero claramente
descrito data de mediados del siglo XVI. Los terremotos más antiguos de los
que existe documentación histórica, tales como fotos o narraciones precisas,
ocurrieron en México a finales del siglo XIV, en Chile en 1570, en Quito en
1587, en Chile en 1647, Jamaica en 1692, en Masachusetts (EE.UU.) en 1744
y 1755 y en Perú en 1746, aunque no se tiene una clara descripción de sus
efectos
La medición de los terremotos se realiza a través de un instrumento llamado
sismógrafo, el que registra en un papel la vibración de la tierra producida por el
sismo (sismograma) y nos informa la magnitud y la duración. Este instrumento
registra dos tipos de ondas: Las superficiales, que viajan a través de la
superficie terrestre y producen la mayor vibración (probablemente también el
mayor daño) y las centrales o corporales, que viajan a través de la tierra desde
su profundidad. Las ondas centrales a su vez son de dos tipos: Las ondas
primarias “P” o compresivas y las ondas secundarias “S” o cortantes. Lo
interesante de estas ondas es que las “P” viajan a través del magma (zona de
rocas fundidas) y llegan primero a la superficie ya que logran una mayor
velocidad y van empujando pequeñas partículas de material delante de ellas y
arrastrando otro tanto detrás. Las ondas “S”, en cambio, por ir más lentas van
desplazando material en ángulo recto a ellas. La secuencia típica de un
terremoto es: Primero el arribo de un ruido sordo causado por las ondas “P”
compresivas, luego las ondas “S” cortantes y finalmente el “retumbar” de la
tierra causado por las ondas superficiales.
Se puede determinar la probabilidad del suceso pero no el momento exacto. El
pronóstico se basa en la monitorización de la actividad sísmica, incidencia
histórica y observaciones.
Asociado a un terremoto de gran intensidad (sismo principal) se pueden
producir sismos premonitores y réplicas. Estos últimos pueden ser 1 ó 2 grados
de intensidad inferior al sismo principal y pueden complicar aún más la
situación porque pueden afectarse estructuras ya resentidas por el sismo
principal.[ CITATION AGU96 \l 10250 ]
2.3. Efectos adversos típicos:
Daño físico: Daño o pérdida de estructuras o infraestructura. Pueden ocurrir
incendios, fallas de represas, deslizamiento de tierra, inundaciones.
Víctimas: A menudo un alto número, especialmente cerca del epicentro o en
áreas altamente pobladas o donde las construcciones no son resistentes.
Salud Pública: El problema más difundido son las lesiones por fractura.
Amenazas secundarias a causa de inundaciones, suministro de agua
contaminada o deterioro de las condiciones sanitarias.
Suministro de agua: Problemas graves, generalmente a causa del daño a los
sistemas hidráulicos, contaminación de pozos abiertos y cambios en el agua
potable.[ CITATION San04 \l 10250 ]

2.4. Terremoto en pisco


El sismo de Pisco de 2007 se cataloga como el sismo más fuerte que haya
sacudido aquella región desde el sismo de 1716. La fuente de origen del sismo
fue el proceso de subducción de la placa oceánica de Nazca, bajo la placa
continental Sudamericana, dando origen a la cordillera de los Andes.
El sismo presentó una ruptura muy compleja, presentando dos picos de
máxima intensidad, separados por 50 segundos, dando la impresión de que
fueron dos sismos. La información de que dos sismos, de 7.7 el primero y 7.5 el
segundo (dada por el entonces presidente A. García), es completamente
errónea. La información proporcionada por el Instituto Geofísico del Perú, en
los primeros 10 min de ocurrido el sismo, fue de un sismo de magnitud 7.0 en
la escala de Richter; sin embargo, la información proveniente del Servicio
Geológico de los Estados Unidos (USGS), indicaba preliminarmente un sismo
de 7.7 Mw, luego subió la cifra a 7.9 para finalmente, luego de muchos
estudios, fijar en 8.0 en la escala Magnitud Momento (Mw), la magnitud final del
sismo, magnitud aceptada por el Instituto Geofísico del Perú.
Las zonas más afectadas por el sismo corresponden a las ciudades del
departamento de Ica y de la provincia de Cañete, especialmente Pisco,
Chincha Alta, Chincha Baja, Tambo de Mora, Ica y San Luis de Cañete.
Durante las primeras horas, las informaciones daban cuenta de 16 muertos y
más de 200 heridos,pero con el paso de las horas y días, la cifra llegó a un
saldo de 510 muertos, 1500 heridos, 17 000 viviendas destruidas y 85 000
damnificados. También fueron afectados varios pequeños poblados de la sierra
sur del departamento de Lima así como del occidente del Huancavelica.
Luego de un terremoto previo que correspondió al año 1974, habían
transcurrido 33 años pero los ciudadanos en general y las autoridades en
particular no estuvieron preparados para enfrentar el efecto del nuevo
fenómeno natural. No existió alguna forma de gestión coordinada de las
autoridades locales, regionales ni nacionales, como tampoco existió una
constante preocupación en la población. La mayoría de ciudadanos no fueron
conscientes de la obligación de construir sus viviendas con una mínima
recomendación de ingeniería civil de estructuras, de renovar sus viviendas de
adobe por otras con mallas reforzadas, o de prever la identificación de lugares
seguros al momento del terremoto. Pero tampoco las autoridades locales ni
regionales contaban con un plan o programa de gestión de riesgo de desastre.
No existía una organización mínima de la población para cuidarse mutuamente
durante e inmediatamente después del terremoto. [CITATION Org10 \l 10250 ].
3. EDUCACION EN DESASTRES NATURALES:
La educación tiene importancia y prioridad, porque si el hombre no adquiere,
desarrolla y manifiesta conciencia, conocimientos, comportamientos, actitudes
y participación en cuanto a los riesgos de desastres, no será capaz de
prevenirlos. Es importante lograr que la educación contribuya y facilite el logro
de una cultura de prevención, y que la población y las comunidades se
preparen y actúen frente a los desastres. (MG. ZONIA LUZ REYES FLORES,
FACULTAD DE EDUCACIÓN, UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO, LA
LIBERTAD, PERÚ). En las últimas tres décadas, (1970-1990), se produjo un
incremento de las pérdidas económicas y sociales provocadas por la acción de
fenómenos naturales extremos, es por ello que en 1989, la Asamblea General
de las Naciones Unidas, declara la década de 1990 como el Decenio
Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales (DIRDN),
amparada en la Resolución 44/132. Esta acción es considerada el primer
esfuerzo de carácter universal en función de la prevención y la mitigación de
los desastres; e indicó la creciente responsabilidad del hombre como elemento
regulador del nivel de exposición, el ordenamiento y uso del Medio Ambiente.
La Comunidad de Naciones Unidas intensificó los esfuerzos para incrementar y
mejorar la información, la educación y la conciencia pública en relación con los
desastres de origen natural. Se fortalecieron los sistemas de prevención, alerta
temprana, atención a emergencias, rehabilitación y reconstrucción o reparación
de los daños. Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos y las acciones
emprendidas, en los últimos años ha ido aumentando la incidencia y la
intensidad de los fenómenos naturales potencialmente destructivos, entre ellos
las sequías, inundaciones, deslizamientos de tierra, tornados, sismos y ciclones
tropicales, que han causado pérdidas que comprometen el desarrollo de
múltiples comunidades, afectando sobre todo a los más pobres. Al respecto, el
Sector Educación en las Américas, desde hace varios años, ha introducido la
dimensión de medio ambiente y los desastres al trabajo educativo en todos los
niveles. La preparación y los resultados que se muestran, así como la
capacidad adquirida por las instituciones y organismos de primera respuesta es
decir: rescatar a los sobrevivientes, atender a los heridos, apagar los incendios
y controlar los escapes de sustancias peligrosas, brindar albergue, agua y
alimentación a los damnificados, evacuar a las personas a lugares más
seguros, establecer comunicaciones, resguardar la seguridad y el orden
público, e identificar y disponer de los cadáveres, entre otros, parece no ser
suficiente para una población en el manejo adecuado de los desastres, labor
que no es perfecta pero que se perfecciona constantemente. En la educación
ambiental y la educación sobre la prevención de los desastres, labor
implementada por el sector educativo en las Américas, se ha podido confirmar
en estos últimos años que el desarrollo y la formación de la personalidad en los
alumnos que participan activamente en la protección del medio ambiente y
prevención de desastres, depende de múltiples influencias, pero una de las
más importantes es el proceso enseñanza-aprendizaje en la escuela y su
vinculación con la familia y la comunidad. Para que el proceso enseñanza-
aprendizaje en la escuela pueda ejercer una influencia decisiva en la formación
y desarrollo de la personalidad de los alumnos y logre la adquisición de una
cultura de prevención ante los desastres, es imprescindible que el plan de
estudios tengan presente como principio rector, objetivo, contenido y
actividades, los temas ambientales y sobre la prevención de los desastres,
tanto en los materiales de los profesores, como en los libros y cuadernos de
trabajo de los alumnos, enfocando los problemas ecológicos, sus causas y
efectos, su prevención y solución, con la participación directa de los alumnos.
La labor de las clases se complementa y se interrelaciona con los trabajos de
investigación y de campo que realizan los alumnos así como las escuelas que
se vinculen directamente con los planes de defensa civil de su región y de
respuesta sobre los desastres. Además, los contenidos relacionados con los
desastres y peligros potenciales constituyen objeto de experiencias,
investigaciones y proyectos por las escuelas, lo cual contribuye a la formación
de una cultura de prevención para la reducción del riesgo de los desastres,
siendo este un proceso interactivo de aprendizaje mutuo entre el pueblo y las
instituciones, abarcando mucho más que la educación formal en la escuelas, e
incluye el reconocimiento y utilización de la sabiduría tradicional y el
conocimiento local para protegerse de las amenazas naturales. No obstante
que en los objetivos y contenidos de los programas, orientaciones
metodológicas, libros de texto y cuadernos de trabajo de docentes y alumnos
se abordan temas relacionados con los desastres y la protección del medio
ambiente, se necesita promover, enfatizar y profundizar aún más para que en
cada escuela se materialice el trabajo educativo orientado a la preparación de
alumnos, educadores y padres de familia, que garantice un eficiente
enfrentamiento de los desastres, la protección del medio ambiente y la
preservación de la vida del hombre. Se puede afirmar y tener la seguridad de
que los egresados de esas escuelas, luego de incorporarse como trabajadores
activos a cada uno de sus diferentes oficios y profesiones, sabrán La educación
para los desastres Revista Iberoamericana de Educación (ISSN: 1681-5653) 3
manifestar las convicciones formadas y pondrán en práctica los conocimientos,
aptitudes y actitudes adquiridos sobre la protección del medio ambiente y
prevención ante los desastres. La educación para la prevención de los
desastres tiene importancia y prioridad, porque si el hombre no adquiere,
desarrolla y manifiesta conciencia, conocimientos, comportamientos, actitudes
y participación en cuanto a los riesgos de desastres, no será capaz de
prevenirlos. Es importante lograr que la educación contribuya y facilite el logro
de una cultura de prevención, y que la población y las comunidades se
preparen y actúen frente a los desastres. La educación para la prevención de
desastres ya sea por la vía curricular o no curricular no puede convertirse en la
suma de tareas, sino que se sustenta en el principio de la integración, lo que
facilita el proceso de desarrollo del trabajo educativo con vistas a introducir y
enfatizar las variables y los temas de protección integral del Medio Ambiente y,
en especial, sobre la prevención de los desastres. Las temáticas y actividades
que se aborden con los estudiantes deben ser asequibles y adecuarlas a los
intereses y necesidades según cada región así como tener un carácter flexible,
dinámico, creativo y participativo, sujetas a cambios y adaptaciones Lo
anteriormente expresado evidencia que para realizar este trabajo educativo no
se requiere de programas especiales , orientaciones metodológicas de una
disciplina en especial, sino de la experiencia y creatividad del docente para
propiciar un espacio de preparación y reflexión que le permita conocer con
mayor profundidad el mundo que le rodea.

3.1. Los Fenómenos naturales nos han afectado siempre a lo largo de la


historia, incrementando su frecuencia en los últimos años. Estos fenómenos
han provocado muchos desastres produciendo pérdidas económicas pero
sobre todo humanas. Los daños producidos por desastres son de varios miles
de millones de dólares. Sin embargo, aunque algunos tipos de catástrofes no
se pueden evitar ni saber con exactitud cuándo ocurrirán, como es el caso de
los sismos, si es posible evitar muchas de sus consecuencias mediante planes
de prevención, preparación y mitigación.

Lo cierto es que la Sub región andina está ubicada sobre tres placas tectónicas
activas, además de encontrarse dentro del “Anillo de Fuego del Pacífico”, zona
que cuenta con el 80% de la actividad sísmica y volcánica de nuestro planeta.
Además de que nuestro país está situado en la zona más sísmica del planeta,
otros factores se unen para hacernos aún más vulnerables a los desastres
naturales. Estos factores incluyen las viviendas construidas sin considerar
aspectos de seguridad en cuanto a ubicación e infraestructura, el aumento de
la densidad poblacional y crecimiento demográfico. La ubicación de la
población migrante en zonas de alto riesgo, frágiles geológica y
ambientalmente y la expansión de las ciudades sin ninguna planificación ni
regulación que deben ser fundamentales en países como el nuestro. Donde
una vivienda mal construida en un lugar poco seguro es sinónimo de pérdida y
muerte.
La falta de compromiso de las autoridades con respecto al control del
cumplimiento de normas en construcciones, ya sean viviendas u otro tipo de
locales que albergan personas incrementan el peligro al que por naturaleza
somos vulnerables. Así como también la minería informal y descontrolada y la
deforestación que producen un daño a nuestro ambiente y provoca un aumento
de inundaciones y deslizamientos.
Pero sobre todo, el factor que nos hace más vulnerables aún es la falta de
educación preventiva. El peruano común sufre de falta de conciencia
preventiva.
En mi papel de comunicador, no me voy a dedicar a informar sobre el pasado,
sino a ayudar a prepararnos para el futuro, ofreciendo al ciudadano información
amplia sobre los riesgos y la prevención de desastres naturales.
Es fundamental que las autoridades, instituciones públicas y privadas y la
sociedad civil se comprometan seriamente para planificar con responsabilidad y
convocar a los demás.
CONCLUSIONES:

 A partir de una buena educación en desastres naturales podemos


prevenir mayores riesgos, cuando estos sucedan, evitar muertes,
controlar el pánico, estar organizados son aspectos totalmente
importantes que podemos disminuir.
 El pueblo cusqueño debe de aprender de las catástrofes que se han
suscitado en nuestro país, siendo el gobierno pieza importante en esto,
una de las claves es evitar el hacinamiento de gente, impedir la
construcción de viviendas en zonas peligrosas, y ser más acucioso en
permisos para construcciones grandes.
ANEXOS
Bibliografía

• (CEPAL), C. E. (1999). América Latina y el Caribe: El impacto de los


desastres Naturales en el desarrollo. Ciudad México: CEPAL.
• AGUIRRE, B. (1996). Educación y planeación contra desastres. Lima:
LA RED.
• OPS. (2010). Terremoto de Pisco, Perú – A dos años del sismo, crónica
y lecciones aprendidas en el sector salud. Washington, D.C:
Organización Panamericana de la Salud.
• SANTILLANA EDUCACION. (18 de Noviembre de 2004). Obtenido de
Indexnet: http://
www.indexnet.santillana.es/indexnet2003/monograficos/Desastres/
• REVISTA IBEROAMERICANA DE EDUCACION (10 de octubre de
2007). Educación en desastre naturales. Lincolin Alayo Bernal. ISSN:
1681-5653
• PREVENCION DE DESASTRES NATURALES.(2012). LUIS LACA.

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