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Introducción

Numerosos métodos analíticos se han relacionado con el yodo. Cuando un analito reductor se


titula directamente (para formar I) en el método se denomina yodimetria.

El elemento yodo existe en varios estados de oxidación analíticamente importantes y que están
representadas por especies tan conocidas como yoduro, yodo (o ion triyoduro), monocloruro de
yodo, yodato y peryodato.
El yodo es un agente oxidante fuerte que se utiliza para la determinación de reductores es
altamente selectivo posibilitando la determinación de agentes reductores fuertes en presencia
de los débiles. Una ventaja importante del yodo es la posibilidad de un indicador sensible y
reversible en las valoraciones. Las soluciones de yodo carecen de estabilidad y por eso deben
ser normalizadas periódicamente
La concentración acuosa del yodo molecular nunca puede alcanzar un valor tan grande como 1
M pues su solubilidad en agua pura a 25 ºC en equilibrioes 0,00133 M. Además en presencia de
I- el yodo molecular tiene manifiesta tendencia a formar el ion triyoduro.
Todos los procedimientos directos o indirectos, se efectúan valoraciones con una solución
estándar de I2 que contiene una concentración relativamente alta de I- o se efectúan
valoraciones de I2 en presencia de I- en exceso.

Fundamento

    Se denominan yodimetrías a aquellas volumetrías en la que el reactivo valorante


es una disolución de yodo (en realidad triyoduro I3-) que actúa como oxidante,
permitiendo valorar especies reducidas. El yodo es un agente oxidante débil:

que tendría poca utilidad, ya que es poco soluble en agua, si no fuese por su facilidad
para formar complejos con yoduro, dando triyoduro:

Otra posibilidad son las yodometrías. En ellas se hace reaccionar un oxidante (Ox)


cuya concentración deseamos conocer, con un exceso de yoduro generándose una
cantidad estequiométrica de triyoduro según la reacción previa:

Este triyoduro es posteriormente valorado con tiosulfato sódico de concentración


exactamente conocida. Ambas especies reaccionan de acuerdo con la siguiente
reacción volumétrica:
El reactivo valorante es el tiosulfato sódico (Na2S2O3), y a partir de las estequiometrías
de las reacciones volumétrica y previa, podremos conocer la cantidad de Ox inicial. La
disolución de tiosulfato sólo puede utilizarse como reactivo valorante frente a yodo
(triyoduro), por lo que su utilidad está limitada a las yodometrías.
    El tiosulfato de sodio puede conseguirse fácilmente de gran pureza, pero el sólido
esflorece fácilmente y además sus disoluciones se descomponen con facilidad. Por ello,
se preparan disoluciones de concentración aproximada que se normalizan frente a
yodo (o triyoduro) y deben renormalizarse frecuentemente.
En esta práctica generaremos una cantidad conocida de triyoduro por reacción de un
patrón primario, el yodato potásico, con exceso de yoduro.

El triyoduro formado se valorará con el tiosulfato, que habremos puesto en la bureta,


hasta decoloración de la disolución (el yodo y el triyoduro son ambos coloreados
mientras el yoduro es incoloro), o bien hasta viraje del almidón, que es un buen
indicador de la presencia de yodo en las disoluciones (origina un color azul en
presencia de yodo o triyoduro).

El yodo es un tipo de oxidante de tipo medio, el cual nos permite realizar la valoración de
diferentes sustancias, en las que destacamos los tiosulfatos. En dichos procesos el yodo se ve
reducido a ion yoduro. Otras de los compuestos que podemos analizar a través de
valoraciones con el yodo, son los sulfitos, sulfuros, y diferentes iones como el de arsénico,
estaño o cobre.
Cuando realizamos reductimetrías, para valorar el yodo, el agente reductor por excelencia es
el tiosulfato. Por lo general, las reacciones que usan dicha aplicación, no pueden reaccionar
directamente con el tiosulfato, así, los agentes oxidantes reaccionan para dar lugar al yodo
con yoduros, para más tarde pasar a valorarlos con tiosulfato. Este tipo de reacción es de
indirecta y se conoce con el nombre de yodometría. En cambio, cuando hablamos
de yodimetría, hacemos referencia a una valoración que se realiza directamente con el yodo.

Son numerosos los compuestos capaces de llegar a oxidar al ion yoduro, transformándolo
en yodo. Seguidamente se procede a valorar el yodo que se ha formado con una
disolución de tiosulfato, pudiendo conocer así, tras una serie de cálculos, la cantidad de
sustancia que hasta ahora no conocíamos, la cual ha conseguido oxidar al ion yoduro.
Una práctica común del uso de las yodimetrías, es la determinación del ácido ascórbico en
preparados de tipo farmacéuticos. Dicha determinación se realiza a través de la valoración
del ácido ascórbico con una disolución de I2. El ácido ascórbico puede ser oxidado de
manera cuantitativa con un oxidante relativamente débil con el yodo; cuya disolución de
yodo se prepara añadiendo un exceso de yoduro potásico KI, para que se forme el
complejo I3, el cual tiene como característica, que es más soluble que el I2.
I3^- + 2 e^- ↔ 3 I^-
Al ser el I2 un oxidante débil, la gran mayoría de las sustancias que acompañan al ácido
ascórbico en los preparados farmacéuticos, como pueden ser los excipientes, no suelen
interferir en su valoración.
El indicador utilizado es el conocido con el nombre de, engrudo de almidón, el cual no
responde a un cambio brusco de potencial que se produce en las cercanías del punto de
equivalencia sino a la formación de un complejo en exceso de I2, de coloración azul.
En las yodometrías se realizan valoraciones directas con el yodo; mientras que en las
yodometrías se realizan valoraciones indirectas con el yodo. En el caso de las valoraciones
del ácido ascórbico, el yodo es el agente valorante; es una yodimetría. En el caso de las
valoraciones de agua oxigenada, la cual es una valoración yodométrica, el almidón si se
añade antes impediría la valoración debido a que éste podría reaccionar con el yodo.

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