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La caída del PIB en México es inevitable y algunos escenarios prevén que la

destrucción de empleos podría rondar un nivel de entre 150 mil y 170 mil fuentes
de trabajo sólo en este año. En dicho contexto, si México quiere que los efectos
negativos sean menos duraderos y que la recuperación llegue lo más pronto
posible, será necesario destinar cuantiosas cantidades de recursos, además de
tomar otra serie de medidas que disminuyan el impacto que se prevé como, por
ejemplo, una política fiscal expansiva. De las acciones que se tomen en estos días
dependerá lo que suceda en el futuro, afirman analistas.
Lo anterior hace muy probable que el gobierno (en estos momentos el principal
factor en la lucha contra la pandemia), tenga que renunciar a la meta de 0.7% del
PIB para el balance primario de 2020 e incurrir en un mayor déficit, ya que en
periodos de emergencia como el actual, los objetivos fiscales deben pasar a
segundo plano, además de que se deberían hacer también anuncios de una
reforma fiscal que incremente los ingresos públicos, y la cancelación de proyectos
de infraestructura que no son rentables (Refinería de Dos Bocas en Tabasco).
Algunos especialistas también ya manejan una serie de escenarios que miden el
impacto probable de esta crisis y que mucho depende de lo que suceda en
Estados Unidos, nuestro inevitable referente económico-financiero. En estos
escenarios la caída del PIB en México va desde un “optimista” -1 por ciento hasta
un desastroso -8 por ciento, en un contexto de plena incertidumbre como no
habíamos observado desde hace más de una década.

Opinión:
La caída del PBI en México es un factor negativo, pues no solo cae,
sino que estamos renunciando a que tenga un aumento, ya que la
prioridad (no solo de México) es ganar esta guerra contra la pandemia.
En el mejor de los escenarios la disminución del PBI solo sería del -1
por ciento y eso ya bastante pérdida.

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